Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Thomas Astruc, en el mundo de "Miraculous Ladybug: Tales of Ladybug & Cat Noir". Todos los créditos y ovaciones a la mente brillante tras la imagen (L) y a quién me las hace llegar.


Al principio no podía conectar sus palabras cuando se dirigía hacia él, solo eran un montón de letras juntas que intentaban -aunque nunca con éxito- expresar una idea, un sentimiento, aunque nunca fue nada claro.

Siendo Ladybug o hablando con Chat Noir era distinto, las palabras fluían sin problemas, y a veces lo hacían demasiado rápido, diciendo cosas dañinas o demasiado agudas, las que no eran sus verdaderos deseos.

Tardó en darse cuenta de aquello y le dolió más de lo que creyó, ver la cara desencajada de su compañero gatuno fue peor que quemarse con el horno… era un dolor mucho más profundo, mucho más latente.

Apenas tomó realmente conciencia de lo que ocurría, Chat ya no se encontraba con ella, se había marchado y ella no lo había alcanzado a detener. Saltó de tejado en tejado buscándolo, encontrándolo en el balcón que daba a su habitación, sobre la pastelería de sus padres, -Chaton, no quise…- dijo mientras se acercaba lentamente hacia él -lo sé, Ladybug- y nunca creyó que habría algo que le dolería tanto, menos que sería aquello.

Lágrimas involuntarias empezaron a correr por su rostro, temblores por todo su cuerpo y la culpa que la carcomía por dentro, -¿sabes gatito? sin tí no podría ser Ladybug, el que haya dicho que no te necesito como compañero es solo una patética manera de esconder mis inseguridades. Ahora no pido que me disculpes, pero quiero que lo sepas, sin tí a mi lado, dándome apoyo y protegiéndome en cada ataque, tu compañera sería otra… y quizás sea lo mejor, después de todo, solo soy una chica torpe debajo de todo esto. Lo siento, en serio lamento haberte atacado por sentirme mal conmigo misma- dijo con la voz rota, pero de la mejor manera que pudo, tomó una respiración profunda y volvió a irse por donde vino, a pesar de que podría sentirse más segura entrando a su habitación.

Ya destransformada, en la esquina del parque cercano a su hogar, con las lágrimas surcando todavía su rostro miró a Tikki y le preguntó -¿pueden realmente doler tanto las palabras?¿más que un ataque de akuma o una daga al corazón?- la kwami solo la miró con comprensión, sabía que nada de lo que le dijera en ese momento le serviría, se suponía que las palabras se las llevaba el viento, pero el dolor que venía con ellas perduraba por demasiado tiempo según su experiencia.


Recibo todo lo que quieran enviarme, okno. Soy feliz viendo que se pasan por las historias y escribir me hace feliz mientras leo, espero la nueva temporada y evado un poco mis actividades universitarias kajsjaks. Eso es todo, asi que...

Plagg, claws out!