Disclaimer: InuYasha no me pertenece ni ninguno de sus personajes (para mi desgracia)

Advertencia: AU. Faltas de ortografía que haya pasado por alto.

Día 30: Último adiós, Kag se va de Japón para nunca volver (Idea dada por Raquel)

Luces, cámara y… ¡SessKag!

Mi camino

Kagome se deslizó dejando atrás lo que fue su hogar por muchos, muchos años; ahí había pasado por una niñez repleta de felicidad y amor, rodeada de su familia, luego llegaron sus amigas Sango y Ayame para ponerle más sabor y emoción a su rutina, sobre todo la pelirroja que parecía un huracán de fuego.

Fue una buena y excelente vida, pero había llegado el tiempo de dejarlo para seguir adelante, una nueva aventura, le dolía mucho, dejar todo lo conocido para salir.

Suspiró antes de inhalar profundamente y caminar hacia el árbol sagrado, ese hermoso e imponente árbol que tantas historias vio y bendijo, como su amor hacia el hombre de su vida, que aunque por razones de fuerza mayor se separaron, para no verse de nuevo; esa vez fue muy doloroso, pero acobijada bajo las ramas pudo encontrar calma para su corazón roto, y ahora tendría que despedirse, se acercó y posó su mano en la madera.

Gracias por todo —murmuró con amor antes de acercar su frente y quedarse quieta por unos instantes antes de retroceder para apreciar la grandeza de él.

Oyó unos pasos acercarse, pero no se volteó y simplemente se quedó quieta cuando su madre se puso a su lado.

—Espero te vaya bien, querida hija.

Kagome sonrió.

Me irá de maravilla —prometió antes de posar levemente su mano sobre el hombro de su madre, haciéndola estremecer y que le dirigiera la mirada—. Es hora.

Los ojos de Naomi se llenaron de lágrimas antes de respirar hondamente.

Kagome le hizo una pequeña reverencia a su madre, antes de dar unos pasos hacia atrás para dirigirse a las escaleras, las bajaría por última vez, era de alguna manera triste, siempre se había quejado de los largas que eran, ahora se le iban hacer muy cortas.

Se detuvo al tenerlas a sus pies, pero había alguien ahí, con las manos dentro de los bolsillos y la cara tan hermosa y masculina de siempre, 6 años de no verlo, pensó que su corazón había cicatrizado, no era así, ella lo ama, aún después de todo ese tiempo.

Kagome.

Ella empezó abajar con lentitud, sin perder de vista al hombre, cuando se separaron no fue de mutuo acuerdo, un día sólo se fue y ahora volvía, era casi una burla, pero lo apreciaba por eso. Después de todo, él siempre le dijo las cosas claras.

Pensé que no volvería a verte —estaba a la mitad de las escaleras, pero su voz sonaba clara y fuerte.

Él le miró con sus profundos ojos ámbares, esos que tantas veces le habían transmitido tanta seguridad y cuidado, esos que aún amaba como el primer día en que se encontraron en la cafetería de la universidad, después de prácticamente tirarle su bandeja de comida al tropezar; esos que ahora lucían más serenos y bellos.

No pude decírtelo ese día, pero me prometí que estaría aquí cuando llegara el momento —él levantó la mano, llamándola—. ¿Vienes?

Kagome se detuvo a dos escalones de llegar, la mano varonil estaba a su alcance, pero tenía una duda.

¿Por qué te fuiste?

Porque eras tú o yo —él seguía manteniendo su mano en el aire sin mostrar signos de cansancio—. Y nunca hubiera dejado que fueras tú. No si yo podía evitarlo.

Ella negó la cabeza.

Siempre fuiste muy terco.

Siempre te he amado, más que a mi vida.

Y río.

Por fin, después de tantos años, ella era feliz.

Te amo, Sesshōmaru.

Él sonrió, ella aceptó su mano y desaparecieron para nunca volver. Dejando atrás a la familia y amigos de Kagome que lloran su muerte, un trágico accidente que se llevó su joven vida, pero que la reunió con su amor.

Y el árbol sagrado se meció y canto por la felicidad antes de volver a quedar silencioso y dormir.

Y colorín colorado, estos drabbles se han acabado. Espero hayan disfrutado mucho de este mes de actualización diaria, fue un reto para mí, el literal estar escribiendo diario para cumplir los días y lo fue mucho más emocionalmente porque este mes mi abuela paterna tuvo una recaída de su enfermedad y a finales de este mes falleció, sin embargo, pude seguir adelante con el apoyo de ustedes y en especial de dos chicas a las que les dedicaré este último drabble con todo mi amor: Raquel y Moon; gracias por estar ahí para mí, y además de ser las que literal me arrastraron a este reto y quienes vieron que lo hiciera, las quiero mucho.

Un abrazo a todos y con esto cerramos esta recopilación de drabbles.

FiraLili