Capítulo diez
Derrota
¿Quiénes eran esas personas que la rodean?
Le parecen sombras con gestos de lástima y luto. Quieren hablar con ella, escucha sus murmullos, mas no los comprende y se aleja. Quiere ocultarse. Ella no debería estar ahí; esa situación no debería estar pasando. Su casa no tendría que estar adornada por arreglos florales, esas coronas de rosas blancas con mensajes le repugnaban.
"Te extrañaremos"
¿A quién van a extrañar estas personas? Nadie tenía el derecho a estar ahí y a querer despedirse cuando hace mucho simplemente la olvidaron. Mebuki se había ido sin amigos, sin hermanos y sin padres. Y Sakura temía que también sin hija.
— Cariño…
Kizashi es el único al que acepta cerca. Sabe que su padre se culpa y quizá siempre lo haga, pero ella jamás lo acusaría; Kizashi se ha encargado de todo el funeral, y ha hecho hasta lo imposible para tenerla a ella sin preocupaciones. Sakura sabe que su padre no la abandonará, pero le resulta aterrador lo mucho que podría cambiar su vida.
—Sé que no puedo correrlos de casa —dice ella en voz baja—. Pero ninguno de ellos visitó a mamá, ni siquiera una llamada. Ellos no hicieron nada.
El hombre mayor cierra sus ojos al sentir más opresión en su pecho. Su hija tiene razón. Hay algunas caras que ni siquiera él conoce.
— A veces la gente llora más por remordimiento que por la pérdida, cielo.
Sakura mira en dirección al féretro donde su madre descansa. No la ha visto y no la verá. No quiere que los recuerdos sobre su madre siempre terminen con la imagen inerte de ella.
— Tu esposa…, Tsunade —Sakura dirige la mirada hacia su padre— ¿Ella vendrá?
Él sonríe tristemente y niega.
— Tsunade no lo consideró conveniente e igual yo.
La pelirosa siemplemente asiente y devuelve la mirada hacia el descanso de Mebuki. Ya han sido dos días y Kizashi no se ha apartado de su lado, y sabe que no lo hará hasta que ella se lo pida.
Más personas que ella no conoce llegan y Kizashi inmediatamente les atiende, porque así no se acercarán a ella para darle el pésame. Mucho le gustaría irse a su habitación, pero entonces esa gente intentaría abrir la tapa del ataúd para ver a su madre, y eso sí que no. Ha permanecido cerrado todo el tiempo. Nadie la vería ahora que ya no importa.
Pero entonces sucede que una voz familiar llega a sus oídos. Cuando mira, se muerde el labio al ver a su padre estrechando la mano de Sasori, y a éste diciendo lo mucho que lamentaba todo lo que pasó. Se aferra a sus rodillas y permanece en el asiento. Escucha que mencionan su nombre y poco después los pasos de Sasori se detienen a su lado.
— Sakura…
Su ceño se frunce por inercia cuando él toma asiento a su lado. No lo ve y él tampoco a ella. Ambos miran hacia el suelo, y Sasori deja que el silencio se genere entre ambos, porque apenas puede enlazar las palabras en su mente para hablar.
—No me quedaré mucho tiempo —comienza a decir él con cautela—. Sólo quiero que sepas que, a pesar de lo que pasó y de mis fallas, yo sinceramente lamento mucho que pases por esto. Mebuki-san no lo merecía.
Sakura se recrimina por las lágrimas que quieren escapar de sus ojos. Sasori pudo haber sido una basura con ella, pero nunca fue grosero con Mebuki, y además fue el único amigo que ella le conoció. Mebuki se fue pensando que Sasori es grandioso.
— Sé que no me necesitas y que no me quieres cerca, pero si tú me buscas, te aseguro que me encontrarás.
Sasori se levanta y se aleja de ella. Se va. Y Sakura otra vez se siente rodeada de sombras lúgubres. A veces su padre se acerca para ver cómo está, pero hay tantas personas que apenas tiene libre unos minutos para ella. Y está bien, ella entiende. Un funeral es mucha carga para un solo hombre. Sin embargo, se siente tan débil y emocionalmente vulnerable, que por un instante quiso detener a Sasori y pedirle que esté a su lado. Incluso sin hablar. Sólo estar ahí para ella. ¿Realmente habría sido tan malo? Si lo llamara y le pidiera regresar…, ¿sería un error?
Tal vez pueda alcanzarlo.
Toma una decisión y se pone de pie. Mira en dirección a la puerta, queriendo visualizar al pelirrojo, mas no consigue verlo. Camino hacia la salida, pasando entre esas sombras disfrazadas de pena, pero no lo encuentra. Sasori ya no está.
Se maldice a ella, maldice a la ironía. Otra vez las lágrimas quieren arder y tal hecho la llena de coraje. Que se joda Sasori, ¡que se jodan todos lo que fingen su luto!
Se da la vuelta y camina firme hacia la caja, a la cual brinda una mirada brillante, y por un segundo siente como si su madre estuviera de acuerdo. Les gritará que se larguen. Que tomen sus malditas flores y palabras de consuelo, que desaparezcan…
— Basta, Sakura.
Su cuerpo tiembla cuando su padre la toma por el brazo y le susurra al oído. Se muerde el labio, baja la mirada y entonces las lágrimas comienzan a salir. No quiere a esa gente ahí, y sabe que su madre tampoco los hubiese querido ver. No son bienvenidos a su casa.
— Dame unas horas más y yo mismo les pediré que se vayan, ¿de acuerdo? Por ahora lo mejor es que estés en tu habitación. Y no te preocupes…, yo la cuidaré, permaneceré a su lado hasta que deba irse.
Siente que su padre le besa la cabeza. Hace mucho que no lo hacía, porque ella no se lo permitía, pero en estos momentos el gesto le es devastador. Sus sollozos comienzan e intenta callarlos, pero aun así acepta la petición de su padre. Lo mira a él entre lágrimas y después mira el ataúd de Mebuki.
— No dejes que interrumpan su descanso.
Su padre le sonríe y ella, a pesar de esas gotas saladas, se siente tranquila al dejarlo acompañando a su madre.
Asi que se va a su cuarto, aquel que seguramente pronto tendrá que abandonar, porque su padre ya le ha dado a entender que lo mejor sería mudarse; no profundizan el tema, pero Kizashi la quiere con él y Tsunade. Y eso será un problema. Si antes no se sentía lista para conocer a la mujer, mucho menos ahora; lo único que le interesaba de Tsunade, es que le diera el apoyo necesario a su padre para que supere la culpa.
Porque él merecía ser feliz al lado de la mujer que ama. Y algún día le dará el gusto de cenar los tres, pero no aún. No pronto. Tsunade tendría que esperar un poco más.
Repentinamente escucha que llaman a su puerta. Ni siquiera ha conseguido recostarse cuando ya quieren irrumpir su paz. ¿Es que nadie nota que ella no los quiere cerca? Al parecer tendría que ser más clara.
Antes de abrir, se asegura de que ya no quedan rastros de sus lágrimas y entonces se enfrenta a la persona que tiene delante. Y se sorprende, sus ojos así lo demuestran.
¿Qué hace él ahí?
— Tu padre me indicó el camino a tu habitación. Me dijo que querías estar sola, pero más que eso, que necesitabas compañía —dice Sasuke, y sus ojos oscuros la contemplan cautelosos.
Viene con ropa de luto, así que no era sólo que había pasado por ahí casualmente. Él era consciente de lo que estaba sucediendo.
— ¿Cómo lo supiste? —pregunta ella, sosteniendo aún la puerta con su mano. Se permite perder la batalla y desvía la mirada hacia abajo, deseando más que nada controlar el nudo que se le está formando en la garganta.
— Pregunté a los maestros la razón de tu ausencia e insistí hasta que me dijeron —contesta él.
Los labios de Sakura se curvean. Vaya que el chico es terco.
— Me permití venir —continúa él—, porque te imaginé sola pasando por esto, y creo que no me equivoqué.
Entonces ella recuerda lo que dijo Hinata, que Sasuke y Naruto estuvieron en su casa hace poco y que, por ende, conocieron a Mebuki. Tal vez, sólo tal vez, Sasori no fue el único "amigo" que su madre le conoció, y aunque no lo eran, le daba gusto que eso haya pasado. Puede que Mebuki se fue con la idea de que no la dejaba sola.
"¿Te dio gusto verlos, mamá?"
Posiblemente jamás lo sabría, pero iba a pensar que sí.
— Ese día yo planeaba hablar contigo —dice Sakura al alzar la mirada hacia él. Sus orbes verdes brillan, un poco enrojecidos por lo que ha llorado, mas no hay tristeza por la que Sasuke deba preocuparse—. Iba a amenazarte, estoy segura, pero ahora quiero agradecerte que hayas venido a mi casa sin avisarme, y también que te permitieras venir hoy.
Ambos se dedican miradas cargadas de significado; se entienden, ella ya no tiene que añadir nada más y él no insistirá en esta ocasión. Sakura lo acepta, y al dejarlo entrar a su habitación, también le permite el acceso a conocerla tanto como pueda permitírselo.
Se declara oficialmente vencida por Sasuke.
¡Mil gracias por sus generosos comentarios! Esta vez tardé más en actualizar, pero apenas me devuelven la pc y así es más fácil que hacer las cosas con el celular c:
Deseo de corazón que que el capítulo les haya gustado, hasta la próxima :)