I don´t know you anymore

Epílogo

Por Lu de Andrew

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OoOoOoOoO

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-¿Qué tiene Rosemary? – Inquirió Albert tumbado a lado de su mujer sobre una toalla a las orillas de la casa en la playa que habían adquirido en Florida.

Diez años después habían cumplido su promesa y continuaban haciendo crecer a su familia. Tenían cuatro hermosos hijos además de Rose. Anthony de 10, Rhys de 8, Derek de 6, y la pequeña Millie de 4. No querían que hubiera mucha distancia entre las edades de cada uno de sus hijos, querían que su familia estuviera unida y por eso no demostraban abiertamente quien era el favorito.

Albert seguía siendo un extraordinario hombre de negocios, pero pasaba más tiempo con su familia y delegaba más responsabilidades en sus empleados. Mary y Philip, seguían trabajando para ellos, pero más como empleados de confianza que otra cosa. Por eso, en el fin de semana que habían organizado, estaban ellos como invitados. Obviamente los hijos de Mary, Eddie y Lily, estarían ahí. Lily seguía siendo amiga de Rose, incluso asistían juntas al instituto, en el caso de Eddie, estaba en su último año en la universidad y empezaría sus prácticas profesionales en la empresa de Albert.

Candy después de su retiro profesional, se había asociado con Hillary la esposa de Terry, y Con Dorothy, que en ese entonces ya llevaba cinco años de casada con Archie. Tenían una escuela de modelaje y una casa diseñadora, ambos contaban con fama y la aceptación del mundo de la moda. Ella todavía modelaba en casos especiales, como cuando le proponían modelar ropa pre-mamá. Justo el trabajo que acababa de realizar durante los últimos meses. Con seis meses de embarazo, y con la apariencia de haberse comido una pelota de playa, esperaban a los últimos miembros de la familia. Ese embarazo no había sido planeado, pero fue bien recibido desde el comienzo, así que, después de que los dos pequeños que vinieran al mundo, ya no tendrían más hijos.

Y mientras Albert acariciaba al estómago de su esposa tratando de calmar a sus hijos que parecían karatecas dentro de su madre, miraba a su hija mayor sentada descuidadamente a la orilla del mar con la vista perdida, se preocupó. Secretamente, Rose era su preferida, ella significaba mucho para él, recordándole la época en que conoció a Candy.

-Hmmm, creo que será mejor que se lo preguntes a ella. – Albert la observó con el ceño fruncido. Dejó de frotar el vientre de su esposa y ella protestó.

-¡Oye! Tus hijos se encuentran en pleno combate ahí adentro y… - Pero al observar a Albert y su preocupación, lo animó a ir con su hija. – Mira Albert, se trata de un chico, ya hablé con ella, pero está muy triste. Tal vez si habla con su papi, se sienta mejor.

-Ya sabía yo, que ese fulano de tal la haría sufrir… ¿Qué pasó?

-Anthony lo vio besándose con otra chica después de la ceremonia de graduación. Según la descripción de tu hijo, "se la quería comer enterita". – Ambos rieron ante las ocurrencias del pequeño, pero sabían a lo que se refería. – Y si quieren llegar a la comida, será mejor que vayas ahora y hagas lo posible por mejorar su ánimo.

Candy se encaminó hacia su casa.

Todos sus amigos estaban ahí, preparando hamburguesas, cerca de la piscina. Sus hijos estaban junto a los demás pequeños y como siempre, su omnipresente madre cuidado de ellos. Siempre decía que quería recompensar el tiempo perdido con Candy, y aprovechaba también para pasar tiempo con sus nietos. Para Candy había sido una gran ayuda mientras pasaba tiempo en su trabajo.

-¿Qué te pasa, corazón? – Albert se sentó sobre la arena y pasó un brazo sobre los hombros de su hija. Ella lo vio y recargó su cabeza en el hombro de su papá. Suspiró con tristeza.

-Me peleé con Erick, pá.

-¿Se puede saber por qué?

-Bueno… - Rose se sonrojó. – Supongo que sí, pero…me da pena. Creo que fue más fácil explicárselo a mamá. – Albert se inquietó, ¿qué había hecho su hija? Prefirió guardar silencio, aunque prefería salir corriendo, no sabía si estaba preparado para oír confesiones de una adolescente, y más cuando era su hija y él pensaba que se trataba de cosas íntimas. Pero seguramente Candy le hubiera advertido.

-Ya debes saber que Erick se besuqueó con Dana, hace dos días. – Albert asintió, aunque no sabía quién rayos era Dana. – Bueno pues, yo le reclamé, y él me puso un ultimátum.

-¿Cómo es eso?

-Bueno…es que él… es decir yo… - Gimió de pura frustración. – Ya tenía tiempo que él me pedía, una… ¿prueba de amor? – Albert sintió que se quedaba sin aire.

-Y…tú… ¿se la diste? – Cerró los ojos al preguntar.

-¡Papi! ¿Cómo crees? Mi más grande sueño es esperar hasta casarme. Todo mundo me critica, pero ustedes me han enseñado que lo más importante en ese acto, es hacerlo por amor, y cuando uno ya esté completamente maduro y preparado para asumir cualquier… responsabilidad. – Albert la abrazó con más fuerza, admirando la madurez de su hija. Y agradeciendo al cielo porque no le hubiera dado la "prueba de su amor" al bueno para nada. Un escalofrío recorrió su espalda al imaginar a su pequeñita en manos de ese idiota.

-Me parece muy bien, tu decisión, corazón.

-Sí… Solo que cuando le expliqué lo mismo a Erick, me mandó a volar. Y semanas después habló conmigo y me dijo que por mi esperaría todo el tiempo del mundo.

-Y supongo que solo esperó hasta la graduación.

-Supones bien. Después del baile en vez de llevarme a casa, quiso que fuéramos a un hotel. Obviamente yo le dije que no, y fueron Jimmy y Maribeth, quienes me llevaron de regreso. Al día siguiente, me llamó por teléfono y me dijo que era la última vez que me permitiría comportarme como una "novia virginal". Así que me dijo que al siguiente día me esperaba en su casa, sus padres no estaban así que…bueno, ya sabes.

-Pero al siguiente día…

-Viajamos hacia aquí. Me llamó por teléfono, y terminó conmigo. Sé que hice bien, pero siento que me duele el corazón, yo lo quiero mucho. Dudo que pueda querer a alguien así.

-Ya veo. ¿Te arrepientes?

-No. Es que pensé que me quería de verdad y me hice ilusiones.

- Es lógico, usualmente te diría que a tu edad no se sabe lo que es el amor. Pero tú y yo sabemos que, tu madre y yo nos enamoramos a la misma edad, y míranos ahora. Así que sé lo que estás sintiendo.

-Entonces, ¿tú crees que yo debí…?

-Un momento, dije que te comprendo, pero, y te hablo como hombre y no como tu padre, hiciste bien al comportarte así. Los chicos como Erick solo utilizan a las mujeres para crecer su ego y su lista de ligues. Te lo digo porque yo era así – Rose abrió sus ojos ante la revelación. – Hasta que conocí a tu mamá, a pesar de que vivía sola y las circunstancias que le rodeaban, se dio su lugar, e hizo que la persiguiera y me tomara la molestia de cortejarla. Imagínate mi reacción cuando la primera vez que invité a salir, solo se despidió de mí con un apretón de manos. ¡Ni siquiera un beso! – Rose se burló de su papá a carcajada abierta. – Sí, anda, ríete de tu viejo.

-Tú no estás viejo - Le dijo ella de mejor humor - ¡Eres el hombre más guapo del mundo!

-Aduladora.

-Bueno, ¿y qué pasó?

-Pues que destrozó mi ego. Yo estaba acostumbrado a que en la primera cita… bueno, ya sabes.

-Sí, ya sé. – Contestó Rose con una risita, al ver la cara de su padre.

-Su actitud me intrigó, nadie me había rechazado, así que después, no la dejé en paz, y utilicé todo mi encanto para conquistarla. Cuando nos hicimos novios, ya estaba enamorado de ella.

-Yo quiero tener una historia de amor como la de ustedes. – Dijo Rose soñadoramente. – Bueno sin la intervención de tías y padrastros odiosos.

Rieron juntos y Albert ayudó a poner de pie y se sacudieron la arena de la ropa.

-¿Ya te sientes mejor?

-¿Después de saber que mamá te dio calabazas en su primera cita? ¡Claro!

Caminaron rumbo a la casa abrazados y aunque Albert sabía que su hija estaría triste, con el tiempo lo superaría, solo esperaba que fuera pronto.

Cuando llegaron, se dirigieron hasta donde estaban reunidas las mujeres. Candy, Hillary, Dorothy, y Kate, estaban platicando animadamente, con risitas nerviosas y mirando atentamente hacia el otro lado de la piscina.

-¡Pero si está como quiere! – Exclamó Dorothy.

-¡Dorothy! ¡Que te puede oír su mamá! – Dijo Hillary apenada.

-¿Y qué? El que esté casada, no quiere decir que sea ciega y admire la belleza masculina. – Se defendió la primera.

-Es apenas un niño, Doth, - Comentó Candy pausadamente.

-¿Qué pasa, amor? – Preguntó Albert abrazándola por la cintura.

-Nada, solo que Eddie ya dejó de ser un niño. – Kate sonrió cuando la vista de todos fue dirigida al joven que acababa de salir de la piscina portando como traje de baño, un vaquero desgastado, corto, arriba dela rodilla. Su torso desnudo demostraba que el joven se dedicaba a fortalecer el cuerpo. Tenía los músculos marcados, la espalda ancha y una cintura estrecha, hacían verlo demasiado atractivo. Eso aunado a su pelo negro, ojos grises, la piel bronceada y unos rasgos atractivos, hacían que todas las chicas estuvieran loquitas por él.

Pero al parecer el solo tenía ojos para una en especial, pues desde que vio a Rosemary, no apartó su mirada de ella, y cuando se acercó hasta ella, sonrió de medio lado y ella sintió que se le aceleraba el pulso.

La chica salió corriendo hasta él, y lo abrazó. No se habían visto en dos años, pues sus vacaciones nunca coincidían. Y Rose se mostró tan encantada que se olvidó de lo que la rodeaba.

-Bueno - Habló con desgana Albert, ante lo obvio. - Esa es la chica que hace solo quince minutos me decía que no podría olvidar a su exnovio.

Pasaron una tarde maravillosa en compañía de familiares y amigos. Convivieron hasta tarde y ya entrada la madrugada fueron a descansar. Rose ya había olvidado por completo a su ex, y Albert supo que su hija ya había encontrado el amor verdadero.

En la comodidad de su cama, Albert esperaba a que Candy por fin se acostara. El día había sido muy excitante para ello y los gemelos, había aguantado hasta el fin, y él se sintió orgulloso de su mujer. Su orgullo y amor por ella crecían con el tiempo y con cada embarazo que ella soportaba, a pesar de las incomodidades.

-Ven acá – La jaló hacia él cuando la tuvo a su alcance. La colocó en su regazo y le dio el beso que quería darle desde la tarde. Cuando se separaron, le dio un beso en su hombro desnudo, haciendo a un lado el pequeño tirante de su camisón. – Así es como deberías estar siempre.

-¿En tus piernas? Te vas a cansar, y más cuando parezca mamá elefante. – Le sonrió tiernamente.

-No pesas nada. ¿Ya te dije que te amo?

-Hmmm, no, este día no lo suficiente.

-Te amo.

-Y yo a ti… hay veces que me pregunto qué hice para merecerte y por tener tanta felicidad.

-Sufrir por una tía loca, y un padrastro aún más.

-¿Cómo está tú tía?

-Bien. Igual que siempre, más acabada, pero con igual temperamento. Fue a verme solo porque necesitaba mi autorización para la venta de una casa que poseíamos en partes iguales. – Albert nunca le diría que había vuelto a pedirle a su tía que no volviera a pisar alguna de sus propiedades. Seguía destilando odio hacia Candy e, incluso ahora, con sus hijos. No quería volver a verla ni en pintura, si quería ponerse en contacto con él lo tendría que hacer por medio de sus abogados.

-¿Y a ti cómo te fue con el abogado? – Inquirió él cambiando de tema.

-Pues gracias a los papeles que mamá proporcionó, pudieron comprobarle a Charles la evasión de impuestos y pudieron darle otros diez años de cárcel. Y quien sabe si los acabe con vida, su estilo de vida está cobrando factura y está enfermo del hígado.

-Pues espero que no sufra, pero se merece estar en la cárcel.

-Ajá.

Candy estaba ya dormitando. Albert se dio cuenta de ello, y la acomodó bajo las sábanas. Con delicadeza la arropó y abrazándola por la espalda, sosteniendo su abultado vientre con sus manos, se dispuso a acompañar a su esposa al mundo de los sueños.

Candy sonrió entre sueños, mientras sus hijos por fin dejaron de combatir en su vientre. Esa noche, Albert y Candy compartieron con ternura, su cama, sus sueños, su amor, y…a sus dos karatecas que los despertaron dos horas más tarde, moviéndose dentro de su madre como si tuvieran su propia fiesta privada...

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¡Wow! ¡Terminamos! Doy gracias a Dios que me ha permitido la vida para "recomenzar" mi faceta de "escritora", jajaja. Nuevamente doy gracias a todas ustedes por la paciencia y la espera. Yo, como lectora sé cuan difícil es esperar, y esperar, y esperar, a que tu escritora favorita vuelva a publicar otro capítulo, pero también estoy del otro lado; el de la escritora. Y ahora comprendo lo difícil que es cuando tu vida cambia, cuando las circunstancias ya no son, ni pueden ser las mismas que cuando empezaste una nueva aventura al escribir fanfics.

Digo esto por un comentario que recibí donde me dicen que todas las historias las tengo a medias y que aunque es difícil una enfermedad, a ella ya hasta se le había olvidado mi historia.

A esta chica, que no dejó su nombre, quiero decirle que espero de corazón que nunca cambien sus circunstancias. Espero que siga teniendo a su mamá a su lado, que nunca la pierda después de una difícil enfermedad y que supere esta tragedia de un día para otro, así como si nada. Y que nunca se enferme, a tal grado que se sienta mal las 24 hrs del día, que no pueda comer prácticamente nada, en espera de encontrar un tratamiento que le ayude, aunque sea un poco. Y que cuando piense que se está recuperando, no tenga que ir varias veces a urgencias porque el dolor no la deja ni pensar.

Esta ha sido mi vida el último año y medio, y no se lo deseo a nadie. Así que "guest", perdóname por no tener prioridades como seguir escribiendo fanfics para tu deleite personal. Tú me dijiste: "no quiero ser grosera", y yo tampoco, pero si no deseas seguir leyendo mis historias, porque no actualizo tanto como tu quisieras, no hay ningún problema; porque lamentablemente no puedo decirle a mi cuerpo que no enferme, o a mi mente y corazón que no se deprima al extrañar a mi mamá. Lo siento, no puedo.

En cuanto a toooodas mis historias inacabadas, que solo eran tres, porque los demás son One-shots, pues como ya les había mencionado, las terminaré, con la ayuda de Dios.

Bueno, después de aventarme mi choro mareador, jajajaja, pues, por fin terminamos esta historia a la cual le tengo mucho cariño. Les platico que me inspiré en la canción de Savage Garden que lleva el mismo nombre, originalmente por si alguna no lo sabe, fue un minific, y cuando decidí volver a publicarlo, pues obviamente quise ampliar un poco más la historia.

Finalmente, nuevamente le quiero dar las gracias por absolutamente todo su apoyo, paciencia y demás. Me despido de este fic, y nos seguimos leyendo en los otros.

¡Las quiero harto y, hasta la próxima!