— ¡Naru esta poseído! —Exclama Mai a todos los integrantes del equipo SPR, quienes se reunieron cuando Mai los había llamado desesperadamente.

— ¿Poseído? —Pregunta Ayako con la ceja alzada. Mai asiente fervientemente.

— No se siente nada extraño a su alrededor —Añade Masako— ¿Que te hace suponer que esta poseído? —Pregunta con curiosidad.

— E-está actuando extraño —Dice sonrojándose al recordar lo que hizo anteriormente— ¡Esta poseído!

— Y yo te digo que no puedo sentir nada —Repuso Masako molestándose de que no le crean— ¿Dudas de mis poderes?

Ella negó con la cabeza.

— No, pero... él me...

— ¿Él que? —Preguntó Monk al ver que se había callado y ella empezó a ruborizarse. Al recordar lo que su jefe había hecho o intentando hacer.

— M-me, me...

— ¿Qué? —Cuestiono Masako no aguantando el suspenso.

— ¡Me guiño un ojo! —Gritó. Y eso fue lo peor que pudo haber hecho, eso sonaba estúpido, pero no quería decirle que la había intentado casi besar, que le había hecho masajes, que le dio gracias por su te, que le beso el dorso de su mano, que la llamo hermosa.

No. No. No.

Y su cara se coloreo hasta quedar de un bordo. Parecía una pava hirviendo.

— ¿Te guiño un ojo? —Y Masako se rio ocultando su boca detrás de la manga del kimono— ¿No será que le entro algo en el ojo? Es bueno saber que creas que no te va a guiñar un ojo estando en todos sus sentidos, pero por esa razón no puedes intuir que esta poseído.

— P-pero, pero —Comenzó ahora sonrojándose por la vergüenza— ¡Por favor John! ¡Tírale agua bendita! —Suplicó— De verdad que esta raro.

Jonh que tenía una clara duda en su rostro fue sorprendido cuando vio a Naru detrás de Mai.

— Ni se te ocurra —Le dijo dirigiéndose a él— Y tu Mai —Apoyando sus manos en sus hombros ¿La iba a masajear?— Trae té y deja de decir claras a estupideces referentes a mi persona.

Con eso dicho se fue cabizbaja. Sintiéndose muy avergonzada. De verdad que no lo estaba imaginando. Naru le coqueteaba, actuaba muy atento, romántico. ¡Agh! Extraño.

Al traer el té y servírselo a los invitados. Noto que su jefe no estaba.

— ¿Y Naru? —Preguntó mirando a su alrededor.

— Esta en la oficina —Contestó Ayako. Mai se estremeció al saber que estaría a solos al menos por un minuto en ese cuarto.

Al ver que todos actuaban normalmente. Se dio cuenta que nadie le creyó, porque Naru solo actuaba diferente cuando estaba a solas con ella.

Golpeo suavemente la puerta y oyó un pase de su jefe. Entro nerviosa y dejo la bandeja en la mesa extrayendo la taza te, la cual se derramo brevemente cuando Naru rozo su mano. Tocando suavemente las yemas de sus dedos.

— Gracias Mai —Pronuncio, sonriendo levemente.

La aludida no acostumbrada a esas muestras de afecto. Se sonrojo de pies a cabeza que casi estuvo a punto de desfallecer. Sintiendo un hormigueo en todo su piel.

Lo miro tan fijamente y por un buen rato mientras bebía su te que él le pregunto provocativamente si quería un poco. Una propuesta que hizo escandalizar a Mai, después de todo, eso sería un beso indirecto.

— Aun queda té en la cocina —Respondió excusándose y apartándose del contacto se marchó rápidamente de ahí.

¿Por qué no la regañaba? ¿Por qué no le contestaba fríamente? ¿Por qué no la obligaba a trabajar?

Se preguntaba con el corazón martillando contra su pecho. No es que fuera masoquista, pero este Naru la ponía los pelos de punta.