Primero de todo gracias por entrar y dar la oportunidad a este pequeño fic que se me ocurrió en una conversación con una persona muy especial por las calles de Sevilla.

Este fic está inspirado en unas canciones de un grupo llamado Itaca Band, exactamente: cerca del suelo, siempre que tu quieras, ahora y aquí, 180 y camaleón. Han ayudado a inspirarme en esta historia.

Me gustaría agradecer a dos personas. La primera, mi pareja, siempre ahí y dispuesta a echarme una mano con cualquier cosa. La segunda a una escritora muy vaga que debe acualizar ya o empezaré a cargar la pistola. (Que ya está limpia...)

En fin, muchas gracias por el simple hecho de entrar y espero que os guste.

Zelena aparcó su coche verde, que Regina le había regalado por su cumpleaños, delante de la mansión. Había dejado a Robin con Belle y todo el equipaje en la tienda de ella y Gold. Llamó al timbre, un poco nerviosa a sabiendas que la morena estaría sola en casa ya que Henry estaba con Emma. Al cabo de pocos segundos Regina abría la puerta vestida con uno de sus típicos trajes, siempre bien vestida, pensó la pelirroja.

"Zelena, hola. ¿Qué haces aquí?" Sonreía después de la sorpresa de verla en su puerta.

"Quería hablar contigo, ¿puedo pasar?"

"Si, claro, claro, pasa. Estaba haciéndome la comida, si quieres puedo ponerte un plato también y te quedas a comer." se dirigía a la comida seguida por Zelena.

"Si, porqué no." Se sentaba en uno de los taburetes de la cocina mientras Regina terminaba. Jugaba con sus dedos, signo de nerviosismo, uno que la morena vio.

Al cabo de unos minutos y de alguna que otra charla banal, se pusieron a comer en la isla de la cocina, una delante de otra.

"Y bueno, ¿de qué querías hablar?" Preguntó directa, comiendo un poco de su ensalada.

La pelirroja removió su plato, jugando con la comida. Gesto infantil que hizo sonreír a Regina. "Pues...me voy Regina."

"¿C-cómo que te vas?" intentaba no atragantarse con la comida.

"Me voy de Storybrooke" decía sin darle importancia a un asunto que, por la cara que ponía, si lo era para Regina.

"Pero…¿Pero donde?¿A Oz?" A esas alturas había dejado los cubiertos en la mesa y solo prestaba atención a lo que decía la ex-bruja.

"No, ya te dije que no me quedaba nada ahí por lo que volver. He estado mirando algunas casas en Boston, hay una muy bonita a las afueras de la ciudad, cerca de un bosque. La ví y me pareció un buen sitio para Robin y para mi." Regina no se podía creer lo que escuchaba. Se iba a ir, después de como había avanzado su relación, ahora se iba. Y además hablaba sin darle importancia al tema.

La morena se quedó mirándola, Zelena seguía comiendo, observando su plato para no levantar la cabeza y encontrarse con sus ojos, como si la comida fuera lo más interesante que hubiera visto en años. Regina seguía sin saber cómo encajar lo que acababa de soltar la pelirroja. "Pero Zelena…¿Por qué te quieres ir?¿Por qué ahora que ya ha pasado todo y estamos en paz? Somos de los buenos, nos hemos redimido."

"No Regina. Tu te has redimido. A ojos de todo el pueblo solo tu te has redimido." Dijo soltando un bufido, cansada, mientras se frotaba los ojos.

"Pero ya no tienes tu magia, ya no eres una amenaza para nadie aunque quisieras volver a hacer alguna maldad."

"Aun así...Regina...tu mejor que nadie deberías saberlo. Las historias son victorias seguras para los héroes, no para los villanos. Porque te guste o no, somos villanos. Y aunque cuatro o cinco nos vean con buenos ojos, no significa que todos lo hagan." Mientras hablaba se había levantado a poner los platos en el fregadero. Ahora, apoyada en la encimera miraba a Regina a los ojos. "Y estoy cansada, ¿sabes? Estoy cansada de las etiquetas de la gente."

Regina se levantó caminando nerviosa por toda la cocina con una copa de vino en la mano. Intentaba no perder los nervios. Sentia nerviosismo, rabia, decepción y algo que no pudo descifrar, corriendo por todo su cuerpo. "Pero tu ya no tienes magi-"

"Eso no importa." La cortó Zelena con un suspiro. "Me siguen con la mirada cada vez que voy por la calle, como si en cualquier momento fuera a subir a mi escoba y acabar con todos ellos. Que alguna que otra vez, ganas no me han faltado."

"Pero...Zelena...has cambiado mucho para llegar hasta aquí." Decía acercándose a ella. "Y hemos avanzado muchísimo las dos. Como brujas, como personas, como hermanas…"

La pelirroja soltó una risa amarga a la vez que bajaba la cabeza como si sus pies fueran de lo más importante. "Regina...tu y yo nunca hemos sido hermanas como tal. Puede que vengamos de la misma madre pero realmente somos dos extrañas que se han conocido una vez adultas y que comparten sangre. Pero nunca nos hemos comportado como tal. Y lo siento pero yo no te veo solo como a una hermana." Dijo esto último a modo de susurro esperando que la morena no le encontrara el doble sentido.

Regina se quedó parada a unos centímetros de ella. Balbuceando algo dudoso que le sacó una sonrisa relajada a la mayor. Zelena se acercó a ella y la abrazó. Era un abrazo que ninguna de las dos había tenido nunca. Era un abrazo lleno de ese sentimiento que no podían descifrar o no querían nombrar. Regina le dijo con ese abrazo, hundida en su cuello entre sus rizos, que no se fuera. Zelena le dijo con ese abrazo, mientras le acariciaba el pelo, que estuviera tranquila.

Cuando se separaron Regina empezaba a tener los ojos llorosos. Zelena, en vez de burlarse de ella como normalmente haría, le secó las lágrimas con ambos pulgares y le dió un beso en la frente. Ambas se quedaron mirando a los ojos, absortas en nada más que eso. Pero Regina, a pesar de la voz interna que tenía diciéndole que era su hermana, no pudo evitar desviar la mirada hasta los labios de Zelena para luego volver a sus ojos.

La pelirroja por su parte intentaba no hacer ninguna estupidez, sabía que debían separarse pero sus pies no respondían.

De pronto y provocando que ambas dieran un salto hacia atrás, el móvil de la morena recibió un mensaje. Corriendo ésta fue a buscarlo, recuperándose así del momento que acababa de tener con Zelena.

"Es Emma, dice que necesita verme. Cosas del administración."

"Tranquila, debo ir a recoger a Robin y el equipaje en la tienda de Gold." Dijo quitándole importancia.

Regina se quedó estática con el bolso en el brazo y las llaves en la mano. "Ah, te...te vas hoy…"

"Si."

"Puedo acercarte con el coche si quieres."

"Tranquila, he venido con el mío, no quiero causarte más problemas. La sheriff te estará esperando" Dijo esto último con un tono molesto. A veces envidiaba que su morena estuviera tanto tiempo con la rubia, tenía la impresión de que Emma sentía algo más por Regina.

La alcaldesa abrió la puerta sin decir nada e intentando pasar por alto el tono de Zelena. Andaron las dos hacia sus coches y una vez ahí se miraron sin saber qué decir.

Y de golpe, como si fuera un acuerdo silencioso se abrazaron. Se sentían bien en los brazos de la otra, no querían separarse. Cuando el abrazo de hizo más largo de lo normal empezaron a darse cuenta de dónde estaban y de que el momento de separarse empezaba a llegar. Volvieron a mirarse perdiendo la noción del tiempo hasta que la pelirroja habló

"Te escribiré cuando llegue, podemos hablar por mensaje, ahora que tengo un teléfono móvil de esos y se usarlo." Resoplaba provocando una carcajada de Regina.

"De acuerdo. Me gustaría ir hablando contigo y que me avisaras cuando lleguéis."

"Lo haré... Adiós Queenie."

Y no supo de dónde salió pero la morena se acercó a Zelena y le dió un beso en la mejilla, demasiado cerca de la comisura de sus labios.

"Adiós Greenie."

Y así, Regina vió como se subía al coche y arrancaba.

¿Qué te pasa Regina? Si madre te viera ahora mismo... Tenía un batalla interna entre ella misma y algo que aún no sabía lo que era. Le dolía ver a Zelena irse pero…¿porqué?

Sacudió la cabeza subiendo al coche e intentando no pensar mucho se dirigió al ayuntamiento.

Por otro lado, Zelena no podía aguantar más. No podía pasar un día más en la misma ciudad con Regina. Claro era que cuando se conocieron la envidia recorría por sus venas pero a lo largo de los años ha aprendido a ver realmente a Regina y no a La Reina Malvada. Y ese sentimiento de envidia se transformó en uno de amistad que, después de un largo tiempo, empezó a coger forma de algo que a la ex-bruja no le gustaba mucho.

Hasta que llegó un día, la boda de Emma y Hook, en el que se dió cuenta de todo lo que sentía por Regina. La vió ahí bailando, preciosa con ese vestido blanco y granate, y de vez en cuando le lanzaba una sonrisa que le cosquilleaba todo el cuerpo.

Y aunque intentó no darle importancia, aunque intentó que su relación fuera lo más normal posible, aunque intentó nunca decir el nombre de esos sentimientos que sabía de sobra de que se trataban; decidió que lo mejor para ella y su corazón era irse de la ciudad.

Llegó a la tienda agradeciendo a Belle el haber cuidado de su pequeña. Una vez puso el equipaje en el maletero, puso el motor en marcha. Al acercarse a la línea de la ciudad frenó justo delante del cartel, bajó del coche y miró hacia atrás.

"Adiós Regina…"

Bueno, pues hasta aquí el primer capitulo, agradecería algún que otro comentario: como creeis que seguirà la cosa, como se lo tomarán los demás...

Espero que os haya gustado y cualquier opinión es bienvenida, constructiva claro. ^^