N/A: Solo puedo escribir KatsuDeku si es comedia o angst; no hay un intermedio. Es un hecho.
Renuncia: Los personajes pertenecen a Horikoshi.
Advertencias: intento de suicidio y gore (kinda).
000: school rooftop
.
.
La azotea del instituto siempre se encuentra cerrada bajo un fuerte candado, con un gran cartel de: «Prohibida la entrada al alumnado». Izuku no sabe —ni quiere saber— las historias que se encuentran detrás de aquella señalización y la fuerte cerradura de metal, pero una cosa que los miles de tutoriales de los que ha sido testigo en Internet le han enseñado, es que no es un método infalible. Romperla le cuesta mucho menos que colarse en la escuela a altas horas de la madrugada.
Cuando abre la puerta, se ve instantáneamente golpeado por una fría ventisca. Le da un escalofrío y recuerda que el invierno se encuentra más cerca que nunca. Lamenta no poder volver a pasar la Navidad junto a su madre.
Arrastra los pies por el suelo y cada paso que da hace que sus pulsaciones aumenten. Lo ha estado meditando durante meses, pero aún no es capaz de aceptar por completo el concepto de la muerte.
Tiene miedo, mucho miedo. Pero sabe que, una vez que su cuerpo golpee contra el duro asfalto, ya no podrá lamentarse por nada.
La valla que rodea la azotea está totalmente deteriorada, así que solo necesita tirar un poco de ella para romperla. Es muy antigua y posiblemente el instituto cree que no es necesario renovarla, al fin y al cabo, ¿quién decidiría malgastar su tiempo aprendiendo a romper una cerradura solo para suicidarse?
Por supuesto, esa persona tiene nombre. Y se llama Midoriya Izuku.
Estando al borde, sus pies le tiemblan. Observa, temeroso, el vacío, y trata de no imaginar su cuerpo desparramado de forma desagradable en el suelo. Pero falla al intentarlo.
Cualquier persona se habría echado hacia atrás a partir de aquel punto, pero Izuku no es cualquier persona. Traga saliva y cuenta hacia atrás a partir de cinco en su mente, antes de dar un paso y sentir cómo su cuerpo cae.
Es justo como ha leído en mil artículos de Internet. Ocurre a cámara lenta, y ve cómo toda su vida pasa frente a sus ojos. Recuerda al doctor que le diagnosticó su falta de particularidad. Recuerda a su madre, llorando y disculpándose por algo que no era su culpa mientras lo abrazaba. Recuerda a una versión demacrada de All Might, escupiendo sangre y destruyendo las únicas esperanzas que aún mantenía de ser un héroe.
Y entonces, antes de que su cráneo colisione contra el suelo y se rompa, y de que sus vísceras se desparramen en la acera, recuerda a Katsuki, repitiendo aquellas palabras en las que estuvo pensando durante sus últimas noches.
«Si tanto quieres ser un héroe, ¡confía en que conseguirás una particularidad en tu siguiente vida y da un salto de fe!»
Duele, duele muchísimo, pero solo perdura durante unos segundos, y entonces deja de sentir nada. Muere.
O eso piensa.
Ve negro y se pregunta si ya ha muerto, pero entonces abre los ojos, y la luz de las farolas le deslumbran. Piensa que es un sueño, o que probablemente ahora es un fantasma, hasta que parpadea y se pone de rodillas. Debajo de él hay un charco carmesí, pero su cuerpo está intacto, como si hace apenas unos segundos no se hubiese lanzado desde un edificio.
Su respiración se acelera, y en su mente se repite como un mantra un: «no puede ser, no puede ser, no puede ser…»
Su mente se encuentra repleta de preguntas, de un sinfín de porqués, pero bloquea todos sus pensamientos y se levanta, con las piernas incluso más temblorosas que cuando se encontraba al borde de lo que pensaba que sería su muerte.
En silencio y arrastrando los pies, camina hasta su casa con el uniforme manchado de sangre.
«Al parecer el universo ni siquiera me permitirá morir en paz, ¿no?»