HOLA CHICAS, CÓMO LO PROMETÍ HE VUELTO CON UNA NUEVA HISTORIA.

DESDE LUEGO, MIS PROTAGONISTAS SON CANDY Y TERRY QUE SON MI PAREJA FAVORITA.

MI HISTORIA ESTÁ BASADA EN EL ANIME, Y SE CENTRA EN LAS VACACIONES DE VERANO EN ESCOCIA, PERO CON NUEVOS GIROS EN LA HISTORIA QUE CONOCEMOS.

ESPERO LES GUSTE, Y OJALÁ ME ACOMPAÑEN A LO LARGO DE ESTA.

KATY.


CAPÍTULO 1

-Candy, de verdad siento mucho que te hayan castigado por mi culpa… Ahora mismo iré a hablar con la hermana Gray.

Tal vez si le digo que fue idea mía visitar a Archie en el cuarto de castigo decida levantarte el castigo o al menos nos castigue a las dos… así no estarás sola todas las vacaciones.

-No te preocupes Annie, además tú no debes hacer eso, si tu madre se entera…

-No me importa… sabes Candy… tú me has ayudado a tener valor… además ahora que se sabe que yo también estuve en el hogar de Pony… ya no tengo por qué ocultarlo...

-Ya Annie, basta no voy a permitir que lo hagas… además no será tan malo estar aquí sola… tendré mucho tiempo libre para estar en la segunda colina de Pony y jugar con Clint… Ahora, será mejor que vayamos a al comedor, que seguramente la Hermana Cristina se enfadara si llegamos tarde.

-Sí, vamos.

Cuando Annie y Candy entraron en el comedor, Paty ya les esperaba.

La muchacha permanecía calmada y serena a pesar de ser blanco de las burlas de Eliza y compañía.

Sin embargo, al ver a sus amigas, su rostro se iluminó con una sonrisa.

-Oh Candy, estaba muy preocupada… supe que la hermana Gray mandó llamarte…

-Si bueno, no fue nada grave… sólo tendré que pasar aquí las vacaciones de verano.

-¡Candy! ¡Lo siento tanto!


-Así que pasarás las vacaciones en Escocia, Eliza. -dijo Luisa, lo suficientemente fuerte como para ser oída por todas las chicas que estaban a la mesa.

-Mi tía abuela nos ha invitado a pasar las vacaciones en la villa que la familia tiene cerca de Edimburgo.

-Entonces también irán tus primos, y Candy incluida, dijo Luisa arrugando la nariz.

-Claro que no, Candy no será invitada a venir.

-dijo Eliza, esperando que sus palabras causaran algún daño a la rubia.

Durante toda la cena, Eliza estuvo mandando a Candy claras señales de lo satisfecha que estaba de haber logrado que la tía abuela excluyera a Candy de las actividades de la familia.

Sin embargo Candy no dio señales de estar triste ni sentirse mal al respecto, cosa que molestó a Eliza.

Sin embargo, ya en la intimidad de su habitación, Candy se sintió herida, sabía que la tía abuela la repudiaba y jamás la vería como un miembro de su familia, pero se consoló pensando en que de cualquier forma, aunque hubiera sido invitada, su castigo no le permitiría ir, y cuando la tía abuela se enterara de lo sucedido, no querría ni oír hablar acerca de tenerla cerca.

Así que tal vez lo mejor era quedarse en el colegio.

La mañana trajo consigo una nueva esperanza para Candy.

Se levantó temprano, y salió a dar una caminata por los terrenos del colegio.

Candy notó que el verano estaba llegando definitivamente.

El clima, normalmente frío, ahora era mucho más cálido, y el bosque comenzaba a reverdecer.

Sin proponérselo, Candy llegó hasta la segunda colina de Pony.

En la cima, pudo ver con deleite que los narcisos comenzaban a florecer, y su perfume inundaba el lugar, llenándola de una tranquilidad inigualable.

-Vaya, no sabía que las monas despertaban temprano...

-Terry ¿Qué haces aquí?

-Sólo vine a fumar un cigarrillo… -respondió él con naturalidad.

-sabes que no me gusta que fumen en mi colina…

Terry silbó para provocar a Candy.

-No tienes que hacerte el gracioso… estoy molesta contigo… si no hubieras peleado con Archie…

-¿qué…?

-olvidalo…

-Si no hubiéramos peleado, la tímida y tú nunca habían ido al cuarto de meditación, y la hermana Gray no habría cancelado tus vacaciones ¿no es así?

-¿Cómo sabes que...?

-Eso no importa… había venido con la esperanza de encontrarte y ofrecerte un trato.

-¿trato?

-¿sabes? Yo podría convencer a la hermana Gray de que te levante el castigo… a cambio sólo pido una cosa…

-¿Y qué puede ser?

-sólo tienes que pedirlo de rodillas…

-olvídalo… -nunca me arrodillaré ante ti. -dijo Candy y se alejó corriendo.

Apenas llegó con el tiempo justo a la clase de francés.

Pero por supuesto no pudo concentrarse en nada.

Ese mocoso malcriado le había arruinado el día… ¿que se creía? Prefería mil veces estar en el colegio sola antes que hacer lo que le pedía.


Por la tarde, Annie y Paty irían a la biblioteca para poder completar sus deberes.

Candy las acompañaría, pero no se sentía bien, por lo que decidió dar un paseo.

Caminó en dirección a los bosques, sin embargo, al dar vuelta por los edificios que servían de comedor, vio a una de las cocineras…

La mujer lloraba desconsoladamente.

-¿Qué le sucede señora? ¿Puedo ayudarle?

-No señorita.

-venga, siéntese.

La mujer se dejó guiar por la muchacha, nunca en el tiempo que había trabajado en el colegio una alumna se había acercado con tanta amabilidad hacia ella…

-Dígame señora ¿qué sucede?

-La hermana Gray ha cancelado mis vacaciones… una alumna se quedará en el colegio, y mi deber es quedarme a cuidarla.

Aquella noticia le cayó a Candy como un balde de agua helada.

-Estaba tan feliz por las vacaciones… realmente quería ver a mi hijo, pero ahora tendré que escribirle y decirle que no podré verlo.

Candy se sintió culpable… pues no pensó que pudiera afectar a alguien, y sin embargo lo había hecho…

-No se preocupe señora, todo se resolverá y usted podrá ver a su hijo. - le dijo Candy y se alejó corriendo.

Pensó en ir a hablar con la hermana Gray y convencerla de que estaría bien aunque estuviera completamente sola, pero desechó la idea.

La hermana Gray jamás la escucharía…

Pensaba en ello, cuando recordó que Terry había dicho que podía ayudarla…

Entonces se encaminó hacia la colina, pensando que lo encontraría allí, sin embargo, para su mala suerte, él no estaba allí.

Esperó por un largo rato, pero él nunca apareció.

Así que se marchó, decidida a encontrarlo lo antes posible.

Por la mañana, se celebró el oficio religioso, y Candy supo que Terry no estaría allí.

Entonces, al salir de misa, vio a Stear y Archie, que como siempre esperaban por ella para hablar por lo menos unos cuantos minutos.

Entonces a Candy se le ocurrió que podía pedirles a sus primos que le dieran a Terry su mensaje.

-Candy ¿dónde has estado? Hemos estado tratando de encontrarte, pero ni Annie ni Paty saben dónde te encuentras.

-Bueno yo… he estado un poco ocupada… -dijo ella.

Stear y Archie se miraron uno al otro un tanto confundidos, pues Candy jamás se había comportado de aquella extraña manera.

-Stear ¿puedes hacerme un favor?

-desde luego…

-perfecto… ¿Terry Grandchester es su vecino de cuarto no es cierto?

-Así es pero…

-Por Dios Candy, ¿no querrás que busquemos a ese malcriado? -dijo Archie.

-En realidad… sí…

-Pero Candy, ¿por qué te empeñas en ser amiga de ese aristócrata engreído?

-sólo necesito que le digan que acepto su oferta.

Archie iba a replicar nuevamente, pero en ese momento una de las monjas se acercaba y tuvieron que alejarse.

Archie y Stear comentaron la extraña petición de Candy.

Al llegar a la puerta de su habitación, vieron con sorpresa que Terry acababa de salir de su cuarto.

Stear dio a Archie un codazo, pero éste no se movió, no estaba dispuesto a permitir que Candy siguiera haciendo amistad con aquel chico.

Entonces Stear tomó la iniciativa…

-Espera Terry…

Terry se detuvo, y centró su mirada en Stear y Archie.

-Candy me ha pedido que te dijera que está dispuesta a aceptar tu propuesta…

Terry se quedó paralizado, pues lo último que esperaba era que Candy estuviera dispuesta a cumplir su petición…

Archie aprovechó el momento para saltar encima de Terry.

-¿Qué le has hecho maldito?

Terry empujó a Archie y se safó de su agarre.

-¿estás seguro? -preguntó A Stear.

-Sí…

-Eso es imposible… tarzan pecosa nunca aceptaría arrodillarse ante mí… -dijo, y salió corriendo, sin que Stear y Archie pudieran decir nada.


Candy estaba en su habitación tratando de realizar sus deberes, pero no podía concentrarse en lo más mínimo… se preguntaba si Stear y Archie habían entregado su mensaje.

Pensó en cruzar hasta la habitación de los chicos, pero le había prometido a Annie y Paty que se reunirán en su habitación para tomar chocolate y comer los deliciosos dulces que sus primos le habían dado, por lo que tendría que esperar hasta el dia siguiente.

Muy temprano por la mañana, su sueño se vio interrumpido por un toque en su puerta.

Se puso su bata, y abrió la puerta apenas lo suficiente, pues aún había rastros de la reunión de la noche anterior.

Sin embargo, para alivio de Candy, se trataba de la hermana Margaret.

-Candy, la hermana Gray quiere verte en su oficina, espero que no te hayas metido nuevamente en problemas.

Candy fue a arreglarse lo más rápido que pudo y siguió a la monja, preguntándose ¿qué había hecho esta vez?

Cuando llegó llamó a la puerta.

-Adelante.

-¿Quería verme hermana?

-Señorita Andrew, he decidido levantar su castigo…

-¿de verdad? -gracias hermana…

-No se apresure… he decidido levantar el castigo, con la condición de que se inscriba al colegio de verano.

-Lo haré hermana… muchas gracias.

Candy estaba muy animada, y ni siquiera las bromas de Eliza le hicieron cambiar su humor.

Pero aún persistía en ella la duda de si en verdad Terry había tenido algo que ver con el cambio de decisión de la rectora.

Durante el almuerzo, Candy se encontró con la mujer que trabajaba en la cocina del colegio.

-Señorita, tenía usted mucha razón, las cosas se resolvieron y ya no tendré que quedarme en el colegio...

-Me alegro mucho señora.

-Ahora podré volver a Escocia…

-¿usted también irá a Escocia?

-sí señorita, iré a trabajar a la villa que el duque de Grandchester tiene allá…

-Entonces ya no quedó duda para Candy...ahora tenía que encontrar a Terry y pagar el precio del favor que le había hecho.

A la hora de descanso, se escabullo a la colina…

Sin duda, Terry estaría allí…

Cuando Candy se aproximaba, escuchó unas melancólicas notas, tocadas en armónica.

Y supo entonces que Terry estaba allí.

Caminó lentamente, y a medida que se aproximaba, sentía como su corazón latía cada vez con más fuerza… Hasta que pensó que se saldría de su pecho.

-Hola, le saludó Candy, para luego tomar asiento en el césped.

Él parecía no haberla escuchado, pues siguió tocando su instrumento.

Candy disfrutó de cada hermosa nota, hasta que el chico finalmente se detuvo.

-¿qué haces aquí?

-vine a cumplir mi parte del trato…

Terry se quedó pasmado al ver la sinceridad con la que Candy le hablaba.

-¿Estás diciéndome que en verdad lo harás?

-No soy la clase de persona que incumple sus promesas…

-¿Por qué aceptaste?

-Porque una persona inocente iba a pagar por mis acciones…

Entonces sin previo aviso, Terry se levantó, visiblemente molesto.

-No me debes nada. - dijo, y se alejó rápidamente sin dar oportunidad a Candy de decir nada más.

Candy se dio la vuelta, y regresó a su habitación, estaba muy confundida y muy molesta, y es que sólo aquel mocoso tan engreído, era capaz de hacerla sentir de aquella manera…