¡Hola! He vuelto a tardar porque soy un desastre de persona, pero aquí está el último capítulo de esta historia :D

Al final no pude responder vuestros rw, pero prometo hacerlo mañana :)

Gracias por leer.


Disclaimer: Todo lo reconocible de Harry Potter es de JotaKá.


Dedicado a Angelito Bloodsherry, que fangirlea mucho con esta historia y todavía trato de comprender por qué, si es un desastre como su autora xD


-Historias corrientes-

XI. Ducha.

Algo que tanto Harry como Draco amaban eran las duchas. Hundirse en la bañera y dejar que el agua te cubriese estaba bien, pero estampar a tu novio contra la pared de una ducha y hacer con él cosas que los niños no deberían saber, estaba mejor.

Mamadas, folladas rápidas, folladas lentas, hacer el amor, darse cariño… Daba igual que era lo que hiciesen en ese baño; siempre sucedía en la ducha, un espacio demasiado estrecho para dos hombres adultos y considerablemente altos (o al menos Draco lo era). Pero su libido no era algo que pudiesen controlar, y tampoco querían hacerlo.

No eran ellos, eran sus instintos sexuales. Sus hormonas alocadas. Muy pocas veces habían entrado a la ducha con intención de hacer algo más allá de un par de besos inocentes bajo la regadera. Eran las circunstancias, no ellos. O al menos esa era su excusa.

Y es que ver a tu pareja, completamente desnudo y con el agua empapando su cuerpo, diminutas gotas bajando por zonas bastante atrayentes, era una cosa que ninguno de ellos iba a desaprovechar. Quizá esa era una de las razones por las cual el baño, en una hipotética lista de los lugares más impuros de su departamento, estaría en alguno de los tres primeros puestos.


XII. Camino.

Hermione había aprendido algo a lo largo de los años que Harry y Draco llevaban de pareja y era que los dos sabían comprenderse sin necesidad de utilizar palabras y parecía que sus cuerpos reaccionaban de manera instintiva cuando sentían que el otro estaba incómodo, triste, enfadado, feliz… No importaba el sentimiento, siempre habría una reacción por parte del otro.

Un ejemplo de ello se daba en ese momento, en la fiesta de cumpleaños de Lavender Brown donde ésta, completamente borracha, no paraba de sacar a luz algunos recuerdos que incomodaban a Harry. Cosas que habían sucedido en la Torre de Gryffindor y que avergonzaban al pelinegro de manera escandalosa y que hacían reaccionar a Draco, pasándole una mano tranquilizadora por la espalda y susurrándole algunas cosas en el oído.

De la misma manera que Draco reaccionaba para confortar a Harry, éste hacía lo mismo. Como en aquello ocasión dónde Seamus, al comienzo de la relación de los dos chicos, dejó claro su desagrado ante la idea de Harry con el antiguo Slytherin, diciendo algunas cosas dañinas que sacaron la parte más cruel de Harry, quien no dudo en defender a su novio y hundir (sólo un poquito) a Seamus con sus palabras.

Pero conocer al otro no era una barrera para las peleas. Parecía que esa capacidad de leer las emociones del otro se bloqueaba cuando discutían y se convertían en dos idiotas dándose tumbos contra una pared llamada «falta de comunicación». Peleas que a veces hacían que uno de ellos se largase del apartamento, demasiado enfadado con el otro como para mantenerse en la misma habitación. Cabreos que no los dejaba dormir y que los convertía en dos idiotas que solo sabían decir «lo siento» cuando volvían a encontrarse frente al otro.

A través de todo eso, Hermione había aprendido una cosa muy importante sobre ellos dos, algo que le aseguraba que esos los chicos durarían juntos y que eran los únicos capaces de destruir ese vínculo que se había creado entre ellos, y es que ellos dos siempre buscarían la manera de llegar al otro. No importaban las peleas, las discusiones, los gritos, los reproches, siempre encontrarían la forma de volver al otro.

Como un camino marcado en la tierra y que nada podría borrar jamás.


XII. Marcas.

Al principio de su relación, Harry aprendió que la marca oscura sobre el antebrazo del rubio era algo que nunca enseñaba; ni siquiera cuando eran solo ellos dos. Siempre oculta por chaquetas, camisas o un brazalete de cuero que perteneció a Regulus Black.

La marca de Voldemort era como un fiel recordatorio de un pasado oscuro. Algo que atormentaba a Draco y que de alguna manera lo estancaba. Incapaz de seguir su camino porque una cadena negra y oxidada lo ataba a una tumba con la palabra «mortífago» grabada en la piedra.

Pero Harry también tenía su marca, esa cicatriz en la frente que durante toda su infancia lo atormentó y que se convirtió en una conexión directa con un asesino. Una marca que a veces sentía que volvía a arder y que lo despertaba en mitad de la noche, con lágrimas en los ojos y las muertes de sus amigos grabadas en su mente.

Una marca que también lo ataba al pasado, recordándole que por tenerla había sufrido una desastrosa infancia, seguida de una peligrosa adolescencia y siendo culminada con una frustrante madurez. Un rayo que representaba más que el recuerdo de Voldemort; representaba la muerte y la oscuridad. Representaba una vida encadenado al «tienes que hacer esto» y al «eres nuestra única esperanza». Una marca que definía una vida dónde él jamás tuvo la oportunidad de decidir.

Marcas que destrozaban sus pieles y que, cuando tuvieron la valentía de decirle al otro lo que representaban para ellos, dejaron de doler para siempre. Porque cuando el rayo ardiese, Harry solía tenía que cerrar los ojos y recordar los labios de Draco sobre su frente. Y cuando la marca de Voldemort se oscureciese, Draco simplemente tendría que fijarse en esta y rememorar el suave camino que Harry había inmortalizado en su piel con sus dedos, calmando el dolor.

Porque esas marcas representaban para ellos algo que pudieron entender a la perfección y que supieron calmar al momento.


XIV. Compromiso.

Draco estaba nervioso. Nunca, en ningún momento de su vida, había estado tan nervioso por algo. Ni siquiera en su primer partido de Quidditch. Estaba histérico, y las palabras tranquilizadoras de Hermione sólo lo alteraban más. Se arregló por quinta vez la ropa y miró a Hermione con ojos de cordero degollado; ella rodó los ojos y se acercó a él.

—Todo saldrá bien —le dijo—. No sirve de nada que te alteres. Aunque lo hagas lleno de barro y de la peor forma posible él aceptará.

—No me tranquilizas —murmuró él y la mujer apretó su mejilla con fuerza medida.

Draco gimió de dolor por el contacto y se apartó de Hermione, murmurando un: «qué violenta» por lo bajo. La hora de su cita con Harry llegó y el rubio, tras intercambiar un par de palabras con la antigua Gryffindor, salió del apartamento de Granger y se dirigió al restaurante acordado.

Harry ya estaba allí cuando llegó. Entraron y comenzaron su cena de aniversario; todo fue perfecto. Comieron, charlaron, hicieron bromas y se dieron unos cuantos mimos. Llegaron a la casa pasada la medianoche, desvistiéndose con lentitud y entregándose al otro entre risas tontas y gemidos ahogados.

Ambos yacían tranquilos después de una sesión intensa de besos, Draco recostado sobre su espalda, dormitando con tranquilidad, y Harry observando la forma desordenadas en que la ropa había sido esparcida por la habitación. Observó una pequeña caja sobresaliendo de uno de los bolsillos del pantalón de Draco, por lo que estiró su mano y la agarró, abriéndola con pereza y ahogando un jadeo contra la almohada al ver el interior.

Con una sonrisa tonta se colocó el anillo de plata en el dedo, suspirando ante la idea de casarse con Draco. Miró a su pareja, ahora completamente dormido, y acarició su antebrazo, recorriendo con los dedos esa marca oscura en su piel antes de entrelazar sus manos y dormirse.

A la mañana siguiente Draco despertó y recordó al momento la propuesta que la noche anterior no había hecho. Se giró en la cama, observando el lugar vacío que su novio había dejado, y vio la caja de terciopelo sobre la almohada contraria.

Tragando saliva, Draco la abrió y frunció el ceño al ver un papel doblado colocado en el hueco dónde, se supone, que tendría que estar el anillo. Lo cogió y lo abrió, soltando una sonora carcajada cuando lo leyó lo que allí estaba escrito.

Sí, me casaré contigo. Pero la próxima vez acuérdate de pedírmelo estando despierto.

Harry.

PD: Hay gofres en el microondas.


XV. Comienzo.

Harry tomó asiento en frente de Draco. Los rostros de ambos reflejaban una seriedad escalofriante y la tensión era exageradamente palpable. Se mantuvieron en silencio unos largos minutoas antes de que Harry se armara de valor para hablar.

—Así que… —dijo y el rubio arqueó una ceja—. ¿Se supone que tú eres mi cita a ciega?

—Eso parece —concedió el otro.

Mantuvieron la mirada seria unos segundos antes de echarse a reír, todo ambiente incómodo desapareciendo y dejando paso a la situación tan bizarra que se estaba desarrollando. El salvador del mundo en una cita a ciegas con su enemigo de la infancia y que encima era un exmortífago.

—Bueno, pues deja que me presente, soy Harry Potter, tengo veintiséis años, trabajo en el Ministerio como auror y siempre he querido viajar por el mundo.

Draco soltó una ligera risa—. Yo soy Draco Malfoy, tengo veintiséis años, trabajo en una pequeña empresa de publicidad y he viajado a muchos sitios, y siempre estoy dispuesto a repetir la experiencia acompañado por alguien.

Harry sonrió y respondió. Rápidamente la conversación entre ambos fluyó, dando comienzo a una posible pareja (nada) corriente y que tendrían muchas historias (poco) corrientes que contar en el futuro.


¡Y ya está! ¿Qué os ha parecido? ¿Bien? ¿Mal? ¿Increíble? ¿Fatal? Not bad?

Vuestras opiniones las podéis dejar en los comentarios, y podéis incluir también si veis algún dedazo o algo, es tarde aquí donde vivo y me vi obligada a editar el cap 500 veces xD

De verdad espero que esta última parte os haya gustado :D


Para Angelito:

Querida, escribir With a little help of my friends y esta historia para ti, ha sido un gustazo.

Sabes que no soy fan del drarry, pero me ha encantado salir de mi zona de comfort para poder regalarte algo decente.

Con la historia de los Slytherin simplemente debo decir que fue un placer escribirlo, después de todo ya habrás podido descubrir que tu canon mental sobre ellos es prácticamente igual que le mío y que tengo una ligera obsesión con esas serpientes.

Espero que estas dos pequeñas historias valiesen la pena de leer y te quiero agredecer de todo corazón los increíbles reviews que dejaste, no sabes las sonrisas que me has sacado y lo increíblemente reconfortante que ha sido descubrir que tenemos tantas cosas en común y que me tocó de AI la mejor persona del mundo mundial(?

Pues eso, que me ha encantado regalarte estas dos cositas y que espero volver a tener la oportunidad de escribirte algo (si tienes más peticiones de este estilo, déjamelas por ahí xD).


Muchas gracias a todos por leer esta pequeña historia.

Besos y abrazos,

AliciaBlackM.

PD: ¡REVIEWS y GO!