Y lo logré! Terminé esta historia a tiempo. Y bueno a todo mundo, muchas gracias por seguir esta historia y no saben lo feliz que estoy. Gracias a todos por tomarse su tiempo de leer a esta principiante de escritora y ya sin más que decir aparte de… FELICIDADES laurenlmprincess POR TU CUMPLE! Muchos abrazos, pastel y recuerda que un año más no es envejecer sino convertirse en leyenda. Y bueno, gracias por sus reviews, gracias por su gran paciencia y apoyo y sin más qué decir… COMENZAMOS EL FINAL!

….

Capítulo 12.

Una nueva historia.

Adrien temía que un asesinato se cometiera en el vuelo de regreso, miraba de forma alternada al doctor que estaba claramente intimidado por su hermano y a Félix que estaba rígido, con la mandíbula apretada, los brazos cruzados y sus ojos fijos en el hombre que ni se atrevía a verle. Pero todo parecía sacado de aquellas novelas que secretamente veía de vez en cuando. Y es que apenas supieron lo de Bridgette, Félix arrastró al médico a la fuerza en el jet privado que los llevaría de regreso, y en la espera de la orden para despegar fue más que clara la amenaza de su hermano. Ni siquiera Alya abrió la boca al ver a Félix así. Adrien comenzó a pensar en cada cosa que el doctor había dicho una hora atrás.

-Jamás olvidaré ese día. Cuando nos informaron de un accidente en el que tres personas estaban involucradas nos movimos rápido. Cuando llegó esa chica y nadie más me informaron que las otras dos habían muerto en el accidente. Estaba muy mal, fueron horas de someterla a una operación de emergencia, fue un milagro que sobreviviera. La llevaron a un cuarto en la Unidad de Cuidados Intensivos. Salí a fumar aliviado y orgulloso de tan buen trabajo, seguro que sobreviviría. Pero entonces una joven apareció...

-¿Qué joven?- preguntó Félix y el hombre pareció titubear.

-Claudia Bourgeois. Imposible no reconocerla siendo la hija del alcalde de aquel entonces, salía en las noticias con su padre.- los nudillos de Félix se volvieron blancos ante la fuerza de los puños y se cruzó de brazos.

-¿Y qué quería?- preguntó Alya.

-Con aire petulante se acercó a mí y me preguntó si yo era quien había atendido a la joven. Lo que me sorprendió fue que dijo mi nombre y mi edad, me sorprendí pero afirme. Y como si estuviese hablando del clima me pidió... no, ordenó, que matara a la chica que acababa de salvar.- Félix se tensó más, temblaba de pura rabia y Adrien tuvo que intervenir ahora.

-¿Y usted qué hizo?

-¡Me negué! ¡Diablos! Incluso amenacé con denunciarla pero no supe que tenía al mismísimo diablo frente a mí hasta que volvió a hablar. Me amenazó, me dijo que si no lo hacía mi carrera quedaría arruinada, que tenía múltiples contactos para hacerlo. Y cuando el director del hospital apareció y hablaron de lo más cordial frente a mí supe que hablaba en serio. Y cuando se fue dijo que si no lo hacía también podría mandar a encargarse de mí.

-¿Y qué paso después?- preguntó Adrien.

-Le dije que sí y pensé. Dios, estaba aterrado. Pero tampoco podía matar, no era un asesino. Así que pensé rápido, podría hacer creer que la maté, y así lo hice.- humedeció sus labios antes de seguir.- Hice que la trasladaran a otro cuarto, uno privado. Después firmé la orden para la cremación de los padres, creo que eran sus padres, y de otro cadáver desconocido que teníamos sin reclamar desde hace un tiempo. Si no podía ver su cadáver mejor. Fue... difícil informar al único familiar y del supuesto error, era una niña y casi lo echo a perder cuando se desmayó.

-¿Y qué hizo con Bridgette después?- preguntó Alya esta vez.

-Debía sacarla de allí, solicité un traslado, fue complicado pero lo logré. Fue sacada de la ciudad y me trasladé a Marsella para mantenerla vigilada, pero en coma... no estoy muy orgulloso de decirlo, me encargué de dejarla en un estado comatoso y me deslindé de ella. Era un maldito peso que quería deshacerme y la dejé para que fuese el problema de otro. Llamaba de vez en cuando preguntando por mi antigua paciente hasta que despertó y ya no quise saber nada, fue lo mejor...- de repente fue asido del cuello por Félix que lo puso cara a cara, Adrien y Alya no supieron reaccionar a tiempo.

-La dejó a su suerte infeliz, ¿sabe cuántas personas hizo sufrir por eso? Y usted dice que era una carga... ¡Que quería deshacerse!- lo sentó de brusca nuevamente.- Agradezca que no le mate con mis propias manos, porque usted la salvó. Y esta vez va a ayudarnos o las amenazas de Claudia Bourgeois serán simples palabras a comparación de lo que estoy dispuesto a hacerle.

Adrien suspiró. Le era increíble lo que Claudia fue capaz de hacer, nunca pensó que estuviera tan loca. El sonido del teléfono del avión privado inunda la cabina, la azafata contesta y mira a ambos jóvenes.

-Disculpen señores, tienen una llamada a nombre de Natalie Sancourt.

-Gracias.- dijo Adrien que se levantó y atendió.

-¿Natalie?

-Adrien, ¿dónde están?

-De regreso, estamos a una hora de regresar a Paris.

-Bien, un auto les estará esperando. Hay muchas cosas que discutir.

-¿Paso algo más?

-Hemos descubierto que la señorita Bourgeois tuvo que ver con el accidente de la familia Dupain-Cheng tiempo atrás.

-¿Cómo lo supieron?

-La joven Chloe vino a nosotros hoy mismo. Nos ha confesado todo.

-¿Chloe?- Adrien no podía creerlo, desde que rompió su amistad con ella no había sabido, o no había querido saber algo de ella.- Entiendo...

-Ya hemos dado aviso a la policía. Y las están buscando.

-Gracias Natalie. Ya le aviso a Félix.

-Regresen con bien.- colgó y Adrien miró a su hermano.

-La policía está buscando a Bridgette y a Claudia. Natalie acaba de confirmar que Claudia tuvo que ver con el accidente.- Félix apretó los puños y Adrien estaba seguro que si Claudia se atravesara en su camino, a Félix no le importaría si era mujer o no.- La policía las está buscando, y estoy seguro que nuestros amigos también. Hay muchas personas que no permitirán que algo le pase a Bridgette, eso es un hecho.- Félix no pareció relajarse ni un poco, después se levanta y toma el teléfono.- ¿Félix?

-Tienes razón Adrien, hay personas que quieren mucho a Bridgette.- dijo al marcar un número.- Marinette, ¿sigues en el hospital?... ¿Tiene el hospital el teléfono de Bridgette?

-¡¿Secuestrada?!- se escuchó la voz de la usualmente tranquila gerente de la tienda y todos los empleados alrededor detuvieron su labor. En el antiguo edificio de Bridgette pasaba algo similar.

-¡¿CÓMO?! ¡Claro que ayudaremos!- gritó la encargada del edificio, y en la iglesia de Marsella el padre estaba al teléfono.

-Por favor, si alguien la ve que avisen de inmediato.

-La iglesia está al tanto y se ha dado aviso.- dijo el padre que estaba en la iglesia de Paris.- Esperemos que no le pase nada.- antiguos compañeros que pudieron salir, antiguos vecinos, y gente de los refugios a los que ayudó ahora estaban en las calles esperando encontrar a Bridgette, era sorprendente como una persona podía ser tan querida por tantos pero ese era el don de Bridgette, una presencia que buscaba ayudar e iluminaba con su presencia el mundo de todos al conocerla.

La habitación de Claudia Bourgeois estaba inundada de los gritos de André Bourgeois, ex-alcalde de Paris, y es que la policía había arribado en compañía de Gabriel Agreste y Natalie Sancourt para buscar pruebas de su posible paradero.

-¡Esto es un atropello! ¡No tienen derecho!- el capitán Raincomprix se acercó sin dejarse intimidar por el antiguo alcalde y superior.

-Tenemos una orden de registro. Y si interviene me veré en la penosa necesidad de hacer que lo arresten.- el hombre boqueó como pez fuera del agua.

-¡Esto no se quedará así! ¡Tengo contactos!

-Al igual que yo.- dijo Gabriel harto de escuchar al hombre vociferar todo el día.- Así que haga lo que quiera pero desde ahora le digo que su hija va a terminar tras las rejas como la asesina que es.

-Usted no sabe lo que dice. Mi hija sería incapaz.

-Quizás no hacerlo personalmente pero sí contratar a alguien.

-¿De dónde sacó eso?

-De su otra hija que ha estado por mucho tiempo amenazada por su propia hermana.

-Son tonterías. Chloe siempre ha estado celosa de Claudia, haría lo que fuera para perjudicarla.

-¿Tanto como esto?- murmuró Natalie a lo bajo y su jefe dio un paso al frente.

-Veo que usted es demasiado ciego para ver la verdad.

-¿Pero cuál verdad? Esto es solo una gran equivocación.

-La única equivocación aquí es usted y su trabajo como padre.

-Usted no es nadie para...

-También soy padre. No soy perfecto y cometí errores pero lo que usted hizo fue criar a un monstruo imposible de satisfacer. Me da pena ver que la hija equivocada es la que tiene su apoyo.

-Encontramos algo.- dijo un oficial que puso en una bolsa de plástico un celular.- Lo encontramos escondido entre el colchón.- el capitán fue a ver la evidencia y el señor Agreste miró al señor Bourgeois.

-Cuando esto termine más vale a su hija regresar a la joven Dupain intacta o no me mostraré misericordioso con ella en el juicio.- la cara del señor Bourgeois estaba tan roja como una granada.

-¡Y usted atrévase a hacerle algo y toda su familia va a conocer lo que es el infierno!- nadie se esperó lo que pasó, hasta Natalie quedó en shock al ver el puño de su jefe dar contra el rostro de Bourgeois que se inclinó del dolor, Gabriel apenas se inclinó con voz grave y baja.

-¿Siente eso? Intente a hacer algo contra mi familia y ese dolor no se comparará con el que va a sentir Bourgeois.

-¡Señor!- un oficial llamó al capitán que se había acercado para separar a ambos hombres, fue a donde el oficial y se congeló en su sitio. Al ver el fondo del extenso armario se impresionó tanto como el oficial que le llamó. Gabriel y Natalie se acercaron y lo que vieron los dejó helados. El fondo del armario estaba por completo repleto de fotos e imágenes de Félix de cuando aún era modelo, la pared de Marinette y Bridgette quedaba en ridículo a aquello que no dejaba pedazo libre en la pared. Colgado en el centro estaba lo que parecía un velo de novia con el boceto de un vestido y había ciertos objetos en pequeñas cajas. El capitán abrió una y vio un reloj de bolsillo de plata.

-¡Eso era de Félix!- exclamó Natalie al reconocer el reloj y después recobró la compostura.- Fue un regalo de su cumpleaños número quince. Lo daba por perdido.- Gabriel miró alrededor y notó una caja que le hizo avanzar sin importarle la policía, al abrirla estaban unos bonitos pendientes de esmeralda y oro en donde la esmeralda estaba encerrada en una espiral en forma de gota en delicadas líneas de oro. La expresión de Gabriel se endureció más.

-Estos eran de mi esposa...- Natalie intervino antes de que el capitán hiciera alguna pregunta.

-La señorita Bourgeois se paseaba por la mansión con regularidad, obviamente tenía acceso a ciertos cuartos.- el señor Bourgeois se acercó para ver con sorpresa aquello. Gabriel se giró y fulminó con la mirada al hombre.

-Voy a agregar otro cargo a la condena. Ni el mejor abogado va a ayudarle en esta.- y André Bourgeois sintió un escalofrío al ver aquello y pensar en lo que pudiera pasar con su hija.

Maldecía su suerte una y otra vez. No podía a ninguna parte porque la estaban buscando. Apretó el volante y vio a una Bridgette que ni le ponía atención al camino. Maldecía a Bridgette desde el fondo de su corazón. De no ser por ella estaría con Félix tal y como debió ser. Se estacionó dentro de un estacionamiento y suspiró. Debía deshacerse de ella rápido.

-¿Por qué nos detenemos?- preguntó Bridgette.

-Quiero comprar algo. Y después te llevaré a mi casa de campo para que te escondas y puedas arreglar tus ideas.

-Muchas gracias por ayudarme Claudia. En serio necesito alejarme de todo esto.

-No te preocupes. Nadie te va a encontrar, te lo juro.- Bridgette sonrió y volvió su vista a la ventana.

-Sabes... me gustaría ir a un lugar primero.

-Bridgette no tenemos tiempo.

-Por favor. Quiero ir para ver si puedo recordar algo.

-¿Y dónde es?

-En la calle Gotlib número 12, era una panadería...o sigue siéndolo. No lo sé pero necesito ir.

-Bridgette, no creo que sea prudente, es arriesgado y es... es...- Claudia sonrió de repente ante la idea que se formaba en su cabeza.

-Por favor Claudia, te juro que será rápido. Solo necesito...

-Está bien Bridgette. No te preocupes, iremos.- comenzó a conducir olvidando su excusa de comprar algo.

-¿En serio?- preguntó con una gran sonrisa.

-Por supuesto. Debe ser un lugar muy importante para ti. Un lugar en el que deberías estar.- dijo haciendo énfasis en las dos últimas palabras.

-¡Gracias Claudia!

-Ni que lo digas Bridgette. Somos amigas después de todo.- dijo para irse por las calles secundarias a esa dirección que se sabía de memoria.

En la mansión Agreste, Marinette no paraba de dar vueltas, le habían pedido esperar pero es que sentía que la preocupación y la impotencia se la tragaban viva. Nino se había quedado con ella sabiendo que el papel de esperar no le gustaba pero debía de calmarse. Allegra entró al cuarto con un té pero Marinette la ignoró y siguió su incesante caminar. Cuando la puerta de la mansión se abre Marinette es la primera en asomarse y correr a brazos de Adrien.

-¡Adrien!- la pobre estaba al borde de las lágrimas.

-Marinette...

-Bridgette dejó el hospital. Cuando fueron a verla no estaba y nos dijeron que en las cámaras de seguridad ella lo abandonó pero dicen que subió a un auto.

-¿Vieron al conductor?

-Un testigo dijo que era una mujer porque tenía una pañoleta en la cabeza. Pero identificaron el auto y ahora están buscando a...

-Claudia.- gruñó Félix que tenía sujeto al doctor.

-Rayos, entonces no me equivoqué...- dijo Allegra y Félix observa a su antigua compañera de instituto lanzando una mirada significativa.- Creí haber visto a Claudia esta mañana. Pero lo encontré como algo inverosímil. De haber sabido que la veía podríamos haber hecho algo. Siempre estuvo obsesionada contigo Félix.- entonces Félix furioso lanza al doctor y se lo deja a Nino como si fuese un mero muñeco de trapo.

-Claudia nos ha visto la cara a todos por demasiados años, ella fue la culpable de todo desde el principio.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Nino y Alya se puso a lado suyo.

-¿Que está pasando aquí?- Marinette sentía que no entendía nada, el señor Agreste apenas y le había dicho algo y no entendía las acciones de la mayor de las Bourgeois. Adrien tomó sus manos para que le mirara.

-Marinette... Claudia fue la responsable del accidente de tus padres.

-¿Cómo...?

-Está loca Marinette.- habló esta vez Alya.- También mandó a asesinar a Bridgette cuando ocurrió lo del accidente.

-No puede ser... No lo entiendo...- dijo Marinette al borde de las lágrimas.- ¿Por qué?

-Por mi culpa.- dijo Félix y apretó los puños.- Claudia quería que yo la amara a ella, pero no pude. Nunca me di cuenta cuando aquel capricho se transformó en una loca obsesión.- Marinette intentó aguantar las ganas de llorar.

-¿Cómo alguien puede ser así? Es un demonio...- Adrien le abrazó, el rubio intentaba estar tranquilo pero era imposible sintiendo también una ira casi homicida contra Claudia y todos esos años de hipocresía viviendo como si nada. Félix se dio la vuelta para salir de allí.

-¡Félix! ¿A dónde vas?

-A buscar a Bridgette. Tendré el teléfono encendido, llamen si saben algo.- Adrien asiente y mira a Marinette.

-Nosotros también vamos a buscarla. Nino, no le quites la vista de encima a ese hombre, necesitamos su declaración cuando atrapen a Claudia.

-Soy un halcón hermano.- le respondió el moreno y Alya se acerca a Marinette.

-Suerte Marinette.- Marinette asiente a su amiga con esa fortaleza que la había sacado adelante todos esos años. Adrien iba a decir algo a su hermano pero Félix ya se había ido.

Se estacionaron frente al colegio Françoise Dupont, pero Bridgette ignoró su antiguo colegio, su completa atención estaba en la otra esquina. Una edificación que supo había tenido años mejores. La puerta, las ventanas estaban cubiertos por grandes tablones hechos a la medida de cada espacio. Había algunos grafitis y suciedad que lo hacía ver deprimente, cosa que la hizo sentirse triste. Cruzó la calle siendo seguida por Claudia al tiempo que un pobre hombre que recibía ayuda de la iglesia vio el auto y corrió a la caseta telefónica más cercana.

Claudia la veía con fastidio, al ver todo cerrado al parecer tendría que seguir con su plan original de sacarla y matarla fuera.

-No hay forma de entrar, será mejor que nos vayamos.

-Espera...- dijo Bridgette sin verla y caminó a la parte de atrás.- Por aquí.- Claudia la siguió donde vieron la puerta trasera llena de grafiti, pero cerrada con algunas tablas. Bridgette comenzó a patearlas, y las sacó sin problemas. Tomó la perilla, cerrada.

-Obviamente está cerrada.- Bridgette entonces se agacha justo en la esquina de la puerta, en el marco de la puerta, esa parte estaba floja, Bridgette la alzó y cayó una llave. Claudia la miró impactada.- ¿Cómo sabías que estaba allí?

-Lo soñé.- dijo para después abrir la puerta y adentrarse a su antiguo hogar.

Félix conducía importándole poco si se ganaba alguna infracción, necesitaba encontrar a Bridgette. Sus manos apretaron el volante de forma que sus nudillos estaban blancos imaginando que tenía el cuello de Claudia entre sus manos. Porque eso era lo que deseaba, asesinarla con sus propias manos aunque tal vez aquello era insuficiente castigo para lo que de verdad se merecía. Se detuvo en un semáforo y mientras intentaba pensar en la forma más dolorosa de castigar a Claudia su teléfono sonó y contestó.

-Adrien...

-Félix, nos acaban de avisar que vieron el auto de Claudia frente a nuestro antiguo instituto. Estamos yendo para allá.- Félix apretó más el volante.

-Te veré allá.- colgó. Su auto dio un giro en U prohibido y aceleró, no estaba tan lejos pero esperaba llegar a tiempo.

Bridgette observaba cada rincón de ese lugar que estaba casi a oscuras. Estaba en una vieja cocina, una capa de polvo cubría el lugar. Se acercó a una puerta y sus dedos tocaron una serie de marcas horizontales en ella de repente vio como si fuese una luz y se vio como el gran hombre que había visto antes en un recuerdo le tomaba la estatura y anotaba su edad de cinco años a un lado.

-¿Ya soy grande?

-Más que el año pasado tesoro. Ya pronto me vas a ayudar en la cocina.

-¡Yo puedo ayudar!- gritó la pequeña y al lado suyo estaba una pequeña niña.

-¡Yo!

-No. Tu estas chiquita Marinette.- Marinette infló sus mejillas haciendo reír a todos los presentes.

Bridgette se sintió turbada pero sonrió y pasó hacia el frente donde antes las repisas estaban llenas de pan, galletas y postres variados. Por unos segundos le pareció ver el lugar iluminado y con aquellas delicias mostradas al público. Pronto no tardó en encontrar las escaleras y subir. Al subir había una serie de cuartos, pensaba que allí debían ser las alcobas, y al subir al siguiente piso en donde había un pequeño espacio hacia otra puerta, la abrió llegando a lo un gran salón que seguro debió haber sido la sala comedor tal y como la veía, el lugar tenía algunas cajas viejas y objetos llenos de polvo en las revisas. Pasó por la que antes había sido la pequeña sala y entonces volvió a verse sentada en un sillón jugando video juegos con Marinette.

-¡Te tengo!- gritó Marinette.

-Eso no es cierto... ¡Súper ultra combo especial secreto!- y tras eso la palabra Ganador aparecía para Bridgette.- ¡Sí!

-Estamos en empate Brid. ¿Crees que puedas vencerme?

-¿Y tú?

-La fuerza esta de mi lado, Bridgette.

-El lado oscuro es más fuerte. Únete a mi.- dijo jugando con Marinette.

-¡Jamás!- ambas se levantaron jugando entre sí.

-Ven Marinette, tenemos galletas, video juegos, comics, y también revistas de Adrien.

-¡No! Debo... resistir.

-Marinette... Adrien está en el lado oscuro.

-¡Nooooooo!

-Niñas, basta de jugar.- les pidió Sabine Cheng.- Quiero que me ayuden a poner la mesa.

-Ya vamos tía.

-Huele bien.- decía Marinette y el recuerdo desaparece.

Bridgette se mueve sin saber que Claudia había tomado una estatuilla polvorienta de la repisa. Bridgette se detuvo y vio entonces en un espacio vacío una mesa donde estaban reunidos la pareja de adultos junto con Marinette a un lado de pie, Félix y ella sentados. El gran hombre parecía serio.

-¿Vas en serio con Bridgette?

-Sí, señor. Voy muy en serio.- respondió Félix sin titubear, el señor Dupain le miró estrechando los ojos.

-Bridgette es algo distraída.

-Lo sé.

-Algo hiperactiva.

-Queda claro.

-A veces puede ser un poco demente.

-No lo niego...

-Dejen de enumerar mi defectos por favor...- rogó Bridgette sonrojada pero parecía que ninguno la escuchó.

-Pero la adoro como si fuese carne de mi carne. Y deseo protegerla.

-Yo también, señor. No me imagino no ver su sonrisa un día.

-Si te la dejo, ¿prometes cuidarla?

-Con mi vida.- entonces el señor Dupain se levanta y en un movimiento tomó del brazo a Félix y lo levantó sorprendiéndolo para abrazarle.

-¡Eso era lo que quería escuchar!- de inmediato la señora Cheng estaba a lado de Félix.

-Bienvenido a la familia. Y no te cortes si deseas terminando la escuela proponerle matrimonio, deseo ser abuela muy pronto.

-¡TÍA!- gritó una abochornada Bridgette mientras Marinette reía a más no poder. Y cuando al fin Félix fue libre de aquel abrazo de oso se acercó a Bridgette y tomó su mano.

-My lady, tranquila.

-Pero esto es solo para anunciar que somos novios no compromiso.

-Bueno, ya tengo el permiso por adelantado.- dijo con una sonrisa de lado y Bridgette se sonrojó como un tomate.

-¡Estás loco!

-Pero soy el gato que te vuelve loca.

-Oh por Dios.- Bridgette estaba al borde de las lágrimas, el confirmar la verdad de los sentimientos de Félix, la quería, Félix le quería y por si fuera poco Marinette y ella eran en verdad familia.- Recuerdo cosas... tengo una hermosa familia.- giró para ver a Claudia.- ¡Por favor! Quiero volver al hospi...- siente un fuerte golpe en su rostro que le voltea la cara y cae al suelo. Su mejilla sangraba con un profundo corte y giró al ver a Claudia con la estatuilla en mano.

-Tenías una hermosa familia... una lástima que no moriste con ellos.- otro golpe en la cara, Bridgette de inmediato siente golpe tras golpe en todo su cuerpo al intentar cubrirse.- ¿Te creíste que volverías a salir con la tuya? ¡Jamás! ¡Debiste haberte muerto hace años!- Bridgette grita al sentir su brazo derecho romperse y antes de recibir otro golpe, golpea a Claudia con su pie en el tobillo. Claudia gritó soltando la dura estatuilla de hierro, pero se apoyó en las cajas del lugar para no caer y Bridgette al querer alejarse es sujetada del cabello y lanzada hacia las cajas que cayeron sobre ella atrapando la mitad de su cuerpo, mayormente del lado izquierdo, mientras Claudia se puso encima abofetearla una y otra vez para después dejarla y tomar un atizador que sobresalía de una de las cajas que cayeron.- ¿Sabes Bridgette? Siempre has sido una molestia, una maldita piedra en mi zapato. Pero esto se acabó...- golpeó una pierna que se rompió por la fuerza del golpe, Bridgette gritó y Claudia fue hacia su cabeza y parte del torso que estaban descubiertos y comenzó a golpear, Bridgette apenas y pudo poner el brazo roto para intentar protegerse al ser el único libre.- Pero eso se acabó. Vas a morir al fin... Y Félix al fin... ¡Al fin será mío! ¡Te olvidará por fin!- cuando vio que ya no se movía dejó de golpear, un charco de sangre se formó y el hueso del brazo estaba expuesto. Sonrió y casi deseosa de reírse de lo ridícula que se veía, tiró el atizador y de su bolso sacó su frasco de perfume y lo estrelló en la caja encima de Bridgette.- La champagne sería más adecuada para celebrar, pero un perfume de marca debe ser un privilegio para ti.- de su bolso sacó un encendedor.- Tenía pensado en mi casa de campo deshacerme de ti. ¡Pero esto es mejor! Morirás en esta panadería de porquería con las memorias de tus estúpidos tíos y prima. Seguro tu primita llorara esta vez cuando vea tu cuerpo, aunque tal vez no necesite la orden de cremación.- encendió el encendedor y lo acercó a la caja.

-¡Detente!- gritó Félix agitado.

-Félix... No te acerques.

-Deja eso, Claudia.

-¡No! ¿Es que no ves? ¡Esto lo hago por nosotros!- Félix intercaló su mirada entre Claudia y Bridgette, intentaba controlarse para evitar una tragedia. Sintió alivio cuando vio un ligero movimiento de parte de Bridgette.

-Basta Claudia. No tienes que hacer esto.

-¿Por qué Félix? Dime por qué ella y yo no. Si desde niña te adoré. ¿Lo recuerdas? Mi padre pagó al tuyo para hacerme un vestido especial, y mientras hablaban apareciste y me mostraste la mansión. Fuimos amigos al instante y después, al crecer, tu siempre fuiste tan caballeroso conmigo, nuestros padres ya estaban pensando en nuestro compromiso, en nuestra boda... hasta que apareció ella.- miró con desprecio a Bridgette con la llama muy cerca del líquido inflamable. Félix no podía jugar el papel de comprensión con ella, era obvio que Claudia se había formado una historia de amor en su cabeza donde ellos eran los protagonistas desde hace mucho tiempo confundiendo aquella amabilidad en algo que no debió ser.

-Eras mi amiga Claudia, nada más.

-No... Éramos más. Mucho más. En aquel entonces pudimos ser una hermosa pareja, aun podemos.

-Basta, necesitas ver la realidad.

-Félix por favor... Podemos seguir con esto, casarnos y ser pareja como debió ser desde el inicio. Y olvidarnos de ella.

-Estás diciendo sandeces. Piensa un poco. Te comportas como una niña mimada y caprichosa.- dijo mirándola con el ceño fruncido, porque aparte del odio que sentía por ella, ahora también sentía lástima por la patética escena que hacía. -No importa lo que hagas, o lo que digas. Yo nunca podría amarte.- dio un pequeño paso al frente haciendo cálculos rápidamente.

-No entiendo. ¿Cuál es la razón? ¿Por qué no puedes amarme?

-Con solo mirarte a un espejo lo sabrás.- el rostro de Claudia se contrajo en rabia.

-Soy mucho mejor que cualquiera. ¡Mejor que cualquiera de esas putas que se acercaron a ti! ¡Y definitivamente soy MEJOR que Bridgette!- fue un movimiento rápido de parte de Félix que la sacó de balance, el encendedor cayó sobre la caja encima y no sobre Bridgette y Félix empujó con todas sus fuerzas la caja en llamas hasta que cayó a un lado. Hizo a un lado el brazo roto intentando moverlo con cuidado ante el hueso expuesto. Bridgette tenía mucha sangre en su frente y esta caía abundante a un lado, pero no era la única herida, también tenía una horrible cortada en su mejilla izquierda y su labio inferior partido. Se sintió a desfallecer al ver tanta sangre hasta que Bridgette emite un quejido regresándolo a la realidad, estaba viva y debía sacarla de allí. Pero cometió un error, no se dio cuenta en qué momento Claudia se había recuperado y Félix al voltearse sintió algo clavarse en su costado. Claudia retrocedió y las llamas comenzaron a expandirse por el lugar.

-Claudia...

-Si quieres estar con tu desmemoriada ¡Bien! ¡VAN A MORIRSE LOS DOS JUNTOS!- dicho aquello Claudia corrió fuera cerrando la puerta. Félix bajó la mirada y vio un pedazo de madera puntiagudo clavado en su costado, cada respiración era un ramalazo de dolor. No se quitó aquel improvisado puñal ya que eso podría ser peor, había leído casos en los que los heridos se desangraba más rápido al retirarles el objeto penetrante. Se quitó el saco como pudo y envolvió a Bridgette con cuidado. El humo comenzó a hacerse más denso y a picarle los ojos. Debió haber previsto aquel escenario. Cargó a Bridgette y con gran dolor en su costado derecho fue a la puerta, cerrada, comenzó a patear y se dio cuenta que estaba atrancada. Estaban atrapados.

Afuera todos llegaron y vieron humo salir del piso de arriba.

-¡Félix! ¡Bridgette!- gritó Adrien y apenas y se dio cuenta cuando el auto de su padre arribó y de este bajaron su padre, Natalie, el Gorila, Chloe y Nathaniel. Vieron como llamas lamían las ventanas del piso superior. Y mientras la mayoría estaban horrorizados ante la escena, Claudia al verles intentó escapar sin ser vista pero Chloe la había visto. La rubia fue contra su hermana dándole alcance fácilmente por las ballerinas que usaba y ganando a los tacones altos de su hermana.

-¡¿A dónde crees que vas?!- la sujetó por el cabello y Claudia gritó, la pelinaranja se volteó para deshacerse de su hermanita y huir pero apenas su rostro estuvo a la vista de Chloe, esta le dio una buena izquierda que la hizo aullar de dolor y después una derecha que la dejó en el suelo. Chloe sintió los brazos de Nathaniel alrededor suyo alejándola unos pasos de su inconsciente rival, y no le importaba si se rompió dos uñas y posiblemente algún hueso de las manos que le dolían horrores, jamás había estado tan orgullosa de sí misma.

Encontraron la entrada trasera y ambos Agreste, el Gorila y una terca Marinette que no pudo contener Alya entraron. Marinette fue la primera en subir las escaleras encontrándose al subir con que las llamas ya habían cubierto parte del segundo piso y al subir al tercero todo el pasillo hacia la puerta de la sala estaba en llamas. Adrien la hizo retroceder de inmediato.

-¡Félix!- gritó un desesperado Gabriel que intentó acercarse pero sintió las llamas casi quemarle la cara obligándolo a retroceder.

-¡Adrien! ¡Afuera! ¡Los vemos!- escucharon la voz de Nino y todos salieron de inmediato. Y al salir Marinette ahogó un grito. Los veían, estaban justo en la ventana de la que antes había sido su habitación. La gente de los alrededores se había comenzado a juntar y a gritar a que trajeran agua, a lo lejos la sirena de bomberos se escuchó claramente.

Félix había tenido que subir, no había tenido opción, pero el humo comenzó a colarse por la trampilla del suelo y eso le daba poco tiempo. Miró abajo y apenas y podía ver por el calor y el humo a su familia y amigos. Escuchó el camión de bomberos y tal vez una patrulla llegar. No lo supo bien hasta que entre los gritos escuchó un SUBE de alguien que no reconoció su voz, pero así lo hizo, tenía cuidado con Bridgette que hacía rato había dejado de quejarse y eso le aterraba, su pulso era muy débil. Al subir a la azotea pudo ver con gran claridad a todos los presentes y pudo escuchar las voces de sus amigos siendo Marinette la que impulsaba a todos.

-/¡LA CANALETA! ¡BAJA POR LA CANALETA!/- Félix vio la canaleta a un costado, no sabía si esa cosa les aguantaría pero era lo mejor, los bomberos parecían poner abajo algo pero el humo le impedía ver qué era. Con cuidado tomó la canaleta sintiéndolo caliente, con su otro brazo sujeto a Bridgette con fuerza pero el ángulo le dolió bastante escupiendo por primera vez sangre. Aun así poco a poco comenzó a bajar sintiendo cada vez la mano quemarle, pero no le importaba si le salían ampollas o la piel se le quedase pegada, bajaría y no soltaría a Bridgette por nada del mundo. No pudo evitar gritar al resbalarse un poco y sentir que se cortaba pero volvió a sujetarse con fuerza dejando un pequeño camino de sangre en el metal ardiente. Miró hacia abajo, debía bajar un poco más para que ambos no se lastimaran demasiado al caer. Con cuidado lo hizo pero una ventana estalló cerca de ellos y al moverse la vieja canaleta comenzó a doblarse por el peso. Todos gritaron y vieron a Félix aferrarse más aullando de dolor cuando la canaleta empezó a separarse de la pared. Hubo gritos combinados con el ruido de las sirenas y el fuego quemando el lugar. Félix cayó duro no soltando a Bridgette, no dejaría que la separaran de él, nunca...

Félix estuvo entre la consciencia y la inconsciencia. Escuchaba el sonido de la ambulancia, voces y las luces de un techo blanco sobre de él, ruido de máquinas, personas con cubre bocas... Y después nada. Cuando Félix despertó, lo primero que vio fue a su padre sentado a su lado, desde la muerte de su madre no lo veía desarreglado, delgado y pálido. Intentó hablar pero algo estaba en su garganta y sus movimientos sacaron a su padre de su letargo que llamó a gritos al médico. Le quitaron el tubo de la garganta, tosió y el doctor le examinó sin notar que había entrado más gente a la habitación hasta que se acercaron.

-¡Félix!- Adrien quiso abrazarlo pero sabía que le dolería pero Allan no se cortó en ello al abrazarlo llorando.

-¡Viejo! ¡No me des estos sustos! ¡Me salieron canas por tu culpa ingrato! ¡Mal amigo!

-Suelte al paciente o pediré que lo saquen.- amenazó el doctor al ver la expresión de dolor de Félix.

-Eres un maldito lunático...- dijo Claude revolviendo sus cabellos castaños sintiéndose aliviado.- Casi te matas idiota.

-Por suerte has despertado.- dijo Allegra y Sam asintió.

-Tuviste mucha suerte.

-¿Qué pasó? ¿Dónde está Bridgette?- todos se miraron unos a otros y Gabriel es quien responde peinando hacia atrás su cabello desarreglado.

-Desde el incendio te trajeron de emergencia, fuiste sometido a cirugía y han pasado cinco días desde entonces.

-¿Y Bridgette? ¿Qué le pasó?- Adrien mira a su padre, Félix mira que el rostro de todos era de absoluta tristeza y dolor. Sintió su corazón oprimirse y sintió los ojos arder ante lagrimas que amenazaban con salir.- No... ella no...

-Tranquilo.- intervino Adrien rápidamente.- Está viva pero... no tuvo tanta suerte como tú.

-¿Qué quieres decir?

-Félix... Bridgette cayó en un profundo estado de coma. Esta aun en la Unidad de Cuidados Intensivos por las heridas. No nos han dicho nada pero, temen lo peor...

Quería morirse allí mismo, Bridgette tenía conectadas varias máquinas, un tubo como el que había tenido y su cabeza completamente vendada no dejando un solo cabello a la vista y enyesada de su brazo y pierna. El ver las huellas del brutal ataque le daban ganas de levantarse de la silla de ruedas e ir por Claudia para asesinarla de la forma más despiadada posible, pero ahora Claudia estaba encerrada esperando juicio según le contaron. Estiró su mano derecha, completamente vendada, para tomar la mano de Bridgette cuyo brazo no estaba roto. Lloró, lloró en silencio y ni Adrien ni Marinette que veían aquella escena quisieron entrar pero el doctor Fu entró acercándose a Félix por detrás y posó su mano en su hombro.

-Es una joven fuerte. Se está estabilizando de forma normal y si sigue así saldrá de Cuidados Intensivos en poco tiempo.

-¿Cuándo despertará?

-No lo sabemos...- dijo con sinceridad.- No podemos predecir cuándo despertara pero se recuperará de sus heridas, eso es seguro.- Félix tragó duro pero luego hizo un amago de sonrisa.

-No importa... Está viva, con nosotros. Eso es lo que importa.- dijo apretando más su mano, jurando en silencio que no la dejaría jamás.

Pasado los dos días Bridgette se movió a una habitación privada, Félix hubiese deseado que estuviese junto a él pero su cuarto estaba tan cerca de él que decidió no replicar y cada vez que podía escapar a su cuarto con la silla de ruedas ya que no podía caminar del todo por culpa de la herida de su costado. Marinette se sentía aliviada de que al fin estuviese fuera de peligro. El señor Agreste le había dado una licencia pero cuando pasó Marinette iba del trabajo al hospital y a su departamento, era cansado, pero no quería separarse de Bridgette como Félix que a cada rato lo enviaban a su cuarto de vuelta, y ya pasada una semana de esa rutina Félix llamó a Adrien para que recogiera a una dormida y exhausta Marinette.

-Ya llegamos princesa.- le dijo Adrien al entrar en su departamento, haciendo maniobras con ella en sus brazos y las llaves. Marinette abrió los ojos y lo miró apenada y porque por el fresco de la noche le había puesto su chaqueta.

-Lo siento Adrien, te he molestado.

-Nunca serás una molestia Marinette.

-Creí que estabas en una sesión.

-Y estaba.

-Oh, Adrien. Lo siento tanto, yo no...- Adrien cortó su parloteo con un beso.

-Basta bichito, sabes que este gato haría lo que fuera por ti.- Marinette sonrió con un leve sonrojo que a Adrien le pareció hermoso.- ¿Quieres cenar? Te puedo preparar algo rico en poco tiempo.

-Me encantaría. Me muero de hambre.- Adrien la dejó en el sofá y fue a la cocina a preparar algo. Marinette se recostó en el sofá, sentía que necesitaba descansar la cabeza, pero al hacerlo algo de la chaqueta de Adrien le picó las costillas. Se levantó y al sacar lo que tenía el bolsillo se quedó helada, una cajita de color blanco, su corazón comenzó a latir con fuerza ante lo que creía que era y lentamente abrió la caja viendo el terciopelo rojo donde reposada el anillo que la hizo ahogar una exclamación.

-¿Marinette?- pero al verla con el anillo con una expresión de sorpresa lo congeló.- Mierda...

-A-Adrien, esto es...- intentó hablar al ver el precioso anillo de oro con un diamante rosa en forma de corazón y un diamante azul como los ojos de su amada a cada lado. Adrien suspiró y se hincó en una rodilla frente a Marinette para que le viera.

-Tenía pensado decírtelo cuando regresaras de tu viaje, pero con la aparición de Bridgette y toda la investigación creí que no era el momento adecuado.

-¿Te quieres casar conmigo?- la voz de Marinette era apenas un susurro claro que si no hubiera estado tan cerca no la habría escuchado.

-Sí... Pero sé que seguro no es el momento, que han pasado tantas cosas en poco tiempo y las que todavía faltan por...

-Sí, quiero.- Adrien se calló.

-¿Qué?

-Sí quiero casarme contigo.- Adrien sintió una gran felicidad inundarle, se levantó y tomó las manos de Marinette.

-¿Estás segura? Después de todo esto... Marinette podríamos esperar.- Marinette negó con la cabeza se levantó para poder estar más cerca. -Si algo me ha hecho ver todo esto es que no debemos desperdiciar tiempo en nuestras vidas, porque tal vez mañana sería demasiado tarde.

-Marinette…

-Te amo Adrien... Te amo tanto.

-Yo también te amo mi princesa.- ambos se besaron en medio de la sala, bien importaba poco que dos gatos mirasen la escena, uno con cara de querer escupir una bola de pelo y la otra solo se apoyó en su compañero que aceptó de buena gana el cariño de su gatita.

Dos meses, era el tiempo que Félix había ido sin falta al hospital. Aprovechaba cada momento para escapar de la oficina o después del trabajo, llegaba tarde, a minutos de terminar las horas de visita pero no importando si solo eran quince o veinte minutos, se sentaba a su lado y hablaba con ella. Desde ese día muchas cosas habían pasado, Claudia fue arrestada y puesta en espera de sentencia en prisión tras riesgo de que escapase del país; gracias a las pruebas y testimonios mostrados no importando las conexiones del ex-alcalde Bourgeois, su hija no saldría libre en mucho tiempo. Chloe había sido arrestada por su posible participación cuando se descubrió que el pago del trabajo de los Dupain-Cheng salió de su cuenta bancaria pero para sorpresa de todos fue Alya quien demostró su inocencia ganándose no solo una amiga sino una jugosa nota que aun retumbaba en oídos de no solo Paris, sino de cada rincón de Francia; Nathaniel cumplió su promesa y nunca la dejó sola, cuando soltaron a Chloe fue Nathaniel quien le esperó junto con Adrien y Marinette, Chloe lloró por volver a tener esa nueva oportunidad de ser amiga de Adrien y Marinette pero dolió que su padre no fuese por ella, aunque otra antigua amiga se sumó al reencuentro, Sabrina que hacía años Chloe la había alejado para que no estuviese cerca de su hermana. El médico August Rochell testificó, y aunque hizo mal las cosas Félix intervino para que no recibiera un castigo severo, fue un favor por haber salvado la vida de Bridgette. El asesino que contrató Claudia confesó, tras una serie de amenaza de los Agreste que incluyeron daño físico dentro de las celdas, que fue el autor de sabotear los frenos de la camioneta y al parecer había hecho pequeños trabajos de intimidación para Claudia desde hacía años hacia mujeres que habían intentado acercarse al joven Agreste, fue enfermizo escucharlo. Cada vez que Félix iba a visitar a Bridgette encontraba flores y algunos adornos alegres que chocaban entre sí por los colores, no solo sus amigos sino gente del antiguo edificio donde antes vivía ella, de su antiguo trabajo, y hasta la iglesia que la apoyó, enviaban cada tanto flores o algo que decorara la sobria habitación que reflejara la alegría que ella siempre les daba, era la más colorida de todas en el hospital. El doctor Fu siempre les daba esperanzas, lo estuvo atendiendo tras sus heridas, la palma de su mano se veía una fea cicatriz por la canaleta y el fuego, esa junto con la del costado era un recordatorio de que esta vez la había salvado. Acarició su rostro, y suspiró.

-¿Qué te puedo contar hoy? Ah, sí. Creo que cuando hicimos la obra de teatro de la escuela, es algo divertido...- dijo comenzando a hablar, con la esperanza que le escuchara y reaccionase en algún momento del relato.

Chloe estaba haciendo el desayuno, admitía que no se le daba tan bien pero al menos desde que había ido a vivir con Nathaniel ya podía calentar agua y los huevos ya no se le quemaban demasiado. Mientras intentaba despegar el huevo de la sartén escuchó como tocaban a la puerta. Era temprano, llovía afuera y no entendía quién estaría tocando antes de las 8:30 de la mañana, Nathaniel se había desvelado terminando un cuadro que presentaría en una galería la próxima semana y esos golpes en la puerta seguro lo despertarían. Molesta retiró la sartén del fuego y apagó la estufa para ir a correr a quien fuese que estuviese tras la puerta.

-¡¿Qué formas son esas de tocar?!- exclamó molesta pero su ira menguó al ver a quien menos esperaba.- ¿Papá?

-Hola, ¿puedo pasar?- preguntó con cierta duda, Chloe no recordaba la última vez que su padre se viera avergonzado por algo, pero se hizo a un lado.

-Pasa.- así lo hizo y notó que examinó el lugar intentando no ser tan obvio.- ¿Quieres té? ¿Café?

-No, estoy bien.- dijo intentando disimular su vista en el pequeño departamento, de paredes color crema, había muebles antiguos pero que combinaban con el espacio, no pudo continuar su disimulada inspección cuando Chloe habló.

-Si ya terminaste de husmear mi hogar puedes decirme qué quieres hablar.- el hombre bajó su mirada avergonzado.

-Deberías volver al hotel. Quiero que vuelvas.

-Este es mi hogar ahora. Y perdóname que no lo considere pero tengo mis grandes dudas.

-Chloe... lo siento.- Chloe vio a su padre, pareciera haber envejecido diez años de golpe en esos dos meses, Chloe suspiró.

-No hay nada que perdonar. Todo quedó olvidado.

-No, claro que no. En todo este tiempo me he dado cuenta de tantas cosas que me aterró ver en la clase de persona en la que me convertí. Tan injusto, ciego, e idiota. Ni siquiera me reconozco cuando me veo al espejo.- se tomó un momento.- Fui tan injusto contigo, no entiendo por qué...

-Fue por lo que hice en el instituto. Te decepcioné mucho en ese momento.

-Pero eso no justifica todos estos años en los que te traté menos que tu hermana. Fui un estúpido al no ver a la increíble mujer que te fuiste volviendo... y no estuve para verlo. Cuando saliste de prisión estuve allí, a lo lejos, ni siquiera me acerqué por pena y miedo al rechazo.

-Papá...

-Respetaré tu decisión sea cual sea. Pero... no quiero que me odies, ni que me alejes de ti. ¿Podrías perdonar a este viejo idiota?- Chloe le sonrió y abrazó como hacía tanto no lo hacía.

-Yo te quiero papá. No tengo que perdonar nada.- el alcalde correspondió aquel dulce abrazo.

-Te extrañé tanto mi princesita.- Chloe derramó un par de lágrimas con una radiante sonrisa feliz de volver a escucharle decirle así con cariño.

-Papi...- mientras tanto Nathaniel, ajeno a lo que ocurría se levantó y fue al baño que estaba dentro de su recamara, se lavó la cara y al secarse notó algo en el bote de basura que llamó su atención, al sacar ese objeto puso los ojos como platos.

-¡CHLOE!- el pelirrojo corrió con aquel objeto en mano sin darse cuenta de la presencia del alcalde.- ¡Chloe! ¡¿Estás embarazada?!- fue entonces que se dio cuenta de la presencia de su suegro y Chloe se sonrojó hasta las orejas.

-Mierda...- dijo cubriendo sus ojos con sus manos, iba a ser una sorpresa pero ahora debía decir a los dos hombres más importantes de su vida que iban a ser padre y abuelo.

Félix llegó al hospital de nuevo tarde, estaba lloviendo pero traía una especie de caja con asa cubierta con una frazada. Ya era normal verlo en el hospital, incluso algunas enfermeras sentían un poco de envidia al ver a un joven tan enamorado. Félix llegó al cuarto y cerró la puerta, el cielo estaba tan oscuro que la luz estaba encendida. Se inclinó y la besó en la frente como siempre hacía, agradecía que ya no tuviese vendas en la cabeza y su cabello había crecido un palmo.

-Hola Bridgette, hoy traje compañía, suerte que las enfermeras no lo notaron.- destapó la caja y abrió la pequeña rejilla donde salieron una muy embarazada Tikki y Plagg enfurruñado por tan incómodo viaje pero se le pasó al ver a Bridgette. Tikki al ver a su antigua dueña se acercó y su cabeza se acomodó en su mano, buscando una caricia que no llegó, Plagg en cambio se acostó a un costado de ella y comenzó a ronronear. Félix miró el cuarto, había flores frescas en los floreros, seguro de que Marinette había ido a cambiar las flores, también encontró unos chocolates y una nota de Lila diciendo que se los comiera apenas despertara. Se sentó y su mano se puso sobre la de ella, Tikki apartó la cabeza y miró a Félix.- Sabes, hasta ahora no te he contado sobre nuestro primer beso. Llovía tanto como ahora, y esos días habías estado tan callada que me era raro. Pero ese día al salir del colegio se te rompió el paraguas apenas abrirlo. Y enseguida me ofrecí a ayudarte. Asentiste de forma tranquila y en ese corto trayecto me dijiste algo que me dejaría pasmado.

-Félix... ¿es malo seguir amando a alguien no correspondido?

-¿Por qué preguntas eso?

-Curiosidad.

-Supongo... nadie puede amar a alguien que no te corresponde.

-¿Y si hubiese esperanza?

-... ¿Qué tanta?

-Una pizca.- Félix rumió algo entre dientes antes de llegar a la esquina de la calle y esperar poder cruzar.

-Depende.

-¿De qué depende?

-Del tipo de persona que sea.

-Oh...- el sonido del agua caer era lo único que escuchaban.- Félix ¿Tienes una pizca de cariño hacia mí?- Félix la miró, Bridgette tenía la vista al frente aparentando una calma que no tenía al apretar sus puños.

-No...- Bridgette sintió sus ojos aguarse pero suspiró ante su corazón roto, no quería llorar frente a él. No quería que creyese que era una llorona.

-Entiendo. Gracias por acompañarme, puedo cruzar la calle. No me mojaré mucho...

-Déjame terminar.- habló Félix en un tono severo para que se mantuviese quieta, parecía molesto de repente.- Me sacas de quicio como a nadie, eres torpe, imprudente y definitivamente un caos andante. Eres la única chica que conozco lo suficientemente loca como para hacer las cosas que haces, los gestos que haces, cada acción que realizas es imposible de ignorar. Tu afán de ayudar a todos, ese valor que muestras, esa gentileza que choca a veces y esa dulzura... En todo este tiempo, no sabes cuánto odio esas sonrisas que das a todo el mundo. Y en este momento te detesto tanto...- Bridgette estaba a punto de llorar con la mirada abajo.- Te detesto porque quieres renunciar.- ella le miró confundida y la expresión de Félix era de clara molestia.- Quieres renunciar a mí, quieres renunciar a todo lo que has hecho conmigo y no lo aguanto. Me has hecho sentir cosas que no quería o no pensé que pudiera. Me has hecho cambiar las perspectivas de las cosas y ver todo como tú. Y me has hecho hacer tantas locuras que a veces quisiera estrangularte pero después de pensarlo termino por entender que esas cosas me sacan una sonrisa. Tú... eres despreciable si piensas que dejaré que lo hagas. Porque no te quiero una pizca... ocupas todo mi maldito mundo ahora Bridgette.

-Me asuste cuando no respondiste, y ver que lagrimas caían de tus ojos y no reaccionabas me asustó más. Pero tú me preguntaste...

-¿Me quieres?

-Estaba tan apenado... Pude sentir mi cara entera calentarse.

-Más que eso...

-¿Me amas?- preguntó mirándole fijamente. Félix se puso más rojo y gruñó rumiando algo.- ¿Qué dijiste?

-Que sí...

-¿Sí qué?- preguntó con una pequeña sonrisa y Félix parecía furioso.

-Te amo...- no estaba acostumbrado a aquellas muestras de cariño. Bridgette sonrió más y en sus ojos se pudo ver un brillo especial.

-Entonces, ¿puedo pedirte que me beses?

-No tienes por qué... lo haré como quiera.

-Bésame por favor.- Félix estaba sonrojado hasta las orejas, pero no se negó, no dudó, y la besó.

-Y en ese instante supe que no podría dejarte ir.- suspiró y cerró los ojos recargándose en la silla con una sonrisa echando atrás su cabeza.- Fue el primero de muchos. Aunque...- hizo una mueca.- No sabes lo molesto que me puse cuando me dijiste que ese no había sido tu primer beso. Sino que fue con él.

-¿Con quién?

-¡Con el imbécil de Claude! Fue de pequeños pero quería estrangular al infeliz por...- abrió los ojos y se enderezó, sus ojos estaban abiertos, se veían cansados pero lo veían a ÉL, ella sonrió débil.

-Hola...

-Hola…- los ojos de Félix se llenaron de lágrimas, llevó la mano de Bridgette a su rostro sintiendo como era correspondido por una suave caricia, lloró, era ella, había vuelto y no la dejaría ir ahora.

La prisión no era como la pintaban en televisión, era un lugar más lúgubre y oscuro. Claudia había sido trasladada de las celdas a prisión. Y Claudia Bourgeois había querido imponerse sobre todos, pero lo único que consiguió de su padre fue la cuidaran un par de guardias, y vaya revuelos que había dado desde su llegada. La mitad de su pabellón la odiaban y la otra mitad la ignoraban. Había recibido más ataque en una semana que el jefe de guardia en todo el año. Pero tenía a los dos guardias en la bolsa, que mal que su padre no hubiese pensado en comprarse al juez. Estúpido, pensó Claudia que ahora creía que su padre era un inútil pero ya vería a quién podría comprar allí dentro. Una lástima que Claudia no pensara en dos cosas, que aquellos guardias solo la protegían de día, y que había más guardias dispuestos a venderse. Cuando las puertas de las celdas de repente se abrieron y la redada comenzó, un grupo de mujeres se dirigía directo a la celda de Claudia Bourgeois...

La música de violín inició, el novio tan guapo en un traje negro con pañuelo color esmeralda esperaba paciente a su novia, todo estaba dispuesta en la boda, osas y orquídeas blancas, música, la mesa de bocadillos esperando a que la atacaran, solo había un detalle que faltaba... la novia.

-¡Marinette debes salir!- le gritó Alya que iba en un vestido de madrina color durazno sin mangas con un cuello semi redondeado en V y corte de sirena, su cabello estaba recogido en una coleta alta con dos mechones libres resaltando su rostro en forma de corazón.

-¡No puedo!- gritó desde el otro lado de la puerta y Chloe, cuyo embarazo apenas iba notándose y más con un vestido parecido al de Alya pero el escote estaba amarrado a su cuello dejando hombros y parte de la espalda al descubierto pateó la puerta no importándole si se despeinaba ya que llevaba el cabello recogido con una media coleta.

-¡Escúchame bien Dupain-Cheng abre esa puerta o te enfrentaras a la ira de una mujer embarazada!

-¡No puedo se arrepentirá y me dejará botada a mitad de la ceremonia! ¡Y después nadie querrá casarse conmigo!- Lila que tenía un vestido plateado de tirantes hasta las rodillas y su cabello recogido en un moño rodó los ojos y suspiró.

-Adrien no haría eso. Ya lo conoces.- la piel canela vio a Alya y susurró.- ¿Revisaste que no pudiese escaparse por la ventana?- Alya en respuesta alzó el pulgar.

-¿Qué pasa aquí?- Bridgette llegó con un vestido estilo chino de manga corta rojo que se acoplaba perfecto a su figura y llegaba por debajo de las rodillas, su cabello estaba recogido con una coleta baja y tenía un adorno o de flor de loto color rosa a un lado de su cabello. Al ver a las chicas entendió y se acercó a la puerta.- Marinette, debes salir.

-¡Tengo miedo!

-Ya lo sé. Pero es normal es un gran paso en tu vida, muchas cosas cambiaran pero esos cambios implicaran al hombre de tu vida. Juntos lo enfrentaran todo, si han llegado hasta aquí nada podrá con ustedes. Vamos Marinette, Adrien te espera en el altar dispuesto a dar ese gran paso contigo.- después de unos segundos que les parecieron agónicos la puerta se abrió, Marinette vestía un precioso vestido de novia de escote de corazón con una tela de encaje blanco transparente que cubría lo demás del pecho y cuello dejando los hombros desnudos, la falda estaba en corte A no demasiado abierta en pliegos decorados con pequeñas perlas al igual que el velo que tenía un decorado estilo barroco antiguo en las orillas con perlas, su cabello estaba sujeto con un moño alto dejando que dos de sus mechones se rizaran a los lados, sus manos con guantes cortos de encaje sostenían un ramo de rosas rojas y blancas con fuerza.

-Estoy lista.- Bridgette sonrió y asintió. Los invitados parecían inquietos y Alya desde la puerta le hizo una señal a Nino, como padrino del novio para que volviese a sonar la música pero como estaba distraído Nathaniel, el segundo padrino, le dio un codazo y el moreno al darse cuenta al fin de Alya dio orden a los violinistas para iniciar de nuevo. Los violines tocaron y para sorpresa de muchos quien entregaba a la novia era la mismísima Bridgette que tenía una foto de sus tíos en su mano; se había discutido sobre eso y hasta Gabriel se había ofrecido para llevarla al altar, pero al final Marinette decidió que debía ser Bridgette. Al llegar al frente Bridgette le entregó a Adrien la mano de Marinette y la ceremonia comenzó, Bridgette suspiró hasta que sintió la mano de Félix sobre las suyas.

-Pensé que la novia se había escapado.

-Solo eran los nervios.

-Entiendo, pero Adrien parecía que entraría en pánico en cualquier momento.

-Pero ahora van a estar bien.- dijo viendo cómo se tomaban de las manos. Ella suspiró y momentos después se llegó a la parte final.

-Adrien Agreste, ¿aceptas a Marinette Dupain-Cheng, para que sea tu legítima esposa, amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?

-Acepto.

-Marinette Dupain-Cheng, ¿aceptas a Adrien Agreste para que sea tu legitimo esposo, amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?

-Acepto.

-Los anillos por favor.- unos cascabeles llaman la atención de todos y por el pasillo ven a Tikki caminar con un moño blanco siendo seguido por Plagg y atrás dos gatitos, uno negro de ojos azules y el otro negro con naranja de ojos verdes, hacia el altar. No pudieron evitar enternecerse. Adrien y Marinette se agacharon a tomar los anillos que Tikki traía en su moño y con una mirada de anhelo se pusieron los anillos.

-Con este anillo como muestra de mi amor te desposo Marinette, mi princesa, esposa mía.

-Y yo con este anillo te desposo Adrien como muestra de mi amor, mon chaton, mi amado esposo.- el padre asintió.

-Lo que ha unido Dios que el hombre nunca lo separe. Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.- el beso que se dieron hizo que todos aplaudieran y vitorearan por la feliz pareja, fue conmovedor.

Al momento de tirar el ramo Chloe se lo ganó a pulso cuando ninguna quiso hacerle frente al intentar tomarlo, después de todo era peligroso provocarla con tanta hormona y al momento de la liga Félix sintió como caía en su cabeza sin poderlo evitar. Todos celebraban, reían y el mismo Jagged Stone estuvo para darle más ambiente al lugar, hasta los gatos celebraban y Plagg estaba feliz de tener un queso para el solo... bueno, casi porque sus queridos querubines le robaban un tanto a su padre, al fin alguien que pondría a dieta a Plagg. Félix vio a los novios bailar felices y buscó con la mirada a Bridgette que hablaba con sus antiguos amigos.

-Disculpen, pero me llevo a la señorita.- dijo Félix y Allegra sonríe.

-Es toda tuya.- la llevó a los jardines, lejos de aquel bullicio, era hermoso e incluso había un pequeño lago donde una pareja de cisnes nadaban con sus hijitos. Se detuvieron en un pequeño puente de piedra que cruzaba en un arco el lago.

-Ha sido una ceremonia hermosa.

-Es cierto. ¿De qué hablabas con los chicos?

-Me contaban de cuando fuimos de excursión a Marsella, rieron mucho.- Félix le sonrió pero después la mira preocupado.

-El doctor Fu dijo que fueras a verle. Necesitas ir a la terapia.- Bridgette desvió la vista.

-No me gustan los hospitales.

-Lo sé. Eso me lo vienes diciendo desde que te conocí. Pero si quieres recordar...

-Recuerdo cosas, pequeñas pero las recuerdo.- Félix frunce el ceño.

-La mayoría cosas malas sobre mí.- se apoyó en el pequeño barandal de piedra.- Quisiera que recordaras cuánto te amo.- Bridgette sonrió y su mano se posó sobre la de Félix.

-Ya lo sé. Y yo también te amo Félix.- el rubio la miró y pudo ver sus brillantes ojos color zafiro verle con amor. Era la primera vez que le decía que lo amaba.

-Bridgette, ¿en serio me amas?- Bridgette amplía su sonrisa y con una pequeña y dulce risa toma su rostro y lo gira a ella.

-¿Tú que crees? Te amo Félix Agreste. Pero no con el amor de la vieja Bridgette, sino con este nuevo y gran amor que siento por ti.- ella acercó su rostro al de él pegando sus frentes.- Minou...

-My lady...- dentro de la fiesta Marinette y Adrien hablaban con Gabriel Agreste sobre los últimos acontecimientos.

-Oh por Dios...- Marinette se cubrió la boca por la sorpresa pero Adrien solo frunció el ceño.

-Padre esa clase de cosas no deseo hablarlas en nuestra boda.

-Solo lo dije para que estuviesen tranquilos de que Claudia ya no haría daño. Al parecer tuvo una muerte algo... escabrosa.

-Padre.- la voz de Adrien era una advertencia clara.- No deseo ensuciar este día con la mención de esa persona.

-Tienes razón. Mis disculpas. ¿Y cuáles son sus planes?

-Bueno, queremos reconstruir la antigua casa de Marinette, tenemos tantas ideas y planes que todavía no hemos decidido.

-¿Sacaras al fin provecho de tus clases de cocina?

-Sí, espera, ¿lo sabías?

-Me ofendes Adrien, ¿quién crees que le aprobó a Natalie que te ayudara con ciertas cosas? Deberías saberlo.

-No me debía de sorprender...

-Al menos me gustaría que tu trabajo fuese reconocido. Espero ver resultados.

-Así será padre.- dijo con orgullo Adrien y Marinette ríe.

-Aunque la casa de mis padres me gustaría darla a Bridgette. Creo que ella podría darle un mejor uso. Por cierto, le agradezco tanto por ayudar a mi hermana a entrar a la escuela de modas, me alegra tanto que al fin pueda cumplir su sueño.

-Aunque pidió seguir trabajando con Natalie.- dijo Adrien y Gabriel suspiró.

-Quiso seguir trabajando para conocer mejor el medio. Es tan terca...

-Como Félix.- contestó Adrien. Y a todo esto, ¿dónde están?- Nino pasó tras su amigo y al escucharle se detuvo.

-Si buscan a la feliz parejita está afuera en el jardín.- la pareja curiosa fue a ver a sus respectivos hermanos. Allí se dieron cuenta que no eran los únicos curiosos, el rostro de ambos estaba tan cerca que sus labios casi rozaban, la escena parecía digna de terminar con un beso... hasta que dos gatitos traviesos eran correteados por un Plagg harto de que le quitaran su queso y al intentar mantener el equilibrio ambos cayeron al lago donde la familia de cisnes hizo un gran escándalo. La cara que Félix le mandó a Plagg hizo que el gato cogiera del cogote a sus hijos y regresara a toda velocidad a la fiesta donde estaba Tikki. Félix ayudó a Bridgette a levantarse mientras ella se quitaba de los ojos su flequillo de su ya arruinado peinado.

-Cuando vea a esos gatos juro que los voy a convertir en violines- pero una carcajada de Bridgette interrumpe sus amenazas y la chica se lanza sobre él tirándolo otra vez, dejándolo semi recostado y con Bridgette encima.

-Esto va para mi caja de los recuerdos.- dijo señalando su cabeza y le besó, bien, estaban empapados de pies a cabeza y posiblemente en unos momentos serian atacados por papá y mamá cisnes por casi caerles encima, pero ahora entendía que Bridgette no quería vivir en el pasado, recordar quizás fuera la última cosa que le interesase, ella solo pensaba en su presente y futuro, vivir y amar, y eso harían, escribiendo una nueva historia juntos para el resto de sus vidas.

Fin