ACLARACIÓN : ¡Una pequeña historia - 1886 ( HaruxHibari ~) - de esta pareja crack!

DISCLAIMER : Los personajes que pertenecen a su respectivo autor: Akira Amano.

Acto 2: PRIMERA VEZ, ÚLTIMA VEZ.

—¿Sientes amor por él?

La pregunta había sobresaltado a su pequeña hervibora, con terror ella empezó a levantarse tiritando de frío o de miedo.

—¿Sientes amor por él? —volvió a preguntar, su voz era ronca y profunda haciendola estremecer. Y entonces las mejillas de ella, se tiñeron de un ligero rosa carmín.

El sonrió.

Con delicadeza ella resfregaba sus ojos quitando algun rastro de lágrimas. Los peores momentos ya habia pasado, o eso decía la gran sonrisa que su pequeña hervibora trataba de transmitirle.

Él se giró arrodillándose y llevando sus manos hacia atrás.

—¡Hahi! ¿Hibari-san?

Era por un favor.

Trataba de convencerse a si mismo, además no quería deberle nada a ella, menos a los chocolates del día blanco que recibio de su parte, sonrió con disimulo recordando sus pucheros. Hizo un movimiento con sus manos alentando a la muchacha a subirse a su espalda.

—Haru... —susurró ella sonrojada, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello—, Haru es pesada... lo siento...

No hablaron, su recorrido fue silencioso, un silencio cómodo donde el aire caliente de la respiración de su pequeña herbívora calentaba en el hueco de su hombro y cuello.

Era cálida.

Pero era una débil hervibora, igual a todos.

El demonio de Namimori nunca podría proteger a un ser tan delicado y débil como ella, no... terminaría arrastrándola a la oscuridad absorbente de su monótono vivir.

Queria protegerla pero...

Escuchó el susurro de la niña. —Sabes Hibari-san, Haru es debil, muy debil... Llora por su corazon roto... ¡Pero Haru quisiera ser más fuerte. más fuerte y...! — Las palabras no llegaron a ser completadas pero era suficiente para ser entendidas.

Y entonces su pecho se hundió de placer, el prefecto se sintió extraño ¿eran estos los sentimientos frívolos de los herbívoros?

No, él era un cazador, un cazador no sentía emociones débiles, decidió dejar de lado y se enfoca en ella.

—¿El almuerzo, que harás? —dejo la pregunta seca, sin forma a ser evitada.

Sintio el sobresalto de la niña. Ella apretaba sus hombros reteniendo hipidos, y la oyó sorber aire pronunciando torpemente después.

—Haru... lo desechará.

Asintió de acuerdo, pasaron los pasillos vacíos, el campus estudiantil hasta llegar a la entrada y se quedó quieto, y la bajó con suavidad pero no la soltó, inconscientemente.

—Dejaras de venir a este lugar. —Habia anunciado su orden. El debía poner algo de orden en su territorio.

La reacción de la niña fue esperada incluso para él. Ella comenzó a forcejear y gruñirle tratando de mover los brazos de piedra del muchacho.

—¡prefecto tonto, suelta a Haru o gritare! ¡dejame, dejame desu!

Tonta niña.

—El herviboro mayor tiene una compañera.

—Hervibo... Tsuna. —La castaña quedó en silencio.

Sabiendo la verdad trata ingenuamente de negar la realidad.

—No vendrás más.

—¡No! —Insistio mirándolo con sus penetrantes par de ojos oscuros. Tan obstinada...

Así será, la primera y última vez, él cuidara de alguien.

—Segun el vigésimo tercer artículo escrito en reglas de la institución, el ingreso ilegal de alguna persona ajena a la institución será notificada.

Los ojos de la niña se abrieron y ofendida apretó el almuerzo y lo levanto golpeando con fuerza el rostro del prefecto.

—¡Intentalo, tonto Haru vendrá y vendrá y no se rendirá con Tsuna!

Hibari sostuvo la mano en una de sus mejillas raspadas en una pequeña hinchazón viendo la silueta de su pequeña hervibora desaparecer.

Sería la primera y última vez para su insignificante hervibora.