HASTA QUE ESTEMOS JUNTOS
DISCLAIMER: NARUTO Y SUS PERSONAJES NO ME PERTENECEN. SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA ES UNA ADAPTACIÓN DEL LIBRO PASIONES Y TRAICIÓN DE MAYA BANKS, YO SOLO LE CAMBIE ALGUNAS CUANTAS PARTES. ¡LA HISTORIA NO ES MIA!
LA HISTORIA SE SITÚA EN JAPÓN.
PAREJAS PRINCIPAL: NARUTO Y HINATA. SE MENCIONAN ALGUNAS OTRAS.
RESUMEN: Él, indignado porque ella no había cobrado el cheque que le dio, decide buscarla para asegurarse que nada malo le hubiese pasado y poder cerrar por fin con ese doloroso capítulo de su vida, todo fue de maravilla hasta que la vio de nuevo… embarazada. Ahora no solo tendrá que velar por el bienestar de ella y del bebe; sino que tendrá que descubrir si el niño es en efecto su hijo o su sobrino. Por otro lado, ella no lo quiere cerca nunca más. ¿será el amor lo suficientemente fuerte para mantenerlos unidos?
CAPITULO 4
Sentada en la cama, Hinata reflexionó sobre su situación y se dio cuenta de que no podía seguir allí. Había sido lo bastante tonta como para creer que podía vivir en un lugar donde podía cruzarse con Menma en cualquier momento. Le había sacado de quicio tener que verlo esa mañana en el salón de Naruto. Se había sentido paralizada al instante y había tenido que soportar su gesto de fingida inocencia. No le gustaba sentirse tan vulnerable, no lo soportaba. Le habría encantado poder darle un buen puñetazo y contarle a Naruto qué tipo de persona era su querido primo. Odiaba a Menma por lo que le había hecho y al rubio por no ayudarla cuando más lo había necesitado. Había tomado la decisión y no pensaba cambiar de idea. No iba a quedarse allí. Pensó en las alternativas que tenía. No podía irse sin saber adónde. Debía planearlo bien. Tenía que encontrar un lugar seguro para ella y para el bebé.
–Quieres irte, ¿verdad? -Se sobresaltó al oír la voz de Naruto, Le hablaba desde la puerta.
–No tengo motivos para quedarme.
–Ven conmigo al salón –le sugirió él mientras le tendía la mano. Durante unos cuantos segundos, se quedó mirando la mano que le ofrecía. Sabía que no debía aceptarla, pero algo en su voz la convenció y se la dio. El rubio tiró de ella con suavidad y la llevó de la mano al salón. Se sentó en el sofá y le hizo un gesto para que ella se acomodara a su lado. –Me he comportado como un cretino y lo siento –le dijo mientras se pasaba una mano por el pelo con nerviosismo– No deberías tener que soportar más estrés en la condición en la que estás y no he hecho sino empeorar la situación- Ella abrió la boca para contestarle, pero Naruto le colocó un dedo en los labios para impedírselo –Deja que termine –le pidió– He estado toda la mañana en la oficina. Han surgido algunos problemas en un proyecto muy importante y mis socios no pueden encargarse de ellos. Tengo que ir a supervisar unas obras y quiero que vengas conmigo.
Se quedó mirándolo sin entender. No comprendía por qué Naruto parecía disfrutar desenterrando el pasado cuando los dos sabían que su relación había muerto muchos meses antes y era irreparable. Además, fue el propio Naruto el que había dado por terminada la relación y la había echado de su vida como si fuera una bolsa de basura, como si no fuera importante para él.
–Quiero cuidar de ti, Hinata. Me gustaría que pudiéramos olvidar lo que ocurrió en el pasado y concentrarnos en el presente.
–¿Estás hablando en serio?
–Sí, muy en serio. Tenemos que solucionar muchas cosas y no podremos hacerlo si no estás dispuesta a pasar algún tiempo juntos para que podamos hablar.
En ese momento, se sintió tan vulnerable que le entraron ganas de llorar. Le habría encantado que Naruto hubiera querido escucharla meses antes, no en ese momento. Le había decepcionado más que nadie porque él era su prometido, el que debía haber estado de su lado. Le parecía increíble que quisiera arreglar las cosas con ella después de tan grave traición. Naruto le acarició suavemente la mejilla y le sorprendió ver que le temblaban los dedos. Su mirada era una súplica y no supo qué decir. Una parte de ella se negaba a continuar con esa pantomima, pero le costaba decirle que no. Sacudió la cabeza para negarse, pero Naruto, que seguía con la mano en su mejilla, detuvo el movimiento mientras le acariciaba los labios con el pulgar.
–No va a haber ningún tipo de presión, promesas ni obligaciones. Estaremos los dos solos en un complejo hotelero de la playa. Es un comienzo, es todo lo que te pido. Solo lo que estés dispuesta a darme.
–Pero el bebé…
–Nunca haría nada que pudiera poner en peligro su bienestar. Tendrás que ir al médico y que él te dé el visto bueno para viajar.
Tenía que reconocer que la idea era muy tentadora. Naruto le estaba pidiendo que fuera con él, no se lo ordenaba. Esa situación la devolvió al pasado durante unos segundos y recordó lo cariñoso que había sido siempre con ella. Pero sabía que no tenía futuro, nunca podría estar con un hombre que no confiaba en su palabra, y sabía que le costaría mucho trabajo despedirse de él después de pasar una semana juntos en la playa. Se quedaron unos segundos en silencio. Después, decidió que lo haría. No sabía muy bien por qué, pensaba que no iban a sacar nada en claro, pero quería pasar ese tiempo con él antes de seguir adelante con su vida. Asintió con la cabeza y vio que Naruto suspiraba aliviado. Creía que se le daba muy bien fingir que ella le importaba, pero no lo creía posible. De haber sido así, nunca la habría apartado de su lado y seguirían juntos, esperando con ilusión la llegada de su primer hijo.
–Iremos esta tarde al médico. Si nos dice que puedes viajar, volaremos mañana mismo. Así que deberías aprovechar esta tarde y esta noche para descansar. En cuanto lleguemos al hotel, lo más duro que tendrás que hacer cada día será caminar de la habitación a la playa y de la playa a la habitación.
–Quiero habitaciones separadas –le pidió ella.
–Ya he reservado una suite- Frunció el ceño al oírlo, pero decidió no protestar.
–No te arrepentirás, Hinata –le dijo Naruto– Podemos hacer esto, podemos arreglar las cosas.
Cerró los ojos al oír sus palabras. Naruto le hablaba con tanta intensidad que no le resultaba difícil dejarse seducir por lo que le decía. Pero sabía que no iban a poder avanzar hasta que hablaran de lo que había ocurrido en el pasado. Y ella no quería tener que recordar el peor día de su vida, cuando no encontró a nadie que la creyera.
El médico les dijo que una semana de descanso y relajación era justo lo que Hinata necesitaba y recordó que debía acudir al hospital más cercano si se le hinchaban más las extremidades o tenía algún otro síntoma de preclamsia. Mientras hablaban con él, Hinata miró de vez en cuando a Naruto. Éste escuchaba con atención cada palabra del doctor, como si fuera un preocupado esposo y padre. Y no le agradaba verlo tan interesado, todo lo contrario. Cuando regresaron al piso de Naruto, se encontraron varias bolsas en el vestíbulo. Eran de tiendas de moda femenina, incluso una de la tienda de lencería más famosa de la ciudad.
–Estupendo, parece que Toneri ha traído lo que le pedí –comentó Naruto al ver las bolsas–Todo esto es para ti, para el viaje.
Las llevó al sofá y le hizo un gesto para que se sentara y fuera mirando las cosas. Algo confusa, fue al sofá. Encontró varios vestidos de premamá para la playa, alguno de noche, bañadores, sandalias y varios conjuntos de lencería. Naruto había pensado en todo y había acertado con las tallas.
–No tenías por qué… –murmuró ella. Sin que apenas fuera consciente de ello, habían vuelto a sus antiguos hábitos. Durante su relación, El Namikaze le hizo hecho muchos regalos.
–Bueno, en realidad no lo he hecho yo, sino Toneri –le explicó Naruto. Le entraron ganas de reír al imaginarse a Toneri, el rarito secretario de Naruto, en el departamento de lencería femenina y ropa de premamá.
–¿Cómo está Toneri?
–Bien, como siempre.
–Gracias por todo esto –le dijo ella entonces.
–No hay de qué –repuso Naruto con una sonrisa– ¿Por qué no te acuestas un rato mientras hago las maletas? Después, podemos cenar. Como salimos mañana por la mañana, será mejor que nos acostemos pronto.
Hinata dejó la ropa en el sofá y se levantó lentamente. Sabía que estaba cometiendo un error y era mejor mantener las distancias, no quería volver a cometer los mismos errores del pasado. Aunque lo tenía muy claro, no podía evitar que su corazón anhelara los buenos momentos y lo echara de menos. Sintió de repente una tristeza inmensa y salió del salón antes de que Naruto pudiera ver sus lágrimas.
A la mañana siguiente, El rubio la despertó sacudiéndole suavemente el hombro. Se duchó mientras él le preparaba el desayuno. Cuando terminaron de comer, él bajó al garaje el equipaje de los dos. Estuvo muy callada durante el trayecto hasta el aeropuerto. Por un lado, le atraía pasar una semana en la playa con su ex-prometido, pero temía estar a solas con él. Había estado tan concentrada en la ira y el odio que sentía por ese hombre, que no había sido consciente de que aún estaba enamorada. No podía creer que amara a un hombre que no la correspondía, sobre todo después de que la hubiera traicionado como lo hizo. Le parecía patético que aún sintiera algo por él.
Naruto había alquilado un avión privado para llevarlos directamente a la isla. El vuelo duraba sólo unas horas, pero tuvo tiempo suficiente para arrepentirse de la decisión que había tomado y lamentó no poder dar marcha atrás.
–¿Por qué no echas el respaldo hacia atrás? –le sugirió mientras lo hacía por ella–Ponte de lado y te daré un masaje en la espalda.
Estaba demasiado incómoda y nerviosa para que su ofrecimiento no la tentara. Se giró hacia la ventana y esperó. No pudo evitar suspirar de placer cuando Naruto comenzó a masajearle la espalda. Era increíble sentir sus manos aflojando poco a poco la tensión que había en sus músculos. Bostezó ruidosamente y se acomodó en el asiento. Durante unos minutos, olvidó el pasado y el futuro. Se concentró en ese momento y en lo bien que le sentaba tener a Naruto cuidando de ella con dedicación y cariño, como lo había hecho cuando estaban juntos. Se quedó dormida con una sonrisa en la cara.
El rubio la despertó cuando estaban a punto de aterrizar. Hacía mucho tiempo que no se encontraba tan relajada. Unos minutos más tarde, Naruto le rodeó los hombros mientras la ayudaba a bajar del avión. La acompañó al coche que los esperaba mientras el chofer metía el equipaje en el maletero. El hotel donde iban a alojarse era muy lujoso y estaba en la playa. él le dijo que, cuando terminaran de construir el complejo hotelero en el que estaban trabajando, aquel iba a parecer poco más que un motel de carretera.
La suite que Naruto había reservado era espaciosa y cómoda. Se sentó en el sofá nada más entrar y se quedó con la vista perdida mientras contemplaba la playa privada que tenían a su disposición. Él se arrodilló a su lado y le quitó los zapatos. Vio que le observaba los pies para ver si estaban más hinchados. Después, comenzó a masajearlos. No pudo evitar gemir al sentir sus manos.
–¿Te gusta?
–Muchísimo –confesó ella. Naruto siguió dándole el masaje mientras la observaba de vez en cuando. En un momento dado, ella se llevó las manos al vientre y sonrió.
–¿Se está moviendo? –le preguntó Naruto. Asintió con la cabeza. –¿Puedo tocarlo? - Tomó la mano de Naruto y la colocó donde había tenido la suya unos segundos antes. Sonrió al ver la expresión de sorpresa en su rostro cuando el bebé le dio una patada. –¡Es increíble! ¿Te duele?
–No –repuso ella riendo–. No siempre es agradable, pero no duele-Naruto siguió con la mano en el mismo sitio durante unos segundos más. Vio que estaba muy serio. Poco después, se levantó.
–¿Quieres cenar en la terraza o preferirías ir al restaurante?
–Aquí, por favor –le dijo ella–. Me gustan mucho las vistas que tenemos y estaremos más a gusto en la habitación.
Naruto asintió y fue hasta donde estaba el teléfono para pedir la cena. Media hora más tarde, un camarero les llevó la comida en un carro y preparó la mesa en la terraza de la suite. Comieron en silencio, disfrutando del atardecer y el sonido de las olas. Cuando terminaron, Naruto le sugirió que se acostara, pero ella no estaba cansada. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan relajada y estaba deseando dar un paseo por la playa. Se lo dijo y el frunció el ceño, no parecía gustarle la idea, pero terminó accediendo.
Fue maravilloso pasear por la tranquila playa, con la brisa marina agitando su larga melena. Se quitó las sandalias y se agachó para recogerlas, pero Naruto se le adelantó. Le encantaba sentir la arena mojada entre sus dedos. Se acercó al agua y se quedó ensimismado mirando el ir y venir del agua sobre sus pies. Naruto también se descalzó y se acercó hasta donde estaba ella. Siguieron paseando y él le rodeó la cintura con el brazo, pero ella se resistía, no quería acercarse más a él.
–No deberíamos ir muy lejos –comentó Naruto poco después–. Tienes que hacer reposo, recuérdalo. Le prometí al médico que ibas a descansar.
–Esto es mucho más descansado que pasar doce horas al día en pie –repuso ella.
–Eso no volverá a pasar –le dijo Naruto con seriedad mientras le apretaba más la cintura. Ella no dijo nada, pero se apartó de él para volver al hotel. Cuando entraron en la suite, fue directa al sofá. –¿Quieres beber algo? –le preguntó él.
–Un zumo, si es posible- Naruto buscó en el frigorífico de la suite y volvió poco después a su lado con un zumo de naranja.
–Deberías acostarte ya –le dijo él–. Ya tendrás tiempo de conocer bien este sitio cuando hayas dormido.
Estaba cansada, pero no le apetecía dar por terminado un día que había sido maravilloso. Estar con él después de tantos meses le provocaba sentimientos agridulces. No podía seguir pensando en el pasado. iba a estar allí con Naruto una semana y le habría encantado poder partir de cero. El sofá era tan mullido y bajo que, aunque lo intentó durante bastante tiempo, no pudo levantarse. Se echó a reír, le pareció una situación muy cómica. Naruto se acercó, tomó sus manos y tiró de ella. Se quedaron durante algún tiempo el uno frente al otro y aprovechó el momento para estudiar sus facciones. Era la primera vez que lo miraba de esa manera, sin tratar de esconder sus emociones.
–Buenas noches, Naruto –susurró ella. Durante unos segundos, le pareció que él estaba a punto de besarla. De haberlo hecho, no sabía cómo habría reaccionado.
–Buenas noches, Hinata. Que descanses –le dijo él entonces. Se fue al dormitorio pensando en lo que acababa de ocurrir y lamentando que no hubiera pasado nada más.
Hinata apenas pudo dormir esa noche. Pasó horas tumbada en la cama, observando el techo y recordando el pasado. Revivió el momento en el que conoció a Naruto y cómo la conquistó. Su relación había sido apasionada e intensa desde el principio. Desde que él la invitara a cenar por primera vez, habían pasado semanas juntos, viéndose cada día. Cuando sólo llevaban un mes de relación, se fue a vivir con él. Un mes más tarde, Naruto le pidió en matrimonio. Nunca supo muy bien por qué la había elegido a ella para que fuera su esposa. No pensaba que fuera peor que él en ningún sentido, pero Naruto Namikaze era un hombre muy rico. Podía haber tenido a cualquier mujer a su lado y no había terminado de comprender por qué la quería a ella. No tenía contactos ni procedía de una buena familia. No tenía dinero ni prestigio. Era sólo una estudiante universitaria que se pagaba las clases trabajando como camarera. Pero eso había cambiado cuando llegó Naruto a su vida. Con la sabiduría que le daba la distancia, había llegado a pensar que ése había sido uno de sus grandes errores.
Había dejado que Naruto cambiara por completo su existencia y se había dejado seducir por el cuento de hadas. Había confiado por completo en él y nunca se le pasó por la cabeza que su amor no fuera correspondido. Se preguntó cómo reaccionaría Naruto después de tantos meses si ella trataba de contarle otra vez la verdad para que supiera qué había pasado realmente aquel día, cuando no la creyó y decidió apartarla de su vida. No la había creído entonces y no pensaba que eso fuera a cambiar.
Se le llenaron los ojos de lágrimas cuando aparecieron en su mente imágenes de aquel fatídico día.
Hace algunos meses
Hinata se quedó mirando la prueba de embarazo, no sabía si reír o llorar. La escondió rápidamente y comenzó a pensar en cómo iba a decírselo a Naruto. Esperaba que le gustara la idea. Pensaban casarse pronto y solían hablar a menudo de su deseo de ser padres. Estaba deseando decírselo. Sabía que ese día iba a estar en el despacho y pensó en ir a verlo y darle una sorpresa. Estaba entusiasmada, deseando ver su expresión cuando se lo contara.
Oyó de repente un ruido en el salón y sonrió. No iba a tener que esperar. Naruto estaba en casa. De vez en cuando, se pasaba por el piso sin avisar para darle una sorpresa y comer con ella. Lo llamó entonces y se quedó sin palabras al ver a Menma aparecer en la puerta de su dormitorio. Los visitaba con frecuencia, pero siempre lo hacía cuando Naruto estaba en casa.
–Menma, ¿qué haces aquí? Naruto está en el despacho. No volverá hasta dentro de unas horas.
–He venido para hablar contigo.
–¿De qué se trata? –le preguntó ella con curiosidad– Vamos al salón-Pero Menma no le hizo caso y entró en el dormitorio. Aquello le dio mala espina y se estremeció.
–¿Cuánto quieres a cambio de romper con Naruto e irte de aquí? - Se quedó estupefacta. Se imaginó que no lo había entendido bien.
–¿Cómo?
–No te hagas la tonta, no lo eres. ¿Cuánto dinero quieres?
–¿Cómo puedes intentar comprarme? ¿Ha sido tu madre la que te ha pedido que lo hagas? Los dos están locos. Quiero a Naruto y el a mí. Vamos a casarnos-Vio que Menma se ponía más nervioso aún.
–Esperaba que me lo pusieras más fácil. Te estamos ofreciendo bastante dinero-Cuando vio que hablaba en plural, se dio cuenta de que también la tía de Naruto estaba detrás de esa operación. Estaba a punto de decirle que se fuera de allí, que no quería volver a verlos en su vida, cuando Menma se acercó un poco más. La miraba amenazadoramente e, instintivamente, dio un paso atrás.
–Creo que deberías irte, Ahora mismo –le dijo ella mientras iba hacia el teléfono.
Menma se abalanzó sobre ella y le quitó el móvil. Estaba demasiado atónita por el ataque y tardó en reaccionar y defenderse. La tiró en la cama y se echó sobre ella, tocándola todo el cuerpo e intentando desnudarla. Hinata levantó la rodilla para tratar de golpearlo en la entrepierna, pero Menma se apartó a tiempo y la sujetó con más fuerza aún. Gritó aterrorizada. Le estaba haciendo mucho daño. Estaba furiosa y no podía creer que fuera a violarla en la cama de su propio primo. Pensó que se había vuelto loco y estaba segura de que Naruto lo mataría cuando lo supiera.
Al ver que no iba a detenerse, reunió las pocas fuerzas que le quedaban para luchar y tratar de defenderse. Aprovecho el momento en que se levantó para entrar en ella, para darle un buen golpe en los genitales. Menma gruñó y aprovechó para apartarse de él mientras intentaba cubrirse con lo que le quedaba de ropa. Se puso en pie y se llevó la mano a la garganta. Le dolía como si hubiera intentado estrangularla.
–Te matará cuando lo sepa –le dijo sollozando–. ¿Cómo has podido hacerme algo así? ¡Es tu primo, maldito bastardo! - Fue hacia la puerta. Sólo tenía una cosa en mente, escapar de allí e ir en busca de Naruto. Pero las palabras de Menma la detuvieron.
–Nunca te creerá-
–Estás loco –le dijo ella llorando. Pero Menma había estado en lo cierto. Naruto no la creyó. Su primo lo había llamado desde el apartamento poco después de que se fuera ella y había tenido la brillante idea de contarle exactamente lo que sabía que Hinata le iba a decir a su prometido. Pero Menma le dijo también que Hinata había sido la que lo había seducido y que, cuando él le echó en cara que fuera infiel a Naruto, ella se enfadó y le dijo que iba a inventarse una historia y contarle a su novio que había tratado de violarla. imaginó que Menma lo había hecho muy bien porque Naruto se mostró muy frío con ella cuando la vio entrar en su despacho minutos después y, tras contarle la verdad, exactamente lo que Menma le había advertido que iba a decirle, su prometido se limitó a entregarle un generoso cheque y a pedirle que se marchara.
En la actualidad
Hinata siguió tumbada en la cama, sin poder pensar en otra cosa que no fuera ese horrible día. Estaba allí para descansar y olvidar el pasado, pero seguía sintiéndose traicionada por las personas en las que más había confiado. Cuando Naruto llamó a la puerta de su habitación, volvió a la realidad. Ya había amanecido y no había dormido casi nada. Le costó levantarse. Se puso una bata y abrió la puerta. Naruto ya estaba vestido. Llevaba unos pantalones beis y una camisa. Parecía listo para ir al trabajo.
–Te he dejado el desayuno preparado en la cocina. Tengo que pasar unas horas en la zona de construcción. ¿Crees que estarás bien sola? - Asintió con la cabeza. Le alegraba no tener que hablar con él esa mañana después de la noche que había pasado. Necesitaba tiempo para recuperarse.
–Por supuesto. ¿A qué hora volverás?
–Son las ocho –repuso Naruto mirando el reloj–Me imagino que volveré a eso de las doce. Podemos comer en el restaurante del hotel y después, si te apetece, dar un paseo por la playa. Aprovecha este tiempo para descansar. Preferiría que no fueras a la playa tú sola.
–No va a pasarme nada si salgo sola del hotel.
–Lo sé, pero preferiría estar contigo - Se quedó sin palabras al oír tal afirmación y se limitó a asentir con la cabeza –Muy bien, te veré a la hora de la comida.
Cerró la puerta de su dormitorio y se apoyó contra ella. Era el primer día de esa semana durante la que iba a intentar olvidar el pasado y ver si podían arreglar las cosas. Cada vez le parecía más complicado.
Llenó la bañera de agua caliente, estaba deseando poder darse un baño relajante. Sabía que no le convenía que el agua estuviera muy caliente ni debía permanecer dentro mucho tiempo. Después de veinte minutos disfrutando de ese placer, salió de mala gana de la bañera. Se vistió y fue a la cocina para desayunar. Hacía mucho tiempo que no tenía tanto apetito. Cuando terminó, buscó una toalla y salió a la playa.
Después de unos meses trabajando como camarera en el restaurante, le parecía un lujo poder pasar un día tumbada en la arena. Se acomodó bajo una de las sombrillas que había en la playa. Era increíble cerrar los ojos y dejarse llevar por los olores y los sonidos que la rodeaban. Creía que esos días iban a ser unas verdaderas vacaciones para su alma. No tardó en vencerla el sueño después de la noche de insomnio que había pasado. Decidió dejarse llevar y disfrutar de una siesta mientras esperaba a Naruto.
Naruto volvió a la suite a mediodía. Buscó a Hinata, pero no estaba en ninguna parte. Se dio cuenta de que no le había hecho caso y había decidido salir del hotel sin esperarlo. Sabía que estaba demasiado pendiente de ella, pero no podía evitarlo, estaba muy preocupado. Salió a la terraza y la buscó con la mirada en la playa. Al no verla, fue hacia las sombrillas. No tardó en encontrarla, estaba tumbada de costado y completamente dormida.
Se le hizo un nudo en la garganta al ver esa imagen tan bella. Vio que estaba descalza y que sus tobillos seguían hinchados, pero no tanto como lo habían estado un par de días antes. Se sentó a su lado y acarició su sedosa melena azabache. Bajó después por su brazo y siguió hasta tocarle el abultado vientre. Hinata suspiró y, sin despertarse, se acercó más a él. Se moría de ganas de abrazarla y apartó la mano para no caer en la tentación. Le habría encantado poder borrar los últimos seis meses y regresar al pasado, pero era imposible. Lo había traicionado y, lo más importante en esos momentos, era el hijo que esperaba. Aunque Hinata no lo hubiera admitido, estaba casi seguro de que él era el padre. Le sacudió ligeramente el hombro para despertarla. Le encantó ver cómo se desperezaba poco a poco y sonreía.
–¿Llevas mucho tiempo aquí? –preguntó Hinata medio dormida.
–No, sólo unos minutos. ¿Tienes hambre? - Hinata asintió con la cabeza y se incorporó. Le dio la mano para ayudarla. Después, la acompañó de vuelta a la suite con el brazo rodeando sus hombros. Mientras Hinata se duchaba y se cambiaba de ropa, llamó a Sasuke para contarle cómo iba la construcción. Fue un alivio que su amigo no le preguntara por ella. Aunque sus amigos y su familia pensaban que se había vuelto loco, cada vez estaba más convencido de que estaba haciendo lo correcto. No había podido olvidarla durante esos meses y para él era muy importante tratar de averiguar por qué habían terminado tan mal las cosas entre los dos. Aunque no pudieran volver a estar juntos, necesitaba saberlo para poder seguir adelante con su vida.
Cuando Hinata salió del dormitorio, se dio cuenta de que había más brillo y luz en sus ojos. No la había visto así desde que la encontrara en el restaurante de Yokohama. Se parecía más a la mujer con la que había compartido su vida durante unas cuantas e intensas semanas. Recordó lo enamorado que había estado de esa joven risueña y cariñosa. Le pareció que estaba algo nerviosa, no se acostumbraba a estar a solas con él y le molestaba que hubiera esa barrera invisible entre los dos.
–¿Estás lista? –le preguntó él. Hinata asintió con la cabeza. Le colocó una mano en la espalda para acompañarla a la puerta y se estremeció al sentir su piel desnuda. Toneri había hecho muy bien su trabajo. Ese veraniego vestido resaltaba todas las maravillosas curvas de su cuerpo. Los tirantes del escote se ataban en la nuca y toda la espalda quedaba a la vista. Le habría encantado acariciarla en el preciso lugar donde la estaba tocando en esos instantes. Quería hacerlo hasta que ella respondiera y comprobar así que, tal y como temía, la atracción no había desaparecido.
En el restaurante, los sentaron cerca de un gran ventanal con vistas a la playa. La observó mientras Hinata leía la carta y trataba de decidir lo que iba a pedir. Sintiendo que la miraba, levantó la vista y sonrió tímidamente. Él le devolvió el gesto. No podía mirar esos ojos Perlas sin perderse en ellos. Era preciosa y le encantó ver que ya no lo miraba con odio.
–¡Naruto! ¿Qué estás haciendo aquí? –gritó alguien cerca de allí. Hizo una mueca al oír esa voz. Se giró y vio que Rin Nohara se acercaba a su mesa. Maldijo entre dientes. Se levantó y la saludó de mala gana.
–Estoy aquí por trabajo, lo que me sorprende es que tú estés aquí –repuso Naruto.
–Bueno, es uno de mis sitios favoritos –le dijo ella entre risas–Me encantan la gastronomía y las playas de esta isla ¿Por qué no me presentas a tu acompañante, Naruto?
Estaba seguro de que Rin sabía muy bien quién era Hinata, tan seguro como estaba de que su presencia allí no era ninguna coincidencia. imaginó que su tía era la culpable de esa situación. Le molestaba que tratara de inmiscuirse en su vida de esa manera y lamentó haberle contado dónde iba a estar esa semana. Había tenido la esperanza de que… Eso ya no era importante. Rin estaba allí e iba a tener que enfrentarse a esa situación.
–Rin, te presento a Hinata Hyuga. Hinata, Rin Nohara es una amiga de la familia –anunció él. La recién llegada sonrió con coquetería al oírlo y jugueteó con su camisa.
–Bueno, Naruto-kun; algo más que una amiga, ¿no crees?
Vio que Hinata la miraba con suspicacia y decidió que no tenía por qué ser educado.
–Ahora, si me perdonas, esto era una comida privada…
–Bueno, pero tenemos que vernos mientras estés aquí. Podríamos cenar juntos. Fue una pena que no pudieras ir a casa de tu tía la última vez que cenamos allí juntas, ya sabes cuánto la aprecio –insistió Rin. Apartó disimuladamente la mano de esa mujer y dio dos pasos atrás.
–Me temo que voy a estar muy ocupado, a lo mejor podemos vernos cuando vuelva a Tokio. Hinata y yo estaremos encantados de invitarte a cenar –le dijo él para que se diera por enterada. Sus palabras no consiguieron que Rin dejara de sonreír.
–Desde luego, cariño... No entiendo por qué has tenido que volver con la mujer que te fue infiel-Hinata palideció al oír sus duras palabras.
–¡Ya es suficiente! Será mejor que te vayas. Saluda de mi parte a mi Konan-san y dile que deje de meterse en mi vida. Y tú deberías hacer lo mismo-Rin hizo un mohín, pero no se marchó.
–Tampoco hacía falta que te pusieras así. Me imagino que tienes que tratarla con educación. Después de todo, no sabes si el niño del que está embarazada es tuyo- Se dio media vuelta y se alejó antes de que pudiera decirle nada más. Estaba tan furioso que le entraron ganas de romper algo. Pero se sintió peor aún al volver a la mesa y ver que Hinata se había puesto en pie y apretaba enfadada los puños.
–Lo siento mucho –le dijo Naruto.
–Ya no tengo hambre –repuso Hinata.
–No hagas eso, tienes que comer. No dejes que esa mujer se salga con la suya-Cada vez estaba más enfadada.
–Esa mujer sabe demasiado sobre nuestra situación, ¿no te parece? - Sin decir nada más, salió del restaurante.
Fue directa a su suite y maldijo entre dientes cuando la llave electrónica se resistió a funcionar. Cuando lo consiguió, abrió la puerta con fuerza y cerró de un portazo. Echó el cerrojo y fue a su dormitorio. No tardó en escuchar voces y golpes en la puerta. Naruto parecía furioso. Pero ella también estaba demasiado enfadada como para que eso le importara. Todo aquello no era más que una farsa y estaba cansada de aguantarla. Había tenido que soportar que Naruto y su primo la humillaran, pero no estaba dispuesta a tener que aguantar además los comentarios de mujeres como esa tal Rin Nohara. Estaba tan furiosa que no se dio cuenta de que Naruto había entrado en la suite hasta que lo vio en su dormitorio.
–¿Qué es lo que te pasa, Hinata? Tú no eres así. No sé qué pretendías conseguir impidiéndome que entrara. No vas a lograr nada huyendo de los problemas.
–¿Por qué crees saber cómo soy? Si parece que nunca llegaste conocerme.
–Supongo que eso es verdad –repuso Naruto enfadado.
–Quiero irme de aquí en el primer vuelo que salga. Esto es una pérdida de tiempo. Nunca vamos a poder arreglar las cosas entre nosotros, Naruto.
–Pero hicimos un trato. Íbamos a pasar una semana aquí sin pensar en el pasado.
–¿Acaso no viste lo que acaba de ocurrir en el restaurante? –le preguntó ella con incredulidad–. ¿Cómo iba a saber esa mujer tanto de nosotros si no se lo hubieras contado tú mismo? ¿Cómo vamos a olvidar el pasado cuando esa mujer me lo acaba de echar en cara? No me gusta que se rían de mí.
–Nunca he hablado de ti con ella –le dijo Naruto con firmeza.
–Entonces, ¿por qué sabía tanto?
–No te estoy mintiendo. ¿Por qué te cuesta tanto confiar en mí? No fui yo quien te traicionó a ti.
Hizo una mueca al oírlo. Siempre volvían al mismo momento. Naruto estaba convencido de que ella lo había traicionado y se negaba a aceptar que pudiera haber otra explicación. Estaba demasiado furiosa como para seguir hablando con él. Se dio media vuelta y apretó los puños. De repente, Naruto la hizo girar sobre sus talones y la besó mientras le agarraba la cintura con las manos. Trató de apartarse de él, pero la asía con fuerza y no lo consiguió. Pasados unos segundos, el beso se hizo más suave y tierno, no pudo evitar gemir. Naruto la acercó a la cama sin dejar de besarla y consiguió que se tumbara en el colchón.
–Durante un tiempo, Hinata, limítate a estar callada. No quiero palabras. Parece que no podemos tener una conversación normal sin hacernos daño. Así que, aunque solo sean unos minutos, quiero comunicarme contigo sin hablar –le dijo Naruto mirándola a los ojos.
No supo qué decir y se perdió en sus ojos. A pesar de los problemas que tenían y la falta de confianza, seguía deseándolo. Una voz en su interior le dijo que se dejara llevar y le recordó lo maravilloso que sería volver a hacer el amor con él. Pero, por otra parte, temía que Naruto no lo viera de la misma manera y pensara que era una mujerzuela. Ese pensamiento la devolvió a la realidad como un jarro de agua fría.
–No puedo hacerlo –le dijo ella mientras se incorporaba–Sabiendo lo que piensas de mí, no puedo hacerlo –agregó mientras se cruzaba de brazos y apartaba la vista. Después, se alejó un poco más de él y lo observó con suspicacia.
–No me mires así, como si estuviera a punto de atacarte –le aseguró Naruto.
Se dio media vuelta y salió del dormitorio. Se sintió más sola que nunca. Fue al baño y se echó agua fría en la cara. Tenía un fuerte dolor en el pecho y ganas de llorar. Estaba desesperada. No pensaba suplicarle que la creyera. Ya lo había hecho y no le había servido de nada. Desolada, rompió llorar. Los tres últimos meses habían sido muy tristes, pero durante esos últimos días había sufrido mucho más. Era duro tener que estar con el hombre al que tanto había amado y ver en sus ojos lo que pensaba de ella. Volvió llorando a la cama y se acurrucó bajo la colcha. Unos minutos después, sintió que alguien se sentaba en la cama.
–Lo siento, Hinata –le dijo Naruto mientras le acariciaba la mejilla–. No llores. Por favor, no llores. Con cuidado, la ayudó a incorporarse y la abrazó contra su torso –Perdóname. No era mi intención disgustarte ni hacer que te sintieras mal. Te lo juro –insistió él–. Rin ha venido con la única intención de apartarme de ti. Se quedó callada al oírlo.
–¿Estás preparado para admitir que tu tía me odia y estaría dispuesta a hacer cualquier cosa para librarse de mí? Si no le hablaste a Rin de nosotros, ¿quién crees que lo hizo?
–Lo sé –reconoció Naruto–Pero no va a conseguir nada. En cuanto vuelva a casa, hablaré con ella. Te lo prometo. No voy a dejar que te haga daño.
Hinata se relajó contra su torso. Deseaba creerlo más que nada en el mundo. Vio que empezaba a darse cuenta de cómo era Konan y se preguntó si estaría dispuesto a aceptar su versión de los hechos.
–Quédate conmigo, Hinata. Tenemos mucho de lo que hablar –le dijo Naruto mientras le limpiaba las lá- grimas– Y no podemos hacerlo si vuelves a Houston. Además, quiero cuidar de ti y de nuestro bebé.
Lo miró a los ojos. Parecía estar sufriendo tanto como ella. Estuvo a punto de abrir la boca para decirle que él no era el padre, pero no lo hizo.
–Por muchos problemas que tengamos, podemos solucionarlos.
–Yo no soy tan optimista –murmuró ella. Naruto la besó entonces y lo hizo con tanta ternura que se le llenaron los ojos de lágrimas. Era increíble volver a estar entre sus brazos y olvidar durante unos minutos cuánto le había dolido su traición.
–Tenemos que hablar del bebé –le recordó Naruto. Se quedó unos segundos callada.
–Si te digo que el bebé es tuyo, ¿me creerás? -Notó que Naruto se quedaba sin aliento. Tomó su cara entre las manos y la miró directamente a los ojos.
–Sí, te creeré, Hinata-Se incorporó en la cama y respiró profundamente antes de decirle la verdad.
–Es tuyo –susurró entonces. Naruto suspiró aliviado y la besó de manera apasionada y posesiva. Le costó apartarse de él, su corazón le latía a mil por hora y no podía dejar de mirarlo. –¿Me crees? Tengo que saberlo, Naruto.
–Te creo –repuso él con solemnidad mientras le acariciaba el vientre. Le habría encantado preguntarle si también creía el resto de su historia, pero no podía hacerlo. Al ver que se quedaba callada, Naruto la miró preocupado–Te creo, Hinata. De verdad. Menma me dijo que contigo usó protección. Estoy seguro de que no te acostaste con ningún otro hombre y que con mi primo solo ocurrió una vez, ¿no es así?
Se quedó helada al oírlo. Había tanto dolor en su pecho que le costaba respirar. Angustiada, volvió a llorar.
–¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué lloras? - Se sentía tan apenada como furiosa.
–Si de verdad deseas arreglar las cosas, no vuelvas a pronunciar su nombre en mi presencia. Querías pasar conmigo una semana sin hablar del pasado. Es lo que dijiste. Si vuelves a hablar de él, me voy ¿Está claro? - Le sorprendía que fuera tan vehemente. Abrió la boca como si estuviera a punto de protestar y ella se apartó de él para levantarse de la cama. Pero Naruto la agarró antes de que pudiera hacerlo.
–De acuerdo, nada del pasado. No volveré a hablar de ello, lo prometo. Entonces, ¿vas a quedarte? - Ella cerró los ojos. Estaba demasiado cansada para seguir discutiendo. Le dolían todos los músculos del cuello y también la cabeza. Naruto lo notó y comenzó a darle un suave masaje. –Aún me importas, Hinata- Apoyó su frente contra la de Naruto.
–Tengo miedo –le confesó ella.
–Yo también - Le sorprendió que lo admitiera y se separó de él para mirarlo a los ojos
–No me mires así. No eres la única que ha sufrido. Acabo de decirte que no iba a hablar del pasado, pero no eres la única que sufrió con todo lo que ocurrió. Me importabas mucho, quería casarme contigo… - Naruto se detuvo y, algo nervioso, se pasó las manos por el pelo. Parecía muy cansado y algo demacrado. –Aún quiero casarme contigo –le dijo entonces.
Notas: ¡NO ESTABA MUERTA, ANDABA DE PARRANDA!
Bueno se prendió esto :v, dudo mucho que alguien lea esta historia pero nada se pierde con actualizar. Puedo dar una y mil excusas del porque no he actualizado, pero cuando la musa de la inspiración se va y en su lugar queda la musa de la pereza no hay mucho que decir.
ZONA VIP
Procrastinacion: Gracias a ti por leer, ojala sigas aquí apoyando esta historia. Este capítulo te lo dedico por ser el primer comentario. Besos y abrazos.
BuffAngel MM: Bueno si Naru es como machista o no se… digamos que solo en algunos aspectos; le gusta llevar las riendas de la relación pero supongo que en sí, respeta las decisiones que toma su pareja (es así como yo lo veo) Gracias por comentar y pues lamento mucho haber tardado tanto en actualizar.
monica735: Teme que Naruto le crea a ella y no a él. Saludos y gracias por comentar.
Lucy: Gracias a ti por comentar, lamento mucho no haber podido actualizar antes. Lo zukulento vendrá más adelante y daré todo mi esfuerzo para que sea de tu agrado :D
Akime Maxwell: Yo también odio a Menma en esta historia. Gracias por comentar y te pido disculpas por tardar tanto tiempo en actualizar.
Tsukimi: Lamento mucho la tardanza, espero que sigas atenta a esta historia. Lamento también lo de Rin, no es de mi agrado, pero no te preocupes que no le are bashing (aunque después de este episodio no vuelve a aparecer, quizás más adelante la nombre, pero no será muy relevante en la trama)
Blue-Azul-Acero: Gracias por comentar. ¡espero que te haya gustado este capítulo!
hime chan nh: Es dramática hasta el final ¡muchas gracias por comentar!
yamilitaw: Tienes toda la razón en lo que dices, Naruto y Menma cada uno es idiota a su manera XD ¡Muchas gracias por comentar y lamento mucho la tardanza!
Javi Corona: ¡Creo que has perdido tu mesada! Jajajaja hablando en serio lamento muchísimo la tardanza, espero que este capítulo haya sido de tu agrado.
2595: Lamento mucho que tuvieras una mala semana, yo también la tuve y por eso no pude actualizar tan rápido, luego vino la pereza :v ¡Gracias por comentar y espero que haya sido de tu agrado!
Rose101226: ¡lamento mucho la tardanza! ¡gracias por comentar!
Project-amakura: Muy triste su historia, Gracias por comentar y lamento mucho la tardanza. PD: Menma es un desgraciado y Naruto un idiota.
Oinku Azolas R: Bueno aquí se sabe que fue lo que paso realmente, pero de creo que aún falta mucho para que Naruto se entere de toda la verdad. ¡Gracias por leer y comentar!
Guest: Si, pobrecita; ella solo es víctima de las circunstancias. ¡Muchas Gracias por leer y Comentar!
Gab: Lamento mucho la tardanza ¡Gracias por leer y espero que este capítulo haya sido de tu agrado!
LuzAngie: Gracias por comentar ¡yo también adoro el Naruhina! Saludos desde Bogotá :D Gracias parce por comenta :D
Usagi drop: Gracias por leer y comentar, lamento mucho la tardanza y te adoro por dejarme tres comentarios :D