Bleach no me pertenece es propiedad de Tite Kubo, yo sólo tomo prestados a los personajes para fines de esta historia. Esta historia se basa en la obra "Sueño de una noche de verano" de William Shakespeare.
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Capitulo 1. Decreto condicional.
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"Dejad que los amantes encuentren su camino siguiendo las voces de sus desbocados corazones"
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HERMIA.- Así quiero crecer, señor, y vivir y morir, antes que sacrificar mi virginidad a un yugo que mi alma rechaza y al cual no puedo someterme.
TESEO.- Tomad tiempo para reflexionar; y por la luna nueva (día en que se ha de sellar el vínculo de eterna compañía entre mi amada y yo), preparaos a morir por desobediencia a vuestro padre, o a desposaros con Demetrio, o a abrazar para siempre en el altar de Diana la vida solitaria y austera.
DEMETRIO.- Cede, dulce Hermia. Y, tú, Lisandro, renuncia a tu loca pretensión ante la evidencia de mi derecho.
LISANDRO.- Demetrio, tenéis el amor de su padre. Dejadme el de Hermia. Casaos con él.
EGEO.- Desdeñoso Lisandro, en verdad que tiene mi amor y por él le doy lo que es mío. Ella es mía, y cedo a Demetrio todo mi poder sobre ella.
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Su corazón detuvo su palpitar por un breve instante, lanzado una mirada horrorizada a su padre quien de los dos presentes en el majestuoso salón era el único que permanecía impávido ante sus propias palabras, ella sin embargo era una bomba a punto de estallar por semejante revelación.
— ¡Imposible!—profirió contrariada mientras sus delicadas manos se apretujaban formando un puño y sus uñas se incrustaban en su pálida carne.
El hombre volcó toda su atención a ella y su grisácea mirada recayó en las preciosas joyas amatistas de la joven doncella dejándole muy en claro que no se trataba de broma o treta alguna sino más bien un mandato que ella debía aceptar como un hecho desde el momento en el que fue dicho.
—Es tu deber como futura gobernante del reino Rukia—un deber que fue heredado de él hacia ella y como él lo obtuvo de su padre y éste de su abuelo tras una larga lista de gobernantes—pero sólo podrás asumir la corona real si eres desposada—dictaminó como una ley absoluta que debía cumplirse al pie de la letra.
Y para ella aquellas palabras fueron tan desagradables al oído que incluso le provocaron unas arcadas de sólo imaginarse a sí misma desposada por un extraño por el resto de su vida. Odiaba esa absurda ley que le negaba el derecho a gobernar por sí sola su reino; un mandato tiránico que la condenaba a reducir su presencia a ser la sombra de un hombre, sin voluntad y sin libertad de expresar nada. Porque estaba muy segura que ese sería su destino.
—Padre yo puedo gobernar el reino sola—sin estar amedrentada le hizo saber su opinión a su padre esperando que él pudiese ver en ella lo que veía en sí misma, una joven fuerte y capaz.
—Hija necesitas un rey a tu lado que te guie en el camino—sus puntos eran totalmente discordantes uno del otro pero Byakuya solo quería lo mejor para su hija y en este caso para su propio reino—el pueblo necesita la fortaleza de un gobernante que mantenga sólida nuestra estructura y cuyas decisiones la encaminen hacia la expansión y el progreso.
Lo supuso, su padre veía en ella a una joven doncella frágil y volátil como una hoja al viento vagando a la deriva.
— ¿Acaso no tengo la fortaleza que un hombre puede tener? ¿No crees que logre todo eso y me convierta en una buena soberana como tú o el abuelo?—Rukia temió la respuesta de su propio padre pero a pesar de eso se obligó a endurecer la mirada aparentando el coraje que no poseía en esos momentos.
—Sé que serás una excelente reina Rukia, tu madre siempre creyó que llegado el momento tú ocuparías su lugar en el trono y serías incluso mejor que ella—la mirada del hombre se suavizó por semejantes palabras al rememorar la imagen de su difunta esposa y sus preciosos ojos llenos de adoración hacia su hija—pero entiende que con el matrimonio no solo se confieren los derechos a la corona sino que también la oportunidad de entablar una relación diplomática con otro reino.
Una oportunidad que no sólo beneficiaba a su familia sino al reino entero y también al de la contraparte involucrada. Byakuya siempre buscó una oportunidad de peso que lograra apaciguar la rivalidad entre reinos vecinos y que trajera un preludio de paz a su pueblo; los saqueos y los asaltos en las fronteras eran el pan de cada día, pero si ambos reinos se unían no sólo evitarían dichos acometidos sino que podrían colaborar y expandir la vigilancia y en todo caso el comercio entre ambos. El reino no poseía zonas costeras por lo que los comerciantes tendían a buscar productos pesqueros en zonas fuera de los límites de éste a un precio exorbitante que les quitaba mucho más de lo que les proveía.
Si el Seireitei lograba entablar una buena relación con su vecino entonces se estaría ganado partes de las zonas pesqueras que alivianaran el suplicio de los comerciantes.
Eran esos pequeños detalles que Byakuya pretendía erradicar para dar cabida a un periodo de prosperidad.
Rukia pareció sopesar las palabras de su padre comprendiendo parcialmente su objetivo y sin embargo la manera en la que quería lograr su cometido no le gustaba en absoluto. Se podía llegar a un acuerdo con el reino vecino sin la necesidad del matrimonio, no obstante supuso que su padre concebía dicha idea como la más sensata para llegar a un buen acuerdo que beneficiara a ambos reinos y no diera cabida a discordancias. Pero a costa de ella.
—Lo siento padre no puedo hacer lo que me pides—soltó al fin como una leve exhalación, lo bastante audible para que él la escuchara—no voy a casarme—los ojos amatistas brillaron con ferviente determinación dejando en claro su última palabra al respecto.
—Entonces me veré en la penosa necesidad de negarte el derecho a la corona y encontrar a un sucesor que la porte—sin inmutarse y con la voz cargada de severidad Byakuya dictaminó.
El pelinegro se irguió tanto como pudo para imponerse a su hija. Admiraba la determinación de la joven, reconociendo en ella a él mismo de antaño en su juventud cuando no era más que un joven impetuoso con enormes añoranzas de liderazgo; ahora ella repetía sus pasos al pie de la letra cual Dejavú.
El corazón de Rukia cayó en picada hacia el suelo y con éste toda la sangre de su rostro transformándola en un espectro inmóvil, su padre no podría estar hablando enserio ¿o sí? ¿Buscar a alguien más? La joven doncella caviló en las opciones y entre todas ellas la más lógica pareció ser quien menos pensó; Koga, un pariente suyo que pertenecía a la familia real pero quien no poseía el derecho por nacimiento.
No lo conocía bien y mentiría si dijera que el joven era un buen prospecto de líder, pero si de algo estaba muy segura era que Koga siempre añoró la dicha de ser un soberano, al igual que ella él se había instruido en las nociones básicas para el puesto, pero hasta ahora ignoraba su paradero y lo que fue de él en todos esos años ¿cómo lograría su padre dar con él de todas maneras? Y en todo caso ¿podría Byakuya cumplir con su palabra en el caso de que ella no acatara sus órdenes?
—Tu prometido llegará mañana por la tarde Rukia y permanecerá aquí por un periodo de tres días, tiempo suficiente para que se conozcan antes del matrimonio—si bien Byakuya nunca fue un hombre efusivo, al menos en esos momentos se permitió dejar salir ese lado suyo que guardaba tan recelosamente—tendrás esos tres días para hacer tu elección y sólo de ti dependerá el resultado—sus manos se apretujaron a los menudos hombros de su hija denotando la diferencia de éstos en un vago intento por reconfortarla.
Sin otra palabra de por medio Byakuya le dio la espalda a Rukia para salir del enorme salón mientras sus pasos repiqueteaban sobre el suelo de mármol y se perdían a la distancia, ella sin embargo fue incapaz de moverse un centímetro siquiera. Estaba petrificada y horrorizada por lo que el destino le auguraba.
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Ichigo cepillaba con fervor al imponente caballo que tenía frente a él, un fino espécimen de sangre pura que corría tan veloz como un relámpago lo hacía durante una tormenta. El animal permanecía relajado ante las caricias del pelinaranja, Zanguetsu se dejó hacer a la voluntad del muchacho quien simplemente cumplía con su deber como un peón más de aquel imponente palacio.
El día le resultaba tan relajado al joven que se permitió perderse con los sonidos de la naturaleza; el cantar de las aves a la distancia combinando con el sonido del viento al soplar y desprender las hojas de los árboles que caían libres al suelo. Sí, definitivamente un excelente día.
Una vez terminó con el pelaje de Zanguetsu se apresuró a ensillarlo totalmente dispuesto a salir a los prados y dar una vuelta, sin embargo sus intenciones quedaron en el olvido en cuanto divisó una pequeña figura a la distancia. "Perfecto" se dijo bufando interiormente mientras acariciaba al caballo tratando de tranquilizarlo; con el tiempo Ichigo aprendió que los animales eran unas criaturas muy perceptivas que se daban cuenta de todo a su alrededor, incluidos a los humanos y los estados de ánimos de éstos. Además de que eran muy susceptibles a los cambios bruscos de las emociones.
—Si sigues pisando así provocarás un terremoto enana—Ichigo se preparó para cualquier cosa y su respuesta vino casi de inmediato; la mirada furibunda de una pequeña chica pelinegra.
El zapato de Rukia salió volando en dirección a Ichigo sin llegar a atinarle pues éste lo cogió en el aire justo cuando estaba a punto de impactarse directamente en su cara, el pelinaranja debió admitir que la pequeña chica tenía una puntería excepcional que incluso él envidiaba en secreto.
— ¡Hey devuélveme mi zapato pedazo de zanahoria gigante!—Rukia cojeó hasta donde él se encontraba, mejor dicho la pelinegra dio pequeños saltitos hasta quedar frente a Ichigo— ¿Por qué lo detuviste?—le arrebató el zapato sin que él opusiera resistencia.
Ichigo se encogió de hombros restándole importancia a la cuestión de Rukia ¿Qué no era obvio acaso que su sentido de autopreservación actuaba por sí solo? ¿O es que acaso ella creía que él era lo suficientemente estúpido para no esquivar el proyectil y que éste impactara en su cara?
—Tu zapato iba directo a mi cara ¿Qué querías que hiciera?—se defendió él.
Rukia se inclinó para colocarse el zapato en su lugar trastabillando un poco en el proceso.
— ¿Vas a salir a algún lugar Ichigo?—cuestionó ella mirando a Zanguetsu quien permanecía tras Ichigo, el caballo parecía totalmente listo para cabalgar— ¿mi padre te ha encomendado otra misión?—siguió. Perfecto, justo cuando necesitaba hablar con alguien.
Ichigo volvió la mirada hacia el caballo entendiendo el punto de Rukia—Sólo una vuelta por ahí—se abstuvo de mentir, con Rukia no lo necesitaba pues ella sabía cuando él lo hacía tal como si pudiese mirar a través de su alma y eso en ocasiones le asustaba sobremanera—¿quieres venir?
La propuesta de Ichigo pareció buena en ese momento y ella más que gustosa aceptó la oferta, lo necesitaba, despejar su mente e Ichigo incluido en el paquete la ayudaría aun más. Ella asintió en señal de afirmación e Ichigo se retiró un momento en busca de su yegua, una hermosura de un pelaje tan blanco que competía con la misma nieve del invierno.
El pelinaranja guió a Shirayuki hasta Rukia y le pidió a ésta que aguardara a que él la alistara con la montura y demás; fue cosa de un par de minutos en los que Ichigo dejó en claro su eficiencia para con Rukia.
—Ven te ayudaré a subir—se ofreció el pelinaranja tendiéndole la mano esperando que ella lo tomara—con lo enana que estás no puedes siquiera subir.
Una imperceptible vena pareció hincharse en la sien de Rukia debido, claro, al molesto comentario del chico. Idiota, le daría un par de golpes apenas tuviera la oportunidad. Rechazó la mano de Ichigo y la apartó de su camino para enfilar hasta Shirayuki con la frente en alto rescatando su orgullo herido.
—Apártate idiota—Rukia tal vez fuese una princesa pero tenía una manera muy particular de manifestarse para con los demás y en especial con Ichigo con el que se mostraba sin tapujo alguno.
Sin más, se inclinó para tomar la tela del borde de su vestido y halarlo hacia arriba mostrando así parte de sus piernas, la pálida piel fue expuesta ante Ichigo quien pareció no inmutarse ante lo que sus ojos veían. Y no era para menos pues él sabía de sobra quien era Rukia en realidad; la Rukia que tenía frente a él era la muchacha descarada y testaruda, la enana mandona que se regocijaba en retarlo cada que la ocasión así lo permitiera, la muchacha embustera y de mal carácter que tenía por amiga.
Era muy claro que Rukia no era una doncella convencional ¡por favor! Ni siquiera el mejor prospecto de una princesa, pero quizás ese fuese el encanto natural de la chica. Otro aspecto en ella era la humildad que presentaba, tal vez habían ciertas excepciones a esta cualidad -de las que Ichigo era el artífice al poner a prueba la considerable cantidad de paciencia en Rukia-pero el caso en todo eso era que Rukia no miraba por sobre su hombro con inferioridad a otros; Ichigo por ejemplo no poseía la calidad de noble, él era sólo un simple caballero del padre de la chica, no obstante ese nunca fue un impedimento para entablar una estrecha relación con la ella, algo que ambos nombraron como "camaradería", un titulo demasiado tosco quizás pero era el único que encajaba con la extraña manera en la que ambos se relacionaban.
A los ojos de otros no eran más que dos chiquillos que constantemente reñían por nimiedades. A Byakuya esto no le molestaba en absoluto o al menos parecía no hacerlo pues no emitía juicio alguno u objeción sobre la cercanía que mantenían la pelinegra y el propio chico.
—Es el quinto vestido en esta semana—se quejó él poniendo los ojos en blanco—tu padre debería considerar conseguirte un par de pantalones Rukia—o tal vez él pudiese prestarle un par, no le molestaría pero el único inconveniente era la talla, era obvio que a Rukia le quedarían inmensos.
—Cállate o le diré al sastre que confeccione unos para ti y verás que no es nada fácil andar con estas cosas—contraatacó enviándole una seria advertencia. Sería capaz de cumplirla si Ichigo la sacaba de sus casillas, lo obligaría a ponerse uno y vagar por el pueblo.
A pesar de sus intentos la tela caía una y otra vez tomando su lugar, sí muy molesta prenda. Harta de eso Rukia tomó con fuerza los extremos de la prenda para desgarrarlos hasta una altura considerable, una que le permitiera moverse con total libertad y una vez que la brisa acarició sus piernas procedió a subirse al imponente animal que la aguardaba pacientemente. Trepó con tal agilidad a Shirayuki sin despeinarse un solo cabello el cual se mantenía atado en un apretado moño dejando sólo un mechón rebelde sobre su cara.
—Vámonos Kurosaki—apremió con una sonrisa triunfante adelantándose a Ichigo. Su padre estaba errado, ella podía valerse sin la ayuda de nadie, ni siquiera la de Ichigo quien consideraba su mejor amigo.
Ichigo solamente profirió un breve gruñido en respuesta tratando de darle alcance para cabalgar a la par. No importaba que tan experta se viera Rukia, ella aún era la hija del rey y él debía cumplir su deber de velar por el bienestar de la familia real.
El camino fue tranquilo sin nube de tormenta que amenazara con empaparlos no obstante ese día en especial Ichigo notaba a Rukia algo distante, casi perdida entre sus pensamientos y un silencio constante que comenzaba a crisparle los nervios. Volvió la mirada en dirección a ella enfocando sus ojos ocres en los de ella y lo que vio reflejado en los de ella lo desconcertó por un momento.
—Hey Rukia te pasa algo—trató de llamar su atención y en su tono no existía cuestión alguna sino una afirmación explicita— ¿quieres decirme qué sucedió?—tarde o temprano ella tendría que contarle el motivo de su aflicción y qué mejor momento que ahora.
Ella en ningún momento apartó la mirada de su camino, la repentina intromisión de Ichigo la había tomado por sorpresa pero ciertamente se alegró al saber que podría compartir su pena con alguien más y no tendría que guardarse aquella terrible noticia.
—Me voy a casar—soltó repentinamente sintiendo como si un gran peso fuese liberado de sus hombros, al fin había tomado la enorme roca que estaba subyugándola arrojándola lo bastante lejos de ella.
Bueno quizás esperaba algo más pero definitivamente no eso. Los ojos de Ichigo se abrieron sobremanera ante tal noticia.
—Que graciosa enana—le dio una palmada en la espalda—El vestido te apretó demasiado o los zapatos se te encogieron, ya enserio ¿Qué te pasa?
Ella detuvo en seco a Shirayuki instando a Ichigo a hacer lo mismo, él pareció comprender el mensaje deteniéndose a un metro de ella y lo vio de nuevo, sus ojos definitivamente no estaban sonriendo sino más bien parecían estar opacados por una profunda tristeza. Ella decía la verdad y al parecer estaba sufriendo por eso.
—Mi padre me informó de ello esta mañana—Rukia inhaló una gruesa bocanada de aire cuando sintió que éste comenzaba a faltar, en realidad no era la falta de aire lo que le daba la sensación de algo dentro suyo apretujándose sino que era su propio corazón el que estaba constipándose—papá quiere tener vínculos diplomáticos con el reino vecino y el matrimonio parece la única opción viable.
Comprendió entonces el acongojo de Rukia, si él estuviese en esa situación sin oportunidad de replica y sin salida, también sentiría lo mismo pero lo único que podía hacer en esos momentos era compadecerse de ella.
—Además mi padre me advirtió que era la única manera en la que podría asumir el trono—agregó aun más molesta al rememorar las palabras de Byakuya y la manera en la que la había tratado— ¡Es absurdo! Y no lo haré—se cruzó de brazos desviando la mirada hacia el otro lado. Sí estaba muy molesta.
Ichigo se escandalizó por un momento ante la decisión de Rukia ¿estaba loca acaso? Admitía que lo del matrimonio era una pésima idea y que incluso había más opciones para una buena relación diplomática con el reino vecino, pero el motivo de su desconcierto era la decisión de Rukia al desobedecer a Byakuya pues eso sin duda traería inesperadas consecuencias.
Por un momento se imaginó a Rukia siendo echada del palacio por Byakuya, sin duda la desheredaría.
—Si no eres tú nuestra reina ¿entonces quien?
— ¿Crees que no lo he pensado?—rebatió ella con impaciencia, Ichigo no le estaba haciendo más fácil las cosas.
—Eres una enana loca y malhumorada pero no creo que nadie esté mejor calificada para el puesto que tú—acotó Ichigo mirándola por el rabillo del ojo, disfrazando su elogio para no inflarle el ego.
Lo sabía muy bien pero aun así no quería hacerlo a costa de su propia libertad ¡ni pensarlo!
— ¿Qué harías tú Ichigo? Si estuvieras en mi situación y te obligaran a casarte con alguna desconocida el día de mañana.
— ¡Maldición enana te casarás mañana!—Ichigo casi se cae del caballo pero se tranquilizó al ver a Rukia negar con la cabeza. Pasados unos minutos de silencio sopesando la cuestión de Rukia al fin se dignó a responder de la manera más sincera posible—no lo sé—jamás estuvo en una situación semejante.
—Yo tampoco—fue apenas un susurro al aire.
Rukia instó a Shirayuki a avanzar emprendiendo así el recorrido por el campo, dejando a Ichigo sin palabra alguna ¿Qué podría agregar él? Eran problemas que Rukia debía afrontar de la mejor manera y tomar una decisión, fuese como fuese él solo podría limitarse a estar ahí para recibirla y no juzgarla cuando eso sucediera.
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Continuará…
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Realmente ahora no tengo excusa alguna para esto. Desde hace mucho que quería hacer una versión de la obra de Shakespeare "Sueño de una noche de verano", al principio solo consideré hacer una adaptación de una película que también está basada en esa obra y que en verdad me encanta y amo, quería adaptar "Strange Magic" al IR pero después lo reconsideré pues una amiga (a la que influencié con esa maravillosa película) me dijo que no la tocara para adaptarla a Ichigo y Rukia XD ok descarté esa idea pues igual tenía un par de inconvenientes para realizar el fic (no quería comparar a mis dos OTPs) pues las personalidades de los personajes distan mucho.
El caso en todo esto es que después de ver la película como un millón de veces (lo admito el Marianne x Bog es mi otra obsesión después del IR y el Nicudy) leí el libro y la verdad es que me gustó y comencé a maquilar la historia en mi cabeza durante toda la mañana planteándome la trama, los personajes y demás; comencé por la tarde del viernes y al día de hoy sólo me falta un capítulo para finalizar el fic que consta de sólo 7 capítulos, lo que voy subir cada semana o cada dos semanas.
El fragmento del principio pertenece a la obra de Shakespeare y colocaré una al inicio de cada capítulo para que se den una idea de dónde salen mis locas ideas XD.
Sin más que decir espero les gustara el capítulo y hasta la próxima.