Recuerdo de un Dulce Rencor

Disclaimer: Los personajes utilizados en esta historia son propiedad total de Hajime Isayama, creador del manga "Shingeki No Kyojin".

Beta Reader: Flor Carnero.

La historia es mía.


¡Déjame!

¡Suéltame!

¡No me toques!

Manchas blancas en su inocente piel. Manchas rojas que recordaban el dolor del desgarre forzado al placer ajeno.

Ella no lo disfruta, entonces, ¿por qué lo hacían?

La limpiaban sin consideración, la esponja era rugosa y rasgaba su piel en cada pasada. Ese soez trato a su puro cuerpo le causaba asco, repulsión a sí misma.

Ella era pura, casta, virgen.

Tan solo la obligaba a pensar diferente, que no le dijeran que se levantara y atendiera al próximo cliente, que su aliento tibio no se fundiera en bocas ajenas y sucias, que no merecían siquiera el contacto del mismo aire de la habitación donde se encontraba.

El mundo no giraba en torno a ella, ni con ella, ni siquiera ella giraba alrededor de todos como artesanía en un anaquel. Mikasa estaba estancada en un oasis de aguas cristalinas, limpias que bañaban su cuerpo con la delicadeza que se le debía de tener a un alma jovial.

Coronada con jazmines, lirios y orquídeas, perfumada en cedro y rocíos azules, vestida con las sedad más blancas, suaves y bailantes que la imaginación del hombre pudiera crear, adornada con la naturaleza oscura y salvaje de sus cabellos.

Desgraciadamente, aquella diosa de río era atacada con lo más insano cruel y burdo que se le podría hacer a la corriente de un arroyo que alimentaba a los seres de alrededor.

Era mezclada con deseos lujuriosos ajenos a su control, besos que ardían en la extensión de su piel pintarrajeándola como a un lienzo que tendría como resultado una hermosísima obra de arte. Sometiéndola a un delirio entre fluidos corporales, en torno a una unión carnal con un ser en busca de la saciedad de su instinto animal.

Suéltala

No la toques.

Aléjate.

Algo se creó entre las sombras recónditas de su mundo.

¿Quién eres?


Prólogo.