Bienvenidos a esta serie de drabbles Kindall! Hace mucho que quería hacer esto! Estoy emocionada XD Puedo escribir algo que se me ocurra o, simplemente, algo que me pidan ustedes! Como quieran!

Empecemos!

DISCLAIMER: Kick Buttowski: Suburban Daredevil NO me pertenece. Es de Sandro Corsaro.


Creciendo.

Kendall se dirigía a la biblioteca para devolver algunos libros. Se había quedado, de nuevo, en la cafetería leyendo en lugar de irse a su casa. Era tarde y ya cerrarían la escuela.

Al doblar, notó una silueta a unos cuantos metros de ella. Lo reconoció casi al instante y, al parecer, él también.

Tanto la rubia como el acróbata mostraron una mueca de completo desagrado cuando sus ojos se encontraron. No era necesario decir algo para demostrar que les irritaba verse en esos momentos. Kendall decidió actuar con madurez y seguir caminando, deseando frenar estos conflictos infantiles que no podía evitar cuando se trataba de Clarence Buttowski.

Sintió algo extraño cuando pasó a su lado, pero no se detuvo.

Pudo jurar que él la había observado.

Tras dejar los libros y salir del recinto educativo, giró suavemente su cabeza, dándose cuenta qué era ese algo que había descifrado.

Está más alto, sonrió finalmente.

Cuando pasó a su lado, casi estaban sus ojos estaban al mismo nivel.

—Estamos creciendo. Son detalles —murmuró.

Kick, por otro lado, se había quedado mirando el camino que había tomado su enemiga. Nunca logró entender qué era lo que hacía identificar tanto a Kendall de los demás, aparte de su terrible carácter y su ingeniosidad.

Hoy había notado esa singularidad más que de costumbre. Le recordaba unos años atrás, cuando había bailado con ella y habían compartido un día juntos al tener sus manos pegadas.

—¡Kick! ¡Gracias por esperarme! —Llegó corriendo su amigo vikingo con una sonrisa.

El medio doble de riesgo le sonrió y se dirigieron a la salida.

—Muero de hambre… ya casi puedo oler los tacos de mamá en casa.

Entonces comprendió.

El aroma, pensó.

La fragancia femenina que había desprendido Kendall había sido lo que lo había dejado tan anonadado.

Son detalles, se encogió de hombros con ese pensamiento. Estamos creciendo.