Hola, aquí esta el nuevo capítulo. Aclarara algunas dudas de la historia y quizás un próximo giro del trama.

Aclaraciones: Digimon no me pertenece. La palabra en que me inspire fue caos.

Caos: Desorden y a falta de una dirección o camino que seguir.


Un día más sin él, su querido hermano. La frustración calaba en sus huesos, tenía que buscar la forma de cómo sacar a Daisuke de esa casa. Aunque su situación era mejor que hace unos meses atrás, no sabía si podría mantener a Daisuke o si su jefe y su familia, que tanto la apoyan a pesar de que no la conocen mucho, la ayudarían en esta situación. Bueno con frustraciones y rabia no podría hacer nada, tenía que ir a trabajar para tener el suficiente dinero para irse a algún lugar muy lejano con su hermano.

Antes de irse a trabajar sonó su celular, cortesía de su amiga Momoe, y vio un mensaje importante de Koushiro, su nuevo amigo que la estaba ayudando a buscar información respecto a sus "padres". Llamó a su trabajo, excusándose por sentirse mal y fue corriendo a la casa del pelirrojo.

Tuvo que sentarse debido a las noticias que le dio su amigo. La palabra adoptada no fue lo que más le choco, tampoco saber que supuestamente vivía en un hogar de acogida y que su apellido no era el suyo. Lo que más le impacto y casi desato toda su furia es saber que sus padres adoptivos suplantaban a otros y no había muchos datos en el sistema de ellos. "¡Que rayos estaba pasando!"; es lo único que pasaba por la mente de Jun.

—Jun, necesito que te tranquilices aún no te he dicho lo peor.

—¿Hay algo peor Kou? ¡¿En serio hay algo peor?! —exclamó con rabia mientras se les escapaban las lágrimas.

—La foto que me diste de tus padres, le pedí a un amigo que lo buscara en el sistema para saber más de ellos y encontramos algo.

—Escúpelo de una vez.

—Ellos…—pauso por un momento mirando a los ojos de Jun— están siendo buscados por trata de personas.

El silencio reino en la habitación hasta que un grito de dolor se escapó de los labios de la pelirroja. Ahora todo tenía sentido, la razón de que querían venderla y ella pensó tontamente que solo por ser mujer y virgen la cambiarían por dinero. Las supuestas visitas de años anteriores de una mujer, una de las pocas veces que fingían que eran una familia estable, las idas y venidas de "su padre" que llevaba "paquetes" y le pagaban muy bien por ello.

En su mente se recriminaba por ser tan estúpida y no darse cuenta de lo que pasaba en su casa, era tan evidente que algo raro pasaba. Quizás sufrió aquel conocido síndrome de Estocolmo o algo así. Todo en su cabeza estaba hecho un caos, lo único que quería era sacar a su hermanito de esa casa.

—Jun, sé que estas noticias son muy fuertes para ti, lo mejor es denunciarlos por abuso infantil a la policía. Así no llamaremos tanto la atención y lo reconocerán con la foto que tienes.

Ella tenía mucho miedo de perder a su hermano para siempre por personas como ellos, pero tenía que ser fuerte.

—Hagámoslo, denunciemos a esos desgraciados y recuperemos a mi hermano.

Era momento de ser la hermana mayor y cuidar de su hermanito, aunque ya no sea tan pequeño, debía de protegerlo de algo más grande y peligroso de lo que imaginaban.