Disclaimer: A Song of Ice and Fire y Game of Thrones no me pertenecen. Todo es propiedad de George R.R. Martin.
Día 1:
¿El gato comió tu lengua?
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Apenas Sansa anunció la noticia, ella, Arya y Bran acudieron a su llegada. Cuando las puertas de Winterfell se abrieron anunciando el regreso de Jon y su séquito, las rodillas de la joven Stark comenzaron a temblar. Como ver la misma emoción en Bran, ambos esperando reunirse con Jon luego de tanto tiempo.
Para Arya, los minutos se le hicieron eternos. Anhelaba ver a su hermano como nadie a más, hablar con él y, secretamente, que revolviera su cabello como solía hacerlo cuando era pequeña.
Las puertas se abrieron anunciando la llegada del Rey en el Norte. Todo su séquito encabezado por Jon entró a Winterfell. Los sirvientes se arrodillaron, exclamando Su Majestad al pasar. Tras su hermano, observó a algunos rostros que jamás había visto. Supo que el más anciano de ellos era Sir Davos Seaworth, gracias a las descripciones que Sansa le había hecho. No fue capaz de reconocer a nadie más hasta que vio su rostro. Las manos de Arya comenzaron a sudar. Ante el hecho de ver a Gendry en las puertas de su hogar, la joven quedó sin palabras. Sansa la hizo volver a la realidad cuando les pidió a Bran y a ella que se adelantaran al Gran Salón.
Cuando estuvieron solo ellos tres, las puertas se abrieron. Jon entró, luciendo su gran abrigo de piel cubierto de nieve. Un rostro cansado acompañaba su semblante. Se acercó a ellos con cuidado. Los observó a ambos extrañado, como si Bran y Arya fuesen espectros y no sus hermanos que creyeron muertos hace tanto tiempo. Entonces rió. Su sonrisa iluminó el salón por un momento, Arya se lanzó a sus brazos y, desde hace tanto tiempo, se sintió verdaderamente feliz. Luego, abrazó a Bran, con sus ojos llenos de lágrimas. Apreció como ambos habían crecido.
-Estoy muy orgulloso de ustedes- dijo mientras tomó sus manos- Nuestro padre estaría muy orgulloso de ustedes- añadió, esta vez mirando a Sansa también.
Arya no pudo evitarlo y volvió a abrazar a su hermano.
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Las noticias que trajo del otro lado del Muro no eran alentadoras. Los Caminantes Blancos llegarían en cualquier momento, pero Sansa decidió que era el momento para un festín en Winterfell.
Arya pudo conocer a Sir Davos, el fiel consejero de Jon y Sansa. Era un hombre totalmente agradable y bondadoso. Le alegró que sus hermanos estuviesen rodeados de personas sabias. A la hora del festín, Davos se sentó en la mesa principal junto a su familia.
Todo era risa y bebida para muchos, pero no para otros. Arya vio la preocupación en el rostro de Jon, pero también en el de Davos y Gendry. En todo el día, no habían cruzado caminos con quien supo llamar su amigo. Inconscientemente, Arya trató de evitarlo. Pero en ese momento, observó su preocupación, y sin querer cruzaron miradas.
La última vez que estuvieron juntos fue una triste despedida. Ninguno de los dos imaginó que volverían a verse, menos en Winterfell, y aún menos Gendry convirtiéndose leal a Jon. La situación parecía irreal.
Decidió irse. El ambiente le resultó denso, el aire le faltaba. Se excusó por un momento y rápidamente caminó hacia el exterior. El aire frío que tanto extrañó mientras estaba en Braavos la calmó. Paseó por los alrededores hasta que llegó al Bosque de los Dioses. Recordó cuando era niña y solía venir con su padre, madre o hermanos. No había lugar en el que se sintiera más norteña que allí. Se sentó bajo el arciano y cerró los ojos buscando paz.
El ruido de hojas crujir interrumpieron su tranquilidad. Sujetó a Aguja con firmeza, y apuntó al extraño que rondaba.
-¡Arya, espera! ¡Soy yo!
La joven bajó su espada de inmediato al ver a Gendry. Perplejo, se acercó más a la luz y finalmente pudo verlo. Se tomó un momento para apreciarlo. Había recortado su cabello y su barba. Ropas nuevas, apropiadas para acompañar al Rey del Norte. Lucía totalmente diferente al herrero que había conocido en su camino al Muro. Diferente al amigo que había decidido dejarla y que también le fue arrebatado.
-Lo siento, no era mi intención hacer eso. Solo quería hablar contigo.
No quería responder. Más bien si quería, solo que no sabía cómo hacerlo. Había tantas cosas para decir, ¿pero cómo podrían hablar? Hubo un tiempo en que ambos tenían sus espaldas, eran un equipo, confiaban el uno al otro. Esos tiempos ya habían pasado.
Un silencio denso dominó. Gendry la observaba tímidamente, sabía que había cometido un error hace años. Sabía que ya nada era lo mismo. Sin embargo, estaba intentándolo. Quería hacer un esfuerzo, saber que todavía una oportunidad para su perdón.
Arya consideró que no era el momento para hablar, no para ella. Pasó por su lado y avanzó de vuelta hacia el castillo.
-¿Qué ocurre, m'lady?-Preguntó antes de que se marchara. La joven se volteó a verlo.- ¿El gato comió tu lengua?
Lo observó unos segundos con el ceño fruncido, Gendry temió haber echado más leña al fuego. Con pasos firmes, Arya se acercó a él y, con una gran fuerza, lo empujó hasta hacerlo caer al suelo. Ambos se miraron. Gendry comenzó a reír, ligeramente al principio, y luego a todo pulmón.
Arya intentó permanecer seria y, sin querer, divertida por la ironía y el recuerdo del momento, comenzó a reír también.
-No has cambiado. Aun eres un idiota.-dijo entre risas.
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Ok. Se que tendría que estar actualizando otros fanfics, pero es que la AryaxGendry Week comenzó la semana pasada y, como recién pude desocuparme, escribiré los prompts estos días. Seguramente serán drabbles. En fin, dejen reviews, que se agradecen.
Denisse.