Disclamer: Ni BNHA o LWA son de mi pertenencia. El primero es propiedad del mangaka Kōhei Horikoshi, animado por el estudio Bones. Mientras que el segundo pertenece a Yō Yoshinari y Trigger. Lo único mío es la trama y personajes originales, que aparecen en la historia
N/A: Finalmente el CAP 6. Tras muchos, muchos problemas y tiempo. Me disculpo con antelacion, pues tuve que exceder el limite de "hojas" que prometi imponerme para cerrar este capitulo.
Espero que lo disfruten. Y como siempre, por favor leer las notas de autoría al final del capítulo.
Advertencia: Post-Series. Errores ortográficos. Ligero OOC. Spoilers Ligeros del Cap 214 (BNHA).
La noche perfecta no existe, no sin una buena dosis de locura.
Capítulo VI
Buscando cobre, encuentras oro
Volver a casa resultaba un tanto nostálgico, decidió, al contemplar-con una mixtura entre aprensión y tranquilidad-su vieja recamara.
Las mismas paredes, el mismo escritorio, el suave crujir de la madera ante el movimiento de sus pies descalzos, su viejo baúl de juguetes, el armario, la biblioteca. El suave aroma que llenaba la habitación de una confortante familiaridad que él sabía; fruto del arduo cuidado de su madre hacia aquel espacio.
Recordándole el hecho de que ya no vivía ahí.
Era curioso, en su infancia, siempre se había preguntado cómo serían las cosas una vez dejara su hogar. En sus memorias más claras, se imaginaba a sí mismo en un hogar más grande o residiendo en una base secreta, igual que en los comics que tanto solía leer a escondidas, bajo el cobijo de las sabanas y con ayuda de una linterna.
No obstante, ahora que inspiraba profundamente el perfume de lavanda, se dio cuenta que no era lo mismo: El piso del departamento no crujía ante el peso de sus pasos, el aire que no cargaba consigo el aroma a lavandas. Si existía cierto sentimiento de pertenencia, porque a fin de cuentas su apartamento era su apartamento, pero este no tenía lo que su hogar no.
Cerró los ojos, poniendo especial atención a los sonidos cotidianos que viajaban desde la cocina hasta su habitación: El aceite friéndose, la estufa encendida, el picar de los vegetales y el alegre tarareo de su madre.
Saliendo del cuarto, camino con especial cuidado de no advertir a la mujer de su presencia. Se le notaba feliz, más alegre de lo que él le hubiese recordado en cualquiera de sus conversaciones telefónicas de los últimos días. El ritmo de sus tarareos era constante y un tanto gracioso cuando ella sorbía el caldo que estaba preparando en pequeñas dosis, casi como si aquel ruidito sirviera de coro para cual fuera la letra que danzaba en su cabeza.
Aquella imagen era como una espina en su corazón. Su madre realmente estaba entusiasmada por la cena, por las visitas.
Por estar juntos en la misma mesa de nuevo.
Por un lado comprendía sus motivos. Si bien se llamaban todos los días y ella solía visitarle cuando se tomaba una semana de vacaciones o decidiera aprovechar la mayoría de sus días libres en su compañía, no era comparable a tener al otro cerca. En su departamento no existía el cobijo, ni la seguridad que la presencia de su madre le proporcionaba. Mientras que ella, por su parte, solo tenía recuerdos impresos en viejas fotografías y videos familiares.
— ¿Necesitas ayuda? —pregunto, ingresando a la cocina. Verla tan feliz, solo aumentaba su malestar al omitir su real interés respecto a la velada. Tras situarse a su costado, parpadeo al ver qué era lo que preparaba—Creí que harías algo con patatas, no katsudon—genial, ahora el sentimiento de culpabilidad se había multiplicado siete veces más—no es que me queje, hace tiempo que no como tu katsudon.
Su madre respondió con una sonrisa suave y amena.
—Recordé a último momento que Kaede menciono que Akko-chan no le gustan mucho.
— ¿Las patatas? —cuestiono el, avergonzándose internamente cuando los dedos de su mano dominante se movieron en un involuntario espasmo. Trato de distraer su urgencia de documentar la información— ¿será alérgica?—especulo en voz baja, para luego morderse la lengua a modo de reprimenda.
Su madre había conseguido oírle, observándole con una ceja alzada. Dios, honestamente si seguía actuando tan inconsciente no serían los nervios los que arruinaran la cena, si no su curiosidad.
—No diría que alérgica—tercio la mujer, inmersa nuevamente en su labor—Pero según Kaede, la pobrecilla tuvo que vivir a base de patatas en el colegio al que asistió. Su escuela era bastante estricta con el menú.
Oh cierto, durante su vuelta tras las compras su madre había mencionado algún que otro dato sobre los Kagari. Dedicándose el a memorizar cada detalle que pudiera extraer de la conversación. Fue de este modo que supo el cómo su madre habría conocido al tan peculiar matrimonio y que Akko había hecho sus estudios en una escuela fuera de Japón.
Lo que explicaría que su quirk no figurase en el Registro Nacional de Particularidades. Contrario a él, ella debía ser un auténtico caso tardío.
Tras llegar a su resolución de proponerle a Akko que se convirtiera en su sidekick, creyó necesario el investigar antes un poco sobre la naturaleza de su quirk, siquiera el considerar dentro de que clasificación podía llegar a entrar el mismo y que similitudes este compartía con otros. Porque aunque él se considerara-de la manera más humilde posible-un aficionado experto a la hora de analizar quirks, nunca antes se había topado con uno como el de Akko.
Era por esto que daba gracias a la HN y su gratuito acceso al archivo. Era el método más seguro y no intrusivo que podía permitirse en aquel momento. (1)
Porque si bien el registro de particularidades era una tarea que debía ser supervisada por el gobierno, las particularidades igualmente eran consideradas parte de la identidad de una persona, en un amplio sentido de la palabra, poseyendo cierto grado de conocimiento público.
Familias con particularidades similares tendían a tener sus propias y únicas diferencias: Los métodos en los cuales el quirk podía funcionar o las circunstancias en los cuales este se activaba. En ocasiones, era posible que un individuo dentro de la rama familiar manifestara un quirk totalmente diferente. De igual modo, personas con quirks resultantes de la herencia de dos quirks opuestos (en el caso de Todoroki), figuraban como una minoría notoria, más fácilmente reconocible. En definitiva, el archivo resultaba algo de vital importancia para los departamentos policiales a la hora de identificar tanto a civiles como a criminales, y una gran ayuda para los héroes durante sus investigaciones.
Siempre y cuando estuvieran registrados. Quirks no registrados eran considerados un crimen menor, ya que sin el debido control no existía la debida supervisión y sin esta, existían muchas más complicaciones a la hora de identificar la identidad de una persona.
Izuku apretó los labios, preocupado. Debería dar a Akko aviso de esto también. El no encontrarla en el registro significaba que ella no había dado aviso de la manifestación de sus poderes y eso, a la larga, iba a traerle problemas; ya fuera o no que aceptara su proposición.
De un momento a otro, el sonido del timbre alerto tanto a madre como hijo.
—Ve a atender—demando presurosa su madre, sin darle tiempo para prepararse mentalmente siquiera—Pondré la mesa, anda.
Izuku trato de objetar, porque ahora que lo pensaba, en todo el tiempo en que su mente estuvo debatiéndose entre la culpabilidad y la ansiedad. No se le había ocurrido ningún tema de conversación que pudiera ser capaz de mantener con las visitas, algo que permitiera romper el hielo y le diera la oportunidad de traer la desastrosa función a colación, agradecer a Akko por su cooperación y tantear si era posible el que considerara siquiera, desviar su carrera por una profesión un tanto más riesgosa.
Al final resultó imposible y para cuando Izuku llego a la puerta tirando del pomo, dejo su destino en manos de cualquier divinidad que estuviera dispuesta a echarle una mano para no terminar haciendo el ridículo esa noche.
Lo cual parecía que no iba a ser muy difícil, ya que su mente hizo cortocircuito en el preciso momento en que sus ojos se encontraron con una visión de pesadilla.
Bueno, para ser justos no era una imagen salida de un film de horror. Pero la extraña y peculiar combinación de naranja con flores fucsia, llamaba poderosamente la atención.
Lo cual, para Kagari Atsushi, parecía una reacción positiva.
—Lo ven, le gusta—Izuku salió de su estupor al oír aquella afirmación. Las flores de hibiscos le parecían bonitas, pero no la paleta de colores. Dios, no—Me llamo Kagari Atsushi, es un placer conocerte al fin—agrego el hombre, ignorante de sus diez estrategias para quemar aquella prenda del demonio—Me gustan tus zapatillas.
Izuku dirigió una mirada a sus zapatillas, predispuestas en el recibidor del departamento, grandes y de un rojo brillante como siempre. Sonrió un tanto incómodo, pues aunque la camisa hawaiana del patriarca de los Kagari le parecía una de las abominaciones más horribles de la tierra, el cumplido que este había dirigido a su persona había sido sincero y alegre.
—No tienes que mentirle, su camisa es horrible.
Izuku pestaño, desviando su mirada de la indignada cara del hombre para posar sus ojos sobre la persona que estuvo esperando ansioso.
Contrario a su padre, Akko vestía un poco más sencilla: Una camisa un poco holgada de color crema y unos pantalones de jean un tanto cortos, a nivel de la rodilla. Con-y ahora que lo notaba-una particular colita que se elevaba por sobre su cabeza cual tallo de berenjena.
Si lo meditaba bien, en ningún momento reparo en como seria su cabeza sin el sombrero de su traje.
— ¡Mi camisa no es horrible!
—Cariño, es una abominación—de nuevo, sus ojos se desviaron de una figura a otra, aterrizando ahora sobre, quien el asumía, se trataba de Kaede, la amiga de su madre. Su cabello (atado en una coleta alta) era de un castaño oscuro muy similar al de Akko, compartiendo además el mismo color de ojos. A diferencia y en contraste a su esposo e hija vestía de un tanto más formal, un suéter de mangas largas ligero y unos pantalones de vestir de un tono melocotón—Realmente lo siento, nunca espere que la escondiera en el maletero del auto…
—N-No hay problema—lo mejor era poner paz en este momento— ¿Q-Quieren pasar?
— ¡Muchas gracias! —pronunciaron los Kagari sincronizados, tanto en tono como en efusividad. Izuku retrocedió un par de pasos, sorprendido por su entusiasmo, antes de abrirles totalmente la puerta.
Sin embargo, no fue hasta que Akko le paso de largo-momento que el creyó oportuno para presentarse de manera discreta-, que el destino parecía querer recordarle que de entrada siempre llevaba las de perder.
Porque no, no fue por el hecho de que su voz hubiera temblado al susurrar: "Es bueno verte de nuevo", bajito y de manera queda. Sino porque cuando Akko movió sus labios para responder, el noto que los ojos de ella denotaban confusión, alertando a su mente que la chica trataba de recordar, aparentemente quien era él.
Izuku tenía una sospecha, una muy mala, que ya casi veía como una realidad. Y es que, por más que hubieran colaborado por una sola noche, ahora que lo pensaba, ella no había visto su rostro ¿verdad?
— ¡Oh, mi nombre! —Dijo como si esta fuera la primera vez que le veía— ¡Mi nombre es Kagari Atsuko, pero todos me dicen Akko! ¡Es un placer conocerte!
Fue entonces que sus sospechas se convirtieron en una realidad: Ella no sabía que él era Deku, ni siquiera lo sospechaba.
Akko creía que existían ocasiones en que su mente le jugaba algún que otro truco, viendo cosas que los demás no. Sin embargo, su sexto sentido parecía haberse tomado unas pequeñas vacaciones en aquellos momentos, puesto que su paladar estaba más ocupado en percibir el trozo de chuleta descender cálidamente por su esófago hasta perderse en las profundidades de su estómago, dejando tras de sí el rastro de un exquisito sabor que todavía bailaba en su lengua.
Dios, estaba tan bueno que ya sentía pequeñas lagrimas agolparse en la esquina de sus ojos. ¿Sería de mala educación juntar las manos y agradecerle a Dios?
No que su madre cocinara mal, nada de eso. Su madre era la mejor cocinera del mundo, y nadie podría igualar el sazón de sus platillos, pero debía reconocer que la señora Inko era una experta en cocinar katsudon. Incluso el caldo cargaba consigo un sabor especial, amoroso y gentil.
Tomo otro sorbo de caldo, corrigiendo ligeramente su postura a una más recta. El hijo de la casa había tenido plantado sus ojos sobre ella desde el momento en que se sentaron a la mesa, siguiendo paso a paso cada movimiento de su cuerpo, y apretando los labios con un aire nervioso, como si quisiera decirle algo, pero no se atreviera.
Akko temió estar haciendo el ridículo de alguna manera.
— ¡Esta delicioso! —comento efusiva, esperando que su honestidad le ganara unos cuantos puntos con la anfitriona.
—Oh, muchas gracias—resistió las ganas de levantar un puño al aire ante el notable rubor que coloreaba las mejillas de la mujer y la sonrisa de aprobación del hijo, esos eran diez puntos cuando menos—Hacia tiempo que no preparaba katsudon, es el favorito de Izuku.
—Mamá…—de un momento a otro la afable sonrisa del muchacho se tornó en una mueca de mortificación. Akko se mordió los labios, indecisa sobre si reír o sonreírle en simpatía—No es mentira, me gusta el katsudon—confeso el muchacho, con un pequeño rubor sobre las pecas dispersadas disparejas en la piel de mejillas. Ella suavizo los ojos ante aquella visión. Le recordaba un poco a Lotte cuando se avergonzaba—Por cierto, me dijeron que estudiaste en el extranjero, ¿En dónde exactamente?
La pregunta de alguna manera resulto inesperada, pero si era honesta consigo misma no había tenido a nadie con quien hablar de sus estudios, solo sus padres y ocasionalmente Andrew, siendo amigos que eran. La idea de poder charlar amenamente sobre los buenos viejos tiempos con alguien más le entusiasmaba.
— ¡Fui a Luna Nova! —declaro vigorosa, tal vez demasiado (tanto madre como hijo se inclinaron sobre los respaldos de sus sillas, perplejos). Fue entonces que se dio cuenta de dos cosas: Estaba, muy inclinada sobre la mesa y aun sostenía su tazón. Tosió un par de veces, en un intento de recomponerse de la pequeña oleada de vergüenza que la invadió. Tras unos tensos segundos de silencio, se sentó nuevamente, dejando de lado la comida—Como iba diciendo, fui a Luna Nova.
—Akko, tienes arroz y caldo colgando de la boca.
— ¡Me lo dices ahora! —exclamo incrédula ante la mirada divertida de su madre, al tiempo en que aceptaba con timidez, la servilleta que la señora Inko le extendía, limpiándose la boca.
—Nunca oí de ella—confeso con interés Izuku, volviendo a mirarla con ese aire expectante que paralizaban sus músculos.
Era como volver a estar bajo el ojo avizor de Finnelan, solo que sin la amenaza de expulsión permanente flotando en el aire.
—No muchas personas saben de su existencia—admitió recompuesta—Por un tratado que se hizo durante ¿el siglo dieciocho?, Luna Nova se encuentra separada del plano terrenal, en una dimensión alternativa—agrego, un tanto insegura de si fueran a creerle. Aun ahora a los residentes de Blutonbery les parecía anormal escuchar aquello, pese a saber que tal era la circunstancia—De hecho, nosotras las brujas tenemos acceso a través de terminales de Ley Line. El único mapa que tienes para guiarte es el del panfleto de admisión.
—Y en esta escuela hay…—elevo los ojos, encontrándose con que Izuku estaba jugando un poco con la comida, hablando con algo semejante a la precaución— ¿Otras personas que practican magia?
—Pues claro que sí, es una escuela de brujas.
—Entonces fuiste a un internado de chicas—tras aquella afirmación, Inko dirigió una mirada divertida a su padre—Imagino que debiste estar muy aliviado, Atsushi.
—Lo estuve—concedió el aludido, para después enviarle una mirada sombría a su primogénita—hasta la graduación.
Akko rodo los ojos, exasperada. De todos los temas que tenían que salir a colación…
—Papá, que Andrew es un amigo.
—Es un chico—farfullo este, igual a un niño que hubieran mandado al rincón y ahora se empecinaba en llevar la contraria por simple despecho.
—Volviendo al tema—Akko dio gracias por la intervención de Izuku, si ellos permitían que su padre dominara la conversación con sus teorías de pretendientes inexistentes, no le iba a sobrar paciencia para el resto de la velada— ¿Qué tipos de magias enseñan allí…?—Akko alzo ligeramente una ceja.
Ahí estaba de nuevo, duda y un tanto de incredulidad en su voz.
¿Acaso…no le creía?
—Bueno…Existen muchos tipos de magias que aprender en Luna Nova. Pero usualmente nos dedicamos a aprender lo básico y en el último año, tomamos cursos orientados en magias que pueden ayudarnos en nuestras carreras o profesiones a futuro. Yo por ejemplo, me especializo en Magia de Transformación—señalo, sacando pecho, orgullosa de sí.
— ¡¿Cómo funciona?!
Un ligero temblor la asalto de pies a cabeza ante la interrogante. No obstante a diferencia de antes, podía sentir emoción e interés en su voz, poniendo especial atención a como los ojos esmeralda brillaban en espera de su respuesta.
La expectación en estos le produjo un calorcillo en el estómago bastante familiar, era el sentimiento que recubría su espíritu cuando su audiencia la veía, era la intriga que ella generaba, aquello que le llevaba a contener el aliento de manera inconsciente antes de anunciarse con sus grandes y espectaculares entradas.
Y Akko, como la chica de mundo que era, no pudo hacer más que ir con la corriente, aferrarse al entusiasmo que el otro exudaba y levantarse de un salto de la silla.
— ¡Deja que te muestre!
—Akko, todavía estamos en la mesa—recordo, y esta vez sin una pizca de candidez, su madre.
— ¡Pero mamá, mi audiencia!
—Puedes hacerlo después, cuando terminemos de comer—concedió la castaña sin mirarla, bebiendo un poco de agua—Por momentos, estoy segura de que Izuku-san se puede conformar con que le expliques sobre tu magia—afirmo, mientras dirigía una mirada fugaz al mencionado.
Akko observo al muchacho removerse incomodo en su silla. Era obvio que no quería verse en medio del altercado madre e hija. No obstante, pasados unos segundos, la oji carmín noto como las facciones de su rostro adquirían seriedad en consideración a las palabras de su madre, fijando su vista en ella.
— ¿Si no te molesta…?—pregunto de manera tentativa, pero determinada.
Akko parpadeo, un poco descolocada por la mezcla entre seriedad y genuino interés que percibía en los orbes del muchacho. Pese a todo, dando una escueta afirmación de cabeza como respuesta, volvió a tomar asiento al tiempo en que notaba como el muchacho tomaba una servilleta descartable y sacaba una pluma del bolsillo de su pantalón.
— ¡Izuku! —confundida por aquella murmuración indignada dirigida al muchacho, noto que la señora Midoriya tenía el ceño fruncido y los labios en un rictus severo. Del tipo que su padre tenía cuando le tocaba regañarla.
Y al parecer, ella tenía el mismo efecto que su padre, porque Izuku se había enderezado en su asiento, las mejillas escarlata y ambas manos alzadas (pluma aun en mano) cual si le hubieran atrapado in fragantii en algún acto delictivo.
—Lo siento, es una costumbre—confeso apenado el muchacho, masajeando su cuello con nerviosismo—Me gusta…documentar acerca de los quirks en general. Es algo asi como un pasatiempo.
Akko abrió y cerró la boca, insegura sobre que decir al respecto. No que el hobby del muchacho le pareciera extraño ni nada similar, pero de un momento a otro en su corazon se asentó una maraña desagradable de emociones, un cumulo de indignación e incredulidad; no viendo otra cosa que rojo.
— ¡Mi magia no es un quirk!
Contemplo la servilleta, leyendo cada palabra escrita por su puño y letra con un frenesí indescriptible.
No obstante, todavía era muy pronto para alegrarse, pensó con apremio mientras desviaba su mirada del papel para observar al pequeño grupo de personas apiñadas cerca del televisor de la sala.
La cena había concluido hacia cosa de diez minutos atrás, pero Izuku todavía percibía la pesadez que recubría la figura de Akko, aun cuando esta miraba un tanto divertida como su padre parecía rumiarle al control del reproductor de DVD.
Contemplándola de perfil, consideraba que la conversación había ido mucho mejor de que él hubiera esperado, si tomaba en consideración su explosión en medio de la cena.
Acarició la superficie del papel con el pulgar.
Había sido un tanto complicado al inicio, no solo por la incomodidad inicial que se instaló tras el estallido de Akko, minimizado con ayuda de otras dos raciones de katsudon, para orgullo de su madre. Si no también por el hecho de que la castaña parecía entremezclar sus palabras con altas dosis de fantasía.
Akko, empleaba términos como mana y hechizos para explicar la función de sus poderes. Atribuyendo a su vez, que para activar los mismos era necesario que emplease una varita mágica y recitara un encantamiento.
No le resulto igual de bizarro como aquella vez en que All Might le ordeno que se comiera uno de sus cabellos, pero si le desconcertaba de sobremanera.
Y su varita, el Shiny Rod…Según Akko no se trataba de ningún aparato de última tecnología ni nada similar, pero si era una especie de reliquia ancestral, confiada a ella desde sus quince años. Agregado dicho sea de paso, que la peculiar herramienta tenía otras formas, más allá de la escoba y el mixer: un arco, un hacha, un gancho y una espada.
Ante aquel torrente de información, opto por espolvorear lógica en aquella situación. No cabía duda alguna de que Akko poseía poderes que no creía pudieran manifestarse de otra forma que no fuera por medio de un quirk. Pero ella misma remarcaba con insistencia que era completamente normal, que ella y sus padres no poseían particularidad alguna, que era una bruja.
Fue asi como dos hipótesis se formaron en su mente.
La primera era sencillamente que estaba loca o bueno, no del todo. Pero si creía que debía de tener alguna especie de delirio que sus padres seguían con el objetivo de mantenerla feliz y alegre. Izuku había querido preguntar a su madre si los Kagari no habían mencionado en alguna oportunidad si Akko padecía de chuunibyou, pero se contuvo. Porque de ser cierto, seguramente sería un asunto muy delicado.
La segunda se reducía simplemente a que Akko no veía su poder como un quirk, si no como autentica magia debido a las influencias europeas de su educación en el extranjero. Después de todo, Europa era conocida por ser cuna de centenares de mitos y supersticiones asociadas a la brujería a lo largo de la historia. No era improbable que su perspectiva acerca de los quirks fuera diferente culturalmente que en Japón o América.
—"Pero no por eso deja de ser asombrosa"—concedió, guardando la servilleta en el bolsillo de su pantalón para después acercarse a tomar sitio al lado del señor Atsushi, ofreciendo una pequeña sonrisa y una breve explicación de los comandos del control.
No fuera a ser que presionara por error el botón de grabar. Izuku no era capaz de recordar si su edición premium de la película "Héroes de la Noche" protagonizada por All Might seguía ahí, tras la última visita que le había hecho a su madre, pero era mejor prevenir que lamentar.
Y al parecer no era el único con preocupaciones similares. Akko estaba ahora entre ambos, tratando de convencer a su padre de que dejara la programación del reproductor a alguien más, haciendo hincapié en que los tiempos más modernos habían llegado y que, por eso mismo ella siempre insistía en desechar la videocasetera de casa. Que el único en usarla era su padre.
Por otra parte Izuku se preguntaba: ¿Quién miraba VHS estos días?
Sin embargo, el moreno no parecía querer dar su brazo a torcer en esa cuestión en particular.
—Yo no comprendo cómo se programan esas cosas, además los DVD son demasiado frágiles, una raya y ya no sirven.
—Porque no los guardas bien—mascullo fastidiada la chica, para luego inclinarse a su costado y susurrar en tono confidencial—Siempre se le olvida guardar los dvds en sus cajas cuando renta documentales.
—No te vendría mal ver alguno—comento imperturbable el padre, sonriendo de oreja a oreja al contemplar como la pantalla del televisor mostraba un menú de configuración—¿Cariño, ya decidieron que ver? — ante aquella pregunta, Izuku reparo en que tanto su madre como la de Akko parecían estar inmersas en su evaluación fílmica.
—Aun no—respondió Kaede, alegre, dejando escapar una exclamación y tomar de entre el montón de dvds una caja delgada— ¡Inko, tienes "Historia del Valle Sangriento"! ¿Dónde la conseguiste?
—Oh, esa película—rumio la mujer, e Izuku fue incapaz de contener una risilla traicionera. Su madre no era una gran fanática de las películas de terror—Pensaba que sería una película de detectives por lo ambiguo de su sinopsis, pero termine con pesadillas por tres semanas.
—Yo rente un documental sobre pingüinos—agrego el señor Atsushi, como si estuviera ofreciendo algún tipo de escapatoria a su madre.
— ¿No hay otra cosa? —gateando, Akko se elevó un poco por encima Kaede, recargándose contra su espalda y mirando por sobre su hombro—Alguna comedia o película de acción estaría bien.
—Si se trata de acción tenemos una colección de películas viejas, muchas son de la época pre-quirk—respondió el aun desde su lugar, aliviado de ver la pesadumbre que recubría a Akko disiparse con la conversación.
— ¿Tienes alguna de Marvel?
— ¡Sí, también tengo las cuatro colecciones de todas las películas de All Might!—agrego, para luego frenarse y torcer los labios en resignación—Pero, deje esas en mi departamento. Y ahora que lo recuerdo, la última vez le preste una a Todoroki-kun y aun no me la ha devuelto—lo peor del asunto era que su amigo tenía la tendencia a contestar los mensajes de texto cada muerte de obispo.
— ¿Quién es ese? —inquirió con extrañeza la muchacha mientras elevaba suavemente una ceja, adoptando un semblante pensativo.
—Oh, Todoroki-kun es un amigo…
—No, no, si ya por como hablas es obvio que el tal Toto-kun debe ser amigo tuyo—corrigió ella.
—Toto… — ¿acaso Akko tendría la tendencia a dar apodos como Kacchan? —Pero, entonces si no preguntas por él, ¿por quién si lo hacías?
—Por ese tipo que dijiste, All Might.
Debió haber oído mal.
Sí, sí, eso debía ser. Ahora que lo pensaba había hecho todo menos secarse las orejas cuando se dio una ducha rápida tras salir del trabajo. Seguramente tendría mugre acumulada o algo.
Porque no había forma, no era posible.
—Lo siento, creo que tengo un poco de cera—se excuso, limpiándose ambas orejas con los dedos. Su madre por otro lado tenía los ojos desmesuradamente abiertos, y veía con aprensión en su direccion, como si temiera algo, pero de parte suya—Me puedes repetir tu pregunta.
— ¿Quién es All Might?
Izuku supo entonces que su cerebro había hecho cortocircuito.
¿Esta chica acaso vivía bajo una roca o algo asi?
Y es que, era imposible que ella no supiera quien era All Might. El héroe más grande del mundo, quien ostentase desde siempre y se sabía el único, el título de "N°1" entre sus pares, tanto en América como en Japón.
¿¡Quien no le conocía?!
Sus proezas, sus combates. Dios, su propio retiro había sido la comidilla del mundo entero, estaba seguro de ello. El mismo recordaba haber visto canales internacionales transmitir la última rueda de prensa de la que su maestro fue participe. Recordaba sus palabras ser traducidas de francés a español y otros veinte idiomas más, cuando menos.
El hombre tenía millones de marcas y mercancías con su nombre, inspiradas en su persona. Los comerciales, las películas, los comics biográficos y más.
Él había sido, y todavia era para la gran mayoría, el Símbolo de Paz.
— ¡¿Estas jodiendo?! —escupió, antes de que su mente fuera capaz de formular una pregunta más específica.
Y mierda, tal vez debió haber regulado su tono a uno un tanto más amigable, porque hasta él se dio cuenta que el tono ronco que se manifestó de sus labios sonaba a un siseo serpentino, intimidando a la chica. Akko estaba súbitamente congelada en su sitio (reclinando su espalda contra la de su madre, cual si esta fuera una pared), ojos un tanto abiertos, con ambas manos en alto igual a un cervatillo que pide clemencia. No temblaba, pero si sudaba copiosamente; estaba nerviosa.
—O-Oye, ¿no crees que te estas poniendo un poco intenso?— fue entonces que al sentir el aliento de ella golpear su rostro, comprendió que en su irracionalidad, hacia acortado la distancia entre los dos. Estando de rodillas, frente a frente.
Demasiado, como, frente a ella, como sus narices rozándose. Los ojos de Akko eran de un carmín suave, con un toque de terracota bajo la luz correcta.
Perplejo, sintió sus propias mejillas arder.
— ¡Izuku! —dio un respingo, rindiéndose ante el agarre de su madre sobre su oreja, dejando escapar apenas, un pequeño quejido. Miro por el rabillo del ojo, podría ser pequeña, pero el agarre de sus dedos era bastante fuerte— ¡Realmente lo siento, no suele ser asi! —se disculpó, frenética, voz temblorosa por la pena—Es solo que, All Might fue maestro suyo y bueno…
— ¡Oh, es cierto! —como si un foco se hubiera prendido sobre su cabeza, Atsushi arrojo el control remoto sobre el sofá, concediendo la victoria a la tecnología—All Might fue maestro en U.A, con razón tu hijo tuvo bastante atención en su primer año.
— ¿U.A? —Akko se acarició el mentón con gesto pensativo—Me suena de algún lado.
Izuku volvió a verla incrédulo, dejando de sobar su oreja por fin liberada, ¿enserio ella no sabía absolutamente nada?
—Es esa escuela famosa de héroes, hija—intercedió con ligereza Kaede, acercándose al reproductor, colocando la película elegida—Ahora que lo pienso, creo que no te lo dije. Pero Izuku es un héroe certificado, tiene su propia agencia y todo.
— ¡¿Un héroe?! —de acuerdo, Izuku encontraba razonable en cierta forma que ella se sorprendiera, ya muchos le habían dicho que sin su traje tenía una apariencia muy corriente, normal. Pero en estos momentos encontraba realmente insultante que ella le estuviera mirando como si le hubieran crecido tres cabezas de la nada.
Ella era la única rareza presente. No saber de All Might era sacrilegio, no saber de U.A era una muestra de su nula pizca de conocimiento cultural.
—Saben algo, me acaba de dar antojo de helado—sentencio Atsushi, incorporándose de un salto—Akko, ve a comprar.
— ¿¡Por qué yo?!
—Porque fuiste maleducada en la cena—Izuku noto a Akko empequeñecer levemente ante el recordatorio—Y tu penitencia es esta, tráeme de frambuesa con almendras y menta con chispas de chocolate.
—Sabes, un por favor no te vendría mal—gimoteo la castaña, aparentemente ya resignada a su castigo.
— ¿No es acaso muy tarde ya?—Izuku siguió la mirada contrariada de su madre, adivinando el motivo de su preocupación. Según el reloj de la sala, ya eran las diez y cuarto de la noche—El vecindario no es peligroso, pero la heladería más cercana está a una hora de aquí…—con un suspiro, coloco una mano en su mejilla en tanto cerraba los ojos, meditando el asunto—Izuku, acompáñala.
— ¡¿Yo?!
—No pretenderás que la pobrecilla vaya sola de noche por la calle ¿o sí?
—Oiga, tampoco soy de porcelana—rio Akko, notablemente divertida se dio cuenta, por no ser la única regañada— Además, iré en escoba, por lo que no tardare más de unos diez minutos. Aunque…—haciendo una pausa, Izuku noto sus ojos evaluadores sobre su persona, como si estuviera tomando algo en consideración—Dime, ¿te gustaría dar un paseo en escoba? ¡Apuesto a que nunca has tenido uno!
Abrió la boca dispuesto contradecirla, rememorando la peculiar experiencia de montar su escoba, hace una semana atrás. Sin embargo, se contuvo, la idea de acompañarla fuera por los motivos que fuera le brindaba una oportunidad más que perfecta para estar a solas, revelar su identidad, agradecerle su colaboración y proponerle convertirse en su sidekick.
— Me encantaría— respondió, con otra nueva misión en mente, ahora que lo pensaba—A cambio, te diré todo lo que se acerca de All Might.
—"Quiero ir casa"—se confesó a sí misma, desesperada. Registro el panorama general de izquierda a derecha, de norte a sur, pero nada.
¡¿Qué tan lejos podía estar la maldita heladería?!
—Y asi fue como All Might logro capturar al Sindicato. Cuando la historia salió a la luz hubo mucha cobertura mediática, y era de esperarse dada la naturaleza de los traficantes—Akko realmente, realmente no quería patearlo fuera de su escoba. Principalmente porque dudaba que el pudiera volar. Pero si abría la boca una vez más…— ¡Pero eso solo fue el inicio! —grito internamente, ¿por qué le pasaban estas cosas? —Meses después hubo un atentado contra la Asociación Heroica de Estados Unidos en respuesta. Los traficantes aparentemente tenían contactos con ciertos grupos mercenarios, experimentados en ataques terroristas.
Apretó los dientes, haciendo lo posible para calmar el palpitar de la pequeña vena que comenzó a marcarse en la piel de su frente. Los oídos le zumbaban y la cabeza le daba vueltas. Nunca entendería como fue tan estúpida como para negarse a aprender de Sucy a preparar la poción cose labios. (2)
Quería un respiro, un momento de silencio. ¿Era mucho pedir aquello?
Todo empezó con un breve resumen sobre quien era All Might, que no era mucho a decir verdad, pues datos como su edad, fecha de nacimiento, tipo de sangre y estado civil eran más o menos de conocimiento público (excepto por su edad, cosa curiosa). Pero con cada segundo que pasaba, nueva información era manifestada: Combates, batallas, pequeños escándalos (minucias y especulaciones sin argumentos convincentes, de acuerdo con el pecoso).
Si bien ella encontraba familiar aquellos sentimientos de devoción y admiración tan transparentes de parte del otro, existían límites.
¡¿No tenía acaso algún botón para ponerle mute o algo asi?!
Conste que tampoco le gustaba cuando el presionaba su celular contra su mejilla. Urgiéndola a ver algún video o comercial del tan afamado All Might.
Como ahora.
— ¡Mira! ¡Este comercial es de-!
—Estoy conduciendo.
—De acuerdo, subiré el volumen entonces. Como iba diciendo, este comercial es de su marca de cereales. Hubo, antes de su retiro, cerca de tres sabores. Los clásicos de maíz con azúcar, chocolate y fruta. Pero tras que se retirase varias compañías presentaron sabores originales.
—Oye, tu que conoces este sitio mejor que yo ¿cuánto nos falta para llegar a la heladería? —pregunto, rogando que la histeria no fuese evidente en su voz. Tenía que cambiar la conversación a como diera lugar. O de lo contrario la música del comercial se le quedaría grabada en el cerebro por un mes.
—Lo olvide, tú no eres de por aquí—no pudiendo contenerse, dejo escapar un suspiro de alivio al comprobar que Izuku parecía estar inspeccionando las calles en busca de su destino—Estamos cerca a decir verdad, ¿ves aquel parque? —siguiendo la direccion en que el brazo del muchacho se extendía, pudo visualizar lo que parecía la entrada de uno, asintiendo en respuesta—La heladería esta justo a unas cuantas cuadras a pie—anuncio.
Akko no lo pensó dos veces e inclinándose ligeramente, guio la Shiny Mare a tierra.
Una vez a unos escasos centímetros del suelo, cuando su acompañante comprendió que era el momento de desmontar, ella le siguió segundos después al tiempo en que chasqueaba los dedos y la escoba pasaba a convertirse en pequeñas partículas de luz, desvaneciéndose en el aire.
— ¡Bueno, ya nos queda poco! —celebro, comenzando a caminar, deteniéndose al reparar que el cabeza de brócoli no seguía la misma marcha que ella. Dándose la vuelta, observo que estaba de pie, justo en la entrada del parque, contemplando algo con una expresión indescifrable.
Intrigada, volvió a su lado, enfrentando la entrada también. El parque se veía normal a primera vista: Una jungla de metal, un sube y baja, un par de columpios, una caja de arena, bancas donde era natural asumir que se sentarían los padres. Lo único fuera de lugar era un busto inmenso, un monumento al parecer.
Sin aviso alguno, Izuku emprendió marcha hacia el interior del parque, dejándola dudosa de si seguirle o adelantarse. Al final, y porque su curiosidad era mucho más fuerte, opto por lo último, trotando hasta darle alcance.
Estaban frente al busto.
Akko le miro de soslayo, tratando de identificar las emociones que podía ver reflejadas en el rostro del héroe. Ahí estaba una muy escueta sonrisa, que Akko no estaba segura si seria del tipo amarga o resignada, en su muy personal opinión era una feliz, empañada con un poco de tristeza en las comisuras de su boca.
Sin embargo, sus ojos, verdes como eran, resultaban mucho más expresivos.
En ellos residía una pequeña luz, una que ella reconoció como ensoñación cargada de alegría, respeto y cariño.
Fijo su vista en la estatua, en un intento de descubrir el encanto que podría despertar en su acompañante, reparando inmediatamente en la delgada pero brillante placa de plata situada en la base de la escultura.
"All Might"
—Lo admiras mucho no—afirmo suavemente, ya que, por desgastante que hubiera considerado el mini curso express sobre el hombre; era más que claro que aquel héroe era importante para él.
De la misma forma en que Chariot lo era para ella.
—Siempre me gustaron los héroes—hablo el por primera vez en lo que llevaban de compartir aquel respetuoso silencio—No era tan diferente de otros niños de mi edad, todos queríamos ser como ellos, luchar contra el mal, proteger a nuestros amigos y familia—estirando el brazo, trazo el contorno de las letras grabadas en la placa con las yemas de los dedos—Pero él era diferente. Él era inalcanzable, la meta final. Siempre triunfaba y sonreía, le hacía saber a los villanos que nunca ganarían, que podrían traer un ejército y aun asi solo él sería suficiente para derrotarlos. El me dio un sueño…
—Un sueño uh…—repitió en un susurro, asimilando en su corazón la felicidad oculta en aquellas palabras. Rememoro los fuegos artificiales, las figuras de luz que ascendían en el cielo, el rojizo cabello, la amplia espalda, los delgados brazos y hombros, el arco extendido, la amable sonrisa seguida de aquellas palabras mágicas. — Creo que puedo entenderlo. Yo también tengo una heroína.
— ¿Enserio? ¿de qué agencia?
Akko bufo cruzándose de brazos, al parecer todo era sobre superhéroes con este chico.
—No me refiero a heroína como superheroina—aclaro, decidiendo inspeccionar el busto y sus peculiares detalles, rodeándolo con paso calmo—Cuando tenía seis años, fui a una función de magia—comenzó, arqueando una ceja con extrañeza ¿enserio el tal All Might tenía esas antenas tan feas por peinado? —en aquel tiempo todo eran tan aburrido…—entrecerró los ojos, pasando la yema de uno de sus dedos sobre la longitud de una, para repetir el proceso con una de las suyas, comparándolas—¡Son súper gruesas! —susurro para sí, sorprendida.
— ¿A qué te refieres con "aburrido"? —desviando su atención del busto, reparo en que el chico le miraba con aire contemplativo.
—Bueno, por ejemplo: Dijiste que todos admiraban a All Might cierto, a los héroes. Pero yo no era asi, todo eso era aburrido para mí.
—Los héroes… ¿aburridos? —Akko contuvo la risa, tapándose la boca con ambas manos. Izuku tenía cara de haber chupado un limón— ¿Por qué…?
Akko sospeso la pregunta. Ciertamente, era normal que alguien como Izuku con tanto amor por los héroes encontrara peculiar e incomprensible su punto de vista. Era similar a como ella se sentía respecto a que sus amigas o el resto del alumnado de Luna Nova no supiera de la grandeza de Chariot. Sin embargo, el mínimo se molestaba en tratar de comprenderla.
Era muy diferente de lo que fueron otros niños en el pasado.
—No eran especiales—admitió, contemplando las estrellas dispersas en el cielo—Es decir: Tienen poderes y son muy valientes. Seguramente andar todo el tiempo con sus trajes se siente genial. Pero para mí, en aquel tiempo, eran simples personas. Es complicado explicarlo, pero cada vez que veía las noticias con mis padres, bueno, eso es lo más cerca de lo que alguna vez estuve de ellos. No tenían, como decirlo ¿una chispa?, no me daban el deseo de: ¡Ah, que geniales son! ¡quiero ser igual! —exclamo, enfatizando su punto abriendo ampliamente los brazos, en un arco—Ver como ellos peleaban me daba miedo—confeso en un murmullo, serio y triste—No llenaban de emoción mi corazón…Pero entonces, llego Chariot. Ella era tan hermosa, tan brillante, y su magia era increíble—relato, comenzando bailar, girando sobre sus talones, riendo— ¡Mi corazón no podía dejar de latir de la emoción! —grito, deteniéndose de golpe, con los brazos estirados hacia el firmamento, como si tratara de rozarlo con los dedos—Me enamore de su magia de transformación, de su sonrisa y sus palabras…—bajando lentamente sus miembros, permaneció quieta, porque esto era lo más importante de su relato—Sus palabras me dieron un sueño.
— ¿Sus palabras…?
—"A believing heart is your magic"—sentencio, lenta y cuidadosamente, saboreando cada silaba de su pronunciación cual si estas fueran una especie de néctar, curvando sus labios en una sonrisa sesgada, llena de orgullo—Significa que mientras creas con todo tu corazón, la magia nunca te abandonara. Mientras creas en tus sueños, estos no son imposibles. Esas palabras fueron la razón de que decidiera convertirme en bruja, porque pensé que si me convertía en una, podría ser como ella, que sería capaz de verla de nuevo. Y lo conseguí, sabes—declaro, fijando sus ojos en su escolta—Me convertí en bruja y volví a encontrarme con Chariot de nuevo.
—Ya veo…—sin siquiera parpadear, Izuku le brindo lo que parecía una sonrisa alegre. Muy diferente a la que portase momentos antes—Te has esforzado muchísimo también. Felicitaciones.
Sus labios se separaron inseguros sobre de que decir a continuación, con la mente completamente en blanco. Oh, oh asi que estaba felicitándola. Eso estaba bien, suponía ella. No es que no hubiera oído ese tipo de comentarios antes, pero estos casi siempre venían de parte de sus padres o la profesora Ursula, y ocasionalmente algunos por parte de la Directora Miranda, y rara vez de Diana. No existía razón para tragar pesadamente y sentir la cara acalorada.
En búsqueda de una excusa para abandonar el parque, verifico la hora en su reloj de pulsera. Maldiciendo en voz baja al reparar en que llevaban ya quince minutos atrasados.
—Oye, ¿hasta qué hora está abierta la heladería?
—Hasta las doce ¿por qué…?—frunciendo el ceño, lo vio sacar su celular (que a estas alturas Akko no comprendía como era posible que no se hubiera quedado sin batería tras tantos videos que le obligo a ver y oír), revisando muy seguramente su propio reloj—Es muy tarde. Lo siento, por mi culpa nos retrasamos.
Akko negó con un movimiento despreocupado de su palma, como si aquello no tuviera importancia.
— ¡Descuida, descuida! —fuera del parque, trato de grabar en su memoria los carteles en las tiendas, los nombres de los pequeños comercios. Después de todo, si el helado de esta zona era bueno y tenía precios económicos, podría volver otro día.
Mientras tanto, Izuku parecía estar enviando un mensaje de texto. Probablemente dando aviso a su madre sobre el atraso. No podía asegurarlo, pero tras haber visto a madre e hijo interactuar, tenía la impresión de que eran igual de unidos que ella lo era con sus padres.
Eso y que la señora Midoriya parecía el tipo de mamá que se preocupaba demasiado, no de forma sobreprotectora, pero si al punto de afligirse a sí misma. No quería ni imaginar cómo se debía sentir la pobre mujer cada vez que su hijo combatía con algún villano o salía en las noticias.
Tampoco ayudaba el hecho de que Izuku no tuviese pinta de héroe en primer lugar.
No es que ella dudara de la legitimidad de su trabajo, tampoco estaba segura de sí sería de los héroes que aun usaban mascara estos días, pero el muchacho no parecía tener una cara amenazante, que sumado a su personalidad amable y servicial en mayoría sedimentaba en ella la creencia de que si el llegase a lastimar a un mosquito probablemente lloraría.
Mirando por el rabillo del ojo, noto lo peculiar de sus facciones: Mejillas delgadas pero firmes, pómulos no muy definidos pero presentes. Las pecas eran bastante notables, dando a su rostro un aire más juvenil, que otros chicos a su edad ya deberían haber perdido.
Era la cara de un tipo normal, el tipo de persona que encuentras en la calle, llegas a saludar ocasionalmente por simple cordialidad y nunca más vuelves a ver.
Sin embargo, seguía siendo un héroe.
¡A lo mejor era famoso y ella no lo sabía!
—"Podría pedir su autógrafo"—sería un lindo detalle del cual presumir a las chicas. Había pedido la oportunidad de pedir a Anabel uno aquella vez que planifico su escapada de Luna Nova para llevar a Lotte a su evento de Nightfall—"Mamá seguro lo enmarcaría junto a mis diplomas" —y quien sabe, a lo mejor en un par de años el autógrafo valdría una buena cantidad de dinero también.
—Ya llegamos, Akko-san—informo Izuku, sosteniendo la perilla de la puerta, esperándola para entrar.
— ¡Al fin, helado, helado! —canto, frotándose las manos como si fuera un usurero listo para cobrar alguna deuda—Oh, por cierto, me acaba de dar curiosidad—esperaba que el chico no reparara en su interés—Nunca me dijiste cual era tu nombre de héroe. ¿O es algo secreto?
— ¡Oh, mi nombre! —repitió entusiasmado el otro. Akko asintió sin dejar de sonreír, ingresando al local primero—Me alegra mucho que preguntes. Mi alias es…
Akko arqueo una ceja, extrañada ante el súbito silencio. Trato de preguntar que sucedía, sin embargo, el peso de un cañón contra su cráneo le enmudeció, al igual que percatarse que sus gritos no salían, porque sus labios estaban siendo fuertemente presionados por un palma ajena.
Una palma que no era de la de sus manos, ni tampoco eran las palmas de Izuku.
—Te sugiero que te quedes quieto y te formes con el resto—demando una voz masculina, demasiado cerca de su oreja para su gusto. Trato de liberarse, pero el brazo que rodeaba su cuerpo le mantuvo quieta—O volare su linda cabecita antes de que intentes nada—Akko sintió al cañón del arma hacer más presión contra su cuero cabelludo.
Fue entonces que cayó en cuenta de la gravedad de su situación: Estaban metidos en mitad de un asalto, y como era costumbre del universo, ella tenía que tener la peor suerte de todas, terminando de rehén.
Lo importante en estas situaciones era mantener la calma, analizar la situación.
Por supuesto, también era importante dar a los criminales una sensación de falsa seguridad, por eso mismo simulo el quedarse petrificado de miedo ante la visión del arma de fuego, obligando de esta manera a que otro de los criminales le agarrase el brazo, para después demandarle el formase, pecho contra el suelo y manos detrás de la cabeza, en medio del local.
Elevando como podía la vista, Izuku noto la rigidez y el temor en los ojos de Akko, reparando en el temblor que sacudía el cuerpo de la fémina. Era lo más natural, pensó con impotencia. El asaltante que les había recibido en la puerta no la había soltado y seguía apuntando el cañón del arma contra su cabeza. Humedeciéndose los labios pondero si sería buena idea el iniciar algún tipo de negociación, absteniéndose al último momento.
No era una situación ideal, ni común para un héroe, él ser un rehén, sobretodo en su estado civil. Claro, podría, si asi lo quisiera, revelarse a sí mismo, pero eso solo contribuiría a aumentar el peligro e incluso a incitar a los criminales a deshacerse de todas sus inhibiciones a causa del pánico, disparando a Akko o al resto de los rehenes por la amenaza que el título de su profesión representaba.
Esto, pensó, era lo peor de su trabajo: No ser capaz de asegurar que no hubiera causalidades.
Especialmente porque uno de los miembros de la banda, el más joven asumió, se encontraba nervioso en exceso. Mirando cada dos por tres a través de las persianas (que obstruían la vista interna del local), como si esperara por algo o alguien.
Lo que dejaba lugar a dos posibilidades: Temían que llegara la policía o esperaban su vehículo de escape. Y por cómo se fruncía el ceño del líder, era más que seguro que se tratara de lo primero.
— ¿Aun no llega? —bien, esto lo confirmaba, esperaban a su conductor—Se suponía que debería haber llegado hace tres minutos atrás.
Izuku analizo aquellas palabras, no cabía duda de que este asalto, aunque pequeño, fue planeado cuidadosamente. Por supuesto, aun los planes mejor trazados no tendían a llevarse a cabo sin contratiempos. Y el de estos criminales parecía ser su chofer.
Aprovechando la creciente tensión que parecía circular por el grupo, decidió echar un vistazo general de la situación desde el suelo: Dos familias, cuatro niños pequeños en total-entre ellos un bebe-, rezagados en una esquina cerca de las mesas del local con ambos padres escudando a sus esposas e hijos. Un grupo de estudiantes universitarios, diez cuando mucho; a su derecha, formados en fila igual que él, con sus ojos fijos en el suelo. Finalmente, los últimos rehenes en la lista eran los empleados del horario nocturno y el gerente: tres hombres y dos chicas. El gerente tenía una altura considerable y cierta amplitud en su anatomía, estático en su lugar, como una especie de escudo humano para sus empleados, aunque podía notar por el pánico en sus ojos que no estaba mejor que el resto.
Si los sumaba a él y Akko, los rehenes eran veinticinco personas en total.
Por los miembros de la banda, descartando al líder, quien se notaba más impaciente con cada segundo que pasaba, sumado al chico de la ventana y el tipo encargado de supervisar tanto a los rehenes universitarios como a él; en el local había cerca de cuatro personas más: tres mujeres y un hombre.
Dos de las mujeres parecían estar vaciando la registradora, moviéndose entre la parte frontal y trasera del local, probablemente en busca de la caja fuerte. La última parecía, por su parte, concentrada en inspeccionar los contenidos de las billeteras, bolsos y mochilas de los clientes, descartando de forma precisa identificaciones, licencias y carnets de todo tipo al suelo sin pestañar, guardando todo objeto de valor dentro de lo que parecía un bolso de viaje.
— ¿Ya terminaste, Mariko? —pregunto el líder. La carterista miro por sobre su hombro, afirmando con la cabeza—Perfecto ¿Ume, Michi? —Izuku asumió que estaba refiriéndose a las mujeres que se movían por detrás del mostrador, y esto se confirmó cuando cada una a modo de contestación, elevo sacos de lona bastante abultados.
El último hombre, se dio cuenta Izuku, apuntaba con un rifle a los trabajadores del local.
En definitiva, este grupo de ladrones, si bien reducido, trabajaba rápido y con precisión. Los únicos rehenes sin supervisión eran las familias, pero Izuku comprendía el motivo: Ningún padre o madre expondría a sus hijos al peligro tratando de actuar valientemente en vano.
En resumen, tenían la situación controlada desde el inicio, se dio cuenta. No habían pasado nada por alto, salvo la llegada de él y Akko; no dejando ningún tipo de apertura u oportunidad para atacar. En conclusión, la mejor opción por el momento era esperar, permanecer obediente, atento ante el mas mínimo descuido para que de esa manera el fuese capaz de activar One for All, apartar a Akko de la pistola, reduciendo al líder y desarmar al resto de los criminales.
Y tal oportunidad creyo, se presentó cuando más allá de las puertas del local se oyó el freno súbito de un vehículo, junto con el repetitivo sonido una bocina.
Sin embargo, algo curioso sucedió: El líder no se movió un ápice, pese a que sus aliados corrieron en tropel hacia la puerta, apiñándose en ella, en espera de este para abrirla y salir. No obstante, el sujeto continuaba apuntando el arma contra la cabeza de Akko, sus ojos entrecerrados, clavados en los suyos.
Algo sucedía, ¡¿podría ser que…?¡
—Definitivamente es una lástima que no tengamos el lujo del tiempo para tomar una selfie—hablo de pronto el hombre, riendo secamente, con un brillo malicioso en sus pupilas oscuras—No todos los días se tiene la oportunidad de hacer rehén a un héroe. —ante la mención de su título, el resto de la banda redirigió miradas de desconcierto en su direccion.
¡Maldición, un lector de mentes!
— ¡Jefe, larguémonos! —chillo el más joven, en tanto los demás miembros parecían no haber perdido tiempo, echando los pies en polvorosa.
El aludido continuo quieto, adquiriendo cierta frialdad en los dedos que peligrosamente descansaban en el gatillo.
—En un segundo—Izuku entorno los ojos, seguro de que el villano estaba inmiscuyéndose nuevamente en su cabeza…—Mira, haremos las cosas de este modo: Nos llevaremos a la chica, como garantía de que no te moverás de aquí…—resistiendo la urgencia contradecirle, Izuku inspiro profundamente, mordiéndose el labio inferior—Y no se te ocurra seguirnos o llamar a la policía, aunque débil, mi rango es un tanto amplio.
—Iré contigo en lugar de la chica—propuso, era preferible a que Akko se viera envuelta aún más en tan desastrosa situación—Prometo no moverme, puedes incluso atarme si con eso te sientes seguro.
—No—respondió tajante el hombre, como si el trato fuera una especie de afrenta—No soy idiota. En el preciso instante en que la deje ir, seguramente usaras tu quirk para arrestarnos—de un momento a otro, el agarre del brazo que retenía a la chica se trasladó directamente al cuello de esta, Akko gimió, notablemente adolorida por la fuerza impuesta contra su garganta. Mientras que el hombre camino, sin voltearse en ningún momento. Sin embargo, cuando los pies de ambos traspasaron el umbral, este alejo la pistola de la cabeza marrón y apuntando a su cien, disparo.
No obstante la bala no dio en el objetivo, Izuku giro sobre su derecha (ojos de un verde iridiscente, brillante), para después incorporarse lentamente, pasando su dedo pulgar por sobre el delgado hilo de sangre que resbalaba de su mejilla derecha.
Inspiro profundo, tratando de resistir el impulso de saltar temerariamente a un rescate inmediato. La seguridad de Akko dependía de que no les siguiera. Pero nada de eso cambiaba que resultara complicado permanecer neutral ante el sonido del motor de la furgoneta cobrar vida o ignorar el olor de la gasolina, combinado con el del hule de las llantas, quemándose por la fricción al arrancar. Ni que decir de quedarse quieto por diez segundos antes de salir disparado en la puerta, para contemplar los números de la matrícula y el color blanco de la carrocería, momentos antes de que el auto diera un viraje instantáneo a la derecha desapareciendo de su campo de visión.
Sin perder un segundo, retorno al local, localizando a la figura titánica del encargado, quien parecía estarse recuperando del shock del asalto, recostando su amplia espalda contra la pared más cercana, resollando sonoramente a causa de la separación de sus labios, formada por los inmensos, angulares y largos colmillos de marfil que en cualquier otro humano, serían considerados simples caninos inferiores.
Poniendo con cautela una mano sobre su hombro, leyó el nombre de la identificación sujeta a su camisa.
—Manmosu-san—llamo suave, pero firme. Los pequeños ojos miel del hombre finalmente parecían enfocarse mejor en su entorno tras el cristal de sus inmensas gafas—Escúcheme bien, tranquilícese y respire despacio—guio, porque a todas leguas y con una mano (¿pata?) en la zona del corazón, era el retrato vivo de un principio de paro cardiaco—Voy a necesitar que llame a la policía y les diga lo que acaba de suceder. Cuando los oficiales lleguen aquí, asegúrese de que los clientes todavía permanezcan en el local para dar testimonio de lo sucedido, por favor.
Manmosu abrió inseguro los labios, como dispuesto a decir algo, pero se contuvo a último momento, asintiendo con una moción nerviosa. Ante esto, Izuku dio una palmada en el antebrazo del hombre, mostrándole una sonrisa confiada, con el fin de reconfortarle. Para después, dar la media vuelta y despegar disparado hacia afuera.
Una vez en mitad de la calle, con el poder y fuerza de One for All pulsando en sus venas y la mente trabajando a mil por hora, tomo impulso flexionando ambas rodillas, elevándose por los aires; aterrizando del techo de un edificio a otro tomando mayormente aquellos cuya estructura estuviera alejada o con una diferencia no muy alejada en altura a fin de mantenerse suspendido lo suficiente para tener una vista general del panorama.
Desde el momento de la huida hasta que ese preciso instante, si sus cálculos no estaban errados, solo habían pasado cerca de cinco minutos, pero tomando en cuenta tanto la hora, como la precaria situación en que los criminales se encontraban por llevarse a uno de los rehenes consigo, era probable que aceleraran a toda velocidad, ignorando los semáforos.
No obstante. El líder era un lector de mentes, aquello en cierta manera resultaba una desventaja.
—"Él dijo que su rango es un tanto extenso, pero a menos que no sepa precisamente el radio o la distancia no puedo permitirme el acercarme demasiado" —era un tanto molesto. Todos cuanto le conocían estaban acostumbrados a escuchar más de la mitad de sus pensamientos en voz alta, pero nunca creyó que tuviera que lidiar con alguien capaz de leer los privados también. Una claro inconveniente para sus estrategias sin duda—"Por otro lado, si es que su habilidad no funciona con una única persona y es capaz de ser receptor de múltiples pensamientos a la vez, es probable que ordene a su conductor el mezclarse con el tráfico para disimular o le indique tomar rutas poco congestionadas"—lo primero, en caso de que fuera capaz de percibir la sospecha de algún oficial o héroe durante sus patrullas nocturnas, viéndose obligado a ser detenido o entablar combate. Y lo segundo, a fin de minimizar la probabilidad de atraer la atención en primer lugar. En conclusión, si tomaba en cuenta la preparación y precaución del cabecilla—Ira por las rutas poco congestionadas.
Con la apuesta ya hecha, aumento la velocidad y fuerza de su próximo salto, saltando con más altura que anteriormente. Barriendo con incansable escrutinio las siluetas de los vehículos moviéndose por las calles, desviando el curso al divisar una sección de la ciudad con pocas luces, y convenientemente, con una solitaria furgoneta circulando. La misma, de un distintivo blanco pese a la poca iluminación.
Bingo.
Lo ideal, pensaba, saltando entre los techos de las residencias pertenecientes a las calles cerradas del vecindario desolado; seria acercarse a una distancia de al menos unos diez metros de diferencia, a un costado y manteniéndose lo más posible en el aire, acelerar, destruir con precisión las puertas traseras y rescatar a Akko.
La clave era el tiempo. Tanto en su carrera, como en la cantidad de segundos que le llevara el arrancar las puertas, entrar y salir.
Considerando la distancia, estaba exactamente a diez metros detrás, y más allá de la furgoneta había una bifurcación de izquierda a derecha, su oportunidad. Debía pararlos antes de que doblasen.
Era ahora o nunca.
Inclinando el cuerpo hacia el costado de la calle dio un salto, aterrizando con la puntilla de un pie y usando el breve impulso, dio otro salto; elevándose por apenas unos muy pocos centímetros del suelo en línea recta con ambos brazos estirados, dispuesto a asirse de las palancas de las puertas.
Inesperadamente, cuando sus dedos estaban por alcanzar su objetivo, las compuertas se abrieron de par en par y en su línea de visión apareció una persona, de cuyos labios broto un chillido aterrado.
Era Akko.
No siendo capaz de evitar la colisión, opto por hacer lo mejor posible para recibir el impacto, abriendo ambos brazos, rodeo la figura de la chica, poniendo especial seguridad en cubrir la cabeza de la fémina con una de sus manos y ser el quien impactara primero contra el cemento, rodando ambos por el suelo. Cuando el movimiento ceso e Izuku fue capaz de volver a abrir los ojos, noto que los criminales no estaban a la vista.
Al parecer, el telepata tenía un rango más amplio del que ambiguamente le hizo creer, omitiendo que era capaz de leer sus pensamientos aun alejado del suelo.
Demonios.
Instintivamente, trato de levantarse, solo para percatarse segundos después del fuerte agarre de unas uñas sobre la tela de su camiseta. Bajando la vista, se dio cuenta de que Akko tenía el rostro oculto en la clavícula de su cuello, con el cuerpo temblando igual que una hoja en mitad de una tormenta.
Trago, sintiéndose impotente. No era asi que él esperaba exponerla a la profesión. Mucho menos hacerla pasar tal susto. Aun si el que se vieran involucrados en el asalto no tuviera nada que ver con ellos, fue por el que ella no fue liberada con tanta facilidad. Sin separarse, se sentó en el suelo, acariciando la coronilla marrón al tiempo en que apretaba los labios al ver los raspones en sus piernas. Eran heridas menores, pero heridas al fin y al cabo. Todo eso sumado al shock…
No. No, este no era el momento de sumergirse en la auto culpa, debía confortarla, aun cuando le supiera amargo el dejar ir a los villanos, los civiles eran prioridad.
—Esos sujetos…—a sus oídos, llego la voz ronca de Akko, al igual que la presión extra en de unas uñas sobre su camiseta.
— ¿A-Akko? —llamo, desconcertado. La voz de Akko no se oía congestionada por el llanto, ni tampoco frágil. El timbre detonaba molestia, irritación, ira.
Lo siguiente que supo Izuku fue que Akko elevo el rostro, enfrentándole. Tenía varias venas visibles en las sienes, la nariz arrugada y los dientes apretados con tanta saña, que parecía emular a un perro rabioso. El rostro coloreando de un rosa que rozaba al rojo.
—S-Se atrevieron a robar mi billetera—balbuceo, escupiendo las palabras, como si aún no se lo creyera— ¡MI BILLETERA! —vocifero al instante siguiente, cual si lo que hubiese dicho se tratara de su propia sentencia de muerte.
—T-Tranquilízate por un momento—era probable que su estado de humor se debiera al carrusel de emociones de los últimos minutos—Antes que nada ¿estas herida en alguna parte…?—existían ocasiones en que las víctimas de secuestros recibían golpes que más tarde resultaban en heridas internas. Era preciso cerciorarse si durante el tiempo en que estuvieron separados ella hubiese recibido alguna.
— ¡Yo no, pero mi bolsillo sí! —le respondió colérica la chica, tirando de sus propios cabellos. Su rostro empalideciendo con cada segundo que pasaba—En mi billetera no solo estaba el pago adelantado de mi nuevo departamento, si no también mi licencia—al reparar en sus propias palabras, Akko pareció haberse vuelto de piedra, mortalmente quieta y silente— ¡MI LICENCIA! ¡Sin ella no puedo trabajar! —aulló, y como si Izuku no fuera más que un mueble mal atravesado, se separó inmediatamente de él, echándose a correr en direccion a la bifurcación al tiempo en que chasqueaba los dedos de su diestra—¡Shiny Mare!
Oh no, aquel era el nombre de la escoba que Akko usaba para…
— ¡Akko, no, espera un momento! —rogo, pero para su mala suerte, la bruja ya estaba montada en su escoba y tomando el lado izquierdo del camino. La furgoneta se veía a la distancia, un tanto más lenta a causa del camino en subida que estaba tomando. Resignado ante el inesperado giro de acontecimientos, le siguió, no tardando más que unos diez segundos en darle alcance— ¡Déjame esto a mí, recupérate tu billetera-!
— ¡No! —dando una poderosa patada contra el mango de la escoba, tres pequeños haz de luz se alzaron, formándose otra vara que Akko tomo con la destreza de una bastonera, moviéndola entre sus dedos con gracia antes de apuntarla contra la furgoneta— ¡Esos malditos ladrones robaron mi billetera! ¡Van a enterarse por las malas lo que significa robarle a una bruja!
— ¡No puedes lastimarlos! —no es como si creyese que Akko fuera a hacerlo intencionalmente, pero ella podía transformarse en animales pequeños, grandes, elevar a la gente por el cielo como si pesaran nada, y en estos momentos estaba muy, muy enojada— ¡El uso de quirks fuera de situaciones de defensa propia para un civil es…!
—Mi magia…¡NO ES UN QUIRK!—estallo la muchacha, mirándole por sobre su hombro con hastió, enfrentándole, levantando con aire retador la barbilla— ¡Y te lo demostrare!
Izuku aguanto las ganas de gritar, enfadarse con ella no ayudaría a mejorar la situación. Fue entonces que reparo en que aun con la considerable distancia de la furgoneta, el sitio todavía era un espacio semi cerrado, lo que significaba que si por algún motivo la furgoneta llegaba a accidentarse…
Una piedra rozo su oreja. Izuku no supo porque aquello se le antojo extraño hasta que recordo que, muchas veces, cuando aumentaba su velocidad, dejaba de tras de sí una corriente de viento lo suficientemente poderosa como para elevar polvo, por lo cual, en aquel minúsculo segundo, decidió pasar aquello como una minucia.
Excepto que luego, dos segundos después con exactitud, tres piedras atravesaron la selva espesa que eran sus cabellos, a ellas siguieron grandes cantidades de tierra, alertándole que la direccion que la mezcla de piedras y tierra fluían y convergían en una única direccion, un solo destino: La varita de Akko. El Shiny Rod.
Las piedras y tierra parecían entremezclarse, girar, bailar entre sí, tomando la forma de un muy delgado rombo que luego fue endureciéndose de a poco, hasta volverse piedra sólida, cemento si se atrevía apostar a su sentido de la vista. Apartando los ojos de la extraña e inmensa masa de tierra, busco respuestas en los de Akko, pero ella no le ofreció ninguna.
Ella sencillamente blandía su varita con la mente centrada en su objetivo. Izuku dirigió un rápido vistazo a la direccion de sus irises: la rueda trasera derecha de la furgoneta. Para cuando se dio cuenta de lo que la joven pretendía, la voz de ella era nada más que el eco de un poderoso pronunciamiento.
— ¡Stone Needle!
Como una flecha lanzada de un arco que se ha tensado demasiado, el gigantesco proyectil hecho de roca rompió el aire e impacto no solo con la rueda derecha trasera sino también con la delantera, arrancando parte de la carrocería.
Como era de esperar la furgoneta rodo por el suelo, para después suspenderse brevemente hacia la izquierda. Era de suponer que ante el inesperado ataque el conductor actuase por instinto, tratando de equilibrar la falta de soporte, pero eso sumado al número de pasajeros y el botín, por minio que fuese, terminaría por perseverar y el vehículo terminaría quedando de cabeza…
— ¡Ice Bind!
Izuku contuvo el aliento, no atreviéndose a respirar. Pues a sus oídos había llegado la voz de Akko, nuevamente como un eco poderoso que resonaba en sus oídos, y para asombro e intriga suya, el camino delante de ellos se cubrió rápidamente de hielo.
Un hielo igual de potente que el de Todoroki arraso con el camino y congelo las ruedas intactas de la furgoneta en el último segundo en que esta fuera a volcarse, trepando el hielo por sobre estas, congelando la carrocería al punto en que dejo al auto suspendido verticalmente. Las ventanas estaban empañadas en una escarchada de una escala tal que pequeñas fisuras se formaron sobre la superficie de los vidrios; resquebrajándose con un ruido audiblemente seco.
Minutos después, desesperados por una salida imaginaba el, los villanos comenzaron a abrirse camino entre las ventanillas para escapar. Gritando, pateando y golpeando, cayeron, arrastrándose fuera de la furgoneta. Terminando rezagados y temblorosos en el suelo. Izuku no estaba seguro de si era miedo, rabia o frio.
— ¿T-Tu q-q-que de-de-demonios eres t-tu?—el cabecilla parecía ser el más afectado, pues sus dientes castañeaban y el aliento que se desprendía de sus labios era vaho. Izuku también fue capaz de notar una ligera capa de cristales sobre su rostro.
Akko no respondió, en lugar de eso, aterrizando grácilmente en el suelo, extendió su brazo libre, con la palma abierta.
— Mi billetera.
Ante su demanda, la furgoneta brillo momentáneamente, saliendo disparada un orbe de luz de la misma, que tras posarse sobre su mano perdió instantáneamente su luminosidad, revelándose su verdadera forma: Una curiosa billetera, con un diseño un tanto infantil pero lindo …¿La mujer de cabello rojizo pintada en el cuero seria personaje de anime?
—Todo por esa billetera…—el cabecilla rio, primero levemente y después más fuerte para después dar un grito colérico, juntando toda la fuerza que tenía en sus pies para levantarse, tambaleante y apuntarla con el dedo— ¡Claro, por eso mi cabeza empezó a dar vueltas! ¡Tú eras la que pensaba: BILLETERA, BILLETERA, BILLETERA!
— ¡Pues claro que sí! —Izuku dio un respingo, tomando a Akko por los hombros, plantándola con firmeza en su sitio, evitando que se lanzara contra el ladrón— ¡A diferencia tuya pertenezco a la clase trabajadora! ¡Gane mi dinero y mi Licencia con el sudor de mi frente!
— ¡Maldita!
Con esfuerzo, ahínco y resistencia, el cabecilla se levantó la tiesa camisa, revelando la pistola que al parecer había salvaguardado ante el aparente éxito de su plan. Desenfundándola y apuntando con una sonrisa viciosa a la muchacha.
Claro que, debilitado como se encontraba, fue más que fácil para Izuku el tomarle de la muñeca y reducirlo en el suelo, antes de que fuese capaz de disparar.
—Es inútil, deberías saberlo—señalo, sentándose sobre la espalda del villano, sin soltar la muñeca del individuo, doblándola un poco. Ganando consigo insultos de lo más coloridos por parte de su prisionero—Robo planificado a mano armada, sin mencionar el cargo de secuestro. Tú y tu banda van a tener más que una sencilla multa—les recordo con seriedad, aunque lo cierto es que su mente estaba ausente.
—Estás loco si crees que vamos a dejar que nos lleves tras…—Izuku alzo una ceja, intrigado por el repentino y prolongado bostezo del villano, de la banda entera si sus oídos no le engañaban. Levantando la vista, noto como los criminales tanteaban con ojos adormilados el suelo, como si esperasen encontrar un sitio cómodo, acostándose sobre el frio hielo.
Fue entonces que lo sintió, un aroma sumamente similar, pero diferente a la vez. Era el perfume que solía desprender Midnight pero…Este olía a hierba recién cortada, a lavanda, a la luz de sol, a cosas reconfortantes, seguras. Una brisa cálida golpeo su rostro, y lo siguiente que supo fue que tenía la tela de una manga cubriendo su nariz y boca.
Akko le guiño divertida un ojo.
—Dream Wind—murmuro ella, apartando su brazo—Es conveniente, ¿no crees? —irguiéndose, salto feliz al ritmo de un pie delante de otro, hasta la furgoneta, elevando el Rod, que comenzó a brillar con un brillo carmesí. Izuku estaba convencido de que ahora el aire se estaba tornando más caliente—Es un hechizo para hacer dormir a criaturas mágicas salvajes, sirve en humanos también, pero digamos que esos ladrones no dormirán por una semana como lo harían las criaturas mágicas—comento con tono casual y despreocupado.
Sin embargo, Izuku no estaba prestando atención a lo que decía, pero si a lo que hacía y hubo hecho.
Su corazón latía fuerte, emocionado, extasiado. Porque esto no era nada de lo que Akko le había comentado. Efectivamente, ciertos detalles eran ciertos: El hecho de que al parecer, era preciso que recitara "encantamientos" para activar sus poderes, y que requiriera de aquella peculiar herramienta a la que denominaba "varita" para manifestarlos. Pero a diferencia de la primera vez, ella no se transformó en nada, ni siquiera parcialmente, no elevo a nadie por los cielos, ni creo campos de energía.
En lugar de eso, manipulo la tierra para crear de la nada un proyectil letal, congelo el suelo con la misma precisión y potencia que Todoroki, y además, fue capaz de emplear un poder igual que el Sonambulismo de Midnight. Y este parecía, a diferencia que el de la heroína, afectaba igualmente a mujeres y hombres; si tomaba el trio de mujeres pertenecientes a la banda acurrucadas en el suelo, roncando sonoramente, era una muy evidente indicación.
Akko tenía más de un poder. Mucho más de un poder, ella era…
Su Magia era similar a One for All.
Trago, con los labios súbitamente resecos. Negó con la cabeza, el quirk de Akko no podía ser igual al suyo, al menos no en el estricto sentido de la palabra. One for All era único en su tipo, pero no podía negar que el mundo era basto, amplio y desconocido.
¿Quién aseguraba que quirks como All for One y One for All fueran los únicos en su tipo? ¿qué tal si esta Magia funcionaba con otros tipos de mecanismos?
¿Los copiaba como lo hacia Monoma?, ¿tendría especial afinidad con los del tipo emisor?, ¿cual era su límite?
Volvió a observarla, fascinado al contemplar como el hielo se disolvía dejando detrás de si agua (agua que se elevaba en el aire, con la forma de una gran burbuja), levitando la furgoneta por unos momentos, para después terminar en el suelo con extrema delicadeza, destruida, pero seca.
La burbuja de agua, por su lado, exploto, arrojando roció, formándose un arco iris, ahí, bajo la luz de la luna. Era tenue, casi transparente y los colores no se notaban del todo, pero ahí estaba. Un arcoíris lunar.
Asombrosa, Akko era asombrosa, un misterio, una muchacha con inmenso potencial. Tenía sus problemas de actitud y definitivamente el tendría que trabajar duro para enseñarle a ser más paciente y no ser tan impulsiva pero…
Su quirk, era maravilloso: Vistoso de miles de formas, adaptable, y sin aparentes efectos colaterales hasta el momento, una rareza, algo que salvo el, nadie más conocía.
Alguien de quien su competencia no tenía idea.
— ¡Listo, ya termine de limpiar!
Izuku pestaño, volviendo a la realidad. El Shiny Rod no estaba a la vista, pero Akko si, y por como miraba con alivio un carnet metálico (¿su licencia?), asumió que se encontraba de bastante buen humor, pese a aquella noche de locura.
Con temeridad, avanzo a paso seguro, tomando con suavidad la zurda de la muchacha, provocando que esta diera un respingo, claramente contrariada por el súbito contacto.
— ¿Izuku-san?
Bien, esto era fácil. Solo tenía que revelar su identidad y proponerle ser su sidekick. No obstante, ahora que lo pensaba esta era la primera vez que hacia esto.
¿Cómo expresar la admiración que sentía por ella y su poder? ¿Cómo darle a entender que la necesitaba y que podría salvar a su agencia de la ruina?
Rogar, pensó. Sus intestinos se retorcieron incomodos, no le gustaba la idea de dar una imagen tan patética, pero estaba en medio de una crisis. Si ella se le unía por lastima, bienvenido fuera. Cuadrando sus hombros, se hinco en una rodilla, enfrentándose a los escandalizados ojos rojizos, poniendo la mejor de sus sonrisas.
—Por favor, se mi compañera.
N/A: FINALMENTE TERMINE.
Antes que nada pido una disculpa a todos los lectores (veteranos y nuevos) de esta historia por el retraso. En mi página oficial había comunicado que este capítulo llevaba completo un 60% o 70% durante las fiestas, pero fue tras las mismas que se me presentaron miles de complicaciones hasta el día de hoy:
A mi tío (que es lo más cercano que tengo a un padre) le dio un principio de ACV. Estuve turnándome con mi madre, y su otra hermana para ir a cuidarlo. Ahora está mejor y no tuvo complicaciones ni derrames de ningún tipo.
Empecé a trabajar, en cierto modo.
Tuve un jodido problema de plaga: Ratones, no quiero recordarlo. No, no, nop.
Estoy estudiando para unos exámenes.
A todo esto, me gustaría hacer ciertas explicaciones respecto al capítulo:
(1) HN: Hero Network. Mencionado durante el Intership ARC en el manga. Es una especie de sitio online al que solo pueden acceder los héroes. En este se postean reportes de los héroes de todo el país, los héroes igualmente pueden solicitar la ayuda de determinados héroes para misiones que requieran el uso de determinados quirks.
En esta historia, como un agregado, la HN tiene una copia online del Archivo (algo de mi invención), el mismo se actualiza periódicamente cada año. El Archivo son los datos personales dentro del Registro de Particularidades. En los mismos figuran únicamente "personas" con quirks, sus nombres, sumado a las direcciones domiciliarias y muchos otros datos pertinentes que solo concierne que la policía sepa (como records criminales). Las fuerzas policiales, como doy a entender aquí, extienden esta información a los héroes para sus investigaciones.
(2) Poción "Cose Labios": Es como decidí llamar a la poción que Sucy rocía a Akko en el EP1 de LWA. Con la cual le calla la boca.
Chuunibyou
También conocida con el nombre de "Síndrome del Octavo Grado". Es una conducta que se presenta entre personas de 13 o 14 años, como señal de una resistencia a la transición entre la niñez a la adultez. Sin embargo, cuando este tipo de actitud continúa en la edad adulta, se le considera una enfermedad mental.
Hablando en términos generales, es un tipo de conducta "imaginaria" en el que la persona, hombre o mujer, cree ser algo que no es. Existen tres clasificaciones conocidas, pero la que se desarrolla aquí es la conocida (y empleada en la mayoría de anime, videojuegos y personajes ficticios) "Evil Eye".
Esta clasificación hace referencia a jóvenes que viven dentro de una realidad ficticia con elementos sobrenaturales o futuristas, usualmente siendo más especiales o diferentes al resto de la gente común, creyendo tener roles tales como: súper humanos, brujos/as, seres fantásticos, humanos mitad demonio, héroes/anti-héroes oscuros, etc. Creando alias "acorde" a la estética gótica, visual key, gótica o ficticia que visten.
En Boku no Hero, al menos de acuerdo con Hori, existen dos personajes que parecen padecer de este tipo de actitud: Fumikage Tokoyami y Shihai Kuroiro.
En LWA, solo se hace mención de una posible bruja que padece este síndrome en cierto grado: Kimberly, la escritora del periódico de Luna Nova. En LWA: Chamber of Time, Kimberly hace una "búsqueda" del tesoro con acertijos que Akko va descubriendo, y satisfecha de que Akko escuchara "el llamado", aclara que Akko es sin lugar a dudas "The Chosen One". También parece convencida que Wangari es de hecho un demonio disfrazado que usa el Club de Periodismo como tapadera para alguna especie de misión.
Otros ejemplos, pertenecientes a otros animes, mangas o medios serian: Kaidou Shun (Saeki K), Omoharu Nakanaka (Komi-san), Maria Imari (Kono Bijutsubu ni wa Mondai ga Aru!), Ame Ochibana (Denpa-teki na Kanojo).
Akko no sabe de All Might
A todos les recuerdo que Luna Nova es una institución que prohíbe terminantemente los aparatos de tecnología moderna. Claro, Croix introdujo en cierta forma algunos, pero si se fijan, las brujas emplean bolas de cristal o hechizos de "visión" para hacer cosas como búsquedas de internet. En definitiva, las chicas no tienen: Computadoras, laptop, teléfonos celulares, televisión, ni otros implementos.
Constanze, es de hecho, la única bruja que se muestra con una computadora (EP18 de LWA), porque ella la construyo. En el juego LWA "Chamber of Time" varias alumnas revelan que suelen pedirle a Constance que construya cosas cotidianas como radios, camaras o rizadores de pelo, vendiéndolas (como en Enchanted Parade). Para no ser descubierta, Constance consigue sus partes fuera de Luna Nova, y las lleva de a poco (pieza por pieza, a modo contrabando), según ella, para que las maestras no la descubran. Honestamente, felicito la paciencia de Constanze, ni yo aguanto tanto.
El periódico que se lee en Luna Nova es distribuido por el Club de Periodismo de la escuela, que dirige Wangari. La mayoría de las noticias están relacionadas con el mundo mágico. Nunca se hace mención de los asuntos externos a la comunidad mágica y de la escuela (LWA: Chamber of Time). Solo la directora y las profesoras parecen tener acceso a los diarios normales a nivel local (EP7 de LWA).
Todo esto, sumado con el desinterés de Akko hacia los héroes desde su infancia, y la fijación de Akko por Chariot, sedimenta, al menos en el universo del fic, su completa ignorancia sobre el Símbolo de la Paz.
La actitud de Izuku, ante su ignorancia, es una mixtura entre incredulidad, ofensa y ira. Recordemos que Izuku es un hardcore fanboy, asi como Akko lo es de Chariot. Y que Akko literalmente, se enfada si hablas mal de Chariot, para Izuku, al menos para el adulto que tiene un poco más de libertad sobre su sentir que cuando joven, se permite "ofenderse" ligeramente. Por otro lado, Akko solo es fan de Chariot, pasando de largo TODAS LAS OTRAS COSAS A SU ALREDEDOR.
Su desinterés ante el fanatismo de otros en comparación al suyo es en cierto modo canon si se toma en cuenta su interacción con Lotte sobre Nightfall (EP4 de LWA), ella no comprende muy bien porque Lotte se pone tan loca, pero la acepta, no obstante, si se muestra intrigada, sorprendida y cansada, con tanta locura por parte de su amiga. Fue por eso que escribí el asunto de sus fanatismos asi: con respeto mutuo, pero cierto cansancio (de parte de Akko), especialmente porque los héroes no son de su interés.
Manmosu: Mamut en japonés. Es como para darles una idea del tipo de quirk que tiene, mas sin embargo no quise entrar en muchos detalles con el señor, tomando en cuenta que solo aparecería por un capitulo.
Hechizos Mágicos
Los hechizos mágicos usados durante este episodio son canon, por pertenecer al juego LWA: Chamber of Time. Los mismos son parte de Horoscope, una clasificación de hechizos de ataque y defensa que se ven asociados con las 88 constelaciones de la cúpula celeste. A cada hechizo le corresponde una constelación y la magia de Horoscope se divide en los 4 Elementos. Claro que hay hechizos especiales que solo ciertas brujas son capaces de hacer y son únicos en su tipo (Estos hechizos serán relevantes también, pero no ahora).
Agua: Hechizos de Curación/Defensa & Hielo.
Fuego: Hechizos de Fuego/Ataque.
Aire: Hechizos de Viento y Trueno.
Tierra: Hechizos de Tierra y Gravedad/Defensa.
Cada hechizo es diferente, y dependiendo de la naturaleza de la magia puede inducir "Estados" en las víctimas: Petrificación, Ardor, Lentitud (Gravedad), Sueño, Silencio, Envenenamiento, Shock (Trueno), Congelamiento.
Los Hechizos utilizados en este capitulo:
Stone Needle "Aguja de Piedra": Dispara una enorme flecha hecha de piedra.
Ice Bind "Enlace de Hielo": Congela el suelo enfrente del caster. Tiene la posibilidad de infligir "Congelamiento"
Dream Wind "Viento de Ensueño": Una suave brisa de viento. Tiene la posibilidad de infligir "Sueño".
Caster: Terminología mágica. No tiene una traducción al español concreta, pero básicamente, es el término que designa a cualquier individuo que lleva a cabo un hechizo. Este término difiere del "invocador", ya que las invocaciones conllevan la presencia de un familiar o ente mágico (criatura, ser).
Concluyendo con esta explicación, he decidido emplear las magias que se muestran en LWA: Chamber of Time, tanto Horoscope como otras magias secundarias o submagias. Ya que, de algún modo las brujitas deben poder lidiar con lo que se vendrá. Y esto me salva de pensar en un extenso número de magias (amo el videojuego, lo adoro tanto)
Sobre los últimos capítulos de Boku no Hero (y la historia):
He decidido emplear a Izuku con el quirk al que todos estamos acostumbrados, pero eso no quiere decir que no use lo que se nos revelo en el manga. Sera en los próximos capítulos que explique, momentáneamente, mis razones a través de Izuku, para que no emplee los otros poderes que aún no hemos visto.
Y bueno, nuevamente, agradezco su lectura y el hecho de que se tomen la molestia de leer las notas de autoría, pues sé que a muchos no les interesa del todo, pero yo al menos las creo precisas para explicar ciertas cosas que puedan confundirles.
¡Nos leemos en el próximo capítulo!