Hola, soy una lectora invisible de fanfiction, hace poco me cree esta cuenta. Esta fanficción esta basada solo en el manga, despues de algunos meses. Me gustan Albert y Terry, no es mi intención incomodar a alguien. Esta historia es NealxCandy.

Resumen completo:

El tiempo deja huellas, gracias a las malas decisiones de los hermanos Leagan llegaron aun mas lejos que los Andley. Candy se casó con su príncipe de la colina, el mal se había alejado de ella. Rodeada de sus amigos, de su amor, por fin era feliz. Pero las presiones de ser la señora Andley, la noche de máscaras, unas copas de más y la compañía de un caballero cambiaran el destino que ella habia elegido. Ella se reencontrara con la oveja negra de la familia Andley. Ahora debe decidir si romper las barreras entre ellos, tomar decisiones, luchar contra la sociedad y su propia familia.

Aveces es mejor no saber del pasado, puede acabar en un tragico final, pero con el nuevo giro del destino estará a un paso de reencontrarse con el.

Prologo

Tratas de controlar tu enojo, no gritas, no quieres que te afecte porque la mirada seria de tu padre te intimida. Dejas que los puños de tus manos se debiliten y respiras profundamente. No entiendes como no quiere que reacciones cuando está parado frente a ti enseñándote el maldito periódico. El desconocido "Tío William" arrodillado frente a Candy de perfil, con una sonrisa, una que nunca te regalo a ti cuando le pediste matrimonio.

No quieres leer la reseña, pero tu mente te traiciona y lo lees aunque ya tengas memorizadas las palabras.

"Luego de que la heredera Candice White Andley rechazara públicamente a Neal Leegan en plena ceremonia de compromiso, hizo su primera aparición pública nada menos que Wiliam Albert Andley, tutor legal de Candice negando su consentimiento.

"Neal, lo siento por ti pero Candy escogerá a su marido según su propio criterio" Estas fueron las palabras del señor William a su sobrino quien salió corriendo de la vergüenza.

Al parecer sería una boda forzada y como buen padre adoptivo fue a rescatarla. ¿Pero era solo eso? Al parecer ¡No! No nos equivocamos al pensar que esto tenia doble intención, así es el señor William estaba perdidamente enamorado de su hija adoptiva. Hoy en día son una de las parejas más importantes, la boda del año será en dos meses"

Porque te sorprendes, te enamoraste de una mujer a la que le hiciste la vida imposible desde su infancia, no puedes esperar a que ella olvide fácilmente lo que sucedió. Recurriste a la mentira, al engaño. Unas flores no obligan a una dama a salir contigo, llevarla r con engaños no fue la mejor decisión y definitivamente obligarla a casarse tampoco lo fue. Nunca intentaste tocarle el corazón, con palabras, pedirle perdón.

No lo quieres aceptar, pero en el fondo sabes que es verdad.

Agachas la mirada sintiendo el peso de tus actos, Candy se iba a casar, no ibas a poder disculparte, no ibas a poder pedirle una oportunidad para demostrarle que también podías hacerla feliz. Porque ella ya estaba comprometida.

No fue un escándalo el hecho que Candy era su hija adoptiva,

Finalmente tu padre te da la espalda para dejar el periódico en su escritorio. Voltea para verte aun con expresión seria.

-¿Porque me lo muestras?-.

-Para que dejes de lloriquear-.

Sara intento intervenir pero fue callada por la mirada seria de tu padre. Sabes porque esta tan enfadado.

Recuerdas con amargura a tu tía abuela Elroy, permitió el matrimonio pese al escándalo de que sea padre adoptivo. Piensas que fue una traidora, defendió a William y tú pagaste la peor parte.

El teléfono no paro de sonar en estas semanas, la prensa los acosaba. La maldita prensa se encargó de destruir la reputación de los Leegan y sobre todo a ti. Que pasaste a ser blanco de burlas de la sociedad. Afecto los negocios Leegan, aunque no fue lo más grave. Lo grave fue que el consejo y Wiliam Andley desvincularon a los Leegan de los Andley. Por desafiar la autoridad de Wiliam Andley. ¿Pero y él? Te enoja más el hecho de que te refregaba su felicidad en tu cara.

Ves que la dura expresión de tu padre se suaviza.

-Sé que es una humillación muy grande, pero debes sobreponerte, eres un Leegan, serás la cabeza de los Leegan algún día-.

-De que sirve... ese idiota siempre será más que nosotros-.

-Depende de nosotros ser más que ellos, no quiero que mi heredero llore ante el primer problema-.

-pero la prensa...-.

-La prensa siempre busca ridiculizar a las personas- Te interrumpe -Lo importante es mantener la cabeza en alto siempre, quiero que siempre lo hagas-.

-Está bien, padre- Dices tratando de hacer la misma expresión seria que tu padre -Te prometo siempre mantener la cabeza en alto-.

-Por eso, volveremos a Lakewood- Continua con expresión seria -Wiliam nos pidió que regresemos a pedir disculpas, solo asi podemos volver a ser parte de los Andley-.

-M…me niego- Dices sin creer lo que te está pidiendo.

-¿No me prometiste regresar con la cabeza en alto?- Pregunta muy enojado.

-Por favor, no lo obligues- Interviene tu madre -Es mucho lo que pide-.

-No es tan difícil, Sara- Dice con calma tu padre -Solo debemos ofrecer disculpas-.

-Yo hablare con Wiliam, entiendo que Neal este indispuesto- Dice tu madre colocándose delante de ti -El entenderá, mi hijo también estaba enamorado de Candy como el mismo, los jóvenes están dispuestos a todo por la chica que quieren, así como el no tuvo la delicadeza de humillar a Candy en público-.

-Esto paso por tu culpa- Dice enojado -Como trataste algo así sin mi consentimiento-.

Tu madre calla, también esta intimidada por tu padre. Te pones nervioso, pero piensas porque te está apoyando tu madre, ella que haría lo que fuera por no perder los beneficios de ser parte de los Andley. Tú mismo harías lo que sea, pero esto jamás, no quieres volver y verla al lado de William, si lograba perdonar a los Leegan, eso significa que ibas a tener que obedecerlo y ver a Candy de su brazo. Tu madre tiene una seria expresión, no se iba a echar para atrás, iba a apoyarte hasta el final. Piensas que tal vez se sienta culpable. También deberías decir algo, pero no puedes, no sabes que decir.

-Bien, iremos solo tú y yo- Dice tu padre dirigiéndose a Sara. Tu madre te da un beso en la mejilla y sale de la habitación. En ese momento entiendes que fallaste la prueba de tu padre, si aceptabas era en ese momento que regresarían a Lakewood. Solo esperaban tu respuesta para ir contigo o sin ti. Te percataste de esto cuando de reojo viste a través de la ventana las carrosas en la entrada.

-Lo siento, padre- Murmuraste -Creo que si soy un cobarde-.

El suspira, pero no tiene la expresión seria que acostumbraba, tiene una mirada comprensiva.

-Solo no maduras aun, pero esta será la última, luego quiero que hagas un esfuerzo por mantener la cabeza en alto-.

-Lo hare- Prometes.

Él se acerca a ti y pone una mano en tu hombro.

-Otra cosa más, siempre mantén la calma- Dice tu padre seriamente -No importa que tan enfadado, asustado, triste o incluso feliz estés, la persona que mantiene la calma siempre gana-.

Sientes un nudo en la garganta, no supiste porque en ese momento. Pero le prometiste eso también, querías seguir los consejos de tu padre, para convertirte en un digno heredero.

-Cuida a tu hermana, eres el jefe de esta casa mientras no esté aquí-.

Se acerca a ti haciendo un gesto que nunca había hecho en su vida, te ve con una ligera sonrisa y te despeina el cabello con sus dedos dejándote un poco aturdido.

-Todo estará bien en lo que regresan-.

-Sé que así será-.

Tu padre sale de la habitación dejándote solo con tus pensamientos. Por un instante piensas en detenerlos e ir con ellos. Pero no lo harías, no te atreverías, no eras capaz de pedirle disculpas porque sabias lo que eso significaría.

Una parte de ti sabía que era lo mejor, estar desvinculado a los Andley iba a pesar en la empresa Leegan, no demasiado pero hasta ahora siempre había sido necesario, muchos fondos de la empresa era de los Andley. También a ti, siempre habías estado orgulloso de ser un Andley, te sientes inseguro, esa familia de la cual siempre te sentiste parte ahora te provocaba resentimiento.

Escuchas el sonido de los caballos empezar a caminar, te acercas para ver la carrosa que llevara a tus padres se aleje. Pero al acercarte a la ventana tu atención se dirige hacia el jardín, exactamente hacia los rosales, donde el hijo del mayordomo. Por unos instantes pensaste en Anthony cuando lo viste rodeado de flores, pero era muy diferentes él tenía el cabello oscuro, ojos rasgados asiáticos y delgado, muy parecido a su padre, aunque si lo pensabas, no había mucha diferencia con ellos por los ojos rasgados. Lo que capturo tu atención fue que formaba un ramo de rosas, al terminar de cortar las rosas empezó a caminar hacia la mansión. Ahí confirmaste tus sospechas, sentiste que la sangre te hervía, ese era el sirviente que dejaba rosas en la ventana de Elisa.

-Pobre idiota- Murmuraste -Creer que Elisa se fijaría en un sirviente-.

Soltaste un suspiro de fastidio, más tarde le contarías a tu hermana quien era su admirador secreto, para que ella misma lo ponga en su lugar.

Los siguientes días sentiste remordimiento por no acompañar a tus padres, te sentías un cobarde, sabias que lo eras, tenías miedo de ver a tus amistades riéndose de ti, no querías ser el hazmerreír. Tienes que ocupar tu mente en algo, algo productivo ¡Exacto! Le demostrarías a tu padre que eres digno de ser su heredero. Pasaste horas leyendo los libros de tu padre sobre negocios, no entendías mucho, pero no dejaste de hacerlo, pronto irías a la universidad y era mejor tratar de entenderlo ahora.

Frunciste el señor al escuchar a alguien forcejear la manija de tu habitación. Claramente ordenaste que nadie entrara, dudabas que fuera Elisa, sabias que ella a esta hora debía estar dormida. Era el mayordomo de la casa Leegan, Jang Sung, el padre del sirviente que acosaba a tu hermana. Estuviste a punto de regañarlo por no pedir permiso para entrar, también querías exigirle que su hijo se aleje de tu hermana. Pero tu mirada te asusto, había horror en su mirada a pesar de mostrar seriedad.

-Disculpe la intromisión, hace un momento llamaron por teléfono, nos informaron...-.

-Lo que sea, mi padre se encargara de eso, cuando llegue le informas a el- Le interrumpiste con mal humor, no querías mostrarte como inútil en los negocios, no sabías nada.

-Siéntese, por favor-.

De mala gana obedeciste, solo porque querías que termine de hablar. Su mirada te intrigaba mucho, hacía que un escalofrió recorra tu cuerpo.

-Acaban de llamar de un hospital cercano, nos informan que el señor y la señora Leagan han fallecido en un accidente, la carroza cayo al rio hace dos días, encontraron su cuerpo un par de...-.

Tu mente se quedó en blanco y tu cuerpo empezó a temblar. Si no hubieras estado sentado seguro hubieras caído al suelo de la impresión. Ni una sola palabra salía de tu boca, solo balbuceos. Querías gritar que era una tontería, una mentira, que no podía ser verdad pero el mayordomo seguía con la misma expresión, comprendiste que era enserio.

Las lágrimas corren por tus mejillas sin detenerse, tu cuerpo no para de temblar y antes de que empieces a sollozar sientes su mano en tu hombro que te hizo regresar a la realidad.

-Joven Neal, cálmese por favor-.

-¿¡Que me calme!?- Gritas sin dejar de llorar -¡No puedo calmarme cuando dices disparates!-.

La puerta vuelve a abrirse, era una criada castaña, tenía en las manos una taza, se la dio al mayordomo antes de murmurar unas palabras que no alcanzaste a oír y salir de la habitación, al parecer anticipo tu reacción.

-Entiendo su dolor, también estoy afectado, pero debe calmarse, piense en su hermana-.

Sientes un asfixiante nudo en tu garganta, con todo el dolor que sentías trataste de detener las lágrimas pero no podías. Como ibas a decirle a Elisa que sus padres murieron.

-Si usted actúa así, piense como actuara su hermana- Dice el mayordomo seriamente.

¿Porque lo hacía? A lo mejor pensaba que manteniendo la compostura dejarías de llorar, pero esto era diferente, era la peor noticia de tu vida. Pensar en Elisa te hizo extender la mano para aceptar la taza, bebiste la infusión tratando de calmarte. El mayordomo permaneció serio a tu lado, esto te hizo calmarte, algo que no soportabas era que alguien te vea llorar. Ahora no estaba tu madre para consolarte. No hablas porque estás seguro que tu voz temblara, las palabras serán balbuceos y prefieres terminar de llorar.

La reacción de Elisa fue peor que la tuya, grito, se retorció en el suelo, tiro adornos, la desesperación en sus ojos te partía el alma. Eres su hermano mayor, te preocupaba ella, aunque también querías hacer lo mismo, con toda la fuerza que conseguiste trataste de mantener la compostura.

Ella te golpeaba con ambas manos el pecho rogándote que fuera una broma de mal gusto, entonces la abrazas, la aprisionaste sus manos en tu pecho. Sentiste como sus lágrimas humedecían tu camisa, dejaste que llorara, también lo hacías pero tratando de controlarte, con una mirada seria para darle apoyo.

Elisa, tu hermana que siempre mantenía la compostura, de carácter fuerte lloraba en tu hombro, que eras el único que llorabas en los brazos de tu madre. Te repetiste a ti mismo que eras el hermano mayor, así que debías protegerla y consolarla. Entonces entendiste que nada volvería a ser como antes.

Pasaste las noches tomando su mano sentado en su cama hasta que se quedaba dormida.

-¿Que haremos, Neal?- Pregunta Elisa entre lágrimas -Que será de nosotros, estamos solos-.

Respiraste profundamente para asegurarte de no tartamudear.

-No te preocupes, Elisa- Dijiste serenamente -Yo te cuidare y me encargare de la empresa-.

Elisa asintió, se aferró a ti y sollozo. Tú la acercaste más a ti, te diste cuenta que los rizos de los que ella tanto presumía estaban descuidados y sin brillo. Era entendible, pero te preocupaba tu hermana, no querías que se quede deprimida toda la vida. No estabas seguro si tú mismo ibas a poder recuperarte de esto, pero al menos debías fingir para que ella si lo haga. El mayordomo toco la puerta.

-Adelante- Dijiste sin soltar a tu hermana.

-Señor Leagan, los abogados piden que regresemos, debemos encargarnos de la herencia y de presentarlo a la empresa Leagan como el nuevo director general-.

Soltaste suavemente a tu hermana y le ofreciste un pañuelo. Ella empezó a secarse las lágrimas. Estabas irritado, como era posible que ya quieran empezar todos esos papeleos sin respetar tu dolor.

-Señor Leagan- Dijo una criada -¿Empezamos los preparativos para regresar?-.

Asentiste y esta vez te dirigiste al mayordomo.

-Jang, organiza el funeral de mis padres-.

-¿El entierro será en Lakewood?- Pregunta.

Respiraste profundamente, jamás.

-Estamos totalmente desvinculados de los Andley, incluso por papeles- Dijiste seriamente -Iremos a la propiedad de mi padre, la que está a un par de horas de Sunville-.

-Tomaría más tiempo organizarlo, lo que sucede es que si bien es habitable, los sirvientes no viven ahí, no se ocupan frecuentemente de la mansión- Explica el mayordomo.

-Entonces que empiecen a organizar todo cuanto antes- Insististe seriamente -Llámalos por teléfono y por favor, organiza el funeral cuanto antes, no importa que sea pequeño, de todos modos no habrá muchos invitados, será algo privado-.

El mayordomo Jang asintió y se retiró. Elisa se limpió las lágrimas, ella quería preguntarte algo, pero al escucharte hablar de los Andley, no sabía cómo reaccionarias. Entonces te acercaste de nuevo a ella y le limpiaste unas lágrimas que se escapaban con las yemas de tus dedos.