Disclaimer: Los personajes de DBZ no me pertenecen, sino a su creador Akira Toriyama.


TELEA

Capítulo #1: Torre de Naipes


"...la mágica claridad de sus ojos en los que asomaban tiernos pensamientos de amor y en que el deseo ignoraba todavía la voluptuosidad".

Balzac


El sentido de las cosas. Para todo aquel que vive en el presente, comprender por qué suceden ciertas cosas es un enigma. Es necesario alejarse temporalmente de las acciones realizadas, decisiones tomadas y de los sentimientos adolecidos para hallar la satisfacción de haber elegido vivir de una u otra manera.

Al final del camino, podemos mirar hacia atrás y reconciliarnos con aquello que pudimos considerar un error en nuestras vidas; pues vemos lo que tenemos frente a nuestros ojos, la recompensa al completar nuestra ruta y podemos sonreír con serenidad.

Hay quienes dicen que la historia tiene un sentido lineal, que la suma de sucesos ocurren en base a una finalidad. Que nada es en vano, todo es parte de un plan y un fin mayor. Él no podía estar más de acuerdo con ello.

Y es que ahora mira su pasado con los ojos del presente, y se daba cuenta que la suma de sus ilusiones, decepciones y pasiones, no eran más que una cadena para llegar a ella…

Aún podía recordar aquella tarde de primavera. Iniciaban las clases en Estrella Naranja. El cielo azul, el viento suave y las flores de cerezo, parecían ser la señal del sueño y la ilusión de adolescente que estaba por comenzar a vivir.

Caminaba distraído por la preparatoria. Se sentía nervioso, pues Shapner, un compañero de salón le exigió que fuera al club de boxeo.

No querrás que todos se enteren que aparte de ser un sabelotodo, usas ropa interior de niña.

De solo imaginar que su descuido en los vestidores después de gimnasia le causaría tantos problemas si no obedecía a Shapner, es que aceptó su propuesta.

Demonios, voy muy tarde. Sino me doy prisa, Shapner será capaz de decirle a todos algo tan vergonzoso.

Entonces corrió hasta el gimnasio y ahí estaba él, rodeado de varios muchachos, mostrando la fotografía que había tomado con su celular.

—¡Shapner, espera! ¡No hagas eso! —le suplicó muy avergonzado, pero ya era tarde.

—Miren quién viene ahí… Es Don Sabelotodo ¿Qué sucede? ¿Estás buscando tus pantaletas?

Todos los que estaban ahí, rieron. Bajó la mirada apenado, mientras escuchaba las burlas de los muchachos.

—Pero qué tipo tan raro.

—¡Es un marica!

—De seguro va de compras con las chicas.

Ya se había dado cuenta que no serviría de nada quedarse ahí. Por mucho que intentase explicarle a los muchachos que fue una confusión de su madre, no lo escucharían. Además, podrían encontrar en eso otro motivo para molestarlo.

Salió desalentado del gimnasio, ya nada podía hacer. Solo alejarse del cúmulo de burlas que se quedaban allí.

Creo que este año las cosas serán un poco más complicadas.

Desde su primer año en la preparatoria se había dado cuenta que a Shapner no le agradaba mucho. Siempre estaba molestándolo y tratando de dejarlo en ridículo con los demás. A veces lo conseguía, otras veces no. Y era entonces cuando su odio hacia Gohan aumentaba. Pero lo de aquel día, con su ropa interior, había sobrepasado todos los límites. Pero a la vez, fue una bendición…

—¡Oye, espera!

Escuchó la voz de una niña que venía tras de él. Se dio vuelta hacia ella desalentado, pues ella también había salido del gimnasio.

—Si tú también quieres reírte de mí, te pido que…

—No, yo no quiero burlarme.

—Pero… si viste esa fotografía que mostró Shapner ¿no es cierto?

—Ajá —asintió sonriendo

—¿Aquellas fotografías donde salgo con mi ropa interior rosa?

—Ajá.

—Y a pesar de eso no te vas a burlar.

—No.

—¿Por qué no? —inquirió perplejo.

—Me pareció de lo más tierno —agregó agradada.

—¿Lo dices en serio? ¿No te causa risa como a los demás? —preguntó perturbado.

—Claro que no. Eres el chico más tierno que he conocido.

La vio sonreír con tanta inocencia y dulzura. Parecía que estuviera hablando a un espejo cuando le decía tierno a él. Pues esos ojos lila, su esponjoso cabello rojizo y su mirada de adolescente que recién se está despegando de la niñez, eran lo realmente tierno ahí.

—Hola, mi nombre es Ángela. Me da mucho gusto conocerte, Gohan —extendió amigable su mano, sin dejar nunca de sonreír. Él, ahora ruborizado, solo pudo corresponder.

—Mucho gusto.

Desde ese día, siempre se sentaba junto a él a la hora de comer. Su compañía, aunque inquietante en un comienzo, fue rápidamente tornándose grata para el muchacho. Pues por esos días, era la única persona que no se acercaba a él con la intención de aprovecharse de su timidez para burlarse.

La cándida sonrisa de la muchacha, evidenciaba lo agradada que se sentía junto a él, lo que a su vez, apagó el sentimiento de soledad en Gohan en aquella ciudad tan distante a su hogar.

De tal manera, el brotar del primaveral cerezo, pareció sincronízarse con el nacimiento de novel sentimiento en los corazones adolescentes. Ella, más decidida que él en su sentir, manifestó su deseo de dar libre albedrío al amor que aseguró sentir por Gohan. Él, aunque algo temeroso ante la novedad del amor, en un comienzo vaciló en su respuesta. Pero al encontrar ante sus ojos, aquella mirada dulce y cándida que suplicante aguardaba por un sí, fue que decidió darse libre albedrío.

Él desconocía mucho sobre relaciones, ella parecía haberlo estudiado todo. Jamás faltó en su mente una idea novedosa para tener una cita: el cine, el parque, la nueva heladería para parejas, el zoológico, varias cafeterías y pastelerías; fueron algunos de los tantos sitios que propuso para compartir junto al muchacho.

El florecer de aquellos inocentes corazones, permitió el nacimiento de la mutua ilusión de amor inmarcesible, dónde el erotismo era una lejana aspiración que compartían en silenciosa complicidad.

Todo era perfecto. La felicidad los invadía cada vez que se encontraban uno frente al otro después de una larga ausencia; los brazos del otro, eran el único sitio capaz de brindarles armonía; sus corazones parecían comunicarse en cada intenso latido cuando sus labios se acariciaban suavemente. Era como un sueño…

Él se prometió que no la haría sufrir jamás, por lo cual quiso cumplir cada uno de sus deseos. Porque para él, amar era sacrificar todo de sí con tal de hacer feliz a la persona que amaba. Y al ver en Ángela una criatura tan sensible y fácil de vulnerar, se sintió convencido de que ella necesitaba amor.

Pero ¿qué era el amor para la joven de dieciséis años? Aunque no lo pudiera definir con precisión, su deseo era vivir el idilio romántico que tanto pregonan los cuentos de hadas, donde la cotidianidad es un absurdo falto de atractivo, en tanto que, lo portentoso era lo único valioso y lo único que se podía evaluar correctamente bajo el criterio del amor.

De tal manera, los esfuerzos de Gohan estuvieron dirigidos en construir un "amor perfecto" para la muchacha, perfección que pronto se pondría a prueba. Porque todo aquello que aparenta excelencia y equilibrio sin una base sólida, es tan fácil de derrumbar como una frágil torre de naipes.

Fue un viernes, en que ella le dijo que el domingo se celebraría el cumpleaños de una de sus amigas y que quería que él la acompañara para presentarlo como su novio. El muchacho, como siempre aceptó sin inconvenientes.

Los problemas vinieron durante la mañana de aquel domingo, cuando su pequeño e inquieto hermano menor, cayó de un árbol el cual trepaba debiendo ser conducido al hospital.

En ese instante, en la mente de Gohan no había nada más que la imagen de su hermano inconsciente en el suelo, las súplicas de que nada de gravedad le haya pasado y el vano intento de consolar a su madre que estaba al borde de la locura ante el incidente.

Por dicho motivo, no comprendió el motivo de la llamada que se conectaba a su celular.

—Hola, Ángela ¿cómo estás? —habló amable.

—¿Qué cómo estoy? ¡Gohan, no llegaste a nuestra cita! Debiste llegar hace una hora, ahora mis amigas piensan que mi novio es solo un invento. Eres muy cruel, Gohan —chilló desde el otro lado del teléfono.

—¡Es cierto, teníamos una cita! Lo olvidé por completo, discúlpame. Pero mi…

—¡Lo olvidaste! ¡Eso es porque no te intereso, ya no me quieres! —interrumpió con sus recriminaciones.

—No, Ángela, déjame explicarte…

—No tienes nada que explicar, ya sabía que no me querías. Por eso te quedas dormido en el cine y no quieres beber el té que te preparo con tanto amor. Eres muy cruel, Gohan —reclamó en medio de un furibundo llanto.

—Ángela, lo siento. No sabía que sintieras eso —masculló apenado.

Luego vinieron eternos instantes de silencio, donde solo se oyó el sollozar de la muchacha. Instantes en que el joven se debatía entre la necesidad de explicarle lo sucedido y el deseo de estar junto a su madre y su hermano.

Se sintió agobiado y dividido. No sabía qué debía hacer. Cualquier determinación en aquel momento significaba sacrificar algo que amaba.

La llamada fue interrumpida por la muchacha, él pensaba en sus palabras. ¿Que no le interesaba? ¿Que ya no la quería? La puesta en duda de su afecto, logró descomponerlo. Durante los cinco meses de noviazgo, había procurado hacerla feliz. Pero al parecer, había fallado…

Dormirse mientras estaban en una cita en el cine, no era correcto. Él cedía ante las preferencias de su novia, pero ese no era motivo para despreocuparse; y rechazar el té que ella con tanto esmero preparaba, era otro desaire; y ahora además, la dejaba sola en una cita que se supone, compartirían.

Se sintió culpable, por primera vez en aquel noviazgo, sintió el peso de la culpa sobre sus hombros. ¿Tan ciego había sido todo este tiempo?

Decidió abandonar el hospital para dirigirse raudamente a la ciudad para encontrarse con Ángela. Lo último que vio en el centro de salud, fue el rostro preocupado de su madre al ver aproximarse al doctor. Pero su prioridad, ahora era el reencuentro con la muchacha.

Se dirigió a la mansión donde residía su amiga que celebraba su cumpleaños, pero una de las sirvientas le dijo que la celebración ya había concluido y que Ángela se había retirado.

El chico partió rumbo a la morada de su novia. Su madre, una mujer de cabellos igualmente anaranjados y de ojos azules, lo recibió y le indicó que la muchacha se encontraba en su habitación.

Él llamó a la puerta con timidez; ella sin saber de quién se trataba, lo dejó pasar.

Ella se mostró hermética, mientras que él, con humildad se deshacía en excusas, explicaciones y súplicas de perdón.

Parecía no querer entender el arrepentimiento de Gohan ni la necesidad de enmendar su actuar. También se mostró indolente ante el revés sufrido por su pequeño hermano. Lo único que parecía haber tocado su corazón, fue el sentimiento de ofensa por la ausencia de Gohan, que dio lugar a las burlas de sus amigas.

—Perdóname. Lo siento mucho…No volverá a ocurrir. Solo dime que me perdonas.

—¡No! —exclamó ella, sin siquiera voltear hacia él.

—¿Por qué no? —masculló dolorido.

—Porque no quiero.

Ella no quería. No existía en ella la voluntad de perdonar; no quería seguir adelante. Mientras que su voluntad siempre estuvo en hacerla feliz para que todo saliera bien. Quizás se equivocó, pero siempre hizo todo por ella…

—Además, cuando las parejas discuten, el novio debe traer flores, chocolates o una serenata como obsequio para que la chica lo disculpe. Tú no has hecho nada de eso por mí.

"Las parejas deben..."

Aquella frase abundaba en los diálogos que habían mantenido de noviazgo. Para ella, todo lo que debían hacer debía responder a los cánones de lo que era una relación. Lastimosamente, sus referencias eran las películas que hacían dormir a Gohan, revistas de adolescente y las teleseries que veía cada tarde en casa.

Pura fantasía…

Con el pasar del tiempo, Gohan comprendió que Ángela no estaba enamorada de él, sino de estar en una relación. A pesar de que debió pasar mucho tiempo para comprender aquello, algunas señales de ello tuvo en aquel instante.

Ella quería todo de él, pero ella nada estaba dispuesta a dar. Él había abandonado a su familia en un momento crítico, pero ella no lo valoraba. Él se presentó humilde ante ella, pero no se conmovía.

Le recriminaba dormirse en el cine, pero jamás le dio la oportunidad de elegir algo de su preferencia. Se ofendía por no beber su té, pero olvidaba la cantidad exagerada de azúcar que agregaba a cada taza.

El amor es una experiencia entre dos, no resistirá si es solo uno quien procura sostenerlo y alimentarlo. Y Gohan en aquel momento, se dio cuenta que era solo él quien había luchado por aquel amor. Fue por ello, que abandonando su posición, aceptó la negativa de la muchacha y dejó que aquella hermosa, pero débil estructura que había construido, se derrumbara.

Dolía ver como lo que él había creado se desplomaba. Dolía porque mientras duró, puso todo de sí para que fuera eterno; porque creyó en ello.

Pero hay ilusiones que no tocan la realidad. Que nublan la visión, haciendo creer que todo es perfecto, porque se les obliga a las cosas ser perfectas y no nos damos cuenta que solo se está maquillando la realidad.

Despertar del ensueño fue doloroso. Pero intentar continuar en él, era aferrarse a la nada. Nada quedaba por hacer. Solo continuar su camino de nuevo en solitario.

Entonces, cerró aquella puerta desde fuera.


MUCHAS GRACIAS POR LEER, ESPERO HAYA SIDO DE SU AGRADO

N/A: Hola! Quiero partir por decir que lo siento si se encontraron con el desagrado de leer a Gohan y Ángela juntos :s… Pero la idea de este fic es contar una historia distinta que tendrá a varias protagonistas. Bueno, no tantas, Ángela, Lime, Videl e Ireza… bueno, realmente suena a multitud xD

Este primer capítulo traía a Ángela como pareja de Gohan. Honestamente no me gustaba ella, la encontraba bastante caprichosa e infantil, de tal manera, el fin de este capítulo era mostrar de otro modo "porque Ángela no..." más allá del expuesto en el animé.

Espero se animen a leer los capítulos que vendrán a futuro, es un fic corto que hace meses tenía deseos de compartir. Mis saludos y muchísimas gracias por leer c: