Miraculous Ladybug pertenece a Thomas Astruc, Zag Animation, Disney y TF1, hago esto sin fin de lucro.

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Aphrodite

Por Mimi chan

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Sus garras dejaron una larga marca en un tragaluz en uno de los edificios cuando casi había caído. ¡Dios! sentía el rostro a punto de encenderse en llamas cada vez que volteaba a ver a alguno de los ciudadanos en la cuidad que habían sido víctimas de este nuevo akuma.

Papillon solo había dejado libre a un akuma demasiado extraño esta vez, por primera vez estaba casi asustado de cuál sería el posible lucky charm que pudiera hacerse cargo… y con sinceridad no quería pensar en cuál era la historia que esta victima tendría detrás, solo esperaba poder encontrarlo rápido y detener lo que le estaba haciendo a la gente de Paris.

¡Pero como no! lo encontró en el último lugar que habría querido encontrarlo, el mismo lugar que parecía uno de los favoritos de las víctimas de cada akuma ¿Por qué todas estas personas encontraban tan interesante el colegio Françoise Dupont?

Aterrizando en el techo vio como una joven mujer estaba vestida con lo que parecía un peplo griego que flotaba a su alrededor como movido por una brisa invisible, con un complicado peinado alto de donde pendían corazones negros. La chica estaba lanzando besos a todos los estudiantes que estaban en ese lugar. Ahora sabía al menos cómo hacía que la gente a su alrededor se viera afectada. Tenía que detenerla ahora, pensar que sus compañeros y amigos sufrieran de los efectos de este akuma… no, no quería pensar en eso.

Brincó a la mitad del patio de la escuela, a un par de metros del nuevo akuma, muchos de sus compañeros aprovecharon para poder escapar.

— Sé que dicen que Paris es la ciudad del amor – Chat Noir llamó su atención, manteniéndose siempre en una posición de alerta, listo para saltar antes de que lo atacara – pero debo detenerte ahora o será conocida como la cuidad de los bebés.

— Pero yo soy Aphrodite y solo quiero repartir amor – dijo la chica que más que enojada lucía deprimida, aun en su hermosa apariencia de diosa griega – Si Ethan no me ama, al menos puedo hacer que la gente a mi alrededor sea amada

— Lujuria y amor no son lo mismo.

— Lo dices solo porque no sabes lo que es – dijo solo un poco más animada – pero solo necesito encontrar a una linda chica para ti.

Chat se puso pálido ante la idea. Ahora mismo por todo Paris había personas que habían sido alcanzadas por el encanto de este akuma. Personas desprevenidas que habían sido alcanzadas por sus besos se unían en parejas imposibles, perfectos extraños se habían aproximado a otros y allí mismo en la mitad de la calle habían empezado a sacarse la ropa y… él sabiamente no se había detenido a saber que más harían.

— Como ella, por ejemplo.

Algo llamó la atención del akuma a la espalda de Chat Noir. Un grupo de chicos y chicas corrieron en dirección a una de las aulas, detrás se quedó la última persona que quería que fuera atacada en ese momento, lo que era más, parecía haberse quedado atrás a propósito sirviendo de distracción para que sus compañeros se fueran.

— ¡Marinette! – ¡No, no, no! no quería que Marinette fuera atacada por un akuma, mucho menos por este — ¡Déjala en paz!

Pero era tarde. Aphrodite llevó su mano a su boca y sopló un beso con dirección a la chica de ojos azules. Chat Noir corrió hasta ella y al estar a su lado se arrojó sobre Marinette tratando de sacarla del camino, rodaron juntos dentro de uno de los salones, Chat miró a su compañera esperando haber llegado a tiempo, pero vio como en una de sus mejillas un negro corazón empezaba a ser absorbido dentro de su piel. Aphrodite estaba de pie en la puerta del salón con esa sonrisa triste.

— Ahora podrás entenderme Chat Noir, me iré para seguir repartiendo amor, quizá incluso Ethan ahora me ame que soy más hermosa, mientras tanto disfruta el momento.

En cuanto Aphrodite cerró la puerta del salón Chat se puso de pie listo para ir tras ella, la puerta estaba bloqueada, casi había logrado activar su cataclismo para poder abrirla, cuando cierta chica cerró sus brazos alrededor de él y se recargó en su espalda suspirando. La suave caricia de su aliento cálido aun sobre el traje de cuero lo hizo sentir un escalofrió.

— Hueles tan bien – dijo la chica con un tono suave como un suspiro, recargando su frente en su espalda y aspirando profundamente – hueles justo como cuero calentado por el sol, es muy, muy agradable.

— Uhm… gracias – dijo tomando las manos de Marinette, soltándose de su agarre – princesa, quizá quieras mantener la distancia, el ataque de este akuma…

— No – dijo logrando soltarse de sus manos y rodeando con sus brazos su cuello, recargando su cuerpo junto al suyo – en realidad quiero justo lo contrario.

Oh dios, ella era tan adorable, pequeñita y parada en las puntas de sus pies, mirándolo con sus preciosos ojos azules, sonriéndole con sus labios color durazno. Chat tuvo que hacer un auténtico esfuerzo por sacarse sus brazos del cuello y desprenderse del agradable calor de su cuerpo menudo.

— Marinette – dio dos pasos atrás tratando de poner distancia entre los dos un poco nervioso — tú no estás bien en este momento, quizá quieras descansar un poco.

— ¿No estoy bien? – Marinette avanzó un paso y Chat retrocediendo otro — Pero, me siento bien.

— Ese akuma…

— Aunque, tengo calor – Marinette se sacó la chaqueta y la playera blanca que vestía dejándola solo en un sostén blanco. Un sostén perfectamente femenino con encaje también blanco el tipo de encaje que pondrías en los holanes de un vestido de muñecas, era tan inocente que verlo rodeando la cima de sus senos… era desconcertantemente sugerente.

— ¡Marinette, no! – Chat logró alcanzarla antes de que ella lograra sacarse también los pantalones, aunque si alcanzó a desabrocharlos dejando en evidencia que la ropa interior hacía juego con el sostén, una prístina braga blanca de encajes – princesa no sabes lo que estás haciendo, tú no eres así.

— No me conoces lo suficiente para saber cómo soy minou – la chica sonrió y trató de alcanzarlo de nuevo, pero cada paso que Marinette daba Chat Noir retrocedía otro.

— Tampoco te conozco lo suficiente para que quieras sacarte la ropa conmigo – el superhéroe chocó con uno de los escritorios repentinamente acorralado.

— Bueno podemos solucionar eso rápidamente – se aproximó a él lentamente posando sus mano en su pecho – que te parece si me das un beso, esa sería una forma de conocernos mucho mejor.

Chat Noir no supo que responder, Marinette lo miraba con sus grandes ojos azules y mordiéndose el labio inferior. La idea de besarla lo golpeó como una bofetada, literalmente se le hizo agua la boca. ¡Bueno! tendría que estar loco o ser de piedra para no sentir el deseo de un beso de esa preciosa chica en ropa interior blanca, el pequeño bikini tenía un pequeño laso de raso en medio de la prenda tejido como si fuera una caja de regalo que escondía deliciosos secretos.

¡No, esperen!

— ¿En qué momento te quitaste los pantalones? – trató de mirarla a los ojos y solamente a los ojos, aunque la imagen de su delicada y tierna ropa interior tardaría siglos en salir de su cabeza.

— ¿Quieres que me quite lo demás? – le preguntó mientras se mordía el labio inferior y el dedo índice de su mano derecha tiró un poco de la tira que mantenía en su lugar el sostén.

— Yo… — tragó saliva al ver el pequeño espacio detrás de la tira del sostén y… — no, ¡No!

— Dudaste – Riendo divertida soltó la tira y llevó esa misma mano a su pecho de nuevo, alcanzando el cascabel de su traje y haciéndolo sonar.

— Marinette escucha – capturo su pequeña mano, aun tratando de no mirara nada más debajo de su cuello — no estás actuando como tú misma, siempre has sido una chica inocente, tímida. Muy tímida.

— ¿Y cómo es que sabes tanto de mí?

— Pues… yo – no podía decirle. Era después de todo Adrien quien la conocía, ellos apenas se habían encontrado un par de veces. — eso no importa, te conozco lo suficiente para saber que no eres el tipo de chica que se saca la ropa con cualquiera, es el akuma el que…

— Pero tú no eres cualquiera – dijo acariciando su mejilla y sus ojos lo miraron con la expresión más tierna del mundo – tú eres valiente, protector y amable. Siempre me he sentido a salvo cuando estas allí.

— Marinette…

— ¿Por qué no iba yo a querer un beso del más grande héroe de Paris? – Sus ojos seguían siendo tiernos pero malvados al mismo tiempo, del tipo de maldad divertida — Vamos gatito, solo un besito, no harás que te persiga por la habitación ¿verdad? Aunque si eso te gusta podemos jugar al gato y al ratón.

— Si al menos… — el traidor pensamiento pasó por su cabeza, si fuera la Marinette de siempre la que estuviera pidiéndole eso ¿Sería capaz de decir que no? Pero no lo era. Agitó su cabeza espantando ese pensamiento.

— Vamos gatito – Marinette hizo un adorable puchero — ¿Qué es lo peor que puede pasar, solo por un besito?

Y francamente, mientras Marinette estaba allí acariciando su pecho y mordiendo su precioso labio inferior color durazno, con una mirada suplicante, la idea no parecía para nada mala. En realidad ¿Qué es lo peor que podía pasar por un simple beso?

"Oh vamos, Adrien, no seas tonto. Una chica desnuda que te pide un beso, nunca termina con solo un beso".

— Princesa… — sentía como una roca estaba estacionada dentro de su estómago haciéndole difícil incluso respirar — no estoy despreciándote.

— Sí, lo haces.

— Pero a mí me gusta alguien más.

— Te prometo que a Ladybug no le importara que me des un beso – le guiñó un ojo.

Cuando una de las manos de la tentadora chica alcanzó una de sus sensibles orejas de gato y la acarició con delicadeza escalofríos fríos y calientes viajaron por todo su cuerpo. Se hizo a un lado con un movimiento y dio un par de pasos atrás alejándose de ella, enredándose con su cinturón y cayendo sobre su trasero. Marinette se rio de él, por un momento. La visión de la chica en ropa interior blanca sobre su cabeza estaba empezando a ser realmente difícil de resistir.

— Apuesto a que puedo convencerte de que me des un beso.

Sin darle oportunidad de tratar de convencerá de que era una mala idea, la chica se sentó a horcajadas sobre su regazo, el peso de su cuerpo sobre el suyo era… tan placentero. Marinette recargó su pecho sobre el suyo, sus suaves y pequeños senos contra el cuero de su traje lo llenaron de calor. También apoyó su frente contra la suya, sus labios tan cerca de los suyos que podía sentir su aliento sobre sus propios labios.

— Algunas veces cuando estoy sola en mi habitación pienso en ti – Marinette confesó con voz delgada y dulce contra su boca, tan cerca que sus labios casi se tocaban – imagino que estas allí conmigo.

— Marinette… – Chat Noir tragó saliva por… bueno ya había perdido la cuenta. Apretando sus puños manteniendo sus manos lejos de ella.

— Imagino que entras por la escotilla de mi habitación en medio de la noche – la chica se lamió los labios – que me buscas a mí, que buscas mi calor.

Chat Noir sintió la mano que ella había dejado apoyada en su pecho bajando lentamente por su estómago con dirección a su entrepierna. ¡Oh dios! Si ella llegaba a tocarlo allí no sabía que es lo que haría. Cerró sus ojos fuertemente esperando su toque sin saber porque no la estaba deteniendo.

Pero su toque no llegó, lo que si lo alcanzó fue el aliento caliente de la chica sobre su boca. Abrió los ojos para darse cuenta de que su mano seguía colocada en medio de los dos entre sus piernas, pero ¿Sino lo estaba tocando a él…?

— Cuando hago esto… — un gemido bajo con olor a cerezas, atrapó la nariz del chico – me gusta imaginar que puedes ser tú.

— Tú… tú no…

— Sé que no puedes entender cómo… — otro gemido lleno de su aliento caliente lo golpeó – pero es la verdad, a pesar de que he querido evitarlo me gustas, realmente me gustas mucho.

Esto… esto estaba empezando a ser imposible de resistir, Chat Noir cerró sus ojos para al menos permitirle la cortesía de no mirarla, ella estaría muerta de vergüenza cuando supiera lo que había hecho. Lo único que lo detenía en ese momento de hacer algo a la chica que estaba tocándose a sí misma y gemía contra él, era el hecho de que ella le importaba. Él verdaderamente la apreciaba. Hacerle algo en el estado en el que se encontraba, estaba mal. Pero tener honor no le servía de nada para detener la sangre que se acumulaba en su entrepierna.

La respiración de la chica era más rápida a la par de sus gemidos, un sonido acuoso vino pronto acompañado con un aroma deliciosamente dulce. Desde la posición en la que estaban no podía verlo, pero su mente podía recrear la imagen a la perfección. Sus dedos delgados y finos, los mismos que había admirado muchas veces cuando tomaba un lápiz y bosquejaba en su libreta de diseños con pasión, entrando y saliendo del canal húmedo y resbaladizo, presionando su pequeño botón de la felicidad.

— Chat… por favor – su voz era un ruego lleno de tanta hambre – solo un beso… te necesito.

Abrió sus ojos para ver como el sonrojo de la chica empezaba en sus mejillas y corría hasta su estómago como una dulce neblina. Sus ojos azules estaban cargados de deseo, mirándolo directamente a sus propios ojos verdes. Finalmente ella arqueó su espalda y liberó un gemido tan abiertamente sexual que golpeó directo en su ingle y lo hizo alcanzar el límite de su resistencia.

Con ambas manos tomó el rostro de la chica y buscó sus labios. Marinette era deliciosa, sabía a cerezas y sal y su beso era tan desinhibido, la chica abrió su boca para recibirlo con felicidad entregándose en él, expresando todo su deseo acariciando su lengua con la suya mordiendo sus labios, exigiendo todo lo que pudiera darle en ese beso. Apretándose más a él, Marinette rescató la mano que la había estado complaciendo y la hundió en su cabello, impidiéndole una retirada que él no tenía ninguna intención de llevar a cabo, el aroma dulzón de su femineidad flotó alrededor de ellos toxico como una droga. Marinette no perdió un solo momento en acomodar su cuerpo contra el suyo empujando sus caderas contra las suyas, cabalgando sobre la protuberancia que resaltaba de su traje negro en ese momento.

Esto era casi violento en su necesidad, Chat corrió sus manos a su pelo, jalándola más cerca, una de sus ligas se rompió y la otra quedo colgando solo de un mechón pequeño de pelo, el resto de su pelo quedo atrapado en sus manos. Rompieron el beso solo por la necesidad de aire, pero la chica no lo dejo ir, mantuvo sus labios juntos gimiendo dentro de su boca, él mismo se descubrió siguiendo el ritmo de las caderas de Marinette con las suyas, profundizando el contacto. Si no fuera por el traje, ni toda su moral o decencia lo detendría de estar dentro de ella, la chica lo poseía por entero en ese momento, podría pedirle cualquier cosa en el mundo y él se la entregaría.

— Chat… — su voz era necesidad y placer líquidos, tan increíblemente erótica que no parecía real – ¡Oh, Dios! Chat… estoy… estoy tan cerca…

— Marinette…

Y pudo sentir el momento exacto en el que Marinette alcanzo su orgasmo. La chica empezó a temblar y pequeños gritos de satisfacción salieron de su boca. ¡Dios! habría matado por el placer de estar dentro de ella, sintiendo sus espasmos y las paredes de su intimidad oprimiéndolo, podía imaginarlo tan bien que casi podía sentirlo y esto causó que su propio orgasmo lo alcanzara liberando su semilla caliente dentro de su traje.

Cuando pudo volver a la realidad descubrió a la chica perfectamente dormida sobre él, lucía tan relajada y con una sonrisa satisfecha, solo deseó imitarla, poder reclinarse y cerrar sus ojos también y en un acto de egoísmo puro, la rodeó con sus brazos y así lo hizo.

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No supo cuánto tiempo durmió, al menos al hacerlo la transformación de Chat Noir seguía activa, pero Marinette ya no estaba allí, su ropa tampoco estaba. Salió a buscarla por la escuela, preguntó a los alumnos si alguno de ellos la había visto, todos sonrojados y buscando como escabullirse le dijeron que no. Al menos al verlos a todos actual normalmente supo que donde quiera que fuera Ladybug ya había podido detener al akuma,

Y como si la hubiese invocado Ladybug descendió a la mitad del patio con la ayuda de su yoyo, Chat Noir sintió los colores subiéndole por la cara.

— My lady… — se acercó a ella con pasos inseguros, no sabía si ella estaría molesta con él por no ayudarla en esa muy extraña ocacion. Aunque quizá había sido lo mejor, si hubiera sido él a quien el akuma afectara estando cerca de ella… bien, solo lo que había hecho sin la ayuda de ninguna maldición…

— Aquí estabas Chat – Ladybug recogió su yoyo y lo miro un poco nerviosa — me preguntaba porque no habías aparecido en la batalla.

— Lo siento mucho. Seguí al akuma hasta aquí pero… — sintió un escalofrió solo al evocar un momento lo que había pasado, nunca podría decirle a nadie… nunca podría olvidarlo — logro mantenerme atrapado.

— Entiendo… — ella trató de sonreír — las cosas se pusieron muy raras en la cuidad con ese akuma.

— Lo sé.

— Al parecer las victimas una vez que… se desahogaban – miro el piso con las mejillas rojas — rompían el hechizo del akuma y pudieron ocultarse. Paso algo parecido con Dark Cupid.

Mala cosa que él no recordara nada de lo que había pasado con Dark Cupid, como no recordaba ninguna de las ocasiones en que un akuma lo había afectado. Al menos esta vez para bien o para mal lo podría recordar todo ¿Marinette lo recordaría? ¿Quería él que lo recordara? ¡Diablos, sí!

— ¿Has visto a Marinette? – Tuvo que preguntarle — Ella estaba aquí, pero…

— Ella debe estar bien – lo interrumpió — quizá en su casa, vive muy cerca de aquí y seguro fue a un lugar seguro.

— Sí, supongo.

— Yo iré a la cuidad – dio un par de pasos atrás aun nerviosa — quizá alguien necesite de ayuda a pesar de la magia del lucky charm. Tú podrías hacer lo mismo.

— Eso hare.

Ladybug lanzó su yoyo a un poste en el tejado de la escuela. Pero se quedó allí de pie por un momento, entonces giró para poder verlo de frente, un sonrojo le iluminaba el rostro.

Merci Chaton – Ladybug tenía las mejillas rojas, con una expresión tranquila, casi feliz en el rostro.

— ¿Por qué my lady? – tuvo que preguntar.

— No importa.

Y sin más se fue. Chat Noir se quedó allí debatiendo consigo mismo sobre qué hacer, por una parte tenía deseo de hacer lo que Ladybug le había pedido, y por otra realmente quería ir a casa de Marinette, pero… ¿Qué podía decirle? Se sentía avergonzado porque sentía que había tomado ventaja de ella. Aunque en su defensa la chica no se lo había dejado nada fácil, lo había empujado más y más hasta el punto sin retorno.

Extendió su bastón y salió de la escuela. Primero su labor como superhéroe, cuando supiera exactamente que decir buscaría a Marinette. Con suerte no todo sería tan malo.

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27 de diciembre de 2016

1:47 a.m.

Revisión: 4 de julio de 2017

2:55 a.m.

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Nota de autora: ¿Me pregunto si valdrá la pena una segunda parte? sean amables y déjenme un review diciendome si les gustaría