Aclaración: Naruto y Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto. La imagen de portada pertenece a su respectivo creador(a). La historia es de mi completa autoría.
Advertencia del fic: Podría contener personalidades Ooc - Uso de palabras altisonantes - Clasificación 16+ (por el momento) - Universo alternativo - LongFic/Dark - Narración en primera y tercera persona.
Advertencia del capítulo: Salto temporal - Referencia al masoquismo y violencia psicológica.
Protagonistas: Uchiha Sasuke y Haruno Sakura
Resumen: —No importa cuán rápido puedas correr y cuanto consigas alejarte —musitó. Sakura tuvo que reprimir las ganas de escupirle en el rostro. / —soy el anhelo que te persigue, soy el dolor entre tus piernas... Soy una parte de ti. / Porque él siempre sería su dueño y ella nunca podría luchar contra su cruel destino.
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-CRIATURA DE LUZ-
By: Zaphyr Bell
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Preludio
»En la mira«
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Jamás habría deseado tanto estar muerta.
Nunca hubiera deseado con todas mis fuerzas suicidarme.
No como ese día.
Mi vida cambió cruelmente desde que él apareció en mi camino. Desde que él decidió ser mi dueño... Desde el día en el que él me amó.
«No es verdad, fuiste tú la desgraciada que quiso ser mía.»
Aún lo escucho decirme aquello. Él siempre me culpa de todo lo malo que le pasa, día a día se la pasa recordándome lo despreciable que siempre he sido, lo egoísta que me he portado toda mi vida... Ese hombre disfruta ver mi sufrimiento.
El hombre con el tatuaje de serpiente en su dedo medio de la mano izquierda.
«¡Yo te amo, ¿es tan difícil hacerte entenderlo?!»
Me grita sin consideración. Y yo, sólo puedo escuchar su voz penetrando mi cerebro, desgarrando mis tímpanos; porque soy tan inútil que no puedo hacer nada en su contra. Ni siquiera puedo desobedecerlo. Tengo tanto miedo de él, que me veo tan patética a sus pies.
He perdido la cuenta de los días que llevo en este lugar, pero para ser sincera, eso ya no me importa en lo más mínimo. Él tiene razón. Fui yo la que decidí ser suya, fui yo la que decidió amarlo... Soy yo la que disfruta de su compañía.
Él me ama. Yo lo amo. Ambos nos amamos.
Esto es un amor enfermizo, lo sé. Pero jamás hubiera deseado tanto estar enferma de amor por alguien. Jamás hubiera imaginado que se sentiría tan jodidamente bien sufrir los estragos de este amor inmundo. Jamás hubiera querido tanto querer morir con mi eterno amor a mi lado.
No como ese día.
Mi nombre es Haruno Sakura... Y soy propiedad de Uchiha Sasuke.
[...]
Era viernes. Viernes de cita y ella lo sabía. Su estadía en la universidad la mantenía ocupada durante toda la semana, sin embargo, amaba la facultad de medicina y sobre todo, a sus compañeros. Era por ello que soportaba todas esas horas en vela haciendo sus tareas e investigaciones.
Aunque eso no significaba que era una chica sin vida social. Ella tenía a los mejores amigos que hubiera podido desear y al mejor novio que la amaba como ningún otro; sus padres estaban orgullosos de ella y la directora del mejor hospital de Konoha, Tsunade, era también su madrina, así que después de terminar con sus estudios universitarios, practicaría medicina general en ese hospital antes de especializarse en medicina quirúrgica.
—¡Sakura! Date prisa, no tengo toda la tarde.
Ahí está ella. La rubia de ojos azules y caderas proporcionadas, Yamanaka Ino. La mejor amiga de Sakura y rival no declarada. La chica que se cruzó de brazos en espera de la de cabello rosa, con una expresión de fastidio en el rostro y con el tono de voz sumamente molesto.
—Mueve el culo —ordenó con la impaciencia en su voz—. Tengo que comprar el vestido para mañana y no pienso ir en harapos por tu culpa.
—Descuida, Ino —Sakura trató de calmarla—. Mi novio pasará por mí hasta las diez de la noche, así que tenemos toda la tarde.
La rubia frunció el ceño tras las palabras de su amiga. Sakura supo de inmediato que había cometido un error al tocar un tema tabú en la vida de Ino y se arrepintió de haberlo comentado. Quiso cambiar de tema, sin embargo, antes de que pudiera abrir la boca para hablar, ella se le adelantó y tomó su muñeca sin delicadeza.
—No te sientas el centro del universo. El hecho de que tengas novio no te hace más importante —sentenció la rubia con evidente molestia—. Ni mucho menos te da el derecho de restregarme tu romance con él.
—Lo siento.
No dijeron nada más durante todo el trayecto de la universidad hasta la boutique. Ino estaba de mal humor y Sakura se había encargado de empeorar las cosas al recordarle su relación con aquel sujeto. La de ojos jade sabía perfectamente que su amiga albergaba sentimientos por ese chico. Él era la causa de que el lazo construido entre ellas desde la infancia, se estuviera quebrando poco a poco.
Sakura había intentado de todas las maneras posibles rechazar el amor que ese chico le ofrecía, todas sin éxito alguno. Tenía un problema: ella también se había enamorado de él. Para la desgracia de ambas amigas, el amor llegó en el mismo hombre, ambas cayeron en sus encantos y ambas hicieron lo que pudieron con tal de que él aceptara a una de las dos; lo peor de todo fue cuando Sakura se rindió, dejando el camino libre a Ino. El chico por fin se hubo decidido por una de ellas y esa era la Haruno.
Si bien, ambas chicas habían establecido un acuerdo con anterioridad, en el cual se dictaba que cualquiera que lograra conquistar el corazón del raro chico sería bien recibida por la otra, sin envidias ni rencores, ahora Sakura lo dudaba. Todo se reflejaba en el cambio de actitud de la rubia con ella.
—¿Cómo se me ve esta? —preguntó con genuino interés al probarse una gargantilla negra.
—Horrible —Ino respondió sin mirarla—. Te ves tremendamente patética con un intento de correa sobre tu cuello. Si llevas eso puesto, puedes estar segura de recibir invitaciones de hombres pervertidos a pasar la noche en sus camas.
—P-pero Ino...
La Yamanaka rió ante su propio comentario, llamando la atención de varias personas a su alrededor.
—¿Sabes qué es lo que se te vería bien? Una gran banda en tu frente de marquesina, algo que cubra la deformidad en ese rostro repugnante que tienes —Sakura apretó los puños—. No una tonta gargantilla que te hará ver como una auténtica trabajadora nocturna, provocando vergüenza ajena.
—Ino...
—¡Y ni se diga el estúpido de tu novio! —prosiguió sin prestarle atención al bullicio de gente que comenzaba a formarse gracias al elevado tono de voz que utilizaba—. Será el hazmerreír de todas sus amistades al ver a su querida novia con esa correa... Pareciendo una perra faldera que pide a gritos una violada. De por sí, con ese aspecto de gata arrastrada ya es difícil pensar otra cosa.
Lo siguiente que la gente a su alrededor escuchó, fue la resonante cachetada que Sakura le propinó a Ino. La rubia se quedó un par de minutos en la misma posición: con el rostro ladeado y la mirada gacha; en cambio, la de ojos jade pronto retiró su mano temblorosa al mismo tiempo que boqueaba sin control.
—L-lo siento... Y-yo no quise...
Era inútil, las palabras no fluían correctamente y tampoco deseaba mucho pedirle disculpas. Ino había rebasado sus límites, hiriendo los sentimientos de Sakura. Siempre lo hacía, al menos, después de la formalización de su relación. Era por eso que ella no permitiría ni un solo insulto más.
—No, discúlpame tú a mí —por alguna razón, a Sakura no le gustaba el tono que estaba empleando la rubia—. Te pido una disculpa por enamorarme de Sai. Te pido una disculpa por seguir amándolo y no soportar que tú estés con él. Disculpa, pero no puedo seguir fingiendo que todo está bien cuando el amor de mi vida es feliz con mi mejor amiga... ¡No puedo!
Salió corriendo del lugar sin mirar el afligido rostro de Sakura. Ella, por su parte, sólo se dejó caer de rodillas al piso, dejando correr libres las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.
Ese había sido el final de su amistad con Ino, todo había colapsado por culpa de Sai, su novio. Sin embargo, ella no podía elegir a su amiga por sobre su relación con el pálido hombre; algo dentro de ella la imantaba con fuerza hasta él, haciendo que su romance se sobreponiera ante la larga amistad de años que tenía con la Yamanaka.
No le importaba que la gente la viera en aquel deplorable estado, ni siquiera que la pisaran al intentar pasar a un lado de ella; lo único que deseaba en ese momento era que alguien la golpeara tan fuerte que le provocara la muerte. Haruno Sakura merecía el dolor físico para superar el emocional.
—Si me lo preguntaras, diría que eres fastidiosa.
Fastidiosa.
Esa sola palabra la hizo volver en sí. La repugnaba.
Giró su rostro hacia arriba y se encontró con un par de orbes negros que la miraban fijamente sin expresión alguna. Nunca había visto a ese hombre, por lo que el hecho de que se tomara tal atrevimiento de llamarla «fastidiosa» le pareció bastante molesto y poco agraciado.
—Nadie te lo ha preguntado. Lárgate.
No se molestó en observarlo un segundo más, algo en ese sujeto le causaba escalofríos. Se levantó en silencio mientras se limpiaba las lágrimas de sus mejillas con el dorso de su mano y dejó la gargantilla en la estantería de donde la había tomado y posteriormente se dispuso a tomar sus cosas para poder marcharse. No dio ni tres pasos antes de que las palabras del hombre la detuvieran en seco:
—Si me lo preguntaras, esa gargantilla te hace ver... Sexy.
Su espalda se tensó con la confesión del desconocido. No lo dudó por más tiempo y salió del lugar a toda prisa, topándose con Sai en su camino; el pálido hombre la abrazó con ternura y le dio un beso en la frente, cuestionando la razón por la que llevaba prisa. Ella no contestó al instante y sólo se dejó abrazar por su novio, aspirando el dulce aroma que éste desprendía. En sus brazos se sentía cómoda y protegida.
Ino tenía razón. Ese hombre la había visto de una manera extraña con esa prenda puesta. Además, le dijo que se veía sexy con eso puesto, lo que corroboraba la afirmación de la rubia. Definitivamente, no volvería a usar ese tipo de artículos en su vida, no después de lo que ese misterioso hombre con un tatuaje de serpiente sobre su dedo corazón en su mano izquierda le hizo sentir.
—Será mejor que vayamos a cenar —le dijo Sai, dedicándole una sonrisa—. No quiero que te enfermes.
Se encaminaron lejos del hombre que los miraba desde el mismo lugar en el que se había quedado antes de que Sakura se fuera. Cuando se hubieron perdido de su vista, se giró sobre sus talones y tomó entre sus manos la gargantilla que la chica se había probado con anterioridad.
[...]
Esa mujer... Esa mujer es jodidamente sexy.
Esa mujer es lo que yo necesito en mi fúnebre vida.
La miro marcharse del brazo de ese imbécil y deduzco que es su novio, o esposo. Grande idiota con suerte. Se nota a leguas que esa zorra está enamorada de él. Pero no debo perder la calma ante algo tan insignificante como eso.
La chica me gustó.
Verla tan patética, en una situación tan humillante me llamó la atención y cuando me acerqué a ella, comprobé en su rostro que realmente era patética. Como a mí me gustan.
Sobre todo, portaba esta gargantilla que ahora tengo yo en mis manos. En verdad parecía pedir a gritos ser sacada a pasear como una perra. Y yo no le negaré ese deseo. Porque presiento que nos volveremos a ver.
No lo presiento. Estoy seguro.
Porque ya le puse el ojo en la mira, y una vez que yo elijo a mis presas, no las dejo escapar... Porque yo soy un hombre que consigue lo que quiere. Y la quiero a ella, debajo de mi cuerpo, gimiendo mi nombre.
Olí con extrema necesidad esa prenda. Lo necesitaba. No me importaba que la gente a mi alrededor me mirara con muecas extrañas. Ni siquiera cuando alguien se me acercó para hacerme ver que eso estaba mal. Mientras el olor de esa fémina siguiera presente y vivo en esa prenda, no me importaba lo demás.
Aunque tampoco soy idiota. No pasó mucho tiempo hasta que me digné a pagar esa cosa. No desaprovecharía la oportunidad de verla de nuevo con esta gargantilla puesta. A mis pies, rogando por una noche de sexo.
¿Estoy enfermo?
¡Por supuesto que no!
Sólo soy un hombre al que le gusta adquirir los más exquisitos artículos. Y esa mujer no será la excepción. Una vez que le pongo el ojo en la mira a algo, no descanso hasta conseguirlo.
Ni siquiera le pregunté su nombre, pero eso no importa mucho. Mientras tenga tatuados sus ojos jade en mi memoria, nada más importa.
Y por alguna razón, siento algo extraño en mi pecho... Ella es una parte de mí... Yo soy una parte de ella.
Ella es mi criatura de luz.
¿Cómo lo sé?
La respuesta es sencilla... Ambos tenemos la misma mirada corrompida por el tiempo. Los mismos ojos vacíos y la misma acidez en nuestra voz. Ambos nos vemos increíblemente patéticos ante los ojos ajenos.
Sin embargo, ella desprendió un brillo inigualable desde su sonrisa. Sí, la sonrisa que le dedicó a ese imbécil.
Una sonrisa que será mía, para mí. No me importa si desgracio su vida. No me interesa si ella no lo desea. No me importa en absoluto.
Yo seré el próximo... Y el último.
Soy Uchiha Sasuke... Y soy el nuevo propietario de esa mujer.
Continuará...
Notas:
¡Sí! Esta ya es mi tercera historia en el fandom de Naruto. Debo de estar enferma, ya que en mi país son las 3:00 A.M. 👻 pero en fin... Esta vez les traigo un delicioso SasuSaku Dark. ¿A cuántos les gustan este tipo de historias?
Espero que sea de su agrado. Si les gustó, no duden en dejarme un comentario. Si no les gustó, díganme en qué puedo mejorar. Sería de gran ayuda si se abrieran un poco con su humilde servidora.
• ¡Gracias por leer! •