TONARI NO KAIBUTSU KUN R
-¡SHIZUKU CHAN! ¿VAS A TARDAR MUCHO?
No hubo respuesta pronto, Haru se resignó a terminar de cepillarle las plumas a Nagoya con la mano mientras observaba al gallo en su nido improvisado de estambre.
Eran principios de Diciembre y ya había nieve afuera, razón por la cual el pelinegro había debido negociar con su novia sobre la posibilidad de dejar al gallo mascota dormir dentro de la casa de vez en cuando, aquel día en particular había comenzado a hacer muchísimo frío y no paraba de nevar, de más está decir que el gallinero de Nagoya había terminado sepultado en nieve y ésta seguía cayendo del cielo.
-¡TERMINÉ! – Anunció la castaña volteando a ver a su novio antes de estirarse un poco y comenzar a guardar el material con el cual había estado trabajando, había tarjetas, plumas, marca textos, libros, post it's y una libreta en el pequeño escritorio plegable que no tardó más de cinco minutos en desalojar - ¿qué sucede?
-¿Mmh?... ¡AH SI!, ¡MIRA, MIRA!
Haru tendió un volante que había traído consigo luego de hacer las compras, acababa de encontrarlo doblado cuidadosamente en una de las bolsas de su chamarra, sus ojos brillaban de emoción mientras la castaña observaba el papel, desdoblándolo para echar un vistazo.
-¿Un café?
-No solo es un café, ¡ES UN CAFÉ LITERARIO! ¡Y TIENEN MONJAYAKI EN EL MENÚ!
-¿Y eso que tiene de interesante?
Haru la observó un momento haciéndola sentir incómoda, era como si algo se le estuviera pasando por alto y no supiera el qué.
-Bueno… un café literario… tienen libros… muchos libros, sería como ir a la biblioteca pero, con la opción de tomar café, ¡Y COMER MONJAYAKI!
Shizuku lo observó un poco más, como si comenzara a comprender la razón de la emoción en su novio, volteó de nuevo a ver el colorido papel entre sus manos con un poco más de atención, venía anunciado un acervo de al menos 400 libros, varias bebidas frías y calientes y algunos cuantos dulces y platillos, no tardó mucho en encontrar la mención al monjayaki.
-¿Y tú quieres ir ahí?
-¡SERÍA GENIAL!... bueno… no tenemos que ir mañana si no quieres… pero podríamos ir en algún punto durante la semana, ya sabes, tú puedes estudiar un poco y yo entretenerme comiendo algo… aunque puede que tengan algún libro interesante.
-No lo sé, me gustaría saber qué tipo de libros tienen ahí antes de gastar nuestro dinero como si nada.
-Bueno, yo… solo decía – Respondió Haru con una enorme sonrisa en los labios antes de levantarse a colocar una caja con algunos orificios sobre el gallo, el cual, parecía haberse dormido al fin.
.
-Haru… ¿estás despierto?
-Mmh…
-¡Haru!
-¡Atchu!... ¿Qué pasa?
-Tengo frío… ¿estás resfriado?
-No… tu cabello… a veces me hace cosquillas en la nariz… entonces, ¿tienes frío?
-Si… no puedo dormir.
-¿Quieres otra cobija?, Ahm… ¿te abrazo?, ¿necesitas tus panties de lana?
La castaña se enderezó ligeramente sonrojada ante la mención de su ropa interior, la cual, por cierto, traía puesta, observó un poco en derredor antes de levantarse y rebuscar entre la pila de ropa donde normalmente había cobijas, no parecía haber más y Haru se notaba completamente a gusto en realidad.
-Creo que tomaré un baño… ¿te importaría preparar un poco de chocolate?
-Bueno.
La joven universitaria se levantó y comenzó a caminar hacia el baño sintiendo un repentino escalofrío, el baño estaba helado, se apresuró entonces a destapar la pequeña tina recién lavada para rellenarla con agua caliente.
El pequeño baño comenzó a llenarse de un agradable vapor, animándola a quitarse la pijama de franela y la ropa interior de lana además de la faja tejida que se había colocado para mantener caliente su torso.
Se apresuró a amarrar su cabello tan alto como le fue posible para no mojarlo, llevaba un tiempo considerando cortarlo, tal vez estaría bien hacer un pequeño cambio en su imagen después de todo, deshecho el pensamiento rápidamente antes de asegurarse de tener una toalla cerca antes de cerrar las llaves del agua y meterse en la tina, sintiendo al momento como aquel agradable calor la envolvía, estaba considerando seriamente quedarse dormida ahí dentro cuando la puerta del baño se abrió, el vapor era tan denso que solo podía ver la silueta del intruso mientras este cerraba la puerta con el pie, acercándose hasta ella y sentándose en el banco que usaban para asearse.
-¿Te sientes mejor?
-Sí, gracias Haru.
-Toma, el chocolate estaba listo, así que te traje una taza.
Ella lo recibió sintiendo un sonrojo sobre su rostro y acomodándose con la taza caliente entre sus manos, soplando un poco antes de dar un sorbo a la bebida caliente que se le había ofrecido.
Luego de un par de sorbos observó al pelinegro, sentado despreocupadamente al lado de la tina, bebiendo chocolate sin verla demasiado, trató de hacer memoria, apenas habían pasado unos cuantos meses desde que se mudara con él, le parecía increíble la rapidez con que se habían acostumbrado a la presencia del otro, pensándolo un poco más, se había vuelto algo normal que uno tomara un baño en la tina mientras el otro se lavaba los dientes o las manos como si nada extraño pasara, a veces incluso charlando.
-¿Estás bien ahí? – Preguntó Shizuku antes de dar un último sorbo a su taza.
-¿Porqué? – Respondió Haru con otra pregunta antes de recoger la taza que se le ofrecía completamente vacía.
-Bueno… ¿te gustaría tomar un baño?
-Bueno… ahora que lo dices… parece agradable ahí dentro… esperaré afuera.
Shizuku frunció el ceño mientras se movía hasta apoyar ambos brazos sobre el borde y acomodar ahí su rostro sin quitarle los ojos de encima a su novio.
-Me refería a tomar un baño… conmigo.
Haru se detuvo en ese preciso momento, a medio levantar, con ambas tazas en una mano mientras mantenía la otra apoyada en la pared, observando un tanto confundido a la castaña dentro del agua.
-¿Es… es en serio?
No era de extrañar que se sintiera confundido, después de todo, una de las reglas de convivencia que la chica había impuesto desde un inicio era no interrumpirla mientras se bañaba, si bien la había visto desnuda y habían terminado usando los futones para algo más que solo dormir, nunca había tomado un baño con ella… y eso había comenzado a inquietarlo.
-Shizuku chan… hem… ok… te traeré la pesa para que…
-Está bien, no te preocupes – Soltó la chica ligeramente sonrojada mientras desviaba la mirada un poco – de hecho… creo que sería agradable… bueno… he estado tomando mis pastillas así que…
El ruido de las tazas sobre el lavabo llamaron su atención, ahí estaba Haru, acuclillado frente a ella fuera de la tina verificando la temperatura de ambos con las manos y mirándola a los ojos.
-No pareces tener fiebre.
-Lo digo en serio.
Haru retiró sus manos de aquella piel tan tersa sin quitarle los ojos de encima, no podía evitar desconfiar cada vez que la chica insinuaba que quería un contacto físico más íntimo de lo usual, y es que no podía sacarse de la cabeza los gritos de su novia y la intromisión de algunos vecinos preocupados aquella primera vez que la vio desnuda, justo el primer día que habían comenzado a vivir juntos.
-Bien… pero si cambias de opinión cuando esté dentro de la tina o desnudo, te violare.
-De acuerdo – Soltó la castaña mientras le lanzaba una mirada seductora al pelinegro.
Haru comenzó a desnudarse bajo la atenta mirada de Shizuku, seguía sin convencerse mientras se quitaba la camisa de franela o la playera de algodón, seguía observándola atento mientras se deshacía de sus calcetines y sus pantalones, estaba deshaciéndose de sus bóxers cuando ella desvió la mirada.
-¿En verdad estás segura?
-¡Si, si!, ¡apresúrate y ven aquí!... antes que el agua se enfríe.
Shizuku lo observó de reojo, podía imaginar la sonrisa ladina que su novio había puesto mientras escuchaba el roce de la tela contra la piel y luego el sonido de los pies de Haru entrando al agua uno detrás del otro, realmente había demasiado vapor en el baño, podía ver al pelinegro aunque no muy bien, podía sentir los pies de él doblados contra sí mismo en un intento por dejarle espacio en la diminuta tina de baño, aquello definitivamente no iba a funcionar así.
-Haru
-¿Mhh?
-¿Estás cómodo?
-No realmente.
-Tampoco yo… ¿te importaría estirar tus piernas?
-No planeo aplastarte.
-No vas a aplastarme, voy para allá.
Por un momento no supo a qué se refería ella con aquello, entonces la vio, erguida por completo en medio de aquella niebla densa y cálida mientras se apoyaba en la pared para acercarse hasta él, no le quedó más opción que estirar sus pies tanto como le fue posible y enderezarse antes de verla dar media vuelta, demasiado cerca de su cuerpo, rozándolo en el proceso y excitándolo de paso, haciéndolo sonreír aun más mientras la observaba descender hasta quedar sentada sobre su regazo.
Shizuku recostó su cabeza contra uno de los hombros de Haru, relajándose ante el contacto de aquel otro cuerpo cálido bajo el propio, estiró uno de sus brazos para dejarlo descansar sobre el borde de la tina mientras con el otro alcanzaba el cabello ondulado de su acompañante y comenzaba a enredar sus dedos en él.
La sensación de los brazos fuertes de Haru acorralándola y aquellas manos gentiles posándose sobre su pecho y sus piernas la hicieron suspirar un momento, el frío había quedado en el pasado, era imposible recordarlo mientras volteaba su rostro para dejarse besar por Yoshida, un beso profundo que pronto habría de romperse, el pelinegro comenzó entonces a trazar un camino con su lengua, desde la boca de la castaña por toda su mandíbula hasta llegar a las partes más sensibles de su cuello, sacándole un suspiro de satisfacción.
El Haru sonrió más confiado conforme la castaña entre sus brazos soltaba suspiros placenteros, después de todo, ella era una chica silenciosa, nada que ver con las mujeres que, según sus compañeros y amigos, soltaban gritos y gemidos demasiado altos.
Mizutani comenzó a inclinarse ligeramente hacia adelante cuando su novio comenzó a besarle la nuca, ella simplemente soltó aquel cabello negro, sedoso y rebelde antes de buscar las piernas ágiles y fuertes del joven a su espalda, sintiendo de paso no solo aquella boca juguetona besarla y lamerle la piel de un hombro al otro, las manos de Haru habían pasado de acariciarle los senos para comenzar a entretenerse dándole caricias en el vientre y peinándole los risos que estaban entre sus piernas, podía sentir también como Yoshida se excitaba cada vez más y más, era cada vez más obvio a causa de aquella presión cálida de su miembro intentando zarandearse con desesperación contra su trasero mientras iba poniéndose más duro, haciéndola sonreír un momento.
-Shizuku chan
-¿Mmh?
-¿No crees que olvidamos algo?
-¿Qué cosa?
-No sé… ¿un preservativo?
La joven entre sus brazos se volteó para verlo con el rostro serio y completamente sonrojado a causa del calor y el jugueteo, él no pudo evitar alcanzarle un seno para sentir su corazón, aun cuando se viera tan tranquila, su corazón estaba latiendo con mucha velocidad.
-Creo que podemos pasarlo por alto.
-Si tú lo dices – Respondió Haru con una sonrisa felina antes de comenzar a masajear aquellas zonas del cuerpo frente a él que había capturado.
Shizuku se dejó hacer un rato más sin dejar de observar de nuevo la pared y el vapor frente a ellos, aunque era agradable sentir las manos de Haru, no dejaba de sentirse ligeramente incómoda cuando se trataba de sus senos, a veces le parecían realmente pequeños entre las manos de su amante, tan grandes en comparación y tan amables en su trato.
El corazón le estaba latiendo cada vez más y más rápido mientras comenzaba a menear sus caderas poco a poco sin dejar de acariciar y apretujar la piel bajo sus palmas, no podía evitarlo, el hecho de haber visto a Haru hacer todo tipo de movimientos extraños para subir y bajar de árboles y ventanas como si nada, le había terminado provocando una especie de fetiche sobre sus extremidades inferiores, en cierto modo, se habían vuelto una especie de imán para sus manos.
Ambos jugaron un poco más, acariciándose el uno al otro como les era posible, él ya estaba completamente listo, aun así no intentó apresurarla, estaba disfrutando inmensamente aquella sensación de tocar y ser tocado, un poco más y fue ella quien se movió un poco hacia arriba contra su abdomen para darle paso, la castaña debía estar completamente excitada si su miembro había entrado con tanta facilidad desde esa posición, casi como si esta fuera la segunda o tercera vez que lo hacían en el día.
Pronto comenzaron a llevar un ritmo, Shizuku estaba perfectamente sentada entre las piernas de Haru, dándole la espalda y sintiendo las manos de él sobre sus caderas para ayudarla mientras ella se apoyaba de aquellas rodillas angulosas sobresaliendo a ambos lados, aquella era una fricción completamente placentera y agradable, aun así, no tardó mucho en desear más, recargándose completamente contra el pecho a su espalda antes de comenzar a levantar una de sus piernas para recolocarla y luego la otra, quedando completamente abierta sobre el pelinegro cuyas manos no tardaron en cambiar de posición, podía sentir claramente uno de los dedos de él acariciándole uno de los pezones mientras su otra mano se encargaba de brindarle caricias demasiado cerca de donde sus cuerpos se encontraban unidos, obligándola a arquearse hacia atrás de vez en vez.
Aquello se sentía realmente bien, el abrazo del agua caliente hacía que el cuerpo encima suyo se sintiera más ligero mientras ella se movía a un ritmo calmado, obligándolo a entrar un poco más en lo que podía describir como caricias largas en aquel húmedo y cálido interior, solo lamentaba que las manos de Shizuku ya no estuvieran acariciándolo, la posición la había obligado a apoyar sus manos en los bordes de la tina.
Haru decidió abandonar el pecho de su novia para tomar su rostro y hacerla voltear a un lado, atrapando sus labios en un beso mientras la obligaba a detenerse un momento para disfrutar aun más del momento, liberándola antes de que fuera ella quien lo volviera a atrapar en un beso ligeramente más hambriento que el anterior.
-¿Te importa si me volteo?
-¿Te importa si te devoro?
Ambos sonrieron de nuevo justo antes de separarse por algunos segundos, mientras Mizutani se incorporaba para dar la vuelta y volverse a acomodar, envolviéndolo con sus piernas y apoyando sus brazos en los hombros de su pareja, hundiendo ambas manos en aquellos cabellos negros que tanto le gustaba acariciar, dejando que su alto novio la besara a placer hasta dejarla sin aliento.
-Tu cabello se está volviendo muy largo.
-Si te molesta, iré a cortarlo el lunes.
-Iré contigo.
-¿Porqué?, ¿quieres asegurarte de que no lo corte demasiado?
-No, creo que yo también voy a cortarlo.
Las manos de Haru no pudieron evitar tomar las caderas pequeñas de su novia antes de comenzar a acariciarla, instándola a retomar el ritmo que habían dejado de lado hacía un momento mientras trataba de visualizar a la mujer frente a si con un corte de cabello diferente.
-¿Qué tan corto?
-Aun lo estoy considerando… tal vez un poco arriba de mis hombros.
-¡Mmh!
Lo vio cerrar los ojos, seguramente tratando de imaginar el resultado para dar una opinión, Shizuku decidió que no quería continuar conversando, por lo cual apoyó con más fuerza sus pies para moverse hasta casi sacarlo de dentro de su cuerpo y volver a introducirlo de golpe, el gemido profundo que Haru soltó la hizo sonrojar de más, haciéndola sentir complacida por tomarlo por sorpresa, comenzando a llevar así un ritmo más salvaje que el anterior, realmente no quería hablar más, solo quería dejarse llevar, embargada por todo el calor que intentaba consumirla desde dentro y desde fuera.
-¡Shizuku… chan!... ¡ahhh!... ¡detente!...
-¡No! – Soltó la aludida en un suspiro placentero, marcando sus palabras con el movimiento cada vez más rápido de sus caderas.
-¡Por favor!... ¡SHIZUKU!
Ella seguía acelerando, arqueándose mientras comenzaba a frotarse desesperadamente contra él, estaba seguro de que de seguir así, lo haría terminar pronto, en realidad no deseaba que todo acabara todavía, el sueño se le había escapado y lo último que quería en ese momento era salir de la tina y volver a la cama, su mano izquierda se movió por puro reflejo, ayudándolo a capturar uno de aquellos pezones sonrosados entre sus dientes para comenzar a succionar con algo de fuerza, obligándola a detenerse y bajar la velocidad, después de todo aquel tiempo conviviendo juntos, era seguro que Haru había aprendido alguno que otro truco para mantener a raya a su novia, siempre tan terca y decidida, él estaba consciente de cuanto la incomodaba que la tocara en esa zona, pero también sabía que una vez usaba su boca, ella haría cualquier cosa para moverse lo menos posible, él aprovechó ese momento para apresarla con fuerza entre sus brazos y pasarse al otro seno, sintiendo al momento como este ya se había erectado ante la anticipación de sus atenciones.
Shizuku estaba suspirando cada vez más y más seguido, no podía evitarlo, la sensación de aquella boca y aquella lengua jugueteando con su cuerpo siempre la hacían perder la cordura, era una tortura dulce y deliciosa que no solía sentir a menudo, cuando Haru la liberó de aquello, decidió cambiar de ambientes, se levantó de golpe y salió de la tina así sin más.
-¿QUÉ DEMONIOS?
-Me harté de la tina.
-¡SHIZUKU!
-Cállate y ven aquí.
Haru no pudo decir mucho luego de que su novia se envolviera en una toalla, metiera la mano en la tina y lo tomara de su miembro para obligarlo a salir, realmente no quería hacerlo, pero ella no le estaba dejando muchas opciones, se dejó guiar fuera de la tina, la dejó colocarle una toalla bastante amplia por encima y la siguió a través del pequeño baño hasta el área donde estaban los futones, el ambiente fuera del baño era frío, el lecho, aunque suave, también se encontraba frío luego del tiempo que habían estado fuera de él, a la castaña no parecía importarle nada de aquello mientras lo obligaba a recostarse entre las cobijas para luego tomar algo de debajo del escritorio, abrirlo y acercarse de nuevo a él completamente decidida.
-Pensé que habías dicho que no había problema hoy.
-Cambié de opinión – Soltó la joven antes de envolverlo en aquella desagradable funda de látex, la sensación fría y apretada no tardó en hacerse presente, era incómodo, pero él había aceptado usarlos sin poner ni un pero.
-Tengo frío de nuevo – Constató Shizuku mientras la toalla se deslizaba por su cuerpo.
-Eso te pasa por salir de la tina antes de terminar, anda, ven aquí, te haré entrar en calor.
Un guiño y un poco de espacio entre las cobijas gruesas y amontonadas a su alrededor fueron suficiente para convencerla de recostarse boca arriba, dejándolo entrar antes de ser completamente engullida por toda aquella tela que habían usado para protegerse del frío un poco más temprano.
Las manos de su novia se sentían frías contra su pecho, el primer contacto lo había hecho saltar ante la sensación, sin embargo, a medida que se iba impulsando en su vaivén podía sentirlas calentándose poco a poco, con cuidado de apoyarse en uno de sus brazos para no dejarse caer sobre Shizuku, Haru comenzó a besarla, acariciando la curva de su cintura con la otra mano sin perder el ritmo, asegurándose de besarla tanto como le era posible por todo el rostro, mordiéndole la parte alta de una de sus orejas en medio de la obscuridad en que estaban sumidos, recorriendo su cuello con la punta de la lengua para degustarla una vez más.
Si bien el frío la había mordido apenas salir del baño, ahora empezaba a sentir como el calor volvía a hacerse con su cuerpo, las caricias de su novio, aquellos besos, esos dientes jugando con una de sus orejas, la humedad y el calor de aquella lengua sobre su piel, realmente estaba disfrutando de aquella actividad, además podía sentir el pecho fuerte y marcado de Haru bajo las palmas de sus manos justo antes de subir una de sus piernas sobre las caderas del pelinegro para tomar más velocidad, era increíble pensar que todo había comenzado porque ella estaba sintiendo demasiado frío como para dormir, ahora en cambio sentía que se incendiaba, demasiado calor como para dormir de cualquier modo, menos mal que era fin de semana.
Pronto el ritmo que llevaban comenzó a ser insuficiente para ambos, sus bocas se habían separado a causa del repentino cambio en la velocidad de cada estocada, las manos de Haru se encontraban una a cada lado del cuerpo de su novia mientras las manos de esta no dejaban de apretarle el trasero, ordenándole ir cada vez más rápido y con más fuerza, unos segundos más y comenzaron a sentir un poco de desesperación al ir tan rápido como les era posible en aquella posición, podrían haber cambiado, pero estaban tan cerca del final que ninguno se dignó siquiera a contemplar aquella posibilidad, un poco más, solo un poco más y Shizuku comenzó a sentir su cuerpo convulsionando mientras soltaba un suspiro de placer mucho más largo que los anteriores, unos segundos más y Haru soltó un gemido ronco y fuerte mientras sentía como alcanzaba el éxtasis, dándole alcance a su compañera de juegos.
Finalmente Shizuku se había quedado dormida debajo de él, Haru estaba a punto de hacerlo cuando recordó algo importante, con cuidado de no moverse demasiado alcanzó una caja de pañuelos desechables, se retiró aquella opresiva envoltura de látex para luego asearse un poco y lanzar tanto los pañuelos como el preservativo a la papelera más cercana, reacomodándose al lado de la mujer que amaba para estrecharla más cerca y compartirle su calor.
Notas de la Autora:
Estuve a punto de no poder concluirlo, pero bueno, lo logré, jejeje, creo que andaba un poco inspirada a causa del manga, y bueno, no dejen de mandar reviews para esta historia tanto si les gustó como si no, todo tipo de comentarios son bienvenidos.
SARABA