¡Hola! ¡Así es, sigo viva! Lo lamento tanto, estos últimos meses fueron tremendamente locos en general que no tuve cabeza para el fic, además ya casi estoy por terminar mi carrera y me estoy encerrando en la escuela -ahorita estoy de vacaciones y por eso me puse a escribir a todo lo que daba y pude- pero ya volveré nuevamente a clases :'v, sin embargo como les dije no la pienso dejar, (ni esta ni "Herederos" la cual ya actualizaré muy pronto, promesa!). Será lento el actualizar pero de que lo hago, lo hago.

Muchas gracias por tenerme tanta paciencia si es que alguien decide seguirla y esperarme xd.

¡Gracias por todos los reviews! Los amo mucho. ¡Les mando besos y que tengan un excelente día!

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BLANCO Y NEGRO

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Capítulo 3

Convivencia

I

Sus manos estaban rasposas y ásperas después de haber dejado la antigua casa de su Reina como nueva, o al menos un poco más limpia de lo que estaba cuando recién llegaron al lugar, se había pasado toda la mañana y parte de la tarde aseando junto con Tights y Lazuli, ya que Lapis y Launch se habían ido a ver la práctica de entrenamiento de los cazadores.

Milk estaba acostumbrada a mantener todo en orden, dentro del clan de las brujas blancas era conocida por ser la más quisquillosa en cuando suciedad se trataba, Launch solía molestarla mucho en ese aspecto haciéndole maldades como aventarle bolitas de lodo o aventarla en charcos de lluvia y tierra, claramente a pesar de que la pelinegra se molestaba rápidamente encontraba alguna forma de vengarse de su amiga y después de leves discusiones las cosas volvían a ser como siempre.

―Mi cintura me está matando ―se quejó la chica de cabellos rubios y ojos azulados sobándose la parte mencionada.

Tights que se encontraba en la parte correspondiente a la cocina preparando guisos con los alimentos que les habían quedado del viaje se rio del comentario de su amiga ―Se nota que Gero los ha consentido bastante bien, tanto tú como Lapis no saben hacer mucho.

Lazuli entrecerró los ojos y se acarició el cuello provocándose un pequeño tronar en él ―Bueno, mi abuelo es muy consentidor, ¿qué podíamos hacer? A él sólo le interesaba que entrenáramos nuestra magia y hablando de eso, ¿por qué no utilizamos nuestros poderes para limpiar? Hubiéramos terminado hace horas.

― ¡Lazuli! Se discreta, nunca sabes quién puede estar espiando ―regañó.

La chica rodó sus ojos azules ―No te estreses tanto Milk, mira, te está saliendo una arruga en la frente.

La primogénita de la Reina de las brujas blancas negó con la cabeza al ver la discusión infantil que mantenían sus dos amigas y decidió echar un vistazo hacia el jardín en donde vio a su hermana menor ocupada con Jurokugo, sabía que había ido a ver a su padre pues su olor la delataba además de su aura un poco inquita mezclada con la de su padre, no podía culparla a final de cuentas, Bulma aún estaba muy pequeña cuando tuvieron que alejarse de él para protegerlo. Decidió seguir con sus labores en la cocina recordando como la peliturquesa intentó inútilmente escabullirse de ella apenas había vuelto a la casa.

Cuando Bulma regresó de su pequeña caminata reveladora en el pueblo, decidió pasarse rápidamente los reclamos de su hermana mayor e irse directamente a la parte trasera de la casa, se había concentrado en limpiar todo el jardín junto con Jurokugo para posteriormente comenzar a sembrar algunas plantas tanto medicinales y otras que servirían como alimento, pues como brujos blancos ellos preferían no alimentarse de otros seres vivos, su conexión con la naturaleza era más fuerte que la de los humanos o la de las brujas negras.

― ¿Fuiste a ver a tu padre cierto?

La voz del hombre que colocaba cuidadosamente las semillas en la tierra para después cubrirlas delicadamente llamó su atención ―Sí ―dijo en susurro y sonrió de lado recordando aquel encuentro fugaz con su amado padre, los años y las batallas contra las brujas negras habían pasado seriamente sobre su progenitor y lo hacía lucir más cansado que nunca, sin embargo nunca borraba esa sonrisa de su rostro y los ánimos de siempre. ―A decir verdad, la razón por la que acepté venir fue para verlo nuevamente.

Una leve brisa envolvió el ambiente haciéndolo ver casi tan relajado como solía estar en la aldea de las brujas blancas ―Lo sé, tu madre me advirtió que no intentara detenerte si querías pasar tiempo con Hakase, cree que te haría bien.

Bulma dejó sus semillas reposar en sus manos y miró al hombre sentado al lado de ella ―Mi mamá… debo admitir que es muy misteriosa, hasta para mí.

―La reina prefiere evitar un conflicto de violencia y ganar a base de jugadas estratégicas, todos tenemos un rol en esta misión que desconocemos, cuando llegue el momento lo sabrás ―el pelirrojo se levantó y sacudió sus holgados pantaloncillos de la tierra impregnada. ―Termina de sembrar eso y vayamos con tu hermana.

La peliazul asintió y colocó las semillas en el hueco correspondiente de tierra para cubrirlo y regarlo con un poco de agua ―Con suerte esto retoñará pronto.

Jurokugo le sonrió y le estiró la mano para ayudarla a pararse, Bulma agradeció el gesto y lo aceptó levantándose para entrar a la casa nuevamente donde Tights los recibió con una sonrisa, muy parecida a la de la Reina, y es que Panchy y Tights eran muy similares ―Ya está la comida, aunque parece que tendremos que ir por Lapis y por Launch, les dije que no tardaran.

―Yo iré por ellos ―se ofreció rápidamente Bulma, su curiosidad por caminar a través de los humanos nuevamente no se hizo esperar.

Su hermana mayor la miró no muy convencida de permitirlo, pero sabía que ella no desistiría así que se dirigió a Lazuli ―Ve con ella, no tarden por favor ―ambas asintieron a la petición de la princesa mayor y salieron de la casa. ―No hagan ninguna tontería ―advirtió la rubia mayor antes de que las dos chicas se alejaran demasiado del lugar.

II

Debía admitir que la habilidad de los cazadores en batalla cuerpo a cuerpo era envidiable, la mayoría de los guerreros eran altos y muy fornidos, había otros que simplemente eran de cuerpo robusto pero la fuerza que poseían era casi sobrehumana, ahora sabía cómo es que podían librar una batalla con las brujas negras aunque ciertamente ellas llevaban la ventaja gracias a sus sucios trucos y su magia.

Pudo sentir un aura mágica diferente a la de ella y sus amigos, rápidamente buscó de dónde provenía y se encontró con el hijo mayor del líder del sur practicando con su hermano menor, a pesar de que este último lucía muy débil físicamente ya que su cuerpo era delgado empero pudo observar que a pesar de que sus enemigos vieran eso como una desventaja para él, él la usaba a su favor mejorando su velocidad y su flexibilidad. En cambio, el mayor de ambos hermanos tenía mucha fuerza en todo su cuerpo a pesar de su corta estatura, vaya, uno pensaba con la mente y otro con los músculos pero ninguno de los dos podía conectarse con la naturaleza a su alrededor, ninguno utilizaba su medio físico.

Observó a cada uno de los demás cazadores y todos resultaron ser lo mismo, todos iban por una pelea visceral, así nunca podrían ganarle a las brujas negras.

Se cruzó de brazos y cerró los ojos pensando en decirle a su amigo que mejor se fueran de ahí porque todo estaba aburrido hasta que una voz lo detuvo ―Así que decidiste venir enano ―era el enorme entrenador calvo de los cazadores que se dirigía hacia el chico de al lado. ― ¿Impresionado por el rendimiento de mis muchachos?

―No mucho en realidad ―subió y bajó los hombros como quien no quiere la cosa.

Nappa quitó su sonrisa burlona y bajó la vista a la chica que había imprudentemente hablado del desempeño de sus cazadores y sobre todo, el mismo desempeño de él como maestro; le reprochó ese comentario con la mirada y tuvo una idea ―Mocosa, si te crees muy buena por qué no peleas con alguna de las chicas, no serán tan rudas.

Launch sonrió de medio lado ― ¿Temes que pueda ser mucha batalla para tus hombres? ―se colocó las manos en ambos lados de su cintura, desafiante.

El alto y robusto cazador arrugó la nariz sumamente molesta por la actitud de la jovencita delante de él, ¿quién demonios se creía? ―Bien veamos qué puedes hacer, engreída. Tien Shin Han, dale una lección a esta niñita.

El cazador mencionado, quien fuera un joven alto, musculoso y totalmente rapado, dejó su entrenamiento con su oponente para acatar la orden de su maestro. Launch sacó un pañuelo de entre sus ropas y se ató su larga y rubia cabellera en un chongo desordenado.

― ¿Segura de lo que haces? ―habló por primera vez Lapis, viendo quién sería la competencia de su amiga.

La chica le lanzó el chaleco que recientemente se había quitado para tener mayor libertad de movimiento ― ¿Acaso no soy la mejor luchando cuerpo a cuerpo de todos ustedes? ―dijo totalmente confiada, además ella no tenía nada que temer, creía en su enorme habilidad y destreza para los combates, esto sería pan comido.

Lapis suspiró ―No hagas nada que te delate ―pidió en susurro con un deje de preocupación en su voz.

Ella asintió y se acercó al campo de batalla donde pelearía con aquel cazador que la miraba sin expresión alguna en el rostro, como subestimándola, eso la molestó en algún punto pero debía controlarse, algo que siempre le decía Uranai Baba es que su imprudencia le podría costar mucho más que su vida misma, así que tenía que limitarse a mantener la calma o por error algún movimiento o hechizo la podría delatar no sólo a ella, sino a sus demás amigos.

― ¡Recuerda tus modales con las damas, Tien! ―escuchó decir a uno de los varios cazadores que servirían de público para ver el combate entre ella y el patético cazador que tenía en frente.

Su contendiente se colocó en posición, listo para atacar en cualquier momento, así que ella hizo lo mismo, observó su postura: era firme, bien podría aguantar un golpe muy duro y se mantendría de pie. Pero eso no le serviría con ella y se enteraría.

El silencio se hizo presente entre todos, inhaló y exhaló el aire observando los fieros ojos de la muchacha recién llegada que venía a retar repentinamente a los cazadores, no observó nada más ella, sólo vio a una chica linda y que a simple vista era frágil, pero sabía que juzgar así a las personas no le servía de nada y era algo que sus compañeros siempre hacían en batallas con las brujas, empero él tenía su propio método de pelea y siempre le había funcionado, sí, seguía las mismas reglas que le imponía Nappa sin embargo a la hora de la verdad él usaba su propio estilo.

Los músculos tensos de la chica y un leve hundimiento en la tierra en su pie izquierdo le advirtieron que atacaría en aquel momento y así fue como sucedió, lanzó un puñetazo directamente al rostro de él y pudo eludirlo, sin embargo la patada que lo esperaba al esquivar el golpe anterior ya lo esperaba y se sorprendió con la rapidez de la rubia. Sus compañeras no eran así de ágiles, tomó esa ventaja referente a que no portaba ningún arma u objeto pesado en su poder y por eso podía moverse tan rápido, sus ropas eran ligeras, en cambio las ropas de él y de todos los cazadores en general eran muy pesadas para mejorar el entrenamiento; pero esta vez no se dejaría engañar por esa chica.

Al ver la actitud recia de él pudo darse cuenta de que por fin la tomaría en cuenta como se debe, que toda esa actitud de subestimarla se iría a la basura y para ella eso estaba bastante bien, quería demostrarle a esos cazadores que no era una débil y simple humana como ellos. Las imágenes de su hermana siendo ejecutada por alguno de esta aldea pasaron rápidamente en su cabeza, cerró los ojos fuertemente alejando esta idea, tenía que controlarse.

―Launch, tranquila ―la voz suave de su amigo la alivianó un poco y recordó en qué estaba, se despabiló y apenas pudo esquivar el golpe bien intencionado que su contrincante le ofreció. Se arrastró por el piso y con unos giros bien ejecutados se alejó y se levantó.

El hombre sonrió ―No lo haces nada mal, sin embargo, no esperes que te deje tener la victoria tan fácilmente ―se abalanzó contra ella y al leer cómo iba a esquivar aquel ataque fue más rápido y la alcanzó a tomar de un brazo, o eso pensó.

La rubia sonrió complacida al ver que el muy tonto por estar pensando únicamente en atraparla no se dio cuenta de que en sus giros logró acercar la rama de un árbol para utilizarla a su favor, y vaya que le había sido de mucha utilidad. Al verlo en su estado de confusión lo derribó rápidamente y le aplicó una llave torciendo su brazo en su espalda.

Había ganado.

III

La multitud anonadada, el silencio sepulcral y las miradas reprobatorias la hicieron pensar en lo peor, y lo peor era que sus amigos se habían metido en líos mucho antes de lo que esperaba, miró a Lazuli y ambas apresuraron su paso para ver lo que ocurría, cuando llegaron ambas pudieron apreciar como Launch derribaba a un cazador y lo sometía fácilmente, sinceramente no se sorprendieron, ella siempre había sido una salvaje a la hora de las peleas cuerpo a cuerpo.

Divisaron a un complacido Lapis entre la multitud y se acercaron rápidamente a él, su hermana gemela fue la primera en preguntar ― ¿Qué demonios están haciendo?

―No vengas de aguafiestas, Lazuli, mira a Launch ―señaló a la chica que se levantaba con una victorial sonrisa y encaraba al entrenador. ―No la había visto tan feliz desde años atrás, creo que pudo soltar algunas frustraciones.

La peliturquesa le dio un golpe en el brazo a Lapis en modo de regaño ―Y dicen que la imprudente soy yo.

Los sonoros pasos del hombre calvo y bigote resonaron en la dura tierra del lugar, caminó hasta quedar frente a Launch y bajó su cuerpo hasta quedar a su altura, frunciendo el ceño se acercó para inspeccionarla de cerca ― ¡¿Cómo pudiste vencer a uno de mis mejores soldados?! ―gritó a todo pulmón haciendo que la chica produjera una mueca de desagrado. ― ¿Cuál fue tu trampa?

―Yo no hice ninguna trampa ―contestó indignada y cruzándose de brazos. ―Soy astuta, veloz y sé pensar, así es como gané ―se dio la media vuelta caminando hacia sus amigos.

Nappa observó como Tien se sobaba la parte adolorida de su brazo ―El entrenamiento será más pesado para ti, ¿entendiste?

―Sí señor ―por su parte, el aludido no se daba crédito al hecho de que una niña lo hubiese derrotado tan fácilmente y con una artimaña como esa, en definitiva quería la revancha.

La chica se deshizo del chongo abultado sacudiendo sus ondas doradas ― ¿Qué tal estuvo?

―El último movimiento, magnífico ―respondió Lapis chocando palmas con su amiga. ―La cara de ese imbécil fue… monumental.

― ¿Qué hacías peleando con un cazador? ―la voz de Lazuli fue tormentosa y seria, estaba molesta, a pesar de que a ella también le producía gracia el hecho de que los cazadores se hubieran impresionado tanto por la destreza de Launch también tomaba su responsabilidad en la misión más que su hermano inclusive. ― ¿Tienes idea del desastre que pudo haber pasado?

― ¿Y qué es eso tan desastroso que pudo ocurrir? ―la voz masculina de un cazador los alertó a todos, giraron hacia donde el que había interrumpido y se toparon con que se trataba del hijo mayor del líder del clan del sur, Vegeta.

Bulma carraspeó ―Se pudo haber roto algo, eh, Launch es de… huesos frágiles ―mintió lo mejor que pudo fingiendo preocupación en los falsos huesos frágiles de su amiga.

El chico de cabello negro hizo una mueca de desconfianza ―Pues para ser de "huesos frágiles" resistió muy bien todo el combate.

―Launch se ha lastimado otras veces cuando practica y temíamos que eso ocurriera ―agregó la rubia de cabello lacio a la treta.

La mirada sospechosa de Vegeta no se hizo esperar, no había conocido a alguien que tuviese tanta rapidez, claro está, a excepción de las brujas negras y por un instante creyó que la chica era una de ellas, pero al no ver indicio de malignidad en ella descartó esa idea ―Bien, a pesar de que humillaste la credibilidad de Nappa como entrenador, estoy seguro de que pronto te llegará la invitación de unirte a nosotros ―se cruzó de brazos mientras hablaba y veía la expresión de Launch.

―Sería todo un honor ―bufó fingiendo emoción, en sus adentros le asqueaba la idea de pertenecer a uno de ellos, sin embargo debía dejar ir esos demonios del pasado para poder ayudar a derrotar a la bruja negra.

―Debemos irnos, Tights nos espera ―habló Bulma rompiendo el silencio incómodo que se había formado. Los demás hicieron caso encaminándose a la vieja casa de la granja del pueblo.

―Aguarda ―la orden de Vegeta los detuvo. ―Tú, la del cabello azul.

Bulma los miró y asintió con la cabeza dándoles a entender que se adelantaran, que ella estaría bien. Vio cómo sus amigos se iban y caminó hasta quedar cerca de quien la había detenido ― ¿Qué ocurre?

― ¿Peleas? ―preguntó altaneramente el cazador estudiándola de arriba hacia abajo, había algo en ella que no le gustaba y quería vigilarla lo más de cerca posible. Presentía que ellos eran cómplices de las brujas negras y que ellos estaban ahí para estudiarlos y darles advertencias a las brujas negras de sus movimientos, debía ser precavido, después hablaría con su padre del tema. Por lo mientras quería probar a aquellos forasteros, y más a esa chica de mirada oceánica.

―No soy tan buena como Launch en peleas cuerpo a cuerpo, pero sí sé usar la espada doble ―respondió orgullosamente a la posición ególatra del joven.

Vegeta colocó una expresión suspicaz en su rostro ―Vienen bien preparados para proceder de una aldea donde las brujas no habían atacado hasta hace poco ―caminó alrededor de ella de una manera felina, despacio y observando cada rincón de la muchacha buscando indicios de algo que la delatara para no confiar en ella, para no creer en esa cara y esos ojos tan puros que lo acechaban.

―Es época de guerra, queríamos estar preparados… lamentablemente, no estábamos ahí para defender nuestro hogar cuando atacaron.

― ¿Qué hacían cuando eso ocurría? ―preguntó abruptamente colocándose detrás de ella. Inhaló disimuladamente su aroma, dulce, como la niña de aquel bosque.

Bulma se giró para verlo de frente, frunció el ceño al ver la sospechosa actitud de él, seguramente él sabía algo, debía ser totalmente cuidadosa para no ser lengua larga y arruine algo ―Ya se los dijimos, nosotros nos dedicamos más al cultivo de plantas, tanto para medicinas como para nuestro propio alimento. Las plantas que estábamos estudiando sólo podían crecer en el ambiente alejado de nuestra aldea y por eso no estuvimos cuando fue atacada.

―Es una enorme coincidencia, además no fueron atacados mientras venían para acá, es un gran trayecto para no haber sido detectados.

La peliazul suspiró fastidiada ― ¿Qué insinúas?

―Ustedes son aliados de esas brujas negras, no sé qué trato tengan con ellas ni qué demonios les hayan ofrecido esas arpías para traicionar a su aldea y venir ahora en contra de nosotros pero te juro que lo averiguaré ―no le dio tiempo a la chica de contestar absolutamente nada porque se alejó lo más rápido que pudo a continuar con su entrenamiento.

La chica lo miró con enojo, ¿qué le pasaba? Ella había dejado la comodidad de su poblado, a su querida madre y amigos, una vida relativamente tranquila para ofrecerles ayuda a los cazadores y lo primero que hacía uno de ellos era juzgarla de traidora y mentirosa, aceptaba lo de mentirosa, ¡pero era por una buena causa! Pero traidora jamás, una bruja blanca siempre ayudaba a quienes se lo pedían siempre y cuando su intención fuera para mantener el equilibrio de la energía mágica, aquel hombre no estaba en posición de juzgarla, les estaban salvando prácticamente el trasero ya que a pesar de que todos los guerreros eran fuertes sabía que le podrían hacer mucho duelo a lo poderosa que era Margot.

Arrugó sus labios e hizo un gesto con su nariz a modo de desprecio cuando el cazador volteó disimuladamente a ver si ella se había ido o seguía ahí, el contacto de mirada que tuvo con él fue corto y rápido, decidió que era mejor darle alcance a sus amigos y hablarles acerca de lo que Vegeta le había dicho, pues ahora que él sospechaba de ellos injustificadamente debían cuidarse mucho más para que toda la aldea no se levantase en su contra y los quisieran quemar cuales viles gusanos negros.

Caminó a prisa siguiendo el camino que ya se había memorizado bien para su nuevo hogar, iba tan molesta que no se dio cuenta de que alguien estaba parado justo delante de ella hasta que chocó con dicha persona ― ¡Lo lamento tanto! ―dijo enseguida viendo que a quién casi atropellaba con su presuroso paso fue a su padre. ― ¿Le hice daño?

―Nada de eso pastelito, eres tan ligera que creí que había sido un niño pequeño quien me había estrellado ―el hombre de bigote se rio ante su propio comentario y la chica le siguió el juego. ― ¿Sabes? A veces me gusta quedarme parado en medio de la aldea para observar.

― ¿Y qué es lo que observa? ―quiso saber curiosa.

Hakase levantó su mirada al cielo e inhaló hondo y lento ―La naturaleza, observo a la gente que viene y va, su comportamiento y cómo conviven.

―Es usted una persona muy observadora ―contempló el cielo de la misma manera que el hombre de edad a su lado.

El doctor de la aldea sonrió ―Igual que tú, pequeña. No sé por qué, pero tengo el presentimiento de que nos parecemos un poco.

―Claro que nos parecemos ―soltó de repente y se arrepintió al ver la cara interrogante del hombre. ―Quiero decir, yo también tuve esa sensación de que tenemos una conexión por alguna razón desconocida ―rio nerviosa suplicando que su padre no se fijara en el desliz que tuvo.

―Tienes razón, y qué bueno que te veo porque justamente estoy necesitando un asistente que me ayude, soy el único doctor aquí y a veces no me doy abasto, ¿qué te parece si te enseño lo que sé y me ayudas un poco? ―la peliturquesa sintió como el mundo le sonreía, ¡pasaría más tiempo con su padre! De repente toda esa molestia que el hijo mayor de los Ouji le hizo pasar se esfumó inmediatamente al recibir tan excelente propuesta por parte del doctor.

― ¡Estaría totalmente encantada! ―dijo emocionada y con un brillo especial en la mirada.

Hakase le sonrió en modo paternal y le acarició la cabeza ―Te espero en el consultorio mañana cuando el sol toque la casa de la granja. Bulma sintió especial curiosidad de porqué precisamente en ese momento, el doctor lo adivinó y respondió antes de que preguntase. ―Desde que tengo memoria siempre he abierto específicamente a esa hora mi consultorio, siempre me fijaba en qué momento el sol tocaba el primer rincón de esa casa y para mí a esa hora comienza el día.

― ¿Recuerda algo de la mujer que habitaba la casa en la que estamos?

El doctor hizo una mueca tratando de hacer memoria ―Creo que de igual manera llegó y se convirtió mi asistente y me siguió cuando la aldea Saiya se dividió en norte y sur yo tomé la decisión de irme para allá, ya que un amigo mío, Gohan se quedaría aquí y servía de doctor, lamentablemente él murió hace cinco años. Pero de repente ella ya no apareció, creo que regresó a su aldea de origen, no la he vuelto a ver y aunque la volviese a ver no lo sabría, sinceramente no recuerdo su rostro ―admitió avergonzado de aquello.

Bulma sonrió tristemente, en verdad nadie recordaba que su madre sí, se había ido al sur con él y habían tenido dos hijas que criaban juntos con amor hasta que tuvieron que marcharse de ahí por seguridad de todos.

―Nos veremos mañana ―dijo con toda la intención de irse.

El hombre de cabello canoso la detuvo antes ―Lamento molestarte tanto, pero me gustaría darte un libro para que lo leas y me des tu opinión.

La peliazul sonrió complacida ― ¡Por supuesto!

―Está en el consultorio, ¿vamos? ―propuso el doctor abriéndole paso a la jovencita, quien asintió enérgicamente y a su lado caminaron hasta el lugar de destino.

IV

Lapis se quedó un poco preocupado de haber dejado a Bulma con aquel sujeto de mirada fría, tenía la impresión de que él no confiaba en las buenas intenciones que todos ellos tenían por ayudar a su nada agradable aldea, sin embargo sabía que la peliturquesa era fuerte y podía manejar cualquier situación en la que aquel sujeto la pusiera así que de un momento a otro decidió relajarse un poco.

Llegaron a la casa donde Tights y Milk ya los esperaban con la comida lista, sin embargo al notar la presencia de su hermana menor, la primogénita de la Reina no dudo en preguntar ― ¿En dónde está Bulma?

―Un cazador la detuvo para no sé qué ―respondió Lazuli yendo directamente a la cazuela donde estaba la comida hecha y caliente, se apresuró a añadir algo más antes de que la princesa mayor reclamase. ―Ella dijo que estaría bien sola.

Tights bufó ―Y ahí van a creerle, comiencen, iré a buscarla.

―Tights, déjala, ya no es una niña pequeña ―reprendió Launch a la de rubia de ojos negros que se apuraba a la salida ignorando su comentario. ― ¿Por qué todos me ignoran?

― ¿Estabas hablando? ―bromeó Lapis con actitud seria ganándose inmediatamente un golpe de la rubia de cabello largo y ondulado.

―Sólo espero que Bulma no haya metido la pata ―suspiró Milk mientras servía la comida en tazones y se los pasaba a sus amigos que se habían acomodado en la mesa que estaba instalada en una parte de la casa. ―Es un poco lengua suelta.

Launch se metió una cucharada de comida en la boca y no esperó a terminar de tragar para hablar ― ¿En verdad crees que ella sería tan idiota? Sí, es atolondrada y distraída, pero no es lengua suelta.

―No hables con la boca llena Launch ―pidió Lazuli con asco y diversión al verla. La susodicha subió y bajó los hombros en forma de restarle importancia a su petición tan delicada, a su parecer.

Lapis se rio ― ¿Cuándo te hiciste tan delicada? Te recuerdo que eras tú la que hacía encantamientos de lodo y gusanos.

―Ustedes dan asco ―comentó la pelinegra yendo a sentarse a la mesa junto con sus amigos. ―Dejando lo de Bulma a un lado, al que no he visto desde hace rato es a Jurokugo.

Launch esta vez tragó todo su alimento antes de hablar tomando en consideración la petición de su amiga de ojos azules ―Ya sabes cómo es, debe estar teniendo esos momentos de trance con las plantas e insectos.

―No es un trance, es una conexión especial que muy pocos brujos blancos logran dominar para estar al tanto de todo lo que ocurre en el entorno gracias a la naturaleza ―informó el único varón de la mesa en un tono crudo y serio, pues él respetaba mucho ese tipo de conexión mágica entre los seres vivos y era el principal interesado en aprenderlo, a pesar de que varias veces le habían dicho que aún le faltaba mucho por saber y vivir, él sentía que podía hacerlo si se lo proponía.

Lazuli miró con interés a su gemelo, muy raramente lo veía hablar apasionadamente de algo, pues el chico no era alguien que se impresionase fácilmente, sonrió casi imperceptible y se comió otra cucharada más de su alimento, masticó lentamente y cuando su boca estuvo vacía quiso saber algo de Launch ― ¿Por qué peleaban tú y ese cazador?

Milk inmediatamente tosió espantada ― ¡¿Peleaste con un cazador?! ―preguntó alarmada y con los ojos bien abiertos.

La culpable de la pelea rodó los ojos ante la actitud de su amiga pelinegra ―Fue una lucha cuerpo a cuerpo, y en realidad buscaban retar a Lapis, yo estaba a su lado, el calvo llegó preguntando qué opinábamos acerca del desempeño de sus cazadores y yo respondí, después la pelea fluyó para que comprobara si era cierto que eran tan buenos como decían.

―En realidad ―interrumpió el chico de ojos azules. ―Me preguntó a mí y Launch interrumpió imprudentemente como siempre, aunque la verdad fue divertido, ya me había aburrido de verlos entrenar ―se levantó para servirse otro plato de comida.

― ¿Y tú estás bien? ―cuestionó Milk con angustia en su mirada. ― ¿No te lastimó?

Launch negó con la cabeza ―Ese tipo es muy bueno, en realidad todos los cazadores son bastante buenos, por algo han sobrevivido, sin embargo no saben utilizar su medio, sólo usan su cuerpo y sus armas, por eso fue muy fácil ganarle con un movimiento tan simple.

Lapis se rio llegando a la mesa nuevamente ―Debiste ver su cara de idiota.

―Aunque ―Lazuli dejó su tazón a un lado pues ya había terminado de comer. ―No estaba nada mal aquel sujeto, ¿no?

― ¿Qué estás insinuando? ―arqueó una ceja la rubia de cabello largo.

Lazuli subió y bajó los hombros despreocupadamente ―Quizá te puedas llevar muy bien con ese cazador.

―No seas tonta Lazuli, sabes muy bien las reglas impuestas por la Reina, nada de intimar con los cazadores ―argumentó Milk ante el comentario de la ojiazul.

La gemela recargó su mentón en una mano y suspiró ―Qué aburrida eres, no te estoy diciendo que te enamores, sólo que… te diviertas.

―Qué zorra ―se quejó Lapis. ―No te quiero ver con ningún cazador, ¿entendiste?

Lazuli le enseñó la lengua a su hermano ―Te recuerdo que soy la mayor, así que no me puedes ordenar.

―Ya tranquilos, esta vez estoy de acuerdo con Milk, no podemos tomarnos ese tipo de libertades además te recuerdo que esta gente mató de una manera cruel a mi hermana ―sentenció Launch y se concentró en su comida dando por zanjado el tema.

Los demás ya no dijeron absolutamente nada acerca de eso y se dedicaron a comer esperando que ambas princesas volviesen pronto a casa y no se metiesen en problemas.

V

Tights recorrió gran parte de la aldea sin éxito, comenzó por el campo de entrenamiento esperando encontrarla hablando con aquel que la detuvo sin embargo no logró divisarla a lo lejos, así que había ido a los establecimientos de comercio pero no tuvo indicios de Bulma por ninguna parte y eso la empezó a preocupar, intentó buscarla telepáticamente pero no pudo por la lejanía a la que se encontraba, aun no dominaba completamente su don y le era difícil usarlo en ocasiones.

Decidió ir al campo de entrenamiento de los cazadores nuevamente pensando en buscar más de cerca, era cierto que no le tenía miedo a los cazadores, sin embargo tampoco quería inmiscuirse tanto con ellos. Llegó a la zona ignorando las miradas de algunos cazadores, bien sabía que no sólo el aspecto físico les atraerían a los hombres, sino también el aura de magia que la rodeaba tanto a ella como a los demás era llamativo para los habitantes de aquel poblado.

No la vio por ninguna parte y esta vez consideró preguntarle a alguien, se acercó al grupo de cazadores más cercano que encontró, ellos hablaban y reían a boca suelta, los humanos se le hacían un tanto bárbaros y no confiaba en ellos pero esperó que al menos esas personas pudiesen decirle el paradero de su hermana menor.

Se acercó al grupo y habló llamando la atención de todos ―Disculpen, ¿han visto a una joven de cabello y ojos azules por aquí?

Uno de ellos, el más bajito de todos, que bebía aparentemente alcohol en un tarro contestó dirigiéndose a otro cazador que se encontraba sentado en un banco de madera, solitario afilando su espada a unos pocos metros de ahí ―Hey Vegeta, ¿no es la chica con la que hablabas hace rato?

El susodicho levantó la vista de su espada y la centró en sus compañeros y luego en la chica de cabello rubio y largo hasta poco más debajo de los hombros, se levantó de su lugar acercándose al pequeño tumulto ― ¿Y tú eres?

―Su hermana mayor, y la busco porque ya se retrasó para la hora de la comida ―respondió tratando de ser lo más educada posible. La actitud de aquellos hombres no le agradaba en nada.

― ¿Y por eso interrumpes nuestra práctica? ―preguntó otro cazador más alto que Vegeta, altanero cruzándose de brazos.

Tights se mordió la lengua antes de contestar de mala gana ―Lo lamento, pero como los vi haciendo nada, creí que no les importaría.

El mismo cazador iba a contestar pero una mano en su hombro lo detuvo ―Basta Raditz, ella sólo quiere saber sobre su hermana, la vi hace poco dirigiéndose al consultorio del doctor Hakase ―le indicó cómo llegar a dicho lugar y Tights le agradeció, pudo percibir que aquel hombre no era tan salvaje como los demás y eso le agradó, podía darle razón a su madre en el hecho de que "no todos eran iguales".

Los cazadores vieron cómo se alejaba con prisa en dirección a donde su hermana estaba.

Raditz le dio un golpe en el brazo a aquel que le había indicado las cosas a la joven rubia ―No vuelvas a interrumpirme Kakarotto, o te tiraré los dientes.

El cazador de cabello negro alborotado se rio quedamente ―Hermano, no me digas que tratabas de impresionarla con tu porte de macho.

El hermano mayor chistó la lengua y desvió la mirada a un punto incierto, fue cuando el cazador más bajo habló ―No lo culpo, las chicas que llegaron recientemente son muy bonitas, especialmente la de cabello lacio rubio y ojos azules penetrantes ―suspiró recordando a la chica que describía.

Otro cazador, el que se había enfrentado con Launch se burló ―Olvídalo Krillin, está fuera de tu liga.

Krillin arrugó su entrecejo claramente ofendido ante aquel comentario ― ¿Tú qué vas a saber? ―dijo molesto pero se le ocurrió otra idea de inmediato para molestar a Tien Shin Han. ―Aunque no puedes negar que aquella chica que te pateó el trasero es bella. Supo cómo aniquilarte en minutos.

―Cállate ―bramó Tien Shin Han.

Vegeta gruñó por el comportamiento de su equipo y ordenó ―No quiero que se acerquen a ellas, ¿entendido?

― ¿Y por qué no? ―se quejó Kakarotto.

―Imbéciles, ustedes todo lo toman a la ligera, ellas pueden ser aliadas de las brujas negras ―explicó haciendo que los demás lo considerasen un poco. ―Es muy curioso que sólo los más jóvenes hayan escapado de la aldea, además tenemos mapas de todas las regiones dentro y fuera de la Montaña Mizuiro y no hay ningún poblado registrado en donde dicen proceder.

Tien Shin Han se colocó una mano en el mentón a modo de reflexionar lo que decía ―Tienes razón es sospechoso y sinceramente para ser una simple jovencita tenía más fuerza que alguien de su edad y con su estructura corporal.

―Más bien te avergüenza decir que perdiste frente a una chica ―bromeó Kakarotto ganándose una mirada severa de su amigo.

―Pues yo no veo nada anormal o maligno en ellas y las estuve observando ―comentó casual Krillin ganándose unas miradas sugerentes por parte de sus dos amigos. ― ¡Lo hice para asegurarme de que no mintieran, no por otra cosa! ―se explicó.

―Da igual ―interrumpió Vegeta. ―Quiero que estén atentos a cada movimiento que ellas hagan, no bajen la guardia y no se atrevan a relacionarse con ellas ―amenazó fieramente a sus camaradas. ―Y si llegan a ver algún indicio de brujería, córtenles la cabeza.

Y sin más, el cazador tomó su espada enganchándosela a la cintura y caminó lejos del campo de entrenamiento.