Han pasado 243 años... pero volví xD. Más de un mes en tardar en publicar, esto no es de Dios, pero me ahogo en tareas y como ya vienen los finales, estoy que reviento, pero tuve un mini puente y aproveché en escribir este último capítulo. Sí, como leyeron, este es el capítulo final de este fic *llora un río*
De verdad ya moría por terminar esta historia e iniciar con la siguiente pero lo más seguro es que la comience finalizando el semestre pero la verdad es que no se que día termine xD yo pienso que a mediados de este mes.
Reviews:
sslove: Yo también amo leer fics de estos dos juntos, siempre andan haciendo un desmadre que ni quien los pare, especialmente Kanon que ni con una camisa de fuerza puede estar quieto xD. Hahaha se me fue el "avión" y no me fijé en ese detalle, y pues como casi siempre hago los capítulos en la madrugada, se me van más ese tipo de errores D:
Ahora, los dejo con el último capítulo. Espero que les guste n.n
CAPÍTULO 6: Lo más importante
Shion, Máscara Mortal y Alcander se encontraban justo detrás de los gemelos. Abrieron nuevamente el portal a otra dimensión, se podía sentir un intenso poder al ser creado por ambos cosmos de los caballeros de Géminis. Se podían apreciar como centenares de dimensiones cambiaban con el pasar de los segundos.
Saga sintió como se le doblaban levemente las rodillas por el agotamiento pero usaba todas sus fuerzas para mantenerse de pie.
-Hermanito, no me digas que estás cansado- decía Kanon con un tono sarcástico.
-Ya quiero verte haciendo esto después de casi veinte minutos sobre explotando todo tu cosmos para luego volverlo a hacer- se defendió el gemelo con evidente cansancio en su voz.
-¡¿QUE?!- exclamó el gemelo menor girando rápidamente la cabeza en dirección a su hermano- ¿y no te has muerto?
Saga solo rodó los ojos bastante fastidiado.
-Saga- esta vez habló Shion algo preocupado por el estado del gemelo mayor- no es bueno que te esfuerces demasiado.
Alcander sentía mil emociones. Sabía que si Saga hacía otro esfuerzo mayor como el de hace rato, su vida estaría en riesgo y se ocupaba el poder de los geminianos, uno sólo no podría lograrlo. Por otro lado, deseaba con todo su ser que el del tercer templo aguantara un poco más con la esperanza de que el alma de Manigoldo fuera rescatada, pero un "estás siendo un egoísta" en la mente del infante le retumbaba haciendo que se sintiera terriblemente culpable.
-Por favor Señor Saga- habló Alcander muy preocupado- no quiero que vaya a perder la vida por culpa de mis caprichos.
-Cállate- ordenó el peli azul- ni un caballero debe de darse por vencido para salvar algo o alguien que realmente importa aun si tu cuerpo se hace pedazos. Eso tienes que aprenderlo muy bien si aspiras ser un caballero- dijo seriamente aguantando aquel dolor que comenzaba a hacerse presente de nuevo, dejando a un Alcander boquiabierto por aquellas palabras.
-A pesar de que ese niño te ha causado problemas eres muy amable con él, hermanito- se burlaba Kanon.
-Te patearé ahí dentro si no te callas Kanon- amenazó el mayor.
Comenzó a pasar el tiempo.
Ya habían pasado cerca de diez minutos, a pesar del gran poder de los gemelos, aún no había rastro del alma del antiguo caballero de Cáncer. Saga intentaba disimular el agotamiento y Kanon, al parecer, aun se encontraba en buenas condiciones.
Volvió a pasar el tiempo. Ya iban veinte minutos.
-¡AH!- soltó un quejido Saga apoyando de un de repente la rodilla derecha en el piso debido al dolor y cansancio, pero no dejaba de proyectar su cosmos.
-¡Saga!- exclamaron todos.
Kanon ya comenzaba a presentar síntomas de fatiga por todo el gran poder que estaba utilizando y sentía como sus nervios le hormigueaban y dolencias en su cuerpo se hacían presentes.
-Alcander- Máscara se puso a la altura de su hijo- yo también quiero que el alma de tu amigo se salve, pero Saga se encuentra en un estado crítico y Kanon no tardará mucho. Pueden ser muy poderosos pero recuerda que siguen siendo simples mortales, no son dioses como para hacer algo así. Llegará un punto en que ya no resistirán. Quizás, después de todo no se pueden regresar las almas de otras dimensiones.
El niño permaneció en silencio sin quitarles la vista a los agotados gemelos que ya no se veían para nada bien, especialmente el mayor. Apretó con fuerza sus puños y no salía del gran dilema si desistir para no arriesgar innecesariamente la vida de aquel par de caballeros o aguantar solo un poco más ya que después de todo eran caballeros dorados ¿o no? Pero seguía siendo un pensamiento egoísta.
Cerró con fuerza sus orbes esmeraldas sin saber que maldita decisión tomar, hasta que escucho otro quejido de dolor. Esta vez, provenía de Kanon. También había caído sobre una de sus rodillas pero sin dejar su labor.
-Alcander- ahora era el patriarca quien le dirigía la palabra al pequeño sin dejar de observar al par de hermanos- esta decisión será tuya ya que tú eres el interesado- Alcander abrió los ojos como platos- tu decidirás si quieres que ellos sigan en la búsqueda del alma de Manigoldo o que paren y no vuelvan a hacer esto nunca. Ya miraste lo peligroso que es hacer esto. No te miento,que yo también siento una profunda tristeza al saber que el espíritu de quien solía ser mi compañero de armas se perderá por siempre, pero al seguir con esto, perderemos a dos buenos caballeros y amigos. Así que tu decide, ya es tiempo de que vayas tomando este tipo de decisiones, pero hazlo rápido.
-No se…- la incertidumbre de saber que hacer creaba un terrible caos dentro del niño. ¿Qué debería de hacer?
Los orbes esmeraldas miraban por todos lados mientras pensaba que maldita decisión debía tomar, hasta que comenzó a sentir como el cosmos de Saga comenzaba a debilitarse y escuchaba como inconscientemente liberó un agonizante quejido.
-¡Ya basta!- exclamó Alcander mientras salía corriendo rumbo con los hermanos.
-¡Alcander!- llamó el cangrejo pero Shion lo detuvo negándole con la cabeza.
-¿Qué no quieres que salvemos a tu amigo?- cuestionó Kanon con un dejo de dolor en su tono de voz.
-¿A caso no comprendiste nada de lo que te dije?- ahora era Saga quien reprendía al niño.
-Es muy egoísta de mi parte hacer que hagan algo imposible que acabará con sus vidas ¡ya paren por favor!- pedía desesperadamente mientras unas lágrimas se asomaban en sus ojos.
-Como dijo Saga- habló el gemelo menor girando su vista hacia el infante- aunque tu cuerpo se haga pedazos, un caballero nunca se da por vencido y para nosotros es un honor ayudar ¿verdad hermano?- la cuestión la hizo animadamente a pesar del dolor volteando a ver a Saga.
-Por primera vez estás de acuerdo conmigo- contestó con orgullo.
En eso, el del tercer templo comenzó a tambalearse estando a punto de caer.
-¡Saga!- llamó con fuerza Alcander corriendo a lado del santo deteniéndolo de los hombros.
A pesar de su condición, el gemelo seguía sin darse por vencido pero era tanto el dolor y la fatiga que ni siquiera sentía que Alcander lo estaba deteniendo.
-Saga, es suficiente- ordenó el patriarca.
-Un caballero de oro… jamás se da… porvenci…- el peli azul no pudo terminar de hablar cuando en eso, sangre comenzó a brotarle por la boca y ojos causando un dolor inimaginable corriendo por sus terminales nerviosas. Pero como caballero seguía sin distraerse de su labor.
-¡Herma…!- llamaba el menor pero terminó en la misma condición que Saga, pero al igual que él, nunca dejó de usar su poder.
-¡KANON!- gritó Alcander quien aún sostenía a Saga y mirando al menor- ¡MANIGOLDOOOOO!- volvió a gritar pero esta vez, en dirección al portal.
En ese momento, una dimensión quedó suspendida y una luz comenzó a hacerse cada vez más y más brillante hasta que una explosión de energía se liberó del portal sacando a todos los presentes volando, estrellando a Máscara Mortal y Shion en unos pilares, Alcander en la pared al igual que los gemelos solo que Saga quedó arriba del infante debido a que este nunca dejó de sostenerlo.
Todos quedaron seminconscientes a excepción del oji verde que con dificultades se puso de pie. Alzó la vista y se dio cuenta que aquel portal no se había cerrado y seguía emitiendo aquella misma brillante luz, que, tan pronto como permaneció ahí, desapareció a la velocidad de la luz dejando un punto blanco en el centro en donde solía estar el portal.
-¡NO!- exclamó Alcander con desesperación.
-¿Qué le pasó al portal?- Kanon levantó despacio medio cuerpo apoyándose sobre sus codos.
-Se ha cerrado- contestó el patriarca, poniéndose de pie.
Máscara Morcal se sentó apoyando su espalda contra uno de los pilares. Observó a Saga quien permanecía seminconsciente en el suelo mientras su hermano sentarse a un lado de él colocando con cuidado la cabeza del mayor sobre sus piernas; podían llevarse tremendamente mal en ocasiones, pero se querían como los hermanos que son. Por último, observó a su hijo que se encontraba de pie, petrificado como si hubiese visto el escudo de Medusa de Argol. Su respiración se volvió acelerada, tenía sus puños cerrados con fuerza y el resto de su cuerpo se encontraba tenso.
-Soy un imbécil- se repetía Alcander una y otra vez en su mente, sintiéndose culpable en todos los aspectos.
-Lo… s-sien…to…- habló una débil voz que provenía de las espaldas del niño.
-¡Saga!- se giró rápidamente y corrió a su lado, se colocó en cuquillas y tomó la mano derecha del santo entre sus aun pequeñas manos, observando los residuos de sangre en el rostro del gemelo- dime que te pondrás bien, Saga- le suplicaba mientras varias lágrimas recorrían las blancas mejillas de Alcander.
-No… t-te p-preocupes…- su tono era cortado por el intenso dolor- perdón mocoso- se disculpó, dirigiendo sus orbes entre cerradas hacia el niño.
-No te disculpes…- pronunció con dificultad, apretando la mano del geminiano- fue mi culpa por ser tan egoísta, ya casi les causaba la muerte a ti y a Kanon.
-Pero tu querías salvar a tu amigo- Kanon habló esta vez.
-Pero eso no justifica lo que les pasó, quería salvarlo para sentirme bien conmigo mismo… no merezco ser un caballero.
-Acabas de aceptar tu error, es un paso para convertirte en caballero- habló animado el cangrejo dirigiéndose a pasos lentos hacia su hijo.
-Papá…- musitó el niño aun con lágrimas en los ojos.
-Kanon, lleva a Saga a su habitación y luego llama a un médico del santuario- ordenó firmemente el ex santo de Aries.
-De inmediato patriarca- respondió el gemelo menor. A pesar del daño, fue menor que el de su igual. Lo cargó en brazos y caminó lentamente. La poderosa mano de Saga se zafaba con delicadeza de entre las manos del menor.
Pronto, ambos hermanos habían desaparecido del lugar.
-Máscara- habló Shion- será mejor que te lleves a tu hijo al templo de Cáncer para que descanse, igual tú. Necesitas atenderte esas heridas.
-No se preocupe su ilustrísima- respondió sin mucha emoción.
El de la cuarta casa caminó despacio hacia su primogénito y lo abrazó de los hombros para llevárselo. No puso resistencia cuando en eso, sintió la presencia de una débil alma. Máscara también pudo sentirlo.
-¿Eh?- Alcander giró la cabeza y sus ojos se posaron nuevamente en aquel punto blanco que aún permanecía en ese mismo lugar.
Máscara detuvo su paso y miró en la misma dirección que su primogénito. El patriarca hizo lo mismo.
La pequeña luz comenzó a brillar y como una especie de estela de luz blanca transparentosa, parecida a la que dejan los cuerpos celestes, comenzó a salir de aquel punto. Se deslizaba por la habitación en zig-zag como si se tratase de una serpiente hasta que se detuvo enfrente de los tres espectadores.
-¡Shion!- una muy animada voz provenía de la estela de luz.
-¡¿Manigoldo?!- interrogó con asombro al reconocer de quien provenía aquella voz.
-Parece que fuiste el patriarca después de todo, me siento muy orgulloso de ti.
-¿Eres tú, Manigoldo?- cuestionó Alcander algo incrédulo.
-Por supuesto que soy yo mocoso- la voz fingió molesta- no todos los días se pone un alma frente a ti. Pero ahora cambiando de tema- hizo una pausa- que horrible es estar viajando entre dimensiones.
-Perdóname Manigoldo- se disculpaba el niño agachando su cabeza y su tono de voz denotaba culpabilidad- por mí, tu alma viajaba sin rumbo sufriendo en quién sabe dónde.
-Tranquilízate niño- habló el ex santo tan animado como siempre- lo que importa es que ya todo está bien y por fin mi alma podrá estar en paz.
-Me alegra escuchar eso- sonrió el oji verde- por cierto, logré hacer el ataque de fuego fatuo, pero no entiendo como lo hice si no estaba rodeado de almas- comentó curioso.
-Todo fue gracias a mi- presumía triunfante- soy un alma, cuando esa bestia me atacó, logré permanecer un momento más aunque no fue nada fácil, pero fue suficiente para que pudieras lograrlo, ahora ya sabes qué hacer cuando vayas a matar enemigos al Yomotsu, y ahora si me disculpan, tengo que irme.
Y así, aquella estela de luz atravesó rápidamente el techo del templo de Géminis desapareciendo del lugar.
-Estoy muy feliz por ti, aprendiste la lección y eso es más que suficiente para mí, hasta luego, mocoso- se comunicaba vía cosmos hacia Alcander por última vez.
-Gracias, Manigoldo.
-Me alegra que Manigoldo pueda descansar por fin en paz, al parecer su alma seguía errante en este mundo- habló Shion.
-Debió haber sido muy duro para él- esta vez fue Máscara quien habló.
Alcander se quedó callado, con una sonrisa en el rostro. Se sentía muy feliz de haber conocido a ese espíritu que le abrió los ojos y le enseño a valorar.
-¡Ahí estás!- una voz femenina se escuchó en todo el templo.
-¡Mamá!- pronunció el infante con gran ánimo.
-¡Alcander!- Helena se apresuró a abrazar a su hijo. Lágrimas de alegría brotaban de sus ojos- me tenías muy preocupada hijo- se separó un poco de él para mirar el rostro lastimado del niño- ¿pero qué te pasó? Mira como quedaste, me temí que te fuera a pasar algo peor- el tono de voz de la asgardiana se tornó preocupante.
-Estoy bien mamá- alzaba la vista el pequeño.
-Lo importante es que se ya está de nuevo con nosotros- dijo el cangrejo acercándose a su familia para luego unirse en el abrazo.
-Espero que puedan perdonarme- habló apenado el oji verde- de verdad lo lamento mucho.
-Eso ya no importa- habló Máscara con un tono suave.
-Siempre serás nuestro hijo, no importa lo que suceda- añadió Helena dulcemente mientras acariciaba los sucios cabellos azules de Alcander.
Shion miraba enternecido aquella escena.
-Mi hermano es un necio y no quiere que le hable a ni un doctor, dice que se encuentra bien- sonó la voz de Kanon saliendo de la habitación en donde dejó a Saga.
-Aunque no quiera, hay que tratarle esas heridas- habló autoritario el patriarca.
La familia miraba divertidos la escena de Kanon sin saber qué demonios hacer con su gemelo.
-Prometo ya no hacerle mucho caso a lo que me diga Milo- dijo Alcander.
Ambos padres lo miraron extrañados.
-¿Milo?- hablaron al unísono.
-Sí, él me habló de toda el pasado de mi papá y que aparte, quería dominar el mundo y matarlos a todos.
Máscara y Helena abrieron los ojos de par en par.
-De seguro lo hizo para hacer un gran lío entre ustedes, que si lo hizo. Además, se la pasa coqueteándole a Helena- la mirada del cangrejo se posó bruscamente sobre la de Kanon quien hablaba como si fuera una de esas señoras amantes del chisme que nunca faltan en los barrios- no me digas que no te habías dado cuenta, cangrejito- decía Kanon sorprendido que el del cuarto templo en verdad no se hubiera dado cuenta de ese detalle.
El cosmos de Máscara se encendió agresivamente y su mirada sólo mostraba furia. Rápidamente se alejó de ahí dando zancadas rumbo al octavo templo dejando a todos los presentes con los ojos abiertos de par en par.
-¿Dije algo?- cuestionó Alcander inocentemente.
-Tendré que hablar con Milo- pronunció Shion seriamente- y después hablaré con Máscara. Con permiso.
Y así, el patriarca se retiró a paso veloz a alcanzar al santo del cuarto templo antes de que medio matara a Milo.
-Ya nos iremos Kanon- habló Helena dulcemente.
-Espera mamá- interfirió el infante- quiero hacer algo primero, pero a solas- se soltó del abrazó de su mamá y corrió al cuarto de Saga.
-No te preocupes Helena- dijo un despreocupado Kanon- creo que ya sé qué hará- una sonrisa se dibujó en su rostro.
Esta vez, Alcander fue un poco más considerado. Abrió lentamente la puerta de madera que daba a la habitación del gemelo mayor escuchándose un leve rechinido. Entró sin hacer ruido y volvió a cerrar la puerta.
-Ya dije que estoy bien- refunfuñó Saga acostado en su cama, teniendo los ojos cerrados pensando que era el doctor que iba a revisarlo.
-Soy yo, Alcander- habló animadamente.
-Ah, eres tu- respondió sin mucho ánimo, aún sin abrir los ojos- ¿qué quieres?
-El espíritu de mi amigo logró salir de aquellas dimensiones y ahora podrá descansar en paz. No hubiera sido posible sin ti y Kanon. Gracias.
-Los caballeros estamos para ayudar, no tienes que agradecer- respondió con su típica frialdad.
-También me vuelvo a disculpar por todos esos corajes que te hago pasar, te prometo que ya no serán tantos.
-Ojalá que no me hagas pasar ni uno.
Alcander decidió que ya había dicho lo que tenía que decir, dio media vuelta y abrió la puerta para irse de ahí, pero detuvo su andar.
-Oye Saga- Alcander alzó la vista por arriba de su hombro mirando al santo.
Este entre abrió los ojos y miró al infante sin decir nada.
-¿Te puedo decir, "tío" Saga?
La habitación duró en silencio cinco segundos.
-Como quieras- contestó indiferente, volviendo a cerrar sus orbes.
Alcander salió con una sonrisa de ahí y después cerró la puerta.
-Después de todo, ese mocoso me agrada- dijo Saga para sí mismo con una sonrisa en el rostro.
La noche comenzó a caer, el resto del día transcurrió con normalidad. Milo parecía una momia por todos los vendajes que cubrían casi la totalidad de su cuerpo, aprendió perfectamente que con la mujer del cangrejo no se debe de coquetear. Shion llegó justo a tiempo antes de que Máscara lo mandara directo a Yomotsu. El escorpión le contó todo al patriarca y este había decidido en quitarle el castigo a Afrodita y a Máscara, pero a este último decidió reprenderlo de todas maneras, barriendo el gran coliseo y el escorpión haría lo mismo pero al día siguiente.
Después de que el patriarca hubiera terminado de dictarles el castigo, el de la cuarta casa subió hasta Piscis buscando a su mejor amigo y ahí lo encontró recostado en un sofá leyendo un libro que le había pedido prestado a Camus. Afrodita sintió el cosmos del intruso, cerró lentamente el libro colocándolo en su regazo y se cruzó de brazos. Fueron casi diez minutos de disculpas de Máscara por el mal entendido que había ocasionado el escorpión, pero al final, el de la doceava casa aceptó sus disculpas. ¿Cómo no perdonaría a su mejor amigo quien consideraba como un hermano? Después de todos, los hermanos pelean de vez en cuando ¿Qué no?
Ya eran casi las 11 de la noche y Dohko por fin había llegado al santuario. Cruzó por las casas portando su armadura, saludó a Mu, Aioria y Shaka que aún se encontraban despiertos hasta llegar a su templo donde se despojó de su armadura vistiendo únicamente sus calzas y quedando al descubierto su torso bien trabajado. Estiro los brazos y se dispuso a ir al baño para darse una buena ducha con agua tibia.
-¡Dohko!- una alegre voz se escuchó por el templo de libra haciendo que el santo se detuviera, buscando quién lo había llamado.
-¿Quién eres?- cuestionó desconfiado.
-No me digas que ya te olvidaste de mi- fingió decepción, mostrando su silueta traslúcida frente al caballero.
-¡¿Manigoldo?!- Dohko no cabía en su asombro.
-El mismo de siempre, viejo amigo.
-¡Tu espíritu! ¿Pero cómo…?- el del séptimo templo no sabía cómo explicarse.
-Es una larga historia, pero puedo decir que ya por fin podré descansar en paz.
Manigoldo contó toda su historia al viejo maestro.
-Y supongo que tú también aprendiste la lección de Sage- Dohko sonrió divertido cruzándose de brazos.
-Y vaya que la aprendí bien- Manigoldo esbozó una sonrisa socarrona- fue un gusto visitarte, viejo amigo.
-Que tengas buen viaje, Manigoldo- Libra lo observó nostálgico.
-Nos vemos luego- se despidió el cangrejo hasta desaparecer- aún tengo un último pendiente- pensó.
El patriarca Shion se encontraba sentado frente a su escritorio de madera donde leía expedientes de algunos caballeros bajo la luz de una lámpara de escritorio. Pensaba en todo lo que había pasado en ese día y de verdad le hubiera gustado platicar un poco más con su antiguo compañero de armas, hasta que en eso, sintió un presencia haciendo que levantara su vista.
-¡Shion, viejo amigo!- Manigoldo apareció nuevamente tan sonriente como siempre.
-¡Manigoldo!- se levantó rápidamente pero aun permaneciendo en su lugar.
-Lamento que no hubiéramos podido hablar mucho, Shion- se disculpaba.
-Me alegra que por fin ya puedas descansar en paz- el patriarca no pudo evitar que en su rostro apareciera una sonrisa.
-No podía irme sin antes darte una pequeña sorpresa, querido amigo- le guiñó el ojo.
-¿De qué hablas?- indagó confundido.
Después de tres segundos, apareció otra silueta traslúcida a un lado de Manigoldo, sólo que el nuevo espíritu que ahora estaba en la habitación era una chica, haciendo que Shion abriera los ojos de par en par y sentir como si su corazón se fuera a detener en cualquier momento.
-Hola Shion- habló una dulce voz.
-Yu… Yuzuriha…- balbuceó el ex santo de Aries sin poder creer que la tenía frente a él.
-Mi trabajo aquí terminó- pensó Manigoldo para, finalmente, desaparecer.
-Que feliz me hace que aun sigas de patriarca- hablaba la joven muy animadamente.
-Te extrañé tanto, Yuzuriha- decía el rubio con un nudo en la garganta, mientras se acercaba a la que antes portaba la armadura de grulla- han pasado muchos años y siempre estuviste presente en mi mente y en mi corazón.
-Shión- musitó la joven colocando una mano en la mejilla del patriarca, su tacto era frio.
-Yuzuriha- colocó una de sus manos sobre la de ella- discúlpame… por no haber tenido tiempo para nosotros- unas diminutas lágrimas comenzaban a formarse en sus orbes borgoña.
-No tienes que disculparte- lo tranquilizaba- no fue nuestra culpa en darnos cuenta de nuestros sentimientos en medio de una guerra, yo tenía que ayudar a Tenma y a Yato y tu tenías que estar con los tuyos.
-Siempre te amaré, Yuzuriha- confesó tristemente.
La joven retiró su mano y colocó ambas en los hombros de Shion, se paró de puntitas y depositó un tierno beso en los labios de él. El cuerpo de ella era frío, pero podía jurar que ese beso era tan cálido, como si estuviera con vida. Si Yuzuriha tuviera su cuerpo, Shion no dudaría en hacerla suya en ese momento, demostrarle todo su amor en ese íntimo ritual. Pero no era posible. Ella no era más que un espíritu.
-Shion- habló Yuzuriha separándose de él- ya tengo que irme.
Poco era decir que el ex santo sentía un vuelco en su corazón al despedirse para siempre de la única mujer que amó. Pero sabía perfectamente que tenía que dejarla ir.
-Esto es un hasta luego- el patriarca forzaba una sonrisa.
-Te estaré esperando- respondió igual con una sonrisa mientras desaparecía ante los ojos de Shion.
-Gracias, Manigoldo- fue lo único que el rubio pudo decir.
Al día siguiente, Máscara Mortal se levantó a las cuatro de la mañana para limpiar el enorme coliseo. No se desocupó hasta las diez de la mañana que por fin acabó con su deber y se dispuso en ir a su templo a pasar el resto del día con su familia.
-Y así fue como maté a la quimera, tío Afrodita- contaba muy animado el niño toda su aventura del día anterior al de la doceava casa que había bajado hasta Cáncer para hacerles una pequeña visita.
-Si sigues así, lograrás convertirte en caballero muy pronto- Afrodita animaba a Alcander- ¿verdad Helena?- posó sus orbes celestes en la castaña.
-Así es Afrodita- contestó esbozando una sonrisa.
-¡Hola familia! Y Afrodita- al último mencionado lo dijo sin mucho ánimo el santo de la cuarta casa que iba entrando a su templo. De inmediato caminó hacia Helena, la abrazó por la cintura y depositó un beso casto en sus labios. Si no fuera porque su hijo estaba ahí presente, le hubiera dado un beso apasionante a la castaña enfrente de Afrodita. A pesar de tener diez años de casado con su mujer, no podía evitar unos pequeños celos que brotaban al mirar a su mejor amigo muy cerca de ella. No era por falta de confianza, simplemente no lo podía evitar. Pero a pesar de todo, estaba seguro que Afrodita respetaba a Helena.
-Tranquilo cangrejito, no soy Milo- bromeaba el de la doceava casa provocando una mueca de molestia en Máscara haciendo que Helena y Alander liberaran una leve risilla.
-Mamá, papá. Los quiero mucho- habló con ternura el infante, dirigiéndose a sus padres para unirse al abrazo.
-Yo los amo- habló feliz el santo- porque ustedes son lo más importante para mí- finalizó abrazándolos más fuerte.
-Y yo los amo a ambos con todo mi corazón- añadió Helena infinitamente feliz.
-Alcander, ¿y a mí no me quieres?- Afrodita fingió molestia.
-También lo quiero, tío Afrodita- contestó divertido.
Estuvieron los cuatro juntos platicando por media hora, más bien, media hora escuchando a Máscara Mortal como se quejaba de lo mucho que estaba cansado de tanto barrer y de las ganas que tenía de mandar al más allá al escorpión, hasta que a Alcander se le ocurrió decir algo.
-Oigan- habló el infante con seriedad.
-¿Qué pasa, hijo?- preguntó curiosa la castaña.
-¿Cómo se hacen los bebés?- soltó bruscamente haciendo que los tres tragaran saliva ante la pregunta.
-¿Por qué la pregunta, Alcander?- Afrodita intentaba fingir serenidad.
-Bueno, tengo una teoría pero no estoy seguro si sea la correcta- El niño se llevó una mano al mentón, pensativo.
-Y… ¿Cuál es tu teoría?- se atrevió a preguntar Máscara, temiendo por la respuesta de su primogénito.
-Bueno, verán…
Y así, el pequeño niño de diez años, de piel blanca y ojos verde esmeralda al igual que su madre y cabellos azules y alborotados como los de su padre, se puso a relatar con gran lujo de detalle su "teoría". Al principio creían que lo había leído en uno de los libros de Camus, pero al fijarse en el lenguaje un tanto "vulgar" que estaba utilizando, comenzaron a preocuparse de dónde demonios había recaudado esa información, pero decidieron escucharlo hasta que terminara.
-…y así supongo que nacen los bebés- por fin terminó su relato,
Los tres quedaron perplejos y sin habla.
-Hijo…- habló nerviosa la Asgardiana- ¿En dónde viste eso?
-¿O quién te lo dijo?- esta vez, fue Afrodita quien hizo otra pregunta.
-Bueno, el Señor Milo me contó hace rato cuando fui a buscar a mis tíos y preguntarles que armaduras habían conseguido- en eso, se detuvo a mirar la taladradora mirada de su padre- ¿Qué?- preguntó sin saber que estaba pasando.
-¡MILOOOOOOOOOOOO!
Se podría jurar que, el estruendoso grito de Máscara Mortal de Cáncer, se escuchó en todo el santuario.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado xD
Pobre Milo, debería de irse del santuario antes de que termine bien muerto xD
Nuestro buen Manigoldo por fin podrá descansar en paz y el "mocoso" aprendió su lección y a parte de ganarse un buen amigo, aprendió a valorar a sus papis :3. Y tiene un nuevo tío, el tío Saga xD, después de todo, este hijo de su madre si le agrada el mini cangrejo xD.
Kanon la señora chismosa, si quieren saber quien le baja la novia o novio a quien, sólo vayan con el -w-.
Compréndanlo, nuestro mascarita no puede dejar de ser un celocín pero así lo ama Helena y así lo amamos nosotros xD
De veras que Milo le vale la vida, reverenda paliza que le puso el cangrejo y todavía se le ocurre como contarle a Alcander como nacen los bebés a su modo, de veras que no le teme a la muerte. O es muy valiente o es bien imbécil. Yo creo que es lo segundo xD.
Saga y Kanon si pueden, son imparables, yeeeeeeei o3o *da vueltitas*
Bueno, como había dicho, este fic sería corto, fue tremendamente criticado pero gracias a ustedes no me rendí y seguí hasta el final, espero que les haya gustado. Ya se que no tuvo taaaaaanto romance entre Máscara y Helena pero quise enfocarme en su pequeño escuincle y el loquito de Manigoldo. Este individuo a última hora se me vino a la mente cuando estaba escribiendo esta cosa y me pregunté: "¿Y por qué no?". Y eh aquí los resultados xD
Nuestro Mani fue a llevarle un poco de felicidad a nuestro patriarca preferido. De verdad no me pude resistir a poner un poco de Shion x Yuzuriha, (se han vuelto otra de mis parejas favoritas estos dos -w-) se me apachurró un poco el corazón cuando escribí ese momento entre ellos dos, es que son tan tiernos TuT.
Ahora les hablaré un poco de mi nuevo proyecto *se aclara la garganta*: estoy pensando en hacer un Agasha x Albafica (amo a estos dos maldita seaaaa D:) estará levemente enlazado a este fic, ya que planeo hacerla en forma de que Afrodita cuente la historia. ¿Qué si como le hará? Esperen a que comience el fic :v aunque quien sabe, mis ideas a veces cambian de curso pero hasta ahorita quiero que así sea. Aún no he pensado en un nombre para el fic y la trama tampoco no la tengo muy bien definida, pero de que sale, sale. Y de una vez le voy advirtiendo que tendrá MILES DE INCOHERENCIAS para que se vayan preparando (8, lo siento, la mente de esta escritora así es xD.
Bueno, creo que eso era todo lo que tenía que decirles.
Les agradezco mucho a los y las que me acompañaron en este fic de principio a fin, espero seguir contando con ustedes en las próximas historias que vaya haciendo porque a esta escritora aun le quedan muchas ideas xD.
Que tengan un bello domingo y como siempre digo: Nos leemos luego! :D