"Toshiro... Hay algo que quiero decirte." Ella le sonrió cuando él vino a visitarla como cada mes.
"Karin, necesitas saber... Algo..." Él no rechazó su abrazo cuando lo envolvió en sus brazos.
A pesar de que sus mentes estaban llenas de pensamientos que quisieran gritar, no hablaron para más que saludarse.
-¡Hola! ¡Que bueno verte!- "Te he extrañado. No vuelvas a irte."
-Hola...- "Necesitaba tanto verte, la vida lejos de ti me sofoca. ¿Podrías abrazarme de nuevo?"
No hace falta hablar, realmente. En silencio van a una cafetería, ordenan dos cafés y beben sin decir nada comiendo algunas magdalenas.
Terminado el desayuno tampoco dicen mucho y solo se dirigen al campo de futbol no sin antes pasar por la casa Kurosaki y rodar los ojos ante las insinuaciones de su familia sobre que eran pareja.
"No es mi novio. ¿Cómo creen que alguien tan impresionantemente genial como él querría a alguien como... Yo?
"No es mi novia. Ella es tan hermosa y tiene tantas metas y amigos. ¿Por qué perdería el tiempo con alguien como... Yo?
Juegan futbol hasta que los huesos les arden y terminan cubiertos en sudor, sin ni una palabra. Luego van al lago y ella lo empuja con una risa, él tal vez la hubiera maldecido pero en su lugar prefirió arrastrarla al agua con él, sin poder evitar sonreír levemente.
Nadan un rato sin decir nada, luego sin más salen del agua y empapados como estaban vuelven al hogar Kurosaki a tiempo para cenar envueltos en toallas.
Pasan un tiempo con su familia, ignorando sus preguntas sobre por qué estaban tan callados, y si llegaran a insistir o sospechar demasiado, solo contestaban lo mismo.
-Solo estoy pensando.-
-No es asunto suyo.-
La familia no se extrañaba tanto por su silencio... No... No realmente. Ellos eran personas silenciosas, todos lo sabían. Lo que extrañaba a su familia es que normalmente cuando estaban juntos siempre estan de un humor particularmente bueno, pero ahora parecieran casi deprimidos.
Al hacerse más tarde decidieron salir a dar un paseo. No para estirar las piernas ni tomar aire, solo querían llegar a tiempo para ver la puesta de sol.
Era su tradición más sagrada aunque no lo hacían cada vez que estaban juntos porque ellos no eran personas tan tradicionales, al menos ella no.
Pero aun así... Les gustaba ver el ocaso juntos de vez en cuando.
Como ninguno de ellos quería hablar hoy, ver el atardecer parecía una buena opción para pasar el rato antes de que la hora llegara.
Cuando la noche cayó, supieron que debían separase.
-Adiós... Toshiro...-
-Adiós, Karin...-
"Te amo, no te vayas. Quedate."
"Te amo, bésame. No me dejes ir..."
Ellos piensan y piensan, pero no dicen nada. Y vuelven a separase.