Más tarde…
Un noqueado Eren descansaba sobre la cama de su habitación, tenía la boca abierta y por ella se escapaba un poco de saliva, algo que parecía un poco desagradable para algunos de los presentes, entre ellos el capitán Levi.
-Tch, incluso dormido es una molestia- dijo el Ackerman, ganándose una mirada asesina por parte de Mikasa, la cual, no se había separado de su protegido desde lo sucedido en el "campo de entrenamiento"
-Concuerdo con usted, capitán- comentó Annie, cargando a su rubio en sus brazos, esperando a que recuperara el conocimiento tras desmayarse.
-La próxima vez que intentes lastimar a Eren, acabaré contigo, Leonhardt- amenazó Mikasa con sombría mirada.
-Puedes intentarlo, Ackerman- respondió con frialdad la rubia.
El ambiente se tensó ante el choque de miradas que ambas mujeres se dirigían entre sí. – Suficiente – interrumpió el capitán, captando la atención de ambas.
-El reporte de hoy fácilmente podría resumirlo como que son una mierda para controlarse, y es verdad- decía Levi, dirigiéndose más que nada a la rubia. – No creo que deseen una nota extra por una estúpida pelea – agregó, mirando ahora a la mujer de cabellera oscura.
-¡Ella lastimó a Eren y usted la premió!, ¿qué clase de entrenamiento es este?- reprochó Mikasa, importándole poco lo que acababa de decirle el capitán.
-¡No lo habría tocado si no fuera tan idiota para controlarse!, de todos los titanes cambiantes, él es el más estúpido- se defendió Annie.
-¡Rebanaré tu carnoso trasero de titán si lo vuelves a tocar!- exclamó la azabache claramente enojada.
-¡Por favor!, tú le metiste un enorme trozo de madera por el trasero, eso es peor que lo que le hice- respondió la oji azul, logrando que su contrincante se quedara muda y se sonrojara por la vergüenza.
-¡Ya cállense, mocosas de mierda!- gritó Levi, harto de aquella ridícula discusión. – Eren sí es un estúpido impulsivo, y tú, Leonhardt, no lo golpees más, podría quedar más idiota de lo que ya está – finalizó el capitán.
Armin comenzó a despertarse lentamente en los brazos de la chica rubia, su visión era borrosa en un principio hasta que poco a poco logró enfocar su mirada en los atentos ojos azules que se posaban sobre él. – ¿Annie? – preguntó, parpadeando un par de veces.
-Al fin despertaste- dijo ella, mientras su chico observaba curioso los alrededores percatándose de su situación.
-¿D…Dónde estamos?- preguntó nuevamente, evadiendo la mirada de los demás presentes en la habitación por la vergüenza.
-En la habitación de Eren, aún no se ha recuperado del golpe que le di- le respondió como si fuera lo más natural de mundo, y a decir verdad, comenzaba a serlo.
-…Ya veo- dijo el rubio, después guardó silencio unos instantes con notoria incomodidad.
-¿Pasa algo, Armin?- preguntó la rubia con ligera preocupación, él la observó con las mejillas encendidas.
-Ya puedes… bajarme- susurró apenas audible para que ella lo escuchara.
-Entiendo- dijo la chica, con suma delicadeza bajó a su rubio, teniendo cuidado de que no le diera un mareo y cayera de nuevo al suelo, ese comportamiento tan sobre protector no era común en ella, pero sentía la necesidad de protegerlo a él, una persona débil físicamente pero fuerte en muchos otros aspectos.
-Capitán- llamó Armin al susodicho, logrando obtener su atención de inmediato.
-¿Qué?- dijo, cruzando los brazos y recostándose contra la pared.
-¿Qué pudo notar en el entrenamiento de hoy?- preguntó el oji azul, teniendo una clara idea de lo que diría.
Levi lo observó unos instantes sin decir palabra, después dirigió una mirada hacia Eren. – Básicamente, son unos grandes trozos de mierda que cagan todo a su paso – respondió con tranquilidad, Armin por su parte sólo pudo sentir una gotita resbalando por su cabeza ante tal respuesta.
-¿Cómo la mierda puede cagar mierda?, eso es ilógico, enano- dijo una conocida voz en un rincón de la habitación.
-Tch-
El chico rubio buscó a la dueña de tan característica voz con la mirada encontrándola en un rincón amarrada de pies y manos, al parecer también tenía cinta en la boca pero se la había logrado quitar de alguna manera.
-¿Comandante Hanji?- preguntó con ligera sorpresa el oji azul.
-Creí haberte tapado la maldita boca, cuatro ojos- dijo Levi, acercándose hacia ella con más cinta.
-¡No puedes callar a la libertad, enano!- exclamó ella como grito de guerra.
-No me digas…- respondió de manera sarcástica el azabache, seguidamente se escucharon un par de golpes que Armin prefirió no ver, así que se dirigió a ver el estado de su amigo de la infancia.
-¿Cómo está?- le preguntó a Mikasa.
-Bien, sólo fue el golpe de tu narizona lo que lo dejó así- respondió la chica, a juzgar por la actitud de ella Armin sabía que habían discutido, otra vez.
-Discúlpala, ya sabes que en ocasiones puede ser… impulsiva- rió nervioso ante la mirada seria de la azabache.
-Tranquilo, la única razón por la que no la mato es porque sé que la amas- le dijo, dejándolo con los ojos como platos y varias gotitas cayendo por su cabeza.
-¿Ah, sí?- dijo, incapaz de saber cómo reaccionar.
-Sí, pero…- continuó, cambiando su semblante a uno sombrío y perturbador. – Si ella llega a lastimarte, no mostraré clemencia – finalizó con un filoso destello en sus pupilas.
-No hará falta- dijo, tratando de calmar el lado psicópata de Mikasa.
-Me voy, mocosos, los veré en unos días para continuar con su entrenamiento- decía Levi, mientras llevaba a la comandante Hanji cargando como un vil saco sobre sus hombros, cualquiera que los viera diría que iban a tener una noche de acción, después de esas palabras ambos se fueron de la habitación.
-Al menos nos dan unos días de descanso, tal vez debería aprovechar…-pensaba Annie observando a su rubio.
-Yo… los mataré…- decía Eren entre sueños, haciendo que Armin se inclinara ligeramente a verlo.
-¡LOS MATARÉ A TODOS!- gritó el castaño, alzando su puño repentinamente logrando golpear al chico rubio en el proceso.
-¡Armin!- exclamó Annie corriendo para auxiliarlo.
-Tal vez Eren sí es algo tonto…-pensó Mikasa, mientras veía como su amor de toda la vida se acomodaba dándole la espalda y cuando por fin se quedó quieto se escuchó el sonido de un gas escapar del perdido trasero del castaño.
-Eren…- pensó la azabache, bajando la mirada por la pena ajena que le generaba.
Por su parte, Annie limpiaba parte de la sangre que le había sacado el golpe de Eren a su rubio, la chica de cabello oscuro no pasó esto por desapercibido, más sólo se limitó a observar la expresión de preocupación que aquella rubia mostraba, aunque sea por unos instantes, pudo ver un lado sensible que para ella era desconocido, tal vez eso es lo que había hecho que Armin se enamorara de ella.
En otro lugar, en la habitación de la comandante Hanji…
La puerta se abrió con brusquedad, dejando ver al capitán Levi cargando a la castaña mujer, ella intentaba liberarse de alguna manera de las sogas que la aprisionaban pero era totalmente inútil, había averiguado de la peor manera que su enano compañero también era experto en hacer nudos.
-Deja de forcejear, estúpida- dijo el azabache, harto de tener que aguantar el hecho de que el trasero de ella se encontrara cerca de su rostro.
Hanji hizo caso omiso de las palabras del enano pues siguió intentando liberarse, logrando que la paciencia del querido capitán llegara al límite. – Tch – fue lo único que la castaña escuchó antes de que el azabache la tirara al suelo.
-Mmm- se quejó la comandante, quedando con las caderas levantadas y la barbilla en el suelo, después miró a su compañero, quien la miraba con los brazos cruzados y el ceño fruncido, ¿el problema?, parecía que el capitán estaba a punto de sacar al titán y romper las murallas de Hanji, o bueno, eso es lo que la pervertida mujer se imaginaba.
-¿Pero qué es esto?- se preguntó Levi, entrando en la habitación de la castaña, ella observó su andar por la habitación sin entender a lo que él se refería. El azabache se acercó a la mesa en la que la comandante hacía sus investigaciones encontrándose con un severo desorden, echó un vistazo a los alrededores y como si tuviese un escaner logró ver las capas de polvo que cubrían gran parte de su habitación.
-Esto me da mala espina- pensó la mujer, comenzando a arrastrarse como gusano hacia la salida poco a poco.
-Qué suciedad…- dijo finalmente, haciendo que Hanji se detuviera en seco unos momentos, claramente sabía qué rumbo tomaría la situación por lo que se arrastró con rapidez como si su vida dependiera de ello, estaba a punto de escapar cuando sintió que la tomaban de las piernas, con sumo terror giró su rostro solo para observar la fría mirada del enano sobre ella.
-¿A dónde pretendías huir?- dijo Levi con amenazante tono.
Ella le dedicó una mirada suplicante pero fue en vano, su destino ya estaba sellado. – Voy a tener que enseñarte a ser más limpia, cuatro ojos – dijo, ante la aterrada mirada de la comandante.
La castaña emitió un chillido antes de ser arrastrada dentro de su habitación, la puerta se cerró con lentitud mientras dentro comenzaba a efectuarse el castigo a la "sucia" mujer.
Al día siguiente…
Armin se encontraba tomando un agradable y tranquilo desayuno junto a su amada en una de las loncherías del lugar, ambos lo habían acordado de manera repentina para pasar un tiempo a solas, ya que la última vez habían aparecido algunos mirones que terminaron muy mal.
-Es un hermoso día, ¿no lo crees?- dijo Annie, tomándose el tiempo de recorrer con la mirada los alrededores.
-Sí, lo es, aunque tú eres aún más hermosa- le respondió él, consiguiendo que las mejillas de la chica se tiñeran de rojo.
-¿No te cansas de avergonzarme con tus halagos?- fingió molestia más su sonrisa la delató. El rubio se acercó a ella y la abrazó rodeando sus hombros para tenerla lo más cerca posible. – La verdad, es que podría hacerlo todo el día – acarició su mejilla con suavidad y le sonrió tiernamente.
Ambos se miraron fijamente mientras sus labios se acercaban para unirse, o esa era la idea hasta que…
-¡Pero mira nada más, si son Annie y cabeza de coco!- exclamó Reiner apareciendo súbitamente tras de ellos, haciendo que ambos abrieran los ojos como platos.
-¡DEBE SER UNA PUTA BROMA!- pensó la rubia, mirando al fornido chico con una venita palpitándole en la sien.
-Hola Reiner, ¿qué haces aquí?- preguntó Armin, siendo demasiada coincidencia el topárselo en aquel lugar.
-Invité a Historia a tomar un desayuno conmigo- respondió ante la sorprendida mirada del pequeño chico. – Lo sé, soy todo un galán en esto de ligar – se alabó Riener a sí mismo mientras que al cerebrito le caía una gotita por la cabeza.
-Entiendo- atinó a decir el menor.
-Eso es genial- decía la oji azul con notorio sarcasmo. – Pero de todos los lugares tenía que ser AQUÍ – continuó, sonriendo amenazadoramente.
Parecía que la tumba de Braun estaba más que cantada en cuanto Armin se fuera, y justo cuando parecía que nada podría empeorar la incómoda situación…
-¡Pero si es Armin!- dijo Eren, acercándose a la mesa en la que se encontraba.
-Eren, no corras, te puedes caer- decía Mikasa, siguiéndolo como de costumbre.
-¿Tú también, Eren?- preguntó el rubio oji azul con sorpresa.
-En realidad sólo pasábamos por el lugar y los vimos, así que quise venir a la reunión- respondió el castaño, tomando asiento al lado de su amigo.
-Pero si no es una…
-¡Mikasa, qué sorpresa!- exclamó Jean, apareciendo junto con Marco en el lugar.
-¿Y tú, qué haces aquí, caballo retardado?- preguntó Eren, levantándose para retar al susodicho como siempre.
-¡Que te importe una mierda, tatakae con patas!- se defendió el corcel.
-¡TATAKAE!- exclamó el castaño lanzándose hacia Jean.
-¿Por qué estoy rodeada de idiotas?- pensó Annie, cubriéndose el rostro con fastidio, ¿qué más podría ocurrir?
rasengan7872: Mikasa puede tener ideas muy interesantes de vez en cuando, sólo que le falta expresarlas... de otra manera 7u7 gracias por el review, espero y el capítulo sea de tu agrado.
hinata ackerman: Debo agradecerte a ti por no dejar de seguir la historia al igual que las otras que aun están en proceso, trataré en lo más posible de actualizar los demás, mi tiempo depende de la escuela :( pero apenas tenga chance como hoy lanzo actualización, gracias por el review y espero te haya gustado este capítulo ;)
Gracias por leer, nos leemos en el siguiente cap!
Drako fuera... Bv