primer capitulo del primer libro
para los que se pregunten en que momento traje a todos hay otro fic donde leen el diario de Luke y ahi esta la introduccion
Bien hay que empezar –dijo Poseidón-
De la hoguera salieron más personas
Mama/papa –gritaron varios mientras a corrían a abrazarlos mientras algunas gritaron como locas-
No entiendo porque vienen mortales aquí –dijo Zeus molesto-
preséntense –dijo Hestia sonriéndoles-
May Castellán –dijo una mujer rubia y ojos azules con un vientre de embarazo algo avanzado varios voltearon a ambos Luke-
María Di Ángelo –dijo un mujer de cabellos obscuros y ojos marrones vestida con un vestido de terciopelo negro con un sombrero a juego un collar de perlas negras y guantes blancos Bianca y el joven Nico corrieron a abrazarla mientras Nico se acercó algo nervioso María lo vio preocupada-
Emily Zhang –dijo una mujer de cabellos negros y ojos marrones abrazaba a sus hijos y Ares tirito en su forma romana-
Esperanza Valdez –dijo una mujer de cabellos obscuros y ojos marrones vestida con una blusa roja y un overol abrazando a los Leo-
Frederick Chase –dijo un hombre de cabellos rubios le llegaba al cuello no de forma intencionada, sino como si no le diera la gana cortárselo y ojos marrones vestido de traje Annabeth lo abrazo mientras la joven se quedó sentada-
Tristán McLean –dijo un hombre de cabellos y ojos negros y una barba a la moda desaliñada mientras sonreía abrazando a sus hijas haciendo babear a toda la cabaña de Afrodita pidiéndole un autógrafo-
Sally Jackson –sonrió mientras el joven Percy abrazaba aferrado a Sally y acariciaba su cabeza después de unos segundos Percy se separó un poco y se alcanzó a ver un vientre de 7 meses varios dioses se le quedaron viendo- Percy
Si mama –dijeron ambos-
Sé que vamos a leer todo lo que has hecho en estos últimos años –dijo tranquila- cada que hagas una tontería a medida que leamos ya sea en los libros o aquí serás castigado una semana
Pero mama –se quejaron-
La amenaza es para el verdad –dijo Percy señalando al joven Percy-
No cariño es para ti –dijo con una sonrisa- tú ya lo hiciste el todavía no
Voy a estar castigado por mucho tiempo –dijo Percy en voz baja-
Bueno yo soy Paul Blofis –dijo un hombre de cabellos castaños obscuros ojos cafés con una barba de un par de días dando una vista rápida a Athena que pasó desapercibida por muchos-
Dijiste Besugoflis –dijo Poseidón-
No Blofis –dijo Paul-
Lástima me gusta el besugo –dijo como si nada-
De la fogata salió una botella con unos pequeños vasitos junto a una nota
Hestia la agarro y leyó
Conforme vallan leyendo traeremos más Gente cuando eso pase solo tomen un vaso de esta botella y sabrán todo lo que paso antes de que llegaran
Atte.: Las Moiras
Los recién llegados tomaron un vaso
Luke –dijo May viendo a sus hijo con preocupación-
Bueno puedes empezar a leer –dijo Poseidón-
Si señor –dijo Malcom Percy Jackson y el ladron del rayo Capítulo 1: Pulverizo accidentalmente a mi profesora de introducción al álgebra –espera cómo es posible eso -se auto interrumpió-
Sencillo -dijo Annabeth- es Percy
Mira, yo no quería ser mestizo.
No lo deseo a nadie –dijeron todos los mestizos preocupando a los dioses-
Si estás leyendo esto porque crees que podrías estar en la misma situación, mi consejo es éste:
Todos pecho tierra –grito Leo-
Que sucede –dijo Apolo alarmado-
Los consejos de Percy son terribles –dijo Thalía-
Cierra el libro inmediatamente. Créete la mentira que tu padre o tu madre te contaran sobre tu nacimiento, e intenta llevar una vida normal.
Ese es un buen consejo –dijo Thalía
Cuando me lo propongo puedo dar buenos –dijo Percy-
Pero con ese consejo olvidaste algo importante –dijo Nico- los monstruos
Ser mestizo es peligroso. Asusta. La mayor parte del tiempo sólo sirve para que te maten de manera horrible y dolorosa.
Si eres un niño normal, que está leyendo esto porque cree que es ficción, fantástico. Sigue leyendo. Te envidio por ser capaz de creer que nada de esto sucedió.
Pero si te reconoces en estas páginas —si sientes que algo se remueve en tu interior—,
Es que tienes que ir al baño –dijo Hermes haciendo reír a varios-
Deja de leer al instante. Podrías ser uno de nosotros.
Lo haces parecer como si fuéramos una secta –dijo Travis-
Y en cuanto lo sepas, sólo es cuestión de tiempo que también
Ellos lo presientan, y entonces irán por ti.
No digas que no estás avisado.
A mí no me avisaron –dijo Nico-
Para la próxima dejo que te coma la manticora –dijo Percy-
Si es posible Hades palideció
Estas bien –pregunto Poseidón- palideciste
Me llamo Percy Jackson.
Creí que era Peter Johnson –dijo Connor sintiendo orgulloso a Hermes-
Tengo doce años.
Espera –interrumpió Teseo- tu primera misión fue a los 12 años
Percy se encogió de hombros
Hasta hace unos meses estudiaba interno en la academia Yancy, un colegio privado para niños con problemas, en el norte del estado de Nueva York.
¿Soy un niño con problemas?
Siii –fue el grito colectivo de todos los de su tiempo-
Sí.
Ni tú lo puedes negar –dijo Annabeth-
Podríamos llamarlo así.
Podría empezar en cualquier punto de mi corta y triste vida para dar prueba de ello, pero las cosas comenzaron a ir realmente mal en mayo del año pasado, cuando los alumnos de sexto curso fuimos de excursión a Manhattan: veintiocho críos tarados y dos profesores en un autobús escolar amarillo, en dirección al Museo Metropolitano de Arte a ver cosas griegas y romanas.
Suena interesante –dijeron Athena y sus hijos-
Suena a tortura –dijeron Poseidón y sus hijos-
Ya lo sé: suena a tortura.
La mayoría de las excursiones de Yancy lo eran. Pero el señor Brunner, nuestro profesor de latín, dirigía la excursión, así que tenía esperanzas. El señor Brunner era un tipo de mediana edad que iba en silla de ruedas motorizada. Le clareaba el cabello, lucía una barba desaliñada y una chaqueta de tweed raída que siempre olía a café.
Eres tu Quirón –dijo Thalía-
Quirón solo asistió
No entiendo porque olías a café si tú tienes un serio problema con el chocolate –dijo Nico serio haciendo sonrojar al centauro-
Con ese aspecto, imposible adivinar que era guay, pero contaba historias y chistes y nos dejaba jugar en clase.
Quirón así no se enseña –regaño Athena-
Era la mejor manera para que se interesara por la mitología –se defendió Quirón-
Cierto –dijeron ambos Percy- hey
También tenía una colección alucinante de armaduras y armas romanas, así que era el único profesor con el que no me dormía en clase.
No se debe dormir en clase –regaño Athena-
Dicen que es mejor para aprender algo –dijo Percy-
Esperaba que el viaje saliera bien. Esperaba, por una vez, no meterme en problemas.
Pides imposibles –dijo Nico-
Anda que no estaba equivocado.
Verás, en las excursiones me pasan cosas malas. Como cuando en quinto fui al campo de batalla de Saratoga, donde tuve aquel accidente con el cañón de la guerra de la Independencia americana. Yo no estaba apuntando al autobús del colegio, pero por supuesto me expulsaron igualmente.
Todos empezaron a reír
A quien apuntabas –pregunto Apolo-
A una fea estatua que estaba en la entrada -dijo el joven Percy-
Pero no es raro –dijo Percy- en enfrentamientos a distancia soy un asco soy mejor en uno frente a frente
Y antes de aquello, en cuarto curso, durante la visita a las instalaciones de la piscina para tiburones en Marine World, le di a la palanca equivocada en la pasarela y nuestra clase acabó dándose un chapuzón inesperado.
Que paso ahí -pregunto Frank-
Me estaba poniendo nervioso –dijo el joven Percy- lugar al que iba todos los peces me seguían y cuando fui corriendo siguiendo a todos tropecé y le di a la palanca
Poseidón sonrío todas las criaturas lo seguían reconociéndolo como hijo suyo
Después de 5 minutos por fin pudieron seguir leyendo
Y la anterior… Bueno, te haces una idea, ¿verdad?
No sigue contando –dijeron los Stoll y los Leo
Luego les cuento más –dijo el joven Percy-
En aquella excursión estaba decidido a portarme bien.
Tu portarte bien –dijo Thalía- imposible
Durante todo el viaje a la ciudad soporté a Nancy Bobofit, la pelirroja pecosa y cleptómana que le lanzaba a mi mejor amigo, Grover, trocitos de sándwich de mantequilla de cacahuete y kétchup al cogote.
Los amigos de Grover gruñeron
Grover era un blanco fácil. Era canijo y lloraba cuando se sentía frustrado. Debía de haber repetido varios cursos, porque era el único en sexto con acné y una pelusilla incipiente en la barbilla. Además, estaba lisiado. Tenía un justificante que lo eximía de la clase de Educación Física durante el resto de su vida, ya que padecía una enfermedad muscular en las piernas. Caminaba raro, como si cada paso le doliera;
Claro era mi coartada –dijo orgulloso el sátiro-
Pero que eso no te engañe: tendrías que verlo correr el día que tocaba enchilada en la cafetería.
Excelente coartada y más si hay enchiladas –dijo Leo haciendo sonrojar a Grover-
En cualquier caso, Nancy Bobofit estaba tirándole trocitos de sándwich que se le quedaban pegados en el pelo castaño y rizado, y sabía que yo no podía hacer nada porque ya estaba en periodo de prueba. El director me había amenazado
QUEEE? –gritaron varios-
Quien se atreve a amenazarte –dijo Thalía-
Si me permitieran seguir –dijo Malcom con respeto y temor y no era para menos era la hija de uno de los 3 grandes-
El director me había amenazado con expulsión temporal si algo malo, vergonzoso o siquiera medianamente entretenido sucedía en aquella salida.
—Voy a matarla —murmuré.
Hazlo –grito Ares y sus hijos-
Grover intentó calmarme.
Le pierdes toda la diversión –dijo Ares aburrido-
—No pasa nada. Me gusta la mantequilla de cacahuete.
Pero no creo que sea bueno para el pelo –dijo Afrodita-
—Esquivó otro pedazo del almuerzo de Nancy.
—Hasta aquí hemos llegado.
Por fin algo de diversión –dijo Ares aburrido-
—Empecé a ponerme en pie, pero Grover volvió a hundirme en mi asiento.
Le quitas la emoción –dijo Ares-
—Ya estás en periodo de prueba —me recordó—. Sabes a quién van a culpar si pasa algo.
Aunque no hubiera sido culpa mía me la hubieran echado –dijo el joven Percy-
Echando la vista atrás, ojalá hubiera tumbado a Nancy Bobofit de un tortazo en aquel preciso instante.
La expulsión temporal no habría sido nada en comparación con el lío en que estaba a punto de meterme.
Poseidón vio a sus hijos preocupado
El señor Brunner conducía la visita al museo.
Él iba delante, en su silla de ruedas, guiándonos por las enormes y resonantes galerías, a través de estatuas de mármol y vitrinas de cristal llenas de cerámica roja y negra súper vieja.
Me parecía flipante que todo aquello hubiese sobrevivido más de dos mil o tres mil años.
De hecho han durado más –dijo Athena-
Nos reunió alrededor de una columna de piedra de casi cuatro metros de altura con una gran esfinge encima, y empezó a contarnos que había sido un monumento mortuorio, una estela, de una chica de nuestra edad. Nos habló de los relieves de sus costados. Yo intentaba prestar atención, porque parecía realmente interesante,
Espera estas bien –dijo Thalía-
Si porque –dijo Percy mientras Nico le ponía un termómetro en la boca- de donde sacaste eso
El bolsillo de Will –dijo Nico como si nada-
Will busco en su bolsillo dicho termómetro
Que a ti te guste algo con lo que aprendas es demasiado raro –dijo Thalía-
Pero los demás hablaban sin parar, y cuando les decía que se callaran, la otra profesora acompañante, la señora Dodds, me miraba mal.
Porque solo quería aprender –dijo Deméter
La señora Dodds era una profesora de matemáticas procedente de Georgia que siempre llevaba cazadora de cuero, aunque era menuda y rondaba los cincuenta años. Tenía un aspecto tan fiero que parecía dispuesta a plantarte la Harley en la taquilla. Había llegado a Yancy a mitad de curso, cuando nuestra anterior profesora de matemáticas sufrió un ataque de nervios.
Tuviste algo que ver con el ataque de nervios –pregunto Nico-
No –dijo el joven Percy
Desde el primer día, la señora Dodds adoró a Nancy Bobofit y a mí me clasificó como un engendro del demonio.
Pero el engendro del demonio es otro –dijo Thalía viendo discretamente a Nico-
Me señalaba con un dedo retorcido y me decía «y ahora, cariño», súper dulce, y yo sabía que a continuación me castigaría a quedarme después de clase.
Hades vio a Poseidón con algo de miedo pensando de lo que era capaz si sus sospechas eran ciertas
Una vez, tras haberme obligado a borrar respuestas de viejos libros de ejercicios de matemáticas hasta medianoche, le dije a Grover que no creía que la señora Dodds fuera humana. Se quedó mirándome,
Muy serio, y me respondió: «Tienes toda la razón.»
Hablaste de más –dijo Annabeth-
El señor Brunner seguía hablando del arte funerario griego.
Al final, Nancy Bobofit se burló de una figura desnuda cincelada en la estela
Talvez si me encargo de que ningún hombre quiera estar con ella –susurro Afrodita-
Y yo le espeté:
— ¿Te quieres callar?
—Me salió más alto de lo que pretendía.
El grupo entero soltó risitas y el profesor interrumpió su disertación.
—Señor Jackson —dijo—, ¿tiene algún comentario que hacer?
Me puse como un tomate y contesté:
—No, señor.
El señor Brunner señaló una de las imágenes de la estela.
—A lo mejor puede decirnos qué representa esa imagen.
10 dracmas a que no sabe –dijo Ares-
Hecho –respondió Apolo-
Miré el relieve y sentí alivio porque de hecho lo reconocía.
Paga –dijo Apolo estirando la mano a lo que Ares refunfuño-
—Ése es Cronos devorando a sus hijos, ¿no?
Tenía algo que ser esa –dijo Hestia-
Era la que seguía mi señora –se disculpó Quirón-
—Sí —repuso él—. E hizo tal cosa por…
—Bueno… —Escarbé en mi cerebro—. Cronos era el rey dios y…
REY DIOS –grito Zeus-
Perdón pero no es como si los dioses se hubieran comido a sus hijos para que no lo destronaran –dijo el joven Percy-
Zeus se quedó callado para diversión de Hades y Poseidón
— ¿Dios?
—Titán —me corregí—. Y… y no confiaba en sus hijos, que eran dioses. Así que Cronos… esto… se los comió, ¿no? Pero su mujer escondió al pequeño Zeus y le dio a cambio una piedra. Y después, cuando Zeus creció, engañó a su padre para que vomitara a sus hermanos y hermanas…
— ¡Puaj! —dijo una chica a mis espaldas.
—… así que hubo una gran lucha entre dioses y titanes —proseguí—, y los dioses ganaron.
Espera –interrumpió Ares- años maravillosos de hermosa guerra y lo resumen en menos de 4 renglones hasta para mí es un ultraje
Por mi está bien –dijo Hestia-
Algunas risitas.
Detrás de mí, Nancy Bobofit cuchicheó con una amiga:
—Menudo rollo. ¿Para qué va a servirnos en la vida real? Ni que en nuestras solicitudes de empleo fuera a poner: «Por favor, explique por qué Cronos se comió a sus hijos.»
— ¿Y para qué, señor Jackson —insistió Brunner, parafraseando la excelente pregunta de la señorita Bobofit—, hay que saber esto en la vida real?
—Te han pillado —murmuró Grover.
—Cierra el pico —siseó Nancy, con la cara aún más roja que su pelo.
Por lo menos habían pillado también a Nancy. El señor Brunner era el único que la sorprendía diciendo maldades. Tenía radares por orejas.
Orejas de caballos –dijo Leo haciendo sonrojar al centauro-
Pensé en su pregunta y me encogí de hombros.
—No lo sé, señor.
—Ya veo.
—Brunner pareció decepcionado—. Bueno, señor Jackson, ha salido medio airoso. Es cierto que Zeus le dio a Cronos una mezcla de mostaza y vino que le hizo expulsar a sus otros cinco hijos, que al ser dioses inmortales habían estado viviendo y creciendo sin ser digeridos en el estómago del titán. Los dioses derrotaron a su padre, lo cortaron en pedazos con su propia hoz y desperdigaron los restos por el Tártaro, la parte más oscura del inframundo. Bien, ya es la hora del almuerzo. Señora Dodds, ¿podría conducirnos a la salida?
La clase empezó a salir, las chicas conteniéndose el estómago, y los chicos a empujones y actuando como merluzos.
Hombres –dijeron Artemisa y sus cazadoras-
Grover y yo nos disponíamos a seguirlos cuando el profesor exclamó:
— ¡Señor Jackson!
Lo sabía.
Le dije a Grover que se fuera y me volví hacia Brunner.
— ¿Señor?
—Tenía una mirada que no te dejaba escapar: ojos castaño intenso que podrían tener mil años y haberlo visto todo.
Eres muy observador –dijo Hestia-
Puede que sea viejo y ver muchas cosas pero no todo –dijo Quirón
—Debes aprender la respuesta a mi pregunta —me dijo.
— ¿La de los titanes?
—La de la vida real. Y también cómo se aplican a ella tus estudios.
—Ah.
—Lo que vas a aprender de mí es de importancia vital. Espero que lo trates como se merece. Sólo voy a aceptar de ti lo mejor, Percy Jackson.
Desde ese momento Quirón sabía lo importante que ibas a ser –dijo Thalía-
Quería enfadarme, pues aquel tipo sabía cómo presionarme de verdad. Verás, quiero decir que sí, que molaban los días de competición, esos en que se disfrazaba con una armadura romana y gritaba
«¡Adelante!», y nos desafiaba, espada contra tiza, a que corriéramos a la pizarra y nombráramos a todas las personas griegas y romanas que vivieron alguna vez, a sus madres y a los dioses que adoraban. Pero Brunner esperaba que yo lo hiciera tan bien como los demás, a pesar de que soy disléxico y poseo un trastorno por déficit de atención y jamás he pasado de un aprobado…
Y así quiere ser un gran héroe –dijo Athena despectivamente a lo que el joven Percy bajo la cabeza-
Madre –dijo Annabeth- una calificación no define a una persona aparte su grado de dislexia y TDHA es superior al que nuestro
La joven Annabeth se sorprendió un poco al ver cómo defendía al recién llegado
No; no esperaba que fuera tan bueno como los demás: esperaba que fuera mejor. Y yo simplemente no podía aprenderme todos aquellos nombres y hechos, y mucho menos deletrearlos correctamente.
Murmuré algo acerca de esforzarme más mientras él dedicaba una triste mirada a la estela, como si hubiera estado en el funeral de la chica.
Si lo estuve –dijo Quirón serio-
Me dijo que saliera y tomase mi almuerzo.
La clase se reunió en la escalinata de la fachada, desde donde se podía contemplar el tráfico de la Quinta Avenida. Se avecinaba una enorme tormenta, con las nubes más negras que había visto nunca sobre la ciudad.
Y lo seguiré haciendo hasta que me regrese mi rayo –dijo Zeus señalando a Poseidón cómo niño chiquito-
Yo no tengo tu estúpido rayo –dijo Poseidón-
Supuse que sería efecto del calentamiento global o algo así, porque el tiempo en Nueva York había sido más bien rarito desde Navidad. Habíamos sufrido brutales tormentas de nieve, inundaciones e incendios provocados por rayos. No me habría sorprendido que fuese un huracán.
Nadie más pareció reparar en ello. Algunos chicos apedreaban palomas con trocitos de cookies.
Y yo me encargare que no vuelvan a tocar a mis preciadas palomas –dijo Afrodita-
Nancy Bobofit intentaba robar algo del monedero de una mujer y, evidentemente, la señora Dodds hacía la vista gorda.
Grover y yo estábamos sentados en el borde de una fuente, alejados de los demás. Pensábamos que así no todo el mundo sabría qué pertenecíamos a aquella escuela: la escuela de los pringados y los raritos que no encajaban en ningún otro sitio.
— ¿Castigado? —me preguntó Grover.
—Qué va. Brunner no me castiga. Pero me gustaría que aflojara de vez en cuando. Quiero decir… no soy ningún genio.
Ahora si –dijo Annabeth- bueno en lo que cabe-
Bueno lo tomare como un cumplido –dijo Percy-
Grover guardó silencio. Entonces, cuando pensé que iba a soltarme algún reconfortante comentario filosófico, me preguntó:
— ¿Puedo comerme tu manzana?
Muy filosófico –dijeron los Stoll haciendo sonrojar al satito-
Tampoco tenía demasiado apetito, así que se la di.
Estas seguro que estas bien –dijo Nico-
Si porque –dijo Percy-
Primero quieres aprender algo –dijo Thalía-
Y después no quieres comer –dijo Nico- cuando tú comes como por 5 personas-
Enserio comes tanto –pregunto Drew- como le haces para tener ese físico
Mama dice que tengo un rápido metabolismo –dijo Percy sonriendo-
Tú tienes algo más que un rápido metabolismo para comer de esa manera –dijo Annabeth besando su mejilla-
Observé la corriente de taxis que bajaban por la Quinta Avenida y pensé en el apartamento de mi madre, a sólo unas calles de allí.
No la veía desde Navidad. Me entraron ganas de subir a un taxi que me llevara a casa. Me abrazaría y se alegraría de verme,
Pensamientos ególatras y egoístas como todos los hombres –dijo Artemisa-
Pero también se sentiría decepcionada y me miraría de aquella manera. Me devolvería directamente a Yancy, me recordaría que tenía que esforzarme más, aunque aquélla era mi sexta escuela en seis años y probablemente fueran a expulsarme otra vez. Era incapaz de volver a soportar esa mirada.
Artemisa se quedó callada –puede que sea diferente- pensó
El señor Brunner aparcó su vehículo al final de la rampa para paralíticos. Masticaba apio mientras leía una novela en rústica. En la parte trasera de la silla tenía encajada una sombrilla roja, lo que la hacía parecer una mesita de terraza motorizada.
Todos los hijos de Hefestos empezaron a sacar libretas y hacer planos para orgullo de su padre
Me disponía a abrir mi sándwich cuando Nancy Bobofit apareció con sus desagradables amigas —supongo que se habría cansado de desplumar a los turistas—, y tiró la mitad de su almuerzo a medio comer sobre el regazo de Grover.
Los amigos de Grover tenían miradas que daban miedo asustando a todos sobre todo la mirada de lobo que ponía Percy
—Vaya, mira quién está aquí.
—Me sonrió con los dientes torcidos. Tenía pecas naranja, como si alguien le hubiera pintado las mejillas con espray.
Pero si es toda una belleza –dijo Afrodita sarcástica-
Intenté mantener la calma. El consejero de la escuela me había dicho un millón de veces: «Cuenta hasta diez, controla tu mal genio.»
Y lo máximo que eh alcanzado contar ha sido hasta 5 –dijo el joven Percy-
No te preocupes ahora solo alcanzo hasta 3 –dijo Percy divertido-
Pero yo estaba tan cabreado que me quedé en blanco. Y a continuación oí un revuelo y estrépito de agua.
Hades volteo la vista hacia Poseidón y este hacia como si nada hubiera pasado mientras silbaba una canción
No recuerdo haberla tocado, pero lo siguiente que vi fue a Nancy
Sentada de culo en medio de la fuente, gritando:
— ¡Percy me ha empujado! ¡Ha sido él!
La señora Dodds se materializó a nuestro lado.
Espera se materializo –dijo Orión- esos son indicios de monstruos
Algunos chicos cuchicheaban:
— ¿Has visto…?
—… el agua…
—…la ha arrastrado…
No sabía de qué hablaban, pero sí sabía que había vuelto a meterme en problemas.
Otra vez –dijeron ambos Percy a la vez-
Eso da cosa –dijo Thalía-
En cuanto la profesora se aseguró de que la pobrecita Nancy estaba bien y le hubo prometido una
Camiseta nueva en la tienda del museo, se centró en mí. Había un resplandor triunfal en sus ojos, como
Si por fin yo hubiese hecho algo que ella llevaba esperando todo el semestre.
—Y ahora, cariño…
—Lo sé —musité—. Un mes borrando libros de ejercicios.
Nunca intentes adivinar el castigo –gritaron la cabaña 11 junto a Hermes-
—Pero no acerté.
—Ven conmigo —ordenó la mujer.
— ¡Espere! —Intervino Grover—. He sido yo. Yo la he empujado.
Me quedé mirándolo, perplejo. No podía creer que intentara encubrirme. A Grover la señora Dodds le daba un miedo de muerte. Ella lo miró con tanto desdén que a Grover le tembló la barbilla.
—Me parece que no, señor Underwood —replicó.
—Pero…
—Usted-se-queda-aquí.
Grover me miró con desesperación.
—No te preocupes —le dije—. Gracias por intentarlo.
—Bien, cariño —ladró la profesora—. ¡En marcha!
Nancy Bobofit dejó escapar una risita.
Yo le lancé mi mirada de luego-te-asesino
Ohoh –dijeron todos los del futuro-
Esa chica está muerta –dijo Thalía divertida-
O por favor –dijo Ares- no puede ser para tanto
La de hace un rato –dijo Nico- no fue nada a comparación de la mirada de te mato-
Y me volví dispuesto a enfrentarme a aquella bruja, pero ya
No estaba allí. Se hallaba en la entrada del museo, en lo alto de la escalinata, dándome prisas con gestos de impaciencia.
¿Cómo había llegado allí tan rápido?
Suelo tener momentos como ése, cuando mi cerebro parece quedarse dormido, y lo siguiente que ocurre es que me he perdido algo, como si una pieza de puzzle se hubiera caído del universo y me dejará mirando el vacío detrás. El consejero del colegio me dijo que era una consecuencia del THDA, Trastorno Hiperactivo del Déficit de Atención: mi cerebro malinterpretando las cosas.
Yo no estaba tan seguro.
Tienes buenos instintos –dijo Poseidón-
Percy sonrió mientras el joven Percy se sentía extrañamente bien
Me dirigí hacia la señora Dodds.
A mitad de camino me volví para mirar a Grover. Estaba pálido, dejándose los ojos entre el señor Brunner y yo, como si quisiera que éste reparara en lo que estaba sucediendo, pero Brunner seguía absorto en su novela.
Quirón –dijo Poseidón serio-
En todo momento vi lo que estaba pasando –se defendió Quirón- pero pensé que sería muy sospechoso si iba con el
Miré de nuevo hacia arriba. La muy bruja había vuelto a desaparecer. Ya estaba dentro del edificio, al final del vestíbulo.
Te dices el mayor héroe y no te das cuenta que es un monstruo –dijo Heracles-
El joven Percy bajo la mirada
Haber Tontules en ese momento no sabía que los monstruos mitológicos existían porque fue hasta mucho después me entere que era un semidiós –dijo Percy serio- así que si no vas a hacer comentarios inteligentes mejor cállate
A mí no me calla ningún niño de mami y menos un indeterminado demostrando que su padre no lo quiere –dijo Heracles molesto-
Todos los indeterminados bajaron la cabeza tristes
Por lo menos mi madre si me quería y no me abandono en un bosque a mi suerte –dijo Percy sin moverse a lo que Heracles se quedó callado para asombro de varios y diversión de otros- y para tu mayor información yo si estoy determinado solo que en estos momentos todavía no lo ha hecho
El joven Percy sonrió su padre si lo reconocería
Aparte hay veces que los dioses no reconocen a sus hijos por seguridad –dijo Percy tranquilo- cosa que no apruebo
«Vale —pensé—. Me obligará a comprarle a Nancy una camiseta nueva en la tienda de regalos.»
Que dijimos de adivinar los castigos –dijo Hermes serio-
Pero al parecer no era ése el plan.
Nos adentramos en el museo. Cuando por fin la alcancé, estábamos de nuevo en la sección grecorromana. Salvo nosotros, la galería estaba desierta.
Qué casualidad –dijo Apolo-
Ella permanecía de brazos cruzados frente a un enorme friso de mármol de los dioses griegos. Hacía un ruido muy raro con la garganta, como si gruñera. Pero incluso sin ese ruido yo habría estado nervioso.
Ya es bastante malo quedarse a solas con un profesor, no digamos con la señora Dodds. Había algo en la manera en que miraba el friso, como si quisiera pulverizarlo…
—Has estado dándonos problemas, cariño —dijo.
Opté por la opción segura y respondí:
Desde cuando haces lo seguro –pregunto Thalía-
Desde la vez que fui a Paris –dijo Percy sonriendo junto a Annabeth-
Y cuando fuiste –pregunto Piper-
Un mes después de Manhattan –dijo encogiéndose de hombros- el mejor día de mi vida mejor dicho mejor noche de mi vida –susurro a Annabeth a lo que ella sonrió-
—Sí, señora.
Espera –interrumpió Nico- respetas a un monstruo pero no a los dioses
QUE –grito Zeus enojado-
Percy respeta a quien realmente se lo merece –dijo Annabeth-
Si les sirve de consuelo respeto a Poseidón –dijo Percy-
Poseidón sonrió
A Hades –siguió hablando Percy-
Hades lo miro extrañado eran pocos los que lo respetaban y lo admitían en publico
Hestia –señalo-
Hestia sonrió
Artemisa –dijo sonriendo-
Artemisa solo lo vio
Apolo –dijo tranquilo-
Haces bien –dijo Apolo con orgullo-
Y creo que con el que me llevo mejor es con Hermes –dijo muy tranquilo-
Hermes sonrió
Se estiró los puños de la cazadora de cuero.
— ¿Creías realmente que te saldrías con la tuya?
—Su mirada iba más allá del enfado. Era perversa.
«Es una profesora —pensé nervioso—, así que no puede hacerme daño.»
Pues una profesora no pero un monstruo –dijo Nico- y con lo que te odia
—Me… me esforzaré más, señora —dije.
Un trueno sacudió el edificio.
Porque siempre te tienes que hacer notar –dijo Poseidón tranquilo-
—No somos idiotas, Percy Jackson —prosiguió ella—. Descubrirte sólo era cuestión de tiempo.
Confiesa, y sufrirás menos dolor.
¿De qué hablaba? Quizá los profesores habían encontrado el alijo ilegal de caramelos que vendía en mí dormitorio.
Tienes las aptitudes para ser un hijo mío –dijo Hermes-
-El joven Percy vio a Hermes- *será mi padre* -pensó-
Pero no lo eres talvez legado –término de decir-
-Percy se encogió de hombros- no estoy seguro
Una hoja salió de la fogata cayendo a los pies de Percy la agarro y se rasco la cabeza
Que sucede –pregunto Annabeth-
Aquí dice que soy legado de 3 dioses –dijo viendo la nota-
Eso es casi imposible –dijo Octavian-
No dice que dioses –pregunto Jason-
No pero dice que dos del lado romano y uno del lado griego –dijo Percy serio-
No dice quienes fueron tus antepasados –pregunto Afrodita-
No pero dice que en un par de capítulos los traerán –dijo doblando la nota- pero eso explicaría porque entiendo tanto el griego como el latín
Sigue leyendo –dijo Zeus-
Si señor –dijo Malcom-
O quizá se habían dado cuenta de que había sacado la redacción sobre Tom Sawyer de internet sin leerme siquiera el libro y ahora iban a quitarme la nota.
O peor aún,
Que podría ser peor que te quiten una nota –dijo Leo-
Me harían leer el libro.
Annabeth golpeo a Percy –es un buen libro-
Si es peor yo prefiero que me quiten mi nota a leerlo –dijo el joven Leo-
Todos los hijos de Athena lo vieron mal
Ustedes también lo harían si tuvieran mi grado de TDHA –dijo Leo-
Los hijos de Hefestos tienen peores grados de TDHA solo superados por los hijos de los 3 grandes–dijo Quirón-
A qué se debe eso –pregunto la joven Piper-
Los hijos de Hefestos siempre están haciendo planos o construyendo algo –dijo Quirón tranquilo- por si no se han dado cuenta desde que empezaron a leer todos han estado haciendo algo y en el caso de los 3 grandes ellos están más propensos a los monstruos y por eso sus genes tienden a estar más despiertos en el momento de la batalla sigue leyendo
— ¿Y bien? —insistió.
—Señora, yo no…
—Se te ha acabado el tiempo —siseó entre dientes.
Entonces ocurrió la cosa más rara del mundo: los ojos empezaron a brillarle como carbones en una barbacoa, se le alargaron los dedos y se transformaron en garras, su cazadora se derritió hasta convertirse en enormes alas coriáceas… Me quedé estupefacto. Aquella mujer no era humana. Era una criatura horripilante con alas de murciélago, zarpas y la boca llena de colmillos amarillentos, y quería hacerme trizas…
Una furia –dijo Poseidón demasiado serio- mandaste una furia a un niño
Tengo mis razones para haberla mandado –dijo Hades con la misma seriedad- te molesta acaso
Poseidón se quedó callado viendo de reojo al joven Percy
Y de pronto las cosas se tornaron aún más extrañas: el señor Brunner, que un minuto antes estaba fuera del museo, apareció en la galería y me lanzó un bolígrafo.
Un bolígrafo –pregunto Teseo confundido-
Un bolígrafo muy especial –dijo Percy-
Que es un bolígrafo –pregunto Teseo-
Son objetos de escritura –dijo Quirón sacando uno de su bolsillo y dándoselo-
Teseo lo vio curioso
— ¡Agárralo, Percy! —gritó.
La señora Dodds se abalanzó sobre mí.
Con un gemido, la esquivé y sentí sus garras rasgar el aire junto a mi oreja.
Ambos Percy se llevaron la mano a la oreja
Atrapé el bolígrafo al vuelo y en ese momento se convirtió en una espada. Era la espada de bronce del señor Brunner, la que usaba el día de las competiciones.
Podías verla a pesar de la niebla –dijo Quirón algo sorprendido-
La señora Dodds se volvió hacia mí con una mirada asesina.
Mis rodillas parecían de gelatina y las manos me temblaban tanto que casi se me cae la espada.
Debilucho –dijo Heracles enojado pero varios lo vieron mal-
— ¡Muere, cariño! —rugió, y voló directamente hacia mí.
Me invadió el pánico e instintivamente blandí la espada.
Hace siglos que no nacía un guerrero natural –dijo Ares-
Y por eso Percy es el mejor espadachín de los últimos 300 años –dijo Annabeth-
Pero ese es el título de Luke –dijo un miembro de la cabaña de Hermes-
Era hasta que el llego –dijo Thalía-
La hoja de metal le dio en el hombro y atravesó su cuerpo como si estuviera relleno de aire. ¡Chsss! La señora Dodds explotó en una nube de polvo amarillo y se volatilizó en el acto, sin dejar nada aparte de un intenso olor a azufre, un alarido moribundo y un frío malvado alrededor, como si sus ojos encendidos siguieran observándome.
La mayoría de los mestizos se estremecieron pensando en su primer monstruo
Estaba solo. Y en mi mano sólo tenía un bolígrafo.
Aun te afecta la niebla –dijo Hestia-
El señor Brunner había desaparecido. No había nadie excepto yo. Aún me temblaban las manos. Mi almuerzo debía de estar contaminado con hongos alucinógenos o algo así.
¿Me lo había imaginado todo?
No tengo tanta imaginación –dijo el joven Percy-
Si la tienes pero no es el caso –dijo Thalía-
Regresé fuera.
Había empezado a lloviznar.
Grover seguía sentado junto a la fuente, con un mapa del museo extendido sobre su cabeza. Nancy Bobofit también estaba allí, aún empapada por su bañito en la fuente, cuchicheando con sus compinches. Cuando me vio, me dijo:
—Espero que la señora Kerr te haya dado unos buenos azotes en el culo.
Quien –dijeron Poseidón y sus hijos
— ¿Quién? —pregunté.
Varios rieron ante la coincidencia hasta un ciego vería el parecido entre Poseidón y Percy
—Nuestra profesora, lumbrera.
Parpadeé. No teníamos ninguna profesora que se llamara así. Le dije de qué estaba hablando, pero ella se limitó a poner los ojos en blanco y darse la vuelta. Le pregunté a Grover por la señora Dodds.
— ¿Quién? —preguntó, y como vaciló un instante y no me miró a los ojos, pensé que pretendía tomarme el pelo.
Ahora si sátiro –dijo Hermes muy serio- a partir de mañana iras a mi cabaña a tomar clase con mis hijos
Travis y Connor sonrieron maliciosamente a lo que el pobre sátiro trago saliva
—No es gracioso, tío —le dije—. Esto es grave.
Resonaron truenos sobre nuestras cabezas.
El señor Brunner seguía sentado bajo su sombrilla roja, leyendo su libro, como si no se hubiera movido. Me acerqué a él. Levantó la mirada, algo distraído.
—Ah, mi bolígrafo. Le agradecería, señor Jackson, que en el futuro trajera su propio utensilio de escritura.
Muy bien Quirón espero no lo eches a perder -dijo Hermes-
Se lo tendí. Ni siquiera había reparado en que seguía sosteniéndolo.
—Señor —dije—, ¿dónde está la señora Dodds?
El me miró con aire inexpresivo.
— ¿Quién?-
—La otra acompañante. La señora Dodds, la profesora e introducción al álgebra.
Frunció el entrecejo y se inclinó hacia delante, con gesto de ligera preocupación.
—Percy, no hay ninguna señora Dodds en esta excursión. Que yo sepa, jamás ha habido ninguna señora Dodds en la academia Yancy. ¿Te encuentras bien?
Bien Quirón eres bueno para mentir –dijo Hermes sonriendo-
Aquí termina el capítulo –dijo Malcom cerrando el Libro- quien lee
Yo –dijo Lacy a lo que Malcom le dio el libro sonriendo-
espero les haya gustado
porque creen que Paul se quedo viendo a Athena