¿Que paaaaasa?

Bueno pues gracias a que dispongo de ingentes cantidades de tiempo libre últimamente, les traigo un nuevo aporte de mi cosecha (lo sé no han hecho nada para merecer el sufrimiento de soportarme, ... pero tendrán que fastidiarse jejejeejeje).

En esta ocasión es una historia corta ( mi idea es que no sobrepase los 4 capítulos, pero no es como si siempre hiciese las cosas como las pienso en un principio ¿No? )

Si no es mucho pedir, me gustaría que comentarais cosas en las que creáis que puedo mejorar (lo sé, da mucha pereza, si yo os entiendo, pero venga hacerme el favor).

También os comento que no he repasado las faltas de ortografía, así que puede que os sangren un poco los ojos , pido disculpas por ello.

Pues sin más os dejo con el primer capítulo,... en mi opinión puede ser un poco corto , y con muchísimo dialogo para mi gusto , ... pero ¿Qué le voy a hacer?¿Ponerme a describir como absurdas como un poseso para así de paso engrosar el capítulo? NO ... eso es un esfuerzo contraproducente.

Disclaimer: Kung Fu Panda le pertenece a DreamWorks, y no escribo esta historia con ánimo de lucrarme.

(Nunca entendí del todo por que hay que escribir eso, pero siempre quise hacerlo jejeje)

AVISO: he escrito esto completamente sobrio, por lo que podrán notar una clara disminución de calidad en el texto.


Tensión en el aire

El sol estaba en el punto más alto de su trayectoria, creando un caluroso ambiente en los jardines del Palacio de Jade. Shifu contempló los jardines mientras asentía aprobatoriamente y continuó caminando lentamente y sin prisa hacía las puertas del palacio, con una sonrisa propia de quien ha conseguido encontrar la paz interior. Estaba cerca de llegar al inicio de los diez mil escalones cuando percibió el característico sonido del aletear de un ganso. "¡Zeng! ¿Cómo pude olvidarme de despedirme de Zeng?" Pensó el maestro mientras se reprendía mentalmente.

- ¡Maestro Shifu! – El ganso aterrizó apresuradamente a unos dos metros del panda rojo - ¿Es cierto que se va del palacio? – Una mueca de horror era visible en el rostro del ganso

- Sí, es cierto Zeng – Dijo el maestro volteándose para mirar a la cara al ave. – Por favor, discúlpame por no haberme despedido de ti, pero sinceramente mi intención era marcharme mucho más temprano y no quería despertarte. – Esto era una mentira descarada, cierto que su plan era marcharse antes del amanecer, pero simplemente se había olvidado de despedirse del ganso.

- ¡Pero usted no puede marcharse! – Gritó desesperado el empleado del palacio - ¡Este es su hogar! ¡El Palacio de Jade se hundirá sin usted! ¡Quédese! ¡¿Cómo se le ocurre…?

- Zeng… - Intentó interrumpirlo el Maestro Shifu.

- ¿Y dónde se va a marchar? ¡Usted ha vivido en el palacio desde pequeño! ¡No tiene a donde ir! – Continuó el ganso sin hacer caso del panda rojo.

- Zeng te estás confundiendo… - El Maestro Shifu intentaba explicarse, pero no era posible.

Zeng se abrazó a la cintura del maestro con lágrimas en los ojos.

- ¡Por favor no se marche! ¡Le echaría mucho de menos! ¡Quédese por favor! – Suplicó lastimosamente el ganso, sin percatarse de la vena que se estaba hinchando en la frente del Maestro Shifu.

- ¡ZENG! – Exclamó con furia el maestro - ¡No me marcho para siempre, ganso dramático! – Shifu expiró lentamente para calmar sus nervios. – Simplemente será un retiro de un par de semanas para visitar a otros maestros y disfrutar de un merecido descanso. -Explicó el maestro con calma dejando, al empleado del palacio con los ojos abiertos y una mueca de alivio.

- Oh… yo pensé … ehh… comprendo Maestro Shifu. Entonces es algo así como unas vacaciones. – Habló el ganso mucho más calmado.

- No. Es un retiro – Matizó el maestro.

- Sí, eso. Pues… que disfrute de su retiro Maestro Shifu.

- Gracias Zeng, eso haré.

Dicho esto, el ganso se marchó volando, sin duda para continuar con las labores del palacio. Nuestro panda rojo, sin embargo, inició su calmado descenso por los diez mil escalones. Con la mente en calma sabiendo que al contrario de lo que Zeng pensaba, el palacio estaría bien sin él.

"Po puede ser un poco vago e infantil, pero es un buen maestro. Seguro habrá algún que otro problema durante este retiro, pero mientras él esté al frente no ocurrirá nada grave. No hay ningún motivo por el cual debiera preocuparme". Pensó el maestro con la mirada perdida en el infinito. "Además si Po intentase hacer alguna tontería, siempre estará Tigresa para pararle los pies… y darle una pequeña tunda" Este último pensamiento provocó que una sonrisa se le formara en los labios. Siempre podría contar con Tigresa para solucionar los errores de ese Panda.

Con el devenir de su mente, el Maestro Shifu llegó al final de las escaleras casi sin darse cuenta. Con la misma calma, continuó su viaje cruzando el pueblo. Allá por donde fuera, los aldeanos le dedicaban frases de despedida y gestos de respeto, que él respondía educadamente con un asentimiento de cabeza y una gran sonrisa. Sin tenerlo planeado pasó por delante del restaurante del Señor Ping, y se detuvo a tres metros de la entrada.

"Hace mucho tiempo que no visitó al Señor Ping para jugar al Mahjong… Bueno ya he retraso mi partida casi medio día, no creo que sea malo esperar un par de horas más antes de marcharme del Valle de la Paz"

Entrar al restaurante del Señor Ping era siempre un motivo de alegría para cualquiera. Las risas de los niños, los simpáticos aldeanos charlando de cualquier cosa, "Todo es alegría en Fideos y Tofu del Guerrero Dragón" era uno de los reclamos más famosos del restaurante.

Al acercarse a la barra para hablar con el Señor Ping, se encontró con que, en una mesa, estaban sentados los tres miembros masculinos del equipo de "Los Cinco Furiosos". Se acercó a ellos sin que se dieran cuenta.

- Buenos días maestros – Dijo el panda rojo con una sonrisa.

- ¡Maestro Shifu! ¡Creía que ya se había marchado! – Dijo un Grulla muy sorprendido.

- Sí, todos pensábamos que se iba a sus vacaciones antes del amanecer. – Dijo Mantis asintiendo.

- No me voy de vacaciones Maestro Mantis, sino de retiro. – Dijo Shifu claramente molesto, provocando que el insecto asintiera con una risa nerviosa. – Y sí, mi plan era irme muy temprano, pero me distraje contemplando el palacio al marcharme. Y ustedes, supongo que han venido a comer ¿Cierto? – Los tres asintieron ampliamente - ¿Y el Guerrero Dragón no se encuentra con ustedes? ¿Y las maestras Tigresa y Víbora?

- En realidad no habíamos venido a comer. Hemos acompañado a Po a comprar suministros para el palacio. – Explico Grulla mientras señalaba a un montón de bolsas llenas de comida situadas detrás de ellos. – Como se nos hizo tarde, pues decidimos parar a almorzar.

- En cuanto a los demás… pues Tigresa dijo que como éramos muchos, no sería necesaria su ayuda y que prefería seguir trabajando para lograr la paz interior. – Continuó Mono, mientras Grulla lo miraba molestamente. – Víbora dijo que nos quería acompañar, pero que tenía que hacer algo muy importante.

Shifu se quedó mirando a los furiosos expectante de que le dijeran donde estaba su nuevo maestro, pero cuando recibió tres miradas confusas como respuesta, decidió que lo mejor sería preguntar directamente.

- Bueno, y ¿Dónde está Po entonces? – Preguntó Shifu haciendo un esfuerzo por mantener una expresión de serenidad.

Unos segundos de extraño silencio llenaron la mesa, hasta que los tres furiosos empezaron a reírse a carcajadas, dejando a su antiguo maestro muy extrañado.

- ¿Podría saberse que es tan gracioso? – Preguntó el panda rojo que empezaba a enfadarse.

El primero que consiguió coger bastante aire para contestar fue Mono, que se había caído de su silla.

-Perdone Maestro Shifu. – Dijo mientras se incorporaba, temeroso de la ira del panda rojo. – Verá, cuando venimos al restaurante, Po fue a saludar al Señor Ping. Entonces …

- ¡Entonces el Señor Ping comenzó a golpearle con el cucharón en la cabeza mientras le gritaba por todo el restaurante! – Terminó Mantis comenzando un nuevo ataque de risa por parte de los tres.

Cuando se hubieron calmado, Shifu les preguntó si podría acompañarles durante el almuerzo, y por supuesto los furiosos respondieron que sí. Shifu se sentó entre Grulla y Mono.

- Y díganme, ¿Por qué motivo el Señor Ping agredía al Guerrero Dragón de una manera tan … cómica? – El Maestro Shifu hizo un titánico esfuerzo para contener la risa que amenazaba por escapar de su garganta.

- Eso no lo sabemos – Explicó Grulla

- Pero será por lo de siempre – Continuó Mantis esta vez, y comenzó a imitar la voz de padre e hijo en un intento de provocar las carcajadas de sus compañeros. – "Po, nunca vienes a visitarme", "Sí lo hago", "No lo haces", "¡Que sí!", "¡Que no!" "¡PAPÁ!"

Esta vez solo Mono inició a reír ante la payasada de su amigo, pero se detuvo rápidamente cuando se percató de que Grulla y el Maestro Shifu le dedicaban miradas de desaprobación.

- A mí me ha hecho gracia. - Explicó el simio

- Porque eres idiota. -Dijo el ave con un tono monótono y cargado de veneno.

La mesa se inundó de un silencio incómodo a partir del ataque de Grulla.

"Wow … que agresividad para el pacífico del grupo … ¿Habrá pasado algo entre estos dos?" Se preguntó el insecto verde. "Creo que tendré que hacer algunas averiguaciones… pero será mejor que me invente otro tema de conversación antes de que se saquen los ojos" Concluyó Mantis mientras veía como Grulla y Mono intercambiaban miradas … poco hogareñas.

- Y … ¿Alguno sabe que es eso que tenía que hacer Víbora para no poder acompañarnos?

Mantis no podía imaginarse lo mucho que iba a arrepentirse de haber sacado ese tema en concreto.


Expirar… inspirar….

- Paz interior…

Expirar… inspirar…

-Paz interior…

Expirar… inspirar…

- Paz inte… ¿Quieres algo Víbora? – Tigresa llevaba toda la mañana trabajando en la paz interior, con bastantes malos resultados. Y el que su amiga reptil la estuviese interrumpiendo cada par de horas no ayudaba en absoluto.

- Sabes perfectamente lo que quiero – Respondió Víbora.

Tigresa soltó un sonoro suspiro de fastidio y abrió los ojos. Estaba en el estanque de lágrimas sagradas, donde había pasado toda la mañana meditando, con ocasionales interrupciones de Víbora. La susodicha estaba enrollada sobre si misma a uno metro de donde Tigresa estaba sentada. Y le dirigía una mirada de reproche mezclada con enojo a su amiga.

- Víbora, hemos tenido esta conversación hace apenas diez minutos. – Replicó Tigresa a su amiga. – Estoy muy ocupada ahora y no puedo perder mi tiempo con charlas triviales.

- ¡Esta conversación la hemos tenido hace más de tres horas, Tigresa! – Víbora se alzó unos centímetros y siseó con furia contenida, ya estaba muy harta de esta situación. - ¡Hoy he perdido toda la mañana en intentar hablar contigo y solo me das largas!

-No te estoy dando largas, simplemente tengo claras mis prioridades. – Explicó la felina de forma calmada - Tengo que dedicar mucho de tiempo a la meditación si quiero alcanzar mi paz interior y tus interrupciones solo me lo ponen más difícil.

- ¡No tendría que interrumpirte tanto si accedieses a hablar conmigo de una vez!

- Ya te he dicho que hablaremos en nuestro tiempo de ocio si así lo deseas. – Y con eso Tigresa volvió a cerrar los ojos con la esperanza de que la reptil la dejara en paz. Pero Víbora tenía otros planes al respecto.

- ¡Llevas diciéndome eso durante las últimas dos semanas! – Dijo Víbora acercándose más a la cara de su amiga. - ¡Nunca tienes tiempo de ocio, en cuanto acabas de entrenar vas a meditar a cualquier sitio donde pienses que no voy a encontrarte para no hablar conmigo!

- ¡Eso es porque yo si me tomo mis deberes en serio! – Tigresa alzó la voz cuando empezó a sentirse acorralada por su amiga. – No como otras que yo conozco …

- Ohhhh – Víbora abrió enormemente sus dos ojos azules, sintiéndose realmente muy ofendida por las palabras de su amiga - ¡¿Ahora me acusas de no cumplir mis deberes como maestra?!

- Si cumplieras con tu deber no perderías tanto tiempo y esfuerzo en intentar mantener esta conversación, e intentarías alcanzar la paz interior como yo hago. – Dijo Tigresa a la defensiva.

Víbora ya había tenido bastante, se abalanzó sobre su amiga, que cayó de espaldas al suelo. Víbora se acercó al rostro de Tigresa, hasta el punto de que sus narices casi se tocan, y gritó con toda la fuerza que sus pulmones la permitían.

- ¡ESO ESTABA HACIENDO HACE DOS MESES CUANDO ENTRASTE EN MI HABITACIÓN PARA PEDIRME AYUDA! – Tigresa tenía una gran expresión de sorpresa, su amiga nunca se había mostrado tan enfadada y violenta, normalmente era todo dulzura. - ¡YO NO EMPECÉ ESTO TIGRESA, FUISTE TÚ! ¡Y AHORA AL PARECER NO TIENES VALOR PARA ACABARLO!

Tigresa empujó a Víbora para liberarse y se incorporó, para mirar a la muy enfadada serpiente a los ojos … unos ojos que destilaban rabia y veneno.

- ¡Ya te dije que lo haría! – Reprochó Tigresa a la serpiente.

- ¡PERO NO LO HAS HECHO! – Replicó Víbora de vuelta.

- ¡Lo haré cuando esté lista! – Respondió Tigresa a la desesperada.

- ¡A MI NO PUEDES ENGAÑARME! – Víbora no iba a permitir que la situación se alargase durante más tiempo, este asunto tenía que terminar de una vez. - ¡YA ESTÁS LISTA TIGRESA! ¡LO QUE TE PASA ES QUE NO TE ATREVES A HACERLO!

Tigresa se acercó al cuerpo de su amiga antes de responder con una insana cantidad de furia y dolor.

- ¡NO TIENES NI IDEA DE LO QUE ESTÁS HABLANDO! ¡NO TIENES IDEA DE COMO ME SIENTO! -Espetó con rabia la felina.

El tiempo pareció detenerse unos instantes. Víbora aflojo ligeramente la dureza de su mirada, al contrario que Tigresa, que seguía supurando por sus ojos un intenso fuego de ira. La brisa era fresca, relajando el calor que desprendía el astro rey, repartiendo una ligera humedad proveniente del Estanque de Lágrimas Sagradas… y moviendo el aire entre las hembras que manejaban una situación espantosamente complicada.

- ¡Por supuesto que la tengo! – Respondió la serpiente más calmada. - ¡Y por eso sé que nunca vas a estar más lista de lo que estás ahora! – La reptil esbozó una de sus tiernas sonrisas. – Debes hacerlo Tigresa, no lo demores más tiempo, o acabarás arrepintiéndote.

- ¡BASTA VÍBORA! – Tigresa volvió a sentarse en posición de loto – Esta conversación de ha acabado, por favor no vuelvas a interrumpirme mientras trabajo en mi paz interior. – Dicho esto Tigresa volvió a cerrar los ojos, e hizo como si su amiga no estuviera presente.

Víbora miró fijamente a su amiga. Intentando apaciguar la ira a que aún la consumía, lo cual no era tarea fácil. "¿Por qué tienes que ser tan malditamente testaruda Tigresa?". Víbora suspiró pesadamente al darse cuenta que su amiga no pensaba volver a hablar con ella de ese tema. Estaba ciertamente harta de todo el asunto, todo se estaba complicando cada día más desde los últimos dos meses, y Tigresa no parecía estar dispuesta a ponerle fin.

- Esta bien Tigresa tú ganas. – Víbora hablaba cansinamente. – Si no quieres hablar más del tema te dejaré tranquila para que continúes intentando alcanzar la paz interior. Pero yo también me he acabado cansando de esta situación, no te volveré a molestar para tener esta conversación.

"¡Después de que le di mi consejo de amiga de la manera más desinteresada, ahora se porta así conmigo! ¡Y encima me acusa de no entenderla! … como si yo no hubiera sufrido igual que ella."

Víbora ya iba en camino del Palacio de Jade, pero se volteó una sola vez más para mirar a su amiga. Tigresa estaba sentada en posición de loto, impasible, inquebrantable, fría, radical …

"¡Y un rábano untado en aceite! Te conozco más de lo que crees Tigresa, sé que estás sufriendo mucho, y que acabarás por desmoronarte y fastidiarlo todo… pues no voy a permitírtelo. Por muy mal que me hayas tratado, yo siempre será tu amiga. Si tu no vas a hacerlo, yo lo haré"

En un susurro que el sonido de la brisa casi acalla, Víbora dijo para sí misma:

- Cuando vuelva a ver a Po, le contaré que estas secretamente enamorada de él.


Pues eso era... no es lo mejor del mundo, pero menos da una piedra (aunque una piedra te puede dar una pedrada, que no es moco de pavo tampoco...)

En cualquier caso, me gustaría decir que actualizaré pronto ... pero no tengo ni idea (no porque tenga cosas que hacer, sino porque soy muuuuuuy vago a veces).

Me despido

¡Agur amigos!