¡Hola! ¿Qué tal? Este es el primer fanfic que me animo a hacer de Dragon Ball, sin embargo el amor por este anime y por escribir hicieron que tomara la decisión final. Antes de que comiencen a leer quiero aclarar algunas cosas, esto es totalmente AU, en algunas partes quizá parezca un poco OOC, sin embargo trato siempre de mantener su carácter principal, pues no me gusta que los cambien y los hagan de una manera que no son porque pierde toda su magia original.

Disclamer: Los personajes son propiedad de Akira Toriyama, la historia es totalmente de mi propiedad.

¡Que la disfruten!


HEREDEROS

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Dejaste atrás a tu propia sangre, le diste la espalda a tu familia porque creíste que esa era la única forma de protegerla, pero sólo los dejaste vulnerables ante los ojos que arrasarían con todo lo que siempre quisiste ocultar. Ya no serás tú quien proclame ser el salvador y único líder, ellos serán los protagonistas del encuentro garrafal que intentaste evitar.

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CAPÍTULO 1

Dos guerreros

I

Su cola se movía impaciente, no pensó que llegar a la Tierra tardaría tanto tiempo, debía darse prisa o sino el Rey de Vegetasei sería encontrado muerto y el planeta guerrero se volvería un caos. Sabía que no iba a ser tarea fácil hacerle entender al heredero su deber como legítimo príncipe de la estirpe saiyajin, ni mucho menos sería agradable tener que lidiar con el carácter de esa mujer cuyo el ahora Rey alguna vez proclamó como su Reina.

Cuando ella junto con el heredero que llevaba en su vientre fueron expulsados de Vegetasei, prometió que jamás volvería a tener nada que ver con esa especie. Bramó que para toda esa raza, ella y el ser que llevaba en su vientre estaban muertos, y que no se les ocurriera buscar jamás a su bebé para llevárselo y convertirlo en alguien como ellos, porque sobre su cadáver pasarían para que algo así sucediera. Todos guardaron silencio y escucharon la última palabra de la mujer antes de que subiera a la nave que la llevaría de vuelta al planeta Tierra.

Él hizo caso omiso de las gélidas miradas que la mujer le había lanzado en todo su discurso para al final tacharlo de cobarde a él y a toda la supuesta raza guerrera, pero ella jamás entendería el sacrificio que todo su pueblo junto con él harían solamente por ella, porque no sabía la verdad del ser que estaba engendrando y mejor que nunca lo supiera. El deber de los saiyajin sería ocultar el paradero de la mujer a toda costa, cualquiera que se atreviera a hablar sería tachado de traidor y ejecutado inmediatamente en manos del, en ese entonces, príncipe de la raza guerrera.

El soldado recordaba todo con lujo de detalle, a pesar de que habían transcurrido quince años de aquel suceso, las imágenes de esa escena aún seguían frescas en su cabeza. Si tan sólo ella hubiera sabido la verdad de las cosas desde un inicio quizá todo sería diferente y podrían hacerle frente a la amenaza que los acechaba hacia quince años.

Un pitido lo alarmó, era la computadora principal indicándole que estaba a punto de entrar a la atmósfera de la Tierra, se tensó un poco pero pensó en relajarse inmediatamente, nunca se había sentido ansioso, no era esa ansia que le daba cuando sabía que pelearía con alguien poderoso o iría a purgar otro planeta, no, era otro tipo de ansiedad. No importaba qué o cómo, debía llevarse al heredero con él. Sólo él podría salvar a Vegetasei y a la raza guerrera de una extinción segura.

II

La mujer volvió a repasar los planos de la máquina que estaba siendo construida en el laboratorio, se restiró en su respaldo y lanzó un largo suspiro para posteriormente mirar su reloj de pulsera, abrió los ojos en señal de sorpresa, ya era poco más de media noche y no los había visto en todo el día.

Decidió parar con todo su trabajo e ir a casa, si bien los conocía sabía que ambos estarían viendo alguna película o programa comiendo cosas chatarras que después se aventarían y comenzarían a pelear, sonrió ante tal pensamiento, ellos siempre habían sido así.

Entró a su hogar encontrándose con sus padres que tomaban café mientras charlaban amenamente, los saludó y preguntó por ellos, sus padres le indicaron que estaban en la sala de estar viendo una película "extremadamente violenta para ellos" según palabras de su madre. La mujer agradeció y se despidió de ellos para dirigirse a su encuentro. Entró a la habitación que le habían indicado y allí los vio, ambos sentados en el mismo sofá, uno a cada extremo, él con las piernas estiradas hacia ella y con una expresión burlona, y ella con las piernas recogidas y con el ceño fruncido. Supuso inmediatamente que él la estaba molestando porque sus pies la estaban tocando y si de algo se podía jactar la mujer es que ella era tan exagerada por ese tipo de acciones.

―Trunks, Bulla ―inmediatamente ambos voltearon a ver a la dueña de la voz que mencionó sus nombres quitando completa atención de la pantalla que estaba frente a ellos.

Él fue el primero en hablar ― ¿Terminaste ya?

Ella sonrió ―Aún no, pero ya casi está listo, si quieran mañana pueden darse una vuelta por el laboratorio y ayudarme un poco ―dijo con el típico tono maternal que la caracterizaba cuando hablaba con alguno de ellos.

― ¡Sí! Si ambos te ayudamos mañana entonces acabarás antes y podremos ir de compras como me prometiste ―fue el turno de hablar de la chica.

El chico rodó los ojos ―Tonta materialista ―susurró claramente apropósito para que ella escuchara.

― ¿Qué dijiste idiota? ―reclamó y una de las típicas peleas familiares comenzó.

Bulma sonreía a pesar de que sus hijos estaban "discutiendo", sabía que a pesar de esas pequeñas batallas ambos se amaban y se protegían el uno al otro.

Jamás hubiera pensado, en aquel entonces, que el heredero serían en realidad los herederos. Ella, junto con el príncipe de la raza guerrera, había procreado a mellizos, él que tenía el cabello lacio como el de ella pero de un color blanquecino como el de su abuelo y la mirada idéntica al de su progenitor, ella parecida a su hermano sólo que con el cabello azul y la mirada de su madre, pero ambos compartían la misma característica, sus ojos color zafiro. Había sido tremendamente difícil el lidiar con dos bebés en vez de uno, fue frustrante por ser una experiencia nueva y totalmente desconocida y porque en realidad no sabía qué hacer. Varias veces se había preguntado cómo hubieran sido las cosas si ellos hubieran nacido en Vegetasei, pero se convenció a sí misma de no volver a pensar en ello, eso ya no era parte de su vida y jamás lo volvería a ser.

Regresó de sus recuerdos cuando vio que sus hijos se empezaban a lanzar golpes con almohadas, algo que nunca había podido inhibir de ellos era la aparente agresividad con la que a veces se trataban, no fue sorpresa para ella puesto que eran hijos del príncipe de los Saiyajin, uno de los guerreros más fuertes y el más insensible y orgulloso también, y para su mala o buena suerte ambos hermanos habían heredado aquello.

Desde pequeños fueron sobresalientes en todos los campos escolares, especialmente los de deportes, Bulma siempre trató de encubrir la verdad, pero llegó el día en que no pudo hacerlo, puesto que por una situación Trunks, con apenas cinco años de edad, se había molestado tanto que terminó por quebrar la ventana de la entrada principal de su hogar. Fue entonces que decidió contarles su origen, no podía mentirles a sus hijos, jamás lo haría porque no quería que en un futuro ellos le ocultaran cosas. Al principio ellos no entendieron, pero ella había pasado el tiempo suficiente en Vegetasei para explicarles al menos lo más básico, por ejemplo el cómo controlar la energía que llamaban Ki; se enorgulleció de cierta manera cuando el mismo día que les explicó lo básico del Ki ambos aprendieron a volar. Fue curioso el hecho de que ella había amenazado a todos los saiyajin si alguna vez decidían aparecer y contarle su origen al bebé que tenía, y por cosas del destino ella terminó siendo la que soltaría toda la bomba.

―Hey ―habló bajó pero firme y sus dos hijos dejaron la pequeña batalla ―Mañana por la mañana vayamos a desayunar a alguna parte, hace mucho que no salimos los tres debido a que he estado muy atareada en el laboratorio.

― ¿Pero eso no hará que te retrases en el proyecto? ―preguntó Bulla frunciendo sus cejas. Bulma rio internamente, ese gesto era tan típico de él.

―Tal vez, pero creo que he estado muy alejada de ustedes, y quiero que me cuenten cómo les ha ido en la escuela y en sus clases de artes marciales.

Una de las cosas que tuvo que hacer cuando sus hijos empezaban a tener mucha energía y agresividad contenida, fue meterlos a clases de artes marciales, e increíblemente para todos, menos para ella, ambos eran extremadamente buenos en eso. En las batallas que tenían de demostración contra otros alumnos ambos ganaban sin siquiera hacer un mayor esfuerzo.

Trunks suspiró ―El entrenador nos dijo que necesitamos otro tipo de reto, ya nadie de la academia nos hace frente y eso es un poco aburrido.

―Es verdad, a mí no me quieren poner a pelear contra un hombre porque dicen que me veo muy frágil para eso, ¿acaso no es una estupidez, mamá?

―Lo es cariño. En ese caso porque no practican entre ustedes dos, pueden pelear aquí, sin hacer muchos destrozos claro.

Trunks hizo una mueca de burla ―Bulla terminará llorando si peleo con ella, no es tan fuerte como yo.

La aludida frunció el ceño e inmediatamente le devolvió la sonrisa burlesca ―Yo creo más bien que a Trunks le da miedo que su trasero sea pateado por su linda hermana.

― ¡Eres tan sólo una mocosa, jamás podrás ganarme!

― ¡Tenemos la misma edad idiota, en ese caso tú también eres un mocoso!

Bulma sonrió y decidió ir a sentarse en medio de ellos ―Ya paren ambos ―los dos hermanos dejaron la pelea haciendo caso a las órdenes de su madre. A pesar de ser de un carácter irritante y difícil ella sería la única persona a la cual jamás se atreverían a retar, aunque ella no era fuerte físicamente sí tenía un carácter de los mil demonios que por ningún motivo querían desatar.

―Mamá, en pocas semanas será tu cumpleaños ―comentó Bulla mientras se recargaba en el hombro de la mujer adulta.

―Es verdad, ¿qué les parece si nos vamos de crucero con sus abuelos? Serían unas vacaciones perfectas.

Trunks subió y bajó los hombros ―Creo que estaría bien.

―Ya está decidido ―dijo Bulma levantándose. ―Ahora vayan a dormir o mañana no querrán levantarse para ir a desayunar.

Ambos hermanos asintieron.

―Ocuparé el baño primero ―dijo Bulla echándose a correr a las escaleras que daban al primer nivel tomando ventaja sobre el chico.

― ¿Qué? Tonta tramposa, yo iré primero.

Los dos se perdieron de su vista en el trayecto hacia la planta de arriba entre gritos, ella apagó el televisor y se dirigió con sus padres ― ¿Siguen aquí?

―Bulma, hay algo que debes saber ―habló serio el padre de mujer ignorando su pregunta anterior.

― ¿Qué pasa papá? ¿Es algo malo? ―preguntó preocupada por el tono de voz de su padre.

El hombre mayor suspiró y tomo aire para decirle lo que venía ―Los satélites han detectado una nave ajena al planeta entrando en la atmósfera de aquí ―paró la explicación para tomar un sorbo de café de su taza. ―Es una nave saiyajin.

Un fuerte escalofrío recorrió la espalda de la mujer y tragó saliva con dificultad ― ¿En cuánto tiempo estará aquí?

―Mañana al medio día ―contestó el Dr. Briefs.

Bulma maldijo por lo bajo, esos estúpidos guerreros seguramente venían a buscar a sus hijos para llevárselos, pero ella no lo permitiría, nada ni nadie los alejaría de ella, se los había dicho en aquel entonces, sobre su cadáver pasarían para que pudieran tocar a Trunks o a Bulla.

―Cariño, ¿qué piensas hacer? ―preguntó la madre de la mujer preocupada por la noticia que su marido había dado. ―Sería mejor que los tres se fueran.

―Ustedes vendrán también ―sentenció Bulma.

Su padre negó con la cabeza encendiendo un cigarrillo ―No, si ellos llegan aquí tendrán que encontrar a alguien o será muy obvio que escapamos; les diremos que al llegar a la Tierra la nave en la que venías perdió estabilidad y chocó bruscamente, que a pesar de todos los intentos no pudieron salvarte a ti ni a los niños.

―No les digas que eran dos, ellos no lo saben. Siempre han pensado que sólo es uno.

Su padre asintió ―Hace algún tiempo diseñé un comunicador que no fuera interceptado por ninguna red satelital, cuando ellos se hayan ido te avisaré para que puedan regresar.

―Bien, cuando nos vayamos no olviden desmontar la parte de arriba de la casa, sospecharían si deciden inspeccionar y encuentran cuartos de más. También hay que utilizar un aromatizante que cubra mi olor y el de los chicos.

Su madre se levantó y se colocó a su lado abrazándola para tratar de calmar su preocupación ―Tranquila cariño, todo estará bien. Mejor ve a decirle a los niños, si salen ahora agarrarán gran ventaja.

―Bien ―la científica abrazó a su madre y después hizo lo mismo con su padre. ―Por favor cuídense, si se ponen agresivos…

La madre de Bulma lanzó una risita típica de ella ―No te preocupes cariño, podremos lidiar con ellos.

Bulma asintió y se dirigió al primer piso, se dirigió primero al cuarto de Trunks y agradeció que Bulla también estuviera allí, acostada en la cama del chico leyendo una revista de adolescentes y fastidiando a su hermano con alguna historia típica de chicas mientras que él buscaba su pijama en los cajones.

―Mamá, qué bueno que llegas, dile a Bulla que ya me deje en paz.

Bulma tragó saliva ―Empaquen todo, no quiero que dejen absolutamente nada, toda su ropa, zapatos y pertenencias.

Bulla arrugó el entrecejo ― ¿Qué? ¿Por qué? ¿Pasó algo?

―Bulla, no hagas preguntas y sólo haz lo que te estoy diciendo, no tenemos mucho tiempo.

―Mamá ―habló serio Trunks mirándola fijamente, esa mirada, esa mirada que él alguna vez le regaló cuando le dijo que la mandaría de vuelta a la Tierra ―Dinos qué está ocurriendo.

La científica suspiró pesadamente y se adentró en la habitación para sentarse en la cama, Bulla la imitó levantándose y sentándose a su lado ―Su abuelo detectó una nave saiyajin entrando a la Tierra, mañana al medio día habrá arribado y su dirección es esta casa.

―Vienen por nosotros ―susurró Bulla.

―No dejaré que los separen de mí, por eso tenemos que irnos ahora, si nos tardamos un minuto más entonces no tomaremos distancia; mamá y papá los distraerán, les dirán que hemos muerto, sin embargo no creo que duren mucho con la convicción de esa mentira, ellos son astutos. Dense prisa ―la mujer se levantó y se dirigió a su cuarto para empacar también sus cosas dejando a los dos hermanos atrás.

Ambos se miraron y ella fue la primera en hablar ― ¿Y si matan a los abuelos?

Trunks negó ―Ellos estarán bien, ahora tenemos que hacer lo que mamá nos está diciendo, tenemos poco tiempo.

―Trunks ―la chica agarró a su hermano del brazo. ―Tengo miedo.

Él se acercó a ella y la abrazó, como cuando eran más pequeños y ella se asustaba en las noches de tormenta ―Yo te voy a proteger, no importa qué pase, no dejaré que nadie te haga daño, ni a mamá tampoco.

―Sé que lo harás ―dijo ella aferrándose al abrazo de su hermano. Ella no era una niña miedosa ni nada por el estilo, al contrario, le hacía frente a todo aquel que se cruzara en su camino, pero la idea de que seres desconocidos vinieran a separarla de su familia era algo que la llenaba de angustia.

―Anda, date prisa y no dejes rastro de nada ―le ordenó Trunks y ella obedeció marchándose a su cuarto, cuando se fue el chico comenzó a empacar todo lo suyo.

III

Los pasos de él eran lentos pero llenos de seguridad, sabía que calmar a todo el Consejo enfurecido no sería nada sencillo, pero él tenía a las palabras como sus mejores aliadas, y dado a su alto coeficiente intelectual estaba completamente seguro de que podría calmar a los furiosos saiyajin por al menos un tiempo más.

Colocó ambas manos en la puerta que daba a la sala de discusión, desde afuera se podía escuchar las amenazas que se soltaban entre sí los líderes guerreros en contra del Rey. A pesar de que la reunión se solía hacer mediante hologramas, pues cada líder tenía que permanecer en su estación, los escándalos no eran menos ruidosos.

Él entró sigiloso como solía serlo y se dirigió a su asiento sin decir absolutamente nada, todo miembro del Consejo calló inmediatamente.

―Príncipe Tarble ―habló uno de los miembros del Consejo. ― ¿Aún no saben el paradero del Rey Vegeta? ―preguntó yendo al meollo del asunto.

―No ―dijo sin titubear, después de meses discutiendo con esa bola de salvajes ya no le evocaba intimidación alguna. ―Sin embargo no deben dudar que su Rey sigue con vida.

― ¡Ya han pasado ocho meses desde su partida al planeta Kurai y sólo nos hemos basado en sus suposiciones, príncipe Tarble!

―Sé que no es nada seguro el que Vegeta siga vivo, pero deben saber que él es el único que puede derrotar a Freezer.

― ¡Lo mejor sería simplemente entregarnos al mandato del Emperador! ―opinó uno de los líderes.

El antiguo Rey entró a la sala tomando lugar en la cabecera, frente a todos esos hologramas, lugar que le correspondía a su hijo mayor pero que por su desaparición él tuvo que tomar ese mandato nuevamente ―Entregarnos a la disposición de ese lagarto ―murmuró y sonrió de lado mientras tomaba asiento, su imponente figura y su grave voz hacían que todo aquel que quisiera contradecir al príncipe Tarble cerrara la boca si quería seguir viviendo. ― ¿Cuándo es que nos hemos vuelto así de débiles? ¡Mírense ratas cobardes! Pensando en seguir mandatos de un estúpido que se cree superior a la mejor raza guerrera.

―Mi Lord, con todo respeto ―habló temeroso otro miembro del Consejo. ―El pueblo ya ha dado por muerto al Rey Vegeta y exigen que se proclame un nuevo Rey o ellos mismos harán Revolución para aceptar el mandato de Freezer.

―Ninguna otra especie que no sea saiyajin ha gobernado Vegetasei en milenios, y así seguirá siendo hasta el día de la destrucción.

Otra voz fue escuchada ―Pues probablemente ese día se aproxime, mi Lord.

El antiguo rey se levantó de su asiento, hastiado de toda la mierda que salía de la boca del Consejo, eso pasaba porque los líderes se sentían con todo el derecho de hablar puesto que no había Rey a quien temer, a pesar de él haber sido el antiguo rey sus palabras ya no tenían el valor de antes.

―El legítimo heredero al trono estará por llegar ―habló Tarble llamando la atención de todos. ―Un soldado de la Élite ha ido por él.

― ¡Un híbrido! El resultado del apareamiento del Rey con una simple humana, ¿qué podemos esperar de una basura como su heredero? Alteza ―se burló otro miembro.

El ex rey alzó la voz nuevamente ―Creo, ministro, que ha olvidado que la mezcla entre sangre saiyajin y sangre humana han dado poderosos guerreros, usted mismo tiene como ejemplo a los nietos de Bardock, quienes están precisamente en la lista de guerreros Élite.

―Sólo nos estamos dejando guiar por suposiciones y hechos fantasiosos, necesitamos pruebas mi Lord ―habló una guerrera saiyajin miembro del consejo.

―Las tendrán, dentro de una semana Raditz vendrá con el heredero ―habló una nueva voz. El estratega de batalla, Bardock.

― ¿Y qué te asegura que tu hijo no fallará en encontrarlo, Bardock? ―preguntó nuevamente el ministro.

―Porque él no es como tú, Raditz sabe que si falla entonces no deberá regresar nunca más a Vegetasei y morir en austeridad, y dudo que él quiera que eso ocurra.

El ministro quedó callado y sólo refunfuñó por debajo.

―Ya tienen la palabra de Bardock también, en una semana el heredero llegará, sólo en ese plazo ―dijo Tarble.

―Que sea así, príncipe Tarble ―anunció la saiyajin. ―que quede claro en esta reunión que si las palabras de los gobernantes no son ciertas y al plazo de una semana no hay heredero el pueblo se revelará contra sus reyes y reinas, y el Consejo no proporcionará protección alguna.

Los hologramas se apagaron inmediatamente.

― ¡Esas ratas inmundas! ―bramó el antiguo rey golpeando la mesa que estaba frente a ellos.

―Padre, tranquilízate ―habló calmadamente Tarble pero su padre lo ignoró.

―No me importa cómo, Bardock, pero Raditz debe aparecerse aquí en una semana con mi nieto, no quiero que esos imbéciles sigan hablando así de la corona, se han atrevido a desafiar al imperio de Vegetasei.

Bardock lo miró sin expresión alguna ―Los informes afirman que Raditz ya ha entrado a la atmósfera de la Tierra, no le será difícil encontrarlos, las modificaciones que se hicieron a los scouters son completamente eficaces.

El antiguo de rey se dirigía a la salida pero su hijo menor lo detuvo ―Padre, ¿qué haremos si él se desiste a querer gobernar Vegetasei? Seguramente ella le habrá ocultado toda la verdad y ciertamente él no sabrá qué hacer.

―Lo obligaremos quiera o no, tiene sangre de saiyajin, es su deber con su pueblo.

―Un pueblo que lo quiere muerto junto contigo ―habló Bardock.

El ex rey gruñó ―Una semana, Bardock.

IV

La esfera saiyajin descendía a toda velocidad llevándose consigo ramas de los árboles más altos hasta partes de los techos de las casas que se encontraban en su camino. Los habitantes de la capital Oeste se sorprendieron por el suceso para después dejarlo pasar como si nada hubiera ocurrido.

La nave finalmente llegó a su paradero. Aterrizó con un estruendo llamando la atención de la pareja que vivía en aquella famosa Corporación Cápsula, ambos salieron presurosos esperando ya lo que más temían.

Un hombre enorme con el cabello largo y puntiagudo hacia abajo salió de la esfera mirando a su alrededor y prestando atención a lo que scouter indicaba, lo extraño para él es que precisamente el artefacto no indicó absolutamente nada. A pasos enormes acortó la distancia entre los dos humanos que tenía frente a él, los reconocía, alguna vez ellos fueron llevados a Vegetasei por capricho de la pareja de Vegeta que quería verlos. Se sorprendió un poco al ver que ellos no habían cambiado mucho, quizá una que otra arruga, pero parecía que tiempo no había dado marcha en ellos.

― ¿En dónde están esa mujer y el heredero? ―preguntó con voz grave el guerrero saiyajin.

La madre de la aludida sonrió sin dejarse intimidar por el grandote ― ¿No quiere pasar a tomar el té y comer algún pastelillo?

El saiyajin frunció las cejas ante la pregunta ―Les he hecho una pregunta, terrícolas, exijo que llamen inmediatamente a esa mujer y al heredero.

El Dr. Briefs soltó un suspiró cansado preparándose para hacer la actuación más convincente de toda su vida ―Ellos no están aquí, quiero decir, jamás llegaron. Cuando la nave estaba a punto de aterrizar sufrió una falla en el motor y el choque fue muy violento. Lamentablemente mi pequeña hija y mi futuro nieto no sobrevivieron ante eso, ni siquiera pudimos recuperar sus cuerpos, la nave explotó borrando todo rastro que hubiera existido de ellos ―relató calmadamente fingiendo aflicción ante las mentiras dichas.

La mujer a su lado gimoteaba débilmente ante cada palabra que había dicho su esposo para darle un plus a esa historia trágica que habían ensayado desde en la madrugada.

Raditz sintió un escalofrío correr su espalda, eso no podía ser cierto, era imposible que una de sus naves fallara, jamás había ocurrido algo así y curiosamente la nave de la mujer había sufrido un desperfecto. No, eso él no lo creería, a pesar de que no veía rastro de mentira en ellos sí podía oler un leve nerviosismo que ambos trataban de tapar muy bien. Algo no cuadraba.

―No hay día en que dejemos de llorarle a nuestra preciosa Bulma y al pequeño que nunca pudo conocer este mundo ―habló la mujer rubia sacándolo de sus pensamientos. ―Sin embargo mi esposo y yo seguimos viviendo con la convicción de que ella así lo hubiera querido.

―Lamento que haya venido desde Vegetasei para sólo hallar a dos viejos que le lloran a sus muertos ―habló el señor.

Raditz sin embargo no se dejaría engañar si es que acaso esa era una treta ―Bien, como símbolo del luto por parte de Vegetasei permaneceré aquí unos días para darle respeto a sus muertos ―si es que los señores ocultaban a la mujer y al heredero entonces se quedaría ahí hasta que su scouter detectara algo. No podía irse de ahí con las manos vacías y siéndose sincero, no quería morir en la austeridad.

V

El helicóptero aterrizó en medio de una zona montañosa y aparentemente tranquila, madre e hijos descendieron de éste que posteriormente fue encapsulado. Bulma miró alrededor buscando una zona óptima para activar otra cápsula, vio una cueva lo bastante amplia y sonrió arrojó la cápsula desplegando una pequeña casa de campaña.

― ¿Qué? ¿Una casa de campaña? ¿Por qué algo tan rústico mamá? Pensé que estaríamos en una casa.

―No venimos a vacacionar, Bulla, venimos a escondernos ―dijo su hermano entrando a la casa de campaña, si bien ésta no era pequeña ni nada por el estilo tampoco era la residencia que su hermana se imaginaba.

― ¿Y hasta cuándo tendremos que escondernos, mamá? ―preguntó ella sacando una botella de agua de la nevera que había dentro de la casa.

Bulma la imitó ―Hasta que su abuelo me indique que ha pasado el peligro.

― ¿Entonces los saiyajin son de verdad peligrosos?

―Hey, deja de atosigar a mamá con tanta pregunta tan estúpida, está cansada de haber viajado hasta acá ―habló Trunks haciendo que su hermana por fin se callara.

Bulma bebió toda el agua de su botella ―Está bien Trunks, no seas tan duro con ella ―la mujer tomó aire y calmadamente comenzó el relato. ― ¿Se han preguntado por qué es que a veces sienten tanta energía contenida? ¿La razón de esos arrebatos furiosos? Los saiyajin son una raza guerrera, quizá la más poderosa de todo el universo, ellos no mostraban misericordia jamás con sus enemigos, eran considerados unos salvajes por todos los demás, sin embargo… sólo es egocentrismo lo que tienen, a pesar de lo que los demás decían yo pude constatar que hay saiyajines inteligentes ―contó recordando a Tarble, el agradable saiyajin con el que solía llevarse muy bien― También eran civilizados cuando su orgullo y arrogancia no gobernaba sobre su razón. Ustedes no deben temerle a ellos, nos guste o no, ustedes son sangre de su sangre, tienen sangre guerrera, pero no por eso voy a permitir que se los lleven para que formen parte de sus filas.

― ¿Alguna vez conociste a los gobernantes de los saiyajines, mamá? ―preguntó Bulla.

Ambos ignoraban que eran hijos del mismísimo ahora Rey de Vegetasei, lo único que les había dicho Bulma es que se lío con un saiyajin y que éste la mandó a la Tierra de regreso cuando se supo embarazada. Jamás mencionó el nombre de él ni del planeta. No quería que por curiosidad sus hijos investigaran y hallaran cosas que no debían. Sus hijos tampoco indagaron más, sabían que era algo de lo que no le gustaba hablar a su madre.

―Sólo escuché cosas, del prepotente Rey y del egocéntrico hijo mayor, ambos sin una pisca de misericordia ni sentimientos ―susurró perdida en recuerdos del príncipe mayor.

Trunks se percató de que eso le incomodaba a su madre e intervino ―Hey Bulla, ¿recuerdas cuando fuimos a acampar de niños? ―su hermana asintió por toda respuesta. ―Vayamos a buscar leños y hagamos una fogata.

―Pero Trunks, dijiste que estas no eran unas vacaciones.

―Lo sé, pero tampoco podemos desaprovechar la oportunidad, ¿te parece bien mamá?

Bulma asintió. Trunks siempre había tenido una conexión muy fuerte con ella y sabía cuando algo no estaba bien. ―No se alejen demasiado.

―De acuerdo ―dijeron al unísono para salir de la cueva y adentrarse en el bosque.

Bulma sabía que en cualquier momento alguien los encontraría, lo presentía y estaba en lo correcto, sin embargo lo que no sabía era que quien los había encontrado no era precisamente un saiyajin.