Datos:
✖ Título: "Prímulas color corazón"
✖ Autor: HotaRu YaOiGirL
✖ Advertencias: Slash/Yaoi - AU - OoC - ¿escritura abstracta? - la siempre presente falta de ortografía...
✖ Parejas: Sasuke&Naruto
✖ Disclaimer: Por mucho que patalee, grite y llore, los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto. Hago esto por puro goce y diversión personal combinada con un poco de ocio. Sin fines de lucro, claro está.
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VI
Esa noche los colores del infinito se lucían de tonos marinos y púrpuras, resaltando el pálido brillar de mil planetas. La melancólica melodía de las hojas de un sauce acompañaba la oscuridad que, silenciosa, cubría la entrada de un bosque de tres especies. Un camino de adoquines serpenteaba en medio y desaparecía en la cima de una colina, la cual tenía el tamaño de una oportunidad.
Sasuke sintió que sus piernas flaqueaban y que el aire se le escapaba, como si una gran culebra con sombrero le oprimiera el pecho. Miró a su madre buscando refugio. Ella rodeó los hombros del pequeño, trasmitiéndole una fuerza invisible que pronto se apoderó de la mitad de su cuerpo.
—¿Estás listo, cariño?— le animó Mikoto.
Él cerró los ojos y suspiró un número impar de veces hasta que su corazoncito latió normalmente. Apretó la húmeda tela aterciopelada que envolvía tres tallos del color del monte y, aún sujetando la mano de su madre, empezó su marcha hacia las tinieblas.
Mientras caminaban entre sombras, la joven dama no podía evitar sentirse inquieta, pues su niño estaba a una cuesta de entregarle un ramo de flores a su primer amor. ¿Cuándo los ciclos habían pasado tan rápido? Todo era demasiado repentino... Sin embargo, por muy difícil o inusual que fuera la situación, ella lo alentaría.
El camino comenzó a ascender levemente, las piezas de cemento cambiaban de dimensión y pasaban a un tercer plano. La escalera irregular pero simpática, los condujo hacia un refinado jardín de fuentes con rulos y bancos de color perla. La luz de la luna era acompañada por la del fuego de un farol de seis picos, centrado en medio de un cantero con hojas amargas. A unos metros de distancia, un arco enroscado se erguía sobre una mancha de césped tan mullido como un colchón. En este, de rodillas y cantándole al silencio, se encontraba un niño de cabello rubio revuelto, sus pies desnudos y la vestimenta harapienta le daban un aspecto indigente pero una belleza mística le rodeaba. Tenía la voz de la miel que con murmullos acompañaba la brisa del sur y entonaba cadenciosa:
Profundo, en un quieto bosque se puede oír
La pesada nieve cayendo…
Fuertemente deseando a través del cielo
Un corazón latiendo.
Una clara voz cantante
Que espera con efusión
Para entregar el único deseo de continuar viviendo…
De esperanza es esta canción.
Mikoto contempló con ojos húmedos el acto que ante su presencia se desplegaba. Su alma se ahogó de dicha pero el corazón se le comprimía en el pecho. La extraña sensación contradictoria provocaba que sus sentimientos afloraran y dejaran un rastro húmedo sobre las mejillas de porcelana. Entre recuerdos borrosos y lagunas que obstruían sutilmente su mirar, vio a su niño quien, con la sonrisa más pura, escuchaba la voz de un ángel.
—Madre…— la llamó susurrante. —¿No es él increíble?
La dama sonrió mientras enjuagaba sus lágrimas con un pañuelo de seda. Acarició los brunos mechones, acomodando a su vez, el cuello de la chaqueta de su hijo.
—Lo es, cariño.— concordó temblorosa, su palma fue a parar entre los omóplatos del joven. —Ve a invitarlo.
Entusiasmado, el pequeño dio un brinco y con paso destartalado se acercó al rubio que, abstraído en su melodía, no notó su presencia. Sólo cuando la última oración abandonó los labios del otro, Sasuke comentó:
—Al púrpura de la noche le gusta el azúcar en tu voz. Dice que le recuerda a las historias que una tortuga lleva en su caparazón.
El niño rió encantado y sus pómulos se tiñeron con el color del ocaso.
—Zorzal me preguntó hoy por ti. Le conté que habías ido al hogar de las memorias.— con un suave movimiento se puso de pie, el brillo de la luna decoró sus ojos celestes. —Almorzamos lechugas que se creían zanahorias y tomamos agua que iguana les pidió a las nubes. Después, Orión me pidió de manera muy cortés que le cantara una canción, pero como no me gusta que falte mamá osa mientras canto, esperamos saltando castañas ´dattebayo.
—Mamá osa está aquí ahora, su bebé corre alrededor de ella. —el pelinegro dio dos giros hasta verse frente a su acompañante. Con timidez le presentó un trío de flores que eran abrazadas por un paño muy amable. —Ellas tienen el nombre de aquello que todo lo rige. Soportan el frío de seis direcciones y el ardor de la estrella más grande. Son tan gentiles como la brisa y sabias como los robles, han visto más de la mitad de las cosas y esperan morir en las manos de alguien que sienta su amor.
El niño tomó con suma delicadeza el ramo impar de flores. Sus ojos se abrieron hasta parecerse dos arándanos, sus manos se deslizaron por los pétalos color corazón acariciándolos sutilmente, como si tuviese miedo a que desaparecieran. Sonrió de tal forma que el cielo festejó arrojando estrellas sobre su lienzo. Abrazó las flores y el aroma de estas empaparon sus sentidos.
—¿Ellas… son de este planeta?— preguntó aturdido por la incontenible alegría.
—Sí, ellas son de la Tierra.— le respondió. —¿Escuchas lo que dicen? Su nombre se pronuncia Prímula.
El niño rubio pegó su oído a las flores y estas le susurraron. No pudo evitar soltar una exclamación de sorpresa, estaban dementes.
—Las Prímulas dicen que tu hogar es el mío ahora ´dattebayo. ¿Las Prímulas mienten?
—Ellas son flores, las flores no mienten. Iguana y zorzal también pueden venir, hay que recoger hojas de otoño para que nos sigan. ¡Esta noche cenaremos queso de la luna y los frutos del nogal!— exclamó el pelinegro, y su anunciación fue acompañada de un festejo. —¿Quieres vivir conmigo, Naruto?
El niño de ojos cielo sonrió mientras la felicidad le resbalaba por el rostro canela en forma de gotas embriagadas. Se echó sobre el otro quien lo recibió con los brazos abiertos y una expresión de sorpresa.
Sasuke rió encantado, acompañando la dicha que hacía temblar el cuerpecito de Naruto.
—¡Claro que sí ´dattebayo!
Fin.
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¡Y aquí el final!
Antes que nada, me gustaría aclarar ciertos aspectos:
-La prímula es una flor perenne, esto quiere decir que no muere en invierno y cumple el ciclo de las cuatro estaciones. Crece con una diversidad de colores hermosos y sus pétalos tienen la forma de corazones, interpretándose como una de las flores que representan el amor. Al no morir y presentarse como una de las primeras especies en primavera, se dice que la prímula representa el "primer amor, puro e incondicional" cosa que me pareció adecuada para la historia (encima de que es mi flor favorita).
-Cuando Sasuke describe a las Prímulas, dice que ellas soportan el "frío de seis direcciones" frase con la que yo represento al invierno ya que los copos de nieve poseen seis puntas o direcciones, al igual que "la estrella más grande" que representa al Sol; esto explica su condición perenne. Además, personalmente, considero tanto a las plantas como a los animales como seres sabios y gentiles, conocedores de cosas que los humanos ignoramos y regidos por el amor incondicional.
En fin, dudé mucho en explicar esto porque por lo general me gusta que el lector lo interprete como más lo sienta, pero quise aclarar ya que las frases pueden llegar a parecer súper incoherentes.
Estoy deseando desde el fondo de mi corazón que les haya gustado. Es algo extraño, pero era lo que tenía en mente y me ha dejado satisfecha.
¡Muchisimas gracias por haberme acompañado en esta clase de debut de escritura! A todos los que me comentaron cosas bellas y los que siguieron mi historia y/o la mandaron a favoritos. Quizá en un futuro cercano publique algo similar...
¡Gracias de nuevo!
»"La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose."«
HotaRu YaOiGirL