Muy buenas! Emocionada porque este es el último capítulo y nerviosa porque no sé si les gustará :( Deseo con todo mi corazón que les guste!
IMPORTANTE: Ya pueden leer mi nueva historia! Se titula "Compañeros" y la pueden encontrar en mi perfil de fanfiction o picando en este enlace: s/12604081/1/
Quisiera dedicar este último capítulo a mis queridos lectores: Lady Yomi, por estar siempre animándome y dándome mucho cariño con tus reviews, que son siempre muy bonitos y a la que deseo todo lo mejor y una pronta recuperación, ya que se merece lo mejor del mundo por ser tan buena! A Reimy, que siempre me transmite mucho amor a través de sus comentarios y que también me anima a seguir adelante y a la cual le deseo también muchas cosas bonitas porque es una gran lectora! Y a CJLokoshom21, que aunque no estuvo en los últimos capítulos debido a su triste situación, fue el primero en leerme en mi anterior historia y me apoyó desde ese momento, algo que siempre le agradecere! ^^Ustedes son mis queridos lectores y gracias a ustedes sigo adelante con mis historias! MUCHÍSIMAS GRACIAS ^^Y espero verlos en mi nuevo fic ^^ Muchos besitos! ^^
Capítulo 27
Sora sintió como su corazón latía con una fuerza insoportable mientras observaba al hombre rubio frente a él. El Señor Strife era su padre…Cloud Strife era su padre. Y como si todas las fuerzas del universo se hubiesen alineado en su contra, aquel hombre era también el padre de Kairi, lo que significaba que ella pasaba a ser su hermana por parte de padre.
Ella, la chica de la que comenzaba a enamorarse, resultaba ser su hermana… y aquel hombre, ¿cuándo había sido novio de su madre? ¿Por qué su madre le había ocultado una verdad tan grande como la de su verdadero origen? ¿Por qué había tenido que soportar durante quince años los desplantes de un hombre que ni siquiera era su padre? Había tantas preguntas en la mente de Sora, pero ninguna parecía encontrar la respuesta.
Si le hubiesen preguntado en aquel instante si estaba contento con la idea de que Cloud Strife fuese su padre, Sora no habría sabido qué contestar. Por una parte, sentía una enorme curiosidad por saber más de aquel hombre rubio, por conocer mejor al que decía ser su padre. Evidentemente, no iba a quererlo de la noche a la mañana, ya que eso era una tarea prácticamente imposible, caso aparte el hecho de que llevaba quince años apreciando a otro hombre como su figura paterna. Pero, por otro lado, el hecho de que Cloud fuese su padre, enterraba bajo tierra cualquier posible relación sentimental que pudiera tener con Kairi. Y aquella segunda parte estaba pareciendo pesar más en la balanza.
-Sé que es complicado entenderlo todo ahora, Sora - comenzó a hablar su madre, ante su inminente silencio - pero estoy segura de que en cuanto conozcas mejor a Cloud, comenzarás a verlo como tu padre.
Sin embargo, Sora negó con la cabeza varias veces, volviendo a la realidad como si acabasen de derramar sobre su espalda un cubo de agua helada. De repente, el salón de su casa se le hizo pequeño y en extremo agobiante, hasta tal punto que tenía la necesidad de salir corriendo. Muchos ojos lo estaban observando fijamente, como queriendo atravesarlo. Y sobre todas las cosas, estaban su madre y él, quien decía ser su padre, mirándolo con gran preocupación, intentando entender el torbellino que se estaba formando en su mente.
-No. No. ¡Yo no quiero conocer a nadie! ¡No quiero conocerte! - le espetó Sora a Cloud, poniéndose de pie de un salto. Cloud lo miró, profundamente afligido.
-¡Sora! - exclamó Aeris, preocupada. Sin embargo, el muchacho ya no escuchaba a nadie y salió corriendo de la sala, dirigiéndose a su cuarto.
Aeris intentó seguirlo, pero Cloud la detuvo con un pequeño ademán.
-Yo hablaré con él. Creo que los dos lo necesitamos - comentó el rubio, antes de seguir los pasos de su hijo.
—
-¿Puedo entrar? - preguntó Cloud, apoyándose en el marco de la puerta, mientras observaba la habitación de su hijo. Era pequeña y acogedora, con las paredes pintadas de azul y verde. En el centro estaba su cama y, sobre ella, una espada de madera que el chico tenía ahora entre sus manos.
-Ya estás dentro, ¿no? - cuestionó Sora, con ironía, todavía sin mirarlo.
Cloud dio unos pasos más. Sora se encontraba sentado en la cama, cabizbajo. El rubio se sentó a su lado y adoptó su misma posición.
-Supongo que todo esto ahora te está agobiando demasiado - comenzó Cloud. - No pretendo que me quieras de un momento a otro. Sé que será complicado, para los dos, entendernos y conocernos como padre e hijo. Pero … si lo intentamos, podríamos conseguirlo. Sé que no es imposible.
El silencio reinó entre los dos, mientras las palabras de Cloud resonaban en el corazón de Sora y en su mente. Entonces, el muchacho hizo una pregunta que llevaba tiempo rondando en su mente.
-¿Por qué me abandonaste? Hace 15 años…¿por qué vuelves ahora? - preguntó Sora, todavía sin mirarlo.
-Yo jamás te abandoné. - dijo Cloud, con firmeza. Sora levantó lentamente la cabeza, clavando sus ojos azules en el rostro de aquel hombre. - Yo no sabía que eras mi hijo hasta que te conocí, hace unos días.
-¿Entonces? ¿Mamá te lo ocultó? - insistió Sora, aunque no creía que su madre fuera capaz de hacer una cosa así.
-Sí. - respondió Cloud.
-Mi madre no haría jamás una cosa así - le espetó Sora, mirándolo fijamente.
-Tu madre no lo hizo con ninguna mala intención. Simplemente intentaba protegernos a ti y a mi. - explicó Cloud, intentando suavizar las cosas.
Sora se sintió confuso.
-¿Protegernos? A mi no me protegió para nada. Ahora me siento aún peor. - dijo el muchacho, cruzándose de brazos.
El rubio se decidió a contarle la verdad.
-Aeris y yo no hemos tenido nunca una vida fácil. Una relación fácil. - comenzó a explicar, mientras su hijo volvía a mirarlo de nuevo, algo boquiabierto. - Yo siempre la he amado. Desde que teníamos más o menos tu edad. Quisimos estar juntos, siempre juntos, pero hubieron muchas cosas que nos lo impidieron. Éramos demasiado jóvenes para tomar decisiones racionales. Y Aeris siempre quiso lo mejor para ti y tu hermano. Ella siempre miró por los demás, nunca por ella misma o sus sentimientos. Ella quiso mantener el bienestar de la familia, su integridad.
Sora miró hacia otro lado, sintiéndose algo culpable de repente. Sin embargo, esa explicación no cambiaba las cosas. Cloud seguía siendo su padre y no Zack, que lo había sido durante 15 años. Ahora, ya no podría amar a Kairi.
-Dices que muchas cosas te impidieron a ti y a mamá estar juntos, ¿no? - preguntó Sora. Cloud asintió con la cabeza. - Y eso os hizo infelices, ¿no es así? - Cloud volvió a asentir. - Entonces, comprenderás como me siento ahora mismo.
El rubio lo miró sin entender. ¿Qué quería decir Sora con eso?
-¿A qué te refieres? - preguntó Cloud, escudriñando a su hijo.
-A que yo estoy enamorado de Kairi. - confesó, sin dudarlo. Cloud lo miró con los ojos muy abiertos, incrédulo. - Y ahora, el hecho de que tú seas mi padre significa que ya nada podrá ser entre nosotros. - le espetó, dolido.
Se produjo un silencio entre ambos, mientras que cada uno intentaba encajar sus sentimientos de la forma más correcta. Entonces, Aeris entró en la habitación de Sora, acercándose a los dos hombres.
-Sora… lo nuestro fue distinto - dijo Aeris, quien había estado escuchando la conversación entre los dos - A Cloud y a mi nos separó el tiempo, las circunstancias y el bienestar de otras personas. Cosas contra las que podríamos haber luchado. Pero a ti y a Kairi os une una relación fraternal. Tienes que entender que no puede ser.
El adolescente se mantuvo en silencio, intentando contener las lágrimas, lágrimas de rabia por la situación que estaba viviendo. ¿Es que no lo comprendían? ¿Es que no empatizaban con su dolor?
-Kairi va a sufrir también. Es como si la historia se estuviera repitiendo. Vosotros vais a permitir que otros sufran el mismo dolor que padecisteis anteriormente. Y no haréis nada por evitarlo. - masculló Sora, cerrando los ojos.
-No hay nada que podamos hacer, hijo. Nuestra historia sucedió así. Tú eres el fruto de nuestro amor, de nuestra historia. Pero en ningún momento quisimos hacerte daño. Claro que no queremos permitir que sufras, pero vas a tener que olvidarte de Kairi de esa manera - dijo Aeris, pasando una mano por los hombros de Sora con dulzura, intentando reconfortarle.
-No sé si pueda olvidar a Kairi - comenzó a murmurar Sora - pero de lo que si estoy seguro es que no quiero saber nada de ti. - le espetó el joven a Cloud, clavando sus ojos azules en él.
Cloud sintió un escalofrío. No había imaginado su reencuentro con su hijo de aquella manera tan hostil. Pero, por supuesto, nunca pasó por su mente el hecho de que Sora pudiera tener sentimientos románticos hacia su propia hija. Entendía su frustración y su odio hacía él. Tenía que estar viéndolo como el causante de que su mundo se desmoronase, como un villano.
-Sora, Cloud es tu padre - dijo Aeris, intentando mediar en la situación - Sé que ahora mismo estás obstinado y no quieres saber nada. Pero, intenta conocerlo…por favor. - suplicó ella.
-Te entiendo - dijo Cloud, finalmente, poniéndose de pie. - Ahora mismo sientes que yo soy tu enemigo. Que soy una persona que intenta robarte tu felicidad. Pero no te culpo. Yo…estaría exactamente igual que tú.
Sora lo observó fijamente, sintiendo una extraña sensación en su interior. Sin embargo, trató de liberarse de aquel sentimiento sacudiendo la cabeza.
-Tú siempre has querido un padre que te prestase atención, que te quisiera. - dijo Aeris. - Y Cloud…es ese padre.
El joven pareció ablandarse poco a poco. Claro que deseaba un padre que lo quisiera más que a nada en el mundo. Claro que deseaba un padre al que contarle sus secretos, al que pedirle consejo. Claro que deseaba un padre que se alegrase de sus triunfos, que lo impulsase a conseguir más sueños. Pero…
-Y el amor puede esperar - siguió hablando Aeris, intentando convencer a su hijo - Quizá creas que estás muy enamorado de Kairi. No te lo voy a negar. Ni a hacerte dudar. Pero si te diré que quizá te estés precipitando al creer que ella pueda ser el amor de tu vida. Quizá el amor de tu vida está aún por aparecer. Aún eres demasiado joven. ¿No crees que ahora, lo que más importa, es tener a un padre que te quiera cerca?
Sora miró a Aeris y luego a Cloud, con los ojos llorosos. Por supuesto, era más importante. Había anhelado durante 15 años tener a su lado una figura paterna que lo hiciese sentir un buen hijo, que le enseñase a andar por el camino de la vida. Y sólamente había recibido rechazo, caras largas, frustración. Ni una señal de apego paterno durante aquellos 15 años. ¿Y si Cloud era capaz de darle todo aquel cariño que nunca había podido recibir del que creía su padre?
El joven comenzó a asentir con la cabeza. Parecía entenderlo todo. Sin embargo… Kairi seguía estando en su corazón. Y eso sería algo muy difícil de borrar.
-Será un camino duro. Pero los dos tendremos que recorrerlo. - dijo Cloud, mirando a su hijo. - ¿Quieres intentarlo?
Sora se mantuvo en silencio durante unos instantes, mientras veía a sus padres mirarlo. Aeris lo miraba con ternura, mientras asentía con la cabeza, instándole a aceptar la propuesta de su padre. Cloud lo miraba fijamente, con firmeza, pero también con cierto temor. Temor a ser rechazado. Y Sora sabía perfectamente lo que era ser rechazado.
-Sí. - contestó finalmente Sora - Quiero intentarlo. Pero no será fácil. Ni podré con todo de un día para otro. Tampoco podré olvidar a Kairi de la noche a la mañana. No sé si conseguiré quererte como un padre. Pero…quiero intentarlo.
—
Los días pasaron desde aquella noticia. Todo parecía volver a la normalidad en la familia de Aeris. Denzel todavía trataba de asimilar que Sora era hijo de otro hombre. Sin embargo, seguía siendo su hermano y eso lo aliviaba. Escuchó la historia de su madre de principio a fin, lo que lo ayudó a comprender a su progenitora un poco más. En un principio, había sentido rechazo. ¿Cómo su madre había podido ser infiel a su padre? Quiso odiarla, pero cuando ella le contó toda la verdad y los duros tragos que había tenido que enfrentar, su corazón pareció ablandarse. Evidentemente, tardaría un tiempo en olvidar todo y volver a la normalidad, pero quería comprender a su madre.
Zack, por su parte, seguía centrando todas las atenciones en Denzel. Ya no tenía que seguir fingiendo ser el padre de Sora. Sin embargo, intentaba llevarse bien con él, ya que Sora seguiría viviendo en su casa. También intentaba endulzar la situación que Aeris y él vivían. Pero, no podían engañarse el uno al otro. Si seguían juntos, era por la familia. Nada más. Hacía mucho tiempo que Aeris y él eran solamente amigos, compañeros de vivienda. El amor se había extinguido entre ambos. Sin embargo, seguirían unidos, por el bien de la familia.
Aeris también se sentía algo mejor desde que la verdad había salido a la luz. Ya no tenía que seguir atormentándose por mantener oculto el origen de Sora y su historia de amor con Cloud. Sabía que sería un poco díficil para la familia comprenderla a ella y a la nueva situación, pero sabía que, con el tiempo, las cosas se suavizarían. Por su parte, Sora intentaba conocer un poco mejor a su nuevo padre. En los últimos días, habían pasado las tardes juntos, charlando de todo un poco, intentando recuperar el tiempo pérdido. Sin embargo, no era tan fácil como Sora había pensado en un principio, al igual que Cloud. Eran unos desconocidos, prácticamente. Y Sora seguía algo reticente a admitir su nueva realidad. No obstante, los dos confíaban en que el tiempo ayudaría a hacer desaparecer aquel muro que había entre los dos y que poco a poco se verían como lo que realmente eran: padre e hijo.
No obstante, todavía había algo que Sora quería solucionar.
Esperaba sentado en el parque de Midgar, junto a un tobogán. La muchacha no tardaría en llegar. Miró de nuevo su reloj de pulsera, algo ansioso. Dio pequeños golpecitos con su pie, mientras observaba las inmediaciones del parque. Entonces, escuchó su voz.
-¡Sora! - exclamó Kairi, corriendo hacia él. Los dos se fundieron en un abrazo una vez estuvieron el uno frente al otro. El abrazo se mantuvo en el tiempo durante un buen rato, hasta que decidieron separarse. En los rostros de ambos, estaba trazada la marca de la melancolía.
Kairi decidió romper el silencio que se había instalado entre ellos.
-Mi padre me explicó la verdad. Así que… nuestros sentimientos van a tener que desaparecer. - explicó ella, con sumo pesar.
Sora esquivó su mirada, mientras ambos se sentaban en el banco del parque, cada uno mirando al frente.
-Imagino que sí. No podemos querernos como algo más que amigos. - dijo Sora, apesadumbrado.
-Quizá sea mejor así. - dijo Kairi, mirando al frente.
-¿Qué? - preguntó Sora, confuso, mientras clavaba sus ojos en ella.
Kairi suspiró lentamente, mientras sus ojos azules bajaban la vista hasta sus delicadas manos.
-Sora, yo creo en el destino. Creo en los caminos que la vida traza para cada uno de nosotros. Y estoy segura de que si el destino quiso que fueramos hermanos es porque se trata de lo mejor para los dos. - explicó ella, con tristeza.
-¿No te duele que no podamos querernos como algo más? - inquirió él, mirándola fijamente.
-Sí. Sí que me duele. Pero… al menos sé que la vida me está dando otra oportunidad de estar cerca de ti. De una forma distinta. Y quizá incluso una forma mejor.
-No voy a poder verte como mi hermana tan fácilmente, Kairi. - admitió Sora, dolido.
-Yo tampoco a ti, Sora. Sin embargo… creo que es lo mejor. Conocernos, pero como hermanos. Quizá sólo estaba encaprichada contigo. Realmente, no nos conocíamos mucho - admitió ella, dejando caer una ligera risa.
Sora pensó detenidamente en sus palabras. Era cierto. Sólo se conocían de vista y habían hablado unas cuantas veces, contadas con los dedos de la mano. ¿Se podía determinar entonces que era amor profundo lo que sentían el uno por el otro? ¿O era simple atracción?
-Aún así yo… creo que me gustabas. Bastante. - añadió Sora, mirando al suelo.
-Podemos hacer una cosa - propuso Kairi.
Sora la miró, instándole a continuar.
-¿Y si volvemos a empezar desde el principio? A conocernos de cero, como amigos. Quizá, si pasamos tiempo el uno con el otro y vemos nuestras virtudes y defectos, nos demos cuenta de que podríamos ser buenos hermanos pero no buenos amantes. ¿Te parece bien? ¿Prometido?
El joven la miró. ¿Conocerse mejor? Quizá era una buena idea…pensándolo bien, quizá se habían precipitado demasiado…pero…
-Yo…-comenzó Sora, pero Kairi lo interrumpió.
-¿Prometido? - insistió ella, con una sonrisa débil. A ella también le costaba tener que pensar en Sora como solo un hermano. Había sentido un profundo interés por él, pero … las cosas tenían que cambiar. Ella tenía que apoyar a su padre en esto. No podía hacer otra cosa. ¿Luchar contra la realidad? Eso era prácticamente imposible.
-Prometido. - dijo él.
—
Aeris caminó lentamente por aquel hermoso jardín lleno de flores blancas y amarillas. Desconocía de su existencia hasta hacia unos días, momento en el que Cloud le había hablado de él. La joven se paró en medio del jardín, a las afueras de Midgar, que ahora se encontraba desértico.
Cloud y Aeris se habían citado en aquel jardín. Aeris quería decirle algo a Cloud, quería, de alguna forma, determinar la nueva situación que iban a vivir. Era algo que los dos merecían.
Entonces, la mujer escuchó unos pasos atravesar el jardín y alzó la vista, viendo al hombre rubio y de ojos azules acercándose a ella lentamente.
-Me alegro de que hayas venido - saludó ella, con una dulce sonrisa. Una sonrisa que sólo le salía con él.
-Querías hablar conmigo, ¿no? Pues aquí estoy, dispuesto a escucharte. - dijo él, también sonriendo débilmente.
Ella respiró profundamente, cerrando los ojos. Los abrió lentamente, mientras los clavaba en los de él.
-Hace unos días pensé en todo lo relacionado con nosotros. Contigo y conmigo. En lo que hemos vivido. Y me di cuenta de que no podríamos empezar de nuevo aunque quisiéramos. Aunque te ame y tu a mi, aunque muramos el uno por el otro, nuestro amor no puede ser. - explicó ella.
Él asintió lentamente. Comprendía todas y cada una de sus palabras. Miró al horizonte, contemplando la enorme extensión del jardín de flores a sus pies.
-Lo sé. - admitió, con profundo pesar. - No podemos borrar de repente todo lo que ha sucedido durante estos 20 años atrás. Hemos sufrido mucho, pasado por mucho. Pero ahora cada uno tiene una familia. No es que podamos huir como cuando teníamos diecisiete años. Dejar todo de lado, como si sólo importásemos nosotros. Es decir…tu tienes a tus hijos, a nuestro hijo…y yo tengo a mi hija. Sin embargo, Denzel es hijo de otro hombre y Kairi es hija de otra mujer. Qué egoístas seríamos si les pidiésemos que se marchasen con nosotros muy lejos de aquí solo para que tu y yo podamos estar juntos.
-Tienes razón.
-Pero… ¿es sólo eso lo que querías decirme? - insistió Cloud, esta vez mirándola.
-No, no es solo eso - negó ella, cerrando los ojos. - Quería decirte que aunque tu y yo tomemos caminos diferentes, siempre nos unirá Sora. Podrás verlo cuando quieras y por supuesto que voy a ayudarte a que tu relación con él mejore. Pero también quiero que sepas… - sin embargo, la voz de Aeris se quebró por un instante. Cloud la miró, sintiéndose débil.
Aquello era una despedida. No era que fuesen a dejar de verse. Por supuesto, seguirían viéndose y más ahora que Cloud y Sora eran padre e hijo. Los tres podrían compartir buenos momentos juntos. Pero esos momentos no tendrían más cabida entre Cloud y Aeris. Ellos dos no compartirían momentos juntos como una pareja, no habría momentos sólo de los dos. Por eso aquello era una despedida. Era una despedida del amor. Era decir adiós a un sentimiento que seguiría ahí, solo que inerte. Y a los dos les dolía tener que decir adiós en ese sentido. Pero tenían que hacerlo.
Tras quince años, tras tanto dolor, tras las separaciones, tras las intervenciones de los demás, tras el sufrimiento, ya nadie podría restablecer una relación que estaba hecha pedazos. Era cierto: los dos seguían amándose con la misma intensidad que la primera vez. Pero los dos ya no eran Cloud y Aeris de 17 años. Ahora eran Cloud y Aeris de 36 años, cada uno con sus respectivas familias, con sus respectivas historias, con sus respectivas vidas. Y no podían dejar todo de lado y escapar, como cuando tenían 17 años. Tenían que omitir lo que sentían, sacrificarse por otros por el bien de los demás. Pasar a otro escalón en aquella relación.
-Quiero que sepas…-volvió a intentar Aeris - que siempre te amaré. Hasta el final de mis días. A pesar de todo el sufrimiento, a pesar de haber estado separados quince años, a pesar de que los demás hayan intervenido. Tu siempre serás mi amor. - confesó ella - Aunque no sigamos juntos. Siempre serás tú.
-Yo también siempre te voy a amar. Hasta el final de mis días. Aunque ya no pueda ser. Pero siempre quedará este sentimiento dentro de mi. Y eso nadie lo va a poder cambiar. - admitió él.
Ambos se miraron fijamente. Y entonces, como si lo hubieran estado deseando desde hacia bastante tiempo, se besaron. Se besaron como si el mundo fuese a terminar cuando se separasen, como si se fueran a desintegrar. Fue un beso intenso como el fuego pero a la vez suave como una pluma. Fue un beso cargado de amor, pero también de tristeza. Cuando se separaron, volvieron a mirarse, como si fuera la primera vez que se veían.
-Adiós, Cloud.
-Adiós, Aeris.
Ambos se despidieron el uno del otro y se marcharon, cada uno en una dirección distinta, mientras una lágrima caía en la mejilla de ella. Asumiendo el destino que el mundo les había impuesto, pero nunca el que ellos habían querido vivir.
FIN