Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.

Que lo disfruten.

Espero sus hermosos comentarios mis queridísimas lectoras


Cuando te conocí

Epilogo

Sentía mi respiración cada vez más agitada, de hecho, sentía que me asfixiaba, mi estómago estaba revuelto, entre más cerca estábamos de llegar, más mareada me sentía, debo decir que nunca en mi vida había sudado tanto como ese día, además, todo mi cuerpo temblaba, sí, estaba más que nerviosa. Mientras Kykio no paraba de mencionar palabras como: tranquila, ya casi, respira, todo saldrá bien. Yo, solo asentía con la cabeza, así mismo, Kagome cuidaba que mi maquillaje no se corriera y Sango terminaba de acomodar el tocado y velo de mi vestido.

Inuyasha era quien iba manejando con Miroku como copilotó, desde atrás podía escuchar los gruñidos de mi amigo al saberme tan ansiosa. Sabía bien le irritaba mi nerviosismo y en más de una ocasión amenazó con bajarme del auto ya que decía - Haces temblar todo el auto, te bajaré si no paras – Por supuesto, no lo hacía y más porque en cuando comenzaba nuevamente a quejarse, Kagome lo reprendía.

En cierta manera lo entendía, aquel día, en ves que estar consumiéndome por los nervios debería haberme concentrado en mi alegría y emoción, claro que las sentía pero obviamente, era inevitable que mi corazón quisiera salirse por la adrenalina que sentía al estar a punto de casarme con Sesshomaru. En efecto, en ese momento, dentro del auto de mi futuro cuñado y mejor amigo, me encontraba en dirección al templo donde me casaría con el dueño de unos hermosos ojos dorados.

Mientras seguía respirando para calmarme, pasamos justamente frente a la universidad, s'i, el "Campus Shikon" el mismo, que había dejado hacia seis meses atrás, así mismo, el tiempo en que mi vida en Japón había terminado y había comenzado una nueva en Inglaterra. London era una hermosa ciudad y en poco tiempo me había acostumbrado a ella pero era obvio, me casaría en Tokio ya que fue ahí, donde crecí, en donde me hice quien soy y en donde lo conocí a él, por eso mismo, en ese tiempo, me encontraba de vuelta en Japón.

Justo al momento en que pase frente al campus, llego a mi mente aquel momento en que todo comenzó:

Recuerdo bien que después de esa noche, inmediatamente anunciamos a todos, el compromiso, teníamos que hacerlo ya que el regreso a Inglaterra seria en cuestión de un par de días. Debó mencionar que la reacción de mi tía fue una de las que más me dolió. Siempre fue comprensiva conmigo, siempre me lleno de su sabiduría y amor de hecho, cuando le comente que me iría con Sesshomaru, no se opuso en absoluto pero obviamente, le había dolido, su pequeña Rin, ya no estaría con ella. En cambio, las reacciones de mis amigos fueron únicas en cada uno de ellos.

Decidimos notificar el compromiso en un lugar clave y el punto de reunión, fue la mansión Taisho. Por elección mía, invite a todos mis amigos para darles el anuncio, claro, a mi novio no le pareció mucho la idea pero al final accedió. Así mismo, se encontraba presente el señor Inu No Taisho quien tan solo la noche anterior, lo había encontrado en la puerta de entrada de su casa. Al verlo mirarme tan penetrante, me ocasiono un enorme nerviosismo que después se borro al recordar lo que me había mencionado antes - Tranquila Rin, ya verás que cuando menos lo esperes, ese muchacho regresara por ti, porque así como lo veo, no creo que aguante más tiempo.

Fue en ese momento que lo entendí. Así fue como Sesshomaru llego conmigo, como no me encontró en casa de mi tía ni en la suya, intuyó me encontraba en aquel hermoso mirador ya que ese mismo día, ambos habían regresado de Inglaterra. Estaba claro, por petición de Sesshomaru, por eso su padre me dijo aquel comentario y por la sonrisa de satisfacción que había embozado cundo acepte estar enamorada de su hijo, supe le agradaba la idea al igual, que cuando le notificamos que nos casaríamos.

Después de dar la noticia y de despedirme de mis amigos y tía con lágrimas en los ojos. Nos marchamos a Inglaterra, donde a la llegada, compartimos un hermoso y cómodo departamento justo en el centro de London. No tarde mucho para entrara a la universidad, la misma que Sesshomaru me comento, era la mejor de la ciudad con la especialidad de Oftalmología y por supuesto que tenía razón, aquel campus era impresionante.

Durante seis meses donde compartimos su departamento, me dedique obviamente, a seguir estudiando pero enfocándome más, en los preparativos de nuestra boda. Claro que no lo haría todo yo sola, ya que desde Japón, mis amigas me ayudaban en todo lo necesario hasta que llego el día.

El tiempo había llegado, faltaban solo un par de calles y ya se podía ver el templo frente a nosotros. En un instante, nos detuvimos y admito que me sobresalte cuando la puerta del auto se abrió frente a mí pero, al recibir el viento chocar con mi rostro, me sentí con la fuerza suficiente para salir. De por sí, me costaba un poco, mi vestido era bastante pesado así como hermoso y valla que lo era.

Tenía escote princesa en el pecho, ajustado del abdomen y tenía una fina manga caída, que semejaba a la de un pétalo, la caída era redonda y amplia de tul. La cola era larga pero discreta y era completamente blanco, con sakuras bordadas a la mitad del ampón así como en el velo. Simplemente hermoso.

Fui bajando lentamente, un fuerte rayo de luz me encandilo pero después de acostumbrarme al ardiente sol pude ver todo con claridad. Estábamos justo frente al gran templo, desde la entrada pude ver, al fondo, a todos los invitados, sentados, esperando a la novia, esperándome a mí. Pase saliva, era la hora.

Mis tres amigas se me acercaron y mirándome fijas, sonrieron satisfechas de que lucía "perfecta" después de eso, se marcharon para tomar asiento en las sillas principales. Kykio fue la última en irse sin antes decime – suerte amiga, este es tu día – y ya dicho, se encamino tomada del brazo de su esposo. Sonreí para mi, gustosa por su comentario y pronuncie – bien, estoy lista- en ese momento, Inuyasha quien me llevaría hasta donde me esperaba Sesshomaru, me tomo del brazo y comenzamos a caminar.

En dirección a donde seria la ceremonia, íbamos Inuyasha y yo pero juro, podía sentir que mis piernas en cualquier momento se doblarían haciéndome caer, las sentía completamente como gelatina, además, los tacones no me ayudaban, no es que nunca me hubiera puesto unos pero, en esa ocasión, los sentía lo doble de altos. Mientras nos acercábamos a donde ya empezaba una alfombra roja, comencé a escuchar los fuertes latidos de mi corazón, a sentir mí sangre correr por todo mi cuerpo y hasta ver el vapor que emanaba de mí.

- Ya podrías tranquilizarte – escuché al momento en que nos detuvimos de golpe. Voltee la mirada a mi izquierda e Inuyasha me mirada irritado – Es suficiente Rin, deja de temblar

- Inuyasha… - pronuncié desconcertada

- Sé que estas, nerviosa pero… ya basta, durante todo el camino te la pasaste agonizando. En este momento, no debes sentir más que alegría ¿Entendido? – parpadee un par de veces para digerir sus palabras. Después de un rato, comprendí. Tenía razón, no debía permitir que los nervios me consumieran

- Es verdad – respondí con una sonrisa – Gracias por tu apoyo amigo

- Cuñado, por favor – dicho eso, reímos y continuamos el camino

Entre más nos acercábamos se podía ver mejor, la forma en la que se encontraba adornado el lugar. Esas tres chicas habían hecho magia, todo estaba hermoso, desde que comenzó la alfombra a cada dos metros había macetones casi del tamaño de una persona, con flores en tonos pastel que daba un estilo clásico- moderno. Las sillas donde se encontraban los invitados, estaban adornadas con listones formando en cada fila, un enorme moño, no había techo pero si arcos de flores y globos que daban la sensación de un jardín, así mismo, la alfombra donde iba caminando, estaba repleta de pétalos blancos.

Maravillada, contemplaba cada rincón del lugar, había quedado sumamente hermoso y cada detalle estaba bien pensado, no faltaba ni sobraba nada – Muchas gracias chicas- pensé dibujando una leve sonrisa en mi rostro, una que de inmediato se borro en cuanto nos acercamos a donde comenzaban las filas de invitados. Al verme aparecer, todos se levantaron dándome la bienvenida al igual que, el joven de intensos ojos cafés que me miraba penetrante.

Realmente nunca creí que Kohaku asistiría a mi boda, Sango me había comentado el notificarle el suceso así como enviarle la fotografía de la invitación, todos sabíamos que era cruel de cualquier manera en que se le invitara pero, mi amiga prefirió hacerlo así. Independiente a eso, suponíamos no asistiría. Admito no tuve el valor de invitarlo personalmente, aunque fuese por mensaje pero, la situación con mi amigo no había terminado muy bien.

Nos acercamos y casi llegando a donde él estaba, de inmediato me percate de que no iba solo, pues sostenía la mano de una chica que me miraba llena de ilusión, se notaba claramente que era más chica pero aun así, era hermosa. Al pasar justamente a su lado note como soltó la mano de la chica, me miro con sus grandes ojos cafés de una manera tan penetrante que pude sentir como me transmitió todo su sentir, después de eso, soltó un suspiro y desvió ligeramente la mirada. Para ese punto, ya lo había dejado atrás.

Una extraña sensación me inundo por unos segundos, la reacción de Kohaku al verme pasar a su lado, había sido clara. A pesar de haber comenzado con una nueva vida en China, no había cambiado lo que sentía por mí, ya fuera amor u obsesión. Con su mirada fija en mi intento decirme todo lo que ya no podía gracias a la jovencita a su lado y aun así, comprendiendo el significado, decidí olvidarlo en ese instante.

Continúe caminado, abrazaba fuertemente el brazo de Inuyasha, esperaba al final no me reprochara el moretón que le causaría. En cada paso que daba para acercarme más, sentía la mirada de todos encima de mí, no era costumbre mía, llamar tanto la atención, por eso mismo, al sentir todos esos ojos, me provocaba mareo. Intentaba respirar despacio, inhalando y exhalando para tranquilizarme. Justo cuando llegamos al pasillo principal alce la mirada, mire al frente y fue en ese momento en que sentí como todos aquellos temores y nervios, se esfumaron completamente.

De pie con una mano dentro del bolsillo de su pantalón, Sesshomaru me esperaba paciente. Lucía un bellísimo esmoquin negro, su cabello plateado estaba sujetado en un coleta baja y tenía esa estoica actitud que siempre me enloqueció. Sentí abrir los ojos tal y como platos, no podía verse más guapo, más sexy, más provocador, su penetrante mirada cual tigre se encontraba clavada en mí y note como en su rostro dibujo una sensual sonrisa, en ese momento, la fuerza regreso a mis piernas impulsándome a caminar en su dirección.

En cuanto mis ojos se conectaron con los dorados de él, un calor abrigador inundo mi cuerpo entero, los nervios, la ansiedad y escalofríos, desaparecieron por completo convirtiéndose en un profundo deseo de ya estar a su lado, en un instante, ya no había nadie más, me encontraba sola, caminando en su dirección, mientras en cada paso soltaba suspiros por verle frente a mí. Lo podía sentir el cómo nuestras almas, se conectaban con una sola mirada.

No podía dejar de mirarlo, me sentía atrapada en él, sabia me miraba encantador, por su expresión, supe le gustaba el cómo me veía, además, era la primera vez que lo veía sonreír de esa manera, sus ojos brillaban y soltaba pequeños suspiros cada vez que me encontraba más cerca de llegar. Podía distinguir su ansiedad porque ya estuviera a su lado al igual que yo, sentía que el pasillo de pronto, se había convierto en eterno para poder estar junto a él.

Una inexplicable desesperación por llegar a Sesshomaru comenzó a invadir mi persona y justo antes de soltar mi brazo del de Inuyasha para correr directo con mi prometido, me percate de que ya está ahí. Había llegado al fin. Sesshomaru bajo un escalón y se acerco a mí. Sonriendo pronunció entre dientes una palabra que me ruborizo por completo "Que sexy" acto seguido, mordí uno de mis labios y lo mire tímida.

- Lindo kimono – saludo al momento en que se coloco frente a mi

En ese momento, Inuyasha soltó mi brazo y entrego mi mano a la de Sesshomaru. En cuanto sentí me toco, una enorme satisfacción recorrió todo mi ser amedrentándome por completo, me tomo con delicadeza entre sus manos y mirándome fijo, guiño un dorado ojo ocasionándome silenciosas risitas. Antes de guiarme a donde seria nuestro lugar, escuche un gruñido detrás de mí, era Inuyasha quien dijo sin miramientos - Mas te vale que la cuides imbécil.

Me milite a mirarlo ya que de inmediato note el semblante de paciencia de Sesshomaru y eso me basto, para saber que aquel comentario, en su extraña manera de hablar, era un buen deseo. Después de eso, nos acercamos al altar, solté un suspiro, compartimos miradas, un par de sonrisas y nos dispusimos a comenzar la ceremonia.

Llegado el momento, nos encontrábamos de frente, él me miraba de una manera tan cálida que podía sentir mi cuerpo estremecerse y mi rostro ruborizarse, nunca he negado que sus hermosos ojos dorados siempre me llenaron de sensaciones inexplicables, emociones intensas y perfectamente exquisitas que disfrutaba de una manera monumental. Se acerco a mí, tomo mis manos y comenzó a pronunciar aquellas bellas palabras de las cuales, yo también, debía responder.

Coloco un hermoso anillo en mi dedo anular, hice lo mismo, y después de escuchar de su sensual voz un: "si acepto" inmensas ganas de llorar me inundaron. Fue mi turno, repetí el ritual y pronuncie mi aceptación a ser la esposa del joven Taisho. Dicho eso, ambos nos miramos ansiosos y sin esperar más indicaciones, sellamos nuestro pacto con un beso. Un beso que más que ser tierno, más que esperado, más que un compromiso, fue un demostrativo, ante todos, de nuestro amor.

Después de sepáranos, escuchamos los aplausos de todos los presentes, tomo mi mano entre las suyas, dio un pequeño beso en ella y tomándome de la cintura nos encaminamos a la salida. En la entrada del templo con mi ramo en manos me aliste para aventarlo en signo tradicional. Tome mi tiempo y después de un momento lo solté en el aire.

Voltee rápidamente para ver quien lo había tomado. Mis ojos se abrieron cual sorpresa al darme cuenta de que Satsuki fue quien lo tomo. A pesar de que no conviví mucho tiempo con ella como con mis demás amigos, al ver que ella tenía el ramo, me dio mucha alegría, sabia lo mucho que amaba a mi pequeño amigo Shippo y eso era suficiente para tenerle un cariño especial. Me acerque a ella la abrace y susurrándole al oído le dije:

- Estaré esperando la invitación

- Serás la primera en la lista – respondió y dicho eso finalice con una sonrisa. Después, me dirigí hacia donde estaba mi esposo

Al llegar con Sesshomaru, de inmediato rodeo mi cintura con uno de sus brazos mientras que con el otro, alzo mi mentón. Me miro deseoso y planto un pasional beso en mis labios. Cuando nos separamos lo mire picara y pronuncie:

- Creo que ha llegado la hora de darte el regalo de bodas – mencioné son una sonrisa

- ¿Regalo? – repitió curioso

- Así es

En ese momento, tome una de sus manos y despacito la lleve hasta mi vientre. En cuanto poso su mano, me miro estupefacto.

- Felicidades – finalice secundando su sospecha

Con ilusión, disfrute de cómo lentamente capto lo que le trate de decir, no tardo mucho para entenderlo, después de captar el significado de mi acto, me compartió la sonrisa más grande que le he visto. Me tomo entre sus brazos, me alzó en el aire y al bajarme, me dio el mejor beso del día.

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Es increíble que ya hayan pasado siete años desde que me case con Sesshomaru. No me cabe la menor duda que todo cambio desde que lo conocí y siempre estaré agradecida con la vida por darnos esa oportunidad de cruzar nuestros caminos, si, fue involuntario el que me enamorara de él, pero estoy segura que fue lo mejor que me pudo pasar. Muchas cosas cambiaron desde esa noche en el mirador de Tokio, esa noche fue el comienzo de una nueva etapa en mi vida, una que hasta ahora, me ha hecho ser la mujer más feliz del mundo y se, que siempre será así, mientras permanezca a su lado.

También hubo otros acontecimientos importantes en este tiempo. Por ejemplo, después de mi boda, asistimos a la de mi amigo Inuyasha y Kagome. Aquella, fue espectacular, mi amiga se encontraba más que feliz y ¿Qué decir de mi cuñado? Fue la primera vez que lo vi sonreír tanto y debo decir que verlo así, me lleno de alegría. Al terminar la carrera, ambos se dedicaron a explotar su titulo, pero tiempo después, Kagome por petición de Inuyasha, se dedico solamente a su casa.

Después de un par de años, recibimos la noticia de que las gemelas de Miroku y Sango, tendrían compañía ya que mi amiga se encontraba nuevamente embarazada, trayendo después, a un hermoso varoncito. Ambos siguieron compartiendo vida, juntos pero, ahora viviendo en una casa de su propiedad y a pesar de que les aconsejábamos casarse, en sus planes, aquello, se encontraba a largo plazo.

Nada cambio sino hace poco, ya que recibimos dos importante noticias, la primera: Shippo y Satsuki trayéndonos la invitación para su boda y por lo mencionado por la chica, parece que usara el mismo ramo que atrapó el día que me case, y la segunda: Kykio y Naraku, no se quedarían atrás, ya que fue hace unos días cuando mi mejor amiga me dio la noticia de que ya está esperando un hijo.

Cada mes, voy de visita a Japón para ver a mi tía, quien sigue como siempre tan concentrada en su trabajo y creo que Kaede nunca quiso un esposo porque se caso con aquel hospital, porque así como siempre la vi, es sumamente feliz haciendo lo que ama.

De igual forma, también cuando voy a Tokio paso a ver a mis amigos, a pesar de la distancia, nuestra amistad sigue siendo estrecha, nos seguimos hablando como cuando estábamos en la universidad y la hermandad entre nosotros, sigue siendo tan sincera como cuando niños.

De vez en cuando ellos también nos visitan aquí en Inglaterra, aunque a mi esposo no le agrada mucho por ser siempre tan hosco, acepta, al saber que me hace feliz verlos, más que nada a Kykio, quien es la que más seguido me visita y viceversa.

Si, muchas cosas sucedieron en estos siete años, así como el proyecto de cinco, en el que Sesshomaru debía trabajar y debo decir que todo resulto de acuerdo al plan, mi esposo levanto aquella planta Sounga y la separo de la constructora de su padre para formar la suya propia cambiándole el nombre a "Bakusaiga" la cual, en este momento ya es la principal constructora de Inglaterra.

El departamento que compartimos al principio, es ahora una mansión tan grande como la que él, tenía en Japón. Un hogar en donde vemos correr a nuestros pequeños. Nuestra hermosa Sayuri y al pequeño Yue, la misma, donde somos, completamente felices.


Comentarios de la autora:

No tengo palabras para darles las gracias a todas y cada una de ustedes mis hermosas lectoras, me llena de nostalgia despedirme ahora sí, de esta historia pero al mismo tiempo me da una gran alegría saber que fue de su agrado o al menos eso espero. Ha sido la historia más larga que he escrito y solo queda decirles que he quedado completamente satisfecha.

Me despido con un nudo en mi garganta, las quiero muchísimo y les mando un abrazo enoooorme…

PD: Lo único que me encantaría, seria que me dijeran como les pareció la historia. Les gusto, que no les gusto, quiero saber su opinión en general. Por favor…

Continuare con "Sesshomaru el frio Yokai"

Estén al pendiente lo subiré la semana próxima

YaZziLeOn 17/05/2017 -11/10/2017