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III. Anillo

Yuri miraba con desprecio aquel objeto que Yuuri tenía en su dedo anular, en aquellas fotos de hace más de dos años. A pesar de que el mayor ya no utilizara "ese amuleto" le seguía recordando lo horrible que había sido tener que enterarse de que no solo representaba un simple adorno o regalo, sino una promesa y es por eso que definitivamente tenía que ganar el oro y pisotear ese supuesto matrimonio.

No permitiría que Victor se casara con Yuuri, porque fue él quien lo había visto primero.

Y como si fuera simple, su deseo se hizo realidad.

Pero eso no cambiaba el hecho de que cada vez que revisara las redes sociales en publicaciones antiguas observara aquel pedazo brillante rodeando el dedo de SU NOVIO, poniéndolo de mal humor tan solo recordar, sentía que había perdido contra Victor y que esa derrota siguiera calándole el alma.

No lo negaría, estaba celoso de su pasado, de ese pasado.

Chisto, cerrando la aplicación de golpe y guardando su celular.

Justo en esos momentos se encontraba en Hasetsu; en la posada de los Katsuki, rememorando buenos y malos momentos, Yuuri había salido con su hermana al mercado para comprar algunas cosas, el lugar estaba ligeramente cambiado, hubo una nueva remodelación y algunas nuevas cosas por aquí y otras por allá, se veía como un nuevo lugar, pero no tanto porque a pesar de todo seguía siendo nostálgico.

Aprovechando que donde se encontraba en esos momentos; estaba medio vacío y solitario, decidió meterse en la habitación del japonés, miro a su alrededor lo simple y poco espacioso que era, se lanzó a su cama, no tenía ningún olor en particular, claro, no es como si durmiera ahí todos los días, solo estaban de visita…

Yuri nunca había estado interesado en revistas para adultos o cosas así, quiso creer que el nipón si lo estaba en algún momento de su juventud y que si ese hecho fuera real, aun tendría las pruebas ocultas en algún lugar de su alcoba, así que empezó a buscar entre sus ropas y bajo la cama, al revisar en ese lugar se encontró con muchas cosas, saco una pequeña caja de cartón que estaba envuelta en polvo y la abrió.

Frunció el ceño, tirando las cosas que contenía y en eso escucho un tintineo, era un anillo dorado que salió rodando hasta la puerta, el ruso se paró y se agacho para tomarlo entre sus manos.

Definitivamente ese anillo, era el mismo que en su momento Victor y Yuuri habían compartido, apretó el objeto entre sus manos como si quisiera destruirlo pero también siendo consciente de que no pasaría algo así, tuvo el impulso de tirarlo y pisotearlo pero seguro rebotaría y se perdería en algún lado, en ese instante la puerta se abrió y vio al causante de sus celos, al culpable de su inestabilidad emocional, a ese maldito que no hacía más que hacerle recordar malos momentos y a pesar de todo eso… no podía simplemente odiarlo.

—Uhm… ¿Qué haces aquí Yurio? —el japonés se acomodó sus lentes sobre el puente de su nariz, mientras veía sus cosas esparcidas por el suelo. Yuri lo enfrento y se puso cerca de él.

—Quería buscar algunas de tus revistas eróticas… —sonrió haciendo que el mayor se sonrojara.

—¡Yo no tengo cosas as-..

— Pero me encontré con esto. —agarro el pequeño anillo entre su dedo índice y pulgar, restregándolo en la cara del nipón. — ¿Por qué lo sigues guardando?

En ese momento Yuuri vio que no solo existía enojo, ira y celos en los ojos verdes de Yuri, sino un dolor punzante que había vuelto de golpe sin que lo deseara.

Había vuelto a lastimarlo sin hacer nada.

— Eso es el pasado Yurio y ahí se quedó. —el mayor tomó el rostro de su novio entre sus manos, tocando con la yema de sus dedos los pómulos de sus orejas y pasando a sus mejillas, admirando cada detalle.

— Pero lo sigues teniendo, no lo olvidaste… sigue siendo y es algo importante para ti. —El menor le dio un manotazo para que lo soltara, retrocediendo unos pasos con la vista hacia abajo, conteniendo todos los sentimientos en su pecho.

Yuuri suspiro.

— Yuri… ya hablamos sobre esto… —se acercó nuevamente arrebatándole el anillo con una mano y tomándolo fuertemente de la muñeca con la otra, el ruso lo encaro y empezó a ejercer fuerza para que lo soltara.

— ¡Suéltame! —intento soltarse del agarre. — ¡Me estas lastimando, estúpido!

— Si tanto te molesta. —Le mostró el objeto redondo. — Lo tirare. —lo boto lejos, Yuri se sorprendió porque sabía que en el fondo seguía significando mucho para él.

— ¡¿Qué acabas de hacer?! —le grito. —¡¿Y si ya no lo encuentras?!

— ¡No me importa! —lo jalo. — ¡No sé qué tengo que hacer para que entiendas que tú eres más importante para mí que cualquier cosa que haya sucedido antes!

Yuri se quedó sin palabras, Yuuri casi nunca elevaba la voz y menos le gritaba de esa forma.

—Katsudon…

— Te regalare un anillo que solo sea tuyo, que sea solo de los dos si eso quieres. —Puso una cara triste al mismo tiempo que dibujaba una sonrisa honesta en su rostro.— Para que dejes de sentirte inseguro, gatito.

— ¡Ca-cállate imbécil!—No le gustaba el nuevo apodo que Yuuri le había puesto.

El japonés entrelazo sus dedos con los ajenos, tomando la mano derecha con la que quedaba libre y dirigiéndola a su rostro para poner un beso sobre los nudillos y mirando el tono rojizo que tomaba las mejillas de su amante, sonrió ó el dedo anular de Yuri a su boca y lo mordió fuertemente; dejando una marca muy profunda y haciendo que el otro soltara una pequeña queja de dolor.

— Esto es lo que puedo darte por ahora.

El menor vio su dedo recién corrompido, observando la marca como si fueran cadenas alrededor, eso no se quitaría en un par de días, una felicidad lo invadió de lleno, tal vez estar siempre celoso de Victor podría traer muchas nuevas experiencias.

— Tonto…

—También te amo Yurio.

Ambos se sonrieron como si nada, Yuri pensó que no podría ser más feliz en esos momentos, con su corazón golpeando su pecho y sintiéndose en un mar de emociones.

El pelinegro lo jalo para abrazarlo y este solo enredo sus brazos en la espalda del japonés, correspondiendo el gesto.

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— Entonces… ¿tienes porno o no? —Ambos Yuris se pusieron a acomodar el desastre en la habitación.

— No, Yurio.

— ¿Y que son todas estas revistas?

— Son revistas de deportes, ya sabes, patinaje.

— Ah… —el ruso soltó una risilla, casi no podía creer el hecho de que su novio nunca hubiera tenido ese tipo de hobbies, casi todos los hombres lo tenían. Y de pronto borro su sonrisa al ver algunas cosas…

— ¡¿Qué es esto?! —le tiro algunos fragmentos de periódico y revistas recortadas; todas eran sobre Victor desde que hizo su debut en la categoría senior.

— ¡Solo lo admiraba, ya no lo hago!

— ¡No pongas excusas! —en vez de ordenar hizo más desorden. — ¡Solo debes admirarme a mí!

— ¡Si lo hago!

— ¡No, no lo haces! —se acercó y tomo bruscamente el rostro de su novio y le planto un beso salvaje haciendo que sus dientes chocaran y que los lentes de Yuuri se descolocaran de su lugar. — ¡Mírame!

—Zhi io jago—por la presión en sus mejillas no podía auricular bien las palabras.

— ¡Mas te vale, maldito cerdo! —le quito los lentes y volvió a besarlo, impasible, el mayor se dejó llevar.

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— ¡Toma! —Yuri le extendió un folder a Yuuri.

— ¿Uh? ¿Qué son?

—Recortes de revistas sobre mí cuando empecé a patinar. —Giro la vista, obviamente avergonzado.

— Gr-gracias. —Yuuri las tomo y abrió para ver su contenido. — Que lindo te veías Yurio…

— ¡Si dices algo más, te matare!

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Notas Finales:

Creo que no me salieron muy bien los celos de Yurio, al menos lo intente –risas-, nos leemos.