(N/A: ESTO ES UNA TRADUCCIÓN. El fic original pertenece a GrnEydDvl.)

Con el Pie Izquierdo.

Capítulo trece: La verdad sale a la luz.

Cuando Karin despertó a la mañana siguiente, le tomó un momento reorientarse.

Oh, sí, dormí en la habitación de Toshiro, recordó, sintiendo su rostro enrojecer. Podía sentir su cuerpo cálido todavía abrazándola por detrás y su brazo aún por encima de ella, con su mano presionada solo un poco demasiado cerca de su pecho. No obstante, era ella la que estaba presionando, así que no podría estar molesta.

Repasando todos los detalles de la noche anterior en su mente, Karin no pudo evitar sonrojarse un poco, pero una sonrisa acabó cruzando su rostro a pesar de todo.

Realmente le dije a Toshiro que lo amaba ¿eh?, se preguntó a sí misma. ¡Y acepte voluntariamente dormir en su cama con él! Hago cosas raras cuando estoy cansada ¿no es así? Aun así, por dentro, Karin sabía que sus palabras fueron verdaderas. De alguna forma, durante los días que pasaron juntos, se había enamorado de él. El pensamiento la hizo apretar sus brazos con más fuerza a su alrededor.

Probablemente debería ver cómo está Momo, pensó. No tenía muchas ganas de dejar el cálido y reconfortante abrazo de su marido, pero consideraba la condición de la mujer su responsabilidad.

Trató de apartar sus brazos lo más cuidadosamente posible, cuidando no despertarlo, pero aparentemente o él ya estaba despierto o tenía el sueño mucho más ligero de lo que pensó.

-¿A dónde crees que vas?- preguntó, apretando su agarre sobre ella.

Tratando de no sonreír tan ampliamente como sabía que estaba sonriendo, Karin se giró para encararlo.

-Iba a ver a Momo-san. Para asegurarme de que esté bien.-

-Si algo hubiera pasado alguien habría venido a buscarte.- aseguró él. –Me hice cargo de eso antes de irme. Los sirvientes han estado vigilándola toda la noche.

-Pero no sabrían donde encontrarme.- protestó ella. –Nadie sabe que estoy aquí ¿recuerdas?-

-Estoy seguro de que te habrían encontrado.- murmuró Toshiro, con su rostro enrojeciendo ante el pensamiento de alguien encontrándolos juntos en la misma cama.

-Aw, ¿y por qué te avergüenzas tanto?- bromeó Karin al notar el color en sus mejillas. Extendió una mano y acarició su alborotado cabello blanco. –Tendrás que acostumbrarte a tenerme por aquí, ya sabes.- él sonrió ladinamente.

-Creo que estaré bien.- masculló.

Se inclinó hacia adelante y le dio un suave beso de buenos días. O al menos esa fue su intención, pero mientras se separaba ambos descubrieron que ninguno quería que el beso terminara allí, así que se besaron otra vez, y otra vez y otra vez, cada beso más profundo y largo que el anterior. La pasión de la noche pasada estaba de regreso, pero el nerviosismo de compartir una cama se había desvanecido. Este era un nuevo día con una nueva esperanza y nuevas promesas.

Con sus cuerpos tan presionados como estaban, no requirió mucho esfuerzo para Toshiro rodarla hasta que estuvo boca arriba con él acostado sobre ella. Se miraron a los ojos, pero no dijeron nada, solo compartieron una sonrisa cariñosa que expresaba muchas más emociones de las que cualquier palabra podría siquiera aspirar a significar.

Toshiro bajó la cabeza hacia su cuello y comenzó a mordisquear suavemente su cuello, cuando de pronto escucho el último sonido que querría escuchar en una situación como esta: un golpe a su puerta.

-Hitsugaya-sama.- era la voz de Matsumoto.

Él intentó con todas sus fuerzas no gruñir por la frustración, mientras que Karin reprimió una risita al ver la expresión en su rostro.

-¿Qué?- exclamó con frustración.

-Momo-san está despierta, y está preguntando por ti.- la pareja compartió una mirada.

-Ve con ella.- dijo Karin, aunque no estaba menos reacia que él a que se fuera en un momento como este. –Podemos… umm… terminar más tarde.- ambos se sonrojaron furiosamente ante las implicaciones de esa declaración, pero Hitsugaya, para su desgracia, no pudo hacer más que estar de acuerdo con su esposa. Con pesar, se apartó de ella y se bajó de la cama. –Yo tengo que volver a mi habitación para cambiarme.- informó mientras también se levantaba. –Todas mis cosas siguen allí.-

-Pero Matsumoto está en el pasillo.- señaló él. Ella se encogió de hombros.

-¿Y? No es como si pudiéramos mantener esto en secreto durante mucho tiempo. Además…- continuó, tomando sus dos manos entre las suyas. -No hay nada de malo en ello.- Toshiro sonrió ladinamente.

-Sí, supongo que tienes razón.- se inclinó para besarla. –Ahora vete antes de que perdamos la noción del tiempo.-

-¡Wow, me estás echando tan rápido!- jadeó falsamente. -¿Tan mala soy en la cama?- Hitsugaya se puso rojo como remolacha. Karin se rió y lo besó de nuevo. –Te veré en la habitación de Momo.- le sonrió y abandonó la habitación.

-Oh, Hitsugaya-sama, que bien que… ¡Karin-sama!- Matsumoto jadeó ruidosamente al verla salir de la habitación de su jefe. La joven necesito de toda su fuerza de voluntad para no estallar en carcajadas al ver su expresión de sorpresa.

-Voy a ir a cambiarme.- dijo despreocupadamente. –Pero iré a ver a Momo-san en un momento.- cerró la puerta de la habitación del dragón detrás de ella, dejando a Matsumoto parada allí aun sin terminar de procesar lo que había visto. Le tomó un momento, pero la mujer acabó sonriendo como un gato de Cheshire.

Tarareando alegremente para sí misma, se alejó, decidiendo que podría burlarse de Hitsugaya-sama todo lo que quisiera más tarde, pero por ahora haría lo que dictaba la educación y le dejaría pasar esta mañana tranquilamente.

.

Karin pudo escuchar el llanto antes de doblar la esquina del pasillo donde se encontraba la habitación de Momo. Preguntándose qué demonios estaba pasando, corrió el resto del camino y se encontró con un hombre rubio acurrucado en posición fetal en el suelo frente a la puerta de la habitación de su prima política, sollozando.

-Oye, oye. ¿Qué te pasa?- preguntó preocupada, inclinándose y colocando una mano en su hombro. Él levantó la cabeza, encontrando sus ojos llenos de lágrimas con la mirada ansiosa de la chica.

-¿Quién eres tú?- preguntó, confirmándole que este no era uno de los sirvientes de la casa, ya que todos la conocían por la boda.

-Umm, creo que yo soy la que debería preguntar eso.- dijo intentando sonar amable por una vez. -¿Eres amigo de Momo-san?-

-Mi nombre es Kira Izuru. Soy mayordomo de la caza de los Aizen.-

-¡Oh, tú eres quien trajo a Momo-san aquí!- recordó de lo que Matsumoto le había dicho la noche anterior. –Estamos muy agradecidos contigo. Soy Karin, la esposa de Toshiro.- Kira tardó un momento en darse cuenta de quién era "Toshiro", pero cuando lo hizo, inclinó la cabeza humildemente.

-Oh, no, Karin-sama, yo soy quien debería estarte agradecido. Salvaste la vida de Momo-sama.- Karin solo se rió.

-Por favor, solo llámame Karin. En serio. Y si no la hubieras traído aquí no podría haber hecho nada. ¡Y no te preocupes! Momo-san estará bien, ella incluso ya está despierta y todo.- dijo alegremente. El rubio asintió.

-Lo sé. Me quedé con ella toda la noche. Hitsugaya-sama está con ella ahora.-

-No tenías por qué hacer eso, ya sabes. Hay muchas personas que estarían dispuestas a rotar turnos contigo para que puedas dormir un poco. Mírate, estas pálido.- Kira parecía aturdido de que incluso sugiriera algo como eso, mientras sus mejillas pálidas se tornaban de un leve rosa.

-Yo… quería quedarme con ella, Karin-sama.- dijo tímidamente.

Karin lo estudió con la mirada. Parecía que su intuición femenina había crecido a pasos agigantados los últimos días. Enamorarse aparentemente hacía maravillas con la capacidad de uno para captar las emociones de otras personas. Este hombre amaba a Momo. Era tan dolorosamente obvio. Karin sonrió suavemente ante ese descubrimiento.

-¡Intente detenerlo!- continuó él desesperadamente, como sí continuara con una conversación que había tenido consigo mismo en su interior. –Escuche la conmoción y corrí, pero cuando llegué… Momo ya estaba…- se interrumpió, incapaz de expresar en palabras el estado en el que la vio. –Yo… intenté hacer entrar en razón a Aizen-sama, se lo rogué… le rogué que se detuviera. Incluso intenté agarrar su brazo, pero él seguía golpeándola…- suspiró. –Finalmente se cansó y se fue de la habitación. Momo-san apenas estaba consciente. No sabía qué hacer, solo sabía que debía sacarla de la casa lo más rápido posible y este fue el primer lugar en el que pude llegar a pensar…-

-Está bien.- dijo Karin suavemente. –No es tu culpa.- parecía que ella estaba diciendo eso mucho últimamente. –Hiciste todo lo que podías haber hecho. Diablos, creo que le salvaste la vida. Así que ya deja de llorar, sé un hombre.- ok, le había dicho exactamente lo opuesto a Toshiro, pero sentía que lo último que necesitaba este tipo eran más lágrimas.

-Gracias, Karin-sama.- murmuró Kira.

-¡No seas tan formal, cielos!- insistió. –Solo porque me casé con un tipo rico no quiere decir que soy superior a ti ni nada. Iré a ver a Momo-san ahora. ¿Estarás bien, verdad?- Kira asintió con la cabeza.

-Gracias, Karin-sama… eh, ¡Karin-san!- se corrigió tartamudeando al ver la mirada severa de la mujer. Ella sonrió.

-Eso está mejor.- él parecía verse un poco mejor también. Al menos había dejado de llorar.

Karin se acercó a la puerta de Momo y tocó.

-¡Adelante!- una voz amable le dio el paso, a lo que abrió la puerta.

Momo había mejorado drásticamente desde la noche anterior. Algo de color había vuelto a su rostro y aunque no estaba sentada al menos estaba recostada sobre algunas almohadas. Hitsugaya estaba de pie junto a ella, sosteniendo su mano de manera reconfortante. Karin se les acercó con una sonrisa.

-¿Cómo te sientes hoy, Momo-san?- preguntó alegremente.

-¡Mucho mejor, gracias a ti!- le sonrió. –Aunque todavía me duele el estómago…-

-Eso era de esperarse.- afirmó Karin. –Tu herida era profunda. Sin embargo, puedo tratarla nuevamente. Eso debería ayudar un poco al dolor. No deberías moverte por un tiempo hasta que sané por completo, pero estarás bien.-

-Te encontraste una esposa realmente increíble, Shiro-chan.- sonrió alegremente. Él se sonrojó levemente, pero asintió.

-Sí, lo sé. ¡Y no me llames Shiro-chan!- Momo solo se rió.

Karin cambió las vendas de Momo y le aplicó más flores de sauco. Una sirvienta entró con el desayuno y comieron juntos, charlando amigablemente todo el tiempo. Karin podía ver por qué Toshiro se preocupaba tanto por su prima, ella era brillante y fuerte, o al menos eso pensó hasta que…

-Hitsugaya-kun…- dijo Momo suavemente, mirando su plato a medio comer. -¿Crees… crees que él alguna vez me querrá a su lado de nuevo?- Toshiro frunció el ceño profundamente.

-¿Por qué debería importarte eso?- preguntó fríamente. -¡Nunca volverás con él! ¡Ni siquiera debería ser una opción!-

-¡Pero él es mi esposo!- protestó Momo. -¡Lo amó!-

-¡¿Cómo puedes amar a un hombre capaz de hacerte algo como esto?!- exclamó Toshiro, con su rostro lleno de ira. -¡Una mierda como él no te merece!-

-¡Pero no fue su culpa! ¡En serio!- suplicó porque le creyera.

Siempre es culpa del hombre cuando golpea a su esposa!- rebatió Hitsugaya sombríamente. –No hay excusa para eso.-

-Pero… pero yo lo hice enojar. Sabía que iba a hacerlo enojar y aun así yo…-

-¡MOMO!- gritó él, finalmente perdiendo la paciencia. -¡No hay nada que puedas decir o hacer para justificar esto!-

-¿Qué sucedió, Momo-san?- preguntó Karin pacientemente. Sentía que la mujer realmente quería explicarles algo. El chico se cruzó de brazos y esperó.

-Bueno…- comenzó ella, mirando sus manos. –No es como que hubiera sido una pelea salida de la nada. Sabía que lo molestaría, pero lo hice de todos modos.-

-¿De qué se trataba?-

-Quería tener hijos.- admitió Momo. –Desde que nos casamos, he estado rogándole y suplicándole por tener hijos, pero Sosuke-sama siempre se negó. Él no quería ninguno. Una noche hace un par de meses, cuando sabía que estaba en mis días fértiles, lo emborraché y… terminé embarazada.- se sonrojó ante esa confesión. –Tenía miedo de decírselo. Tenía miedo de lo que podría decir. Pero llegó al punto en el que ya no podía ocultarlo, así que le dije la verdad y…- no pudo continuar. Para este punto las lágrimas corrían frenéticas por su rostro. Ahora Karin entendía todo. Esto no fue solo una disputa matrimonial que terminó horriblemente mal. Aizen la había hecho abortar a punta de puñetazos. Eso explicaba la herida en su estómago. Karin sintió nauseas, y su esposo se veía incluso peor. –Karin-chan.- Momo la miró entre lágrimas. -¿No hay forma de que tal vez?-

-No.- murmuró Karin suavemente, su voz llena de pesar y compasión en sus ojos. –Realmente lo siento, Momo-san.-

Simplemente no había forma de que el feto sobreviviera a una herida como esa.

Los sollozos de Momo se redoblaron y ella se volteó hacia Hitsugaya y enterró la el rostro en su hombro. Él le dio palmadas en la espalda con cariño, pero su rostro estaba endurecido por la indignación, con demasiada información para procesar y sin poder expresar lo que realmente pensaba delante de su prima.

Karin no sabía ni qué decir. ¿Cómo consolar a alguien en la posición de Momo?

Finalmente el llanto de Momo disminuyó y se quedó en silencio.

-Está dormida.- masculló Toshiro, dándose cuenta que también había dejado de moverse. La recostó en su cama otra vez y la miró. Karin deslizó su mano entre las suyas y le dio un apretón tranquilizador. –Es hombre muerto.- gruñó él entre dientes.

Karin entrecerró los ojos al detectar el peligrosamente alto nivel de odio en su voz.

-¿Y qué planeas hacer?- alzó una ceja. –El tipo estaba en el ejército, no puedes tocarlo.-

Uno de los pocos beneficios de unirse al ejército era que protegían a sus veteranos de por vida. Los juzgados eran dirigidos por el propio ejército. No había justicia en ellas. Lo correcto y lo incorrecto tenían poco peso cuando se trataba de una disputa entre un veterano y un soldado común. El veterano ganaba. Siempre. Y el ciudadano a menudo sufría una pena horrible por siquiera considerar que algo que un veterano había hecho estaba mal.

-¿Quién dijo que iría a las autoridades?- prácticamente ladró él. –Voy a matarlo con mis propias manos.-

-Oh, por favor. ¿Cómo hará eso que Momo-san se sienta mejor?- escupió ella venenosamente. –Si pierdes terminarás muerto, e incluso sí ganas terminarás pudriéndote en la celda de una prisión por el resto de tu vida por desafiar a un veterano. Y francamente ¡eso es peor que la muerte! Sé que sabes eso, no eres un estúpido.-

-¿Y entonces qué? ¿Se supone que debo quedarme sentado aquí mientras ese bastardo desquiciado se sale con la suya?- graznó más que furioso. -¡Karin, lo que ese bastardo hizo es imperdonable!-

-Lo sé.- dijo ella comprensivamente. –Pero, por favor, intenta ser razonable. Momo-san no quiere que la vengues. Lo último que necesita ahora es más violencia.- Toshiro frunció el ceño y apartó la mirada, pero tenía que admitir que ella tenía razón, aunque no le gustara. –Vamos.- dijo alentadoramente. –Necesitas desahogar un poco tu ira. ¿Y qué mejor manera que martillando una pieza de metal hasta que te explote una arteria? Además, si seguimos discutiendo aquí despertaremos a Momo-san.-

Hitsugaya le echó un último vistazo a su prima dormida antes de permitir que su esposa lo arrastrara fuera de la habitación.

"Ese bastardo me las pagará de una forma u otra" pensó para sí mismo. "Karin tiene razón, no puedo atacarlo ciegamente. Pero ya se me ocurrirá algo. Tiene que ocurrírseme algo".

Continuara...

Holaaaa! :D

Lamento mucho la tardanza con este fic, estoy un poco oxidada con las traducciones xP

No sé cuándo vuelva a actualizar :'c Por fis tenganme paciencia TnT

Espero q les haya gustado! Ni los personajes ni el fic me pertenecen!

COMENTEN! *o*

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!