Crimen.

Ino sentía que sus pulmones quemaban, sus músculos estaban exhaustos a tal nivel que sino usara chakra, ellos se acalambrarían pero no podía parar, esa era la orden del tercer y cuarto Hokage, habían estado huyendo horas, aunque al parecer la amenaza no los perseguía más.

- Alto! – Su Sensei quién se salvó de morir a manos de Hidan, se detuvo en un claro del inmenso bosque cercano a Konoha, Kotetsu deja lentamente a Shikamaru en el suelo, mientras Izumo se ponen en posición de combate protegiendo al tercer Hokage.

Ino solo se sienta en el piso tratando de evitar los calambres, a la vez nivela su respiración y controla los latidos de su corazón, debe curar a Shikamaru, sus heridas no son mortales pero necesitan atención, sin embargo necesita un poco más de tiempo y lo que más desea es calmarse, sus manos tiemblan, sus ojos se llenan de lágrimas y quiere preguntar, quiere gritar, odia la calma con la que se mantienen todos.

- Maldita sea, ¿solo yo vi lo que pasó? ¿Por qué no dicen nada? ¿Kushina Sama se volvió loca? – Ino empezaba a hiperventilarse y su cuerpo temblaba mientras trataba de abrazar sus cansadas piernas y ponerse en posición fetal.

- Contrólate Ino, entiendo tus dudas pero es algo del Hokage, no podemos hacer nada más que seguir las órdenes. – Asuma como casi adivinando lo que pensaba la rubia, solo la miro e hizo una seña a Izumo para que cargue a Ino y poder seguir corriendo tratando de llegar pronto a Konoha.

En la oficina del Hokage, Minato y Kushina discutían airadamente mientras el cuerpo inconsciente de Naruto estaba atravesado por una de las cadenas de chakra de Kushina.

- Escúchame Minato, debiste ver lo que yo vi! Esto es un lavado de cerebro, experimentos miles de veces peores que los de Orochimaru ha pasado nuestro hijo, él no tiene humanidad! Es obvio que Kumo lo engaño e hizo que se convierta en su arma, ese poder va más allá del Kyubi y me importa una mierda el tratado, la paz o lo que sea… Tú me negaste ser madre, tú me negaste ser feliz y ahora tú vas a proteger a nuestra familia… - Kushina retraía su cadena dejando a Naruto en el suelo, a su vez Tsunade y Jiraiya entraban agitados a la oficina.

Ambos se limitaron a mirar el cuerpo del rubio semidesnudo en el piso, mientras la pareja de esposos se gritaban.

- Haz cometido un crimen de guerra Kushina, ¿sabes las consecuencias de esto?; ¿puedes tan siquiera imaginar lo que se nos viene encima? No solo a nosotros, a Akane y a la villa. – Minato golpeó con toda su fuerza al escritorio haciendo que este se parta al medio, si hubiese tenido un minuto o dos más de tiempo, hubiese decidido solo tomar a su esposa o despejar la bijuu dama que se aproximaba a ella.

Pero todo fue demasiado rápido.

Templo del Fuego, horas antes.

El templo había sido destruido en su totalidad, los monjes solo podían mirar el combate que había escaldo a niveles que iban más allá de su entendimiento.

Kakuzu con su transformación final, todas su mascaras están activas unidas a la gran masa de cables negros que ahora son su cuerpo, sonríe mientras mira a Zero y Fuu con la ropa hecha girones; sin embargo él también está exhausto, hace décadas que no ha tenido un combate tan extremo y se siente feliz de que al fin tendrá la cabeza no solo de Zero y Fuu, además sus bijuus y la cabeza de Kushina, Asuma y Hiruzen quienes pelean con Hidan, incluso si la rubia Yamanaka no llega a morir, tendría una ganancia extra, todo son números en su cabeza.

- Sus habilidades son impresionantes, pero es momento de morir, ya no tienen más chakra de sus bijuus y sin eso son inútiles, cuerpos perennes con un gran valor… - Kakuzu se ríe mientras observa como el rubio frota sangre en sus tatuajes mientras la peli verde se arroja en un ataque rápido, sin embargo, él ya tenía conocimiento de esa transformación, así que envío a uno de sus corazones a frenarla, lastimosamente para él, el niño Nara lo contuvo con una sombra, lo suficiente para escuchar el grito desgarrador y el estallido de chakra que provenía del rubio, sin perder tiempo lanzó otro de sus corazones a atacar a Shikamaru y se arrojó con los otros contra el rubio, en el camino propició una patada a Fuu enviándola lejos.

Cuando estuvo pronto de llegar fue interceptado por el rubio quién lo contuvo con un golpe de aire.

- Estás perdido Kakuzu, tu recuerdo será borrado y tu existencia cegada para siempre. – La voz gutural profunda y doble resonaba en todas las ruinas del templo, Kakuzu sintió escalofríos ante la transformación del rubio, a pesar de los informes, verlo era algo espectral, casi como encontrarse con un ente del más allá.

Entraron a combatir de manera veloz, cada golpe era sonoro y muchas veces más fuerte que con el manto del Kyubi incluso con las 9 colas, esta transformación era algo que lo atemorizó como nunca; sin embargo sabía y vio como esta transformación deterioraba al rubio, lagrimas e hilos de sangre, salían por sus ojos, labios y nariz; a pesar de la ferocidad del rubio, sabía que tenía que resistir un poco más, solo un poco, finalmente tendría el dinero y su sonrisa de soberbia apareció.

- El perdido eres tú, entiendo este nivel de poder, pero estás lejos de resistir, dime que vas a hacer… - Kakuzu fue elevado por un torrente potente de aire con escamas, el maldito ataque de la mocosa del 7 colas lo sorprendió, tarde se dio cuenta del torrente de fuego y aire que se elevaba.

- Puede que no tenga tiempo para seguir peleando, pero tú ya no tienes tiempo, solo dinero. - En ese instante el dragón de chakra natural de ambas naturalezas lo elevó en su hocico para hacerlo girar y destruir todos sus corazones, incluso el que había enviado a atacar al Nara, regresó en su ayuda pero no pudo ingresar al ciclón sin destruirse, finalmente descendió hasta posarse en el suelo donde ambos chakras colapsaron provocando una gran explosión que se extendió a kilómetros con su onda de choque.

Zero se encontraba respirando agitado, regreso a ver a Fuu quién yacía en el piso respirando agitada, al mirar al frente vio como Hidan acorralaba a los de Konoha, quiso lanzarse a pelear, pero su cuerpo no podía moverse, el dolor, la tensión y la rotura de sus músculos era insoportable pero tenía que ayudar, Hidan solo sonreía mientras con su guadaña trataba de cortar en pedazos a los ninjas.

Cuanto antes ignoró todo y se movió, su transformación se perdió, su cabello volvía a ser rubio, su estatura se redujo, sus ojos recuperaron su color y camino lento pero decidido.

El tatuaje del dragón negro se extendió en su brazo mientras su respiración se aceleró, sus movimientos ganaron velocidad y de manera inmediata se lanzó contra Hidan, apareció junto a él, pero no había ningún patrón, ninguna estrategia, el ataque del rubio que tenía casi todo su brazo negro, era caótico, incluso trataba de morder al inmortal.

Esto desconcertó a Ino quién solo veía como cada vez más el cuerpo del rubio se tornaba más oscuro, parecía que había perdido la cabeza.

Los otros shinobis de Konoha fueron alejados por una onda de chakra que expulsó el rubio, quién se lanzó sobre Hidan atrapándolo por los hombros y mordiendo hasta desgarrarle el hombro.

Ahora la mano izquierda del rubio era completamente negra, cubierta de escamas, grandes garras sobresalían de los antes dedos de Zero, con esta levantó y estampó contra el suelo al inmortal.

- Zero! – El agónico grito de Fuu, sorprendió a todos, la peliverde apenas y podía ponerse en pie, sin embargo avanzaba a encontrarse con él. – Mi amor, por favor… regresa, controla el poder, enfoca tu alma y regresa. – Grandes lágrimas caían de los ojos de Fuu, mientras veía como arrojaba al inmortal a chocarse contra un pilar de lo que fue el templo.

El cabello del rubio era casi blanco, mientras su rostro se asemejaba más al de un reptil, su torso estaba cubierto de escamas negras y el ojo izquierda era rojo e hipnótico.

Zero miró a los de Konoha y se acercaba lentamente pero con la pose más amenazante que habían visto.

Si conocían la presencia del Kyubi y lo atemorizante que esta era, la atmosfera alrededor de Zero era aterradora, la respiración les faltaba, incluso Hiruzen que era un veterano de mil batallas estaba intimidado ante la presencia del ente frente a él.

De pronto alas espectrales surgieron de la espalda de Zero y las lágrimas de sangre volvieron a descender de sus ojos, los dientes ahora colmillos estaban llenos de sangre y saliva, mientras su boca dibujaba una sonrisa tétrica.

Kushina en su cabeza escuchaba el llanto de un niño, era tan alto que tuvo que hincarse para aliviar el dolor que sentía, todos tenían esta reacción mientras Zero los miraba como juzgándolos.

Fuu se lanzó con la última energía que tenía y abrazó a Zero, lloraba desconsolada y no quería soltarlo pero este la arrojó como una muñeca de trapo.

- Su vida ha sido un regocijo de dicha y amor, yo soy peste, hambre y muerte. – La voz de Zero resonó en la cabeza de los de Konoha y estos sintieron su energía decaer mientras Zero se hacía más grande.

- Ahora les daré lo que siempre he sido… - En ese instante un muy herido Shikamaru pudo paralizarlo con sus sombras.

Fuu volvió a abrazar a Zero y esta vez se aferró con todo lo que podía.

Hiruzen se acercó a Kushina y al oído le susurró. "Eso es lo que Kumo hizo con tu hijo, querida Kushina"

En ese instante dos Anbus de Kumo llegaron a la escena, uno formó un domo de hielo alrededor de Zero quién empezó a generar rayos negros que agrietaban la estructura, el otro hizo un jutsu de viento que en parte contrarresto los rayos.

Zero empezó a reírse a carcajadas mientras se envolvió en una masa oscura que empezaba a crecer.

"En esto lo convirtieron con el lavado de cerebro"

Kushina se levantó y lanzó sus cadenas de chakra contra el domo, esta acción sorprendió a los Anbus de Kumo, quienes se lanzaron contra la masa negra que ahora envolvía al rubio.

El suelo temblaba, las nubes se arremolinaban y parvadas de pájaros se alejaban del epicentro en que se había transformado el templo derruido.

Hidan se levantó mirando cómo estaba el ambiente y decidió que lo mejor que podía hacer era huir.

- Amaterasu… - Fue lo último que escuchó el inmortal antes de consumirse hasta las cenizas.