Eehhh… hola x.X
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Mis sinceras disculpas, quedé de traer este epílogo la semana pasada pero, nuevamente me fue imposible; entre el trabajo, el estrés del trabajo y de casa, y que por su culpa las musas decidieron tomarse unos cuantos días libres (dijeron que para ver si le bajaba dos rayitas a mi histeria ¬¬ ), pues Chronos se aprovechó de eso para dejarme caer, como de costumbre, el látigo de su desprecio quitándome cualquier oportunidad que tuviera, el muy mugre…
Pero bueno, al menos creo que no me atrasé tanto ¿verdad? n.n
Y pues sí chicas, veremos cómo le va a nuestro adorado Terry cuando le confiese su travesura a Candy… Ahora y como bien dijo la hermosa Saharaloto, me quedan cosas en el tintero, y por las mismas cuestiones de tiempo me fue imposible agregar la parte de la boda y demás; por lo que decidí hacer eso también en un oneshot. Y es que de verdad, si lo incluía en este epílogo, tardaría una semana o más en traerlo, y ustedes ya han sido bastante lindas y pacientes, por ello pensé mejor en publicar esta parte hoy, espero me disculpen y les agrade el relato. ¡Disfruten la lectura!
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Disclaimer:
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Los personajes de CC y SS no me pertenecen, si no a sus respectivos autores y a quienes hayan pagado derechos sobre los mismos. De ser míos, bueno Terry y Candy se habrían quedado juntos y felices y en SS, otra cosa sería X-D
Míos son los demás personajes, así como la historia aquí narrada; basada en el anime de Candy Candy, y que tiene ciertas modificaciones que me eran necesarias. Obvio la canción que inspiró esta historia tampoco es mía, sólo fue, como es usual en mí, una maravillosa inspiración.
No tengo fines de lucro, es sólo para pasar un buen rato y tener otro terryfic.
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EPÍLOGO
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Se escuchaban cosas estrellarse en el piso y un "¡Pecas por Dios cálmate!", con una preciosa voz que parecía intentar con todas sus fuerzas contener la risa… luego una vocecita dulce pero con tintes de histeria homicida gritar algo como "¡Y te sigues burlando Terrence, me caes mal! ¡Y no me digas pecas!"… más risas contenidas de él, otro plato estrellándose contra una pared quizá y llanto de ella, al final, silencio…
Candy salió furibunda y llorosa del departamento, dando tal portazo que el marco de la puerta se remeció casi con dolor… Adentro, Terry se quedó con el amargo sabor de la rabia que su pequeña y pecosa esposa había destilado. Cuando dio el golpazo él se encogió de hombros cerrando los ojos, resignado a la tormenta que acaba de desatar en ese huracán de ojos verdes que tanto amaba. "Muy bien Grandchester, ya sabías que esto sería así… ahora aguanta y espera un rato para que se calme"; pensó el joven, medio acongojado y medio divertido.
De todos modos mejor rezaba para que Dios lo ayudara, pues finalmente le había confesado a la rubia sobre su "simpática" actuación como el raro y excelente psicólogo Yves St. Claire… Tomó aire y mirando al techo, sonrió torcido, tal vez no sería sencillo, pero definitivamente arreglaría las cosas con la pecosa. Fue a la cocina por escoba y recogedor para limpiar el desastre y para prepararse un té. Luego de recoger, se dirigió a la sala a leer un poco y beber su infusión, si acaso lograba concentrarse claro.
Habían regresado un par de días antes de su luna de miel, esa que duró diez increíbles días en un crucero por el caribe, obsequio que su amigo-cuñado-suegro les había hecho; claro con la respectiva dosis de negativas y reclamos del actor; primero porque él quería costear ese viaje con sus propios medios, y segundo (aunque esto jamás lo admitiría), porque no era realmente muy afecto al calor del trópico. Al final, la dulce mirada y unos cuantos mimos de su hermosa esposa (¡Dios! Amaba llamarla de ese modo) lo habían terminado por convencer de aceptar el regalo. Tenía que admitir que la habían pasado maravillosamente; claro, estando con Candy, para él no había otra manera de pasar el tiempo. Así lo llevaran a vivir al mismo centro del averno, si era junto a ella, él estaría encantado… Bueno, casi siempre… en este preciso instante no era exactamente un marqués feliz, aunque sí uno bastante divertido, a pesar de todo.
Lo cierto es que bien pudo haber dicho la verdad sobre su diablura antes, pero es que conociendo el temperamental carácter de la enfermera, temió que se hiciera un gran revuelo con el tema… ¡Bah! Cobarde que fue nomás… En su defensa, TODAS sabemos que lo hizo con la mejor intención, aunque la realidad es que Candy seguramente se pondría como energúmeno al enterarse, y justo así fue… Pero era NECESARIO que ella también se deshiciera de una culpa que no le correspondía, y con lo terca que era, seguramente no querría escuchar a nadie cercano, menos a él ¡Si hasta huyó dejándolo plantado! Además, pensaba él, siendo justos, su pecosa también salvó la vida de Susana cuando esta pretendió que se suicidaba. Ahora ya sabían que eso había sido una treta, pero en su momento ambos se comieron la actuación completita… Entonces, en resumen, la Marlowe lo salvó a él, la enfermera se lo dejó a la pelilacia como agradecimiento ( ¬¬ ); pero la chica Andley había salvado a Susana de "morir", estaban a mano ¿no?
Se rio, aunque no podía decidir si era por la idea que se le ocurrió respecto a saldar cuentas, o por nervios… Tomó de su té y casi lo escupió, estaba DEMASIADO caliente, y llevaba ya un rato sin pasar de la primera línea de su lectura. Pfff… mejor se dejaba de cosas, estaba oficialmente preocupado; pero también se sentía aliviado de haber confesado finalmente la que hizo; total, no era como para que Candy se arrepintiera de haberse casado ¿cierto? ¡¿Verdad?!
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Un rato antes…
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Terrence aún estaba de permiso por su reciente boda, había pedido dos semanas aunque la luna de miel sería de 10 días únicamente. La intención era regresar con calma, descansar del viaje y luego retomar sus actividades. Candy también empezaría a trabajar en un hospital enorme que no quedaba tan lejos del centro; y si bien sus horarios serían un tanto disparejos, se las arreglarían para pasar el mayor tiempo posible, juntos. Por lo pronto estaban de vacaciones aún, y todavía tenían unos días más para disfrutarse.
Los planes del británico eran básicamente, llevar víveres al departamento y no salir de ahí hasta que tuvieran que volver a la realidad. Todo iba perfecto, se divertían como chiquillos, dormían cuando les apetecía e igual cocinaban y comían cuando querían; se mimaban y hacían el amor hasta que el sueño los vencía; jugaban y apagaron cualquier aparato o chunche electrónico que los interrumpiese (¡ni la televisión prendieron!). Pusieron un cartel afuera de la puerta de su ahora nido de amor con letras bien rojas que decía NO MOLESTAR, y claro, avisaron a sus amigos y parientes que ni se les ocurriera tratar de contactarlos; ya ellos aparecerían luego.
Así pasaron los dos primeros días y medio (llegaron a mediodía de su crucero). Pero en la mañana del tercero, cuando charlaban de lo más divertidos de sus aventuras y desventuras; Candy empezó a imitar al Dr. St. Claire. Por cierto que lo invitó a la boda a través de Patty, pero "él" se excusó diciendo que aunque la rubia era su paciente favorita, su corazón no podría soportar ver al "bomboncito de Terry casándose"… Pero la pecosa omitió contarle ese detalle a su flamante y envidiable esposo en su momento. Cuando estaba en el juego de intentar imitar al doctor y las expresiones que este usara en la "terapia", notó que el castaño la miraba con una expresión que le costaba descifrar. Era una mezcla de diversión y travesura con ¿culpabilidad?
- ¿Sucede algo Terry? – preguntó dulcemente la chica, que detuvo su interpretación y los diálogos, había elegido el "¿¡Terrence Grandchester!? ¡Ay por Dios si está buenísimo! ¡¿Cómo pudiste dejar semejante ejemplar?!" esperando que su marido soltara esa maravillosa carcajada suya, pero si bien él efectivamente reía, no lo hacía con el ímpetu que ella esperaba.
El ojiazul no respondió, se limitó a observarla con intensidad… entonces se acercó para besarla con pasión e infinito amor. Ella lo recibió encantada y cuando aquélla amorosa expresión entre ellos hubo terminado, él le tomó las manos besándolas con devoción, antes de llevarla al sofá a sentarse.
- Pecosa… Tú sabes que te amo con toda mi alma, y que haría cualquier cosa por ti ¿verdad? – preguntó él con algo de ansiedad. Con ella, él ni siquiera pensaba en actuar para ocultar sus emociones.
- Lo sé amor… - le respondió ella, mirándolo fijamente pues su actitud la desconcertaba bastante.
- Y también sabes que luego de dejar ir esa horrible culpa que sentía, estuve dispuesto a TODO por recuperarte ¿verdad? –
- Sí Terry, también lo sé – se removió un poco inquieta. - ¿Hay algo que quieras decirme? – ella ya sabía que su Romeo deseaba decirle algo, por lo que era por demás extraño que diera tantas vueltas, cuando por naturaleza era directo y claro. – Me estás preocupando – agregó ella, acariciando la mejilla del gallardo actor.
Él tomó aire y cerró los ojos, se mentalizó para la furia verde que encontraría luego de hablar, y quizá, para recibir un buen bofetón. Luego fijó su azul mirada en las esmeraldas frente a él y suspiró. "Llegó el momento, ¡sé valiente!" se dijo a sí mismo.
- Sí, hay algo que debo decirte… - la miró con todo el amor que sentía por ella desde la época del colegio, tratando de decirle sin palabras que todo había sido por ella. – Candy, el Dr. St. Claire… él, él era otra persona… en realidad, era… era yo… -
Y por fin lo dijo, se quedó conteniendo la respiración en espera de la reacción de la joven; quien lo miró primero sin atinar a comprender bien sus palabras, frunció el ceño, extrañada, dando a entender que no le cuadraba lo que escuchó.
- ¿Cómo dices? – preguntó, como para asegurarse de que no estaba loca y que lo que oyó de labios de Terrence, fue justamente lo que él había dicho.
- Dije que no existe un Dr. Yves St. Claire. Ese era yo, caracterizado; actuando para poder ayudarte a comprender que nosotros no… - empezaba a explicar, pero entonces la enfermera se soltó de sus manos con brusquedad, interrumpiéndolo. No había duda de lo que él le confesara, pues Candy nunca mencionó el nombre de pila del "psicólogo" cuando le habló de él. Si el inglés lo conocía entonces…
- ¿Me estás diciendo que no hubo tal "terapia" y que todo este tiempo estuviste burlándote de mí? – preguntó ella, con una tranquilidad que no le gustó para nada a su esposo, era esa calma que precede a la tormenta…
- Sí te estoy diciendo que era yo, pero no me estuve burlando de ti pecosa… -
- ¡No me digas pecosa Terrence! – y ahí estaba, algo de la rabia que él esperaba. - ¿Cómo pudiste engañarme de ese modo? ¡Por Dios que estúpida que debes pensar que soy! ¡Y encima ni siquiera sospeché que eras tú! – se levantó de su lugar y daba vueltas por la pequeña sala como leona enjaulada y furiosa.
- Candy, mi amor… - trató de explicarse él, pero ella simplemente no escuchaba, se sentía burlada, que la tomaba por tonta y víctima de una engañosa trampa.
- No… - se alejó de él que trataba de abrazarla para contenerla. Cerró los ojos intentando contener las lágrimas y sumamente ofendida - ¡No puedo creerlo! – gritó finalmente, lanzándole una mirada tan rabiosa como dolida - ¡¿Quién te crees que eres Terrence Graham Grandchester?! ¡¿Con qué derecho fuiste a hacerte pasar por otra persona y verme la cara de ese modo?! – exigía saber, manoteando, pero no quería escuchar.
- Vamos Candy cuando te busqué como yo mismo no quisiste verme ¿Qué esperabas que hiciera? – cuestionó él a su vez. Si bien estaba más tranquilo que ella, la verdad es que luchaba por contener su explosivo y orgulloso carácter o su natural sarcasmo, pues sabía que en parte la rubia tenía razón.
- ¡¿Que qué esperaba que hicieras?! ¡Increíble! – dijo rodando los ojos - ¡Pues que insistieras Terrence! ¡Pero dando la cara TÚ! – y las esmeraldas parecían encendidas con el fuego de cien dragones.
Vaya, así que la rara de su amiga francesa al final tenía razón. Candy sí esperaba que él no hiciera caso por esa vez de lo que ella decía que debía hacer, si no que pedía casi a gritos que volviera a ser un rebelde para ella.
- Lo siento… - casi murmuró – Pero pensé que así como yo, tú te negarías a escuchar razones respecto a Susana, a menos que alguien "ajeno y objetivo" te lo dijera… Además, ¡admite que soy muy bueno! - pudo explicarse brevemente con una pícara miradita y su inevitable arrogancia - ¿Acaso no lo pasaste bien? Fue bastante divertido diría yo - y quiso diciendo esto, aligerar las cosas; GRAVE error.
- ¡Sí claro MUY divertido! – Bramó la enfermera - ¡¿Y no se te ocurrió nada mejor que verme PERSONALMENTE la cara de idiota!? ¡¿Y qué te causa tanta gracia?! – preguntó ella, colérica al ver la risita que soltaba Terry, quien la veía furibunda y casi no podía contenerse; adoraba verla así, aunque bien sabía que si él no se controlaba, esto podría terminar en una pelea MUY fea… Como no le respondieron, ella se enojó más, hasta que… - ¡Oh por Dios! – en eso se percató de un detalle en el que no había reparado, pues el coraje le había impedido pensar más allá de "Terry me engañó" – Annie y Patty… - se cubrió la boca con la mano derecha, comprendiendo de súbito la complicidad de las chicas en todo.
El castaño la miraba; sabía que ella tenía derecho de estar enojada; pero cuando la joven cayó en cuenta de que sus amigas habían participado de la treta, cerró los ojos, casi dolorido; pues sabía que eso molestaría todavía más a su adorada enfermera. Así, decidió que trataría de evitar que la furia pecosa cayera sobre ellas, pues se habían involucrado solamente con la intención de ayudarlos a ambos.
- Candy… por favor no te molestes con ellas. Fui yo el que las convenció de ayudarme… ellas lo único que deseaban era que tú estuvieses bien… -
- ¡Dios santo soy tan IDIOTA! – y soltó ahora sí el llanto contenido. – Ustedes… - lo señalaba con el índice derecho, caminando en reversa hasta la mesa - ¡Ustedes son de lo peor! – Y entonces se desató el tornado; porque notó los esfuerzos que hacía su marido para no reírse a mandíbula batiente, fue la gota que derramó el vaso; agarró lo primero que encontró en la mesa y se lo lanzó, con tan mala puntería (y para suerte del aristócrata), que se estrelló en el piso, y luego otra pieza y otra más que no daban en el blanco… él apretó los labios y con las palmas extendidas frente a ella, trataba de tranquilizarla; sin éxito claro pues él no pudo detener una risa entre dientes, entonces ella gritó de nuevo, estaba tan colérica que su rostro estaba rojo y sus hermosas pecas se movían de un lado a otro con cada mueca y grito que la chica soltaba, esto provocó una nueva risotada de él, que logró contener a duras penas; lo que provocó que volara otro plato que él esquivó por poco y diera de lleno contra la pared… La fiera rubia ya solamente soltó más lágrimas, se quedó quieta, guardó silencio y después tomó su bolso y salió de ahí, dolida, hipeando y tremendamente enfadada…
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Luego de que salió como una tromba del departamento, caminó sin fijarse por dónde. Iba perdida en su drama, llorando con rabia y dolor ¡Tenía tanto coraje! Creía que era en contra de Terry y sus amigas, por haberle jugado una treta tan pesada; pero la verdad, una que ni ella veía de momento, era que estaba furiosa consigo misma por enojarse al grado de lanzarle parte de su preciosa vajilla nueva a su esposo intentando desquitar su coraje de algún modo, a pesar de que efectivamente esa treta la había liberado y dado valor de ir a por su alma gemela… y también por no haberse dado cuenta de que "Yves" era en realidad Grandchester.
Ahora que lo mencionaba… ¡Es que era casi obvio! Esas reacciones cuando la vio por primera vez, cómo la había observado… se le hizo muy extraño que él pareciera a punto de romper en llanto también cuando ella le narró su triste historia y desgarradora separación… cómo se indignó cuando ella todavía defendía a Susana, y el énfasis que puso en hacerla comprender que fue un error separarse por alguien como esa joven y sus caprichos… el brillo peculiar en sus ojos cuando admitió que seguía amando a Terry…
- Que tonta que soy… - se dijo a sí misma, todavía con lágrimas corriendo por sus suaves mejillas, abrazándose a sí misma.
Y una vez más hay que ser justos. En defensa de la pecosa, el británico sí se caracterizó y actuó de maravilla por lo que reconocerlo no era nada fácil. Si bien la estatura y complexión eran, evidentemente las mismas, así como los labios y dientes; pues el cabello, ojos y nariz no lo fueron; siendo así, era imposible que se percatara de que era su ahora esposo. ¡Y además ese acento francés tan marcado! Cierto, Terrence dominaba ese hermoso idioma, ¡cómo se le pasó ese detalle! Si hasta italiano y algo de español hablaba el muy cretino… Pero estaba enojado porque lo "regaló como estampita repetida"… arqueó una ceja, "¿Así se sintió entonces cuando nos separamos? ¿Cómo un objeto que fue obsequiado a una niña caprichosa que se salió con la suya?", sintió una punzada en el corazón…
- ¡Argh! ¡Pero si hasta de verdad creí que el doctor estaba enamorado de ese grandísimo engreído! – ahí no pudo contener una risita, tenía que admitir que su precioso castaño era un increíble actor, y que ese detalle de hacerle creer que era gay y encima fan de sí mismo sí fue muy gracioso… - ¡Aaarghh qué mal me caes ahora Terry! – gritó con gran frustración y dando un golpe al barandal del cual se sostenía en ese momento…
Se sorprendió a sí misma al descubrirse justamente en el Bow Bridge de Central Park… rodó los ojos, bufando…
Era inevitable, ese era definitivamente su lugar favorito en la ciudad, después del departamento claro. Fue ahí donde se reencontró con él, donde sin palabras de por medio se dijeron todo… ¡Por supuesto! De pronto le cayó el veinte* Con razón el tramposo nunca quiso ahondar demasiado en el tema ni le preocupaba que ella pidiera perdón ¡Si ya lo había escuchado todo de sus propios labios! La había regañado y también, ahora lo sabía con certeza, había sufrido muchísimo viéndola llorar totalmente arrepentida… Incluso haciéndose pasar por su psicólogo, él fue comprensivo realmente. Si acaso se mostró algo dolido no fue al grado de hacerle reproches "Todo lo que dijo y cómo lo dijo, fue con cariño real y buscando que de verdad me quitara culpas de encima… como él" ¡Si hasta había bromeado con eso!... Este nuevo color de Terry le parecía ahora tan maravilloso como el dorado que antes le conociera, sí, definitivamente era un ser sublime con un alma magnífica… ¡Pero era un tramposo!
Claro, estaba encabritada; MUCHO… digo, no es cosa bonita darte cuenta de que eres una reverenda ingenua, y que caíste redonda en los ardides de ese adorable rufián que se las ingenió junto con tus amigas, para hacerte creer que se había rendido a la primera… solamente para obligarte a aceptar una "terapia" con él mismo, y sacarte toda la sopa… ¡Ventajoso! Así él pudo decirle TODO lo que pensaba sin que pudiese discutirle nada. Frunció el ceño, ¡eso también le daba coraje! No pudo ni defenderse como le hubiera gustado… pero sinceramente es que no tenía mucha defensa ¿verdad?
Vamos, que sí había sido víctima de una trampita, ¡pero ahora era inmensamente feliz gracias a ello! ¿Podía entonces seguir furiosa con él? ¿Con sus amigas? Por cierto que esas tramposas le debían una explicación… Ya se las cobraría…. "¿Y qué hay de ese condenado mocoso malcriado?" – ¡No me simpatizas Terrence Grandchester! Pero te amo tanto… si no fuera por eso que hiciste ahora no estaríamos casados y felices… Aunque de algún modo tengo que cobrármela… – meditaba con voz lo bastante clara como para que la persona que justo estaba tras ella, la escuchara…
- Si te sirve de algo, – escuchó esa impresionante voz a sus espaldas – actuar como si fuera un extraño que recién te conoce y no poder estrecharte entre mis brazos para besarte hasta morir de felicidad; y no poder decirte que me tienes locamente enamorado, fue la cosa más difícil que he hecho en mi vida, después de dejarte partir aquélla noche… - concluyó él, ya mirándose de frente pues la rubia se había girado para verlo.
El inglés había esperado un tiempo razonable antes de salir a buscarla, esperando que se tranquilizara un poco, y de paso él. No sabía muy bien hacia dónde pudo haber ido esa pecosa; pero instintivamente, como guiado por los llamados de su corazón, que estaba irremediable y eternamente unido al de ella, se dirigió sin dudar al lugar de su reencuentro. Como en aquélla ocasión, la encontró a mitad del puente, recargada y perdida en sus pensamientos; la observó unos minutos y luego se acercó despacio. Él solía caminar como un tigre al acecho, no hacía ruido y cuando menos lo esperaba, ya estaba a su lado, o tras ella y le pegaba un buen susto… esa capacidad suya para ser tan misterioso y escurridizo si deseaba, lo caracterizaba desde niño, y jamás la perdería. Entonces escuchó lo que la Andley decía y sonrió, aliviado y divertido, fue cuando decidió intervenir.
- Terry… - y él suspiro de alivio casi imperceptiblemente, pues volvió a llamarlo por su diminutivo.
- Perdón por no decirte antes mi amor… - la miró con intensidad, de ese modo que reservaba solamente para esa mujer que tanto amaba, y sin moverse de donde estaba – admito que fui un cobarde, pero es que temía que te enfadaras demasiado y… que te querrías ir otra vez… - bajó los ojos, avergonzado.
- Terry… - repitió ella… dulcemente se acercó a él y lo abrazó por la cintura, recargando su rostro en el amplio pecho del ojiazul – Te lo prometí y no era mentira, no volveré a irme nunca más. Aunque peleemos y me enoje mucho… nunca volveré a dejarte – y entonces él, que ya la tenía bien cobijada en sus brazos, sonrió besándole la cabeza. ¡Cuando no usaba tacones era tan pequeña!
- Te amo, Tarzán pecoso – le susurró él, sonriendo.
- Y yo te amo a ti, mocoso engreído – respondió ella. – Siento haberme puesto como loca… ¡Pero de todos modos ni creas que te escaparás de mi venganza! – le dijo ella, ya más relajada y sonriente.
- ¡Ja, ja! Supongo que lo tengo bien merecido, así que aceptaré mi "castigo" sin quejas – aceptó él, también relajado. De haber sabido lo que la chica tenía en mente, no hubiera abierto la boca… Ella sonrió malévola, pero el británico no pudo ver eso…
Y así estuvo el orgulloso, malcriado, engreído y explosivo Lord Terrence Graham, Marqués de Grandchester, siendo el esclavo de la señora pecas durante dos semanas completitas… Tenía que hacer todo, TODO lo que ella pidiera…
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Annie y Patty fueron otra historia; después de reconciliarse con su amado rebelde, y hasta después de que se terminara el permiso de este (recordemos que decidieron desconectarse del mundo); Candy se comunicó con sus amigas por medio de un mensaje de su grupo de tres; después de todo, no todo lo que se habla entre mujeres es apto para oídos u ojos masculinos n.n; por cierto, ya Terry era parte del grupo C.A.B.O, al cual le cambiaron el nombre por "SP Survivors" (sobrevivientes del San Pablo).
El mensaje de la rubia fue simple "Lo sé todo… me las van a pagar" con una carita enfadada seguida de otra con risa traviesa. Con esto la chica les aclaró que si bien no le había gustado nada lo que hicieron, ya no estaba enojada. Tan pronto recibieron ese mensaje ambas cómplices la llamaron, querían charlar pero Candy les dijo que mejor se reunieran en NY, así que eso hicieron un par de días después.
Estando en una cafetería cercana al Broadway Theatre, las tres jóvenes platicaban, una con un mohín en su pecosa cara, mientras las otras dos morían de risa contándole cómo fue que planearon su estrategia.
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** Flashback **
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- Entonces dinos Terry ¿de qué se trata esa idea que tienes? – preguntó Annie, curiosa. Luego de que el castaño les diera un breve resumen de cómo fue que se liberó de las Marlowe.
- Bueno, si conozco bien a Candy; ella sigue con la muy firme convicción de que Susana es una pobre y dulce chica que necesita que yo la cuide – comenzó él; ante lo cual las dos señoritas frente a él asintieron, dándole la razón. – Y también creo, porque yo mismo soy así; que si cualquiera de nosotros trata de hacerla cambiar de opinión, no obtendremos prácticamente ningún resultado ¿correcto? –
- Así es – esta vez fue Patty quien contestó.
- Por eso, lo mejor es que alguien ajeno a nosotros le haga ver lo equivocada que está con respecto a la Srta. Marlowe, como me pasó a mí. – puntualizó el británico.
- ¿Sugieres entonces que venga tu amiga a hablar con ella? – quiso saber la de cabello negro, dudando de que eso fuese una buena idea.
Terry aparentó meditar eso un momento, antes de sonreír negando con la cabeza y darle un sorbo a su té, pero luego puso una mueca de desagrado, seguía odiando esas mezclas americanas que no tenían nada que ver con el auténtico té inglés.
- ¡Ejem! – recuperó su usual expresión neutral - Aunque tentado estoy de hacerla venir y ver si también a ella le da un buen par de zapes como hizo conmigo – bromeó él - me temo que no está disponible para viajar por el momento – cuando dijo "zapes", las dos jóvenes abrieron los ojos en sorpresa, pues él no les había detallado tanto. Y antes de que pudiera continuar explicándoles el plan, ellas lo obligaron a contarles esa parte de su historia.
- ¡Ja, ja, ja! ¡No puedo creerlo! – reía Annie abiertamente.
- ¡De verdad es increíble! ¿Cómo es que permitiste eso Terry? – preguntó O'Brian, que si bien también reía, le parecía inaudito que Grandchester se hubiese quedado tan tranquilo luego de semejante trato recibido por una chica, y desconocida para rematar.
- ¿Me creen si les digo que fue por dos motivos? – mostró su famosa sonrisa ladeada - El primero y más importante, realmente me los merecía y me hacían falta, y segundo – se ruborizó un poco, dándole un aspecto por demás cautivador – quedé bastante aturdido… ¡esa mujer tiene una fuerza increíble! Y lo peor es que creo que ni siquiera me golpeó con ganas… - eso último lo dijo pensativo, más para sí mismo. Claro que las risas por ese comentario no se hicieron esperar.
- ¡Tienes que presentarnos a esa chica! – pidió la joven Britter – Pero primero lo primero, si no es ella ¿entonces quién podría ser esa persona que le quite lo terca a Candy? –
Fue entonces que Terrence mostró una mirada de diablura, lo que provocó que las muchachas arquearan la ceja.
- Pues un psicólogo, por supuesto – dijo él, tan natural que los dos pares de ojos que lo acompañaban, parpadearon, perplejos.
- ¿Podrías ser más claro por favor? – pidió la inglesa.
- Pues que la muy obstinada de Candice tiene que ver a un psicólogo. Ella como enfermera sabe que un especialista sabrá de lo que habla; y si es ajeno a todo, se convencerá de que es objetivo en su punto de vista. Estoy seguro de que terminará por entender que Susana no es más que una caprichosa y que separarnos por el bien de ella, no fue lo mejor –
- Pues sí, eso es cierto… pero las terapias tardan demasiado tiempo, y la idea es que ustedes puedan reconciliarse lo antes posible ¿no? – apuntó Patty, pensativa.
- Cierto, ¡una terapia puede tardar años! – agregó la ojiazul.
- No si va con un especialista que en dos sesiones máximo la deje como nueva – agregó el aristócrata, con más travesura todavía.
- ¿Conoces alguno que haga eso? – preguntaron ambas al mismo tiempo.
Entonces él las miró pícaro… - Por supuesto – sentenció, autosuficiente; se levantó y con una reverencia clásica agregó, con marcado y perfecto acento francés, impostando la voz – Dr. Yves St. Claire, a sus órdenes mademoiselles - Y ahora con más razón las dos mujeres se quedaron con cara de what. Entonces él les explicó que como actor, podía caracterizarse y actuar como un psicólogo; porque a final de cuentas, lo que les interesaba era que Candy escuchara la verdad sin salir corriendo ni empezar a discutir. A las chicas les pareció una idea un tanto arriesgada, Candy podría descubrirlo si él no lograba controlar sus sentimientos mientras durasen las sesiones, y más si sabía que él seguía en Chicago. Fue así como se les ocurrió que él se regresara a Nueva York unos días y sobre todo, que no la buscara por nada del mundo, para hacerle creer que él se había marchado debido a su negativa a verlo.
Estando allá, Terrence se entrevistó con el reportero, a quien le pidió que no publicara la nota si no días después. Mientras tato en Chicago con la ayuda de esa investigadora amiga suya, Patty, Annie y el staff que la Letellier envió, montaron un precioso consultorio en un edificio que rentaba oficinas virtuales. Organizaron todo en algunos días, luego Annie fue a hablar con Candy a su departamento y Grandchester regresó para representar el papel más crucial de su vida. Pero sus cómplices no tenían idea de cómo sería el personaje que el británico interpretaría, por ello estaban tan sorprendidas y divertidas como Candy cuando llegaron a la primer cita…
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** Fin del flashback **
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- ¡No puedo creerlo! – decía una muy asombrada Candy, con un simpático puchero que evidenciaba que seguía sin simpatizarle la idea de haber sido víctima de semejante representación. - ¡Y encima emularon a la amiga de Terry! – nope, no había olvidado todavía los coscorrones recibidos.
- Vamos Candy, no te enojes – le dijo dulcemente Patricia – estabas muy sola, y sabíamos que estabas deprimida pero te empeñabas por ocultarlo, solamente queríamos que fueras feliz. – le tomó de las manos.
- Es verdad Candy – agregó Annie – Tú eras la única que creía que nos engañabas, pero para todos era muy evidente que estabas muriendo lento sin Terry – sus ojos azules le regalaron una cálida mirada – y tú sabes que tuvimos razón, no habrías querido escucharnos a ninguno de nosotros, si ni siquiera te atreviste a ver a Terry cuando te buscó – le recordó.
La rubia suspiró… mirándolas con ternura, entonces se levantó para abrazarlas.
- Tienen razón en todo chicas… ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS! Por haberle ayudado a Terry, por hacer que volviera a vivir… -
Y así, las tres inseparables amigas se fundieron en un abrazo fraternal. Fue una prueba diferente la que superaron, pero su amistad resultó fortalecida pues Candy comprobó que tenía las mejores amigas que alguien puede desear; y también al mejor y más maravilloso hombre a su lado, amándola incondicionalmente; tanto… que fue capaz de abstenerse de revelar quién era en realidad, con tal de ayudarla a dejar sus miedos, inseguridades y generosidad mal entendida, atrás…
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Y así, luego de superar este pequeño rescollo en su recién iniciado matrimonio, Terry y Candy reafirmaron el amor que los unió desde la primera vez que sus miradas se cruzaron… y se dieron cuenta de que no siempre puedes salvar a los demás de sí mismos, cada quien es responsable de su propio destino y felicidad, si bien puedes compartirla con aquélla persona que amas, esta se hará más grande si lo haces… Aprendieron a hablar y confiar el uno en el otro, pues de haberlo hecho en "aquélla" ocasión, se habrían evitado tanto dolor y sufrimiento por su separación… Supieron que es maravilloso contar con tu familia y amigos cerca, pues una red de apoyo te puede salvar de caer en abismos insondables de los cuales no siempre lograrás salir solo… Aprendieron que dejar entrar la amistad y el cariño de esos seres que te quieren de verdad, no puede ser malo o vergonzoso de ninguna manera; si eres capaz de pedir y aceptar ayuda, eres más valiente y fuerte de lo que piensas… Pero sobre todo, aprendieron a escuchar a su corazón cuando este los llama…
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*Caer el veinte es una expresión de México (o al menos en mi pueblo :-P), que significa que alguien por fin comprendió algo; se usa porque antes existían unas tipo rockolas o aparatos musicales que funcionaban con monedas de bajo valor, incluso de 20 centavos; y si mal no recuerdo la melodía empezaba hasta que la moneda en cuestión "caía", pero esto no era instantáneo; por eso es que se emplea ésta expresión cuando hasta después de un tiempo alguien se entera de algo :-P
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N.A.
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Y pues ahora sí, con esta entrega cerramos Listen to Your Heart… MILLONES DE GRACIAS por haberme acompañado en esta pequeña aventura, por habernos recibido a mis ideas locas y a mí de manera tan cálida, por habernos seguido hasta este momento; por regalarme de su valiosísimo tiempo leyendo y comentando, dándome ánimos, buenas vibras, ideas y aliento cuando así lo necesité…
En verdad disfruté muchísimo compartir este fic con ustedes, leer sus comentarios y responderles; a todas y cada una mil gracias. A quienes leyeron y comentaron, a quienes leyeron en silencio, a quienes pusieron a la historia o a su servidora como favorita o la siguen, gracias también a quién empezó a leer y luego lo dejó por la paz porque no le gustó o le pareció demasiado tonta y simple, su tiempo es también valioso… Gracias de todo corazón… Y pues tengo otras ideas, como ya les había comentado; oneshots de la reconciliación de Terry y el duque, quizá de las despedidas de solteros, y ahora, de la boda y noche de bodas… y si las musas siguen siendo generosas, seguramente habrá nuevas ideas y proyectos que desarrollar para nuestros queridos rebeldes. Mientras tanto, estoy a la orden vía PM si gustan, espero poder leernos nuevamente. ¡GRACIAS y hasta pronto!
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Lila Camacho: ¡Hola muchas gracias por leer y comentar! Y pues mira, seguía la confesión de Terry respecto a su travesura ¡je, je! Gracias por tus palabras, me alegra saber que pude regalarte momentos lindos y distraerte un poco n.n gracias nuevamente, y con cariño también te deseo que esos pesares que te aquejan, se resuelvan y disipen pronto, y si gustas, por aquí nos leeremos próximamente con otra historia. Lo mejor para ti también n.n ¡Saludos!
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Ale Rodríguez: Ale muchísimas gracias de verdad. Es un honor el recibir tu comentario, siendo que como mencionas, casi nunca lo haces; en verdad es un gran gusto; y más el que te haya gustado mi historia, me sonrojas con tus lindas palabras; aprecio mucho que digas que la extrañarás, pero te cuento, habrá oneshots contando aquéllos detalles que se quedan pendientes, por si eres gustosa de leerlos n.n me honraría que así fuera. Una vez más muchas gracias, espero leerte también en los otros proyectos, o que al menos me sigas regalando e tu tiempo para leer, y por supuesto, te gusten. ¡Saludos!
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Rossana74: Pues sí linda, ya… toda historia merece ser completada y ésta ya lo fue n.n ¡pero en serio mil gracias por tus palabras! Soy muy feliz de que te haya gustado, y también Black Velvet… ¡Ja, ja! Descuida, no eres la única que quería desquitarse por los zapes para Terry :-P pero mira que fue con buena intención ¡y funcionó! Me honra que me consideres de las mejores de FF, ¡Wow eso es un gran reconocimiento! Espero que también te guste el epílogo, y pues prometo volver con oneshots con lo que queda pendiente n.n también las voy a extrañar, así que ojalá me honres leyendo lo siguiente que traiga, y sobre todo, que también te guste. ¡Saludos linda!
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Sol Grandchester: Hola hermosa… ¡Ja, ja, ja gracias! Me encanta que te haya gustado la regañada que se ganó la viejita Elroy, y los otros tres, ¡es que por mí que los insultaran más y los mandaran a la Patagonia sin nada de dinero! Pero bueno, recordemos que Albert y el mismo Terry eran bastante más caballerosos de lo que me hubiera gustado ¡ja, ja! Ay los apodos de nuestro rebeldes ¡ja, ja! Eso de taipán le quedó como anillo al dedo a la nefasta de Eliza :-D por supuesto que esa jamás será una dama, es nada más una chiquilla malcriada y necia que necesitaba una buena tunda para ponerse en orden; claro que jamás dejaré que sea Terry quien se la de ¡ja, ja! Quizá su propio padre… en otra historia… ya se me ocurrió una idea ¡ja, ja! En fin… gracias por estar aquí amiguita, ojalá también te guste el epílogo y pues espero tener el privilegio de tu presencia en mis próximos proyectos, ¡un placer saludarte!
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PatyGranchester: Gracias ti por regalarme tu valioso tiempo hermosa. Me hace muy feliz saber que pude darte la historia que esperabas n.n ¡es lo menos que ellos se merecen! Ser felices, juntos para siempre y por siempre y para siempre :-P es hermoso tener la esperanza de que el amor todo lo puede ;-) me alegra que te haya gustado así, de verdad… Y espero tener la oportunidad de que se cumpla tu deseo, ojalá tenga el placer de que sigas leyendo mis locuras, nos estaremos leyendo si así lo deseas, ¡muchas gracias, un gusto saludarte!
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Eli: ¡Ssiii! El apodo es el que mejor ha empleado nuestro adorado rebelde ¿no crees? ¡Ja, ja, ja! Esa escena de Albert imaginado eso fue graciosa, la verdad el pobre hasta pálido se ha de haber puesto :-P pero para qué fingir demencia, en estos tiempos ya no es nada raro, y pues como si hubiera podido impedirlo ¡ja, ja! Tienes razón, para mí el rubio también dejó mucho que desear en su papel de padre de Candy, nunca puso en orden a la bruja de Elroy ni a los odiosos Leagan; así que me encanta que te haya parecido bien que en esta historia sí les pusiera un alto. ¡Fui feliz imaginando a Terry poniendo como trapo viejo a Eliza! Así que yo fascinada de que también te gustara eso, la tipa se merece eso y más… Ah sí, el duque ha arreglado un par de cosas y él ni cuenta ¡ja, ja! Pro ya lo sabrá, y veremos cómo lo toma n.n Muchísimas gracias por haberme acompañado en esta historia linda, de verdad me halaga que te haya gustado y haya podido despertar en ti todas esas emociones, darte la dulce imagen de que el amor siempre triunfa (gracias al cielo yo no soy Mizuki :-P )… gracias a ti por soñar conmigo n.n espero tener el privilegio de encontrarte en mis siguientes proyectos, también te quiero mucho hermosa, ¡abrazos y besos para ti también!
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Ary Estrada M: ¡Gracias hermosa! Me alegra que te haya gustado, no te preocupes por lo del comentario, FanFiction de repente hace ese tipo de cosas. ¡Muchas gracias por regalarme tu tiempo para leer y comentar! Con gusto les traeré más historias, aunque probablemente sean más cortas (este es el fic más largo que he escrito en mi vida ¡ja, ja!; y pues ojalá tenga el gusto de que me acompañes también en esos proyectos; me hace feliz que esta te haya gustado n.n gracias de nuevo, ¡un placer saludarte!
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Marina W: Sip, a esos ya les hacía falta una cucharada de su propia medicina ¿verdad? ;-) que bueno que te gusto linda; de verdad gracias por tus palabras, que bonito que te haya gustado, creo que ya se merecían una relación madura y relajada, luego los pobres ya tuvieron suficiente drama en sus vidas, ¡ya les toca disfrutar! Y de eso me encargo yo ;-) Gracias a ti por acompañarme, ojalá tenga el gusto de tu compañía y tiempo en mis siguientes proyectos. ¡Un gusto saludarte!
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Aurora: Que bueno que te gustó la reacción de Albert, creo que no le quedó de otra que tomarlo con filosofía ¡ja, ja! Ya qué :-P hay esa Eliza no entiende razones, pero ya la harán entender en algún momento. Y como pudiste ver hermosa, sí hubo epílogo, y de hecho como se me quedaron cosas pendientes, también habrá oneshots para complementar, me encantará contar con tu compañía en ellos si gustas. Gracias de nuevo por leer y comentar, un gusto saludarte.
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Clover: Y a mí me encanta saber que te gustaron mis historias hermosa, muchas gracias por leer y comentar, ¡y por haber leído Black Velvet! Nuestros queridos rebeldes se merecen estar juntos y ser felices, de verdad aprecio tus palabras y que te haya agradado el estilo de narración, ¡en verdad muchas gracias! Un placer para mí contar con tu compañía, siempre tendré un momento para dedicarle a quienes son tan hermosas personas como tú, que me dan un momento de su vida leyéndome y comentándome; y pues ojalá te haya gustado el epílogo, como les he venido diciendo, habrá oneshots con lo que queda pendiente, así que espero poder tener el honor de tu compañía también en ellos; mientras tanto te deseo linda tarde ¡Un placer saludarte!
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Phambe: ¡Hola hermosa! Que bueno que te gustara como Elroy y los Leagan fueron puestos en su lugar, ¿A que Terry y Albert se lucieron? Y sí, para que todos vean que ahora él protege a Candy, ¡lo dejó bien claro! Nadie volverá a molestarla mientras él esté vivo n.n Y ojalá te haya gustado este epílogo linda, aún quedan cosas pendientes, pero traeré un par de oneshots contándoles al respecto, ojalá tenga el placer de tu compañía en ellos. En verdad me hace feliz que mi historia te haya regalado momentos lindos, que pudieras olvidarte al menos un rato de los problemas y hayas sido feliz junto a los chicos, soñar con un mundo ideal y bello no cuesta nada ¿no crees? Gracias a ti por acompañarme en esta pequeña aventura, espero seguir leyéndonos, cuídate preciosa, ¡besos y abrazos para ti!
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GRACIAS DE TODO CORAZÓN… nos seguiremos leyendo próximamente ¡Abrazos!
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10 de julio de 2017
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Ayame DV