¡Hola! soy un poco nueva en este fandom, no así en fanfiction. Mi nombre es Claudia.
Bueno hoy me atreveré a subir una historia con un OC, para mi ha sido un reto este fic, debido al perjuicio que sufren los OC (lo sé porque yo misma no los tolero), pero me ha ido bien en Amino y Wattpad escribiendo esta locura, aunque esta pagina es diferente.
Espero les guste
Disclaimer: Gravity Falls no me pertenece, es de Disney y propiedad intelectual de Alex Hirsch. Esto sólo lo escribo con fines de entretención.
Capitulo 1
Mis padres no están enamorados, según papá mantienen un trato (con "beneficios extras")
Supongamos que la familia la conforman: padres —un hombre y una mujer—, hijos, abuelos y una mascota. Es el modelo que exponen la gran mayoría del tiempo desde el jardín de infantes, y aquí es donde inicia mi historia en el sistema escolar de una sociedad, que aunque acepta las cosas extrañas como lo es Gravity Falls, siguen impresionándose con detalles de la vida de una familia tan peculiar en este pueblo perdido, como son los "Pines".
—Sí, dime. Devon. —Dice la educadora con cierta dulzura fingida en su voz. Yo tenía unos tres o cuatro años, la verdad no estoy seguro. Pero su modelo de familia me dejo cierto dejo de molestia, a pesar de mi corta edad.
—No tengo mamá. —La única imagen materna que tenía, era mi tía Mabel.
—Todos tienen una, Devon. —Responde sin darle importancia.
—Bueno, pero estoy seguro que ninguno tiene un papá que es un demonio. —Dije con orgullo. Pude escuchar el jadeo de mi profesora, y el incómodo silencio de mis compañeros.
Ese día llegue a casa con una nota de mi profesora, mi padre la leyó con la molestia marcada en su rostro. Vi como varias veces frunció el ceño mientras la leía, tomo un respiro para calmarse...
— ¿Estás enojado? —Pregunte con temor. Sus ojos marrones se posaron en mí, y me sonrió.
—No, me alegro que estés orgulloso de tu familia.
Beso mi frente y se dirigió a la caja registradora, lo seguí porque eso significaba una cosa: quería una reunión familiar.
—Cuando termines de estafar a los clientes con mi tío, podrías venir a la sala de estar para conversar con Devon. —Dijo mi padre apoyándose sobre el mostrador, fue la única vez que los vi mirándose de una manera tan acaramelada, donde se podría decir que perdieron por un momento la compostura frente a mí.
Luego de eso no tengo recuerdos de mis padres mirándose como adolescentes enamorados, o peor como si estuvieran a punto de devorarse, de lo cual me siento aliviado. Ellos no eran esos clásicos padres que me prohibían cosas, o establecían un horario para la rutina de nuestra familia, lo que parecía genial para algunos de mis amigos, y eran esos los momentos en que deseaba tener una familia normal.
La navidad en que tenía diez años, papá dijo que nos haría un lindo regalo a todos nosotros. Dentro de toda su hiperactividad y energía, mi padre lo miro con desconfianza.
—Bill... —le dijo con tono de advertencia.
—Déjalo, Dipper. La mejor idea que has tenido en años, ha sido casarte con este chico. —Dijo mi tío Stan palmeando la espalda de papá. —Es bueno para el negocio.
—Por supuesto...—Intervino el tío Ford, demostrando sarcasmo y desprecio en su voz. —Es un demonio, que intento destruir nuestra dimensión dos veces. —Menciono y añadió; —Además de las veces que ambos discuten parece ser el fin de mundo. Literalmente.
—Tío Ford, esta Devon. —Dice mi padre. Titubeando. Él se queda en silencio y me observa, yo le sonrío tímidamente.
—Lo siento. — Suspira con cansancio.
Papá se acercó a mí con una sonrisa, y tomo mi mano. Ninguno de los dos son quienes expresan cariño, pero por alguna razón cuando lo hacían sentía una felicidad inmensa. —Ven, vamos a jugar a la nieve. —Dice. —Tu padre necesita espacio. —Revolvió mis cabellos castaños y salimos de la sala de estar.
Mientras jugábamos en la nieve comencé a preguntarme, si ellos se amaban. Cuando iba a la casa de mis amigos o compañeros de escuela veía como sus padres demostraban con abrazos y besos su cariño, decidí preguntarle a papá, aunque él me observo intentando comprender algo, para ese entonces no sabía que podía leer mi mente.
— ¿Devon, qué sucede? —Pregunta. Sus ojos marrones con destellos dorados se posan en mí, y lo mire con cuidado.
—Los padres de Cindy se divorciaron hace poco. Y ella está muy triste. —Dije —Ella dijo que ellos discutían y no se hablaban. Así como ustedes...
Papá me miro pensativo, intentando comprender lo que yo quería decir.
—Yo no quiero vivir con sólo uno de ustedes. —Él asintió, aunque se veía un poco complicado con esta conversación.
—No es nuestro caso. —Dice, y comenzó a flotar unos centímetros sobre la nieve. Lo hacía cada vez que estaba buscando las palabras correctas para hablar conmigo—Con tu padre tenemos un trato, y es mucho más fuerte que un simple contrato humano.
No alcance a comprender lo que dijo, pero eso no me dejo tranquilo. Aunque esa expresión tan paternal de su parte termina antes de que tomara un momento para analizar sus palabras, debido a que una gran bola de nieve me golpeo sin previo aviso. En realidad a él no le gusta los momentos de incomodidad y seriedad.
Esa misma noche supe a lo que se refería con lindos regalos de Navidad. Una pesadilla hecha con "cariño" de su parte, donde estaban nuestros peores miedos. Mis padres no se hablaron por una semana, después del incidente, en especial porque casi morimos en el retorcido concepto de su regalo.
—Pinetree, dijiste hace años que debía conocer más sobre sus costumbres humanas. Y ver la "Pesadilla antes de Navidad" me pareció algo más acorde con mi personalidad. —Se defendió papá.
Hacía mis casi quince años, ya no me cuestionaba nada sobre ellos. Era prácticamente un adolescente que no tenía privacidad en su propia casa, con dos padres despreocupados, un tío estafador, otro tío paranoico y una tía que quería ser la próxima Cupido. Pero mi aislamiento mental sobre mi familia término cuando la profesora pidió una redacción con la historia en que nuestros tutores vivieron antes de que nosotros llegáramos a su vida y cómo fue una vez llegamos a ella. Esa fue la gran incógnita de mi vida, muchos comentaban como sus padres tenían una gran historia de amistad y amor y yo... bueno yo nunca cuestioné mucho eso, sólo estaban juntos ante mis ojos. Mi crianza ha hecho que no sea empalagoso con ese tipo de situaciones. Quizás debe tener algo de aventura la historia de mis tutores, después de todo para que un humano y un demonio quisieran estar juntos algo interesante debió haber sucedido.
Durante la cena comencé haciendo las preguntas. Y algo que no espere fue, como mis padres comenzaron a mirarse de manera nerviosa, sin contestar absolutamente nada.
—Y-ya sabes, Dev. —Dice mi padre. — Lo que interesa el presente.
— ¡Oh! Mira la hora. —Dice papá, fingiendo ver la hora en su muñeca. Mientras un portal se forma tras él. —Debo atender un asunto urgente.
— ¡No, Bill!... no me dejes solo... —Alcanza a decir mi padre, antes de que él desaparecía y el portal se cerrara. La irritación comienza a salir a flote. —Cipher... —Sisea.
—Papá huyo de la conversación. —Dije con una sonrisa burlesca —Y yo que pensé que sólo tendría acción y aventura esto. —Cruce los brazos y cargue mi silla hacia atrás. —Esto será interesante.
—Devon, sinceramente...—Comenzó diciendo quien ha sido siempre quien pone el orden en casa. —No te basta con que un demonio de los sueños sea tu papá ¿En serio? —Dice mientras masajea sus sienes.
— ¿Cómo se conocieron?
—Devon Pines...—Advirtió él.
— ¿Cuánto tiempo fueron amigos antes de salir?
Silencio.
—... ¿Cuándo comenzaron a salir?
Más silencio.
—Esta es fácil: ¿Cómo fue su ceremonia de matrimonio?
—...
— ¿Algún recuerdo de sus citas o algo...?
Mas silencio incómodo, además de un ambiente tenso.
Esto no estaba resultando. Él me miraba molesto, pero más hacia el rincón en que papá abrió el portal y huyo. Recordé el trato que mencionó papá hace algunos años.
—Espera... —Dije un poco pálido. — ¿Estas contra tu voluntad con él?
Él me observo con tranquilidad, y una sonrisa adorna sus labios, como si fuera a comenzar a reír con lo que dije.
—El trato que tenemos es una alianza inquebrantable entre dos almas que están condenas al infierno. —Dijo ahora conservando la misma sonrisa. —Ambos estamos felizmente sentenciados a las peores penas del infierno.
— ¿Entonces...? —Di el paso para que continuara, no entendía.
—Lo nuestro es más fuerte que eso, Devon. Si quieres añadir dramatismo y romance a tu historia. —Dice, parándose de su asiento. —Agrega que tus padres saben que estaban destinados a estar juntos desde los principios de los tiempos.
—No comprendo... ustedes ni siquiera parecen llevarse bien.
—Devon, ya eres grande. Cumplirás quince en algunas semanas. —Menciona. — ¿Por qué crees desaparecemos todos los días durante un largo rato?
No quise saber más, la imagen mental no me abandono hasta la madrugada.
Seguí dando vuelta sobre mi cama, pensando en la redacción que debía entregar para mi clase la próxima semana. No puedo comprender porque mis padres son extremadamente reservados con su pasado —No así con su vida íntima— y siempre buscan la manera de negarme las razones de porque llegue a estar con ellos. Lo cierto es que en el fondo de mi corazón los considero unos padres pésimos, aun mas a papá por la cantidad de veces que me gasta bromas cuando me envía al Mindscape, parece que soy una clase de conejillo de indias para él. Mientras que mi padre es un obsesionado investigador paranormal que tiene serios problemas con su humor.
"¡No me ganaré una mala calificación por su culpa!" Pensé molestó, mientras pataleaba en mi cama.
— ¡Ya duérmete, Devon! —Escuche gritar a papá, desde la habitación de al lado.
"¡Maldición! ¡No me gusta ser hijo de un demonio que lee mentes!"
— ¡Estas castigado sin teléfono, ni redes sociales! —Lo escuche. Y mi celular despareció de mi mesa de noche.
"¡Ahg! ¡Deja de leer mi mente!" A estas alturas estaba arrancándome el cabello.
— ¡Entonces duérmete!
— ¡Déjame dormir, Bill! —Escuche a mi padre quejarse. —O te irás a dormir al bosque.
"Si no te duermes. Te iras a dormir conmigo al bosque." Papá comienza a regañarme por telepatía.
"Le diré que me estás leyendo la mente." Dije con una sonrisa de triunfo.
"Borra esa sonrisa de tu cara." Amenazó.
"Ahora tú no me dejas a dormir, mañana tengo escuela." Mencione con lastima.
"Bien..." Se rinde.
"Emm... ¿papá, me devuelves mi teléfono?" Pregunte tímidamente. Recordando que no lo tengo conmigo.
"Estas castigado por maldecir." Respondió, recordándome mi error.
"P-pero, ahhhgg... ¡Tú eres un demonio, diablos! ¡¿De quién crees que lo aprendí?!" Exclamé enojado. "¡Quiero mi celular de regreso!" Exigí.
"Después de que limpies el ático y... la bodega, como castigo adicional." contestó. Puedo jurar que escuche una risa maníaca.
— ¡Papá está leyendo mi mente otra vez! —Dije en voz alta para que mi padre escuchara.
Se desato el fin del mundo, por tercera vez este mes. Debido a que papá no nos da espacio en nuestras mentes. Estaré castigado de por vida con esto, pero estoy aburrido de que lea mi mente sin permiso. ¿Acaso no conoce la palabra "privacidad"?
La principal labor de hoy será buscar información, soy un excelente estudiante y no merezco una mala calificación porque no cooperan. Aunque es difícil sin un teléfono, esa terrible dependencia con las redes sociales... ¡Oh necesito actualizar estado urgente!
Lo mejor será que camine a la sala de profesores, hablare con la profesora Corduroy, según lo que es buena amiga de mis padres.
En una libreta, anoto "Wendy Corduroy" como referencia a lo que pueda contarme sobre ellos.
—Si tenemos a un Dipper de catorce años aquí. —Saluda con ternura. Lo que me hace sentir claramente incómodo. —Te pareces a ambos, en realidad. —Agrega.
—Profesora Corduroy. ¿Puedo hacerle unas preguntas sobre mis padres? —Pregunto, saliendo de ese no grato momento cuando dicen que me parezco a ambos. Si, lo hago. Aunque sólo es una coincidencia.
—Claro, Devon. —responde con una sonrisa. —Mientras pueda contestarte no tendré problema.
— ¿Cómo se conocieron?
—Eso no lo recuerdo. Pero tuvimos unos problemas con Bill, que prefiero no recordar. —Bueno, al menos eso sonaba sincero.
— ¿Sabe porque decidieron estar juntos?
—Sencillo. Tus padres se aman. Son la pareja más estable de todo Gravity Falls. —Dice encogiéndose de hombros. La observo escéptico. —Claro, se aman a su manera extraña... y peculiar.
— ¿Qué sabe del "trato" que ambos tienen?
—Bueno... eso. En realidad sólo un día aparecieron ambos con alianzas de fuego azul en sus dedos meñiques. Supongo que tiene que ver con sus almas o algo por estilo. —Dice pensativa. ¿Qué alianzas?
—Alianzas... ¿Cómo los anillos de matrimonio? —Pregunté.
—Por supuesto. Son un poco llamativos, es difícil no dejar de verlos, especialmente cuando la llama crece... y el color se intensifica. —Comenta extrañada. Debe ser una broma.
Preferí no seguir preguntando más y despedirme rápidamente. Lo mejor será confrontarlos. Y ahora es el momento.
Regreso a casa con paso decidido y firme, mientras hago una gran lista de preguntas y respuestas probables en mi cabeza. Esta discusión la ganaré yo, más una buena historia junto con mi calificación perfecta.
Entro al negocio, empujando a una persona en el camino. Papá ya debe haber sentido mi presencia porque es al primero que veo, cerca de la máquina expendedora.
— ¿Y esa cara indignada?
— ¡Quiero respuestas ahora!
—Devon Pines, me encanta esa actitud... ¿Qué tal si hacemos un trato y te doy las respuestas que buscas? —Dice extendiendo su mano, y una llama azul la cubre.
No soy tan estúpido, como para caer en esa trampa de nuevo. La última vez mi parte del acuerdo fue hacer todos sus deberes de la cabaña, por una semana completa.
—Si tú lo dices... —responde papá, girando los ojos.
— ¡Deja de leer mi mente!
Mi padre aparece segundos después, una vez que la máquina expendedora se abre. Nos observa con curiosidad a ambos.
—Pinetree, nuestro pequeño demonio necesita respuestas a sus dudas existenciales.
—No lo llames así. —Dice, frunciendo el ceño. — ¿Por qué estás enojado, Devon? —Se dirigió a mí con suavidad.
—Tengo muchas razones. Iniciando porque ayer no quisieron contarme nada sobre ustedes, antes de que me adoptaran. —Dije cruzando los brazos. Ellos se dieron una mirada rápida. — Piensen que es mi ¡calificación! Tengo una reputación de genio y pretendo mantenerla hasta la universidad. —Mencione rápidamente, ellos ahora me miraban confundidos. —Si repruebo este trabajo será su culpa. — Y los apunte a ambos. —Además no entiendo porque jamás he visto esas alianzas de las que hablo la profesora Corduroy. —Ya en ese momento estaban pataleando como un niño pequeño.
—Págame —escuche decir a papá.
— ¡No! ¿Por qué? —Exclama mi padre. Ahora era yo el confundido.
—Te dije que si no le decíamos, pensaría que es adoptado. —Comento papá con suficiencia. —Así que yo gane la apuesta.
—Bill, en primer lugar eso fue tu idea. —Respondió. — Sólo que yo no quería decírselo hasta que cumpliera los quince.
— ¡Esperen! —Exclame atrayendo su atención — ¿De qué hablan?
—No eres adoptado. —contesto papá sin problema. — Me encanta esa cara de estupefacción que pones, igual a Dipper. —Comenta con gracia. Ahora yo si estoy confundido. —Eres hijo de ambos, y no de manera simbólica.
—Lo que Bill quiere decir, es que eres nuestro hijo, biológicamente hablando. —Dice papá con ese toque de incomodidad que ya está presente en la sala.
—Yo no quiero saber. —Digo espantado. — ¿Es eso posible, siquiera? —Pregunto, queriendo haber cerrado la boca.
—Sí... —Comienza a responder tímidamente.
—Por supuesto. Aunque no quisiera pasar por eso de nuevo. —Comenta papá. —Pinetree, eras un verdadero demonio cuando esperabas a Devon.
— ¡Bill!
—Es cierto, te quejabas por todo.
— ¿Qué te parece estar llevando a un pequeño tú, durante seis meses? —Comenzó a reclamar mi padre. Y fue en ese momento que me percate de algo, quizás era una discusión vaga para ellos, pero hablaban sobre algo que no sabía de mí.
Al menos algo bueno salió de esto, no era adoptado. Aunque no sabía si eso era bueno o malo...
—Fue en mi cumpleaños dieciocho, Bill. —La conversación ya había tomado otro rumbo. Ignorando por completo mí presencia.
—Claro y yo soy un ángel...— Dice de pronto papá—No pido citas, Pinetree. Tengo una reputación que cuidar.
— ¡Oh! Cierto el gran Bill Cipher. Tiene que aparentar ser el ser más despiadado del universo, pero le ganaron un par de niños de doce años. —Le dijo con ironía mi padre.
—No me lo recuerdes, Pinetree. —contesta molesto papá.
—Por eso estamos juntos. —Ríe, y lo vi entregarle una mirada amorosa. Esto es algo que nunca se ve.
—No estamos juntos. —Le debate papá molesto, él sólo continua riendo. —Es un trato con algunos... excelentes beneficios extras...
—Lo que digas, Bill.
Y ahí note lo que dijo mi profesora. Ambos tenían una especie de anillos en sus dedos meñiques de intenso fuego azul. Me pregunto porque no los vi antes. Aprovechare el buen humor de ambos para que me devuelvan mis beneficios de teléfono.
— ¿Puedo...? —Comencé.
—No, hasta que limpies el ático y la bodega. —Respondió papá, mientras tomaba de la cintura a mi padre y desaparecían ante mis ojos. La imagen de ellos besándose quedo grabada, desgraciadamente, en mi cabeza.
"Maldita tarea..." pensé.
"¡No maldigas, Devon!" Dijo la voz de papá en mi cabeza.
"¡Rayos!" exclame en mi cabeza "¡Deja de leer mi mente!" Será una larga tarde.
Si llegaste hasta aquí... Muchas gracias por leer.
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Nos leemos.