EPILOGO.
5 años después…
Mire por enésima vez el color de la verdura, podría jurar que estaba entre verde y amarilla. Le di la vuelta en mi mano buscando alguna anomalía, alguna grieta o alguna mancha negra para dejarla en su lugar, pero no, estaba aparentemente perfecta. Lancé la mirada hacia el puesto de verduras, todas parecían estar casi igual, algunas estaban más verdes que las otras. Mordí mi labio, un poco indecisa mientras sentía la mirada intensa del señor de la tienda. Estaba con los brazos cruzados, tal vez porque hacía mucho frio o solo porque estaba molesto de estar parado más de media hora esperando a que yo terminara de evaluar sus productos.
¿Acaso no podía entender mi dilema? Había pasado por muchas cosas para aprender a cocinar, y aun no mejoraba la técnica, pero hoy, hoy era un día realmente especial y tenía que esmerarme. Solté un suspiro y deje el pimiento en su lugar, para tomar otro y examinarlo. Escuche que el señor resopló y se metió de tras del mostrador, lo miré de reojo sin prestarle demasiada atención.
Mientras busco algo más para la cena, recordando las innumerables clases de Kasumi, sobre como ser una excelente ama de casa. Recordando a mi tia Nodoka como se la pasaba conmigo hasta altas horas de la noche enseñándome hacer unas simples galletas, recordando cada consejo que me daban. Inclusive el como comprar las mejores verduras. Tuve mucho que aprender ya que cuando llegamos de China hace cinco años, Ranma les informó a todos que se casaría conmigo apenas terminara la escuela.
Lo cual no me hizo mucha gracia en ese entonces. Pero en el fondo, me había hecho muy feliz. …
-¿¡Se casaran!? – grito mi padre.
-psdjdhb – trataba de soltarme de su abrazo, me estaba asfixiando.
Todos se habían emocionado con mi llegada y no faltó nadie para abrazarme. Todos estaban encima de mí, tratando de que mi papá les concedieran el turno y llenándome de preguntas sobre que había pasado y regañándome por haberlos hechos preocupar de esa manera. Pero en cuanto Ranma anunció una boda. Corrieron abrazarlo a él.
-¡Ranma! – Le grite molesta- ¿Por qué…
En ese momento Kasumi me abrazo con fuerza. Los demás estaban llenando de preguntas a Ranma sobre qué había pasado para tomar esa decisión. Me sonrojé un poco al recordar lo que había pasado en el bosque.
-Enserio me alegro de que estés a salvo – dijo besando mi cabeza.
Me deje llevar por el abrazo de Kasumi. Entonces me di cuenta de que fui muy egoísta. No había pensado en los sentimientos de los demás al cegarme por recuperar mi fuerza, había dejado atrás a mi familia, había arriesgado mi vida. Todos habían estado angustiados por mí, Ranma fue a buscarme y lo rechacé. La culpa golpeó mi pecho y mis ojos se llenaron de lágrimas al instante. Abracé a Kasumi con fuerza, empecé algo que hace mucho no sentía con tanta fuerza. Miedo, alivio. Deje salir todo lo que llevaba acumulado desde el viaje.
-¡Lo siento! – grité.
Todos dejaron de hablar y me miraron estupefactos. Abrazaba a Kasumi mientras los miraba con los ojos llenos de lágrimas.
-¡Siento haberlos preocupado! ¡Por haber sido egoísta! ¡Los extrañe!
Alcancé a ver como tía Nodoka limpiaba sus lágrimas. Mi papá estaba con la boca abierta mientras agarraba los hombros de Ranma. Mi tío Genma estaba tragando muy seguido y Nabiki me miraba con una sonrisa. Mientras que Ranma, puedo decir que nunca había visto tanto amor en los ojos de una persona. Sin poder decir una palabra más, todos se me acercaron e hicimos como dicen "un abrazo grupal"
Esa noche papá celebró como nunca junto con mi tío. Bebieron todo el sake que había, Kasumi y mi tia Nodoka prepararon un gran banquete. Esa noche, todo era perfecto.
Esa noche me costaba un poco dormir. Estaba en mi habitación, acostada, pensando en todo lo que había pasado. Todo parecía un sueño, el viaje a China, Yu…
Mi corazón dio un respingón al recordar a Yu, me volteé con la mirada a la pared. Ya no lloraba por el, pero aun sentía un pequeño vacío en mi interior, y la necesidad de saber que estaba bien. Había pasado tantas cosas en este viaje, había aprendido muchas cosas y me había enterado que era la reencarnación de una joven, que por mis venas corría sangre de Dios y que Ranma era un semi-Dios. Creo que ahora su ego crecerá aún más.
Todo parecía como una película. Lleve la mano a mi pecho y trate de recordar más sobre Kazume, más sobre mis otras reencarnaciones, pero por alguna extraña razón no podía recordar más de lo que recordaba ahora. En mi mente siempre quedaría grabado el nombre de Yu. La persona que ame en el paso y en el presente.
-¿Akane? – la voz de Ranma cruzo la habitación. Había entrado por la ventana.
Los bellos se me pusieron de punta y el corazón me empezó a latir muy rápido.
-¿Estas dormida? – preguntó en voz baja.
-No – me incorporé –Es muy tarde ¿Sabias? Si papá se entera que entraste a mi habitación, nos hará casar mañana mismo.
-Por mí no habría ningún problema – dijo con una sonrisa traviesa.
No pude evitar sonreír. Era un poco impresionante ver el cambio de Ranma, pero al mismo tiempo seguía siendo el mismo chico molesto de siempre. Pero ahora, ahora era más decidido, más valiente, sabía lo que quería y estaba dispuesto a cualquier cosa por obtenerlo. Sabía que me quería. Me sentía feliz de que ambos cambiamos.
-¿Estas molesta conmigo? – Pregunto un poco preocupado –Quiero decir, sé que… sé que dijiste que esperáramos. Pero no sé qué me pasó. De repente todos estaban encima de ti y…y… estaban todos felices y solo se me salió.
-¿Estabas celoso de que no te prestaran atención? – dije con una sonrisa maliciosa.
Ranma soltó una risa.
-Cállate. Jamás estaría celoso por algo así.
Hubo un momento de silencio. Mi mirada estaba clavada en las sabanas, quería decirle todo lo que sentía, quería demostrarle que mi amor por él era igual que el suyo por mí. Sé que por todo lo que pasó, Ranma se sentía un poco inseguro. Lo note en nuestro camino a casa, en el barco parecía un poco ausente. Pensé que hablaríamos más, pero casi no hablamos. En realidad casi nadie hablo con nadie, en ocasiones intercambiamos ideas y reíamos pero no tocábamos el tema de China. Se había hecho un poco incómodo, y sabía que no querían recordarme lo que había pasado con Yu.
-Soy un tonto – dijo de repente –Creo que sigo siendo el mismo egoísta de siempre. La verdad, decir que me casaré contigo delante de todos, de alguna forma me haría sentir seguro de que serás mía por siempre.
Los dedos de Ranma estaban dibujando formas sobre la manta. No me miraba, algo que me daba demasiada ternura. Parecía un niño triste que buscando seguridad.
-No tienes que hacerlo solo por eso. De hecho, no era necesario porque de alguna u otra forma, terminaría siendo tu esposa después de todo. Podría ser mañana, en un año o en diez. Siempre fui tuya, Ranma. Toda mi vida, incluso antes que esta…
Ambos nos miramos cómplices.
-estamos unidos por el hilo rojo, ¿recuerdas? – dije uniendo mi meñique al suyo.
Nuestro amor venia de hace muchísimos años. Había superado obstáculos, había terminado en tragedia. Pero la vida nos daba una oportunidad de vernos y mejorar las cosas. Siempre lo encontraba. Siempre estaba ahí para mí.
-No estoy molesta por lo de hoy. Si me quiero casar contigo. Quiero…
No pude terminar de hablar ya que Ranma me estaba besando. Un suspiro fue arrancado de mi boca. Me estaba besando como si no hubiera un mañana, sentí que su cuerpo se pegaba al mío haciéndome acostar. No pude resistirme, necesitaba estar así con él, lo necesitaba como loca. Lo abrace por el cuello y mis piernas se abrieron abrazando su cintura. Ranma seguía besándome, su lengua invitaba a la mía a bailar. Al instante pude sentir algo punzando mi zona intima. Solté un gemido rompiendo el beso.
Ranma en ese instante se separó de mi asustado.
-¡Lo siento! No quise asustarte – comenzó agitar sus manos al aire tratando de excusarse. Pude ver como se ponía rojo de la vergüenza –Solo que… solo que moría de ganas por besarte y… mira, será mejor que salga de aquí. Debes de estar cansada y necesitas dormir.
Mientras seguía murmurando palabras inentendibles mientras se levantaba de la cama para salir por la ventana. No pude contener mis palabras.
-¡Lo recuerdo! – sentí mis mejillas quemar. Ranma se quedó quieto –En el bosque, esa noche… cuando tú y yo…
-¿Lo… lo recuerdas? – Se volteó sonrojado -¿Absolutamente todo?
-Pensé que lo sabías…
-Creí… pero, no estaba seguro.
-Ranma… yo… - no sabía cómo explicarle que necesitaba estar con él. Me sentía muy avergonzada, pero su beso había despertado en mí un hambre voraz. Una necesidad de sentir su cuerpo –Quiero…
Lleve mis manos a mi espalda, mi mirada estaba en el suelo buscando alguna ayuda para superar la vergüenza. Había estado con Ranma ¿Por qué ahora me tenía que avergonzar? Quería ser valiente como él y decirle lo que sentía.
-Akane…
Y sin ambos decir alguna otra palabra. Me tomo por la nuca y me beso de la manera más tierna que pudo y me llevó a la cama.
Esa noche hicimos el amor de la manera más tierna y sellamos nuestro amor. Un pacto en secreto. Estaríamos juntos por siempre.
…
-Creo que llevaré esto – dije colocando las verduras y el resto de ingredientes sobre el mostrador.
-Ya era hora. Nunca había tenido una cliente tan exigente – dijo mientras sacaba cuentas.
-No era necesario que estuviera de tras de mí – dije mirando mi reloj. Aún era temprano.
-Pues en mi local atendemos a nuestros clientes tan bien que siempre buscamos como ayudar para que escojan sus productos.
Voltee los ojos. Siempre pasaba lo mismo, el señor tenía ya una edad avanzada y cada vez que llegaba alguien a su tienda estaba de tras de él preguntando que quería llevar y en que podía ayudar.
-Son trecientos Yens.
Le pague y salí de la tienda despidiéndome. Miré de nuevo mi reloj, aún estaba a tiempo para dejar las cosas en casa e ir a ver a Yu a la escuela.
No pude evitar sonreír, me encantaba su nombre. Quise ponérselo por agradecimiento a Yu, y porque siempre sería una parte importante de mi vida. Así pasaran los años, nunca lo olvidaría.
-¡Cuidado!
Un niño tropieza conmigo. Alcanzo a tomarlo del abrigo para que no caiga al suelo frio. El niño me mira con una torpe sonrisa, parecía de la edad de mi hijo, me dio ternura el verlo a punto de llorar.
-Está bien, no te lastimaste ¿o sí? – dije mientras lo limpiaba un poco.
El niño restregaba sus ojos con sus pequeñas manos.
-No me duele – dijo con voz tierna.
-Claro que no ¿Dónde están tus padres? – dije mirando hacia todos lados. Parecía estar solo.
-Mi… ¿mi abuelo? – el niño miró hacia todos lados buscando a su abuelo –Lo perdí…
-¿Quieres que lo busquemos?
-¡Si!
Mientras caminábamos no llegue a darme cuenta, hasta que lo vi con más detalle, que los ojos de aquel niño eran de color ámbar. Sus ojos me recordaban tanto a Yu, y su cabello enmarañado negro como la noche. Pero sabía que era imposible, pero al mismo tiempo la esperanza de que así fuera invadía mi pecho.
Tal vez solo era mi imaginación.
-Creo que tendremos que dar aviso a la policía, hemos caminado mucho y aun no lo encontramos, seguramente…
-¡Columpio! – dijo señalando los columpios del parque. Fue corriendo hacia allí.
No quise dejarlo solo, así que fui con él. El pequeño niño se mecía con fuerza mientras gritaba de alegría. No podía dejar de mirarlo y la duda se anclaba cada vez más en mi cabeza. Sabía que era tonto pero necesitaba calmar a mi mente.
-¿Cómo te llamas? – pregunté.
-Riu – dijo mientras se mecía.
-Oh.
Me sentí un poco decepcionada.
-¿Tienes hijos? – pregunto con inocencia.
-Sí, tengo uno se llama Yu…
El niño dejó de mecerse y sonrió de oreja a oreja.
-¡Me gusta ese nombre!
-¿en serio? ¿Por qué?
-¿Y eres muy feliz?
-¡Riu! – de pronto un anciano fue corriendo hacia el.
Su cara se me hacía familiar, pero no tenía tanto parecido con el anciano que conocí en aquella época. ¿Qué harían personas como ellos en una pequeña ciudad?
-¡Abuelo! – el niño se paró y corrió hacia el hombre mayor.
-¡Por fin te encuentro, muchacho! – dijo, al instante le propino un golpe en la cabeza -¡Ya te he dicho que no corras sin mi permiso!
-¡Oiga, no le pegue! – le reclamé.
El hombre me miró parpadeando varias veces. Al parecer estaba sorprendido. No pude evitar sentir un poco de adrenalina dentro de mí al ver la manera en que me sonreía.
-Vaya, así que la encontraste. No esperaba tanto de ti, muchacho – dijo mientras acariciaba su cabeza. El niño dejo de llorar.
-¿Qué…? – pregunte con un nudo en el estómago.
-Gracias por ayudar a mi nieto – dijo dando media vuelta.
-¡Señor! Espere…
-El siempre soñó con una joven de cabello corto y ojos del color de un chocolate. Creo que ahora estará contento. ¿No es así Riu?
-¡Sí! – dijo aquel niño dando un brinco.
No pude decir ni una sola palabra. El señor se llevaba aquel niño. En mi mente se proyectaban una y otra vez la imagen de Yu. El niño se dio la vuelta soltándose de su abuelo y corrió hacia mí. Sin dudarlo me agache y lo envolví en mis brazos. Sabía que iba abrazarme. Lo abracé fuerte. El anciano no dijo ni una sola palabra. Solo nos miraba contento.
-¿Y ese abrazo? – pregunte entre lágrimas.
-No sé- dijo con inocencia – Adiós – agitó su pequeña manita en el aire y se alejaron.
-¡Riu! – El niño volteo con sus cachetes rojos - ¡Si soy muy feliz! – dije casi riendo.
-¡Qué bueno! – dijo mientras brincaba hacia su abuelo y agitaba su manita.
Comencé a sonreír y llorar al mismo tiempo ¿Yu? ¿Habrá sido él? No quise responderme ninguna de mis preguntas. Quise quedarme con la sensación de este momento. Me abrace a mí misma, satisfecha, sintiendo un peso menos en mi alma, estaba realmente contenta.
..
Llegue a casa, tanta era la impresión de aquel momento que había olvidado ir a la escuela a recoger a mi hijo Yu.
-¡Ay no!
-¿Olvidabas algo? – la voz de Ranma, ahora más madura hizo que se me erizara la piel.
-¡Mami! – Yu llegó como un tornado abrazarme.
-Mi pequeño, siento no haberte ido a recoger. Perdóname – comencé a besarlo en toda la cara.
-Mi papá llegó. Y me enseño hacer el ¡Bam! ¡Bum! ¡Fue muy divertido! – dijo mientras hacía movimientos de lucha.
-¿Qué hizo qué? – dije mirando a Ranma con ojos molestos.
Ranma comenzó a reír nervioso.
-¡Yu, pero que cosas dices! ¿Por qué no vas a ver si tu abuela necesita algo? O mejor ve ayudar a tu tia Kasumi o molesta a tus abuelos pero sal de aquí – dijo más nervioso.
-Creí que habíamos hablado de eso Ranma – dije poniéndome de pie con los brazos cruzados.
-¡Pero tenías que haberlo visto! Le dio su merecido a ese niño abusivo de la escuela.
-¡Si, mami! Le hice ¡Bum! ¡Bam! Y lloró mucho.
-Ranma… - mi voz sonaba amenazante.
-¡Lo siento! – Dijo poniendo sus manos frente a mí, pidiendo piedad – sé que me dijiste que no querías que le enseñara a pelear en la escuela. Pero cuando fui a verlo, ese niño lo estaba molestando.
-¡Pero no es la forma de arreglar las cosas!
Torcí mis labios. Mi niño era tan parecido a Ranma, había sacado sus ojos, y la forma de su cabello. Tenía mi carácter pero también tenía la persistencia de su padre. Yu era el niño más amado de la casa, por sus padres, sus tíos y sus abuelos. Nunca quise que nadie abusara de él, pero también sabía que pelear en la escuela no era bueno. Había quedado con Ranma, en que le enseñaríamos disciplina, pero al parecer, su padre no lo hace.
En el fondo sabía que era por defenderse. Ser madre no era una tarea muy fácil que digamos, pero en ocasiones las travesuras de tus hijos pueden envolverte y hacerte cómplice.
-¿Dijiste que lo estaba molestando?
La mirada de Ranma se suavizo.
Esa noche yo iba a preparar una cena especial para Ranma y para mí. Lo hice aguantar la hora de la cena para que cuando todos se fueran a sus cuartos, yo pudiera estar a solas con mi esposo. Kasumi se llevó a un somnoliento Yu a dormir con ella. Me había esmerado tanto en aprender a cocinar que ya dominaba la técnica. Había preparado una cena para Ranma porque tenía una noticia muy importante que darle.
-¡Por fin! Me moría de hambre – dijo agarrando los palillos.
-¡Espera! ¿no me preguntaras porque todo esto?
-Ah, cierto ¿Por qué esperar a que todos se fueran? – pregunto con curiosidad dejando los palillos en la mesa.
-Sigues siendo el mismo despistado de siempre – solté un suspiro, pero al final sonreí mi corazón comenzó a latir más rápido - ¿Recuerdas cuando nos enteramos que Yu vendría en camino?
-Ni que lo digas, casi me vuelvo loco. Recuerdo que te desmayabas y te sentías enferma. Me preocupe demasiado.
-Sí, ese día el doctor Tofu se puso muy contento, tuve que suplicarle que no dijera nada.
-Sé que en ese entonces no estaba listo, aun no nos casábamos y nos faltaba poco para terminar la escuela. Pero… pero fue la noticia más emocionante de mi vida. Me diste le mejor regalo que alguien me haya dado.
-Guardamos el secreto hasta un día antes del matrimonio. Todo fue un caos – reí al recordar aquel día –las chicas dejaron de perseguirte y luego comenzaron a pelear, nuestros padres querían traer al sacerdote.
-Kuno casi te secuestra ese día – dijo con algo de amargura.
-Si no fuera por ti y por Ryoga creo que lo habría logrado. Además, desde ese entonces te volviste más sobreprotector ¡No me dejabas hacer nada!
-¿Cómo no hacerlo? Estabas esperando a mi hijo, y el doctor Tofu dijo que tenías que ser cuidadosa.
-Si, pero a veces me desesperabas. Espero que ahora no sea igual y me dejes seguir dando clases – dije metiendo un pedazo de brócoli a mi boca.
-¡Lo seguiré haciendo porque… - de pronto Ranma se quedó callado y con la boca abierta –Espera… espera… ¿Acaso…
No pude evitar reír. Eso para él fue un sí. Dejo su puesto y llego hacia mi muy contento, me abrazó y me dio un beso.
-No lo puedo creer ¿Estas embarazada?
-¡Sí! Ukyo me acompaño hacerme un examen y dio positivo. Bueno en realidad lo supe hace mucho pero quería darte una sorpresa – me abracé a su cuello.
-Es la mejor sorpresa que me has dado. Yu tendrá un hermanito con quien jugar.
-O hermanita…
-¡Te amo tanto, Akane!
Nos besamos hasta que nuestros estómagos gruñeron. Nos dispusimos a comer pero ahora el había traído su plato y estaba pegado a mí. Me encantaba verlo tan alegre, creo que podría tener hasta diez hijos y la reacción de Ranma sería la misma.
Cuando fuimos a la cama, le conté sobre el niño que había visto en la tarde. Ambos recordamos con una sonrisa a Yu, el hombre que conocimos hace cinco años. El hombre que conocimos hace muchísimos años atrás. Un hombre que sería muy difícil de olvidar. Pero ahora estaba mas tranquila.
Ver aquel niño me hizo sentir tanta paz.
Me hizo sentir tan feliz.