Hola chicos. Vengo aquí con algo corto para ver si les gusta o no. es algo que tenia guardado hace mucho tiempo y necesito saber si es del agrado de ustedes. Si les gusta dejen su comentario un beso y chau chau

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AKANE

Cuando tenía cuatro años, mi padre ya estaba enseñándome un movimiento inicial de katas. Fue el primer maravilloso recuerdo que tengo de el al enseñarme con paciencia las artes marciales. Algo que daría pasión y sentido a mi vida. Entrenar siempre había sido para mí como una liberación de todo estrés, poder sentirme liviana golpeando objetos, partiéndolos por la mitad. Entrenar me ayudo a canalizar mi frustración e ira. Después de la muerte de mi madre me centré tanto en ello que por un momento me sentí capaz de ser fuerte ante cualquier situación. Me centré tanto en mi misma que mis hermanas daban por sentado que yo ya no tenía remedio. Sentía que era capaz de sobrellevarlo todo tranquilamente y con mente fría –aunque tenía mis momentos de descontrol-. Pero en general –casi todo el tiempo-, todo marchaba sobre ruedas.

Me sentía bien de saber que algún día heredaría el dojo de mi padre y lo alzaría sobre mi espalda. Aunque mi padre siempre decía que tenía que estar casada y necesitar el apoyo de un hombre más fuerte y bla bla bla. Pero a mí no me importa lo que él dijera, siempre hice las cosas solas, sentía que era más fuerte que todos y no necesitaba la ayuda de nadie.

Hasta que un día él llegó.

Por un momento todo estaba bien. Incluso en los momentos que él hacía todo para fastidiarme y hacer que perdiera el control –en momentos lo lograba- hacia que mi lado violento surgiera e hiciera sus estragos y me sintiera culpable por ello. Llegó con su inigualable sonrisa y su arrogancia, creyéndose mejor que todos –incluso mejor que yo- Ranma Saotome era el hombre más presumido y egocéntrico que había conocido.

Pero con el pasar del tiempo llego a ser el hombre del cual estaría enamorada perdidamente. Llego a mi vida dando el toque que le faltaba pero aún no estaba lista para recibir. Su vida llena de enredos, disparates, aventuras, peligros, emociones, desastres; todo eso me arrastro junto con él. Aunque no hiciera nada para evitarlo.

Lo amaba.

Pero mi orgullo era tan grande como para aceptarlo. Había jugado tanto con mis sentimientos: burlándose de mí, despreciando mi comida y prefiriendo a sus prometidas por encima de mí. Como él me trataba yo también lo hacía. Así que no estaba lista para decirle mis sentimientos. Tal vez por nuestra edad o tal vez porque provocaría un caos tan grande en nuestras vidas que nuestros padres nos casarían de inmediato. No quería eso…

Incluso sabiendo que él no me amaba. Prefería dejarlo así. Admirarlo de cerca. Golpearlo, gritarle, cuidarlo, arriesgando mi vida por él. Y golpearlo, golpearlo una y mil veces.

Hasta que un día. Cuando lo vi al borde de la muerte mi único instinto fue correr hacia el Kinjakan. En realidad no lo pensé, no sabía lo que hacía. Mis pies se movían por su cuenta y mi adrenalina subía al tope, grite con todas mis fuerzas a Ranma para que se pusiera a salvo y entonces…

Me desvanecí…

Ranma, aunque era un poco odioso era mi gran debilidad y Dios sabe que daría la vida por él. Lo amaba con locura, pero yo ya no estaba segura de lo que el sentía por mí. Había gritado a los cuatro vientos que me amaba cuando me creyó muerta, y luego en nuestra "boda" lo negó todo.

¿Qué clase de hombre le diría eso a su futura esposa el día de su boda?

Bueno, puede que también haya sido culpable de que no haya conseguido su cura. Pero estaba tan enojada y lastimada…

Esta noche en mi habitación había llegado a una conclusión. Después de ayudar a Kasumi y a la tía Nodoka arreglar el desastre del dojo, después de guardar el precioso vestido destrozado que pienso que jamás usaré de nuevo –por lo menos no con Ranma-, después de aparentar que nada ha pasado, después de golpear el muñeco de madera en el patio, me doy cuenta de lo poco que me sobra de cordura.

Despidiéndome de mi familia con un: buenas noches. Subí a mi habitación. Por un momento me sentí en la nebulosa, nada pasaba por mi cabeza, hasta que un click sonó en lo mas hondo de mis pensamientos abriendo paso a la realidad ¿Enserio iba a casarme? ¿Estaré agradecida por que hayan interrumpido la boda? Bueno, en realidad pienso que salvaron a un hombre de cometer un error. De repente siento algo húmedo recorrer mi mejilla. Paso mis dedos lentamente por la zona y me descubro llorando.

Mi cuerpo se agita ¿A quién quiero engañar? Estoy enamorada de un chico que no siente nada por mí. Era un dolor agudo dentro de mi pecho, un vacío que no podía llenarse con nada, como si te falta el aire para respirar y tratar de obtenerlo dolía. Por más que quisiera parar de llorar, las lágrimas salían el doble. Sentía el aire faltar en mis pulmones, la impotencia de no poder hacer nada para cambiar mis sentimientos ¿Era esto tener el corazón roto? Tomaba rápidas respiraciones mientras me aferraba con fuerza a mi almohada y mi cuerpo se sacudía.

Dolida por el peor día de mi vida que se suponía que iba a ser el mejor. Dolida por haber arriesgado la vida por el hombre que amaba, siendo egoísta conmigo misma por no conseguir nada a cambio pero siendo también consciente de que de una forma u otra lo volvería hacer. Esta noche había tomado una decisión.

Trataría de olvidarme de Ranma Saotome.

A la mañana siguiente no tenía ánimos de salir de la cama. Pero era Akane Tendo y Akane Tendo no se deja morir por nada -A menos que sea arriesgando la vida de un chico a quien ama- me reí en silencio por mi chiste crudo.

Decidí que lo mejor para despejar mis pensamientos torturantes era salir a correr un rato. Me puse mi ropa deportiva que consistía en: un short deportivo, sudadera, muñequeras y una cinta para la cabeza. Baje las escaleras, era consciente de que las únicas personas despiertas a esta hora iban a ser Kasumi y la tía Nodoka. Me dirigí a la cocina por una botella de agua.

Kasumi me mira sorprendida. Como si no creyera verme allí.

-Buenos días – saludé con una sonrisa en mi rostro. Aunque la sonrisa no llegó a mis ojos.

-Akane ¿Qué haces despierta tan temprano? – Pregunto Kasumi – Las clases pueden esperar pero si no te sientes bien puedes quedarte en casa.

-No voy a dejar mi rutina de las mañanas y faltar a la escuela, hermana – le guiñe el ojo y tome una botella de la nevera.

-Querida, ya que estas afuera ¿Puedes pasar comprando un par de cosas que necesitamos? – dice la tía Nodoka con su gentil sonrisa.

Me agradaba mucho ella. Sabía mis sentimientos hacia su hijo, ella era muy perspicaz. Sabía que estaba hecha un manojo de sentimientos ayer y para consolarme prefirió no tocar el tema y tratarme igual que siempre y no como los demás, con lastima.

-Claro tía.

Empecé mi carrera regular. La neblina estaba evaporándose a mí alrededor. Deseaba tanto que mis problemas como mis sentimientos también se evaporaran como la neblina. Empecé a correr más deprisa como si entre más corriera más los dejaría atrás. Pienso en esos ojos azules intensos mirándome cuando abrí los ojos después de haber regresado a mi estado natural, como si mirasen a la mismísima virgen, como a un ángel. Jamás voy a olvidar esa mirada de Ranma. La firmeza de sus manos alrededor de mi cintura creyendo que iba a desaparecer. El mechón de pelo que hacia contacto con mi frente. Una lagrima rodar por mi mejilla, una lagrima que no era la mía.

¿Acaso habré imaginado eso? ¿Acaso todo eso fue porque él me ve como a una hermana?

Aceleró mi carrera.

No quiero ni siquiera pensarlo. Y si es verdad, no quiero saberlo por él.

De repente algo le pasa a mis rodillas. Paró enseguida y estoy jadeando tan fuerte que mi duelo escuece y duele. Pongo la mano en mi pecho tratando de controlar los latidos de mi corazón. Tengo la boca abierta en busca de aire que mi nariz no puede encontrar ¿Qué me pasa? Nunca antes me había agotado de esta forma ni tan rápido.

Miro hacia atrás y ni siquiera estoy tan lejos de la casa. Mis rodillas tiemblan, todo mi cuerpo tiembla y por un momento me siento tan… débil.

RANMA

Pasé la noche amargamente en el tejado. Después de haber despistado a todos cuando estaban persiguiéndome regresé a casa. No sé cuánto recorrí pero llegue en la noche. ¿Qué puedo decir? Ryoga se perdió, Mousse y Kuno salieron a volar por los cielos. Kodashi, Ukyo y Shamppo se quedaron peleando por ver quién iba a ser la nueva esposa de Ranma Saotome. ¿A quién le importaba eso? Estaba harto de prometidas, de novias, de bodas ¡De todo!

Estaba tan frustrado por haber perdido la única oportunidad de ser normal. Ya no tenía remedio, ya no había cura, las pozas se habían arruinado y el agua del hombre ahogado estaba en el estómago de ese viejo infeliz.

Me sentía tan miserable. Volvería a convertirme en chica y todos se burlarían de mí. Por mi mente no pasaba nada, ni siquiera pensaba en la boda fallida, en las peleas, en los dramas. Mi mente viajaba al agua del hombre ahogado. Todo esto parecía un sueño. Lo tenía tan cerca hasta que ese maldito viejo se lo tomo todo pensando que era sake. Apreté mis puños con rabia. No quería entrar a la casa, no quería enfrentarme a las quejas de mi padre, a los celos de Akane acusándome que estoy con otras, a las indirectas de Nabiki, a los reclamos del tío Soun por no respetar a su hija, no quería enfrentarme a la charla sobre ser un "hombre" con mi madre. No quería nada.

¿Por qué siempre tenía que ser yo el de la culpa? Tenía un gran peso sobre mi espalda. Necesitaba un descanso

Estaba harto de todo. Tal vez debería tomar mis cosas y huir de casa hacia las montañas, pasar una temporada entrenando y dejando salir todo el estrés acumulado.

Estaba tan absorto pensando a qué lugar ir que no me había dado cuenta de que me quedé dormido sobre el tejado. Y aún estaba vestido con el traje de boda, me veía tan ridículo.

Entonces escuché el sonido de la puerta abrirse y cerrarse de golpe. Sentí como mi corazón bombeaba con fuerza al ver a Akane saliendo a su carrera matutina ¿Ella lo tomaba todo bien? Normalmente ella se encerraba en su habitación y no salía cuando estaba triste. Pero ahora la veo tan normal, como si nada hubiera pasado.

¿Estaba eso bien? Es decir, es mejor así ¿no? como si nada hubiera pasado. Ella me mintió respecto al agua del hombre ahogado, en el fondo estaba un poco enojado con ella. Aunque sé que no fue su culpa totalmente. Aun no estoy listo para casarme ni para admitir mis sentimientos. Menos ahora que tengo un gran conflicto interno: las pozas de Jussenkyo se arruinaron.

Pero de algo estaba seguro. No dudaría en salvar la vida de Akane de nuevo.

Ella salvo mi vida y yo salvé la suya. Pero jamás voy a terminar de agradecer que este a salvo.

Cuando estoy listo para bajar, sigilosamente entro por la ventana de mi cuarto, me saco la ropa y me voy al baño sin ser escuchado. Me relajo al tomar un largo baño de agua caliente y ahora si estoy listo para enfrentar la realidad. Pero ahora la enfrentaría como mejor sabía hacerlo: pelear con Akane hasta que entre nosotros supiéramos que todo estaba bien.

No lo sé, era una forma que teníamos los dos –solo los dos- de transmitirnos esa seguridad de que nuestra relación estaba bien. De que nada cambiaba.

Aunque aún estaba meditando mi plan de escape.

Todos estaban reunidos en el comedor. Mi madre me recibió con un plato de comida y mi padre convertido en panda me dijo: "eres una vergüenza para tu familia".

-Cállate, por tu culpa no pude arreglar mi maldición.

-Por lo menos con el dinero que ahorramos podemos arreglar el dojo – dijo Nabiki mientras hacía cuentas con una calculadora.

-¡Nuestro trabajo se echó a perder! ¡Años planeando esto y ahora se estropeó! – gritaba a llanto el papá de Akane.

Kasumi lo consolaba dando palmaditas en su espalda.

En ese momento unos pasos se escucharon por el corredor. Akane se asomó y juro que todo el autocontrol de querer llevar las cosas normalmente se fueron por la borda. Era como si verla me hiciera ser otra persona, un Ranma débil que se derrite con solo verla. Me sonrojo en el acto y tengo tantas ganas de hablar con ella y pedirle disculpas por lo de ayer ¿Qué pasa conmigo?

-¿Akane te sientes bien? – la voz de Kasumi me trae a la realidad.

Entonces examino detenidamente a Akane.

Ella está de pie apoyada en la puerta. Esta roja y el sudor hacen que en cabello se pegue a su frente. Parece tan agitada, como si haya corrido un maratón alrededor del mundo. Sus ojos lucen cansados. Entonces mi instinto protector suena insistente. Me levanto de mi puesto para ayudarla a estar de pie. Pero entonces ella trata de componerse.

-Creo que hoy corrí más de lo debido – dice sonriendo. Se seca el sudor de su frente y deja una funda de compras en el suelo –Aquí traje todo lo que me pidió tía. Iré a recostarme un momento.

¿Akane agotada por correr? Esto nunca había pasado…

-¡No te demores, se te hará tarde para ir a la escuela! – grita Kasumi.

-¡Sí! – grita Akane desde el pasillo.

Mi madre me echa una mirada de preocupación rápida. Me encojo de hombros despacio. Bueno tal vez y Akane hoy se haya excedido en sus ejercicios.

Necesitaba saber si las cosas con Akane estaban bien.

Por primera vez y después de un agotador día anterior estoy listo para ir a la escuela y creo que no voy a llegar tarde. A menos por culpa de Akane quien está bajando las escaleras con pereza.

-Si no nos damos prisa no llegaremos a tiempo. No voy a quedarme castigado por tu culpa.

Quería picar a Akane. Sé que esta no es la manera que una persona normal usaría para disculpase. Pero así soy yo.

-Pues será mejor que vayas avanzando si no quieres llegar tarde – toma sus zapatos y se los coloca aun con más prosa que antes. Sus ojos me desafían a que le diga algo más.

Sonrío.

-Akane ¿Por qué no comes esto camino a la escuela? No desayunaste nada – Kasumi aparece con unas bolsas de comida –Te ves un poco pálida. Ten, Ranma, aquí empaqué tu almuerzo.

-Gracias – doy una mirada rápida a Akane asegurándome de lo que dijo Kasumi es cierto.

En realidad sí parece un poco pálida. Tal vez fue todo el ajetreo de ayer. Me siento un completo imbécil por presionarla para salir rápido.

Akane agradece a su hermana y se despide. No me importa llegar tarde. Le sigo el paso a mi prometida.

-¡Llegaremos tarde! – grita de pronto. Voltea a verme -¡Todo por tu culpa!

Freno y tengo que hacer un esfuerzo por no perder el equilibrio y caerme.

-¡Pero si fuiste tú la que se quedó dormida!

Haciendo como si no me escuchara hecha a correr. Sonrío y me gusta siempre esto en las mañanas. Unas carreras con Akane, ¿Qué más puedo pedir para empezar el día? Después de toda la frustración que tuve acumulada ayer y hoy, es bueno un poco de ejercicio para distraerse.

Veo su espalda y sus brazos moviéndose al ritmo de su cuerpo. Akane en todo este tiempo que paso ha cambiado demasiado, en todo el tiempo que llevo conociéndola. Su cuerpo es mas formado, su cintura más ceñida y su cabello parece que ha crecido un poco. De repente ya no estoy esforzándome por alcanzarla, me gusta observarla.

Entonces me fijo en algo extraño. Aun no llegamos a la escuela y Akane empieza a bajar la velocidad.

-Je, ¿Acaso te cansaste? – me burlo de ella y me adelanto hacia su lado.

Akane frunce el ceño. Me mira y comienza a caminar. Esto es raro.

-No dormí bien anoche, eso es todo – dice un poco agitada.

Veo el sudor formarse en su frente de nuevo. Ella pasando su manga para secarlo.

Un sentimiento de culpa invade mi pecho ¿Por qué? Ella me oculto lo del regalo del guía de Jussenkyo, soy yo quien debería estar enojado. Entonces al mirarla por el rabillo del ojo siento como mi pecho me traiciona, de repente tengo tantas ganas de abrazarla, protegerla. Se ve tan frágil y delicada ¿Cómo una chica como ella, ayudó a vencer a Saffron? Hicimos una excelente pareja ese día. Akane es la chica más valiente que he conocido y yo soy un completo idiota.

-Akane yo…

-No digas nada – interrumpe –Solo, déjalo así ¿Quieres?

-Ni siquiera sabes lo que te iba a decir – digo molesto.

-Solo olvídalo, no hagamos más incómodo todo esto – dicho esto se hecha a correr.

¿Pero qué…? Al verla alejarse, al haberme dicho eso siento un estrujón en mi pecho. Ella no puede desaparecer de mi vista. Desde que regresamos de Jussenkyo –he tratado de no admitirlo- incluso lo medite toda la mañana mientras tomaba el baño. Pero la necesidad de tener a Akane cerca de mi aumento en un cien por ciento. No puedo dejarla ni a sol ni a sombra, necesito tenerla aunque sea lejos, pero a la vista. Un sentimiento sobreprotector me acoge haciéndome sentir tan confundido y enojado.

La sigo hasta que llegamos a la escuela. Akane se detiene al instante.

Sorprendida al igual que yo.