Los personajes pertenecen a Shiori Teshirogi.
TODO LO QUE TE DIRÉ
...si te vuelvo a conocer
Ignórame
Como hizo el Santuario.
Como hizo el destino.
Como un mal día comenzó a hacerlo él.
Sí. Ignórame. Y ya no haría falta decirte nada más. Aquí zanjaríamos nuestro error. El tuyo...y por supuesto el mío.
Hubiese sido muy fácil para ti, Asmita. Ni siquiera podías ver la alargada sombra que proyectaba la propia sombra de mi inexistencia.
Eras ciego. Jamás conociste ese claro azul del cielo, aunque sí conocías el posterior negro que aún hoy exhibe.
Eras ciego...y aún así decidiste no ignorarme. Decidiste verme como tan solo tú podías hacerlo.
Hoy yo asumo mi parte de culpa. Es cierto que mi adolescente curiosidad te tentó. Éste fue mi error. Pequeño...estúpido...
Fácilmente obviable.
Pero el tuyo fue peor. Mucho peor.
Me prestaste atención cuando no la merecía, cuando podías pasar al lado de mi inexistencia otorgándole menos importancia que al engorroso aleteo de un insecto.
Y no lo hiciste, agravando todavía más la oscuridad de mi destino cuando comenzaste a hablarme.
Yo no te pedía nada. Eras solamente una distracción más en mis monótonos y clandestinos días. No te pedía nada a cambio de esos momentos de espionaje cuyo riesgo ya no alteraba la sensibilidad de mi piel.
Nada.
Ni mucho menos éso con lo que tú te atreviste a quebrar mi juego...
Fue el ofrecimiento de una simple y pequeña mandarina...lo recuerdo como si lo hubiera vivido ayer. Me ofreciste una maldita mandarina que ante ti me hizo existir, nombrándome con un rango que aún puedo ostentar, pero que siempre perteneció a él. Exclusivamente a él.
Me llamaste Géminis.
Quizás deseaste ser amable, pero fuiste ruín, probablemente sin saberlo.
Ahí, en ese preciso momento, lo jodiste todo.
Así que ve asumiéndolo...cuando te vuelva a conocer te lo pediré sin vacilar.
Ignórame, Asmita...
Ignórame...
...por tu propio bien, y por el suyo también.