Disclaimer: Star Wars pertenece a Lucasfilm/Disney, esta es una traducción hecha sin fines de lucro del fanfiction creado por Perry Downing. Nada me pertenece.
Capítulo 16
Los Caballeros de Ren están reunidos en su sala de reuniones, sentados alrededor de la gran mesa.
—Su objetivo es Sylten Qree. Vitok y… Demyan lo rastrearon hasta Vren. La pista es bastante específica. Es muy probable que esté en Janta, la ciudad más grande del planeta. Sus asociados creen que está aquí planeando infiltrarse dentro de una de las familias más prominentes en un intento por ganarse su confianza y finalmente, darse a la fuga con la mayor cantidad de créditos posibles. Su objetivo es la hija menor. Aparentemente ese es su modus operandi: seduce a las mujeres y luego las abandona una vez que ha logrado su objetivo. —Kylo se pregunta si quizá él es realmente el padre de Rey, y su madre una pobre chica que cayó en su trampa.
En esta ocasión enviará a todos sus caballeros. Quiere que se haga con rapidez.
Kylo continúa diciendo—: Todos los detalles relevantes han sido cargados en sus dispositivos de información.
Vitok se aclara la garganta y pregunta—: Líder Supremo, ¿puedo hacer una pregunta?
—Por supuesto, Vitok. —Kylo está intentando ser más abierto con sus caballeros. No permitirá que se repita lo ocurrido en Ilaria.
—Sería útil saber por qué lo estamos buscando. ¿Posee información táctica? ¿Es una amenaza para la Primera Orden?
Kylo lo considera. Ya conocen a Rey, lo que significa para él y en lo que espera que se convierta algún día.
—Preferiría que esto se mantuviera dentro de los Caballeros de Ren. —Comienza a decir. Recorre la habitación con la mirada y encuentra a todos los caballeros asintiendo—. Estoy intentando encontrar a los padres de la chica… de Rey. Ella no sabe de dónde proviene y me gustaría ser quién le dé esa información.
Ninguno de ellos dice nada y siente… sorpresa en la mayoría de ellos. Cree escuchar a Wylan resoplar, pero no está seguro.
—Eso es… admirable, Líder Supremo. —Dice Vitok. Casi suena… orgullosa de él.
—Muévanse con rapidez. Tráiganme a Sylten Qree. —Ordena Kylo.
La sala se llena de murmullos de asentimiento y todos se retiran rápidamente.
Kylo está en su oficina, revisando los informes de las actividades más recientes de la Resistencia. Ya ha dado la orden de que los destinos de Poe Dameron y el traidor conocido como "Finn" sean prioridad en su red de espías, pero todavía no se sabe nada. Espera que algo suceda pronto, puesto que no ha logrado complacer a Rey, quiere darle algo de lo que esté seguro que la hará feliz.
Se pregunta si debería decirle de sus intentos por encontrar a sus padres. Había estado planeando protegerla de personajes como Sylten Qree, pero ella sigue diciéndole que no le pregunta lo que quiere. ¿Quizá ella quiera saberlo de cualquier forma? Quiere mantenerla a salvo de cualquier sufrimiento, pero a ella parece no gustarle que él decida por ella. Así que decide que va a contarle en la cena.
Kylo se sienta y suspira, recordando la sensación de sus brazos rodeándolo. Se siente avergonzado de haberse derrumbado completamente la noche pasada, pero hoy se siente más calmado. Mejor de lo que se ha sentido en… años. Que ella lo abrazara, casi se sintió como un perdón, y la presión de la culpa que siempre ignora ha disminuido. Sabe que no tuvo opción en ninguna de las muertes, Han Solo porque tanto su abuelo como Snoke lo habían ordenado, y Demyan porque Rey estaba en peligro. Respira profundamente, sabiendo que actuó correctamente.
Casi es hora de reunirse con ella. Cierra los ojos y se pierde en el recuerdo de cómo se había sentido finalmente tenerla entre sus brazos, estar en los suyos. Después de que se había calmado y que ella le hubiese dado un poco más de tiempo, pudo ser capaz de concentrarse en cómo se sentía estar completamente envuelto en Rey. Es como si todo tuviera un nuevo enfoque, una lucidez de la que carecía antes, se había sentido completo. Había cerrado los ojos y había dejado que su dulzura fluyera a través de él, que lo calmara, que lo sanara. La guerra en su interior había encontrado la paz por esos preciosos momentos que ella le había permitido.
Durante meses había soñado con sus cuerpos moviéndose juntos con pasión, pero lo de anoche había calado en él de una manera que no puede definir. Su calidez, la compasión de sus manos mientras le acariciaba el rostro… Ella había encontrado una nueva manera de tentarlo. Está seguro de que ahora será mucho más difícil no poder tocarla, ahora que sabe lo bien que se siente su cuerpo junto al suyo.
Rey abre la puerta de sus habitaciones, se sorprende al principio, pero le alegra verla con el pelo suelto. Lleva puesto un vestido gris pálido con un patrón de hojas esparcidas por la tela. Se ve preciosa y no está muy seguro de qué pensar. ¿Qué significa que haya elegido usar un vestido tan delicado y que no se haya recogido el cabello? Se ve hermosa con el cabello desparramado sobre los hombros. Kylo quiere decirle lo impresionante que se ve, pero ella no había reaccionado bien en su anterior intento de decirle lo que ve cuando la mira. Por la Fuerza, es tan hermosa. Esta va a ser una noche difícil, llena de anhelo.
—Buenas noches, Rey. —Dice Kylo atravesando la puerta, mientras se quita el casco. Inmediatamente se quita también los guantes.
—Hola. —Responde ella.
Recuerda cuando finalmente se había separado de ella la noche anterior, deseando no tener que dejarla. Ella lo había acompañado a la puerta y le había regalado una última caricia en la mejilla. ¿Volverá a tocarlo esta noche?
Rey lo conduce al sofá, le hace un gesto para que se siente y luego se le une. Se da cuenta de que ya hay dos copas llenas con un líquido dorado. ¿ella se había… preparado para su llegada?
—No sabía qué elegir, pero me gustó la botella, así que… bueno, espero que esté bien. —Rey se ve... nerviosa.
Él toma su copa y se la lleva a los labios, sorbiendo el vino. Es un vino seco, uno que había seleccionado para darle variedad. Siempre le ha gustado, pero no está seguro de si a ella le gustará.
—Es perfecto. —Da su veredicto.
Ella toma un sorbo vacilantemente y frunce ligeramente el ceño.
—¿Qué pasa? —Le pregunta.
—Es diferente. Me recuerda a los campos de arena. Tal vez sea sólo por el color.
—¿Te gustaría probar algo más?
—No… creo que eventualmente me gustará. —Dice mientras toma otro sorbo. Ella lo mira a los ojos y encuentra su mirada llena de preocupación.
—Yo… ¿estás… bien, después de lo de anoche? —Le pregunta ella.
Kylo aparta la mirada. La había necesitado intensamente, y la forma en la que ella lo había apoyado… sabe que no se burlará de él por su debilidad, pero la verdad es que no quiere hablar de la forma en que se había hecho añicos.
—Estoy bien. —Responde con un ligero tono cortante, sin mirarla a los ojos.
—Pero estabas sufriendo mucho. Nunca hablamos de lo que pasó. Quiero decir, sé… sé cómo te sentías, pero… creo que sólo… supongo que necesito saber que te sientes mejor. —Termina de decir con torpeza.
Kylo toma una bocanada de aire y se queda mirando su vino por un momento. Se había recobrado con éxito, bloqueando todo como siempre lo hace. No tiene ganas de meterse en el pantano de nuevo esta noche. Pero que ella parezca tan genuinamente preocupada, produce algo cálido en su pecho y desea tranquilizarla.
La mira a los ojos, asegurándose de que lo está escuchando—. Sí, Rey, me siento mejor. No tienes que preocuparte. —Le dice con firmeza.
Rey lo mira inquisitivamente y se pregunta por milésima vez qué estará pensando. Ella toma otro sorbo de vino, rompiendo el contacto visual.
El silencio se alarga y quiere apartar el recordatorio de cómo se había derrumbado completamente en este mismo sofá. Quiere preguntarle qué había hecho durante el día, pero eso le había salido bastante mal antes. Intenta pensar en algo que decir y encuentra que cada tema que se le ocurre está cargado de implicaciones. Ella se revuelve un poco, tirando de la tela de su vestido.
Finalmente, Rey rompe el silencio—. La cosa es que, yo… hice lo que dijiste. Pasé todo el día leyendo sobre los Jedi, la Fuerza… los Sith. —Hace un gesto con la nariz ante lo último.
—Me alegra que lo hicieras. —Le sorprende, pero le complace. Se relaja entonces, agradecido de que ella no tenga la intención de presionarlo para que hable de los eventos de la noche anterior.
—Aprendí una nueva forma de meditación, espero haberlo hecho bien.
—Estoy seguro de que así fue.
—Bueno, de todos modos… tengo algunas preguntas. Sobre los Sith.
Se pone en guardia, no está seguro de que pensar de esto—. ¿Sí?
—Tú, y tus hombres…
—Los Caballeros de Ren, de hecho, uno de ellos es una mujer.
—Oh. Bueno, como sea, ¿cómo funciona eso con la Regla de Dos?
—Ah, bueno, la respuesta simple es que no somos Sith. —Kylo se recuesta en los cojines del sofá.
—¿No lo son? —Ella se ve genuinamente sorprendida.
—No. Snoke nunca creyó en la Regla de Dos. Siempre creyó en la expansión, mientras más mejor.
—¿Pero tú eras su único aprendiz?
—No exactamente. Al principio todos lo éramos. Tenía una posición ligeramente elevada, pero no me convertí en Maestro de los Caballeros de Ren hasta que pasamos un año aproximadamente con Snoke. —Recuerda lo rencoroso que se había vuelto Wylan Ren por su ascenso.
—Después de que te uniste a Snoke, después de que cayó la Academia…
—Sí… después de que cayó la Academia.
—Después de que la destruiste. —Su mirada se endurece.
No quiere hablar de esto. Sabe que todo saldrá terriblemente mal y que muy probablemente pronto ella le estará gritando.
—Rey… ¿es necesario que hablemos de esto?
—Si quieres que lo intente, entonces sí, vamos hablar de esto. Eventualmente, hablaremos de todo. De lo que hiciste, de tu madre, de tu padre, de todo. —El conflicto que siente es inmenso. ¿Ella quiere intentarlo? La esperanza que siente está en guerra con lo mucho que no quiere revisitar ninguno de los temas que ha enumerado. Ella ya sabe lo mucho que se ha debatido con la… muerte de Han Solo. La idea de que ella extraiga de él lo que pasó con Leia Organa lo deja frío. Pero si es lo que ella necesita de él, entonces lo hará. Si debe hablar de la Academia, lo hará.
—Ya te he contado un poco de porqué creo en la Primera Orden. —Ella se pone rígida, pero asiente.
—Después de que supe de mi abuelo y empezamos a hablar, volví a la Academia. Empecé a darme cuenta de todo lo que estaba mal, lo miope que era. Skywalker siempre nos dijo que éramos los árbitros de la paz, pero la verdad es que nunca hicimos realmente algo para ayudar a la gente. No interferíamos. Grandes palabras sin nada que las sustentara. El abuelo me habló de sus esperanzas, de traer orden, igualdad, libertad para la gente a través del poder del lado oscuro, pero que nunca había podido terminar lo que había comenzado. Empecé a hablar con los demás, a decirles que había una forma mejor, más activa. Y me escucharon.
—¿Así que creíste que debías interferir en los asuntos de otros planetas?
—¡Sí! El abuelo me dijo que había esperado pacientemente hasta que el Imperio tuviera control total. Su maestro le prometió que una vez que tuvieran a toda la galaxia bajo control, las cosas cambiarían. Snoke me prometió lo mismo. Quizá todo fue sólo artimañas, pero ahora, ahora yo puedo hacerlo realidad. Yo puedo cambiarlo todo. —Dice apasionadamente.
—Pero la Academia…
—Lamento que fuera necesario. Pero si permitíamos que siguiera su curso, los Jedi siempre se habrían opuesto a nosotros.
—¿De verdad crees que estuvo bien asesinar niños para poder salvar a otros niños?
—¿Qué? —Ahora se siente desconcertado.
—¿No los mataste a todos?
—¡No! Eso no fue lo que sucedió. Sí, fue brutal, fue difícil, hubo gente que murió, pero no los niños. Se tuvo que pelear, los Jedi intentaron defender la Academia. Algunos cayeron en batalla. A todos los Jedi adultos que sobrevivieron se les dio la oportunidad de unírsenos. Si no pudieron ver la belleza de lo que les ofrecíamos, tampoco los matábamos.
—Pero Han dijo que lo destruiste todo… —Kylo se estremece al escuchar ese nombre.
Kylo mira al techo un momento antes de decir—: Lo hicimos, pero no así, Rey… a aquellos que no se nos unieron y a los niños, se les fue permitido marcharse una vez que cortamos su conexión con la Fuerza.
—¿Hicieron qué? —Jadea ella. Su mirada horrorizada.
—Es un procedimiento sencillo. No podíamos permitir que reconstruyeran. Fue indoloro, lo juro. —Hace a un lado el recuerdo de sus rostros angustiados cuando Snoke había entrado en sus mentes y los había separado tanto de la luz como la oscuridad, uno por uno, silenciando la Fuerza en sus venas.
—Pero… les cortaron ese vínculo… —Ella sigue mirándolo asqueada.
—Viviste toda tu vida sin tener conocimiento de lo que tenías en tu interior. Ellos volvieron a vivir otra época, cuando la vida era menos… compleja. —Dice él a la defensiva. Parpadea repetidamente, tratando de disipar las imágenes de miradas acusadoras. Aunque lo que de verdad lo atormenta son aquellas miradas que le ofrecieron perdón.
—¿Así que hay gente que sabe lo que es que te susurre la Fuerza y entonces se quedaron sin nada? —La forma en que ella lo mira, lo hace sentirse… culpable.
—No podíamos permitir que reconstruyeran. —Repite.
—¿No puedes ver lo cruel que fue lo que hicieron? ¿No volver a escuchar el canto de la Fuerza? Oh, Kylo… ¿cómo pudiste hacerles eso? —Su ceño es pronunciado y su mirada está cargada de dolor.
—¡Fue un acto de misericordia! —Exclama él.
—No. No, lo fue. Fue una injusticia. —Ella se acurruca, se abraza las piernas debajo de la tela de su falda. No lo está mirando.
—¡Era la única manera! —Ella sigue sin mirarlo.
—¿Qué hubieses querido que hiciéramos? —¿Por qué no puede ver que se hizo lo que era necesario? No podían permitir que existiera disidencia, tenían que cortarla de raíz. Los Jedi tenían que ser detenidos. Ella todavía se niega a verlo. Por favor, Rey… por favor.
—¿Qué más deberíamos haber hecho? ¿Matarlos a todos? —Pregunta frustrado.
Ella levanta la cabeza hacia él bruscamente, pero se mantiene acurrucada. Entrecierra los ojos mientras dice—: Podrían haber permitido que existiera un grupo de gente con otro punto de vista. Quizás no lo sabían todo. ¡Quizá tu abuelo se equivoca!
—No tengo paciencia con las personas que creen en el sufrimiento. —Dice Kylo despectivamente.
—¡Pero no es así! Por el Creador… ¿cómo puedo decirte las cosas? —Termina diciéndose a sí misma, volviendo a apartar la mirada.
—¿Qué quieres decir?
Ella se revuelve en su asiento, volviéndolo a encarar—. Ves todo en términos absolutos. Incluso tu idea de libertad está tan… deformada. No se puede disentir, no se puede elegir, no se tiene voz. Eso no es libertad… —Su voz se apaga.
—¿No es mejor que los niños tengan para comer? —Le rebate él.
—¡Por supuesto que sí! ¿Pero a qué costo? ¿No es mejor mostrarle a la gente otro camino? Te garantizo que la mayoría en Jakku escogería la vida que has sugerido. ¿No preferirías que lo escogieran en lugar que tener que exigirlo? ¿Cómo sería eso tan diferente de lo que hacía Plutt?
—No lo entiendes. —Dice él mientras niega con la cabeza.
—Entonces explícamelo.
—¡No me interesa nada que tenga que ver con los esclavistas, los Hutts o los Jedi! —Estalla finalmente.
—Entonces no te preocupa lo que pueda sucederle a los que no están de acuerdo contigo.
—¡No, no me importa!
Ella se inclina hacia delante y lo mira a los ojos—. Bueno, yo no estoy de acuerdo contigo.
Eso lo detiene en seco. Ella lo había arrinconado y no sabe qué decir. Se queda pensándolo por un largo rato.
—¿Por qué te preocupas por gente que te ha hecho daño, que te ha controlado y que te ha quitado lo poco que pudieras tener? —Contraataca él.
—Porque de lo que escucho, has decidido que un gran número de personas no merecen ser escuchadas. Y lo has decidido tú, solamente tú, sólo tú sabes lo que es mejor para billones de seres vivos.
—¡Claro que lo sé!
—¿Y cómo es eso posible? —Le pregunta ella burlonamente.
—El abuelo me dijo que una vez que termine la lucha, la gente prosperará.
—Siempre y cuando no cuestionen a la Primera Orden. —Ella se cruza de brazos.
—Exactamente.
Ella mira al techo y suelta un suspiro—. Bueno, parece que no vamos a llegar a ninguna parte esta noche, ¿cierto? —Pregunta ella retóricamente.
Está a punto de preguntarle a qué se refiere cuando escucha un droide en la puerta. ¿Ya había ordenado la cena?
Rey se levanta y se dirige a la puerta, recibiendo la comida y agradeciéndole al droide. No puede evitar sonreír. ¿Agradeciéndole a un droide?
Se pone de pie él también y se le acerca, quitándole la bandeja—. Puedo hacerlo yo. —Dice ella con fastidio.
—Sé que puedes, pero quiero ayudarte. —Intenta contentarla.
Ella frunce el ceño, pero no discute con él. Lleva la comida a la mesa y la destapa. Por un momento se siente confundido. Todo parece ser… fruta, pero entonces se fija en la pequeña fuente con pescado. Es una… extraña selección.
Ella debe haber visto su expresión perpleja porque su tono suena a la defensiva cuando dice—: Me gusta la fruta, realmente no sabía qué más había para elegir.
—Lo hiciste de maravilla, Rey. —Se apresura a asegurarle él. Desearía que ella le hubiese dicho antes que le gustaba la fruta. Rápidamente calcula todos los mundos más cercanos conocidos por su producción de fruta. Ya tiene una lista en mente para el momento en el que ella se está sentando a la mesa.
Él sirve los platos mientras ella vuelve a llenar sus copas con el vino que había seleccionado. Combina bastante bien con el pescado, se da cuenta. La fruta… bueno, quizá sugiera algo más para después.
Toman sus asientos habituales y se siente satisfecho. Recuerda cómo solían ser las cenas familiares, y todos ocupaban sus lugares… cuando reinaba la paz. Rey y él no fallarán como la habían hecho Leia Organa y Han Solo.
—Hay algo que quería decirte. —Dice Kylo mientras comienzan a comer.
Rey lo mira, lo hace de forma cautelosa mientras asiente para que continúe.
—He… he estado buscando a tus padres, Rey.
—¿Qué? —Exclama ella dejando caer el tenedor.
—Sí, descubrí el nombre de una de las personas que te dejaron en Jakku.
—¿Has estado intentando encontrar a mis padres? —Murmura ella mientras parpadea repetidamente.
—Sí. Había planeado que fuera una sorpresa, pero pareces preferir estar… al tanto de lo que sucede, así que pensé que era mejor decirte.
Ella sigue mirándolo fijamente, y de repente no está seguro de si escuchó algo de lo que acaba de decir. Desea poder sujetar su mano.
—Mis padres… —Susurra ella.
—Sí, estamos siguiendo al hombre que te dejó en ese lugar. En Jakku. Bueno, también había una mujer humana. Pero no pude descubrir su identidad.
—¿Cómo se llama él? —Exige saber ella de repente, su tono cargado de intensidad.
Se sorprende un poco, pero le responde—: Sylten Qree. No creo que él sea tu padre, pero podría equivocarme.
—¿El hombre que me dejó en Jakku se llama Sylten Qree? —Tiene los ojos muy abiertos, su mirada es de esperanza.
—Sí. Es un estafador, un criminal. De hecho, estoy seguro que en este mismo momento debe haber estafado a alguien. Encontraremos a tu familia. Haré todo lo que esté a mi alcance para traértelos. —Le promete Kylo. Se pregunta si ella entiende lo que sería capaz de hacer por ella.
—¿Realmente has estado buscando a mis padres?
—Sí, Rey. Tan pronto como me convertí en Líder Supremo comencé la búsqueda.
—Oh.
—Yo… ¿me equivoqué al hacerlo? —Necesita hacer algo bien por ella.
—¡No! No… Kylo, por una vez te las arreglaste para hacer lo correcto por las razones correctas. Gracias. —Dice ella con convicción.
Se siente lleno de alivio—. Mientras hablamos, mis caballeros están buscándolo en Vren. Tengo la esperanza que lo tengan para mañana.
—¿Lo tengan?
—Sí, bajo custodia de la Primera Orden.
—No le harás daño, ¿verdad? —Su mirada está llena de pánico.
—Mi intención era interrogarlo como usualmente lo hago.
—¡Por favor, no, no le hagas daño! No… no le hagas lo mismo que me hiciste a mí.
Permanece en silencio mientras piensa en cómo había intentado quitarle el mapa. Sabe que únicamente hizo lo que tenía que hacer, pero todavía puede recordar sus hermosos ojos llenos de lágrimas y se siente… avergonzado. Se queda mirando su plato, enfocándose en la extraña selección de fruta y siente que debe decir algo, disculparse, hacerle entender que nunca le volvería hacer algo así ahora. Sólo que sabe que ese fue el momento en el que se unieron sus destinos y no puede sentirse arrepentido. ¿Quizá en su lugar puede darle lo que le pide?
—Está bien, Rey. No usaré los métodos más… avanzados. Además, es un criminal común, estoy seguro que algunos créditos le aflojarán la lengua.
—Pero él podría ser… podría ser mi padre. —Dice ella con tanta esperanza que duele.
—Supongo que podría serlo, pero no puedo imaginarme que tu padre pudiera dejarte en un lugar como Jakku. Eres tan brillante, tan hermosa, ningún padre podría abandonar un tesoro así.
—¿En serio eso es lo que piensas?
—Por supuesto que sí. Oh Rey, ¿no sabes lo especial que eres? Basta con sólo mirarte para adorarte.
—Ahora sólo te burlas de mí. —Su expresión se vuelve distante y deja caer los hombros.
—No, no lo hago. —Dice en voz baja, con intención. La mira a los ojos y desea poder hacerle saber cuánto la ama. Ella lo sabe, debe saberlo. ¿Cómo podría no saberlo? Observa cómo se ruboriza y siente deseos de poder acariciarla. Ella desvía la mirada, pero se da cuenta que se contiene de sonreír.
—¿Dijiste que estaba con una mujer? —Le pregunta ella.
—Sí, una mujer humana. Ahora tendría aproximadamente 40 años estándar.
—¿Así que ella podría haber sido mi madre? ¿Sabes cómo se ve? —Pregunta con entusiasmo.
—Me temo que lo que te he dicho es todo lo que sé. Y de nuevo, no puedo imaginar que tu madre pudiera abandonarte. Sospecho que pudiste haberte visto envuelta en una de las estafas de Sylten Qree. Probablemente engañó a alguien y luego tuvo que lidiar con el daño colateral. Mis esperanzas son que haya dos personas en algún lugar anhelándote tanto como tú los has anhelado.
Rey traga saliva y puede ver sus ojos anegados en lágrimas. No había sido su intención hacerla llorar. Por el Creador, nunca hace nada bien. Tira su servilleta sobre la mesa y mira hacia otro lado.
—Lo siento, Rey. No era mi intención disgustarte.
—¡No! Kylo, no. No me has disgustado. De hecho, me has hecho muy feliz.
—¿De verdad? —Pregunta con incredulidad. La mano de ella comienza a buscar la suya, pero la retira antes de que sus dedos se puedan tocar. Si sólo ella lo tocara, sólo por un momento…
—Sí, de verdad. Yo… que hayas hecho esto, que una de las primeras cosas que hicieras una vez que pudiste hacerlo fuera intentar encontrar a mis padres… es… bueno, considerado de tu parte y estoy agradecida. —Ella le sonríe y piensa que esta podría ser la primera vez que ella le ha sonreído. Oh, las cosas que haría para poder ver esa sonrisa cada día.
—Me alegra que sea así, Rey. —Él le devuelve la sonrisa.
Comienzan a comer nuevamente y se sorprende de lo bien que combina la fruta con el pescado. Rey está callada, parece estar perdida en sus pensamientos. Se pregunta si está pensando en sus padres.
—Dijiste que tenías una colección de holocrones Jedi. ¿De verdad me dejarías mirarlos? —Pregunta Rey de repente.
—Por supuesto. Te los traeré mañana.
—Gracias. Leia tenía dos, así fue cómo aprendí a sanar con la Fuerza. —Ignora firmemente la llamarada de mal genio que ese nombre incita.
—La verdad es que no he visto ninguno. No sé lo que contienen.
—¿No los has abierto? ¿Entonces para que los tienes? —Le pregunta ella con curiosidad.
—Como un recordatorio de mi pasado, de la historia que comparto con mi abuelo. Los dos éramos Jedi hasta que encontramos un camino mejor.
—Tu abuelo… —Ella parece estar luchando consigo misma.
—¿Sí?
—Dices que él… te habla. ¿Cómo funciona… eso? —Le pregunta con cautela. No está seguro de por qué ella se ve tan azorada.
—Cuando un usuario de la Fuerza muere, no muere realmente. Todavía pueden volver y hablar con los vivos. Usualmente como un Fantasma de la Fuerza, pero eso sólo es posible para los que usan el lado luminoso. El abuelo me explicó que debido a que él era producto de la Fuerza misma, era capaz de hablarme a pesar de que murió como practicante del lado oscuro.
—¿A qué te refieres con que murió como practicante del lado oscuro? Eso que dices no es cierto, Kylo. —Rey niega con la cabeza.
—Veo que los gemelos Skywalker han estado ocupados llenándote la cabeza con mentiras. —Debería haberlo sabido. Si sólo ella hubiese estado con él desde el principio. Ahora debe desenredar su mente de la visión distorsionada de su familia de la realidad.
—¿Qué? ¡No! Leia nunca me mentiría. Me contó todo lo que pudo sobre ti y sobre tu familia una vez que le conté sobre… el Lazo. —Que Leia Organa sepa de su conexión con Rey lo archiva para más tarde en un lugar de su mente. Hay cosas más importantes que atender ahora mismo.
—Así que me imagino que te contó cómo Darth Vader se pasó a la luz y fue redimido. —Kylo escupe la última palabra con veneno.
—Sí, fue el amor por su hijo lo que lo trajo de vuelta.
—Bueno, estoy seguro de que ella encontró consuelo en esa bonita historia, pero no, eso no es lo que sucedió. El abuelo me contó lo que realmente sucedió ese día. —Dice Kylo confiadamente.
—¿Y qué fue lo que te dijo Darth Vader? —Le pregunta ella. Su tono es ligeramente burlón. Desearía que ella no hablara de esa forma de su abuelo.
—Luke Skywalker lo asesinó, a él y al Emperador. El abuelo le contó sus esperanzas para la galaxia, pero Skywalker estaba demasiado asustado, se limitaba a sí mismo. No pudo ver el poder, la gloria del lado oscuro. Se negó a ver todas las posibilidades.
—¿De verdad crees que Luke Skywalker pudo vencer él solo a los últimos Sith vivos de la galaxia? ¿A medio entrenar, apenas habiéndose convertido en Jedi, logró matar a dos poderosos usuarios de la Fuerza? —Le pregunta Rey con incredulidad.
—El abuelo no pudo hacerlo, no pudo matar a su propio hijo. Vaciló, Skywalker aprovechó esa ventaja y le cortó la cabeza. —Luke Skywalker, el portador de la nueva era de los Jedi, estaba tan manchado como Kylo Ren.
—¿Y qué hay del emperador? ¿Cómo explicas eso?
—No… no lo sé, el abuelo nunca habló de lo que le pasó a su maestro.
—¿Y nunca te lo preguntaste? —Le pregunta Rey intencionadamente.
—¿Por qué cuestionaría a mi abuelo? —A Kylo no le gusta el rumbo por el que Rey está llevando las cosas.
—Yo… entonces esto es lo que has creído todo este tiempo. —Ella se reclina en su silla y se muerde el labio inferior.
—Es la verdad. ¿Por qué me mentiría mi abuelo? —Le inquieta su reacción al abuelo.
—Oh, Kylo… la verdad es que no sé qué decirte. —Rey desvía la mirada, sacudiendo ligeramente la cabeza.
—¿Es que no puedes verlo? ¡Si Skywalker se hubiese unido al abuelo ahora habría paz! Tu vida hubiese sido tan diferente. Incluso si hubieses sido una huérfana, habrías sido adoptada, habrías tenido padres que te amaran. Nunca hubieses tenido que dejar las marcas de cada día que estuviste sola en la carcasa de un AT-AT.
Eso hace que lo mire y le pregunte bruscamente—: ¿Cómo sabes eso?
—Hice que los stormtroopers hicieran holos de todo lo que pudieran encontrar. Vi donde vivías. Vi que contabas cada día, esperando, llena de esperanza, desesperada. —La angustia le llena la mirada y desea que ella le permitiera cuidar de ella, atesorarla, sanar su corazón.
—Tú no me conoces. —Dice Rey entre dientes.
—Sí, Rey… sé quién eres.
—Sólo porque has recolectado hechos, no significa que tengas una idea de quién soy.
—Entonces tú dime. Sólo el Creador sabe que es todo lo que quiero. ¿Sabes lo desesperado que estoy por saber lo que piensas, lo que te importa? No me importa lo pequeño, o insignificante que sea, quiero saberlo. Rey, amor mío, lo eres todo para mí. —Los ojos de Rey se encuentran con los suyos, muy abiertos, mientras él continúa diciendo—: Por favor, debes saberlo, debes saber lo que significas para mí. —Quiere seguir hablando de lo que siente, pero ella se ve asustada y de repente se siente un poco tonto. Kylo aparta la mirada.
El silencio que sigue luego se prolonga y se vuelve pesado. Kylo continúa mirando la pared. Castigándose a sí mismo por su exceso de franqueza, cuando la oye decir—: Me gustan las cosas dulces.
—¿Qué? —Se vuelve hacia ella. ¿Realmente se abrirá con él, aunque sea un poco?
—Mientras crecía probé algo dulce en dos ocasiones. Una vez cuando tenía 7 años, un comerciante adinerado pasó por Niima y les dio a todos los niños pequeños trozos de dulces de Loria. Era púrpura y burbujeaba en tu lengua. Tenía un sabor parecido al vino lavanda con burbujas. Siempre he querido probarlo de nuevo. —Rey mira hacia su regazo y sonríe ante el recuerdo. Kylo se pregunta cuanto tardaría mandarlo a traer desde Loria.
Ella suspira y continúa diciendo—: La otra vez fue cuando tenía 14, un chico llamado Yoryn me dio un pastel glaseado. No tengo idea de cómo lo consiguió, pero es la cosa más deliciosa que he probado alguna vez. Era muy suave y pegajoso. Lo comí en bocados muy pequeños para hacerlo durar todo lo que pude, cada miga se derretía en mi boca. —Kylo casi gruñe ante la mención de Yoryn Glant, pero finalmente le está contando sobre ella y no se atreve a correr el riesgo de disgustarla.
—Luego, cuando estuve donde Maz… —Se queda callada y su mirada se llena de tristeza.
—Por favor, cuéntame.
—Es que… ese fue el día, ese fue el día en el que me capturaste por primera vez.
—Sé que lo fue. —Kylo respira hondo y decide que quizá hay algunas cosas que debería decir.
—Rey, lo siento. —Su tono es decisivo y cargado de sinceridad.
—¿Qué? —Rey parpadea confundida.
—Lo siento. Lamento todo lo que te hice en ese entonces. Cuando te aterroricé en el bosque de Takodana y te puse a dormir con la Fuerza… cuando entré en tu mente. Y cuando te arrojé contra ese árbol. Todo lo que te hice. Lo siento, Rey. Espero que sepas que nunca volveré hacerte daño. —La mira directo a los ojos con intensidad.
Ella se muerde el labio inferior y asiente. Pareciera que quisiese decirle algo, pero se abstiene de hacerlo.
—¿Sabes que nunca te haré daño ni permitiré que alguien más lo haga? ¿Lo sabes, Rey?
—Sí… yo… lo sé.
—Está bien. Ahora dime lo que me ibas a decir.
Ella recoge su servilleta y evita mirarlo a los ojos.
—En verdad me gustaría saberlo, incluso si tenemos que hablar de… ese día.
Rey lo mira un momento a los ojos antes de bajar la mirada y fijarla en algún punto de la mesa—. Es que esa fue la primera vez que probé fruta fresca. Nunca había visto algo tan colorido, era ácido y a la vez dulce… había tantas texturas. —Le cuenta ella francamente impresionada—. Y también jugoso. Todo cambió cuando dejé Jakku, y de alguna manera eso era lo que la fruta era para mí. Era descubrimiento, esperanza, vida. —La mirada que le da Rey es brillante y entusiasta.
Kylo siente tantos deseos de abrazarla. Ella lo está dejando entrar.
Después de que terminan de cenar, Kylo se dirige al armario de vinos y saca una botella profundamente oscura. Su contenido está compuesto de diversas bayas y es muy dulce. Le emociona compartir esto con ella ahora que tiene un mínimo indicio de lo que le gusta. Vierte el oscuro líquido en las copas y se distrae un momento observando cómo estas se llenan.
Rey está sentada en el sofá, esperándolo. Él le ofrece su copa, para seguidamente sentarse a su lado. Se permite sentarse un poco más cerca de lo que usualmente lo hace.
Kylo la observa ansiosamente mientras toma el primer sorbo. Ella cierra los ojos y suelta un suspiro placentero—: ¡Sabe cómo a todo lo que me gusta de la fruta y las golosinas a la vez! —Exclama ella.
—Me alegra que te guste. Gracias por decirme que te gustan las cosas dulces. Cuéntame algo más acerca de ti, por favor. Quiero saberlo todo.
Ella oculta su sonrisa detrás de su copa—. Me gustan las historias de fantasmas.
—¿Te gusta tener miedo? —Suena desconcertado.
—Bueno, no exactamente. Me gusta cuando me hacen temblar. Y que casi siempre son tristes y trágicas. Las mejores son las que comienzan con la aparición de un horrible espanto que en realidad sólo está penando por un amor perdido o vagando por el mundo buscando a su familia. Nunca es lo que parece. Eso me gusta. Me gusta que esas historias tienden a sorprenderte. Siempre me emocionaba cuando venían los juglares. —Ella se acomoda en los cojines, su mejilla está apoyada en el espaldar del sofá. Rey coloca su mano en el espacio que los separa en el sofá. ¿Quiere… quiere tomarle de la mano?
—¿Cuándo venían los juglares? —Le pregunta. Se le dificulta concentrarse en la conversación. Quizá no debería haberse sentado tan cerca de ella.
—Bueno… ya sabes cómo era en Jakku. —El tiempo que había vivido en Jakku siempre será una fibra sensible.
—Igual me gustaría que me lo contaras. —Kylo se mueve de manera que queda en la misma posición que ella, los dos se apoyan de costado en los cojines, con los rostros muy juntos. Lo duda un momento antes de colocar su mano lo suficientemente cerca de la suya sólo para no tocarla. Siente el tirón en la Fuerza y el movimiento vacilante de la mano de ella.
—La vida era dura en Jakku. No había tiempo que perder. Pero cuando venían los juglares, no importaba cuanto lo lamentaran la mañana siguiente, todos se quedaban despiertos toda la noche. Siempre les pedíamos una historia más.
—Me alegra que tengas algunos buenos recuerdos de tu infancia, Rey.
—Sí, no siempre fue malo. A veces se me olvida. —Ella lo está mirando directamente a los ojos, su mirada es cálida, acogedora.
Él simplemente le devuelve la mirada, hechizado por el brillo de sus ojos. Allí donde mira, ve motas de oro y verde, felizmente pasaría todos los días de su vida descubriendo todos los matices de esas profundidades. Se da cuenta de que se ha quedado sin nada que decirle y no le importa. Sólo quiere quedarse así, cerca de ella.
Rey se revuelve y lo mira intencionadamente a los ojos mientras lentamente cubre su mano con la suya. Los ojos se le desorbitan un poco mientras inhala irregularmente en el momento en que sus pieles se tocan. Se estremece al sentir la calidez, la textura de sus dedos contra los suyos. Lo duda un momento antes de girar la palma de su mano hacia arriba cuando de inmediato que lo hace los dedos de Rey se entrelazan con los suyos. Sí. Esto es lo que necesita, lo que los dos necesitan. El Lazo fluye entre los dos, como el agua de mar lame las orillas de la playa. Es un gozo tranquilo, no como la energía salvaje y en agitación de la otra mañana. Es la culminación y como está apacigua.
Es entonces cuando Rey libera su mano, y comienza a acariciar el interior de su muñeca, él jadea y entreabre los labios. Los ojos de ella siguen el movimiento. De repente todo lo que queda en la galaxia es la sensación del contacto de sus dedos mientras desliza una y otra vez su pulgar en la piel sensible. Kylo entonces se permite deslizar sus propios dedos por la palma de ella y Rey suspira y cierra los ojos.
Aprovecha la oportunidad para poder estudiar sus rasgos, las pecas esparcidas en sus mejillas. Un mechón de cabello le ha caído en la cara y resiste el impulso de estirar la mano para colocarlo en su lugar, de sentir la textura de su pelo en la palma de su mano. Pero no se siente seguro de tocarla y no se atreverá a tomarse ninguna libertad. Ella le había dicho que esto era aceptable siempre y cuando fuera ella quien lo tocara. No hará nada que ponga en peligro su tiempo con Rey, si todo lo que ella quiere es tomarle de la mano, él lo aceptara todo el tiempo que tenga que hacerlo. Hay mucha más ternura en este gesto que en cualquier cosa que haya sentido en toda su vida, es suficiente.
Rey todavía tiene los ojos cerrados y una sonrisa satisfecha. Continúan acariciándose las manos con los dedos, la deliciosa energía que fluye entre los dos, aumenta. Kylo nunca se hubiese imaginado que fuese posible que existiera un placer tan tierno.
Rey vuelve abrir los ojos y su sonrisa se extiende por todo su rostro. De alguna manera se han acercado más y sus rostros están apenas a centímetros de distancia. Sus manos permanecen juntas todo el tiempo mientras se pierde en las profundidades de su mirada, perdido en la euforia de estar con su Rey.
Se quedan de esa forma hasta que es hora de que Kylo se vaya. Rey mantiene su mano sujeta todo el camino hasta que se despiden en la puerta.
hola, amigas en reylo. no les contaré mucho de mis penas, sólo que estoy complicada en mis asuntos laborales, me quedé sin el personal que me apoyaba, estoy sola en el laburo y estoy haciendo muchas horas extras y prácticamente estoy en casa sólo para dormir, no sé si vayan a mandarme a alguien o cuando uwu. por lo que no me es posible garantizar un horario de actualizaciones, siempre y cuando me lo permitan mis tiempos actualizaré, no abandonaré pero tampoco puedo asegurar qué tan rápido pueda tener listas las traducciones teniendo en cuenta que influye lo personal y la extensión de los capítulos, hasta ahora este es el más largo que he traducido (más de 6K) y ciertamente me hizo sentir bien por lo que se llega a cierta serenidad y se puede disfrutar de un bonito momento reylo. y bueno, espero lo hayan disfrutado tanto o más que yo. otra cosa, si pueden escúchense el cover de maria mena de i was made for lovin you que me pareció muy on poínt para el mood que tienen cuando se agarran de las manos.