Era una tarde soleada en las calles de París, todo parecía muy tranquilo por lo que el dúo de súper héroes favoritos de la ciudad, Ladybug y Chat Noir se encontraban sin mucho ajetreo aquel día, de hecho, los famosos jóvenes enmascarados se encontraban juntos en sus formas civiles, aunque en realidad ellos no supieran que estaban haciendo tareas con su compañero.

-Adrien ¿encontraste la octava pregunta? – Preguntó una chica mirando su amigo.

El chico de ojos verdes alzó la mirada de su libro de historia para mirar a la pelinegra – Puede ser.

Marinette lo miró con el ceño un poco fruncido – ¿A qué te refieres con "puede ser"? ¿La tienes o no?

-Me refiero a que la tengo, pero no sé si tengo ganas de decírtela – Dijo él mirándola con una sonrisa.

-Anda Adrien – Respondió Marinette rodando los ojos – Esto es típico de ti.

-¿A qué te refieres con "esto"? – Preguntó haciéndose el desentendido.

-Que siempre buscas la forma de hacerme enfadar con tus juegos.

-No sé de qué hablas.

Ella lo miró con el ceño fruncido a lo que Adrien respondió con una sonrisa mientras le pasaba el libro de historia a su amiga. Marinette no dijo nada, simplemente se limitó empezar a copiar mientras sentía la mirada verde del chico en ella, y sin poder soportarlo más se dirigió a él.

-¿Se te ofrece algo? – Preguntó fingiendo estar enfadada aún.

-Oh vamos Marinette, sabes que en realidad no estás enfadada conmigo.

-No es cierto – Dijo ella volteando su cara y concentrándose de nuevo en la tarea – Si lo estoy.

Y justo en ese momento Adrien vio la oportunidad perfecta para probarle a su amiga que en realidad su enojo era falso. Aprovechando que ambos se encontraban en el escritorio de la habitación de la chica, sentados el uno al lado del otro, Adrien lentamente se fue acercando a su amiga hasta estar lo suficientemente cerca como para hacer un rápido movimiento en el cual logró aprisionarla entre sus brazos y empezar a hacerle cosquillas.

-¡Suéltame Agreste! – Suplicó la chica mientras reía.

-No hasta que admitas que en realidad no estabas enojada conmigo.

-¡Vale ya! Haré lo que quieras pero ¡para! – Decía la chica sin poder resistir más.

-No lo haré hasta que lo digas y lo sabes.

-¡Está bien! – Empezó a decir ella entre risas – No era cierto que estaba enojada contigo, solo quería fastidiarte un rato ¡Ahora suéltame!

Tal como lo prometió él la soltó, Marinette trataba de recuperar su aliento y de acomodar su cabello luego de semejante tortura que le hizo padecer su amigo, mientras que él la miraba con una sonrisa de satisfacción.

-Eres de lo peor, sabes que ese es mi punto débil – Dijo ella.

-Eso quiere decir que soy el mejor amigo al conocerte tan bien.

-Un mejor amigo no me haría sufrir tal calvario.

-Pero aun así lo soy – Respondió Adrien – Admite que necesitabas relajarte un poco, la tarea te está matando.

-No es solo la tarea, estamos en nuestro último año – Dijo ella mirándolo seriamente – Pronto tendremos que escoger la universidad y todo eso.

-Lo sé, y es por eso es que estás tan tensa – Le dijo el chico – Aún faltan unos cuantos meses para la graduación, yo solo quiero disfrutar mi último año de escuela sin que mi mejor amiga se vuelva un manojo de nervios ¿será eso posible?

Marinette se sonrojó un poco al escuchar eso último y sonrió levemente al rubio – Lo siento. Tienes razón, me estoy precipitando y si lo hago pues no disfrutaré lo mejor del último año.

-¡Exacto! – Respondió él con entusiasmo mientras alzaba su mano y junto con ello su dedo meñique – Prométeme que nos vamos a divertir este año sin importar nada.

-¿Cuándo no nos hemos divertido? – Dijo ella sonriendo de manera cómplice.

-Ese es el punto.

Marinette imitó el gesto de Adrien y estrechó su dedo meñique con el de él – Lo prometo.

Ambos sonrieron cálidamente y sin decir nada más volvieron a posar su concentración en la tarea de historia que les fue asignada.

Marinette y Adrien habían sido mejores amigos desde que se conocieron en el preescolar y por suerte y cuestiones de la vida seguían tan unidos como desde el primer día. Los jóvenes tenían 18 años y ambos estudiaban en El Colegio Françoise Dupont, estaban en el mismo grupo de amigos. Ellos se contaban todo y eran muy cercanos, sin embargo, ambos guardaban un secreto del cual nadie podría saber nunca; tanto Marinette como Adrien tenían otra identidad, y esta era nada más y nada menos que la de los súper héroes más famosos de París, Ladybug y Chat Noir.

A la edad de 15 años ambos fueron escogidos para ser los portadores de los kwamis de la creación y la destrucción, respectivamente. Sin embargo, habían jurado jamás revelar sus identidades y sin duda ese juramento aplicaba a sus mejores amigos, por más que aunque no lo supieran se trataba de su propio compañero de combate.

Los chicos habían llevado muy bien por esos 3 años el secreto, aunque muchas veces tanto Adrien como Marinette se sintieran culpables de no poder ser completamente sinceros entre ellos, sobretodo el chico rubio quien desde el primer momento desarrolló fuertes sentimientos por Ladybug, y el hecho de no poder decirle a su mejor amiga lo hacía sentirse el peor, pero estaba claro que si se lo contaba tendría que dar tantas explicaciones que terminaría rompiendo su promesa de no revelar su identidad como Chat Noir.

A veces las situaciones se tornaban difíciles ya que muchas de las ocasiones en las que aparecía un villano akumatizado los amigos se encontraban juntos en su forma civil justo como en ese momento, y buscar una excusa para que se alejaran el uno del otro se estaba volviendo cada vez más complicada con el paso de los años.

-Marinette – Dijo él sacándola de su zona de concentración.

La chica había sentido desde hace un rato la mirada penetrante del chico en ella pero no le había prestado atención hasta que él la llamó – Dime.

-¿Ya tienes pareja para el baile de Halloween? – Preguntó él tratando de sonar casual.

La pregunta descolocó un poco a Marinette haciéndola sonrojar notablemente – Yo… ehm, no. No tengo pareja para el baile.

-Oh ¿Qué hay de Nathaniel? Creí que estaba bastante colado por ti – Dijo él un poco incómodo.

-Bueno él lo estaba hace un tiempo – Admitió la chica – Pero le dejé claro que yo no me sentía de la misma forma hacía él ¿entiendes?

-Por supuesto – Dijo Adrien con una misteriosa sonrisa.

Marinette se percató de ello y de inmediato le preguntó – ¿Qué significa esa sonrisa?

-¿Quieres ir al baile conmigo? – Dijo él sin borrar su sonrisa.

La chica se sonrojó hasta tal punto de tener que voltear su rostro para no ser tan obvia – Adrien ¿de qué hablas? Somos amigos.

-¿Y por eso no podemos ir juntos al baile? No le veo nada de malo.

-Sería muy raro – Dijo ella mirándolo fijamente – Además, millones de chicas ya debieron pedirte que seas su pareja.

-Eso no es cier…– Pero antes de que pudiera terminar la frase su mejor amiga lo interrumpió.

-Adrien la escuela es un lugar pequeño cuando se trata de esas cosas – Dijo ella con simplicidad y un poco decepcionada – Además, ambos sabemos que Chloé y Lila ya te lo pidieron, siempre han estado coladas por ti.

-Pero tú sabes que yo nunca lo he estado de ellas, por más que mi padre trate de hacerme pensar lo contrario – Respondió él un poco ácido.

Marinette en ese momento lo miró con preocupación y puso su mano en el hombro de él mientras le hablaba – Él solo quiere lo mejor para ti.

-No quiero hablar de mi padre en este momento ¿sí? – Le pidió él dándole una sonrisa de lado – Y si estás en lo correcto, Chloé y Lila me pidieron ir al baile pero a ambas les dije que no.

-¿Hay un motivo particular para eso? – Preguntó ella con curiosidad.

-Si lo hay, de hecho es más como una promesa que hice hace mucho tiempo y que apenas la recordé hace unos días.

Marinette lo miró confusa – ¿De qué se trata?

Adrien la miró un poco nervioso pero soltó aquello con total naturalidad – No puedo ir al baile con otra chica porque le estaría siendo infiel a mi prometida.

Aquello le cayó a Marinette como un balde de agua fría – ¡¿Cuál prometida?! ¡Nunca me dijiste que tuvieras una prometida!

-Es que yo lo recordé hace apenas unos días – Decía él tranquilo.

-¡Qué descuidado eres Adrien! ¡Pobre chica! ¿Cómo pudiste? – Decía la pelinegra indignada mientras caminaba por su habitación.

-No lo soy – Dijo él con una gran sonrisa en sus labios – De hecho, soy bastante considerado ya que he rechazado a Chloé y a Lila.

-¡Pero me has invitado a mí!

-Precisamente porque tú eres mi prometida – Dijo finalmente con una sonrisa.

-¡¿Qué?! – Fue lo único que pudo articular Marinette mientras enrojecía hasta la coronilla – ¿De dónde has sacado eso?

-Auch, eso duele – Respondió él fingiendo estar dolido – Marinette ¿acaso no te acuerdas de nuestra promesa?

-¿Qué? ¿Cuál promesa?

Adrien se levantó de su asiento y se colocó delante de Marinette, él era más alto que ella por lo que la miraba hacia abajo mientras le hablaba – Estas algo pequeña.

-Creo que eso es obvio ¿no? – Dijo ella aun sin entender nada.

-Si es tan obvio entonces, recordarás que prometiste que nos casaríamos si esto pasaba – Dijo él mientras veía la cara de asombro de su mejor amiga – ¿Recuerdas?

-Flashback-

-No es justo que tú seas más alta que yo Marinette – Decía un niño rubio de 10 años a su amiga.

-Los niños no siempre tienen que ser más altos que las niñas Adrien – Respondió ella – Solo estás celoso porque a mí me dejaron subir en la montaña rusa y a ti no por tu estatura.

-Algún día seré mucho más alto que tú, ya lo verás.

-No lo creo, te llevo mucha ventaja – Dijo la niña mientras se ponía delante de él y lo miraba hacia abajo.

-Entonces hagamos algo – Dijo el niño subiendo su brazo hasta que este quedara por encima de la cabeza de Marinette – Si un día llego a ser así de alto me compras un helado y te casas conmigo.

-Sin duda eso nunca ocurrirá – Respondió ella totalmente segura – Así que acepto.

-Fin del Flashback-

-No puedes estar hablando en serio – Dijo Marinette bastante sonrojada al recordar aquel día cuando los dos eran unos niños.

-Tú aceptaste – Respondió él.

-¡Nadie se compromete a los 10 años, Adrien! Evidentemente esa promesa no cuenta en este caso.

-Sabía que dirías eso.

-¿Y cuál es tu punto entonces? – Preguntó ella confundida.

Adrien se rio fuertemente mientras le daba un abrazo a su mejor amiga – Sé que a esa edad uno no se compromete, pero una promesa es una promesa, Marinette.

Se separaron y la chica lo miró levantando la ceja sugestivamente – Puedo comprarte un helado pero no me casaré contigo.

-Entonces acepta ir al baile conmigo, sería como modificar la promesa pero sin romperla ¿entiendes?

Marinette lo pensó por un momento, sin embargo, no pudo resistirse a la propuesta de su mejor amigo – Está bien, iré al baile contigo porque no quiero romper una promesa. Pero solo iremos como amigos ¿sí?

-Por mi está bien – Dijo Adrien – Pero aun así me debes un helado.

Ella se rio antes de preguntar – ¿Y qué hay de su dieta, Señor modelo?

-Creo que mi dieta se romperá hoy, ese helado es importante – Dijo él guiñándole el ojo a su amiga.

Marinette se sonrojó un poco y le dedicó una sonrisa antes de tomar su bolso y bajar las escaleras, seguida de Adrien. Era cierto que solían fastidiarse mucho pero también la pasaban realmente bien mientras estaba los dos juntos, y al parecer eso con los años nunca cambiaría.

N/A: Hola a todos! Tenía mucho tiempo sin pasar por aquí con una nueva historia, ok sé que muchos deben estar confundidos ya que mis fics son de Harry Potter siempre, pero hace casi un año he descubierto esta serie –que a pesar de ser para niños – a mí me encanta, por lo que me he unido a este fandom, espero que a mis fieles lectores no les moleste este cambio. Por cierto, si no han visto la serie pues les recomiendo que lo hagan antes de leer la historia ya que entonces no entenderán muchas cosas.

Sin más que decir espero que la disfruten y que dejen comentarios. Besos!;)