Beso de buenas noches.

Ya se había acostumbrado, aunque siempre al entrar a su habitación sentía su cara muy roja. Ya habían pasado dos semanas desde el primero, y no había faltado día desde su inicio en que no ocurriera.

Una noche, hace dos semanas, se había quedado viendo una mega maratón de películas románticas, y todas eran de su agrado, desde la versión actual de Romeo y Julieta, pasando por The Notebook, A walk to remember y terminando con su musical favorito: The Mouling Rouge. Y aunque suene extraño, su prometido las había visto todas con ella. No sabía por qué lo hacía, si le gustaban u odiaba esas películas. Tenía la certeza de que en algunos momentos muy empalagosos bufaba, en algunos donde se podía ver pasión se tensaba completamente y juraría escucharlo roncar en algunas. Pero también podía sentir su mirada en ella en los momentos más románticos, no los empalagosos o cursis en exceso, él la miraba justo después de que ella emitía un leve suspiro que no podía evitar saliera de su boca.

Al terminar la última película los dos se levantaron y subieron las escaleras en silencio, hasta llegar arriba de ellas, al despedirse con su clásico buenas noches de siempre él la hizo esperar.

Avanzo un paso decidido hacia ella, paso que ella misma se encargó de hacer retroceder sin saber bien por qué. Para asegurarse de que no ocurriera de nuevo, el chico de ojos azules posó una de sus manos en su cintura y la acerco a él. A esta altura Akane se esperaba cualquier cosa ¿Su prometido la besaría? ¿Se había animado con todas las películas que vieron? ¿Acaso pensaba en que lo había retado de alguna forma al verlas con él?

No estaban muy lejos de los pensamientos de su prometido. Claro que según él todas esas películas eran boberías, y lo pensaba aún más cuando ella suspiraba viéndolas, en especial cuando esos idiotas hacían o decían algo. Solo él podía hacerla suspirar así, y si romance es lo que ella quería se lo daría, le daría un beso mil veces mejor que todos lo que vieron durante la tarde.

Por eso al llegar a la escalera, con la oscuridad como su aliada se decidió, se acercó a ella, pero la muy tonta se alejó, volvió a intentarlo sujetando su cintura. Al estar frente a ella su cobardía de siempre volvió y el miedo a que ella lo mande a volar o que de frente le diga que nunca volviera a hacer eso lo hizo dudar. Pero tenía tantas ganas de besarla que debía hacerlo. Así que juntando esos dos sentimientos, se acercó a su prometida y deposito un tierno beso en la frente de la muchacha.

– Buenas noches Akane.

No esperó que ella le respondiera, la soltó y dio la vuelta en dirección a su cuarto. Sentía que su corazón en cualquier momento se le saldría del pecho, su cara caliente como pocas veces la había tenido. Pensó que si el mazo no había aparecido hasta ese momento era una buena señal.

Y lo era. Akane se quedó de piedra luego de eso. Pensó que la besaría en los labios, pero tampoco le desagradó como terminó todo. Había sido uno de los actos más tiernos de su prometido. Entro a su cuarto segundos después, apoyo su cuerpo en la puerta para sentir como su corazón latía. Se acostó en su cama reviviendo el recuerdo mil veces en su cabeza y con una sonrisa en los labios se durmió.

Al otro día Akane estaba radiante, el recorrido que hace cada mañana esta vez fue un poco más largo, estaba con tanta energía. Sus hermanas lo notaron, Nabiki hizo las bromas pertinentes y comentarios sobre su prometido, pero Akane estaba tan feliz que no le importo. Además no sabía que esperar desde ahora ¿Acaso Ranma la saludaría con un beso también? ¿Tendría que dárselo ella está vez?

Iba subiendo la escalera hasta su cuarto cuando se encuentra con él. Ranma la vio, y como todos los días solo pasó al lado de ella y dijo con un tono neutro, que a la chica le molesto, un simple "Buenos días"

La sonrisa de Akane se desvaneció, para él no había sido importante, solo un tonto beso en la frente.

Lo evitó durante el resto del día, salió a almorzar con sus amigas, luego de compras con ellas, atrasando lo más que podía la hora de llegada a su casa, al llegar ceno rápidamente, evitando las preguntas que se veían en los ojos de sus hermanas pero que nunca llegaron a salir de sus bocas, contestando de forma cortante a su prometido.

Al terminar fue al Dojo a entrenar, rompió algunos bloques como era su costumbre cuando estaba enojada y luego comenzó con algunas Katas. Estaba tan concentrada que no escucho a su prometido llegar.

El la observaba, enojado, decidió hablarle – ¿Me vas a decir qué demonios te pasa?

Akane se sorprendió y casi cae del susto, cuando vio quien le hablaba volvió a sus katas pero con el ceño fruncido – A mí no me pasa nada.

– Claro que si, casi no estuviste en la casa, me evitas, y… no has sonreído en todo el día.

Se sonrojo por el ultimo comentario pero siguió en el suyo – Eso a ti no te debería importar.

Ranma bufo, claro que le importaba, se atrevió a hacer la pregunta que tenía en mente – ¿Será acaso… porque te besé ayer?

La chica no pudo seguir después de eso, no quería hablarlo y demostrar que para ella si había importado. Iba a salir sin responderle cuando sintió tres auras de batallas muy conocidas. Se puso en alerta inmediatamente, mirando hacia la puerta y ahí estaban, las tres "Prometidas" de Ranma, habían escuchado lo último que el muchacho dijo.

– Airen explicar por qué besar a chica violenta.

– Así es Ran-chan., tu prometida soy yo.

– Jojoj estúpidas, mi querido Ranma solo me debe explicaciones a mí.

– No… Esperen… Yo - Retrocedió unos pasos y tomo del brazo a Akane – ¡Corre!

Ella se soltó de él – ¿Por qué debería hacerlo?, es a ti a quien quieren, yo me largo.

Las demás esperaron a que la menor de las Tendo se fuera, la chica tenía razón, no era con ella el problema, fue Ranma el que la beso.

Y sucedió lo de siempre, el joven corrió por toda la ciudad huyendo de una cocinera, una china y una loca gimnasta.

Akane luego de ducharse se fue a su cuarto dispuesta a dormir y a terminar ese día que le pareció tan largo. Estaba cayendo en los brazos de Morfeo cuando sintió que se abría su ventana. Se incorporó asustada y vio a su prometido entrar, estaba sucio, despeinado y con algunas heridas.

A Akane se le ablandó el corazón, si ella no lo hubiese dejado con esas locas quizás no estaría tan mal.

Lo hizo sentarse en su cama mientras ella buscaba el botiquín. Lo curaba en silencio, intentando no provocarle dolor durante el procedimiento. Después de comprobar que su prometida no estaba enojada Ranma se decidió a hablar.

– A..Akane, sobre ayer… – La chica miró a su prometido, estaba rojo, se notaba que le costaba tocar el tema.

– Déjalo Ranma, fue solo un beso en la frente, no tienes que explicarme por qué lo hiciste, está bien – Akane le sonrió para demostrar que estaba siendo sincera.

– ¿Eso quiere decir que no te molesto? – La chica negó con la cabeza.

– Quizás… – se aventuró el muchacho – ¿Te gustó? – Ella ahora solo lo miro, no quería responder a eso y quedar tan expuesta, el chico lo noto y le dio ánimos – Porque a mi si.

Akane abrió sus ojos sorprendida, su prometido acaba de decir que le gusto besarla. Si, fue en la frente, pero un beso de igual manera – A mi… También me gusto.

Él sonrió ampliamente – ¿Eso quiere decir que lo puedo volver a hacer? – La chica asintió – ¿Todos… Todos los días? – Volvió a asentir muy sonrojada.

Akane termino de curar a su prometido, fue con él hasta la puerta de su cuarto y la abrió, Ranma antes de salir se paró frente a ella, poso una mano en su cintura, la cerco a él y depositó un pequeño beso en su frente, tal como lo había hecho la noche anterior.

– Buenas noches, Akane.

– Buenas noches, Ranma.

La escena se repitió durante dos semanas completas, de alguna forma Ranma le daba su beso de las buenas noches sin falta. Algunos días subían juntos la escalera igual que la primera vez, y en la puerta de la joven se lo daba, otras entraba muy tarde en la noche en su habitación, ya que por peleas, huidas o enemigos nuevos no estaba en casa cuando ella se iba a dormir. Su día a día seguía igual, peleas, insultos y vuelos cortesía del mazo de Akane, por eso ambos esperaban ansiosos la noche para vivir ese momento tan íntimo.

Era el momento favorito de ambos, por eso la Joven Tendo se entristeció cuando esa noche no se lo dio.

Veían películas en al comedor, faltaba poco para terminarla, Ranma luchaba para no quedarse dormido y poder hacer el ya acostumbrado ritual. Al terminar la película de todas maneras Akane tuvo que despertarlo, subieron las escaleras, Ranma luchaba por no quedarse dormido en plena escalera, al llegar a la puerta de Akane ella se da vuelta para recibir su beso, pero solo ve como Ranma iba camino a su puerta y se mete en su habitación. Akane no supo que pensar.

– ¿Qué demo…– Frunciendo el ceño entro en su cuarto.

– ¡Uuuuuy ese cretino!, primero me acostumbra a recibir un beso todos los días y ahora no me lo da. Si no quería hacerlo ¿Por qué me acompaño hasta el final de la película? Estúpido Ranma.

Estaba furiosa, más que furiosa. Hablaba sola mientras buscaba su pijama, pero no estaba en ninguna parte, buscó algo que usar y encontró una polera negra de tirantes de Ranma, una que en algún entrenamiento le presto. Se la puso y siguió pensando acostada en su cama.

"Ese idiota, como pudo. Debe hacerse responsable, no puede hacerme adicta a sus besos y después no dármelo. Y… ¿Y si voy a su cuarto? No, no podría, pensara que estoy desesperada… ¡Pero que rayos!, que se haga cargo de lo que él mismo comenzó."

Con este pensamiento se levantó y salió de su cuarto decidida hacia el de su prometido. Estuvo a punto de abrir cuando cayó en cuenta de lo que estaba haciendo "Vengo al cuarto de Ranma, de noche, con poca ropa para pedirle un beso… ¡¿QUE DEMONIOS ESTAS HACIENDO AKANE?!"

Roja cual tomate se devolvió, pero llegando a su cuarto dio la vuelta en dirección al de Ranma, no tenía por qué avergonzarse, era su prometida, y él había dicho que lo haría todos los días.

Mientras Akane iba y volvía desde su cuarto al de su prometido, un durmiente Ranma se despertó de golpe y se dio cuenta de lo que paso "No la bese… Soy un idiota, tuve que aguantarme toda esa tonta película para hacerlo y no lo hice ¡RANMA IDIOTA! Bueno, siempre puedo ir a su cuarto a dárselo como las otras noches"

Ranma se puso de pie dispuesto a ir al cuarto de su prometida cuando escucho pasos al otro lado de su puerta, y unos segundos después pasos que se alejan. Se acercó a la puerta y puso atención, los pasos volvieron y escuchó a Akane hablar. No lo pensó ni un segundo y abrió su puerta, tomó a su prometida del brazo, la ingresó a su cuarto y cerró la puerta.

Akane se asustó por el movimiento inesperado, cuando se dio cuenta estaba dentro del cuarto de Ranma y él frente a ella. El joven solo vestía su característico bóxer y nada más, Akane no sabía si agradecer o maldecir por eso.

Ranma no estaba mejor que ella. Su prometida le estaba dando una imagen que solo había podido imaginar. Frente a él estaba la chica protagonista de sus más hormonales sueños, vistiendo solo una de SUS poleras. Podía ver a la perfección las largas piernas de su prometida y así también como los pechos de esta salían un poco por los costados y un generoso escote "Nunca más le volveré a decir pecho plano"

– Akane ¿Qué haces aquí?

Era el momento de la verdad, no podía decirle que era casualidad o que era sonámbula, eso sonaría muy estúpido. Se armó de valor, evitando la mirada de su prometido miro hacia otro lado, arrugo su polera en su mano para darse ánimo y con una cara muy roja le respondió – Vine por… mi beso de las buenas noches.

A Ranma casi se le sale el corazón. Su violenta, marimacho, agresiva, linda y tierna prometida se había presentado en su cuarto con poca ropa para pedirle un beso. ¿Acaso alguien había entrado en su mente y visto su lista de deseos?

Con una cara de bobo y sonrojado le sonrió y asintió con su cabeza. Comienzo a hacer los movimientos de siempre, coloco una mano en la cintura de Akane y la cerco a él, pero la mano en la mejilla de la joven y el intento de levantar un poco su rostro llamo la atención de esta, no cayó en lo que pasaba hasta que sintió los labios de Ranma sobre los suyos.

¿Qué podía decir el joven Saotome en su defensa? Nada, absolutamente nada.

Akane no podía creer esto, Ranma la besaba, en la boca, como siempre quiso. Solo duro unos segundos su pasividad, de a poco movió sus brazos hasta rodear el cuello de su prometido. Se quedaron en ese beso por un pequeño momento, hasta que Ranma se separó solo un poco y con una cara muy sonrojada y una pequeña pero honesta sonrisa le susurró – Buenas noches, Akane.

Ella abrió los ojos y lo observo, se veía tan guapo sonrojado, sus ojos eran más azules que nunca y sonreía de una forma que pocas veces había visto, y menos de tan cerca. Ahora fue el turno de ella de acortar la distancia entre ellos. Esta vez los labios de ambos se movieron despertando sensaciones que nunca pesaron podrían producir un beso. Ante la falta de aire la joven se alejó, y de forma lenta y sensual le dijo – Buenas noches, Ranma.

Pero ninguno se movió, querían seguir. Se dijeron buenas noches entre beso y beso muchas otras veces.

Notas de la autora: Intenso, lo más cómico de esto es que la idea nació de un Meme, ¿Han visto uno que dice "Fui buscando cobre y encontré oro"? No juzguen mis métodos creativos, solo quiéranme. Espero les guste.

Quizás este un poco pasiva después de esto, pero estén atentos cualquier día puede aparecer algo nuevo.

Besos.