Disclaimer: I do not own Little Witch Academia

Este capítulo es el último. Inicialmente solo quería hacer un oneshot con el primero, pero al final me pareció que unir estas dos historias quedaba bien. Y este capítulo en particular es simplemente para consentirme y darme un gusto :3 ¡Espero que os guste!


"¡Es terrible, se acabó, no hay solución! No sé qué hacer, ¡me odiará! ¡Qué poco ha durado!" Akko iba de un lado al otro de la habitación sin parar. Llevaba así unos 20 minutos ya y Lotte y Sucy empezaban a pasar de preocupadas a molestas.

"Akko, sé que eres hiperactiva, pero puedes no hacer... lo-que-sea-que-estés-haciendo a las 7 de la mañana? Algunas personas queremos dormir, ¿no Lotte?" Dijo Sucy con los ojos medio abiertos.

"¿Eh? Ah, bueno, supongo que lo que Sucy quiere decir es que al principio nos has asustado porque pensábamos que pasaba algo serio..."

"¡Es súper serio! Si no consigo que esto salga bien, ¡se acabó! ¡Pum! De nada habrán servido todos estos días, quedaré como una persona terrible, ¡seré un fraude!" Espetó Akko estresada.

Sucy se sorprendió de que Akko supiera incluso que significaba la palabra "fraude", pero como no tenía más ganas de discutir, cerró los ojos y se dio la vuelta en la cama dando la espalda a Akko a modo de respuesta. Lotte, que odiaba las situaciones tensas, intentó hablar con Akko para calmarla.

"Akko, entiendo que esto te preocupa y que ya se acerca el día, pero has hecho ya todo lo que podías y seguro que todo sale bien."

Akko miró a Lotte y negando con la cabeza dijo "No, no tengo el regalo..."


En dos días iba a ser el cumpleaños de Diana y Akko se había pasado toda la semana preparando su fiesta. Evidentemente Diana no sabía nada y no se llegaba ni a imaginar que Akko había hablado incluso con Hannah y Barbara para organizar su fiesta. El plan era celebrar una fiesta en el teatro de la escuela. Akko preparó un espectáculo de magia al estilo de Shiny Chariot, donde se transfiguraba en múltiples animales mientras Lotte y Sucy la ayudaban creando efectos especiales. Con el permiso de las profesoras, ya tenían la sala reservada y habían empezado a decorarla. Respecto a la comida, descubrieron que Lotte tenía mucha habilidad con los pasteles y con la ayuda de Hannah y Barbara, que sabían los gustos de Diana, hicieron un pastel personalizado para Diana. Resultó que a Diana le encantaba el pastel de zanahoria y el sabor a limón. Así pués, le pusieron una cobertura de azúcar glasé de limón que dejó a todas con ganas de probar un trozo.

Al final, llegó el día de la fiesta y todo salió según lo previsto. A las 6 de la tarde Hannah y Barbara consiguieron enredar a Diana para que las acompañara a la sala del teatro con la excusa de que querían practicar un poco de magia y allí nadie las molestaría. Al llegar, dejaron pasar primero a Diana y al abrir la puerta centenares de bolitas de confeti salieron disparadas al aire de las varitas de todas las presentes al grito de "¡Sorpresa!".

Diana se había quedado muda. En la sala estaban Lotte, Sucy, Akko, Hannah y Barbara, el grupito de Amanda, e incluso todas las profesoras, así como algunas personas que le sonaban de clase. Antes de que pudiera decir nada, Akko la cogió del brazo y la obligo a sentarse en una de las butacas en primera fila. A su señal, la profesora Úrsula cerró las luces y Akko y sus amigas subieron al escenario.

"¿Hola? ¿Se me oye? Bueno, Diana hemos preparado un espectáculo para ti. ¡Que empiece la magia!" Fue decir eso y que el show empezara. Durante media hora, Akko imitó un espectáculo de Shiny Chariot que a ella de pequeña le había marcado mucho. Claro está que su habilidad mágica aun dejaba mucho que desear, pero allí donde Shiny Chariot se transformaba en halcón, Akko se convertía en un canario. Done Chariot se transfiguraba en un delfín majestuoso, Akko se transformaba en un tiburón más tierno que feroz. Y así fue todo. El resultado fue un espectáculo más bien cómico pero que gustó a todas las presentes. Diana siguió anonadada.

Al terminar, Akko dijo unas palabras. "Bueno, hehe, ¿os ha gustado? Nos hemos esforzado mucho. ¿Te ha gustado Diana? Todo esto lo hemos hecho para ti, ¡para que veas que la magia puede ser divertida y que no hay que perder nunca la ilusión!"

Diana que hasta el momento estaba sin palabras, se recompuso un poco y se dirigió a todas las presentes. "Gracias por haber preparado todo esto, no me lo esperaba lo más mínimo. El espectáculo me ha gustado mucho, me ha recordado a uno que vi hace mucho tiempo... Aunque Akko, creo que tengo que enseñarte algún que otro truco para las transfiguraciones. Sigues teniendo muchos fallos, pero se nota que has mejorado. Gracias a todas por esta velada, no hacía falta que os molestarais tanto." Akko, que se había hecho un poco la ofendida se fue corriendo a buscar alguna cosa. Mientras Diana hablaba con todo el mundo para mostrar su agradecimiento, Akko volvió con el pastel.

A partir de ese momento todas se pusieron a hablar entre sí mientras comían el pastel. Fue un éxito, ya que no quedo ni una pizca. La gente empezó a darle los regalos a Diana. Había tantos que ya no sabía de quien era cual. Cuando ya dieron casi las 9 de la noche, las profesoras apremiaron a las alumnas para que se terminara la fiesta y se fueran a dormir. Aun entonces, Akko no le había dado su regalo a Diana.


"Así que estás aquí." Dijo Akko después de llegar a lo más alto de la torre. Diana estaba sentada en el borde de la torre que servía de zona de despegue para salir volando en escoba. Desde allí, el paisaje que se podía ver bajo las estrellas era precioso. Se podía ver prado y montañas a kilómetros de distancia. La noche era clara y sin nubes, permitiendo ver las estrellas y sus constelaciones.

Diana solo giró la cabeza, vio que era Akko y a modo de respuesta le sonrió. Desde que habían empezado a ser amigas, Diana solía sonreír más. No es que antes no lo hiciera, lo hacía, pero solía ser una sonrisa altiva o de autosuficiencia. Antes sonreír era para Diana la expresión de un trabajo bien hecho, de cumplir con el deber, una sonrisa que le aseguraba que era inteligente y sabía lo que se hacía. Ahora cuando sonreía, lo hacía para mostrar un sentimiento más tierno. Y Akko se daba cuenta.

Akko se acercó a ella y se sentó a su lado. Diana esperó a que Akko se pusiera a hablar de manera animada y ruidosa como hacía siempre, pero ésta solo la miró un momento y después se puso a contemplar el horizonte. Como Diana no tenía nada que decir, se puso ella también a disfrutar simplemente del paisaje y la brisa nocturna que le acariciaba el pelo. Estuvieron un buen rato sin decirse nada, simplemente aprovechando la compañía de la otra. En ese momento Diana estornudó.

"¡Achís!"

Akko pareció salir de su estado de tranquilidad para mirarla. "¿Tienes frío?" Se acercó un poco más a ella hasta que se tocaban con los hombros y le frotó un poco la espalda.

"No es nada, tranquila. Simplemente por la noche refresca un poco." Le contestó Diana, aunque se notaba que estaba empezando a temblar. "Ahora que lo pienso, ¿cómo me has encontrado?"

"Bueno, no hay muchos sitios tranquilos en la escuela que estén abiertos aun cuando es de noche, así que ha sido rápido."

"¿Me has buscado por toda la escuela? ¿Por qué?"

Akko se sonrojó, había llegado el momento. "Pues, bueno, ¡la verdad es que… mmmm… antes en la fiesta… que no te he preguntado si te había gustado!" Como no le salían las palabras, estaba dando un rodeo a ver si el tema salía solo.

"¿Eh? Ah, claro que sí. La verdad es que no me lo esperaba para nada. Te has esforzado mucho y te lo agradezco. Ha sido la mejor fiesta de cumpleaños que me han hecho nunca." Explico Diana con ojos alegres.

"¡Me alegro que te lo hayas pasado bien! Así es como deberían ser todos tus días." Afirmó Akko con determinación.

Diana ahogó una pequeña risa. "Ha sido el mejor regalo que me podían hacer." Dijo eso con una expresión tímida pero feliz. Recogió sus piernas contra su pecho y escondió la cara entre sus rodillas.

Akko estaba hechizada por como Diana se estaba comportando. Esas sonrisas tímidas y esa sinceridad la estaban abrumando. Le llenaba de felicidad ver que Diana poco a poco iba saliendo de su cascarón de seriedad y cumplimiento del deber para dejar entrar un poco de felicidad y diversión en su vida. Era el momento, ahora o nunca.

"Diana, hablando de regalos... Aún no te he dado el mío."

Diana miró a Akko con asombro. "Pero pensaba que la fiesta ya era-" Antes de que pudiera terminar, Akko sacó de detrás de su espalda un paquete irregular mal envuelto con papel rojo. Se notaba que Akko lo había envuelto ella misma por los cortes desiguales que se veían en el papel y por la gran cantidad de celo mal enganchado por todas partes. A Diana le pareció desastroso y a la vez adorable. Sin saber muy bien que hacer, Diana cogió el paquete y se lo puso en su regazo. Miro a Akko con interrogación.

"Venga, ¡ábrelo! ¿A qué esperas?" La apremió Akko.

Diana hizo lo que le decía y empezó a rasgar el papel. Dentro del paquete había una bufanda. Era muy larga, demasiado larga. Era una bufanda a rayas de muchos colores que no pegaban entre sí. De hecho, parecía que en lugar de haber sido la intención del diseñador poner colores que fueran a juego, había intentado todo lo contrario. Las rayas eran algunas más gruesas que otras, algunas más rectas y otras más torcidas. Era una bufanda que seguramente nadie querría comprar en las tiendas, pensando que eso nunca podría verse bien en nadie. A Diana, sin embargo, le encantó. Parecía algo que Akko misma podría llevar puesto.

"Muchas gracias... No tendrías que haberte molestado en comprarme un regalo."

"No la he comprado, de hecho... La he hecho yo. Lotte me enseñó un poco cómo" respondió Akko. Eso sorprendió a Diana e hizo que la bufanda le gustara aún más. No solo le había preparado una fiesta de cumpleaños, sino que se había molestado en tejerle una bufanda. Qué mal la había juzgado al principio. "Ya sé que no es perfecta, pero creo que ha quedado bastante bien. De hecho, ¿has visto los colores? ¿a que combinan perfectamente? Estuve pensando muchísimo en qué colores poner, pero como al final no me decidía por ninguna combinación pensé en ponerlos todos. Así es mucho mejor-"

Diana la abrazó. Eso pilló a Akko por sorpresa, no estaba acostumbrada a que Diana hiciera estas cosas. Normalmente era ella la que saltaba encima de la gente. Diana abrazó a Akko con fuerza y empezó a llorar. Akko, que no sabía qué hacer, le empezó a acariciar el pelo. No dijeron nada durante unos minutos hasta que Diana dejó de llorar y se apartó un poco para poder mirar a Akko a los ojos. Sin dejar de abrazarla, Diana movió su mano derecha para acariciar la mejilla de Akko.

"¿Por qué haces todo esto?" Preguntó Diana. Sin esperar respuesta la besó. Sus labios se tocaron muy suavemente sin saber muy bien cómo moverse. Era la primera vez que Diana o Akko besaban a alguien, así que tenían que aprender un poco sobre la marcha. Las dos cerraron los ojos y dejaron que sus bocas encontraran el camino. No tenían ninguna prisa, así que se lo tomaron con calma, despacio. Los labios de Diana estaban aún salados por las lágrimas y Akko lo notó. Pensó en todos los momentos en que Diana debía de haber sufrido, sola, sin nadie con quien poder desahogarse. Darse cuenta de eso solo le dio más ganas de besarla y acercarla contra su cuerpo. Akko abrazó también a Diana pasándole las manos por la cintura. Entonces se dio cuenta de Diana estaba un poco fría.

Se separaron un momento para mirarse a los ojos y Akko aprovecho para coger la bufanda de las manos de Diana. Enrolló un extremo de la bufanda en el cuello de Diana para que pudiera estar más calentita y el otro se lo puso ella. Diana observó como Akko se enredaba con tantos metros de bufanda y luchaba desesperadamente para no crear más nudos después de deshacer uno. Antes le hubiera enfadado ver lo torpe y desmañada que Akko podía llegar a ser, atribuyéndolo a una falta de disciplina personal y vagancia, pero ahora sabía que eso no tenía nada que ver y que simplemente esa era la personalidad de Akko, un desastre. Pero un desastre muy adorable.

Cuando Akko por fin consiguió que la bufanda las tapara a las dos, puso una sonrisa de satisfacción de oreja a oreja como si acabara de ganar una competición de enrollar bufandas. "Ahora ya no tendrás frio" comentó Akko.

"La verdad es que antes de que me pusieras la bufanda, ya no tenía frio" dijo Diana tímidamente con una sonrisa en los labios.

Akko se sonrojó y escondió su cabeza en el hombro de Diana. Diana le acarició el pelo y las dos se pusieron a mirar otra vez el paisaje. Akko dejo su cabeza apoyada en el hombro de Diana y ésta dejó su mano en la mejilla de la otra. Con la bufanda envolviendo a las dos brujas, ya ninguna de las dos podía sentir el viento frío de la noche. Una pequeña llama acababa de encenderse.