Hey! Como dije en el capítulo anterior, aquí os traigo esta especie de final alternativo y/o continuación. Gracias por el apoyo y espero que os guste este pequeño final.

Haikyuu no me pertenece, es obra de Haruichi Furudate.


Había caído un cuervo y… ya no podían volar.

Semanas después de lo ocurrido, para Karasuno los días seguían siendo oscuros, aunque los miembros habían recobrado fuerzas para dar pelea de nuevo… excepto Tobio. Parecía un fantasma. No comía, no dormía, no vivía. Sus ojos estaban vacíos y perdió diez kilos desde entonces. Su familia y sus amigos intentaron hablar con él sin resultado. Ellos sabían y comprendían la actitud del chico, pero Hinata no querría esto.

Tobio, sin embargo, no entiende por qué quieren ayudarlo. ¿No ven que Hinata es más importante? Él es quien está sufriendo. Él es a quien le han arrebatado su felicidad y vida.

Y Kageyama estaba dispuesto a extinguirse con él.

Escucha unos pasos acercarse y eleva el rostro. Es Karasuno. Suspira, no está preparado para hablar con ellos. Sabe que ha huido, y no se arrepiente de ello. ¿De qué sirve levantar el balón si no está la carnada definitiva ahí para rematar? Anhela pelear en el cielo. Solo quiere a Hinata, pero ya era imposible.

—Lo echas de menos, ¿no? Te entiendo —dijo Daichi.

"No, no lo entiendes", quiere decir. Pero no lo hace. Ellos ya saben la respuesta. Hay un silencio incómodo y Kageyama quiere huir de ahí cuanto antes, pero alguien da unos pasos hacia él.

—Kageyama —y el mundo de Tobio se paró por segunda vez. Por la misma persona.

Hace meses que no llora y él juró no volver a hacerlo. Es débil, realmente débil, pero ahí está Hinata para recordarle que con él que juntos sí son los más fuertes.

—¿Qué...? —Kageyama parpadeó sin aliento.

—¡Eres un idiota! —se abalanzó hacia él, golpeando el pecho de Tobio. —¿Qué pasa con esa actitud, eh? ¿Desde cuando el rey no quiere jugar al vóley? Idiooota, eres un idiota.

—¡¿A quién llamas idiota, maldito enano?! ¡¿Y qué haces aquí?! —gritó, con un cúmulo de emociones en su interior.

—¿Pues qué crees? Vine a reñirte, está claro —a Tanaka se le escapó una risa y Suga lo golpeó, reprendiéndolo. —Te prohíbo dejar el club y el vóley.

—¡¿A qué viene esa actitud egoísta?! ¡¿Además, sabes lo mal que estuve por tu culpa cuando estuviste en coma?! —Shouyou bajó la cabeza, sintiéndose un poco culpable.

—Lo siento —se disculpó.

Kageyama se quedó callado. No esperaba una disculpa.

—Pero, todo esto me sirvió para darme cuenta de una cosa —se puso de pie. —¡Me gustas, Kageyama!

Todos se quedaron boquiabiertos, especialmente Tobio.

—Eres un idiota —Kageyama sonrió levemente, sorprendiendo a Hinata. —¡Vamos a practicar!

—¡Voy! —exclamó el más bajo y corrieron hacia el gimnasio.

Los demás parpadearon confusos. ¿Qué había sido eso?

—¿Eso... es que sí?

—Déjalos, son unos idiotas los dos y entre idiotas se entienden —dijo Tsukishima, caminando hacia el recinto.

Para sorpresa de todos, el más alto mantenía una sonrisa.

—Bien, ¡todos a practicar! —Daichi se dirigió hacia los demás.

—¡Sí! —asintieron al unísono, sonrientes y felices de que el número diez haya vuelto.


¡Bienvenido, Shouyou! Siento matarte, cielo, pero tenía que darle drama al asunto. ;_;

En fin, ya me siento libre de mis pecados. Perdonad por matar a la mandarina. x'D

Bueno, espero que os haya gustado. ^^ ¡Dejadme una review!

Bye-bye!