Un corazón en decadencia, que ha sido atormentado, que ha sido engañado: perece pues en la memoria, porque se ha de tornar justo, porque se ha de ver a sí mismo como héroe o víctima, ya sea porque la yegua de toga blanca y balanza le ha sido favorable o no, no dejará de ser aquel al que hay que querer, aquel al que hay que aclamar como propio y reconocer en los ojos de un abuelo, de un padre, de una esposa, de una hija.
Somos el reflejo de generaciones que han contraído en sus pechos este mismo corazón.
Sin embargo, también somos el resultado de las acciones que se realizaron en el pasado, acobijados por este mismo corazón. El miedo dio paso a la rabia y la rabia hizo de un mundo próspero un rincón irreconocible, un bastardo con conflictos que no dejaron de sucederse uno tras otro, tal como temían las princesas, la rabia desencadenó a la ira y esta lo inflamó todo.
La tragedia, el dolor y la pérdida cortaron con sus hoces vidas por millares y millones, perdimos la inocencia, perdimos el camino ¿Cuántos ponis mueren hoy en día sin su cutie mark? ¿Cuántos ponis pueden decir que han vivido una vida feliz?
El coste del Consejo de los Siete, así como de las autoridades que no entendieron o no quisieron entender cuál era la visión de las princesas solo ahondaron las grietas de un espíritu cada vez más seco y, así como las tierras cultivables del este, así como el comercio, así como la esperanza de vida, pronto terminó hecho polvo.
En medio siglo el sueño de un mundo feliz e ideal, llegamos a un punto donde nos importa más saber si una yegua cualquiera merece llamarse princesa que el bienestar de los nuestros; donde la idea de un mundo unido, que tanto profesaba Twilight Sparkle, se enarbola bajo el sentido de conquista, castigo e hipocresía.
Cínicamente el Concejo de los Siete se limpia los cascos culpando de sus crímenes a esta pseudo princesa, misma que imita este accionar para ganarse algo de reconocimiento y poder entre los que considera sus súbditos, mientras el resto puede morir con sus santas bendiciones.
Pero, craso error cometeríamos si pensáramos que los últimos 50 años han sido solo una degeneración espiritual, social e intelectual; también han sido años de degeneración política y económica, desde cualquier postura, si se es sincero con uno mismo, es imposible no llegar a la simple conclusión de que Equestria se ha rebajado a sí misma.
Visto así, este medio siglo es sinónimo de fracaso, de podredumbre, de ceguera. Verlo de otra forma es o bien caer en el autoengaño de vernos nuevamente como héroes o víctimas, o bien, de hacer caso a los sinsabores de nuestra historia para concluir que, aunque Equestria ya está condenada, todavía podemos disfrutar de nuestros centavos y vivir entre lujuria, robos y fiestas.
Y ahí podría citar nuestras cinco guerras posteriores al asesinato de la princesa Cadance y el intento de asesinato contra las demás princesas para entender mejor por qué nuestra gloriosa guerra contra La Unión fue solo el principio de una travesía de infortunios constantes que hemos visto como victorias importantes donde la justicia prevaleció y "los terroristas", "los extranjeros", "los hostiles", "los salvajes", perecían ante nuestros cascos.
Una nación comerciante con pocos recursos bélicos pereció después de darnos alguna batalla, ese es el resumen de cientos de libros que inflan el pecho de los pocos soldados muertos y de una habilidad militar bastante cuestionable que están regados en estantes y mentes por millones.
La muchedumbre alabó con gran emoción al modo en el que los soldados de la guardia real colgaron a Brave Heart a puertas de su propio palacio, sin juicio alguno, al calor del sol del mediodía y con varios de sus "generales" – como se los llamó descaradamente – observando con impotencia cómo su líder era asesinado. Posteriormente, la disolución de La Unión supuso el final de la Equestria pacífica.
Por demás está comentar que dentro de nuestras propias fronteras y de boca en boca saltaba a la vista la superioridad de Equestria, de cómo habían vencido con bajas casi nulas, de la habilidad del general Shining Armor y de los intentos repentinos de la princesa Twilight Sparkle por frenar la masacre contra un pueblo que apenas podía defenderse.
Según se dice, ella estuvo a punto de destituir y exiliar a su propio hermano, pero los generales y los súbditos se negaron de forma férrea. Rodeando el palacio de las hermanas donde se encontraba y realizando una vigilia nocturna, incluso quemando sus jardines para de una vez callar a esta princesa a la que se le atribuía una demencia repentina.
Desde ese día se quebró el poder fáctico de la princesa y este pasó a partir de los deseos del grandioso general Shining Armor que se planteó seguir con una avanzada hacia la tierra de los changeling a buscar a su hija. En su agenda seguía Argia y con ello, según su parecer, se devolvería la paz y se reclamaría la justa venganza por el daño infringido a su reino. Desde ese entonces, la Princesa de la Amistad tomó un papel secundario, siendo solo un recuerdo de lo que tan solo un año atrás había sido el principado.
Es allí donde debe buscarse para hallar el inicio de nuestra decadencia. Es allí donde empezó el fracaso de nuestro reino y, donde el imperio de la paz terminó siendo nada más que un sueño que alguna vez estuvo a punto de realizar la última princesa de Equestria.
Del resto de las campeonas no se puede decir mucho más. Si Equestria entera estaba inmersa en una sed de sangre potenciada por una victoria ya nada podían hacer al respecto. Conforme Equestria apenas podía acostumbrarse al cambio, con los Wonderbolts aun sin un entrenamiento que se pudiera llamar militar sin sonar como un charlatán, incluso con un ejército que apenas había tenido acción en Forbidden Jungle al combatir contra La Unión, el palacio de cristal del imaginario Equestriano no cesó en su construcción.
Los aires de orgullo, sobrestimación nuevamente hicieron flamear los estandartes de nuestro ejército a los cuatro meses. Momento en el que se decidió marchar una vez al campo de batalla, esta vez contra Argia.
¿Y cómo olvidar nuestra derrota con sabor a victoria? ¿Cómo olvidar el momento donde Equestria perdió el 20% de su población y se quedó sin ejército? ¿Cómo olvidar la lamentable y casi ridícula muerte del Gran General Shining Armor?
Pensaron por ese entonces que la guerra tomaría una semana, tal vez dos y regresarían a Equestria para disfrutar de otoño y las hogazas de pan de calabaza al tiempo que veían el torneo del reino de Buckball o tal vez se deleitarían con las orquetas del imperio de Cristal o verían las cataratas de Neighara en sus relucientes tonos aguamarina verdoso intenso por el efecto de plancton que liberan las algas de sus aguas; volverían a su rutina después de haber vengado a sus amadas princesas, mismas a las que les habían destronado sin siquiera darse cuenta.
¿Y qué pasó entonces?
Una guerra que se extendió por cuatro años y que se libró en el desierto, en la selva y, cuando los nagga finalmente entraron en acción, en mar y costa.
Dónde quedaron esos supuestos analistas militares que profesaban que la guerra sería incluso más sencilla porque a estos salvajes del desierto les faltaban provisiones. ¿Dónde estaban los súbditos que jamás habían tomado una espada siquiera?
La guerra contra Argia se conoce también como la guerra de los chimuelos, porque aquel día Equestria comprendió, después de muchos siglos, que una espada no se puede sostener con los dientes.
Cinco años combatiendo contra mercenarios que habían combatido en todos lados y que eran verdaderos canes de guerra, que provenían de todos los lados del mundo y que, además, habían sido capaces de hacer temblar al mismísimo rey tormenta de importunarles cuando vino a conquistar Equestria.
Oídos sordos, bocas malsanas que no paraban de subir los humos a un ejército deficiente y a su general inepto que ni siquiera se había dado cuenta de la situación en la que dejaba a su hermana en Equestria. Los más listos vaticinaban en silencio lo que sucedería, pero nadie dijo nada.
En una semana dijeron nuestros especialistas en la guerra por leer novelas y alguna que otra historia de Equestria. En una semana la sangre de la mitad de nuestro ejército regaba el desierto, en dos semanas el mejor ejército de su tiempo logró poner de rodillas al nuestro, traumatizando por completo a nuestros soldados que apenas sí habían visto acción en Forbidden Jungle.
Kopesh que decapitaban a un poni de un solo tajo, lanzas que empalaban vivos a pegasos con sus armaduras de acero, magia que redujo a cenizas regimientos enteros; bestias que fracturaban las mandíbulas de los guardias reales cuando estos trataban de darles estocadas.
Y, pese a todo, los cinco condotieros que comandaron a la mitad del ejército de Argia – pues la otra mitad, más el resto de los diez condotieros de la ciudad del desierto estaban trabajando en el norte del continente – una vez que acorralaron a nuestro Gran General, lo devolvieron a Equestria junto a los que tomaron como prisioneros con una carta dirigida a la princesa Twilight Sparkle presentando sus pésames por los muertos, disculpándose por el daño a su ejército y animando al reino de Equestria a efectuar un armisticio. Pues, sus intenciones jamás fueron combatir contra Equestria sino para ella, ya que no perseguían más cosa que el dinero y la garantía de seguir con su modus vivendi.
¿Y qué vieron los ponis de ese entonces? Una vejación contra el mejor general de Equestria, una blasfemia contra el reino y un delito que la princesa Twilight Sparkle debía castigar con su magnánimo poder. Solo entonces recordaron que la alicornio más poderosa y las demás portadoras de los elementos de la armonía podían vencer a cualquier enemigo.
Y antes siquiera de que los súbditos consideraran escuchar los relatos llenos de traumas y terror de su ejército, les instaron a volver al campo de batalla, el propio general Shining Armor parecía un total novato.
¿Dónde estaba SONRIE entonces? Sus agentes apenas estaban detrás de las cabezas de los condotieros, a quienes debían ejecutar un golpe certero y eliminar a las cabezas del ejército de Argia que se encontraba apostado en Forbidden Jungle mientras contactaban con sus aliados: los nagga.
Entonces, la princesa mostró ser mucho más inteligente que el promedio de los ponis y respondió primero a la invitación al armisticio que a las peticiones de unos civiles que nada sabían de la guerra de verdad.
A posteriori, todos consideran que SONRIE trabajó de forma eficiente junto a la princesa Twilight cuando ella se dirigió a reunirse con los condotieros en medio de la selva. Aquel día se hubiera firmado un tratado de paz que nos hubiera evitado una gran tragedia. Pero lo cierto es que el asesinato de los condotieros frente a los ojos de la princesa Twilight fue meditado solo por SONRIE, de esto nos podemos enterar revisando lo poco que se ha podido hallar de su correspondencia con su hermano posterior a la Noche de las Flores.
Y cómo no, actuando con su secretismo y autarquía, en el lugar acordado por la princesa, se eliminó a cinco condotieros junto a sus guardias, traicionando toda confianza que la Princesa de la Amistad pudiera causar.
La noche del día siguiente la declaración de guerra llegó a puertas de Equestria de tal forma que contó como una tercera guerra, pues ahora se añadían los casi legendarios nagga.
La declaración no se hizo con papel ni fuego, se hizo con agua.
La milicia de Horseshoe Bay, Baltimare y Fillydelphia vio cómo sus playas eran consumidas por el mar. En menos de una semana, surgieron los nagga, seres tan atroces como poderosos, nada se pudo hacer ante su avance, ni siquiera los magos pudieron hacerle frente al canto de sus sirenas, que hipnotizaban a los ponis, convirtiéndolos en meros muñecos de trapo que después se llevaban a las profundidades.
La guerra que Equestria tanto ansiaba había llegado y en medio año el terror ya le inundaba por completo, así como la ciudad de Manehattan, que fue tragada por el mar. Los nagga ni siquiera tuvieron necesidad de luchar con sus tridentes y su magia hasta entonces desconocida por los ponis.
Grandes esferas de las que brotaba agua se instalaron en estas ciudades y, al tercer día de su invocación, las ciudades ya estaban inundadas.
Entonces los elementos nos salvaron, la primera guerra contra las profundidades terminó, pero el daño ya estaba hecho y las heridas de la guerra finalmente se patentaban en los ponis.
El armisticio contra Argia jamás llegó. Ante la situación, los condotieros de Argia entregaron a su rey apenas coronado y la justicia de Equestria ya vería cómo proceder con él. Deslindando responsabilidades, pronto estos cabecillas llegaron a la conclusión de que debían huir de Argia y así lo hicieron, dejando una estela de mercenarios que se organizaron como pudieron, generando grupos que se dedicaban a asaltar pequeñas caravanas o ejércitos que iban por los reinos más débiles a conquistarlos y tomarlos como puntos estratégicos para residir por lo que les quedara de vida.
Equestria había vencido una vez más… ¿O no? ¿Desde cuándo el descenso a la degradación moral nos llevó a pensar que aquello era una victoria? Los elementos de la armonía dejaron de funcionar a los pocos meses, el castillo de la princesa Twilight prácticamente fue tragado por el suelo y Equestria comenzó un cambio tan abrupto que sus propios ciudadanos no supieron afrontar, en ese momento, más que nunca antes, la princesa tuvo que ser la cabeza de todo un reino.
Nota del Editor
Mis estimados lectores, las circunstancias de la publicación de este libro y el formato en el que les es entregado quizás desconcierte a los más conocedores. Asimismo, poner toda esta explicación al final, a modo de epílogo, y agregando también el título de Nota del Editor incluso puede resultar anecdótico.
Mas, la situación que envuelve la publicación de esta obra también es inusual. Y todo empieza con su autor. Cuyo rostro público se apuntala firmemente en el seudónimo S.G. Burnside siendo su firma por todo el tiempo que ha pasado junto a nosotros.
Este libro debía publicarse el 25 de diciembre de este año, en conmemoración al atentado contra las princesas de Equestria. Sin embargo, como bien saben los lectores de este crítico de la denominada "historia del imperio de Equestria", escribió más de 500 artículos en nuestro periódico al respecto de la historia de Equestria desde hace cinco años.
En este periodo de tiempo, sus trabajos fueron no solo una opinión, sino una investigación que varios equestrianos leían de manera afanosa y no faltaron las cartas de apoyo a este misterioso historiador que rechazaba la academia, entregándose por completo a develar una veta poco explorada de nuestra historia y denunciando las faltas que nuestros antepasados cometieron y siguen cometiendo.
Por supuesto, su crítica pronto llegó a oídos del Consejo de los Trece, teniendo como resultado su persecución y posterior enjuiciamiento que, como se ha denunciado por los distintos medios, resulta estar plagado de vicios y faltas a la propia constitución de Equestria.
Así pues, este libro fue concebido como la obra culmen de la historia crítica que el ahora difamado y, a la vez, aclamado historiador Sunburst tenía pensado publicar con sus propios fondos y distribuirlos por toda Equestria para así, según sus palabras, devolver algo de consciencia a los equestrianos.
Sin embargo, las manías legales y coercitivas de aquellos vasallos que sirven a estas autoridades pronto pusieron a Sunburst bajo encarcelamiento por un supuesto intento de fuga y evitaron que él pudiera dar conclusión a este libro. Ante su pena de muerte, el periódico ha realizado la presente edición, recopilando archivos viejos y borradores que el propio Sunburst escribió a casco. Lamentablemente, el trabajo se encuentra inacabado y, como su editor por más de diez años, he sido todo lo fiel a su pensamiento que he podido al unir los capítulos del presente libro de la manera más coherente posible.
Ciertamente, estaremos presentes con este libro en cascos para atestiguar la gran injusticia que representa la ejecución de Sunburst, para recordarle que Equestria no olvidará jamás su legado como historiador y como poni Filéquino.
"Nuestras solemnes palabras no acabarán con nuestros errores; pero tampoco dejarán que pasen al olvido." es la última cita que nos dejó este ilustre unicornio.
La Gaceta de Canterlot, 25 de diciembre de 1102
¿Qué pasó con Flurry Heart?
¿Quién es este misterioso Green Glass?
¿Qué pasó después de las guerras?
¿Dónde están las princesas?
¿Cómo entra en esta historia Luster Dawn en este mundo?
Me gustaría presentarte la continuación de este fanfic en: Equestria Eterna, la que será mi obra maestra.
Aunque, antes publicaré: "Interludio" que mostrará a los personajes, lugares y algo de la historia entre el primer volumen (Caída de las Coronas) y el segundo (Equestria Eterna). Gracias por leerme y te deseo lo mejor.