Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Buenas y santas, nuevo fic, pero es two shot, así que no se preocupen, calculo que entre Lunes y Martes sale el final. Voy a explicarles una cosa, esta primera parte es bastante "bonita", sin demasiados dramas, si quieren leer hasta aquí y no avanzar, perfecto, es lo que les recomiendo, si no lo quieren leer porque son muy sensibles, muchísimo mejor. No voy a espoilear lo que va a suceder, pero me veo en la obligación de advertir que será un fic cargado de drama, angustia y muchos sentimientos tristes. Así que ustedes sabrán si quieren o no continuar. Por el momento no voy a cambiar de opinión y lo llevaré adelante hasta las últimas consecuencias. Dicho esto, si quieren leer bajo su responsabilidad, enjoy.

Disclaimer: los personajes no me pertenecen son de Isayama Hajime, no gano nada con esto más que bloqueos en el face, XD

Advertencias: La historia va a tocar temas muy sensibles y profundos, hay lemon si, R18, muy explícito, poco romance, lenguaje vulgar, palabras altisonantes, y un infierno que se va a desatar en el segundo shoy final. YA ESTAN ADVERTIDOS!

ESTE CAPÍTULO SE LO DEDICO CON TODO MI CARIÑO PARA RIVAIFEM, AMIGA HERMOSA QUE SIEMPRE ME APOYA EN TODO! GRACIAS POR TANTO CARIÑO.

TAMBIÉN PARA NANA RAL QUE SIEMPRE ME ESCUCHA Y ME AYUDÓ A DECIDIRME POR EL FINAL, PERO NO ES SU CULPA, JAJA.

PARA XZERO KILL QUE SIEMPRE ESTÁ PRESENTE EN MIS PENSAMIENTOS, PERO NO TE OBLIGARÉ A LEERLO, JE.

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"El hombre de la cuna a la sepultura,

es una bestia de lujuria".

Fernando Vallejo

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Levi sonrió con suavidad, como siempre sonreía en realidad. Aunque era el menos demostrativo del grupo, a veces mostraba una que otra mueca de que tenía sentimientos. Eren lo miró de reojo y bufó cuando Reiner se acercó y le mordió la mejilla con cariño.

Todos estaban en la hermosa casa de campo de Erwin, el prometido de Levi, oh, y no olvidemos su orgulloso alpha. Eren siempre se preguntó por qué cornos eran una pareja tan perfecta. Eran demasiado diferentes.

Erwin era educado, culto, reservado, dueño de una pequeña empresa a la que le estaba yendo bastante bien, como arquitecto había agarrado un par de jugosos contratos con el gobierno para la reforma de algunos edificios y la creación de otros dos. Era trabajador, activo, ahora mismo estaba frente al asador encargándose de los jugosos filetes. Amable, nunca se pasaba de la raya cuando hacía chistes y procuraba no ofender a nadie. Sumemos que tenía un endemoniado cuerpo digno de un dios griego, y una mirada celeste serena y tranquila. Resumiendo, el hijo de puta era perfecto, porque además de desvivía por Levi.

En cambio, Levi era un consentido de primera. Excepto limpiar hasta el cansancio, no tenía otros atributos notables. Como todo omega, no trabajaba. Se pasaba todo el día en la casa holgazaneando, bueno, no del todo, pero básicamente, además de ordenar y limpiar, hacía cursos esporádicos de idiomas o ejercitaba un poco, pero su vida era el sueño de cualquiera. Eren lo envidiaba, Levi no tenía problemas económicos, no debía desvelarse pensando cómo pagar esto o aquello, bastaba que dijera que tal o cual cosa le gustaba y Erwin ya salía corriendo a comprárselo, o usaba la extensión de la tarjeta de rubio.

Eren era uno de sus mejores amigos, a veces lo acompañaba a comprar ropa o accesorios para la cocina, o algún detalle decorativo que le parecía adecuado. Levi era mal hablado y fumaba, era de talla menuda, Eren siempre se le burlaba diciendo que le sorprendía su resistencia, que seguramente con el correr del tiempo iba a terminar en silla de ruedas, Levi solo le levantaba el dedo del medio y le sacaba la lengua, y luego contra atacaba diciéndole que el mismo destino le esperaba a él con Reiner.

Eren amaba a Reiner. Era beta, como él. Se habían conocido en su anterior trabajado. Reiner era oficinista y Eren repartía encomiendas. Le gustó desde el primer día, su mirada seria, su cara de matón, su mandíbula recta, era bien parecido, no lo iba a negar, y además con el correr del tiempo parecía que se ponía más y más bueno. Se divertía mucho con él, ambos eran competitivos, vivían retándose a duelos de patinaje, pool, juegos de play station o Xbox, incluso karate, afición que ambos amaban a más no poder. Alquilaban un departamento en el distrito norte de la ciudad. No vivirían entre lujos, pero tampoco era como si fuera una vida muy adusta. Incluso ese año se habían dado el lujo de vender sus motos y adquirir un modesto fiat uno de cinco puertas, pero que ya era un pequeño logro entre sus esfuerzos.

Luego en el grupo estaba Armin, otro beta que era muy amigo de Eren y Levi, y que por ahora andaba muy enamorado de Christa, quien a su vez no querías más que una amistad. Christa era una hermosa y pequeña beta, prima hermana de Erwin, y a la que por el momento no se le había conocido pareja. Luego seguían Jean, beta y comerciante, amigo de Erwin, que no se llevaba muy bien con Eren, pero se toleraban porque había empezado a salir con Mikasa, que era una de las mejores amigas de Eren y vecina también. Luego estaba Annie, ella era omega, y aparentemente estaba saliendo con un tipo muy alto, alpha, pero del que no quería contar nada hasta que se confirmara el romance. Luego quedaban Connie y Sasha, ambos betas, que eran los más enamoradizos del grupo, ya habían perdido la cuenta de todas las parejas y aventuras que ambos habían tenido.

Todos eran unidos, cada vez que se reunían (como mínimo una vez al mes), todo era charlatanería, risas, mucho alcohol, cargadas. El lugar de reunión siempre era la casa de campo de Erwin, por lo espaciosa, porque tenía piscina y porque el hombre siempre se encargaba de todos los gastos, muy pocas veces recibía colaboración de sus amigos, él siempre se sentía como el "adulto responsable" de todos. Era, después de Reiner el más grande con 35 años, mientras que Christa era la más pequeña con 19.

En líneas generales, y a pesar de las vicisitudes de la vida, se podía decir que todos eran medianamente felices. Que cuando uno tenía problemas los otros lo apoyaban y que no había situaciones graves que nadie tuviera que lamentar.

—0—

—Ya, Levi, mueve tu culo de una vez –dijo Eren bufando y mirando su reloj pulsera-, te dije que no quiero llegar tarde.

—¿Tú? ¿En serio? No me jodas, bastardo, siempre eres el que más tarde llega de todos. Tch.

Levi tomó las llaves de su descapotable y se fueron al cine, allá los esperaban Sasha, con Annie y Armin. Vieron el Conjuro 2 y tanto Levi como Eren la disfrutaron a pleno, amaban el cine de terror, hasta incluso la criticaron diciendo que no estaba taaaan buena después de todo. Mientras que el resto quedó con el corazón en la boca, incluso Annie le pidió a Sasha que la acompañara ese noche a dormir.

Luego del cine, Levi dejó a todos en sus respectivos hogares, primero a las chicas, luego tomaron una cerveza con Armin, y finalmente dejó a ambos en la casa de Eren. El rubio estaba algo decaído porque había sido rechazo por Christa por cuarta vez. Eren iba a encargarse de mejorarle el ánimo. Él volvió a su casa, donde su prometido volvería agotado de un arduo día laboral. Le preparó un baño con sales relajantes y pidió un suculento pollo al curry del delivery.

Se tiró en el sofá quitándose los zapatos y pensando que era una lástima que Armin sufriera tanto por alguien que no quería nada con él. Que las chicas no podían haberse asustado con esa mierda de película, que incluso lo hizo bostezar dos veces, y que Eren estaba cada día más bueno. Suspiró un poco haciendo zapping con el control remoto, sin fijarse demasiado en los canales. No era estúpido, Eren le había echado unas miradas bastante calientes últimamente. No le iban los betas para nada… bueno, en realidad no le iba nadie excepto Erwin. Aaah, Erwin era la gloria, el paraíso, Erwin era un semental en la cama, era todo lo que deseaba. Incluso el hecho de que su esperma no funcionara para concebir.

Hacía poco Erwin se había hecho unos estudios, porque desde hacía un año que mantenían relaciones sin cuidarse. No que quisieran un hijo, pero si venía tampoco estaba mal. Aunque Levi internamente no quería, tampoco era como si pudiera negarse a las súplicas de su alpha, quería complacerlo, quería retribuir un poco todas sus preocupaciones y atenciones. Por lo que si el rubio buscaba un hijo, aunque él no tuviera muchas ganas, se lo daría.

Erwin se deprimió mucho cuando luego de variados estudios concluyeron en que aunque no tuviera problemas con sus erecciones, sería imposible que tuviera descendencia, había una falla en el movimiento de sus espermatozoides, e incluso sería un riesgo una inseminación artificial porque había riesgo de traer un niño con problemas genéticos.

Lo cierto es que Levi estuvo a su lado, conteniéndolo y animándolo, aunque internamente estaba más que feliz de que no correr el riesgo de tener hijos, pero nunca se lo confesaría. Su madre siempre lo regañaba, diciéndole que era un omega rebelde, que estaba en sus genes y su naturaleza el amor a la concepción, y qué él debía seguir los patrones naturales. Levi pensaba, que se fueran al carajo los patrones naturales, no tenía ganas de que un niño le exigiera su completa atención las 24 horas del día, o peor que ensuciara su pulcra e inmaculada residencia.

Erwin lloró y le pidió disculpas, incluso le dijo que si quería buscar otra pareja él estaría de acuerdo. Levi lo abrazó y lo besó con ganas, diciéndole que tenía ganas de ser su esposo cuanto antes, y Erwin… fue feliz.

—0—

—Lamento tener que irme, mi amor –dijo Erwin mirándolo con dolor, Levi suspiró.

—Ya, no te preocupes, no es como si no fuéramos a vernos en meses, sólo serán dos días.

—Oh, bueno… es que tal vez… sean cinco…

—¿Eh?

—Es la cumbre de arquitectura de toda Latinoamérica, el gran Grusier de Zaire estará el cuarto día y yo… aaah…

—Está bien, está bien, te lo mereces –habló el omega tratando de sonar comprensivo-. Además faltan dos semanas para mi celo, así que estará bien, no te preocupes, quiero que vayas y disfrutes a pleno. Me compensarás cuando vuelvas.

—Claro que sí, gracias… realmente, soy tan afortunado de tenerte en mi vida –le soltó Erwin emocionado.

—Lo sé, soy fabuloso –le siguió la corriente el de cabellos negros sonriendo socarronamente.

—0—

—¡Joder, Reiner! –se quejó Eren por cuarta vez en el día-. No se te va a caer una mano por sacar la basura, ¿sabes? Me paso el día entero acomodando este chiquero, si colaboraras un poco-

—Ya, ya, no me rompas las pelotas –respondió el otro groseramente, mientras el jovencito se ponía rojo de la furia-. Me duele la cabeza, ya te lo había dicho.

—No me molestaría que incluyeras la palabra "Consideración" en tu vocabulario para variar.

El celular de Eren vibró en su bolsillo y lo sacó para ver un mensaje de Levi.

L – Como anda el perro lame culos? Hoy sale partida de póker en mi casa, vienes o tu macho te pondrá el collar?

Eren bufó y comenzó a escribir una respuesta.

—Seguro es el enano que pide que lo vayas a consolar ahora que el gigantón se fue de viaje –escuchó que se quejaba Reiner desde el sillón mientras abría una lata de cerveza helada.

—¿Desde cuándo la cerveza ayuda al dolor de cabeza? Como sea, Levi dice que hay póker en su casa.

—Si te vas, me voy a casa de mi madre.

—No seas así, Rei –se quejó el más joven-. No me hagas ir a buscarte mañana, sabes que ella me odia.

—No vayas sino quieres, pero me llevo el auto.

—¡Rei!

—Entonces no vayas y quédate conmigo, al fin tengo un fin de semana libre, además no cogemos desde hace como diez días, se me va a caer el pito por falta de uso.

Eren se acercó y se apoyó en el respaldar del sofá para mirar a su pareja, Reiner lo observó de reojo.

—Si cogemos… ¿puedo ir y te quedas?

—¿Me estás sobornando con sexo, Eren?

—Estamos negociando, ¡hump!

Reiner lo capturó de la cintura y lo atrajo sobre sus caderas, tomó su rostro y lo besó a lo bestia, bueno, él era así en general.

—Cogemos –le dijo mientras besaba el cuello de Eren, dando algunas mordidas no muy sutiles-, te vas con el enano culón y me voy a visitar a mi madre, pero mañana vuelvo a almorzar, ¿trato?

—Hecho, ¿por qué le dices enano culón? ¿Acaso te gusta su trasero?

Reiner lo calló besándolo rudamente.

—0—

Eren hizo una leve mueca al sentarse en las banquetas altas. Levi acercó unos cuencos con maní salado, papas fritas y doritos. Le puso un vaso de cerveza negra y se le rió.

—¿Te dieron tan duro que no te puedes sentar? –acotó llevándose unos maníes a la boca.

—¿Envidia? ¿Dónde? –replicó Eren mojando un dorito en un cuenco con queso chedar fundido.

—Pfff, para tu información, Erwin no necesita dejarme inválido para darme placer.

Eren le sacó la lengua y procedió a encender un cigarrillo.

—Ey, dime una cosa… Reiner se deja… tu sabes –dijo dando a entender su punto pero bajando la mirada, a veces Levi era pudoroso para hablar de esos temas, aunque no lo pareciera.

—¿Se deja qué? No entiendo –lo hacía a propósito, sabía que Levi se sonrojaría como estaba sucediendo ahora y se comenzó a reír de ello.

—Idiota, sabes a lo que me refiero bastardo, ¿tú se lo haces sí o no?

—A veces, no es que adore que se lo haga, incluso cuando soy cuidadoso, pero en realidad prefiero que me la meta. Creo que soy más pasivo que otra cosa, pero está bueno variar de vez en cuando.

Los ojos de Levi brillaron por un momento, luego se fue a servir un Martini.

—¿Erwin no se deja? –consultó el de pelo castaño sabiendo la respuesta de antemano.

—Es un puto alpha, es obvio que no –contestó secamente el otro mientras mezclaba las cartas.

—Es el lado malo de ser un omega, ¿uh?

—No es que sea tan malo… pero a veces… bueno, me gustaría saber qué se siente.

—Mmm, es bastante rico, caliente, apretado… tal vez deberías sugerírselo, Erwin te adora, creo que incluso cedería en eso.

—No, no lo haría… ya se lo pregunté, muy sutilmente, hace un par de meses atrás, se molestó tanto que incluso no me habló por dos días. Tch.

—El jodido orgullo alpha, ¿eh?

Luego de un rato cayeron Connie y Armin, era noche "de chicos", y estuvieron riendo a las carcajadas, mientras se insultaban y se escupían por perder.

Como siempre les ganó Levi, que era demasiado bueno en ese juego, o sabía hacer trampa sin que se dieran cuenta. Como fuera, Armin estaba muy bebido, por lo que Connie se ofreció a llevarlo en su moto a su casa. Ya eran cerca de las tres de la mañana y tanto Eren como Levi estaban bastante sobrios, eran de los que más resistían bebiendo.

—¿Te vas o te quedas? –consultó el omega.

—Te puedo hacer compañía, digo si no quieres quedarte solo, ¿o me llamo un taxi?

—¿Reiner no va a molestarse? La vez pasada me miró bastante mal, no sé qué ideas raras se le cruzan por la cabeza.

—Nada, él es celoso por naturaleza. ¿No te dije que cuando empezamos a salir me celaba con Mikasa? ¡Con Mikasa! Es linda, pero no se me pararía con ella ni tomando viagra.

—Lo recuerdo, sí. Bueno, si no te jode, prefiero que te quedes, me aburro a morir aquí y no tengo sueño.

—Quiero la revancha –dijo Eren dirigiéndose a la mesa y volviendo a mezclar.

—Tú nunca aprendes, ¿verdad? Ya perdiste todo tu dinero, ¿qué más quieres perder?

—¿Jugamos por prendas? –alentó Eren contento.

—¿Qué? ¿Estamos en la secundaria?

—El omeguita tiene miedo –chicaneó Eren, mientras se reía con sorna.

—Vas a quedar culo *pila, Eren (*desnudo).

—Ya vamos a ver.

Cinco rondas después Eren estaba vestido sólo con sus pantalones y tenía cara de molestia. Mientras que Levi solo había perdido sus medias a rayas con perritos, al menos tuvo un momento para burlarse de ese detalle.

Levi la estaba gozando porque sabía que Eren odiaba perder. La siguiente ronda fue una rotunda derrota para Levi que no recibía ninguna carta buena. Se sacó el buzo y se quedó con una holgada remera gris.

—Eso no es justo, tenías dos prendas en el torso –se quejó el beta.

—No inventes reglas, ¿o ya tienes miedo? Tampoco es como si fuera a ver algo que no conozco.

Eren se concentró y… volvió a ganar. Levi de mala gana se sacó la remera. Eren se sentía más confiado, al menos ahora estaban iguales.

No pudo dejar pasar el precioso torso de Levi, cuán cierto era eso de que los omegas eran atractivos naturalmente. Un par de veces había podido apreciarlo en la alberca, mojado y con malla, pero ahora podía apreciarlo mucho mejor. Los pezones eran rosados y pequeños, tenía el abdomen marcado y los músculos definidos. Miró a sus cartas disimulando la inspección, aunque tenía que ser honesto, Levi lo calentaba bastante. Era su cuerpo reaccionando solamente, porque no era como si le gustara en otros aspectos, para nada. Si ya de por sí renegaba con Reiner, no se imaginaba manteniendo a otro, trabajando solo por su cuenta, ni de chiste. Además podía ser muy lindo, pero era demasiado gruñón y no aportaba en nada económicamente, y con los gustos que tenía sería imposible mantenerlo. No, gracias a Dios era un beta y no tenía esa responsabilidad. Pero al menos disfrutaría la vista mientras pudiera.

—¿Vas a cambiar cartas o qué? –interrumpió el omega sus pensamientos. Eren se sonrió y cambió dos. Levi cambió cuatro.

—Parece que se te acabó la suerte, ¿uh?

—No te vengas a hacer el gallito conmigo, pelmazo, te dejaré en bolas, es un hecho.

Pero grande abriría sus ojos cuando Eren bajó su *trica de ases (*tres cartas iguales), contra su pobre par de reyes. Suspiró molesto y se puso de pie para desabrocharse el pantalón.

—Ya, disfrútalo enano, hazlo despacio.

—¿Acaso quieres un fucking striptease, marica?

—Jodete por ser un maldito perdedor.

Levi se puso serio y luego hizo una sonrisa malvada, se giró y metió sus pulgares en el borde de su pantalón para empezar a bajarlo despacio mientras mantenía las piernas un poco abiertas y levantaba su trasero en vilo. Eren tomó su vaso y bebió un sorbo para disimular la turbación que sentía en ese momento. Levi disfrutaba de hacer sufrir al otro y porque no, también le ayudaba a que creciera su ego. Oh, sí, todavía podía poner duros a otros simplemente con mostrarse un poco sensual. Se agachó por completo para deslizar la prenda por sus cortas, pero tonificadas extremidades, mientras un muy ceñido bóxer rojo no dejaba prácticamente nada a la imaginación.

—No oigo tus quejas, Jaeger, ¿te comió la lengua un gato?

El beta rodó los ojos y se puso de pie para buscar más bebida y otra bolsa de doritos. La verdad es que estaba poniéndose cachondo y tenía que distraerse con algo. Cuando se dio la vuelta para regresar casi le da un infarto, el acolchonado trasero de Levi, con ese pedazo de tela roja, aplastado contra el pequeño asiento de la banqueta, la fina y marcada cintura, la espalda pequeña, al menos en comparación a la de Reiner, blanca y apetecible, la nuca rapada, los lindos cabellos negros… tuvo una erección de inmediato. Jo-der. Se quería morir.

Fue a sentarse rápidamente cruzando las piernas y metiendo la nariz ante la nueva repartición de cartas, intentando despejar su mente imaginándose a Mikasa desnuda, ¡eso! Desnuda y de piernas abiertas, en segundos se sintió aliviado. ¿Qué pasaba con él? Diez años, diez putos años fue amigo de Levi y nunca, jamás, nunca de los nunca lo había mirado con otros ojos, ni siquiera en sus celos cuando ese intenso aroma volvía locos a prácticamente todos. Además no era como si le faltara sexo, Jesús, Reiner si pudiera se lo haría todos los días. ¿Entonces, por qué? ¿Qué clase de maldición era esa?

La próxima ronda volvió a ganar Eren, tanto él como el otro estaban desconcertados.

—¡No jodas! –dijo Levi indignado -. Oye, me queda solo el bóxer, no harás que me lo quite, ¿o sí?

—De todas maneras no voy a ver algo que me sorprenda demasiado, ¿o sí? –redobló la apuesta Eren, mientras el otro se ponía rojo hasta la coronilla-. Ya, será rápido, cúbrete con la mano, no la tienes tan grande.

Levi lo miró con bronca mientras se ponía de pie y Eren se reía de la incomodidad del otro. El omega realmente no quería hacer eso, nadie había visto su cuerpo así de desnudo excepto Erwin, incluso cuando fueron de campamento nunca se bañó con sus amigos en las duchas públicas. Primero porque era pudoroso y segundo era omega lo que significaba que podía ser peligroso. Los omegas desde pequeños aprendían a ser cautelosos ante extraños.

Se paró de costado para que no se viera demasiado y tapándose con una mano, le costó un poco sacarse la última prenda mientras el sonrojo no lo abandonaba. Era por lejos la cosa más vergonzosa que le había tocado pasar. Eren no le quitó la mirada de encima mientras fumaba parsimoniosamente, sus enormes ojos verdes parecían acariciar toda esa piel lozana, ardiente, tersa…

—Bueno ya cumplí, es suficiente –dijo Levi visiblemente incómodo, pero al girarse un poco Eren se puso de pie y se acercó veloz haciendo que se le acelerara el pulso.

—¡No jodas! ¿No tienes bello púbico acaso? –indagó el más alto acercando su cara a la entrepierna de Levi que la cubría con sus manos.

—No, no tengo, ¿y qué?

—¿Naciste así? –Eren se arrodilló y se acercó más con absoluta curiosidad.

—¡Claro que no, idiota! Me los hago sacar.

—Déjame ver, vamos.

Eren le levantó las manos por las muñecas, mientras Levi no podía reaccionar del shock.

—¡Mierda! Para ser tan pequeño la tienes bastante grande… Increíble, ni un pelito, se ve tan suave, ¿no te da frío? ¿Levi?

Eren levantó la mirada desde su posición y se encontró con el rostro indignado y rojo de su amigo, por lo que lo soltó y se giró rápidamente para alcanzarle su ropa interior.

—L-lo siento, en serio, lo siento, no te molestes, juro que era simple curiosidad, toma.

El omega se puso la prenda y levantando su ropa se fue a pasos rápidos.

—¡Me voy a bañar, no te muevas de aquí! –le ordenó mientras desaparecía escaleras arriba.

Eren se sentó y apagó la colilla del cigarro que ya estaba casi extinta, y obedeció.

Levi se encerró en su baño y abrió la ducha. Estaba agitado y más que eso estaba empezando a ponerse pringoso entre sus nalgas. Llevó una mano y tocó. Estaba lubricándose, se había excitado, de ver a Eren arrodillado y sumiso.

—¡Tch!

Se metió en el agua caliente para lavarse con profundidad, ¿qué rayos había pasado? Sí, admitía que era lindo sentirse deseado, pero esto era completamente diferente. Estaba escurriendo, y lo hacía por alguien que no era Erwin… se sentía sucio… y molesto.

—0—

Al final luego del baño de Levi, se quedaron en el sillón comiendo palomitas y viendo una película de terror. Al otro día era domingo y por más que Eren escribió varios mensajes Reiner no le respondió, seguramente estaba en el quinto sueño.

Eren durmió en el sofá como siempre y Levi en su habitación. A eso de las doce el beta sintió movimientos en la cocina. Ambos tenían unas caras terribles de sueño. Pero se levantó a ayudar a acomodar, tirar las colillas, las botellas, lavar los vasos y los cuencos, barrer. Sabía que Levi no tomaría el desayuno si no estaba todo en orden.

Finalmente el más bajo hizo café y Eren hizo unos panquecitos con una receta rápida que los cocinaba en el microondas. Comieron con los ojos achinados, pero el café los fue despabilando.

Reiner se dignó responder pasada la una de la tarde, para decirle que estaba comiendo un suculento guiso de panceta y lentejas en casa de su amorosa madre, hasta le mandó una selfie con la cuchara en la boca y cara de contento, Eren suspiró. Vieja maldita.

—¿Qué sucede? –dijo Levi que también conversaba con Erwin por whatsapp.

—Nada, Reiner se fue con mi bruja, quiero decir suegra, y lo está mimando como siempre. Como sea, creo que me iré a casa.

—¿Tienes algo qué hacer?

—No realmente… bah, debería ir a lavar la ropa.

—Quédate entonces, pediré un lomo-pizza, ¿quieres?

—De acuerdo, pero yo elijo la película, la verdad es que la que elegiste anoche apestaba.

Levi bufó y buscó el inalámbrico para llamar al delivery. Eren lo miró desde atrás, llevaba un remerón de color marrón obscuro que llegaba por debajo de sus nalgas, esta vez tenía unos bonitos bóxers negros. Joder que se empezaba a poner caliente de nuevo.

Recordaba que Levi no tenía bellos, tenía ganas de hundir su cara en su entrepierna. Entonces se le ocurrió una idea brillante, al menos eso creyó él. Brillante y pésima, le dijo su consciencia, pero decidió no hacerle caso esta vez.

Luego de almorzar, muy poco porque habían desayunado hacía menos de una hora y media, Eren le pidió ropa prestada y que lo dejara tomar un baño. Finalmente se sentaron en el sofá mientras Eren buscaba una película vieja de terror, El Exorcista, sabía que a pesar de todo aún hacía efecto en su amigo.

Estaban disfrutando a gusto, esta vez tomando un refresco sabor cola y fumando. Eren miró de reojo a Levi y buscó las palabras adecuadas para que no lo sacara a patadas en el culo.

—Dime… omeguita… ¿tú alguna vez se la metiste a alguien?

Levi masticó su chicle de menta haciendo que reventara una bolita de aire, mientras no dejaba de mirar al frente.

—¿Qué clase de pregunta es esa?

—Tú preguntaste cosas vergonzosas ayer, solo me da curiosidad, ¿nunca lo hiciste?

Levi se ruborizó apenas, pero intentó no prestar demasiada atención. Pasaron varios minutos y cuando el beta se estaba por dar por vencido escuchó la repuesta.

—No, y al parecer nunca lo haré.

Hubo un silencio incómodo. Por lo que Levi quiso distender el ambiente.

—¿Qué? ¿Me prestarás tu mugroso culo acaso? Pfff –comenzó a reírse, pero Eren estaba serio, entonces se giró y miró a su amigo con calma, era ahora o nunca. Levi le regresó la mirada y dejó de reír de pronto.

—Yo nunca lo hice con un omega tampoco… si tú quieres…

—¿Qué carajos estás diciendo, Eren? –preguntó Levi con los ojos bien abiertos.

—Sólo digo que podríamos hacernos un favor, un favor de amigos, tú aprendes qué se siente y yo también, sólo eso, como una… una nueva experiencia. No es como si fuéramos a ser amantes, simplemente es sacarnos las ganas una vez en la puta vida y ya.

—¿Hablas en serio?

—¿Qué tiene de malo? Eres lindo y yo también, nos conocemos lo suficiente para saber que no vamos a cagarla, y sólo será una vez y nada más.

Levi se quedó callado mirando al frente. Joder, se le había acelerado el pulso al sentir una corriente de adrenalina. No es como si hubiera soñado acostarse con el idiota de Eren, prefería mil veces hacer eso con Erwin, pero… el rubio jamás dejaría que algo así sucediera, un alpha jamás se sometía a nadie, jamás…

—E-en serio, si… lo hacemos… ¿nunca jamás dirás nada? –consultó Levi mientras Eren se acercaba un poco más a él y tragaba en seco.

—Juro que nunca diré nada, nada de nada, jamás. Vamos, Levi, conozco la mayoría de tus secretos y sabes que nunca abrí la boca.

—¿Tan desesperado estás? –le preguntó el otro mirándolo con reproche.

—Ey, no voy a forzar a nadie, si vamos a hacerlo es porque estás de acuerdo también. Es sólo sexo y ya. Cumplir una fantasía cada uno. Yo como beta nunca… nunca podría estar con un omega… solo me da curiosidad.

—¿Y por curiosidad vas a serle infiel a Reiner?

—¡Levi! ¡Carajo, es como si no me conocieras! Jamás le fui infiel a ninguna de mis parejas antes y lo sabes, incluso cuando tuve buenas oportunidades, no lo hice.

—¿Y ahora sí?

—¿Sabés qué? Olvídalo. Fue una mala idea, terminemos esta porquería –dijo tomando el control remoto y subiendo un poco el volumen, mientras se enfurruñaba en el otro extremo del sofá.

Pasó una tortuosa media hora, Levi no paraba de fumar y ni siquiera parpadeó cuando la jovencita de la película vomitaba líquido verde y le daba vueltas la cabeza.

—¡Hagámoslo! –dijo de repente y tan fuerte que Eren casi se cae del sillón, Levi estaba rojo, pero había determinación en sus ojos-. Pero yo voy primero.

Eren parpadeó un poco, apagó la televisión y se acercó para mirarlo con seriedad.

—Levi, ¿estás seguro, verdad? Sin reproches y sin arrepentimientos luego, ¿ok?

—Sólo es sexo –sentenció el omega y Eren sonrió.

—Bu-bueno, vamos al cuarto de invitados -sugirió Levi poniéndose de pie. Eren lo siguió, ambos tenían sus corazones agitados. Eso estaba tan mal. Arriesgando sus vidas perfectas solo para sacarse las ganas.

Llegaron y Levi se giró, quedaron descalzos y uno frente al otro. La luz del sol fuerte de la tarde que empezaba se colaba apenas por las rendijas de la persiana de madera que permanecía cerrada.

—Bueno, entonces, ¿cómo vamos a empez-

El discurso de Levi fue cortado por Eren que lo abrazó sorpresivamente y lo besó con ganas. El omega estaba algo sorprendido, era tan extraño, Eren besaba de una manera demandante, algo salvaje, tan diferente a Erwin que era siempre suave y dulce. Intentó colaborar, pero apenas abrió la boca el más alto casi le hace tragar su lengua. Los dientes eran más afilados, el sabor de la boca a cigarro, como la suya. Sintió esas manos, diferentes, más pequeñas, más huesudas acariciar su espalda y posarse en su trasero para apretar con firmeza. Exhaló un pequeño jadeo, completamente rojo. Se sentía incómodo, se sentía mal, internamente sabía que se arrepentiría de esto, pero a la vez su cuerpo reaccionaba de una manera tan rápida. Enseguida sintió humedad en su trasero, la adrenalina los devoraba tramo a tramo.

Eren lamió su cuello, prodigándole húmedos besos, que hacían que Levi sintiera escalofríos, de repente el omega lo agarró del cuello de la remera y lo miró asustado.

—No dejes marcas –le ordenó-, no se te ocurra dejar una puta marca, bastardo.

—No, no lo haré –respondió Eren con seguridad, mientras cerraba los ojos y volvía a besarlo, Levi le echó los brazos al cuello y juntó sus cuerpos, mientras Eren le masajeaba los redondo glúteos.

Cayeron con algo de torpeza sobre la cama, mientras Eren se sacaba la remera y hacía lo mismo con su compañero de aventuras, ambos quedaron en bóxers. Dejó al omega de espaldas a la cama, y comenzó un minucioso recorrido con su lengua por su clavícula, deteniéndose especialmente en esos rosados y respingados pezones, que apretó mordisqueó y succionó hasta hartarse. Hasta dejar sus tetillas inflamadas, rojas y erectas.

—Yaaaa… mmm… -gimió Levi empujando su cabeza hacia abajo-. ¿Acaso tienes un fetiche?, me los vas a arrancar, ya déjalos en paz.

Eren sonrió de manera sensual y siguió descendiendo, mientras llegaba a su ombligo donde se entretuvo de nuevo, sus manos seguían acariciando todo a su paso, y masajeó el falo de Levi por encima de la ropa interior negra, haciendo que el mismo se retorciera de gusto. De pronto sintió un intenso aroma emanando del cuerpo blanco, olfateó a su gusto, era tan potente, tan atrayente, no podía evitarlo, no quería resistirse, lo arrastraba, lo obligaba a continuar. ¿Esas eran las famosas feromonas de los omegas? ¿Cómo era que nunca las había olido antes? Ahora entendía la conexión de los omegas con sus alphas, sin duda que podría pasarse la vida entera oliendo ese exquisito, dulce e increíble aroma, sin cansarse jamás.

Lamió la tela de los bóxers de Levi, por momento succionando con fuerza y humedeciéndola, con la mente nublada por las intensas feromonas, preguntándose cómo era posible que tuvieran influencia en un beta, pero a la vez tampoco le importaba en lo más mínimo. Levi abría sus piernas y ondulaba las caderas, gimiendo con ganas, y esa vista era tan excitante, que Eren pensó que se vendría sin tocarse siquiera. Le arrancó esa pieza de tela que lo separaba de ese maravilloso tesoro, quedándose absorto, viendo su masculinidad enhiesta, orgullosa, inflamada y caliente, que goteaba cristalinamente de la punta, y luego más abajo el líquido ámbar, también transparente y cálido, escurriéndose de ese rosado agujero. El beta estaba extasiado, maravillado completamente, la naturaleza era impresionante, crear un ser tan perfecto. Lamió por la piel suave y sin bellos, por cada rincón, como si limpiara, como si no pudiera dejar ni un solo centímetro de piel sin atender. Metió esa masa suplicante de carne en su boca acuosa y lo llevó muy hasta el fondo.

Levi se arqueó hermosamente, poniendo los ojos en blanco, apretando la almohada, exhalando un suspiro hondo. ¡Cuánto placer! Que deliciosa sensación que se la chuparan de esa manera, con ganas, con verdadero hambre, incluso si por momentos llegaba a ser algo doloroso, no le importaba en absoluto, porque el resto de la experiencia era sublime. Quería más, necesitaba más. Apretó la cabeza del castaño contra su entrepierna, dando suaves embestidas. Nunca había sentido algo así antes. Sin dudas Eren era un prodigio para el sexo oral. Erwin se lo había hecho, muy pocas veces porque… ¡vamos! Un alpha no hace esas cosas, pero era capaz de tragarse su orgullo por Levi y su miembro también.

—¡Aaaah, Eren! –gimió Levi derritiéndose de gusto, el cuerpo levemente húmedo por el sudor del calor que se acumulaba en esa habitación, el sol de la tarde filtrándose por la ventana, el olor a sexo desenfrenado inundando el ambiente, el sabor a lo prohibido, a lo incorrecto, todo se transformaba en esa nebulosa candente que los envolvía por completo.

El beta dejó un momento la hombría del omega y enterró su cara más abajo, hundió sus fauces de fiera hambrienta sobre el rosado agujero, empapándose con la deliciosa lubricación que le dejaba un sabor suavemente dulce y algo picante en la punta de la lengua. Apretó con sus manos para exponer más esa entrada tentadora y apoyando sus labios empujó su lengua muy profundo, sintiendo el cuerpo de Levi vibrando enardecido. Se separó un momento resoplando, casi sin poder respirar adecuadamente, borracho y mareado de tanta lascivia, de tanta pasión desmedida.

—Levi… -dijo con voz temblorosa-. ¿Puedo metértela ya? Luego dejaré que tú me lo hagas, pe-pero… ya no aguanto más, quiero enterrarme en ti…

El omega asintió un par de veces, casi sin fuerza para hablar, era como cuando lo atacaban sus celos y lo dejaban débil y doblegado. Eren se sentó en sus piernas y mojando sus dedos intentó meterlos en la brillante entrada, pero Levi lo detuvo delicadamente por la muñeca.

—No… no hace falta… e-estoy lubricado… en los omegas… no hace falta…

Eren no esperó más, tomándolo de los muslos apretó un poco para exponer su cadera y enfiló su hombría, la colocó sobre el pequeño agujero y empujó con firmeza pero sin ser brusco, contrario a lo que pensaba, en pocos segundos pudo deslizarse casi hasta su base. Eren gimió muy fuerte y Levi sintió que lo llenaba tan bien, que en la segunda embestida se vino copiosamente sobre su vientre, temblando de satisfacción. Eren sonrió complacido, deteniendo sus movimientos para dejarlo disfrutar de ese grandioso placer.

Sintió como se contraía, lo apretaba deliciosamente, como un guante ajustado de seda, sentía las pulsaciones alrededor de su henchida hombría, succionándolo hacia adentro, cerró los ojos para disfrutar del momento. Luego sintió a Levi, con los ojos algo nublados de deseo y lujuria enredando sus piernas en su cintura y ondulando la cadera para instarlo a que se moviera.

—¿E-estás bien? –dijo transpirando y algo cansado.

—Mmm, sí, sigue…

No lo hizo esperar, Eren daba estocadas profundas, algo lentas, pero completamente deliciosas, Levi volvía a gemir y su miembro se puso erecto con rapidez. Eren se asombró, esa era otra cualidad de los omegas, que cuando se excitaban podían tener erecciones inmediatas a pesar de haber eyaculado hacía pocos minutos. Tan asombroso, hacérselo a un omega era la gloria misma, nunca había sentido tanto placer antes.

Los minutos pasaban y pasaban, como si el tiempo se desdoblara, perdieron la noción del mismo, simplemente querían seguir sintiéndose sin parar.

Estaban de costado, Eren sosteniendo una de las preciosas y torneadas piernas de Levi en el aire mientras lo embestía desde atrás, el omega resoplaba y esporádicamente giraba su cabeza para besar a Eren. Sus lenguas se buscaban, era algo incómodo, pero la altura del de ojos verdes ayudaba bastante.

—¡E-Eren, m-me ven-vengoooo! ¡Aaaaah! –Levi apretaba el edredón que estaba lleno de transpiración y fluidos varios. Su cuerpo se tensaba y cerraba los ojos para sentir las oleadas de satisfacción atacando por doquier, expandiéndose como ondas en un lago, haciéndose más y más profundas. Joder, que el beta sabía cómo darle con el gusto.

—Levi, Levi, Levi… - gimió Eren con sus labios pegados a la nuca del otro y se dejó llevar por el fragor del momento dejando una cuantiosa y espesa carga de esperma en el interior del omega. Ah, se sentía fantástico, era como tocar el cielo con las manos. Lamió repetidas veces sobre su nuca, espalda y omóplatos, sintiendo como Levi temblaba, que sensible era esa raza.

Salió con suavidad de su interior y quedaron boca arriba un rato recuperándose. Eran ya las cinco de la tarde, y era el turno del omega.

Eren se semi sentó abriendo sus piernas y chupando los dedos de Levi para llevarlos a su entrada. Su entrepierna estaba cubierta de espeso bello púbico, de color obscuro y algo grueso, su entrada tenía algunos alrededor, al igual que sus piernas, pero a Levi no le molestó, incluso le pareció sumamente erótico. Mientras enterraba sus dedos muy adentro y raspaba suavemente sobre la próstata de Eren, besaba y mordisqueaba su hombría que empezaba a despertar de a poco.

Luego de más de un cuarto de hora de atenciones a esa parte, lo sintió lo suficientemente dilatado, y usando su propia lubricación, embardunó su miembro. Estaba ansioso, no veía las horas de clavársela, de experimentar lo que se sentía siendo el activo.

Eren le facilitó las cosas poniéndose en cuatro y exponiendo su trasero, Levi lo mordisqueó un poco sin dejar marca alguna, y lo acarició bastante, hasta que al fin se decidió a entrar. No fue sencillo, no estaba tan bien dotado como Erwin o Eren, pero tenía una muy buena herramienta. Se sintió tan sofocado cuando ingresó el glande, de la punta de su flequillo caían algunas gotas de sudor, Eren relajó las caderas mientras se masturbaba frenéticamente.

Empujó con más determinación y a un poco a la fuerza pudo meterse por completo.

—Aaaah, es taaan buenooo… - dijo prácticamente perdido en la sensual piel morena, Eren tenía la piel erizada y sin esperar que el otro se moviera comenzó a mover sus caderas para darle un placer que había estado oculto para el omega. Levi se mordió loa labios, para finalmente tomarlo de las caderas y darle duro y parejo, jadeando, gimiendo, deshaciéndose en halagos de los más impúdicos, perdido completamente en una experiencia nueva y ardiente.

—¿Te gusta mi culo, Levi? – decía Eren mirándolo sobre su hombro, con sus ojos verdes llenos de lágrimas, pero eran lágrimas de auténtico gusto.

El omega estaba fascinado, ¿así que así se sentía dar? Era asombroso, quería más, por lo que sin pensarlo siquiera arremetía con fuerza dentro de Eren, que gemía como gata en celo.

A eso de las siete de la tarde, completamente destruidos, decidieron ir a bañarse. Cada cual por su lado. Estaban completamente agotados. Levi le dio la ropa a Eren que ya estaba lavada y seca porque la había colgado antes del sexo desenfrenado. Se tiraron sobre el sofá y Levi agarró su celular, tenía cuatro llamadas perdidas y muchos mensajes por contestar. Eren no estaba en mejores condiciones, a ambos les dolían las caderas, pero no se dijeron nada, porque no tenían idea qué decirse. Era obvio que habían fornicado como posesos y les había gustado. Fin.

Se sobresaltaron cuando sintieron la puerta. Era Reiner, entró contento saludando amigablemente a Levi.

—¿Qué haces aquí? –preguntó Eren poniéndose de pie y yendo a su encuentro.

—¿Cómo qué que hago? Te vine a buscar idiota, ¿te fijaste la hora? Me cansé de escribirte, ¿por qué no respondías?

—Lo siento, no revisé el celular, estábamos viendo una película… de terror…

—Como sea, vamos, mañana haya que madrugar, mamá me dio un envase con guiso, podemos calentarlo y comer eso.

—De acuerdo –aceptó Eren yendo hacia la puerta y esquivando la mirada de Reiner.

—¿No vas a quejarte de que es la comida envenenada de la bruja? –dijo el rubio riéndose.

—No, adiós Levi –saludó desde la puerta antes de perderse afuera.

—Adiós, nos vemos Reiner –dijo el otro acompañando al hombre.

—Jesús, Levi, tienes una cara como si te hubieran cogido sin parar por horas, ja, ja, ja.

El omega intentó forzar una sonrisa y suspiró aliviado una vez que se fueron. Apenas tuvo fuerzas para llegar a la habitación y caer completamente dormido.

—0—

—Shh, pueden escucharnos, calla –le susurró Eren mientras volvía a embestirlo con ganas.

—Mmm… m-más fácil d-decirlo q-que hacerlo, aaah…

Estaban en la casa de campo de Erwin, a dos semanas del "incidente", y ya todos dormían plácidamente, por lo que Levi había ido a la bodega, en el sótano de la casa para buscar una botella y nunca escuchó a Eren tras sus pasos. Erwin roncaba a todo pulmón arriba en el dormitorio, mientras sus cuerpos chocaban una y otra vez, el placer, la pasión desmedida. Habían dicho que sería la última vez, una vez más no iba a hacer la diferencia, era solo sexo y nada más.

—0—

Esta vez fue en la casa de Eren, ya había sido un mes desde el "incidente" de la bodega.

Reiner estaba en casa de sus padres, porque habían venido parientes lejanos de visita. Se quedaría hasta el domingo, por lo que estaba vez traspasaron todos los límites y se quedaron la noche entera, en la cama que Eren y Reiner compartían.

Pero es que aunque la culpa los carcomía, cuando el proceso iniciaba eran como dos leones hambrientos de carne que no paraban de devorarse una y otra vez. Algo debían admitir, sus parejas eran geniales, pero el sexo entre ellos era alucinante, cinco estrellas, de lo mejor, no había nada ni ligeramente similar… nada.

—0—

Levi se sentó en la cama, le dolía todo el cuerpo y tenía el cabello revuelto. Eren se giró y miró la blanca espalda, tenía un pequeño tatuaje sobre la columna, casi imperceptible, era como una flecha que apuntaba hacia arriba. Sus verdes ojos se perdieron en la imagen.

—Debemos parar, Eren, ya fue suficiente –dijo Levi con la voz rasposa.

—Tienes toda la razón. Al fin de cuentas sólo queríamos sacarnos las dudas y eso fue lo que hicimos.

—Sabes que te aprecio, cabrón –le dijo el omega girándose-. Siempre serás mi mejor amigo, pero estamos haciendo las cosas muy mal, si Erwin o Reiner se enteran… será un caos.

—Estoy de acuerdo –dijo el beta sentándose. Se acercó y besó sutilmente su hombro. Levi lo miró con reproche-. Nuestra amistad es mejor que esta idiotez.

El omega sonrió complacido.

—Bueno, fue bueno mientras duró, ¿me preparas un café? Iré a darme una ducha.

—0—

Todo volvió a la normalidad a partir de entonces, no hubo propuestas indecentes después de eso, ni miradas inconvenientes, incluso Eren se quedó a dormir de nuevo en lo de Levi y solo bebieron mucho, eructaron y miraron películas de terror. Todo seguía igual, su desliz había quedado olvidado y nadie quería revivirlo de nuevo.

Levi ya miraba a Erwin a los ojos, porque al principio se sentía muy culpable, y luego de tres semanas del último incidente, todo parecía completamente normal y perfecto, sobre todo perfecto.

—0—

Era sábado, Erwin estaba de vacaciones por esa semana, por lo que se la había pasado consintiendo a su prometido. Levi estaba a gusto, incluso lo notaba cambiado, más cariñoso de lo habitual, más contento, dispuesto a las propuestas que le hacía. Erwin estaba disfrutando de esos grandiosos momentos en pareja.

—Te amo –le dijo mientras preparaba el desayuno y Levi rodó los ojos, pero le sonrió.

—Idem –le dijo como hacía siempre.

—Haré huevos revueltos, ¿los quieres con tocino o sin él?

Apenas vio Levi como la clara cruda y la yema caían en la sartén, tuvo que salir corriendo al baño. A devolver la cena del día anterior que todavía se estaba digiriendo e incluso quedarse un rato más sintiendo arcadas, escupiendo bilis y saliva porque ya no tenía nada en el estómago.

—¿Levi? ¿Estás bien? –le dijo Erwin desde el otro lado de la puerta.

—Mmm, sí, algo… descompuesto.

—¿Te habrá caído mal la salsa del filete de ayer?

—Tal vez, no me prepares nada, solo tomaré un té.

—De acuerdo, ¿si necesitas algo me avisas, bueno?

—Sí, sí…

—0—

Levi no lo entendía, de ser su platillo favorito ahora era algo asqueroso. Incluso ver los huevos en la nevera lo descomponía, sentir el olor de los mismos cocinándose hacía que fuera directo a vomitar. Le parecía raro, porque empezó a darse cuenta que no le pasaba con otras cosas, solo con los huevos. Pero pronto dejó de darle importancia. Simplemente dejó de prepararlos en la mañana o en las comidas. Aunque la mayoría de las veces, como siempre, recurría al delivery.

Eren se apareció esa tarde, con un enorme frasco de frutillas en conserva.

—Lo compré de camino aquí –dijo dejando su maletín a un costado-. Salió malditamente caro, porque bueno, no es época, estamos entrando al invierno, pero tenía ganas de comer frutillas.

—Dame yo lo abro –acotó el omega arrebatándoselo prácticamente de las manos. Corrió a la cocina y tomó una cuchara de los cajones, casi con desesperación hizo volar la tapa y sacó una generosa porción que se metió de inmediato a la boca, era tan grande que apenas podía cerrar los labios, y algunas gotas dulces se le escurrían hasta la barbilla. Suspiró con satisfacción mientras tragaba casi sin masticar. Eren lo miraba algo asustado.

—Ey, déjame un poco, yo también quiero –lo riñó mientras buscaba otra cuchara, pero el omega se llevó el frasco consigo mientras seguía llenándose la boca una y otra vez.

—No, es mío –habló con las fauces llena y Eren lo miró sin entender.

—No seas egoísta, joder, dame un poco, te digo que tuve que pagar una fortuna.

Luego de perseguirlo y renegar, apenas alcanzó a servirse dos cucharadas.

—¿Desde cuando eres tan desconsiderado? –lo regañó el beta con el ceño fruncido.

—Ah, es que estaba taaaan delicioso. ¿Dónde dices que las compraste?

—En la botica de cosas internacionales –acotó Eren casi lagrimeando.

—No seas llorón, te daré lo que te salió y un extra para que cuando vuelvas me traigas otra, ¿de acuerdo?

—Está bien… tragón…

—0—

Estaba seguro que debería haber llegado su celo, no tomaba supresores porque no hacía falta, con Erwin estaba más que satisfecho y no necesitaba hacer nada más que quedarse encerrado, pero era extraño, dos días de retraso en su celo, ¿habría anotado mal la última vez? ¿Estaría por enfermarse?

Efectivamente dos días después cayó presa de una profunda gripe. Lo cual era muy extraño, Levi gozaba de una salud de hierro y en los últimos cinco años no se había enfermado de nada.

Erwin lo dejó envuelto en las cobijas de la cama, le dio un sentido beso en la frente y le pidió que lo llame ante cualquier cosa que necesitara.

El omega prendió el televisor del cuarto. Tuvo que ir a vomitar como se le había hecho costumbre por las mañanas, desde el día anterior había tenido dos fuertes mareos, nada de qué preocuparse, ya que lo atribuía a su disminuido estado de salud.

Dejó en el Nathional Geographic, donde estaban pasando un aburrido documental sobre maternidad. Por algún motivo decidió dejarlo allí, mientras escuchaba a aburridos doctores, hablar aburridamente sobre aburridos procesos de concepción.

"Normalmente se presentan alguno síntomas comunes…", decía en una parte, Levi se sentía somnoliento, últimamente tenía mucho sueño, seguramente producto del puto resfriado. "Crear una vida, es un gran esfuerzo para el cuerpo…". Otra vez tenía ganas de comer de ese dulce de frutillas, por lo que tomó su celular y le escribió un mensaje a Eren para que le consiguiera un frasco. "Las náuseas matinales, los vómitos, los antojos, la falta de celo o de menstruación, lo que no significa que todos deban compartir lo mismo, he visto casos de mujeres u hombres omega que no presentan síntoma alguno…". En cierto momento comenzó a prestar más atención, mientras se sentaba en la cama y parpadeaba un poco. "…ciertos mareos también son frecuentes o que las defensas bajen, el sueño excesivo se debe a que el cuerpo ahorra energías para alimentar y desarrollar la vida que lleva dentro…"

"…la vida que lleva dentro…"

"… que lleva dentro…"

"… vida… dentro…"

A Levi se le cayó el celular de las manos. Volvió en sí y lo levantó. Se quedó en blanco unos segundos y luego echó una carcajada, sí, claro, él, una vida, no había manera, no existía.

Sin embargo se abrigó y se fue a la farmacia en su bonito auto descapotable. Estuvo revisando los estantes unos minutos y finalmente se compró tres test de embarazos diferentes: "Omega World", "MaterTest" y "Just Now". Que supuestamente eran los más conocidos y confiables.

A pesar de la duda estaba tranquilo, demasiado tranquilo. Por lo que se tomó su tiempo para leer las instrucciones, finalmente orinó en una botella, con todo el asco que esto le producía, y repartió el líquido en los dos recipientes que venían dentro de las cajas. Sumergió la punta del tercero en el resto de orina. Puso los test y se lavó las manos, para luego sentarse y revisar su celular, mientras esperaba.

Eren le había contestado que era un puto consentido y que no creía que hiciera tiempo hoy porque tenía horas extras en el trabajo, le respondió alguna grosería y luego le contestó a Mikasa que andaba algo deprimida porque sospechaba que Jean la engañaba.

Cuando se dio cuenta de la hora, habían pasado como quince minutos, suspiró y se fue a fijar.

Apenas agarró el primero sus piernas le temblaron. POSITIVO, decía en letras rojas en un costado. Tomó el segundo y la cruz se había teñido de rojo, POSITIVO. Finalmente revisó el tercero que tenía pintadas dos rayitas rojas, POSITIVO.

Cayó sentado en el piso mientras sus manos temblaban. No, no podía ser verdad... No, no era cierto, eso era imposible. Tomó su celular y le escribió un mensaje a Eren: "Tenemos que hablar, urgente".

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By Luna de Acero… tapándose los ojos…