Hell-o~
Hace mucho tiempo anuncié a través de un one-shot que iba a subir esta historia y... olvidé subirla, y seguir escribiéndola kandkjas
He vuelto de las cenizas a seguir llenándo este fandom de EddMarie
No los entretendré mucho ajajja los invito a leer~
PD: ¿Más historias de EddsxKankers? En mi perfil~
Teenage Life
Prólogo
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—Es una locura —dijo Eddy.
—Definitivamente —le secundó Ed.
Doble D siguió con lo suyo.
—¿Estás seguro, cabeza de calcetín?
—Completamente
Sobre la cama de Edd había una gran maleta abierta a medio llenar, se movía constantemente sacando cosas de su armario y guardándolas como si se tratase de tetris en la maleta, cada una propiamente etiquetada por estación, los chalecos como invierno, el traje de baño (que tarde, mal y nunca usaba, porque le daba pudor), como verano, y así con todo lo que iba sacando, se etiquetaba y se guardaba.
—Esa mujer te va a volver loco en un par de semanas… si no es que en días.
—Puede ser, no lo sé. Algo muy importante que "esa mujer" —enfatizó con una comillas en el aire—, me enseñó es que no pierdo nada intentando.
Eddy torció la boca mientras fruncía el ceño en desaprobación.
—¿Qué harás si no funciona?
—Volver —suspiró, pequeña pausa—. Volver al principio, volver a este lugar —golpeó las paredes de la vieja casa, medio derruidas por los años—. ¿Qué más podría hacer?
Ed y Eddy cruzaron miradas al ver que no podían hacer nada para detener a su amigo, suspiraron sincronizados.
—Bueno hermano —Eddy le palmoteó la espalda con una sonrisa de apoyo—. Si estás tan seguro, Ed y yo estamos aquí para ti.
—Gracias chicos —se abrazaron los tres por un segundo, como en los viejos tiempos, y luego Eddy salió de la habitación seguido de Ed, dejando un segundo extra a Doble D con la que ahora sería su antigua casa.
Los años habían pasado y Eddy finalmente había crecido unos cuantos centímetros, no se podía decir que fuese un mastodonte gigante pero había alcanzado una altura al menos respetable, eso sumado a la considerable masa muscular (y grasa, muchos rompemuelas habían sido conseguidos a lo largo de sus vidas), que había ganado con el tiempo, lo cual lo había dejado mucho más macizo, viéndose proporcional con lo que había crecido.
Mientras que Ed había continuado creciendo uno que otro centímetro para su ya considerable altura, sus hombros se habían ensanchado un poco, y aunque no hubiese crecido mucho más, seguía siendo el mismo idiota adicto a las películas de terror y las tostadas.
Edd fue el último en salir de la habitación, apagando la luz y cerrando la puerta detrás suyo.
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Inhaló y exhaló.
Una vez, dos, tres…
—Marie, tranquila —May sonrió con inocencia—. Todo va bien, no te pongas histérica ahora.
Marie Kanker estaba sentada sobre su cama con una maleta medio roída llena hasta el tope con todas sus cosas.
¿Cómo May podía decirle que estuviese tranquila en la situación en la que se hallaba?
Llevaba un poco más de diez meses saliendo con Doble D, sí, saliendo con él. Y sí, con ESE Eddward Harper. Y no, no lo había obligado, amenazado y mucho menos violado para luego jactarse de embarazo como en esas novelas que de vez en cuando Lee veía cuando lograba agarrar la señal de los vecinos.
Sólo sucedió. A los dieciséis Marie llegó a la definitiva decisión de que debía dejar a Edd tranquilo, tal vez el insistir no era la manera de llegar a su corazón, tal vez ni siquiera pudiese lograrlo alguna vez, llevaba años intentando, ¿Por qué seguir?
Pasó medio año de eso, todo lo hormonal y violenta que era fue disminuyendo y los chicos comenzaron a acercarse a ella y eso le produjo cierto interés. Su amor de infancia nunca se había fijado en ella por muchos intentos que hiciera y aún así, estos chicos sin necesidad de su eterna devoción (mal enfocada en un ligero acoso) se acercaban a ella.
La encontraban atractiva, la invitaban a salir, la elogiaban, todo nuevo.
Y ahí fue cuando a Doble D le llegó la gran revelación de su vida… Y con GRAN me refiero a un giro de 180° grados.
Empezó a observar a la chica con un… extraño interés. No uno romántico, claro, era meramente científico. Sí, eso, era por la ciencia. La humanidad. Blah.
Para él había sido demasiado sorpresivo y repentino el cambio de actitud de Marie hacia él, tanto así que le picaba la curiosidad de maneras en que estaba seguro no debía.
Pero eso es harina de otro costal, ¿O no? Luego habría tiempo para rememorar como estos tortolitos acabaron, justamente, siendo tortolitos.
Terminó de llenar la maleta y con May sentada encima dando saltitos logró cerrarla, aunque estuviese medio roída y oxidada nada más importaba que el lugar al que iba a continuación, y aún más, hacia quien iba ahora.
May Kanker había crecido, sí, y no sólo en edad al tener ya diecisiete años, de hecho había ganado bastante altura también, se había mantenido escultural, delgada, las caderas se le habían ensanchado ligeramente y, si bien no tenía tanto busto como ninguna de sus hermanas; tenía lo suyo, el cabello dorado, la mirada infantil, la sonrisa eterna, las flores que siempre, de alguna manera, tenía en el cabello… siempre repleto de ellas, igual de largo que en su infancia, sedoso y brillante, se mantuvo como la más popular de las tres Kankers en sus años de escuela, y ahora que Marie y Lee se habían graduado, era la única que quedaba en la escuela de Peach Creek.
Una Lee de diecinueve años se apoyó en el marco de la puerta de la habitación de sus hermanas, que ahora sería exclusivamente de May y observó a Marie no muy segura de qué decirle o que sentir. Su cabello rojizo había crecido, y sus rulos se habían extendido eternamente por su espalda, sin embargo Lee cada unos cuantos meses se lo recortaba, cosa de tenerlo a mitad de espalda, del cual una porción la mantenía con una cola de caballo y el resto suelto sobre sus hombros, su flequillo aún cubría sus ojos pero no los diversos piercings que se había hecho en las orejas. De las tres, como la mayor, ya estaba hecha toda una adulta, con algunos años de trabajar por sus hermanas encima, la escuela terminada (al fin), aunque con un año de retraso, y su primer auto (si bien usado), al fin propio.
—Quién diría que serías la primera en irte de esta vieja casa —ninguna de las dos hermanas se había percatado de la presencia de la mayor, por lo que saltaron en su lugar al escuchar la voz de Lee.
—Yo tampoco me lo creo todavía, eh —Marie sonrió, un poco apenada por todo, tener que dejar tanto atrás, tanta vida, sabía que a diferencia suya, Lee no iría a la universidad, y ni siquiera estaban seguras si May podría al salir, pero Marie se había ganado una beca (y para sorpresa de todos, de excelencia académica), para poder ir a estudiar, y sabían que no era una oportunidad que simplemente se pudiese dejar pasar.
Lee se acercó en silencio hacia Marie, con la mirada clavada en el suelo, tomó a su hermana por los hombros y alzó la vista junto a su flequillo, cosa de realmente mirarla a los ojos.
—Me has hecho una hermana muy orgullosa —Marie abrió los ojos sorprendida, y Lee le golpeó la nariz para romper el momento que se había creado—. Anda, lleva la maleta al auto, es hora de irnos.
Marie asintió sobándose la nariz, en silencio enternecida por las palabras de Lee.
—Anda May, sale de ahí —esbozó una pequeña sonrisa y tomó la maleta.
Marie sabía que de ahí en adelante, ya nada sería igual.
Yey~
Al fin subí esto
~Historia relacionada: "Único", un pequeño spin off de lo que va a ser esta historia
¿Review?
Blue—.