Disclaimer: Naruto le pertenece a Masashi Kishimoto. Esta historia me pertenece a mi.

QUEDA TOTALMENTE PROHIBIDO LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL DE ESTE FANFIC EN CUALQUIER OTRA PLATAFORMA.

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SOMOS RAÍZ

I. Prólogo

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"En RAÍZ no tienes sentimientos.

No tienes pasado.

No tienes futuro.

Solo está la misión"

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— Buen trabajo, Chikara y Kana. — dijo el hombre, terminando de leer el pergamino. Levantó la mirada de éste, para dirigirse a sus subordinados. —Pueden retirarse a descansar. Pronto tendré una nueva misión para ustedes.

Los dos jóvenes arrodillados ante su líder asintieron, aún con la cabeza baja. Danzo no estaba sorprendido con los resultados de aquella misión. No por nada eran su dúo de asesinos más eficiente. Hacían un trabajo impecable y rápido, sin dejar rastro de nada. Y, al parecer, su reciente víctima solo se sumaría a su lista de méritos. Maruzawa solo había sido una patética piedra en su camino; pero no podía darse el lujo de confiarse. Mientras más libre el camino, mejor.

Chikara y Kana se esfumaron en una nube de humo, bajo la atenta mirada de su jefe.

— Espero los mismos resultados para su próxima misión. — murmuró al aire, mientras regresaba a las sombras del pasillo.

Hiruzen, el difunto tercer Hokage, nunca había estado de acuerdo con que la división de ANBU Raíz existiera. Decía que estaba mal manipular a talentosos jóvenes ninja, lavándoles el cerebro para que realicen misiones sucias que beneficiarían a su pueblo. Danzo, por otro lado, pensaba que era un sacrificio que valía la pena realizar. Eliminar a personas sospechosas que presentaban un peligro hacia la aldea de la Hoja era la tarea que él se había propuesto. De esta manera se evitaría otro golpe de Estado, como el que formularon los Uchiha.

Él mismo se encargaba de reclutar a cada uno de los peones que se unían a sus filas. Los mantenía investigados desde muy pequeños, evaluando su desempeño en las diferentes habilidades ninja. A veces tenía que jugar un poco sucio para obtener lo que quería… Pero valía la pena. Así se aseguraba de tener lo mejor para lo mejor.

Mientras más pequeños eran, era más fácil para él manipularlos. Primero les bloqueaba la memoria con un jutsu secreto; luego les colocaba un sello de silencio (para que no soltaran más información de la debida); y finalmente les bautizaba con un nombre nuevo para dejar su pasado atrás.

Y sí, como lo decían los rumores, él no criaba niños. Él criaba títeres, máquinas de matar. Los sentimientos eran solo un estorbo para las misiones. No había tiempo para risas o lágrimas, entablar amistades o encontrar al amor de tu vida.

En Raíz, todos tenían algo claro. "Solo está la misión".

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Chikara recordaba perfectamente cómo se llamaba en realidad. Sasuke, era su nombre. Quien se lo había dado y a qué familia había pertenecido, no lo recordaba. No tenía amigos, ni novia ni un lugar al cual llamar hogar. Y no necesitaba nada de eso. Lo único que sabía era matar a sangre fría. Era el propósito de su vida, y el de todos los que estaban con él en Raíz.

Danzo lo había rescatado en un ataque terrorista de su aldea natal. Le debía su existencia a ese hombre; y si tenía que matar gente por el resto de sus días para pagarle aquel favor, lo haría. Habían pasado ocho años desde entonces, pero lo único que recordaba era su nombre. Ni siquiera el rostro de sus padres o hermanos (si es que llegó a tenerlos). Su jefe le había bloqueado la memoria para evitar que recuerde cosas dolorosas, y de alguna manera se lo agradecía.

Al parecer eso pasaba con todos los miembros de aquella división secreta. Danzo los había rescatado y para que puedan realizar bien su trabajo, les bloqueaba la memoria.

Caminó en silencio por el largo pasillo junto a Kana. Ella se había quitado su máscara de gato, dejando a la vista sus brillantes ojos jade. Su cabello rosa, esta vez trenzado sencillamente, caía con gracia sobre su hombro derecho. Nunca le había molestado su compañera, pero desde unas semanas atrás se sentía extraño a su lado. Su estómago se estrujaba al verla y le frustraba no saber por qué.

Al principio pensó que era solo alguna comida que le había caído mal… Pero cuando los síntomas empezaron a coincidir cuando se encontraba con su compañera, no pudo evitar empezar a desconfiar de ella.

— Iré a mi habitación. — anunció ella, rompiendo el silencio entre ellos, al acercarse a una intersección de pasillos.

— Yo, a la sala de entrenamiento. — le respondió.

— Te veo luego, Sasuke…

Ella era la única que lo llamaba por su verdadero nombre. Se lo había hecho saber desde que Danzo los puso a trabajar juntos. Nunca se había sentido cómodo con su nuevo nombre. Si iban a ser un dúo, eso significaba que iban a tratarse más seguido; y por esa razón Sasuke le había confiado su verdadera identidad.

Y Kana había hecho lo mismo con él.

— Luego, Sakura. — fue lo último que le dijo, antes de tomar el pasillo de su izquierda, mientras que su compañera tomaba el contrario.

Sabía que la decisión más sabia era regresar a su cuarto a descansar; por la misma razón que Danzo les dijo que les daría una nueva misión pronto. La reciente había sido un poco más pesada de lo normal, pues tuvieron que viajar hasta la Tierra de las Cataratas y el clima no estuvo a su favor. Aun así, aquella sensación extraña se volvía a apoderar de él una vez más y lo único que mantendría su mente desocupada por unos momentos sería la sala de entrenamiento.

Sus pasos resonaban por los silenciosos y altos pasillos de cemento del cuartel, tenuemente iluminados por los ventanales de la parte superior. Aún no caía el sol, por lo que los faros permanecían apagados. No le tomó mucho llegar a su destino, el cual estaba —para su sorpresa— con las puertas abiertas.

La sala de entrenamiento era un amplio lugar equipado de herramientas que los ayudaban a pulir sus habilidades como miembros de Raíz. Unos cuantos sacos de boxeo, varios targets para practicar su puntería, un área de práctica kenjutsu* y otra de taijutsu. En sus épocas de formación se la vivían en aquel lugar, entrenando hasta que su cuerpo caía. Sasuke recordaba muy bien los gritos de sus instructores, llevándolos al límite una y otra vez, para que sean los mejores.

— Chikara.

Un chico se le acercó para saludarlo con un ligero asentamiento de cabeza. Eran de la misma edad y en el pasado fueron asignados a varias misiones de exploración juntos. Su cabello rubio ahora lo llevaba recogido en una media cola y, por las gotas de sudor que caían por su frente, Sasuke asumió que se encontraba a la mitad de su entrenamiento.

— Ko. — Le devolvió el gesto, para luego dirigirse hacia su esquina de interés; es decir, donde se encontraban las katanas de madera.

Blandir la espada era algo muy natural para él, y era en definitiva su arma preferida. Cogió una de entrenamiento con familiaridad para empezar a hacer ataques hacia un enemigo inexistente. Sus movimientos eran sueltos pero firmes, manteniendo siempre la mirada fija en la pared. Bloqueo, ataque y embiste.

A pesar de sus rápidos movimientos, su respiración aún permanecía tranquila. Era algo que le habían inculcado desde pequeño. Si se quedaba sin aire, perdía ante el enemigo. Perlas de sudor descendían lentamente por su cuello, pero le sobraban las energías para seguir practicando un rato más.

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— Se te está acabando el tiempo, Danzo. — siseó su aliado, recostado cómodamente contra uno de los altos pilares de la habitación.

— Con esta última misión que le asignaré, estará preparado.

— Eso espero. — sus ojos amarillentos lo escudriñaban con advertencia. — Sabes que he sido bastante paciente contigo.

— Nunca ha fallado en ninguna misión que le he asignado. Sus estadísticas están rozando la perfección. — le aseguró, lanzándole un pergamino desde donde se encontraba sentado.

El misterioso hombre lo atrapó en el aire con sus pálidas manos y lo comenzó a leer con interés. Sabía que Danzo lo había preparado especialmente para su trato, y al parecer había valido la pena la espera. Sonrió altanero, emocionado por el regalo que tendría pronto en sus manos. Sin embargo, esa sonrisa se desvaneció al no encontrar una característica en especial en el producto.

— ¿Qué hay del Sharingan?

— Aún no lo activa; o no ha mostrado signos de haberlo activado aún. Pero lo hará. Solo necesita experimentar una emoción… fuerte. — dijo Danzo, pensando bien sus palabras.

— No me gustan las cosas a medias. — confesó el hombre, quien aún escondía su figura bajo una oscura capa. — Recuerda que tú te encuentras en una situación más apretada que yo. — una ligera risa socarrona se escapó de sus fríos labios.

— Lo tendrá para cuando hagamos el intercambio. — le prometió Danzo, sabiendo que no le convenía arruinar aquella alianza.

— Te visitaré pronto para discutir los últimos detalles.

Danzo se mantuvo firme en su estrado, viendo cómo el encapuchado se desvanecía en una llama de fuego. Solo una cosa estaba clara en su mente: tenía que mandarlo a esa misión, ya.

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*kenjutsu: arte de las espadas.

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3 de abril del 2017

Hola a todas! Estoy de vuelta con un nuevo proyecto que quise compartir con ustedes. Aún está en proceso de escritura, aún tengo varias cosas por definir pero no podía esperar a enseñárselos. Es un fic muy diferente a Irrompible (incluso diría que será un poco centrado en Sasuke), pero igual espero que le den mucho amorsh.

No sé con exactitud con qué frecuencia estaré subiendo los capítulos. Por el momento ya tengo escrito el capitulo cuatro a la mitad, pero no quiero subir todo de sopetón porque le quita un poco la emoción xD Cuando empiezo clases en la universidad, es muy raro que me ponga a escribir (porque la universidad me consume) aunque espero hacerme un tiempito para poder hacerlo...

Es por eso que, por ahora, las actualizaciones serían cada mes. Se que es un montón de tiempo de espera, pero prefiero tenerlas colgadas un mes que cuatro meses... Me da tiempo también para terminar el fic con tranquilidad y satisfacción.

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Un abrazo

Hats

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